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domingo, 29 de septiembre de 2024

Cifras Dramáticas. Internas, celos y venganzas… @dealgunamanera

 Cifras Dramáticas. Internas, celos y venganzas…

En caída libre, Javier Milei. Dibujo: Pablo Temes. 

La cintura política del jefe de Gabinete tiene un límite. El Presidente debe poner fin a las disputas en el Gobierno. La pobreza no espera.   

© Escrito por Nelson Castro el domingo 29/10/2024 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


La cifra es tan contundente como dramática: 52,9%. Ese es el porcentaje de pobres que hoy exhibe la Argentina. Llevado a números el guarismo estremece: 25 millones de personas. Es decir que, más de la mitad de la población vive en condiciones de pobreza. Es el número más alto de los últimos veinte años, siendo que desde 2002 la cifra ha sido siempre elevada. Es increíble que un país con las posibilidades de la Argentina esté atravesado por una realidad de la que no puede salir.

Es una realidad de tal dimensión que adquiere la categoría de verdadera tragedia, porque este nivel de pobreza acaba con las ilusiones y aspiraciones de millones de personas, cuyas vidas quedan limitadas a una mera subsistencia.

Repitiendo lo que han hecho los que lo han precedido, el Gobierno salió presuroso a echar la culpa de este presente a la gestión anterior. No es que no le asista la razón: el brutal ajuste que Javier Milei viene implementando desde el 10 de diciembre pasado es consecuencia de la herencia recibida.

Este nivel dramático de pobreza limita las vidas de millones de personas a un nivel de mera subsistencia.

Es verdad que, de no haberse puesto en práctica, hubiese sobrevenido una ola hiperinflacionaria devastadora que hubiera arrojado números peores. Felizmente, eso no ocurrió. Pero como no sucedió, la población no lo experimentó. En cambio, lo que sí está sufriendo son las consecuencias de este ajuste. Y lo que cuenta en la vivencia de cada uno es lo que le acontece y no lo que le podría haber pasado. Javier Milei, primero, y todos sus funcionarios  después, deberían tener esto muy presente.

Lo que sí está claro es que para la próxima medición no habrá excusa: ese guarismo reflejará el éxito o el fracaso del programa económico llevado adelante por el Gobierno.

En su breve paso por Nueva York, tanto el Presidente como el ministro de Economía, se llevaron una idea clara de las dudas que se generan entre quienes apoyan decididamente sus objetivos. En las distintas reuniones que tuvo con personas del mundo de las finanzas, Luis “Toto” Caputo escuchó palabras de apoyo, de aliento y también de incertidumbre. Ahí le plantearon con crudeza los interrogantes que generan el atraso cambiario, las dificultades para levantar el cepo y la sustentabilidad política y social del programa económico que llevan adelante. La conflictividad social y política representan problemas a los que los eventuales inversores les prestan mucha atención.

Cuando, invitada por Mauricio Macri, Angela Merkel visitó el país en 2016, vino acompañada por un grupo de empresarios alemanes que, teniendo algún interés en explorar la posibilidad de encarar emprendimientos en diversas áreas, quisieron ver in situ cuál era el nivel de perdurabilidad de las medidas promercado instrumentadas por aquel gobierno de Cambiemos. A esos empresarios les bastaron dos días para darse cuenta de la incapacidad de la clase dirigencial para sentar las bases de políticas estables y previsibles. Conclusión: ninguno de ellos invirtió un peso en la Argentina. “Con Macri coincidimos, pero no sabemos si será reelecto ni qué es lo viene después de él”, comentó en esos días uno de aquellos hombres con contundencia y pena.

Lo mismo sucede ahora. De esto se habla mucho en los ámbitos empresariales. Milei ha construido un personaje que produce fascinación. La tapa de The Wall Street Journal con su foto tomando el martillo para tocar la campana de apertura de la rueda del lunes en la Bolsa de Nueva York, lo demuestra. Pero con eso no alcanza para gobernar un país con las dificultades que presenta la Argentina. Los vaivenes de la casta política y sindical se encargan –con esmero– de mantener al país siempre a un paso del abismo. Sostener un rumbo determinado con acuerdos extrapartidarios es una misión imposible. Sin embargo, esas dificultades se potencian cuando el internismo y los enfrentamientos se producen dentro del propio gobierno. Vale la pena pues detenerse en la renuncia del ahora exministro de Salud Mario Russo.

Milei ha construido un personaje que fascina. Pero eso no alcanza para gobernar un país como la Argentina.

El jueves por la noche el ministro presentó la renuncia. Una parte del Gobierno salió a decir que había sido por “motivos estrictamente personales” mientras que, otra facción, intentó instalar la versión de un supuesto hecho de corrupción que la propia Sandra Pettovello le habría confesado al papa Francisco en su visita a Roma. Al poco tiempo se dijo que, en realidad, esa versión la había soltado un empresario. El rumor, sin embargo, se extendió como un reguero de pólvora. Entrada la tarde del viernes ese relato se empezó a deshilachar. Lo primero que habría que preguntarse es: ¿qué habría ganado la ministra de Capital Humano llevando una historia semejante a la Santa Sede? Nada. Además, al menos tres fuentes gubernamentales confirmaron la buena sintonía entre Russo y Pettovello. En el entorno del exministro aseguran que la cartera de Salud ya venía loteada por hombres de Mario Lugones, el nuevo ministro cercano a Santiago Caputo, que había sido contratado al inicio de la gestión como asesor. El margen de acción real del ministro saliente era cada vez más acotado y su permanencia se hacía insostenible. El joven estrella del gobierno libertario ya le tenía el boleto picado y preparaba su desembarco en la cartera. Un detalle no menor: en el off the récord aseguran que, en realidad, Caputo intentó una doble carambola –voltear al ministro y desgastar a Pettovello–. La ministra de Capital Humano es la única –por fuera de Karina Milei y Santiago Caputo– que tiene una relación de amistad y predilección con el Presidente. Eso resulta intolerable para los guardianes del poder. Una frase surgida del entorno de Russo describe la situación a la perfección: “Cuando el organigrama oficial es tan diferente del informal resulta imposible mantenerse en pie”. Más claro, agua. De un lado resisten Guillermo Francos y Sandra Pettovello y del otro, la hermana presidencial y el joven Maravilla. La cintura política del ministro del Interior para mantenerse a salvo es extraordinaria.

Javier Milei debería ordenar esta situación antes que las internas, los celos y las venganzas, terminen por llevarse puesto mucho más que un ministro.




    

domingo, 16 de junio de 2024

Swap, Ley Bases y Baja de Inflación. Del infierno al paraíso…

 Swap, Ley Bases y Baja de Inflación. Del infierno al paraíso…


Gente de bien, Victoria Villarruel. Dibujo: Pablo Temes

Con el affaire Pettovello, el último fin de semana marcó el peor momento de Milei. Pero, como un cuento de hadas, todo cambió.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 15/06/2024 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

En términos políticos la semana que pasó dejó un resultado claro: hubo un ganador: Javier Milei; y hubo una derrotada: Cristina Fernández de Kirchner.

Para el oficialismo todo fue como pasar del infierno al paraíso. El último fin de semana marcó el peor momento para Javier Milei desde que asumió, hace apenas seis meses y seis días. La crisis desatada por el tema de la falta de distribución de los alimentos destinados a los comedores comunitarios en los que come la creciente cantidad de pobres que pueblan la Argentina generó un verdadero tembladeral dentro del Gobierno. Las renuncias que se sucedieron a la manera de las fichas de un dominó en la cartera que encabeza Sandra Pettovello dieron una idea exacta de la magnitud de la crisis en ese ministerio multiforme.

Es verdad que hay quienes quieren sacársela de encima tal como ella lo expresó en la conversación que mantuvo con un grupo de youtubers afines que se difundió el viernes pasado. Lo que debería advertir la superministra es que el origen de sus problemas está en sus errores de gestión, de los  que se aprovechan sus adversarios dentro del Poder Ejecutivo, con quienes su relación es decididamente mala. ¿Celos? Puede ser. Pero a estas alturas ya todos deberían conocer el sistema de premios y castigos que impera en La Libertad Avanza. De eso y mucho más se habló en la extensa reunión que mantuvo el Presidente en la quinta de Olivos el martes, día en que la ausencia de la ministra en la reunión de gabinete disparó mil y un rumores.

Pero como si fuera un cuento de hadas, todo este panorama de incertidumbre cambió entre el miércoles y el jueves. El martes el gobierno de China le renovó a la Argentina el swap con el que necesitan nutrirse aún las magras reservas que alimentan las todavía maltrechas reservas del Banco Central. El miércoles, se convirtió en ley el proyecto “Bases y Punto de Partida para la Libertad de los Argentinos”. Y el jueves se conoció el índice de inflación que sorprendió aun a los más optimistas dentro del oficialismo. En efecto, el 4,2% fue una sorpresa para todos.

Milei necesitaba sí o sí que el proyecto de ley fuera aprobado. La respuesta de los mercados se lo hizo saber con puntos y comas: las acciones de las empresas argentinas que volaron en Wall Street, la caída del dólar blue y la caída del riesgo país.

Milei no solo necesitaba la ley, sino también esta victoria política en el Congreso.

La tortuosa trastienda de las febriles negociaciones, que se prolongaron a lo largo de las horas previas al debate y durante su transcurso, exigió y puso a prueba las dotes negociadoras del flamante jefe de Gabinete, Guillermo Francos.

El Presidente le debe mucho. Hubo sutilezas que ocurrieron durante la larga sesión que fueron producto de su muñeca política. Estas son enseñanzas que el complejo proceso de esta ley le deja al Presidente. La primera fue el grosero error de pensar que un megaproyecto como lo era el proyecto primigenio podía ser aprobado sin cambios. Para esto hubiera necesitado tener un nivel de mayorías en ambas cámaras del que hoy carece. La segunda enseñanza es el valor y la vigencia de la negociación política, que no es una práctica espuria, siempre y cuando se haga con transparencia. Milei tendrá que acostumbrarse a esto. No se puede condenar a todos por igual.

Hubo dos gobernadores que quedaron claramente desairados y descolocados: uno fue el de Catamarca, Raúl Jalil, y el otro, el de Tucumán, Osvaldo Jaldo. Ninguno de los dos pudo convencer a sus senadores de apartarse del voto opositor que sostuvo y trató de imponer el bloque de Unión por la Patria.

Cristina Fernández de Kirchner fue la gran derrotada del miércoles. La expresidenta vio en la confrontación contra el proyecto de Milei una gran oportunidad para reganar su alicaído poder dentro de esa estructura pleomorfa que es hoy en día el Partido Justicialista. Su esfuerzo ingente no alcanzó. Tampoco le alcanzaron la onerosa movilización del aparato de los intendentes peronistas del Conurbano ni la que encabezaron Pablo Moyano y compañía, ni los intentos de suspender la sesión pergeñados por los senadores de UxP, ni el descontrol de los vándalos, que buscaban impedir con su descontrol premeditado que el Senado sesionara. No llamó la atención que el kirchnerismo haya convalidado este accionar. Ya había ocurrido algo similar durante aquella sesión legislativa del 14 de  diciembre de 2017, cuando la violencia se enseñoreó en la Plaza del Congreso cuando se trató el proyecto de ley de reforma del cálculo de los aumentos jubilatorios en los que se arrojaron 14 toneladas de piedras a las fuerzas policiales.

Una derrota de Milei hubiera significado un fuerte golpe a la gobernabilidad.

Javier Milei necesitaba desesperadamente no solo la aprobación de la ley, sino también esta victoria política en el Congreso. Una derrota hubiera significado un golpe muy fuerte contra la gobernabilidad porque lo habría dejado sin el sustento legal de las reformas que forman parte de sus proyectos. Los proyectos de obras en minería, energía e infraestructura que están en ciernes dependían absolutamente de lo que pasó en el Senado. Serán en esos sectores en los que vengan las primeras inversiones de gran porte. Son obras de las que además el país tiene una enorme necesidad.

Ya obtenida la ley, comienza ahora para Milei un desafío clave: la gestión. Para ello será necesario que conforme un gabinete más homogéneo y de mejor funcionamiento. El viernes a la tarde renunció el secretario de Política Económica, Joaquín Cottani, que era el número dos de Luis Caputo. A Cottani le habían caído mal las descalificaciones que a su mentor, Domingo Cavallo, le dedicó el Presidente en un ataque de disgusto y furia. También hubo renuncias en el Banco Central. La partida del director Agustín Pesce descolocó a más de uno.

El Gobierno –mejor dicho sus funcionarios– necesita que se termine el sube y baja permanente que atraviesa todos los rincones de la gestión. El Presidente debe respaldar a sus funcionarios –no solo a sus amigos– para que de una vez por todas puedan conformar un equipo estable dedicado a la ardua tarea de gobernar.



   

domingo, 9 de junio de 2024

En un punto de inflexión… @dealgunamaneraok...

 En un punto de inflexión…

Los voy a bendecir a todos… Javier Milei. Dibujo: Pablo Temes

Radicales, kirchneristas y peronistas varios se unieron en Diputados. Los mercados están inquietos. En el fondo, hay un tema de confianza.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 08/06/2024 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

En la Argentina suceden cosas que superan cualquier ficción. Una de ellas fue la votación de la mayoría de la oposición en la Cámara de Diputados por la que se busca establecer una nueva fórmula de actualización de los haberes de jubilados y pensionados. Kirchneristas, radicales y peronistas de variada denominación se unieron con un solo objetivo: asestarle al Gobierno un golpe para complicar su plan de déficit cero.

El objetivo de mejorar la calamitosa situación de los jubilados ha sido una mera excusa. Vale la pena hacer un poco de memoria. Gran parte de quienes alzaron la mano para aprobar este proyecto pertenecen a partidos que, cuando estuvieron en el poder, hicieron exactamente lo contrario. Es menester recordar que, el 14 de octubre de 2010, la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner vetó una ley, que había sido aprobada por la oposición, que contemplaba el pago del 82% a jubilados. La decisión fue tomada, según se explicó en aquel momento, porque la norma hubiera desfinanciado al Estado. Es decir: los argumentos utilizados por CFK para vetar esa ley son exactamente los mismos que hoy está esgrimiendo Javier Milei cuando advierte que va a vetar los aumentos que cuentan con la media sanción de Diputados en la semana que pasó. Hay –sin embargo– una diferencia en relación con lo que ocurrió hace casi 14 años: la oposición carecía del poder suficiente para revocar el veto presidencial, mientras que hoy en día sí lo tiene. Recordemos que la Constitución nacional establece que para revertir el veto presidencial hacen falta los votos de los dos tercios de los integrantes de ambas cámaras, número que hoy por hoy la oposición está en condiciones de alcanzar. Esta situación representa una alerta para el Gobierno porque podría ser el camino por el que desde el Congreso se podría obstaculizar la mayoría de las iniciativas del oficialismo. Sin duda, la política le ha marcado la cancha al Presidente.

Milei ha salido a defender a su amiga, la ministra Pettovello, a capa y espada.

Javier Milei debería reflexionar seriamente acerca de las dificultades crecientes que enfrenta su gobierno, sobre todo en materia de gestión. El Ministerio de Capital Humano, que estuvo en boca de todos por no haber repartido toneladas de alimentos almacenados en sus galpones, es una muestra de ello. Ese error garrafal viene dado –entre otras cosas– por lo inviable que resulta una estructura que aglutina tres ministerios en uno. “Educación, Trabajo y Desarrollo Social es demasiado para una sola persona. La ministra Pettovello hace lo que puede pero por momentos semejante estructura se autogobierna”, admite una fuente que conoce la maraña burocrática que genera fricciones inocultables.

A esto hay que sumarle la continuidad de militantes kirchneristas dentro de esas carteras, que no tienen ningún interés en que al Gobierno le vaya bien y la ola de renuncias de funcionarios afines. Alrededor de la ministra se va escribiendo una novela de trama intrincada y final incierto. Milei ha salido a defender a su amiga a capa y espada. Hay un axioma de la política que dice que cuantas más veces debe salir un presidente a respaldar a un ministro, es porque la fortaleza de este último ha comenzado a declinar. Petovello tiene enemigos no solo fuera del Gobierno sino también adentro. “Los predilectos tarde o temprano se desmoronan. Es natural que alguien que goza de la simpatía del Presidente genere celos y fricciones que se transforman en una olla a presión que explota ante los primeros errores no forzados”, reconocen dentro de La Libertad Avanza.

Los mercados han comenzado a mostrar su inquietud: caída de los bonos argentinos, aumento del riesgo país, aumento del dólar blue. La administración libertaria está empantanada en al menos tres puntos: el primero es el tortuoso trámite del proyecto de ley Bases y Puntos de Partida para la Liberación de los Argentinos; el segundo, el levantamiento del cepo, y el tercero, los problemas de gestión y las internas que complican la marcha del Gobierno. Hay, en el fondo, un tema de confianza. Cuando los mercados empiezan a presionar, su accionar se convierte siempre en una señal de alerta. Sin embargo, desde el Gobierno han cerrado filas para repetir una frase casi como un mantra: “Lo peor ya pasó”.

Petovello tiene enemigos no solo fuera del Gobierno, sino también adentro

Lo dijo el ministro Luis Caputo cuando trató de transmitir calma sobre el futuro económico de la Argentina durante su discurso en la apertura del 10° Latam Economic Forum, que se llevó a cabo a mitad de semana en Parque Norte. En ese shock de optimismo agregó que “Argentina está en franca recuperación” e inmediatamente condicionó la velocidad de ese proceso de mejoría a la aprobación de ley Bases y a la capacidad del Gobierno para seguir contando con el apoyo de la gente. Una vez más, todas las miradas están puestas en el Senado. Guillermo Francos optó por la misma frase ante dirigentes de la Unión Industrial Argentina (UIA) que se quejaban por la caída de la actividad. Es probable que la primera etapa de recuperación planeada por el Gobierno esté llevándose a cabo tal cual lo planeado, pero también es cierto que para frenar la inflación y alcanzar cierto grado de estabilidad se “apagó” el aparato productivo.

Algunos sectores han empezado a mandar trabajadores a su casa por tiempo indeterminado, en lo que podría leerse como la antesala de los despidos.

El Gobierno se encuentra en un punto de inflexión que no admite medias tintas: o impulsa la puesta en marcha de la actividad económica o se acerca peligrosamente al abismo de la inestabilidad.



    

miércoles, 5 de junio de 2024

Crecimiento y panza vacía… @dealgunamanera...

 Crecimiento y panza vacía…

El plato fuerte de la semana, Sandra Pettovello. Dibujo: Pablo Temes

El crecimiento de Francos, la falta de gestión y de equipo de Pettovello y la gira de Milei marcan las contradicciones del gobierno nacional.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 01/06/2024 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

La eyección de Nicolás Posse de su poltrona al frente de la Jefatura de Gabinete fue una buena decisión de Javier Milei; el nombramiento en su reemplazo de Guillermo Francos, también. Le llevó seis meses al Presidente convencerse de los problemas que le generaba Posse, “el Mudo”, según el apodo con el que era conocido en los pasillos del poder. Nadie sabe bien qué vio Milei en quien fue su jefe durante el tiempo en que trabajaba en Aeropuertos Argentina 2000 para haberlo nombrado en un cargo de semejante relevancia. Desde el primer minuto hubo abundante evidencia de que el ahora despedido funcionario se encargaba de trabar las gestiones de los otros ministros. Uno de los que más las sufrieron –si no el que más– fue precisamente Francos, que vio cómo en más de una ocasión los acuerdos que tejía con la oposición eran borrados de un plumazo por “el Mudo”, sobre quien, además, se sumaron sospechas –que en algunos casos se transformaron en acusaciones– de ser el instigador de operaciones de inteligencia sobre otros miembros del gobierno libertario. Una de las consecuencias adversas más importantes de este embrollo con Posse fueron las dificultades que se multiplicaron en todo el tortuoso proceso del tratamiento del proyecto de ley Bases y Puntos de Partida para Libertada de los Argentinos, incluido el paquete fiscal.

Los primeros pasos de Francos han sido la contracara de todo eso. Por lo pronto, al nuevo jefe de Gabinete se le conoce la voz. Habla, explica y responde preguntas. No hay duda de que tiene otro aplomo, políticamente hablando. También ha quedado claro que tiene margen para actuar. “El Presidente no entiende de política”, fue una de las frases más significativas de Francos a lo largo de la semana que pasó. Habrá que ver si logra imprimirle al Gobierno el nivel de gestión que le ha faltado desde el comienzo del mandato.

La gestión. 

He aquí un tema sobre el que Milei debería reflexionar seriamente. Lo que ocurrió con la falta de gas en estas dos últimas semanas es una muestra clara de esa deficiencia y de sus consecuencias. La situación, que representó un incordio y un daño para muchas empresas y trabajadores que utilizan sus vehículos como medio de vida, pudo haber sido mucho peor. En efecto, la escasez de gas llegó a tal nivel que estuvo a punto de gatillar el cese automático del suministro, lo que hubiera dejado sin abastecimiento las viviendas en gran parte del país. Alguien se dio cuenta de esto a último momento y puso en marcha la maquinaria para que se hiciera efectivo el pago de la carga de gas proveniente de Brasil que estaba esperando en el buque anclado en el puerto.

El otro ejemplo elocuente es el escándalo de la falta de distribución de alimentos que dejó descolocada a la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello. Pettovello tiene dos problemas de base: el primero es la dimensión de su ministerio; el otro, la falta de equipos. La decisión de la ministra de echar y denunciar al secretario de Niñez, Adolescencia y Familia, Pablo De la Torre, está generando un terremoto político dentro del oficialismo con incriminaciones cruzadas. Pettovello acusa a De la Torre de irregularidades por contrataciones y desmanejo de la distribución de alimentos, mientras que, por su parte, desde el entorno del exsecretario señalan a la ministra diciendo que ella estaba al tanto de todo y que nada se hacía sin su conocimiento y consentimiento. Es humanamente imposible conocer los pormenores de cada rincón de la gestión en una estructura sobredimensionada.  

La falta de distribución de alimentos es –por sobre todas las cosas– la exhibición de una mayúscula insensibilidad. Debería haber una profunda autocrítica dentro del Gobierno por este hecho que, por otra parte, le ha venido como anillo al dedo a Juan Grabois que, en el medio de denuncias por hechos de corrupción en el manejo de la ayuda social que lo comprometen, demostró tener muy buena información acerca de la existencia de alimentos que no se repartían. El Gobierno termina pagando un costo social y otro político.  

La gestión y la falta de muñeca política.  

En el Senado de la Nación, la oposición estuvo a punto de arrebatarle al Gobierno la posibilidad de alzarse con un dictamen para llevar la ley de Bases y el paquete fiscal al recinto. El hombre salvador volvió a ser Guillermo Francos. No es casualidad. Pero el precio que tuvo que pagar el oficialismo fue altísimo. Entre otras cosas prometer que los cambios en el proyecto de ley votados por la Cámara alta no podrían ser modificados por Diputados, aunque tengan los votos para hacerlo. Al presidente Milei le importa poco avanzar a los tumbos mientras la rueda libertaria siga girando. En lo personal sigue cosechando la admiración –tal vez la palabra adecuada sea curiosidad– de distintos empresarios y líderes mundiales. Más allá de la tapa en la revista Time, Javier Milei es el hombre de moda. El Presidente debería saber que semejante toque de popularidad no significa ni se traduce en un aval directo a su gestión política. De todas maneras, ante la lánguida –o mejor dicho– e inexistente agenda internacional del Alberto Fernández, la Argentina ha dado un salto de calidad. El primer mandatario tiene una visión de futuro anclada en la desregulación con base tecnológica. Es un apasionado de los avances que en otros tiempos tenían su base en Silicon Valley. Eso es música para los oídos de los hombres de negocios que buscan terreno fértil para ampliar sus inversiones y desarrollar nuevos proyectos. Nuevamente el abismo con la Argentina kirchnerista anclada en la memoria selectiva, el pasado proyectado hacia el presente y las alianzas con personajes jurásicos y polémicos como los Moyano, los otros gremialistas vetustos anclados en sus interminables mandatos y los barones del Conurbano, cuya única razón de ser es mantener un status quo a costa del sufrimiento de la gente, es enorme.

Milei necesita imperiosamente dar una señal clara de que está pensando en la gente para poder sostener todo lo antes mencionado. No se puede mantener la idea del crecimiento tan anhelado con la panza vacía. La baja de la inflación debe apuntalarse con la puesta en funcionamiento del resto de la economía. La gente necesita trabajar para poder seguir creyendo.







   

domingo, 28 de abril de 2024

Bisturí vs. Motosierra. Algo más que discursos… @dealgunamanera...

 Bisturí vs. Motosierra. Algo más que discursos…

 

Radical penitente arrodillado, Rodrigo De Loredo. Dibujo: Pablo Temes. 

Los constructores del relato oficialista deben buscar acuerdos políticos más profundos para tener paz en el segundo semestre.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 27/04/2024 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

“Fue como tirarse un tiro en el pie”. Con esa frase, un conspicuo miembro del gabinete nacional reconoció el grueso error que cometió el Gobierno en su evaluación previa de la marcha en defensa de la universidad pública, que se extendió a lo largo y a lo ancho del país, hecho que, a su vez, resonó muy fuertemente en decenas de medios internacionales.  


El episodio, además, fue producto de una trama que ejemplifica los problemas internos que atraviesan al Poder Ejecutivo. Los protagonistas centrales de esta historia fueron el asesor sin cartera, Santiago Caputo –sobrino del ministro de Economía–, el secretario de Políticas Universitarias, Alejandro Álvarez, y la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello. Caputo y Álvarez llevaron adelante una negociación con el vicerrector de la Universidad de Buenos Aires, Emiliano Yacobitti con la esperanza de desactivar la marcha. Creyeron que liberando los fondos para los hospitales de la UBA la marcha se suspendería. Cometieron un grueso error. Parece que 
Javier Milei creyó que eso era posible. También se equivocó, motivo por el cual perdió la oportunidad de comunicar durante la inexplicable Cadena Nacional de Radio y Televisión del lunes pasado por la noche, que los fondos que reclamaban la universidades habían sido finalmente transferidos en la tarde de ese día.

Disonancia cognitiva

Así las cosas, el Gobierno le regaló a la oposición un escenario sin igual al que intentó subirse desesperadamente en pos de alguna reivindicación que, hay que decirlo, no logró. Los muy malos discursos que se escucharon de personas identificadas con el kirchnerismo –empezando por la integrante de Madres de Plaza de Mayo, Taty Almeida, hasta de referentes sindicales– generaron el rechazo de muchos de los asistentes al acto, que fueron a defender a la universidad pública y gratuita, y no a la dirigencia opositora y al Gobierno. Esos discursos inflamados de kirchnerismo –“perdimos” dijo Taty Almeida– contrastaron con el impecable documento consensuado por los rectores, leído por la presidenta de la Federación Universitaria Argentina, Piera Fernández.   


La educación pública es un factor determinante en la vida de la sociedad argentina. Es una de las pocas cosas sobre las que no hay grieta. El interminable cierre de las escuelas que, durante la pandemia, ordenó el tándem Alberto Fernández–Axel Kicillof, impactó negativamente a las clases más bajas que expresaron su bronca, a través del voto que capitalizó el hoy disuelto Juntos por el Cambio a lograr una victoria que sorprendió a todos. 

La universidad pública tiene decenas de cosas para mejorar. Claro que debe haber nichos de corrupción que investigar y esclarecer. No por nada el rector, Ricardo Gelpi, hablando con quien esto escribe por Radio Rivadavia respondió “no me consta” cuando fue interrogado acerca de la existencia de hechos de corrupción. Es decir, no negó la eventualidad de su ocurrencia. Para eso es clave el rol de las auditorías y, sobre todo, que se hagan en tiempo y forma. Pero todo eso debe hacerse con las aulas funcionando, así como también las tareas de investigación. Todo eso estuvo y está aún en riesgo. El Gobierno debería cambiar la motosierra por el bisturí. Ya ha sido dicho hasta el cansancio. Curioso que el Presidente y sus ministros no terminen de darse cuenta de esto.  

La conducta del ex superministro como le gustaba que lo llamen– 
Sergio Tomás Massa, en torno a dicha protesta, merece un párrafo aparte. No sólo por la utilización política del caso sino por el propio accionar y el de su gobierno respecto al tema. El derrotado por Javier Milei, había compartido en sus historias de Instagram el spot con el que la Universidad de Buenos Aires convocaba a la jornada nacional del 23 de abril en Plaza de Mayo, bajo el lema #YoVoy. Fue su forma de anunciar que estaría presente. Lo curioso es que Massa en pleno empoderamiento tras la inacción del gobierno de los Fernández para estabilizar la macro, recortó recursos para Educación, Producción, Obras Públicas, Transporte y Salud. En particular, el Tesoro recortó en $ 70 mil millones las transferencias previstas para el Ministerio de Educación, en $10 mil millones al de Salud y en $ 50 mil millones al programa Procrear. Ocurrió en agosto de 2022, cuando pretendió iniciar un ahorro o ajuste fiscal que le diera oxígeno para corregir los desequilibrios. En ese recorte significativo a la educación pública, estaban incluidos unos $ 5 mil millones asignados originalmente a “infraestructura y equipamiento” para educación. La conclusión es simple, histórica y reiterada: cuando el ajuste lo hace el peronismo, se encarga de controlar la calle para no pasar sobresaltos.     


Mañana el Gobierno enfrentará un nuevo capítulo para alcanzar la aprobación de la Ley Bases. Los números parecen holgados para la aprobación en general, pero, una vez más, los problemas aparecerán en la votación en particular de cada artículo. En Balcarce 50 ya dan por sentado que el Congreso no le otorgará al Poder Ejecutivo facultades extraordinarias por más de un año. Para ser justos, prácticamente todos los gobiernos hicieron uso de ellas. Los otros puntos en los que los de Milei tuvieron que ceder posiciones fueron la reforma laboral que, tal como estaba redactada, chocaba de frente con los intereses de los sindicatos y los impuestos al tabaco. En los dictámenes de mayoría alcanzados esta semana, el oficialismo consiguió el apoyo total del PRO, pero la UCR, y Hacemos Coalición Federal anticiparon que plantearán disidencias en varios artículos. 

El Senado se presenta como una ruleta rusa para los libertarios por los constantes ataques verbales del Presidente a los legisladores, en particular, por la suba de las dietas. “Estamos siendo prolijos en todos los frentes. No podemos quedar expuestos otra vez, pero tampoco podemos controlar lo que Javier dice o deja de decir en su cuenta de Twitter” –atinó a decir un aliado de la Libertad Avanza. 

La carta final de los constructores del relato oficialista vuelve a ser el discurso en contra de los enemigos del cambio. Deberán bucear mucho más profundo en la construcción de acuerdos políticos si pretenden que el segundo semestre traiga más alivio que dolores de cabeza.



  

domingo, 25 de febrero de 2024

Sin margen de error... @dealgunamaneraok...

Sin margen de error...

¡Tic, Tac, Tic, Tac! Javier Milei. Dibujo: Pablo Temes

El Presidente está acostumbrado a frenar antes del precipicio. Pero hoy no hay espacio para equivocarse. 

© Escrito por Nelson Castro el sábado 23/02/2024 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.   


La presencia en Buenos Aires de la 
subgerenta del Fondo Monetario Internacional, Gita Gopinath, y del secretario de Estado de los Estados Unidos, Anthony Blinkenes una demostración del creciente interés internacional que genera Javier Milei. Para consolidar esa tendencia, hay que agregar la visita de un grupo de importantes inversores de primer nivel mundial ansiosos por ver en el terreno cómo funciona esta experiencia nunca vista en la historia de la Argentina y el tratamiento que recibe el Presidente cada vez que se desplaza al exterior. En algunos casos, como si fuera un rockstar, a lo que coadyuva su exuberante personalidad.

Gita Gopinath quedó efectivamente sorprendida y, a la vez, preocupada con lo que vio y escuchó. También habló haciendo hincapié en la necesidad de ampliar la base política del Gobierno para darle una sustentabilidad que hoy no tiene. Pidió prestar especial atención a la situación social, sobre la que se expresaron los diversos interlocutores con los cuales conversó en su breve estadía porteña entre los que se destacan algunos hombres fuertes del sindicalismo como Gerardo Martínez, líder de la Uocra. No fue el único que le hizo saber que los modales del Presidente no lo llevarían a buen puerto y que están siendo muy pacientes con el primer mandatario. La funcionaria del Fondo –por las dudas– también resaltó la inquietud creciente en Washington con la 
cercanía entre Milei y Donald Trump. Al paso que van las cosas, la elección presidencial de los Estados Unidos se va a dirimir entre Joe Biden y Trump. Algo similar le sucedió a Anthony Blinken. El secretario de Estado apoyó en un todo los postulados de La Libertad Avanza. Todos concuerdan con los objetivos del Gobierno. La duda se las genera cuán tolerable será el brutal ajuste que está en ejecución cuyos efectos recaen directamente sobre la población. El ajuste más grande está recayendo sobre la clase media y la clase baja. Por eso los índices de pobreza han experimentado un notable aumento. Las cifras que dio a conocer el estudio de la UCA –al que el Presidente tildó de “dibujo”– lo muestran con sobrada elocuencia. Para el Observatorio de la Deuda Social de esa casa de estudios, en enero la pobreza habría alcanzado su mayor valor en 20 años: 57%.
Por supuesto que no hace falta recurrir a ese estudio para comprobarlo: con caminar por la calle se lo ve.   

La número dos del FMI quedó sorprendida y preocupada con lo que vio y escuchó.

Milei es absolutamente consciente de que la gobernabilidad se la va a dar la marcha de la economía. Lo asiste la razón. Se equivoca cuando piensa que, mientras la economía no encuentre el camino de la prosperidad, hay que hacer show. El paro de trenes que afectó a los trabajadores que más necesitan el servicio pudo haber sido evitado fácilmente. Con haber dictado la conciliación obligatoria hubiese sido suficiente para frenar la medida de La Fraternidad y evitarle a más de un millón de personas la penuria de ir y volver de sus trabajos en condiciones desfavorables. Ello no hubiese implicado ninguna convalidación de la dirigencia sindical cuya mala imagen ya es contundente. 

Otra muestra de la impostada batalla que libra el mandatario es la pelea sin cuartel con los gobernadores por los fondos coparticipables. Los mandatarios de la Patagonia apoyaron el anuncio del gobernador de Chubut, Ignacio Torres, quien amenazó con cortar el envío de petróleo y gas desde su provincia si la Nación no le envía $ 13.500 millones de coparticipación. Ante semejante situación en lugar de apostar al diálogo y generar consensos, el Gobierno se ocupó de apagar el fuego con un bidón de 20 litros de nafta. La cuenta de la red social X  “Oficina del Presidente” mencionó que los $ 13.500 millones descontados que Chubut reclama “corresponden a una deuda que mantiene la provincia con el Fondo Fiduciario para el Desarrollo Provincial” y que “por normas de emisión de dicha deuda, su cobro se realiza por descuento directo de la Coparticipación”. Hasta ahí la justificación técnica; pero el tono sobrador, canchero y patotero del resto del comunicado no hace más que dinamitar cualquier opción posible de diálogo. Este fulbito para la tribuna tiene su explicación en dos direcciones. Por un lado, busca marcar una senda de “escarmiento” que sea visible para el resto de los jefes provinciales. Por el otro, envía un mensaje a los mercados haciendo alarde de su política de cuidado y custodia de los fondos. Cualquiera sea su intención, el Gobierno se embarcó en un camino de ida cuyo efecto es de muy corto plazo. Se puede presionar a algunos por algún tiempo. Pero no se puede asfixiar a todos todo el tiempo.

La dinámica de la realidad jaquea  al nuevo organigrama de reducción de ministerios.

El día a día tampoco le está resultando fácil al oficialismo. La propia dinámica de la realidad, casi pone en jaque al nuevo organigrama de reducción de ministerios. La ministra de Capital Humano Sandra Pettovello no la está pasando bien. En una misma semana su megacartera debió afrontar conflictos muy complejos, entre reclamos docentes al borde del inicio de clases y marchas piqueteras en diversos puntos del país. Existieron fuertes roces con el Ministro de Economía, Luis Caputo. El propio Javier Milei había dicho públicamente que la única autorizada para usar la billetera era su amiga y titular del área de Capital Humano. Pero el hombre fuerte de las finanzas se ha convertido en el custodio de los números oficiales y ha empezado a cosechar críticas por lo bajo: “Toto hace su juego. Está ordenando el descalabro general, pero también aprovecha para sacar algunas ventajas en la consideración política. Molesta un poco, pero es natural”.

El otro receptor de críticas feroces a poco más de dos meses de gobierno es “el arquitecto de LLA”, Santiago Caputo. El ala moderada empieza a preocuparse por la ascendencia que tiene en el Presidente. “Lo potencia en el mal sentido, Javier necesita serenarse y pensar en frío y este chico no ayuda” –se quejan entre dientes.

El Presidente es el único responsable de sus ideas, sus formas y su temperamento. Es un hombre acostumbrado a levantar el pie del acelerador a pocos metros del precipicio, pero debe saber que la Argentina no está en condiciones de resistir nuevos errores de cálculo.