Milei no aprendió la lección...
“Hay que pegarle al chancho... para que aparezca el dueño”. Dibujo: Pablo Temes.
El
Presidente no comprendió la dimensión política de la derrota en el Senado de
sus candidatos al máximo tribunal de Justicia.
©Escrito por el Doctor Nelson Castro el sábado 05/04/2025 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.
Fue la crónica de una
estrepitosa derrota anunciada. No es la primera vez que algo así le sucede al
Gobierno. Ya había ocurrido en marzo de 2024 con el primer proyecto de “Bases y
puntos de partida para la libertad de los argentinos”. Evidentemente,
Javier Milei no aprendió la lección. Y, lo que es peor, no comprendió la
dimensión política de una derrota de la contundencia que sufrió el jueves
pasado cuando, por amplia mayoría, el Senado rechazó las postulaciones a
ministros de la Corte Suprema de Justicia del Dr. Ariel Lijo y del Dr. Manuel
García-Mansilla. Lijo se quedará, pues, en su cargo de juez federal de la
Nación a cargo del Juzgado Criminal y Correccional Federal Nº 4.
García-Mansilla, a quien el Gobierno le pide que continúe en el cargo y “no
se deje operar” (sic), hizo saber que va a consultar a los otros tres
ministros de la Corte sobre qué conducta adoptar respecto de su continuidad en
el cuerpo. Uno de ellos, el Dr. Ricardo Lorenzetti, ni lerdo ni perezoso ya le
hizo saber su opinión. Lo hizo en la entrevista que le concedió a Eduardo
Feinmann en su programa en radio Mitre.
Dijo allí que él no hubiera aceptado ser miembro del Alto Tribunal si hubiese
sido nombrado por decreto. A buen entendedor, pocas palabras. García-Mansilla
debería renunciar a su cargo de ministro de la Corte Suprema en comisión e irse
a su casa. Recuperaría así algo de la dignidad que perdió al aceptar ser
nombrado por medio de un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU), designación
que, según él mismo expresó ante la Comisión de Acuerdos del Senado, “no
hubiera aceptado”. Pero lo hizo.
Fue la primera vez
desde la recuperación de la democracia –en diciembre de 1983– que los pliegos
de los postulantes a miembros de la Corte propuestos por el Poder Ejecutivo son
rechazados. Los números de la votación en la Cámara alta fueron contundentes: el
pliego del juez Lijo obtuvo 27 votos a favor y 43 en contra, mientras que
al de García- Mansilla le fue aún peor: lo votaron solo veinte senadores y lo
rechazaron 51. Para ese rechazo concurrieron no solo la mayoría de los
senadores kirchneristas, sino también un puñado de legisladores del PRO y la
UCR. La política vernácula da para todo.
El Presidente ve
conspiraciones por todos lados y cree que estas derrotas lo fortalecen. Está
absolutamente equivocado. Es exactamente al revés. Todo el proceso de estas
nominaciones frustradas, que comenzó en abril de 2024, les ha hecho un daño
enorme tanto a él como a su gobierno. Es un daño autoinfligido y, por ende,
carente de lógica.

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Lo que tampoco entendió
el Presidente es que la designación por decreto de Lijo y García-Mansilla abría
un cauce institucional peligrosísimo para el sistema republicano y para la
independencia del Poder Judicial. Imaginemos lo catastrófico que hubiera sido
que Cristina Fernández de Kirchner, en su apogeo en el poder,
hubiese apelado a esta metodología de nombrar a jueces en comisión para cubrir
no solo las vacantes en la Corte, sino también en el resto de los juzgados. La
respuesta es muy simple: hubiera habido una colonización de la Justicia con una
troupe de jueces militantes pertenecientes a ese engendro
kirchnerista llamado pomposamente Justicia Legítima que habrían convertido a la
Argentina en un espejo de la Venezuela chavista.
Desde ese punto de vista, el rechazo de los pliegos de García Masilla y Lijo
sienta un antecedente jurídico de una gran importancia para el futuro a fin de
que, en el caso de que a algún otro presidente se le ocurriera querer nombrar
jueces por decreto, se lo pueda impedir. Lo increíble es que esto haya sido
consecuencia del voto conjunto del PRO, la UCR y el kirchnerismo. Ver
al kirchnerismo preocupado en defender los valores republicanos constituye un
verdadero oxímoron político.
Tampoco Milei entendió
que la designación de los dos jueces por vía de un decreto minaba el concepto
de seguridad jurídica y encendía una alerta para los inversores, a los que el
Gobierno está queriendo atraer y de los cuales tiene creciente necesidad. Sin
esas inversiones, no hay éxito posible para este ni para cualquier gobierno
futuro.
La economía
sigue estando en el centro de la problemática del Gobierno y de la gente.
Las explosivas medidas arancelarias impuestas por Donald Trump han detonado la
economía mundial. La guerra comercial que
se ha abierto genera una incertidumbre de dimensiones mayúsculas y
de consecuencias imprevisibles. Muy probablemente el mundo entero se
encarecerá.
Para el gobierno
argentino, estas medidas son malas noticias: el riesgo país aumentó
casi 300 puntos en las últimas dos semanas y el dólar blue sigue su
marcha ascendente a pesar de las ventas del Banco Central. Esto aleja la
posibilidad de levantar el cepo.
Había la expectativa de
que el Presidente volviera de su viaje relámpago por los Estados Unidos con dos
logros: el primero, la foto con Trump; el segundo, la rebaja de aranceles a
diversos productos argentinos. No obtuvo ninguno de los dos. Martín Menem salió
rápidamente el viernes a desmentir el tema de la foto. Creer que una
foto entre los dos mandatarios por sí sola cambia algo es una fantasía.
Pero lo cierto es que el Gobierno buscó afanosamente ese cuadro. Veremos si con
el correr de los días, las gestiones por la reducción de aranceles dan sus
frutos o terminan siendo puro humo.
Otra ingenuidad se desprende de la creencia de que la simpatía personal que le
prodigó el hombre más poderoso del mundo –y que es cierta– le dará vía libre
para todo. Donald Trump enfrentará de ahora en más sus propios y mayúsculos
problemas y, si bien su voluntad de ayudar a la Argentina es palpable, también
es cierto que en el nuevo escenario mundial no tiene a nuestro país entre sus
prioridades.
En paralelo a lo que
pasa en los mercados, está lo que le pasa al bolsillo de los argentinos. Y lo
que le pasa es que los productos de la canasta básica siguen aumentando. A la
leche, la carne, los huevos, las verduras y las frutas, se les agrega ahora el
pan y la suba en el pago de los servicios. Así las cosas, la
posibilidad de que el índice de inflación perfore el piso del 2% mensual se
aleja.
Ante el escenario
local, varios economistas han advertido que América del Sur debe
prepararse para lidiar con los coletazos de las medidas del presidente de los
Estados Unidos. Lo han hecho en términos dramáticos: “De continuar por este
camino, el mundo y nuestra región sufrirán consecuencias similares al colapso
de la década del 30”. Más claro, agua.





