domingo, 21 de septiembre de 2014

Nacionalitis… De Alguna Manera...


Nacionalitis…


El 10 de febrero de 2011, un gigantesco C-17 Globemaster III de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos (USAF) fue demorado en el aeropuerto de Ezeiza. El aparato, matrícula 77.187, traía armamento para prácticas de entrenamiento con la Policía Federal, ejercicios financiados por Washington de común acuerdo con la Argentina.

El escandalete que armó el gobierno de Cristina Kirchner fue colosal, a la altura del voluminoso aparato. Avión de transporte estratégico rápido de tropas y suministros para realizar misiones de transporte táctico, evacuación médica, despliegue de tropas aerotransportadas y lanzamiento de paracaidistas, el C-17 Globemaster III puede proveer suministros tanto a bases operativas como a potenciales batallas. Forma parte de las aviaciones del Reino Unido, Australia, Canadá, la OTAN, Qatar, Emiratos Arabes Unidos y la India. Es un elefante aéreo de 53 metros de largo que puede transportar 134 soldados, evacuar 36 heridos en camillas y 54 pacientes ambulatorios, un carro de combate M1, tres blindados Stryker, seis blindados Guardian, una carga total de 77.519 kg. Los Estados Unidos no fletan tamaño coloso a un aeropuerto enemigo u hostil sin tomar recaudos y precauciones. Ese vuelo a Buenos Aires era para Washington “business as usual”, pero los responsables políticos de la cooperación en seguridad con la Argentina no contaban con el genio inigualable de Héctor Timerman.

El 12 de febrero de 2011, dos días después del aterrizaje y acordonamiento del Globemaster en Ezeiza, Timerman denunció que el aparato traía carga no declarada, que fue incautada, agregando que el caso estaba siendo investigado por la Justicia en lo penal económico. El Departamento de Estado le pidió “explicaciones” a Cristina Kirchner y no ocultó su fuerte malestar. La entonces secretaria de Estado de Barack Obama, Hillary Clinton, solicitó primero explicaciones formales al embajador argentino, Alfredo Chiaradía, y el 13 de febrero el subsecretario adjunto para la región, Arturo Valenzuela, y llamó a Timerman para expresarle la incomodidad de la Casa Blanca y “manifestarle nuestra sorpresa por la forma en que las autoridades [del gobierno argentino] manejaron una misión que estaba perfectamente acordada”. 

Sin mosquearse, Cristina Kirchner le ordenó a Timerman que denunciara a los EE. UU. por haber querido ingresar subrepticiamente en la Argentina “material camuflado dentro de un cargamento oficial, desde armas hasta diferentes drogas, entre otras, varias dosis de morfina”, además de “material para interceptar comunicaciones, varios GPS de una sofisticación reveladora de su potencia, elementos tecnológicos que contienen códigos caratulados como secretos y un baúl completo con drogas medicinales vencidas”.

Valenzuela le comunicó a Timerman su preocupación “por la forma en que el gobierno argentino está manejando una cuestión sobre la que había perfecto entendimiento previo”. Washington reclamó “la inmediata devolución de todo el material” militar retenido. Timerman mantuvo la apuesta y escribió en Twitter que “todo el material declarado fue liberado sin dilaciones. Lo incautado no figuraba en la lista entregada por la embajada”, porque el avión norteamericano había violado las leyes argentinas, aun cuando para la Casa Blanca “el listado concordaba con lo informado previamente” y se trataba del “material habitual” para el entrenamiento policial que se había acordado.

Washington se quejó por la “lenta y detallada” pesquisa a la que fue sometido en Buenos Aires. “Tampoco entendemos por qué, si había alguna duda, no se la manejó por los canales diplomáticos habituales en vez de hacerlo de esta forma”, dijeron voceros del Departamento de Estado. Timerman pasó parte de ese día de verano en Ezeiza, abriendo cajas y ordenando forzar candados de la carga del avión. Acusó además al gobierno de Obama de enseñar “prácticas de tortura” en academias policiales.

En ese hoy remoto y sin embargo coherente episodio, había razones de peso para explicar el ataque de nacionalitis del kirchnerismo: se estaban anoticiando de que la Argentina no formaba parte de la primera gira regional del presidente Obama, que sí, en cambio, visitaría Brasil y Chile. Obama nunca ha tenido un encuentro bilateral con Cristina en la Casa Blanca y, por supuesto, no ha pisado ni pisará Buenos Aires hasta el fin de su mandato.

El 14 de junio de 2011, la Argentina retrocedió en pantuflas. A cuatro meses del encontronazo, el gobierno argentino decidió devolver a los Estados Unidos el material incautado en febrero de ese año. La decisión de devolver el material fue tomada por Cristina Kirchner y anunciada un día antes por la embajada norteamericana: “El incidente que involucró la retención de materiales propiedad del gobierno de Estados Unidos, relacionado con una actividad de entrenamiento conjunta previamente planeada y aprobada (destacado mío), que por fallas administrativas involuntarias debieron ser incautados, se ha resuelto satisfactoriamente. (…) 

Nos comprometemos a continuar trabajando con la Argentina en una asociación basada en el interés y respeto mutuos, como así también con valores y responsabilidad compartidos”. Consecuencias: desde que ocurrió el incidente se frenaron las negociaciones diplomáticas para que la Argentina fuera incluida en el programa Visa Waiver, que permite ingresar a los Estados Unidos sin necesidad de contar con visa.

Todo esto se repitió textualmente esta semana con la absurda protesta de Timerman contra el encargado de negocios de los EE.UU., Kevin Sullivan, que tuvo la osadía de recordar que la Argentina estaba en default y que le convenía salir de él. Despotricó Timerman y de inmediato ése fue el lenguaje del kirchnerismo: el gobierno de los Estados Unidos está aliado a los buitres, en contra de la acosada Argentina. Así las cosas, en 1946 como en 2014, una Argentina antigua y paranoica regurgita un patrioterismo penoso y, más importante, siniestramente perjudicial para sus propios intereses.

© Escrito por Pepe Eliaschev el Domingo 21/09/2014 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


Club Atlético Huracán, Escuela de Formación de Dirigentes… De Alguna Manera...


Club Atlético Huracán, Escuela de Formación de Dirigentes…

En la pizzería "El Globito" se realizó la presentación de la primera escuela de formación de dirigentes para Huracán.

En Huracán piensan en el futuro y, en esa dirección, la agrupación Englobate presentó la primera escuela de formación de dirigentes para el club. El acto, realizado en en la tradicional pizzería “El Globito” de Parque Patricios, contó con la presencia de una nutrida cantidad de socios, medios huracanenses y entidades del barrio.

La presentación comenzó con un comparativo de datos de Lanús, Vélez, San Lorenzo y Huracán y con especial hincapié en la necesidad de capacitación y diseño de estrategia. Y también presentaron las materias que conforman el curso y los respectivos docentes aludiendo a la importancia de brindar herramientas para propiciar la participación.

“Antes de lanzar este proyecto, consultamos a los socios para conocer su opinión respecto de las causas de la inestabilidad deportiva e institucional, y en la mayoría de los casos nos manifestaban que Huracán necesita dirigentes que entiendan de fútbol, pero por sobre todo que sepan gestionar”, explicó Ezequiel Sandoval Dubarry.

Por su parte, Damian González Farah apuntó: “Huracán padece desde hace ya casi cuatro décadas una grave ausencia de planificación estratégica institucional y esto termina conformando un círculo vicioso que en el tiempo produjo la situación actual”.

En dos módulos semestrales se dictarán las siguientes materias:

1° Módulo

-Historia de Huracán
-Derecho Deportivo.
-Auditoría de Entidades Deportivas.
-Management de RRHH.
-Taller de Ética institucional.

2° Módulo
 

-Marketing deportivo y generación de recursos
-Planeamiento estratégico-institucional
-Política deportiva amateur
-Política deportiva profesional
-Taller de ética deportiva y desarrollo de potencialidades

Todas dictadas por un equipo de profesionales especializados en cada temática.

© Publicado el viernes 12/09/2014 por el Diario Deportivo Olé de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.



Fin inexorable… De Alguna Manera...


Fin inexorable…

Mateando en San Pedro. Dibujo: Pablo Temes

Fantasmas oficiales. Las imágenes que dejan La Cámpora, el conflicto con los buitres y la visita al Papa.

La aparición y el pobre discurso de Máximo Kirchner en el acto organizado por La Cámpora fue la expresión más acabada de reconocimiento del inexorable fin de ciclo al que se enfrenta el oficialismo. Sin un Kirchner en el poder, el destino del kirchnerismo es incierto. Esa incertidumbre se proyecta sobre el futuro de la militancia rentada sobre la que La Cámpora cimentó su estructura y su acción. Sin la plata del Estado, esa estructura y esa acción serán muy difíciles de sostener.

Uno de los hechos más escandalosos de los que vienen sucediendo en los últimos meses es el de los nombramientos de militantes de la agrupación que lidera Máximo en cargos estatales que impulsa su madre, la Presidenta. La evaluación que se hace del desempeño de la inmensa mayoría de esos nuevos funcionarios es lapidaria: escasa idoneidad y poco apego al trabajo.

Uno de los que lo señala con mayor insistencia es el presidente del Banco Central, Juan Carlos Fábrega, cuyo enfrentamiento con Axel Kicillof se agudiza. El ministro de Economía, Ajuste, Devaluación, Inflación e Improvisación, no calla sus críticas y su desprecio por Fábrega quien, a su vez, trata a varios de los funcionarios que acompañan a Kicillof directamente de “vagos”. Un caso particular es el del secretario de Comercio Interior, Augusto Costa, a quien el desempeño de su cargo le produce un estrés que repercute sobre su salud, generándole ataques de pánico. Esto, que es conocido por todos los que frecuentan los despachos de la secretaría, ha hecho que muchos empresarios hayan empezado a extrañar a Guillermo Moreno.

El Niágara de tuits que la Presidenta desgranó el jueves escribiendo el complot contra su gobierno incitado por los EE.UU. constituye una ventana única para corroborar la psicología de su pensamiento. Uno de los males que acarrea la enfermedad del poder es la visión conspirativa de la realidad. Este gobierno ha sido rico en la utilización de este recurso. Desde la batalla por la 125 hasta aquí las supuestas conspiraciones desestabilizadoras y destituyentes denunciadas por Cristina Fernández de Kirchner han sido numerosas. Ninguno de esos hechos pronosticados con giros tremendistas se concretó. El problema que tiene el Gobierno en su disputa contra los holdouts es el fallo adverso del juez Thomas Griesa, que acaba de ser reafirmado por la Corte de Apelaciones en Nueva York. José Bordón, que fue embajador de la Argentina en EE.UU. durante la gestión de Néstor Kirchner, señaló la impericia con la que la Presidenta, su ministro de Economía y su canciller, Héctor Timerman, han manejado esta situación. “El Gobierno perdió la noción de la negociación”, sentenció Bordón, un conocedor del entramado que se vive en Washington.

Desde ese punto de vista, la insignificancia de la gestión de la actual embajadora ante Barack Obama, Cecilia Nahón, no ha hecho más que agregar lejanía a la ya distante relación que hoy mantienen los dos países. Colocar a Obama en calidad de jefe de la supuesta conspiración destituyente concebida desde su administración contra Fernández de Kirchner ha constituido un grosero error. Si el canciller y la embajadora se hubieran dedicado a estudiar un poco los antecedentes del caso se habrían enterado de que Obama podría haber activado la cláusula “Comity” (De Cortesía) para dejar de lado el fallo de Griesa. Pero para que ello hubiese sucedido, el Gobierno debería haber actuado con una estrategia ensamblada a una política exterior inteligente, atributo del cual hoy carece.

La única solución para este asunto es un arreglo que contemple el cumplimiento del fallo. 

Sobre eso hablará la Presidenta cuando se encuentre con George Soros en Nueva York. El financista, titular de un fondo especulativo, podría ser la llave para destrabar el tema. Soros tiene bonos de la deuda e inversiones en YPF. Es decir, es un damnificado directo por el fallo de Griesa. Antes del fin de la dramática negociación del 30 de julio pasado entre Kicillof, los abogados del fondo NML y el mediador Pollack, el magnate ofreció pagar la deuda reclamada por Paul Singer. Esa oferta, que tuvo una respuesta negativa del Gobierno, se ha mantenido en pie. Habrá que ver qué pasa en esta instancia.

La falta de dólares acentúa sus efectos nocivos sobre nuestra economía. La deuda que acumulan las empresas cuya producción depende de insumos importados rodea ya los US$ 5.500 millones. La imposibilidad de girar esos montos está paralizando a muchas de ellas. El temor que crece es que para la cancelación de esa deuda el Gobierno no les dará dólares sino bonos. Eso acarrearía, como consecuencia, una mayor caída de la productividad con la consecuente secuela de nuevas suspensiones y pérdidas de puestos de trabajo.

La reunión entre el papa Francisco y la Presidenta fue cálida y distendida. Ambos se tutean. Se habló de la situación internacional. No hubo ninguna manifestación oficial y pública del Santo Padre sobre los fondos buitre. La delegación elegida por Fernández de Kirchner es un indicio de su encierro político sobre La Cámpora. Haber expuesto al Papa a una foto con José Ottavis, presidente de la Cámara de Diputados bonaerense, ha sido una falta de consideración hacia Francisco. Ottavis ha sido denunciado ante la Justicia por su ex esposa por violencia de género. Parece que eso a la Presidenta le importa tanto como la nada.

Producción periodística: Guido Baistrocchi.

© Escrito por Nelson Castro el Domingo 21/09/2014 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.