El presidente sigue desfilando sin ropas por los desvanes del poder. Su
indumentaria fue adquirida por las corporaciones locales y extranjeras para que
su desnudez sea menos evidente.
© Escrito por Jorge Elbaum el sábado 16/03/2024 y publicado por el Diario El Argentino de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.
Repasemos: Javier Milei es el único presidente
en la historia democrática argentina que asume el poder con menos de un 20 por
ciento de legisladores propios, que carece de una estructura partidaria propia
y que no cuenta con gobernadores acólitos. Sus alianzas políticas se sustentan
en el conglomerado partidario que obtuvo el tercer puesto en las últimas
elecciones, que se encuentra hoy fragmentado. Su soporte
simbólico más compacto, sin embargo, se monta
sobre las propaladoras mediáticas y las redes sociales
que han logrado –hasta el momento– conferirle un halo de
fortaleza y seguridad útil para disimular su escasa red de
contención institucional y su endeble equilibrio psíquico.
Los titulares de los
últimos días corroboran esa hipótesis: el radicalismo entra en crisis por el
voto partido en el Senado y el pretendido superhéroe libertario vuelve a
extorsionar a la sociedad con la promesa de la dolarización. En este nuevo
capítulo, a ser sustentada por otro crédito del FMI que ya le advirtió que no
había plafón para esa política. Mientras vuelve a encaramarse en espejismos promisorios
acelera en la curva amenazando con la confrontación contra los
gobernadores. Mientras el palacio tiembla, los sindicatos empiezan a
moverse en forma descoordinada y los usuarios del transporte se miran
aterrados ante las amenazas de aumentos. La licuación de salarios y
jubilaciones comienza a hacer mella entre los propios votantes
libertarios y las derrotas políticas
siguen acumulándose en los pasillos del Congreso.
Las diferentes apuestas legislativas no encuentran apoyos
sólidos y el engranaje simbólico que lo
rodea continúa fingiendo demencia. Insisten
en disfrazar la debilidad en virtud: frente a sus votantes de
2023 se sigue explotando el imaginario de una especie
de superhéroe (Milei), encargado de combatir contra
los molinos de viento del “poder profundo” de la
política, de las castas y de los enemigos de la
prosperidad económica. Muchos de sus acólitos empiezan a dudar acerca
del tiempo disponible para evitar que se note su desnudez.
Pero esa continúa siendo su fortaleza. La fantasmagoría del
uso de un traje blindado que descree de fechas
de vencimiento. Sin embargo, en el prospecto de la historia
política se inscriben, también, los hitos de los límites, las postrimerías
y los desenlaces. La vigencia de su firmeza radica en
la paciencia –por ahora apenas alterada– de los
sectores más postergados, que fueron también parte de su sustento
electoral, luego de sufrir sendas frustraciones con Macri y Fernández. En ese
rechazo de los dos últimos gobiernos aparece una de las explicaciones de
la pasividad política actual de los opositores: en Unión por la Patria se
asume la frustración por el último cuatrienio y/o se
disimula la ingratitud hacia el último presidente, que buscó gobernar
sin quien lo instituyó como primer mandatario.
Los primeros cien días de gobierno de Milei ya han transcurrido.
En el retrovisor se acumulan las pataletas y los despidos de
colaboradores. Cada uno de los exonerados acumulan resentimientos que
fagocitan el entramado interno de las derechas más o menos libertarias. El
desorden, la impericia y la negación de la realidad se acumulan
en los pliegues de la incremental suspicacia del círculo rojo: mientras apuestan en forma denodada
al éxito del brutal ajuste se miran desconcertados ante el
peligro de su potencial desilusión. Prevén que la contracara del
Macri-Mileísmo pueda devenir en un populismo desenfrenado.
Mientras tanto, las diferentes piezas del rompecabezas social continúan su
tarea de alineación y balanceo, sin lograr compactarse. Sucede que la
especulación política apela a una temporalidad masiva: los actores políticos
consideran que hay que mirar en forma estratégica. Y que eso requiere la
paciencia de un armado aluvional. Conjeturan que la lógica de
la política ha sido cuestionada con la elección de Milei y que
su potencial revalorización solo puede provenir de una
efervescencia originada en el entramado social, tanto de los
movimientos como del espacio intersindical, acompañada de una solapada
presencia política. En lenguaje peronista: desensillar hasta que aclare.
Quizá sea este el entramado que le brinda ventajas competitivas a
Juan Grabois, quien transita un puente que va desde la dirigencia social hacia
la referencia política. Juan no puede ser acusado de “casta” por
quienes utilizaron el fracaso de Alberto Fernández para homologar
a la reacción macrista con el movimiento nacional y popular. No
fue parte del laberinto de la formalidad edulcorada de los consensos
ni se postuló a través de las buenas maneras, asociadas a
las prerrogativas de las sutiles imposturas.
Los tiempos mediatos parecen encaminarse hacia propuestas esperanzadoras, pero al mismo tiempo radicalizadas.
Parece haber quedado atrás, por lo menos parcialmente, el
consensualismo del empate suma cero, el
acomodo de la rosca y la parafernalia de la
retórica vacía. Milei desenmascara a la derecha y Grabois se
postula para ser uno de sus antagonistas. Mientras que el
presidente cabalga sobre la crueldad sacrificial de los más
vulnerables, el reservorio de lo social se prepara para dar pelea. En
apenas seis meses la ebullición será evidente. Las referencias
políticas, para ese momento, podrán recuperar algo de su autoridad
desteñida, solo si son capaces de asumir el fin de
la timidez y la moderación.
domingo, 17 de marzo de 2024
El rey está desnudo… @dealgunamaneraok...
domingo, 3 de marzo de 2024
Se abrió una puerta… @dealgunamaneraok...
Se abrió una puerta…
© Escrito por Nelson Castro el sábado 02/03/2024 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.
Fue un discurso que pudo ser entendido por todos y que llegó a la gente. Claramente, la primera parte fue la más fuerte desde el punto de vista de lo que representa. Hay en desarrollo un nuevo escenario social –que el Presidente comprende muy bien– y que tiene que ver con los privilegios de la dirigencia política, sindical y social. En eso, da en el blanco porque describe un sistema que les ha permitido a prácticamente todos –alguna excepción siempre hay– beneficiarse a través del uso de los dineros públicos. El uso de los pasajes de Aerolíneas Argentinas asignados a legisladores, gobernadores y otros funcionarios para sumar millas y lograr tickets gratis para viajar por el país y el mundo ejemplifica muy bien esta situación escandalosa propia de lo que el Presidente llama la casta. Los nombres concretos que dio potenciaron su discurso.
No se quedó solo en el peronismo y sus aliados –Cristina Fernández de Kirchner, Sergio Massa, Pablo Moyano, Juan Grabois, Máximo Kirchner y Roberto Baradel–, sino que se extendió hasta Gerardo Morales por el repudiable caso de persecución judicial abusiva a quienes osaron retuitear un mensaje que lo molestó. El silencio de la UCR en cualquiera de sus variantes es vergonzoso.
Olvidan que CFK era –es– igual. Si revieran varios de los discursos de inauguración de las sesiones del Congreso que pronunció “la condenada”, observarían que ella hacía lo mismo y le agregaba un tono de maestra ciruela con el que pretendía erigirse en dueña de la verdad.
Esto marca una diferencia de lo que vino ocurriendo
hasta ahora en donde nadie sabía a ciencia cierta quiénes eran los negociadores
oficiales del Gobierno. Esto permitirá darle a la negociación otrovolumen
político. Está claro también que esta apertura a la negociación es producto de
una estrategia. Milei tensó la cuerda hasta el máximo con el caso Chubut para
abrir esta instancia que comunicó el viernes. Como ya se ha dicho en esta
columna, el primer mandatario suele pisar el freno centímetros antes de estrellarse
contra la pared.
La situación actual ha cambiado drásticamente. Ya no se trata de un presidente inflexible, sino de un hombre que, con habilidad, abrió una puerta al diálogo y colocó y descolocó a más de un gobernador. Será difícil para los mandatarios provinciales rechazar esa oferta. Una actitud semejante tendría un costo político muy alto.
La jugada del Gobierno tiene sustento para llegar a buen puerto. Hubo alivio en gran parte del arco político de las provincias y también en los empresarios, que veían con preocupación la intransigencia inicial. “Milei abrió la única puerta que le permitirá avanzar con un plan de gobierno sostenible. Y comprometió a toda la clase política para la realización de esa tarea en este país donde la economía depende siempre de los vaivenes políticos, este nuevo escenario podría traer algo de tranquilidad”, reflexionó un hombre de negocios.
La duda
sigue siendo el cuadro que pintará la realidad social. La paciencia de la gente
no depende de su buena voluntad. Se trata directamente de las penurias que la
clase media y media baja y los más necesitados pueden soportar. Alguien en el
Gobierno debería advertirle al Presidente la necesidad de sostener y promover
medidas paliativas que le permitan llegar con algo de aire a la tierra
prometida. De lo contrario, el camino se tornará peligroso y utópico.
Las cosas
no están como para poner al país a caminar por la cornisa.
domingo, 24 de diciembre de 2023
En el medio está la gente... @dealgunamaneraok...
En el medio está la gente...
La sociedad sabe que hay crisis y que nada se logra
sin sacrificio. El Gobierno precisa lucidez.
El megadecreto anunciado por el presidente Javier Milei el miércoles a la noche debe ser analizado en su fondo, en su forma y en sus eventuales resultados. Respecto de la cuestión de fondo hay que señalar que su contenido le ha permitido a la sociedad argentina tener la noción clara y la dimensión exacta de la maraña de disposiciones regulatorias que afectan su vida cotidiana. Desde la muy mala ley de alquileres hasta la ley de góndolas y un largo etcétera que, además, han servido para crear una burocracia que alimentó la letal corrupción que se extiende por todo el país. Ejemplo de ello –entre tantos– es el registro automotor, muchos de cuyos titulares son personas vinculadas al poder de los diferentes turnos. Los gobernadores no están exentos de esta crítica. Esto no significa que el Estado no deba tener a su cargo un rol de regulación en situaciones bien puntuales en las cuales grupos dominantes quieran imponer sus condiciones para eliminar todo tipo de competencia. Eso no es lo que ha ocurrido con el Estado elefantiásico que el megadecreto expone. Ese Estado elefantiásico ha, paradojalmente, consolidado la fortaleza de esas posiciones dominantes y favorecido la corrupción.
En un sistema republicano las cuestiones de forma hacen a su esencia. La
división de poderes es un pilar fundamental sobre el que se asienta la
estructura institucional de la Argentina. El objetivo de tal condición es
claro: evitar que alguien tenga la suma del poder total. En el transcurso de la
historia, esa fue una aspiración que tuvieron varios líderes políticos: Juan
Manuel de Rosas, Julio Argentino Roca, Juan Domingo Perón, Carlos Menem y,
últimamente, Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner. En el caso de
los Kirchner fue esa división de poderes la que evitó que el proyecto chavista
que encarnaban se concretara.
Algunos puntos del
decreto deben pasar por el Congreso inevitablemente
Los decretos de necesidad y urgencia (DNU) nacieron como un instrumento
que, bajo la justificación de una necesidad extrema y excepcional dieron pie a
una aberración que permitió al presidente de turno eludir la participación del
Congreso en la elaboración de instrumentos legislativos. Menem abusó de los
DNU, lo que llevó a que, con un intento de limitarlos, se reglamentara su uso
en la reformada Constitución de 1994.
Imaginemos por un momento que, en vez de Javier Milei, esto lo hubiese hecho la expresidenta. Desde
esta columna se estarían exponiendo las mismas críticas. De hecho, destacados
abogados profesores de Derecho Constitucional de afinidad ideológica declarada
con el actual gobierno no dudaron en calificar a alguno de los puntos del
megadecreto como inconstitucional. Por lo tanto, hay algunos puntos del decreto
que deben pasar por el Congreso inevitablemente. Si así no fuera, se exponen a
que en el futuro un gobierno de signo contrario elimine también de un plumazo
lo que hoy se quiere imponer del mismo modo.
Los resultados de todas medidas serán los que terminarán de darles su
vigencia. Si los prometidos beneficios se hacen realidad, las ideas de Milei
tendrán terreno fértil y cambiarán la cultura política de la sociedad. Si no,
retornará lo mismo que se acaba de ir, pero mucho peor. Es un riesgo demasiado
grande como para cometer errores de forma que condicionan todo el armado.
El Gobierno sabe que el
momento de acelerar con medidas antipáticas es ahora
“Si el Presidente hubiese enviado una parte del decreto como proyecto de
ley al Congreso de la Nación, no tengo dudas de que hubiese tenido mejor
recepción general y que habría tenido el apoyo de la mayoría en ambas Cámaras.
Estoy de acuerdo con el Fondo de las medidas, pero no puedo aceptar el camino
elegido para imponerlas”. La reflexión pertenece a una diputada nacional del
ala dialoguista de Juntos por el Cambio y demuestra claramente que las cosas
podrían haberse hecho mejor. Al fin y al cabo, parte del peronismo no
kirchnerista también habría apoyado las medidas en el Parlamento dejando en
soledad al kirchnerismo duro y los sectores más radicalizados de la izquierda.
Sin embargo, para el Presidente este DNU es algo más que una batería de medidas
políticas. Forma parte de su concepción del poder, y de su batalla contra la
burocracia de “la casta”. Victoria Villarruel, desde el Senado, y el presidente
de la Cámara de Diputados, Martín Menem, ya están tejiendo alianzas para intentar tomar
el control de la comisión bicameral permanente que controla los DNU. En el
Gobierno son optimistas y alegan que “en los 40 años desde el regreso de la
democracia nunca se rechazó un DNU”. El problema es que esto no termina aquí.
Apenas una parte de lo que viene es la ley de reforma tributaria. Son, al
menos, 10 capítulos con decenas de artículos que versan sobre el blanqueo,
retenciones, posibles moratorias, impuestos internos y la polémica vuelta de
ganancias. Quienes conocen el derrotero de leyes, decretos y normas para
desregular la economía y todos los aspectos que hacen a la vida en sociedad que
eran controlados por el Estado aseguran que el camino será áspero por lo menos
hasta fines del mes de mayo. En el Gobierno saben que el momento de acelerar
con medidas controvertidas o antipáticos es ahora. La pregunta sigue siendo la
misma: ¿podrá la gente de a pie soportar algunas de las consecuencias de estas
medidas de apertura? Es cierto que la liberación de precios es consecuencia
directa de los desastres del gobierno anterior. La inflación –que recrudecerá
al menos hasta marzo– es responsabilidad del gobierno de los Fernández y, en
especial, de la irresponsabilidad del exministro candidato Sergio Massa, pero las
consecuencias actuales las sufre la gente, y es una incógnita el tiempo que
podrán sostenerse en pie ante la llegada del sinceramiento de precios percibido
como un ajuste descomunal.
Argentina pelea por volver a ser un país normal. Los 20 años de kirchnerismo
hicieron estragos. Se libra una batalla cultural que tendrá en pie de guerra a
los Belliboni de la vida, los D’Elía y los Grabois. Lo peor que puede pasar es
quedarse a mitad de camino. El Gobierno deberá tener la lucidez suficiente para
administrar dos años de tragos amargos. Nada se logra sin sacrificios, pero en
el medio está la gente.
domingo, 6 de agosto de 2023
Rumbo a las Paso. Gestos que no dicen nada… @dealgunamaneraok...
Rumbo a las Paso. Gestos
que no dicen nada…
En ropa de combate. Patricia Bullrich. Dibujo: Pablo Temes.
Llega a su fin una campaña devaluada, en la que ya nada sorprende. Unos ignoran la realidad, otros privilegian la pelea fratricida.
© Escrito por Nelson Castro el sábado 05/06/2023 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
“En la Argentina no hay hambre”, había dicho sin inmutarse unos días atrás la vocera presidencial quien, además minimizó el impacto de la pobreza en los niños. Más de lo mismo. Es cada vez más difícil hacer encajar la realidad en el relato. No hay peor ciego que el que no quiere ver.
Dentro de No tan Juntos por el Cambio no existe la paz. La ex orgullosamente bonaerense María Eugenia Vidal lo sabe muy bien. Apenas se pronunció públicamente a favor de Horacio Rodríguez Larreta, una catarata de críticas de sus correligionarios le cayó encima. Uno de los más vehementes fue el diputado nacional Cristian Ritondo, quien aseguró que la exgobernadora le había dicho que se mantendría neutral. Ritondo fue ministro de Seguridad en el gobierno de Vidal, pero parece que la ferocidad de la interna está por sobre los vínculos y las lealtades. Es tiempo de pronunciamientos. Al menos eso creen en la coalición opositora. Jorge Macri le venía pidiendo un gesto inequívoco a HRL, y ahora Patricia Bullrich hace lo propio con Mauricio Macri. ¿Es acaso más importante forzar una declaración de un “compañero de equipo” que salir a buscar con propuestas y sentido común el apoyo de los votantes?
Ya nada sorprende en una campaña devaluada y llena de gestos que no dicen nada.
domingo, 16 de julio de 2023
Chicanas y Agresiones. Un espectáculo decadente... @dealgunamaneraok...
Un espectáculo decadente…
En el círculo áulico que rodea al ministro de Economía había caras de alegría y un sentimiento de euforia el jueves tras la difusión del índice de inflación de junio. El 6% clavado sorprendió a propios y extraños. Por lo bajo, no fueron pocos los que en el Gobierno le bajaron el tono inmediatamente a la algazara.
“En los bolsillos de la gente esto no hace ninguna diferencia”, se sinceraba un funcionario con contacto diario con la calle. Le asistía la razón. El índice de Precios al Consumidor toma como precios de referencia aquellos que el Gobierno congeló. El problema es que la disponibilidad de los productos que entran en ese acuerdo es siempre limitada. A muchísima gente se le hace literalmente imposible acceder a esa mercadería. Debe conformarse a comprar lo que encuentra a un valor que supera el de los precios acordados. Pero no sólo el bolsillo de la gente no guarda relación con la euforia gubernamental. Tampoco el dólar parece haber tomado nota de lo que el oficialismo presenta como una baja de la inflación. Los 27 pesos que aumentó el dólar blue en esta última semana, expresa no sólo las idas y vueltas para cerrar un acuerdo con el Fondo Monetario, sino también la vulnerabilidad de la economía argentina. Por más que el relato intenta mostrar lo contrario, todo está atado con alambres.
De nada de esto habla Sergio Massa en sus apariciones públicas. Es evidente que, aunque lo niegue, ya tiene puesto el traje de candidato y eso se deja ver en todo lo que hace. Piensa que con un sobreactuado despliegue de actos e inauguraciones todo se tapa. Esto es propio de los que se sienten en una posición de debilidad. Es la que hoy en día exhibe el ministro. Una de las consecuencias de tal debilidad es el sesgo que ha adquirido su campaña, basada principalmente en el ataque a sus adversarios. En el Gobierno han vuelto a echar mano al recurso del miedo para cooptar votos bajo pretexto de que si ellos no son gobierno, sobrevendrá la debacle.
¿Se puede estar aún peor? Todo lo que hay son
afirmaciones negativas y acusaciones contra sus adversarios. Una campaña
electoral pivota sobre esas premisas cuando no hay nada positivo que mostrarle
a la sociedad. Es lo que le está pasando al oficialismo: no hay logros
económicos; la inseguridad reina por doquier, la salud pública está colapsada,
la educación pública con un deterioro imparable y el narcotráfico enseñoreado
en extensas zonas del país. El nivel de desorden y decadencia que azota al país
es fácilmente palpable en cada uno de los ámbitos de la vida diaria. La gente
ya no puede más.
Massa está convencido de que, si en la interna de No tan Juntos por el Cambio se
impusiera Patricia Bullrich, sus
chances de ganar la elección en octubre aumentarán. Hacia ella apunta. Es la
rival perfecta para polarizar en un eventual ballottage. La ideología siempre
manda. En su entorno se esfuerzan por recordar las condiciones en las que
asumió: “Sergio se hizo cargo de la Argentina cuando nadie más quería tomar el
mando. Logró darle estabilidad a un gobierno que estaba terminado. Como dijo la
vicepresidenta no arrugó y va para adelante, eso nadie lo puede negar”. La
kirchnerización del tigrense tampoco es algo que se pueda negar. El ministro y
candidato necesita impregnarse de kirchnerismo duro para evitar que esos votos
terminen en manos de su competidor en la interna, Juan Grabois. Años atrás juró
que no volvería a calzarse el traje K y que iba a “barrer con los ñoquis de La Cámpora”;
ahora necesita convencer a todo su espacio que, nuevamente, es uno de ellos. La
vice en funciones sabe que, por el momento, es la mejor carta que tiene en el
mazo y no duda en elogiarlo públicamente aunque para ello deba taparse la
nariz.
La inauguración del Gasoducto Presidente Néstor Kirchner es
un episodio de esta campaña pobre en ideas que merece un capítulo aparte. La
obra debió haber estado terminada mucho tiempo atrás. Pasaron al menos dos años
de gastos innecesarios en materia energética que se traducen en más de 5 mil
millones de dólares despilfarrados por la inoperancia. Hay además, una
investigación muy bien documentada del colega de CNN Ignacio Grimaldi quien
sacó a la luz reuniones secretas entre el Gobierno y empresarios de Techint
meses antes de la licitación para la construcción del tramo final del gasoducto
que terminó en manos de esa empresa. Las licitaciones en obra pública siempre
fueron el talón de Aquiles del kirchnerismo y la puerta de entrada a los
negocios propios y la corrupción. La Justicia deberá investigar estos últimos
episodios.
En el acto inaugural se los vio “unidos y organizados”. Allí compartieron
escena CFK, Alberto Fernández y
el propio Sergio Massa para una simulación de puesta en marcha que fue
sencillamente vergonzosa. Al día siguiente, comenzaron a circular los videos
tomados por los verdaderos operarios y trabajadores del lugar que mostraban
cómo se desmontaron los caños que luego fueron llevados en camiones con destino
incierto. Todo fue una farsa para alimentar la campaña. Las explicaciones
posteriores del Gobierno pasaron a formar parte del relato al que nos tienen
acostumbrados.
La oposición tampoco fue capaz de dar una imagen
superadora. Allí nadie tiene siquiera la intención de bajarle el tono a las
disputas internas. Mucho menos la conciencia del daño que le están haciendo al
proceso democrático lavando constantemente los trapitos al sol sin discutir
ideas o proyectos de país que puedan poner a disposición de los votantes.
La ausencia de debate propiamente dicho, le quita a la campaña su razón de ser. El ciudadano deberá acudir a las urnas con muy poca información de calidad acerca de lo que realmente harán los candidatos que se disputan el poder. Sin más, lo que domina la escena es la agenda política –de los políticos– basada en la chicana, los personalismos y las agresiones que poco aportan a la esencia del proceso electoral.
La brecha que separa las preocupaciones de los ciudadanos de a pie con el espectáculo decadente que venden quienes aspiran a ocupar un cargo es abismal. Sin lugar a dudas estamos ante la campaña más pobre, desordenada y carente de contenido de los últimos 30 años. La dirigencia política toda, está en deuda con los argentinos –una vez más–.
domingo, 2 de julio de 2023
Camino largo y tedioso... @dealgunamaneraok...
Camino largo y tedioso
La campaña es un monólogo de la política rosquera,
que no tiene en cuenta los problemas de la gente.
© Escrito por Nelson Castro el sábado 01/07/2023 y
publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República
de los Argentinos.
Por si alguien lo dudaba, Cristina Fernández de Kirchner se encargó de aclararlo.
Lo dijo con todas las letras: su candidato no era Sergio Tomás Massa sino
Eduardo “Wado” de Pedro. No se dibujó en su rostro ninguna alegría a lo largo
de su extenso discurso en el Aeroparque Jorge Newbery el lunes pasado. Lo que
sucedió allí fue una muestra –otra más– de la hipocresía y carencia de límites
del kirchnerismo. Se utilizó con fines electoralistas un acto
vinculado a la memoria de las víctimas de los vuelos de la muerte ocurridos
durante la brutal última dictadura. La risa de Estela de Carlotto y del resto
de los allí presentes frente al avión que se utilizó para tirar a personas
vivas al Río de la Plata en el medio de la noche fue una aberración.
Quedó claro que la vicepresidenta debió ceder ante
la presión de los gobernadores peronistas que desesperaban ante la evidencia de
que la fórmula De Pedro-Manzur llevaba a Unidos por la Patria a una derrota catastrófica. Ninguno
de ellos estaba dispuesto a cambiar territorio por obediencia militante. CFK
tampoco se privó de hacer público esto, que la molestó mucho. A lo largo de sus
años en la cima del poder nunca había experimentado una situación similar. Ella
ya no decide en soledad.
Ningún
gobernador estuvo dispuesto a cambiar territorio por obediencia
militante a Cristina
La tiranía del dedito levantado y las largas
peroratas de maestra ciruela se están apagando. Fue una muestra cruel de su
real pérdida de poder, hecho del que culpa absolutamente a Alberto Fernández.
En su retroceso, sin embargo, la expresidenta está
dispuesta a dar batalla e intentar llevarse puesto a quien se interponga en su
camino. Massa ya la traicionó una vez. Aníbal Fernández se esmeró
en hacer público que podría haber una segunda vez si el exintendente de Tigre
llegara a la presidencia de la Nación. CFK piensa lo mismo.
Vive en un estado de alerta permanente. Por eso
estuvo activa en el armado de las listas y se preocupó de que Juan Grabois no bajara su precandidatura a la presidencia.
El objetivo es claro: canalizar a través de él la
disconformidad del kirchnerismo duro, al que la figura de Massa se le hace
totalmente indigerible. No es esa la única jugada destinada a esmerilarlo que
realizó la vice durante la semana.
La caída de Javier Milei
ha provocado una radicalización de las ideas y posturas de Patricia
Bullrich
Ahí hizo su entrada en escena el diputado Leopoldo
Moreau, quien, con aire vindicativo, afirmó que el condenado
exvicepresidente Amado Boudou estaba participando de las negociaciones del
equipo económico con el Fondo Monetario Internacional. Hubo furia en los
despachos del Ministerio de Economía, en donde se desesperaban enviando
mensajes a los medios y periodistas amigos con la desmentida de esta
información. “Nos quisieron colgar un salvavidas de plomo”, aseguraron fuentes
cercanas al ministro. Pero todavía hay más. Los massistas creen que la
vicepresidenta en funciones se regocija con la posibilidad de que les vaya mal
en una probable gestión. “Ni ella ni los suyos forman parte de la fórmula. Está
claro que fantasea con un escarmiento en la gestión. Agarrar esta papa caliente
no es para cualquiera y el fuego amigo es más peligroso que toda la oposición”,
remataron.
Por estas horas esa afirmación se corresponde
bastante con la realidad. Han pasado las principales fechas del calendario
electoral y ni siquiera la presentación de alianzas, el cierre de listas o los
actos de presentación de propuestas sirven para aplacar tanto desorden interno.
Los enfrentamientos y las peleas siguen a la orden del día en No tan Juntos por
el Cambio.
Ni siquiera el anuncio de la fórmula Massa-Rossi,
mucho más competitiva que la que había decretado CFK para ir a morir con los
suyos, los saca de la riña constante. Patricia Bullrich volvió a cruzar a
Horacio Rodríguez Larreta por sus intentos de ampliar la coalición acercándose
al peronismo y le recordó que, aunque intente pactar con ellos, “te van a
voltear igual”. Para el alcalde porteño ampliar Juntos por el Cambio aun incluyendo sectores del
peronismo no kirchnerista es un camino no negociable. “¿Cuál es la idea de
Bullrich, sostener y alimentar la grieta para llevarnos a un país dividido e
invivible?”, se preguntaron en el espacio larretista. Y acusaron a la
exministra de Seguridad de sobreactuar sus posturas halconizadas: “Patricia
encontró un nicho que le rinde y está impostando un personaje. Llevándolo al
extremo. Vamos a ver en las urnas qué tanto cala en el votante ese discurso”,
desafiaron.
La caída de Javier Milei en las encuestas también
ha traído como consecuencia una radicalización –aún más– de sus ideas y posturas.
Así las cosas, el camino hacia las elecciones se
está haciendo largo y tedioso. Se ha convertido en un monólogo de la política
rosquera, que no tiene en cuenta los problemas reales de la gente. Los
candidatos son los protagonistas de una serie por entregas con capítulos
trillados y carentes de propuestas. Qué difícil es construir un porvenir para
una Argentina cuya dirigencia todavía no ha dado muestras de madurez.