lunes, 29 de junio de 2020

¿Se evita el colapso?. “El último esfuerzo”... @dealgunamanera...

¿Se evita el colapso?. "El último esfuerzo”

Sin título. Dibujo: Pablo Temes

Se llega al retroceso en materia de aislamiento luego de una larga cadena de errores de cálculo.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 28/06/2020 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.


No pudo haber peor forma de presentación de la nueva fase –restrictiva– que la elegida por el Presidente. La postergación del jueves para el viernes, las demoras horarias ocurridas el mismo viernes y la decisión de hacerlo a través de un mensaje grabado y no de una conferencia de prensa fue producto de una situación muy clara: los desacuerdos entre Alberto Fernández y Axel Kicillof con Horacio Rodríguez Larreta, y la necesidad de evitar eventuales preguntas incómodas que seguramente no hubieran tenido respuestas satisfactorias. “Si seguimos así, colapsa el sistema en unas semanas”; esa frase resume la única coincidencia plena que hubo y hay entre los tres. Después, lo que abunda es el recelo y la chicana. Hay que decir con todas las letras que quien mucho hizo para eso fue Axel Kicillof.

“Hemos decretado una cuarentena prematura para preparar al sistema de salud (…) Creemos tener dominado al virus. Lo estamos controlando”, le dijo el Presidente al famoso cantautor puertorriqueño René Pérez durante un reportaje el 30 de marzo pasado. Hoy sabemos que, lamentablemente, eso no es así.

Las Unidades de Terapia Intensiva del sistema público corren el riesgo de colapsar en el ámbito del AMBA. Se podría pensar que ello es resultado de una avalancha de casos. Afortunadamente no es así. Con 472 casos, el sistema en el AMBA está ocupado en más de un 50%. ¿Esa fue la preparación?

La cantidad de casos no sorprende. Están dentro de los parámetros esperados. Se suponía que esto se tendría en cuenta para armar la infraestructura de equipamiento y  personal para enfrentar esta demanda que incluye a los pacientes que, por la gravedad de su cuadro, requieren ser derivados a terapia intensiva.

Ahora sabemos que, más allá de lo que se dijo en las diferentes conferencias de prensa referido al aumento del número de estas unidades, lo hecho fue sorprendentemente insuficiente. Ahora nos enteramos también de que lo de Tecnópolis, exhibido como una evidencia de previsión, ha tenido errores de cálculo que tornan todo eso en inservible.
 
¿Y entonces? Es evidente que el Gobierno cayó en un triunfalismo vacuo sostenido por encuestas que, hace un mes y medio, le daban a Alberto Fernández altísimos niveles de aprobación.

Esta semana se generó un nuevo conflicto entre el gobierno de la provincia de Buenos Aires y los intendentes del interior, a causa de un convenio para el traslado de pacientes Covid-19 positivos desde el AMBA hacia el resto de los distritos que adhieran a ese convenio. Se acordaba el pago de 2 mil pesos diarios por paciente.


El punto de conflicto se dio por la falta de información de Provincia y la ambigüedad del convenio. Finalmente todo terminó mal, que es como acaban siempre estas iniciativas manejadas con impericia. Por lo tanto, el jefe de Gabinete, Carlos Bianco, afirmó que no va a haber traslado de pacientes del AMBA al interior.

Este convenio fue pedido por intendentes de la Primera y Tercera sección.
Estuvo mal hecho el convenio, con una redacción y un contenido para nada  amigable y sin consulta previa. Los intendentes del interior que adhirieron lo hicieron por obediencia. Eso les generó, a su vez, muchos problemas en sus localidades porque, en términos de salud, la gente no distingue peronismo de radicalismo; la lectura es que van a mandar gente infectada del Conurbano.

Y eso, sin información y preparación adecuada, es literalmente explosivo.
Las grandes ausentes en estas jornadas han sido las provincias. Muchos gobernadores están molestos porque están queriendo realizar más testeos y se encuentran con que el Gobierno no les envía suficiente cantidad de kits. Es un tema del que no se habla pero que preocupa.  

Estas son falencias garrafales que complican el manejo de la situación a futuro. Es indiscutible que, ante la precariedad de la infraestructura del AMBA, la única decisión posible es la restricción. El problema es cómo lograrla cuando a la gente se le viene pidiendo un “último esfuerzo” desde hace meses. Se hace necesario un gran trabajo de contención y una gran capacidad de convencimiento para que la gente cumpla. El enojo y la adjudicación de culpas no sirven. Discutir “runners” sí “runners” no ha sido una pérdida de tiempo.    

Y la República. Cristina Fernández de Kirchner está ausente de este debate. No ha habido de su parte prácticamente ninguna alusión a la pandemia, la prolongada cuarentena y sus consecuencias nocivas o los fallecidos. Su interés pasa por otro lado. El enorme impacto de esta catástrofe la ayuda en la consecución de su proyecto de acaparar espacios dentro del gobierno en pos de sus objetivos: impunidad y permanencia. El objetivo de esta semana fue Vicentin. Bloqueado –por el momento– por la jueza Lorenzini el tema de la eventual intervención, esta semana se produjo la creación de la comisión bicameral para investigar los préstamos que, por parte del Banco Nación, le fueron otorgados a la empresa durante el gobierno de Mauricio Macri.

Más allá de esa máxima del general Perón –“si quieren que algo no se investigue, creen una comisión”– que CFK parece haber olvidado –o nunca aprendido–, la vicepresidenta cometió una violación severa de las normas que, supuestamente, debe respetar. Como bien lo expresaron constitucionalistas de prestigio, la creación de una comisión debe ser aprobada por los dos tercios de la Cámara de Senadores. Para así lograrlo necesitaba 48 votos a favor. Tuvo 41.

Pero no terminó todo ahí. Las cámaras registraron en detalle el momento en que CFK le cortó el micrófono al senador Luis Naidenoff cuando este intentaba  presentar una moción de queja por esa irregularidad. Nada que sorprenda en la vicepresidenta. Su autoritarismo lo sufren no solo los opositores, sino también muchos dentro del oficialismo.

Y hay más. Esto le ha generado un enorme problema a Sergio Massa, que la semana que viene deberá salir a reunir 130 diputados para que aprueben un proyecto que no comparte.

La lectura de los mensajes que la vicepresidenta emite en las redes son prueba de lo incorregible de su conducta patológica, de sus obsesiones, de su tergiversada visión de muchos aspectos de la realidad, de su necesidad de crear enemigos por doquier todo el tiempo y de su resentimiento. “Nada en la Tierra consume a una persona más rápidamente que la pasión del resentimiento”. Friedrich Nietzsche.





domingo, 28 de junio de 2020

Chau Hermes, chau… @dealgunamanera...

Chau Hermes, chau…

Hermes Binner

No puedo hablar de Hermes Binner sin referir sus pasos a los de toda una generación que, sobre 1960, irrumpió en la vida universitaria y después, por obvia decantación, en la vida política Argentina.

© Escrito por Raúl Emilio Acosta “Bigote Acosta” el viernes 26/06/2020 y publicado en su página web Bigote Acosta Periodismo de Autor de la Ciudad de Rosario, Provincia de Santa Fe.

Es inevitable la referencia. Estudios secundarios en la década ’50 a ’60 pone a todos en este sitio. Herederos de una educación  laica, gratuita y obligatoria, en la que la clase obrera soñaba con hijos que fuesen más que obreros. Muchos de los que allí nos encontramos formamos parte de un sueño familiar que igualaba.

Sus años son los de muchos. Su militancia la de todos. La primera imagen que guardo de “el alemán Binner” es la de un flaquito, rubio, con el mechón sobre la frente llevando el largo tubo (como de dentífrico) con la tinta para los rodillos del mimeógrafo (Gestetner) en la casa del Centro de Estudiantes de la Facultad de Medicina. Militancia elemental.

Llegué a Rosario siendo un peronista que se juntaba con los de “la Fede”, el flaco Leonhardt y otros, de Santa Fe, mi ciudad El  “alemán” empezaba a reunirse con los del APRI. Asociación Pueblo y Reforma Indoamericana. Demasiado para una agrupación de Medicina en una Facultad que era parte de una Universidad muy potente. UNL. La desmembrarían en 1966 los militares. El APRI era el brazo socialista en aquella Universidad. Yo, mínimo, estaba en Humanismo Renovador, cueva de peronistas.

Hermes cumplía dos rituales particulares. Era de más allá del Río Salado. Era callado. Nunca fue de discursos, sino de opiniones sencillas pero rotundas. Entendía las dos provincias de Santa Fe.

Lo acompañé en muchos viajes por el país y sólo puedo imaginar algo parecido a lo que sucedía con “el viejito” Illía. Don Arturo Umberto tenía la misma particularidad, el mismo imán. Un paso tranquilo y un suceso:” como le va doctor…” Con Hermes pasaba eso. Saludos y reconocimiento.

Pocas veces me dijo…” ustedes los peronistas”… y trataba de encontrar un punto de unión entre mis disparates y su solidez para gestionar, porque de eso se trataba.

Binner siempre supo cómo gestionar… y cómo manejar un partido infiltrado de teóricos y cismáticos. Para ambas cuestiones era cortante, serio, sin gritos y sin dudas. Ante la pregunta de los “porqué” su respuesta deslumbraba, atravesaba la cohetería y decidía, o había decidido, según lo conveniente para el día y para el mañana.

Compartíamos una risa socarrona ante los disparates de la Carrió o del “loco” Chávez y no creo traicionarlo al contar que no creía ni en esta ni en aquel. El tiempo estuvo de su lado.

“Alemán, estás yendo contra Cristina…”… – Si, fíjate, nos quedamos con los que de ningún modo la aceptarán…y que, además, quieren un pensamiento progresista. No sé cuántos seremos, pero no habrá insultos ni enojos….-

…”tampoco habrá plata Alemán, poca gente apoyará una campaña contra esa mujer…”- Todos los dineros tendrán un recibo, eso es la almohada para dormir bien todas las noches…

Ahora sí que lo voy a delatar. En su casa, mientras él preparaba el mate que tomaríamos, amargo y en calabaza grande, espié muchas veces su cajón de los cubiertos. De diversos colores el mango de los cuchillos, de diversos tamaños los tenedores. Los platos limpios y pocos. La heladera común. La pava sobre el borde del fuego, para seguir tomando con agua caliente, pero sin hervir.

Cuando alguno, en algún sitio, habla de los dineros públicos y los hombres públicos queda la frase de Don Arturo…” quien va a pagar todo esto…” (Cuando lo llevaban a internar y él, como médico, sabía los costos de la salud, porque – además – sabía que no tenía los dineros para pagar esa internación) y queda, junto a esa frase, al menos para mí, una de Binner cuando asumió la derrota contra CFK: “Bueno, tenemos una agenda llena de buenos militantes por todo el país… habrá que recorrerlo otra vez… de a poco… porque cuesta plata viajar tanto y tan seguido…”

Sorprendía esa honestidad. Si esto fuese un partido de truco diría un canto de los que se corresponden con el juego: falta envido… y tal vez sea un canto contra el silencio.