sábado, 24 de abril de 2010

24 de Abril de 1915... 95 años... De Alguna Manera...

A 95 años del Genocidio Armenio...


© Solicitada publicada en el Diario Clarín de la Ciudad Autónoma e Buenos Aires el 24 de Abril de 2010.

viernes, 23 de abril de 2010

Q.L.R.P. ("Qué Lo Re Parió")... Ocasiones de su uso... De Alguna Manera...

Q.L.R.P.

"Qué Lo Re Parió"

Ocasiones de su uso...

Hoy, me despierto y veo que mi esposo ya se levantó. Lo escucho en la cocina preparando el desayuno y le grito: “¡Ay estoy recaliente, quiero una p.j. yaaaaa!”. Alguien responde: “no está, se fue a comprar el pan”. Era mi suegra. QLRP

Hoy, mi perro apareció con el hamster de mi vecino en la boca. Estaba muerto. Se lo saqué y como estaba lleno de barro lo limpié bien. Después me metí en la casa de mi vecino que no estaba y se lo puse en la jaula. A la noche mi vecino viene a mi casa y me dice: “No sabés lo que me pasó. Un loco me desenterró el hamster muerto del patio, lo lavó y me lo puso de nuevo en la jaula”. QLRP


Hoy, mientras que esperaba que me atiendan en un bar me tiré un flor de pedo pensando que nadie se iba a dar cuenta porque la música estaba muy fuerte. No me di cuenta que era yo que Estaba usando auriculares. QLRP


Hoy, mi novia me preguntó si la amiga del colegio podía tener sexo con nosotros para hacer un trio. Se me hizo una sonrisa grande y digo: “¡Sí!”. Me dieron vuelta la cara de una cachetada. QLRP


Hoy, nos juntamos con unos amigos en un bar. Me voy a la barra y pido unos tragos pero la música estaba muy fuerte y el barman no me escuchó. Entonces se inclinó y me acercó la cabeza. Por alguna razón creí que me estaba saludando y le di un beso en la mejilla. QLRP


Hoy, estaba comiendo helado y vi que tenia un poco en el pantalon. Le pase el dedo y me lo comi. Era caca de pájaro. QLRP


Hoy, me desperté al lado de una pendex horrible que ni conozco. Vodka de mierda. QLRP


Hoy, le mande a mi novio por el celular una foto mia sin corpiño. Me equivoqué y se la mandé a mi papá. Despues de un rato me respondió: “Como se nota que saliste a tu madre”. QLRP


Hoy, salí por primera vez con una chica que me gusta. Me hice el romántico y le abrí la puerta del auto. Después se la cerré cuando todavía tenía la pierna afuera. El médico dijo yeso y muleta por 4 semanas. QLRP


Hoy, me dije: “Dale nerd, salí y dejá la computadora, empezá a conocer gente y a divertirte un poco”. Al final me dio coraje y sali de mi casa. Hace 2 horas que estoy en el ciber. QLRP


Hoy, volví de un viaje de 3 años en España. Cuando llegué y vi todas las chicas lindas dije: “Mierda, se nota que estoy en Argentina”. Después me tomé un taxi a mi casa. 50 pesos. Mierda, se nota que estoy en Argentina. QLRP


Hoy, cuando llegué al trabajo le mentí a mi jefe y le dije que no hice fiesta de cumpleaños ayer (porque la verdad es que no lo quise invitar). Mi compañero llega y dice: “Que fiestón anoche, alto descontrol”. QLRP


Hoy, llego del trabajo y veo a mi hijo que se miraba el dedito. Le digo: “me lo voy a comer” y me lo meto en la boca. El se quedó viendo el dedito y me pregunta: “¿Y mi moquito donde esta?”. QLRP


Hoy, me enteré que el password de mi novia para el messenger es “te_amo_marcos”. No me llamo Marcos.
QLRP

Hoy, me le aparecí a mi novio por atrás y le tapé los ojos con las manos. Le dije: “Quién soy?” Él me dice: “¿Cami?”. Yo enojada le digo: “No tonto, soy la chica que amás”. Después de una pausa me dice con miedo: “¿Mariana?”. Me llamo Eugenia. QLRP


Hoy, iba caminando con mi novia por la calle y le iba diciendo lo mucho que la queria. A mitad de cuadra sale un perro ladrando en nuestra dirección. Reaccioné empujandola contra el perro. QLRP


Hoy estaba hablando con mis viejos y les contaba que me molesta que ningún chico me invite a salir. Mi viejo dice “no te preocupes, una vez que se toman unas cuantas cervezas, salen con cualquier cosa”. Gracias Papi. QLRP


Hoy me cruzo con los vecinos nuevos y un niño en sus brazos, les comento ¡¡¡chochos los abuelos!!!... Somos los padres, me respondieron. QLRP


Al dia siguiente para salvar la metida de pata al verlos les comento: ¡¡¡Tiene la misma cara del padre!!!... Es adoptado me respondieron. QLRP


Hoy, despues de hacerme unos estudios me entero que siempre fui esteril. Tengo 3 hijos. QLRP

Book... De Alguna Manera...

Book...

Un producto revolucionario...



© http://www.youtube.com/user/leerestademoda

Nuevo billete de cien dólares... De Alguna Manera...

Nuevo billete de cien dólares...

Características. Diseño. Medidas de seguridad.

Funcionarios del Departamento del Tesoro de EE.UU., presentaron el nuevo diseño del billete de U$ 100, que comenzaría a circular en febrero de 2011.

Según la presentación, el nuevo billete cuenta con avanzada tecnología en materia de seguridad para prevenir la falsificación.

Según el Secretario del Tesoro: "...este billete incorpora la mejor tecnología disponible para asegurar que estamos anticipandonos a los falsificadores"

Si embargo, los viejos billetes aún seguirán circulando y conservando su valor, de acuerdo a la explicación del Secretario de la Reserva Federal: "Cuando circulen los nuevos U$ 100 con fecha 10 de febrero 2011, los $ 6.5 mil millones billetes aproximadamente con diseño más antiguo ya en circulación seguirán siendo de curso legal"

Entre las principales nuevas características, se destacan:

1) La cinta de seguridad color azul en 3-D en el frente del nuevo billete tiene imágenes de campanas y números 100 que se mueven al cambiarse el ángulo de visión sobre el billete. La cinta no está impresa; está tramada en el papel gracias a una secreta microtecnología avanzada.

2) En el tintero del frente del billete, la campana cambia de color verde a cobre también cuando se inclina el billete; desapareciendo el tintero bajo el color cobre.

Además, el nuevo billete tiene las siguientes caraterísticas de seguridad:

Marca de agua: a la derecha del retrato de Franklin, visible desde el anverso y el reverso del billete.

Hilo de seguridad: vertical a la izquierda del retrato, impreso con letras "USA" y un número 100 sobre el hilo, a ambos lados del billete. Bajo luz ultravioleta, es hilo se ve rosa.


Número 100:

1) el ubicado abajo a la derecha del anverso, cambia entre colores verde y cobre.

2) el ubicado en el reverso del billete, es dorado.

Microimpresiones:

1) sobre el cuello del saco de Franklin, se ven diminutas las palabras "THE UNITED STATES OF AMERICA"

2) sobre el espacio en blanco de la marca de agua del retrato, la frase "ONE HUNDRED USA"

3) sobre los bordes del billete, números "100"

Impresión en relieve:

Sobre el hombro de Franklin, se palpa una aspereza debido a la impresión en relieve.

Se pueden ver los nuevos detalles del billete en una presentación en el siguiente link:

© http://www.newmoney.gov/newmoney/Splashpage.aspx


miércoles, 21 de abril de 2010

Prototipos Jet... La Historia... De Alguna Manera...


Prototipos JET… Un poco de Historia…


En 1974, en la Compañía Gillette de Argentina buscábamos la diversificación de líneas de productos y pensando la época, Argentina tenía una política económica cerrada y no permitían importaciones de juguetes, la idea no era incorrecta.

Ernesto Bianco, nuestro Director de Marketing y Ventas, junto a Jorge Novo y Luis Peydro como responsables del proyecto presentaron ante la Dirección de la Compañía el mismo, el cuál fue fructífero y en San Salvador de Jujuy, meses después, David Stone, presidente de la Compañía Gillette de Argentina y fanático de River Plate, apareció en los salones del Hotel Alto La Viña con el relato de Hugo Cando, famoso relator automovilístico “jugando con los Prototipos Jet”, acompañado por todos los directores de la empresa.

Toda la empresa participó de aquel lanzamiento con muchas expectativas, el cuál fue revolucionario, tanto desde la magnitud del producto por su calidad, sino también por el desarrollo comercial que aquello implicaba. Nunca en Argentina había habido tanta publicidad gráfica y Televisiva para esa categoría de productos.

Las jugueterías, atendidas por un vendedor especial, Ernesto Yorio, comenzaron a distribuir el producto en sus locales, también las Farmacias y Perfumerías, si leyó bien, eran canales habituales de la Compañía Gillette de Argentina, algunos Kioscos, exhibían y vendían los Prototipos Jet.

Hubo un modelo “matador” el Brabham BT 42 del "Lole" Reutemman, quien había incursionado en la Fórmula Uno con éxito, el modelo más vendido.

Le siguieron otros veinticuatro modelos y un Prototipo que nunca salió a la venta. En 1978, ante la apertura económica de nuestro “Héroe y Prócer Nacional Martínez de Hoz”, todo sucumbió. Las matrices fueron vendidas a la empresa Buby, luego cerrada y poco a poco los modelos originales fueron desapareciendo.

Los Prototipos Jet se comercializaron en Cajas Individuales y en Blisters, también tuvieron Material de Promoción diverso, como ser Llaveros, Calcomanías, Etc. y unas cajas llamadas Garajet, para guardarlos.

Simplemente un poco de historia…

Muchas gracias.

© Luis A. Capomasi ex Compañía Gillette de Argentina entre 1974 y 1994


   

martes, 20 de abril de 2010

Condenaron a Bignone por crímenes de lesa humanidad... De Alguna Manera...

Abuelas: el fallo fue "ejemplar" porque se trata de gente "sin sentimientos"...

Satisfacción. La titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto y el secretario de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde, celebraron la decisión del Tribunal Oral Federal 1 de San Martín de condenar a 25 años de cárcel común al represor Bignone, de 81 años. (Télam)

Estela de Carlotto dijo que la pena de 25 años de prisión para el último dictador argentino fue "bastante fuerte" y celebró que Bignone deba cumplirla en una cárcel común. La organización que ella preside es candidata al Nobel de la Paz 2010. En tanto, el secretario de DD.HH. se mostró "muy satisfecho".

El represor Reynaldo Bignone fue condenado a 25 años de prisión común por su responsabilidad en los crímenes de lesa humanidad cometidos en Campo de Mayo durante la última dictadura militar. Tras conocerse la sentencia, la titular de Abuelas de Plaza Mayo, Estela de Carlotto, señaló que “él (Bignone) se dará cuenta de lo que le espera, pero no está arrepentido porque son seres humanos sin sentimientos” y consideró que la decisión del tribunal de dictarle "cárcel común" es un hecho “ejemplar”. En este sentido, el secretario de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde, dijo estar “satisfecho” porque es una “pena fuerte”.

Carlotto se mostró satisfecha con la condena que recibió el último jefe de la dictadura militar y señaló que “ellos hablan de guerra, nosotros hablamos de terrorismo de estado”. Además destacó la decisión del tribunal de condenarlo a prisión común al asegurar que “eso es muy bueno” porque no debe haber “nada de privilegios”. Al mismo tiempo, consideró que "esto ayuda a que otros imitan esta sentencia”. En ese sentido calificó de "ejemplar” el fallo y aunque sostuvo que la sentencia contra Bignone fue "bastante fuerte” admitió que "falta mucho todavía, pero hoy nos vamos muy conformes, hoy es un día muy bueno para los argentinos”.

Por su parte, el secretario de Derechos Humanos dijo estar "muy satisfecho” con el fallo de la Justicia federal y añadió que "respetamos el fallo, son fuertes penas". Consultado sobre lo dicho por Bignone esta mañana en referencia a que "la lucha contra el terrorismo fue una guerra”, el funcionario sostuvo: "Qué se puede esperar si fue capaz de crímenes atroces”, y se preguntó en forma irónica "¿nos vamos a asustar por sus declaraciones?”.

En tanto, el ministro de Justicia de la Nación, Julio Alak, también destacó la actuación de la Justicia penal luego del veredicto. El funcionario aseguró esta tarde que "la condena al último presidente de la dictadura, Reynaldo Bignone, es otro acto de justicia ejemplar porque se trata de uno de los más sangrientos representantes del genocidio ocurrido en el país entre 1976 y 1983”.

"Campo de Mayo, donde Bignone condujo las atroces prácticas criminales de la represión ilegal, fue junto a la Escuela de Mecánica de la Armada uno de los dos centros clandestinos de detención más grandes del régimen militar”, agregó el ministro, quien celebró "la decisión del tribunal de condenar al represor, que fue segundo jefe de Campo de Mayo, a purgar condena en una cárcel común”. En ese sentido, consideró que el juicio y el castigo al represor "es un nuevo paso gigantesco en el camino de la búsqueda de verdad y justicia”.


© Publicado en el Diario Crítica de la Argentina de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el martes 20 de Abril de 2010.



© Video publicado en el Diario Clarín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el martes 20 de Abril de 2010.


Bignone, la noticia extraordinaria que no supimos valorar…


Los tiempos de insensatez y de furia que vivimos impidieron que valoremos, generosamente, la culminación de una parábola histórica perfecta, en una de las pocas cuestiones de las que los argentinos podemos enorgullecernos de verdad.


El martes pasado, 20 de abril, el Tribunal Oral Federal de San Martín condenó a 25 años de prisión, a ser cumplidos en una cárcel común, al general Reynaldo Benito Bignone, último presidente de la dictadura instalada en marzo de 1976.


Pirueta de la Historia: veinticinco años antes, el 22 de abril de 1985, se había celebrado la primera audiencia en el Juicio a las Juntas, que terminó con las condenas a prisión perpetua de Jorge Rafael Videla y Emilio Eduardo Massera. Como Bignone, ellos fueron condenados por masivas y gravísimas violaciones de los derechos humanos.


El juicio a Videla, Massera y demás comandantes golpistas fue impulsado, como una demanda ética y una necesidad de construcción política, por Raúl Alfonsín, un presidente que con el correr del tiempo alcanzó el merecido pedestal de héroe de la democracia recuperada.


El juicio a Bignone, como a otros muchos represores, tomó nuevo impulso por las decisiones adoptadas durante los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner, quienes tuvieron la visión y la decisión de propiciar el único cierre posible para la tragedia de los años de plomo.


Entre el juzgamiento y condena del primero al último de los dictadores militares, los argentinos fuimos y vinimos. Atropellados por la realidad adversa o aguijoneados por la conveniencia política, los gobernantes prohijaron leyes de Punto Final y Obediencia Debida, o dictaron indultos. Hubo quienes resistieron, siempre. Pero una y otra vez, porciones muy gruesas de la sociedad acompañaron esas decisiones con su apoyo o su indiferencia. Aunque en un ejercicio hipócrita, después casi nadie se hiciera cargo de sus actos.


Los juicios siguen. Hay más de 1.400 acusados: más de 600 están procesados y, de ellos, más de 400 ya fueron detenidos. Pero la parábola se completó con la condena a Bignone. Y esa es una noticia extraordinaria.


El problema, atribuible quizás a la estupidez política y cultural que hemos sabido transmitirnos de generación en generación, es que quienes hoy son oficialismo pretendieron una vez más hacerse propietarios exclusivos del logro, como si no hubiese habido nada antes de ellos, ni hubiese a haber nada después. Y a los que hoy les toca ser oposición supusieron, en una disminución intelectual, que celebrar la continuidad histórica del juicio a los represores era hacerle el juego al Gobierno: ni uno de ellos acudió a la sala donde el tribunal dictó su sentencia, nadie puso el hecho en su contexto justo, sin sectarismos ni mezquindades.


En el fondo, o no tan el fondo, esa incapacidad recíproca, tan argentina, refleja este tiempo de apogeo del escrache, de descalificación del que piensa diferente, de violencia apenas contenida en las palabras, de la grosería y la intolerancia como herramientas y como método.


Es una cultura del desprecio por el otro que no se expresa sólo en la política, pero que en la política alcanza su paroxismo.


Las raíces se pueden buscar muy abajo en la historia. Desde la masacre de nuestros aborígenes a la represión de los primeros inmigrantes sindicalistas. De la discriminación a los cabecita negra, por pobres y por morochos, a la persecución a los peronistas o a los zurdos. De las locas de la Plaza de Mayo al temor y el odio a los piqueteros. La rabia siempre presente, como una mancha nauseabunda que no logramos remover.


Ahora, bajo el afeite descascarado de la pretendida diversidad de voces, se alientan desde el poder los métodos de acción más burdos y se intenta la unificación brutal del discurso.


Cuando el funcionario Gabriel Mariotto, con cuentas pendientes en la Justicia, dice que los afiches infamantes contra periodistas, anónimos para mayor cobardía, están "enmarcados en la libertad de expresión", ya no estamos hablando de los métodos tradicionales de los aparatos de propaganda totalitaria que el mundo ha conocido, sino, apenas, de algún émulo menor de los comisarios Cipriano Lombilla y José Amoresano, jefes de la siniestra Sección Especial que supo machacar a opositores en el primer peronismo.


Para ponerlo en palabras de Pino Solanas, que de peronismo y de integridad personal puede dar lecciones a algunos advenedizos y conversos: demasiadas veces parece que "nos encaminamos a una suerte de fascismo disfrazado de progresismo".


© Escrito por Julio Blanck y publicado en el Diario Clarín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el domingo 25 de Abril de 2010.



lunes, 19 de abril de 2010

Las fantasías sexuales de los argentinos... De Alguna Manera...

La mayoría dice que cumplió su fantasía sexual...



El 84% admite que ha tenido alguna. Y un 64%, que la pudo cumplir. de estos, el 70% lo hizo con su pareja. Lo adjudican a la mayor apertura sexual.


Ese material que estimula los sentidos, se despliega en el cuerpo y condimenta la pareja dejó de ser un tabú. Hoy, la mayoría de los argentinos se permite desear y expresar libremente las fantasías sexuales que décadas atrás solían ocultar. Así lo demuestra una encuesta realizada en exclusiva para Clarín por la consultora D'Alessio Irol: dice que el 84% de los 450 encuestados tuvo alguna fantasía y que el 64% se animó a cumplirla, la gran mayoría (70%) con su propia pareja. ¿Cuáles son las fantasías que lideran el ranking? Ser más que dos: experimentar un "menage a trois", presente en el 36% de las respuestas, y tener sexo grupal, elegida por el 16%.


En este "ratoneo", la edad no es un impedimento: los resultados del sondeo muestran que se da tanto en los menores de 24 años como en los adultos y los mayores de 55.

"Esos deseos alejados y difíciles que mantenemos en un lugar fantasioso, en algún momento se pueden concretar. Y en los últimos tiempos, los argentinos lo están logrando cada vez más porque se puede hablar y mostrar la sexualidad, dejó de ser tan misteriosa y básicamente genitalizada", interpreta la psicóloga y sexóloga Adriana Arias, autora de "Locas y fuertes: relatos de mujeres".

Para el psiquiatra y sexólogo Enrique de Rosa, "entre las parejas está ganando terreno esto de asumir 'no estoy haciendo nada terrible' porque la idea de perversión ha quedado más acotada para otras cuestiones".


Como dicen los especialistas, ya dejó de ser "una chanchada" hablar de la posibilidad de formar un trío en la cama, usar disfraces o juguetes eróticos, intercambiar parejas o tener sexo con personas de otras razas o en lugares públicos. Y a pesar de que muchas veces la realización de las fantasías puede llevar a pensar en la infidelidad, la exploración de lo no rutinario se hace, en su gran mayoría, con la propia pareja. En el trabajo, los hombres mencionaron más que las mujeres el cumplimiento de estos deseos con una pareja ocasional, una persona que se conoció en un viaje o una desconocida. Y es muy baja (8%) la mención a relaciones con prostitutas.


¿Con quién se hablan y se comparten estas fantasías? Con la pareja: el 78% se animó a contárselas, aunque sólo el 23% fue completamente honesto, mientras que la mitad (el 55%) prefirió ocultar algunas. En la opinión de Arias, "quedan, en realidad, cobijadas en la imaginación porque son parte de la privacidad de la persona".


"Hay gente que confiesa el pecado políticamente correcto y otros no. Lo importante es que si en la pareja hay 'comunicación sexual', las fantasías pueden ser un arma para combatir la rutina", aporta De Rosa.


Los que les comentaron sus fantasías a sus parejas dijeron que haberlas compartido les dio buen resultado, porque motivó que el otro también se sintiera cómodo para compartir sus fantasías e incluso concretarlas. "Es así -asiente Arias-, en el consultorio se ve cada vez más que cuando uno de los integrantes de la pareja cuenta sus 'ratoneos', la mayoría se termina enganchando". Sin embargo, la encuesta muestra que a mayor edad se suele tomar más a broma el tema. "Eso pasa con las personas más reprimidas: tomarlo a broma funciona como un atajo para correrse de un lugar que, equivocadamente, se cree perverso", acota Arias.


Inmersos en la búsqueda de un plus de excitación, los encuestados optaron por las películas triple X, en el caso de los hombres, en tanto ellas eligieron los juguetes eróticos. Los recursos menos excitantes resultaron la pornografía vía Internet y las revistas pornográficas. ¿Por qué? Arias explica que "las películas son el estímulo ideal de la intimidad de la pareja, en la tele, en la cama; y los juguetes son los estimuladores clitorianos preferidos de las mujeres. En cambio, la pornografía online y las revistas son clásicos del consumo unipersonal".


Recordemos cómo arrancó esta encuesta: que el 64% de los encuestados dijo que tuvo fantasías y que las concretó; y que el 70% lo hizo con su pareja. En el final, el sondeo les preguntó cómo definirían su sexualidad. Con esos antecedentes, el resultado era de esperar: el 41% respondió que es excitante.


© Escrito por Graciela Gioberchio y publicado por el Diario Clarín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aire el lunes 19 de Abril de 2010

Monseñor Bergoglio... Entre San Miguel y Roma... De Alguna Manera...

Entre San Miguel y Roma...



A la muerte de Juan Pablo II, la prensa coincidió en que el argentino Jorge Bergoglio fue el cardenal más votado, después de Joseph Ratzinger, en la elección que consagró al purpurado alemán como Benedicto XVI. Sin embargo, poco se sabe de su personalidad y de su pensamiento. Aquí, un fragmento de El jesuita, en el que rememora su tarea pastoral durante la dictadura, cuando era superior de los jesuitas, en San Miguel. Una biografía del cardenal Jorge Bergoglio.




Cordialidad. En Roma, con Benedicto XVI. Habían competido en el cónclave.

Cuando la vida de Juan Pablo II se apagaba, se intensificaban las especulaciones sobre los candidatos a sucederlo y el nombre de Bergoglio figuraba en casi todos los pronósticos de los periodistas especializados. En esos días, volvía a agitarse una denuncia periodística publicada unos pocos años atrás, en Buenos Aires, sobre una supuesta actuación muy comprometedora del cardenal durante la última dictadura. Más aún: se asegura que, en las vísperas del cónclave, que debía elegir al sucesor del Papa polaco, una copia de un artículo –de una serie del mismo autor– con la acusación fue enviada a las direcciones de correo electrónico de los cardenales electores, con el propósito de perjudicar las chances que se le otorgaban al purpurado argentino.

En la denuncia se le atribuía al cardenal una cuota de responsabilidad por el secuestro de dos sacerdotes jesuitas, que se desempeñaban en una villa de emergencia del barrio porteño de Flores, efectuado por miembros de la Marina en mayo de 1976, dos meses después del golpe. De acuerdo con esa versión, Bergoglio –quien, por entonces, era el provincial de la Compañía de Jesús en la Argentina– les pidió a los padres Orlando Yorio y Francisco Jalics que abandonaran su trabajo pastoral en la barriada y, como ellos se negaron, les comunicó a los militares que los religiosos ya no contaban con el amparo de la Iglesia, dejándoles así el camino expedito para que los secuestraran, con el consiguiente peligro que eso implicaba para sus vidas. El cardenal nunca quiso salir a responder la acusación como, tampoco, jamás se refirió a otras imputaciones del mismo origen sobre supuestos lazos con miembros de la Junta Militar (ni, en general, nunca contó públicamente cuál fue su actitud durante la última dictadura). Pero, frente a nuestro cometido, reconoció que el tema no podía omitirse y accedió a contar su versión sobre los hechos y la actitud que asumió en la noche negra que vivió la Argentina. “Si no hablé en su momento, fue para no hacerle el juego a nadie, no porque tuviese algo que ocultar”, afirmó.

—Cardenal: usted deslizó antes que durante la dictadura, escondió gente que estaba siendo perseguida. ¿Cómo fue aquello? ¿A cuántos protegió?

—En el colegio Máximo de la Compañía de Jesús, en San Miguel, en el Gran Buenos Aires, donde residía, escondí a unos cuantos. No recuerdo exactamente el número, pero fueron varios. Luego de la muerte de monseñor Enrique Angelelli (el obispo de La Rioja, que se caracterizó por su compromiso con los pobres), cobijé en el colegio Máximo a tres seminaristas de su diócesis que estudiaban teología. No estaban escondidos, pero sí cuidados, protegidos. Yendo a La Rioja para participar de un homenaje a Angelelli con motivo de cumplirse 30 años de su muerte, el obispo de Bariloche, Fernando Maletti, se encontró en el micro con uno de esos tres curas que está viviendo actualmente en Villa Eloísa, en la provincia de Santa Fe. Maletti no lo conocía, pero al ponerse a charlar, éste le contó que él y los otros dos sacerdotes veían en el colegio Máximo a personas que hacían “largos ejercicios espirituales de 20 días” y que, con el paso del tiempo, se dieron cuenta de que eso era una pantalla para esconder gente. Maletti después me lo contó, me dijo que no sabía toda esta historia y que habría que difundirla.

—Aparte de esconder gente, ¿hizo algunas otras cosas?

—Saqué del país, por Foz de Iguazú, a un joven que era bastante parecido a mí con mi cédula de identidad, vestido de sacerdote, con el clergiman y, de esa forma, pudo salvar su vida. Además, hice lo que pude con la edad que tenía y las pocas relaciones con las que contaba, para abogar por personas secuestradas. Llegué a ver dos veces al general (Jorge) Videla y al almirante (Emilio) Massera. En uno de mis intentos de conversar con Videla, me las arreglé para averiguar qué capellán militar le oficiaba la misa y lo convencí para que dijera que se había enfermado y me enviara a mí en su reemplazo. Recuerdo que oficié en la residencia del comandante en Jefe del Ejército ante toda la familia de Videla, un sábado a la tarde. Después, le pedí a Videla hablar con él, siempre en plan de averiguar el paradero de los curas detenidos. A lugares de detención no fui, salvo una vez que concurrí a una base aeronáutica, cercana a San Miguel, de la vecina localidad de José C. Paz, para averiguar sobre la suerte de un muchacho.

— ¿Hubo algún caso que recuerde especialmente?

—Recuerdo una reunión con una señora que me trajo Esther Balestrino de Careaga, aquella mujer que, como antes conté, fue jefa mía en el laboratorio, que tanto me enseñó de política, luego secuestrada y asesinada y hoy enterrada en la iglesia porteña de Santa Cruz.

La señora, oriunda de Avellaneda, en el Gran Buenos Aires, tenía dos hijos jóvenes con dos o tres años de casados, ambos delegados obreros de militancia comunista, que habían sido secuestrados. Viuda, los dos chicos eran lo único que tenía en su vida. ¡Cómo lloraba esa mujer! Esa imagen no me la olvidaré nunca. Yo hice algunas averiguaciones que no me llevaron a ninguna parte y, con frecuencia, me reprocho no haber hecho lo suficiente.

— ¿Puede relatar alguna gestión que llegó a buen término?

—Me viene a la mente el caso de un joven catequista que había sido secuestrado y por el que me pidieron que intercediera. También en este caso me moví dentro de mis pocas posibilidades y mi escaso peso. No sé cuánto habrán influido mis averiguaciones, pero lo cierto es que, gracias a Dios, al poco tiempo el muchacho fue liberado. ¡Qué contenta estaba su familia! Por eso, reitero: después de situaciones como ésa, cómo no comprender la reacción de tantas madres que vivieron un calvario terrible, pero que, a diferencia de este caso, no volvieron a ver con vida a sus hijos.

— ¿Cuál fue su desempeño en torno al secuestro de los sacerdotes Yorio y Jalics?

—Para responder tengo que contar que ellos estaban pergeñando una congregación religiosa, y le entregaron el primer borrador de las reglas a los monseñores Pironio, Zazpe y Serra. Conservo la copia que me dieron. El superior general de los jesuitas, quien por entonces era el padre Arrupe, dijo que eligieran entre la comunidad en que vivían y la Compañía de Jesús y ordenó que cambiaran de comunidad. Como ellos persistieron en su proyecto, y se disolvió el grupo, pidieron la salida de la Compañía. Fue un largo proceso interno que duró un año y pico. No una decisión expeditiva mía. Cuando se le acepta la dimisión a Yorio (también al padre Luis Dourrón, que se desempeñaba junto con ellos) –con Jalics no era posible hacerlo, porque tenía hecha la profesión solemne y solamente el Sumo Pontífice puede hacer lugar a la solicitud, corría marzo de 1976, más exactamente era el día 19; o sea, faltaban cinco días para el derrocamiento del gobierno de Isabel Perón. Ante los rumores de la inminencia de un golpe, les dije que tuvieran mucho cuidado. Recuerdo que les ofrecí, por si llegaba a ser conveniente para su seguridad, que vinieran a vivir a la casa provincial de la Compañía.

— ¿Ellos corrían peligro simplemente porque se desempeñaban en una villa de emergencia?

—Efectivamente. Vivían en el llamado barrio Rivadavia del Bajo Flores. Nunca creí que estuvieran involucrados en “actividades subversivas” como sostenían sus perseguidores, y realmente no lo estaban. Pero, por su relación con algunos curas de las villas de emergencia, quedaban demasiado expuestos a la paranoia de caza de brujas. Como permanecieron en el barrio, Yorio y Jalics fueron secuestrados durante un rastrillaje. Dourrón se salvó porque, cuando se produjo el operativo, estaba recorriendo la villa en bicicleta y, al ver todo el movimiento, abandonó el lugar por la calle Varela. Afortunadamente, tiempo después fueron liberados, primero porque no pudieron acusarlos de nada, y segundo, porque nos movimos como locos. Esa misma noche en que me enteré de su secuestro, comencé a moverme. Cuando dije que estuve dos veces con Videla y dos con Massera fue por el secuestro de ellos.

—Según la denuncia, Yorio y Jalics consideraban que usted también los tachaba de subversivos, o poco menos, y ejercía una actitud persecutoria hacia ellos por su condición de progresistas.

—No quiero ceder a los que me quieren meter en un conventillo. Acabo de exponer, con toda sinceridad, cuál era mi visión sobre el desempeño de esos sacerdotes y la actitud que asumí tras su secuestro. Jalics, cuando viene a Buenos Aires, me visita. Una vez, incluso, concelebramos la misa. Viene a dar cursos con mi permiso. En una oportunidad, la Santa Sede le ofreció aceptar su dimisión, pero resolvió seguir dentro de la Compañía de Jesús. Repito: no los eché de la congregación, ni quería que quedaran desprotegidos.

—Además, la denuncia dice que tres años después, cuando Jalics residía en Alemania y en la Argentina todavía había una dictadura, le pidió que intercediera ante la Cancillería para que le renovaran el pasaporte sin tener que venir al país, pero que usted, si bien hizo el trámite, aconsejó a los funcionarios de la Secretaría de Culto del Ministerio de Relaciones Exteriores que no hicieran lugar a la solicitud por los antecedentes subversivos del sacerdote…

—No es exacto. Es verdad, sí, que Jalics –que había nacido en Hungría, pero era ciudadano argentino- con pasaporte argentino me escribió siendo yo todavía provincial para pedirme la gestión pues tenía temor fundado de venir a la Argentina y ser detenido de nuevo. Yo, entonces, escribí una carta a las autoridades con la petición –pero sin consignar la verdadera razón, sino aduciendo que el viaje era muy costoso– para lograr que se instruya a la embajada en Bonn. La entregué en mano y el funcionario, que la recibió, me preguntó cómo fueron las circunstancias que precipitaron la salida de Jalics. “A él y a su compañero los acusaron de guerrilleros y no tenían nada que ver”, le respondí. “Bueno, déjeme la carta, que después le van a contestar”, fueron sus palabras.

— ¿Qué pasó después?

—Por supuesto que no aceptaron la petición. El autor de la denuncia en mi contra revisó el archivo de la Secretaría de Culto y lo único que mencionó fue que encontró un papelito de aquel funcionario en el que había escrito que habló conmigo y que yo le dije que fueron acusados de guerrilleros. En fin, había consignado esa parte de la conversación, pero no la otra en la que yo señalaba que los sacerdotes no tenían nada que ver. Además, el autor de la denuncia soslaya mi carta donde yo ponía la cara por Jalics y hacía la petición.

—También se comentó que usted propició que la Universidad del Salvador, creada por los jesuitas, le entregara un doctorado honoris causa al almirante Massera.

—Creo que no fue un doctorado, sino un profesorado. Yo no lo promoví. Recibí la invitación para el acto, pero no fui. Y, cuando descubrí que un grupo había politizado la universidad, fui a una reunión de la Asociación Civil y les pedí que se fueran, pese a que la Universidad ya no pertenecía a la Compañía de Jesús y que yo no tenía ninguna autoridad más allá de ser un sacerdote. Digo esto porque se me vinculó, además, con ese grupo político. De todas maneras, si respondo a cada imputación, entro en el juego. Hace poco estuve en una sinagoga participando de una ceremonia. Recé mucho y, mientras lo hacía, escuché una frase de los textos sapienciales que no recordaba: “Señor, que en la burla sepa mantener el silencio.” La frase me dio mucha paz y mucha alegría.

Cuando el joven padre Jorge Bergoglio golpeó la puerta de su despacho, la doctora Alicia Oliveira pensó que mantendría una más de las tantas reuniones de trabajo que celebraba como jueza en lo penal, allá, por la primera mitad de la década del setenta.

No se le pasó por la cabeza que establecería una buena sintonía con el sacerdote de la que surgiría una larga amistad, que la terminaría convirtiendo en una testigo calificada de buena parte de la actuación de Bergoglio durante la dictadura militar.

Es que Oliveira cuenta con una larga militancia en la defensa de los derechos humanos, que fue abrazando desde que comenzó a ejercer como penalista. Una militancia que, tras el último golpe militar, le costó su cargo de magistrada, al ser la destinataria del primer decreto de exoneración.

Firmante de cientos de hábeas corpus por detenciones ilegales y desapariciones durante la última dictadura, se desempeñó como letrada e integró la primera comisión directiva del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), una de las más emblemáticas ONGs dedicadas a luchar contra las violaciones a los derechos humanos.

Con la vuelta a la democracia, ocupó diversos cargos, entre los que se cuenta haber sido constituyente de la convención nacional de 1994 (resultó electa como integrante de la lista del Frente Grande, una agrupación peronista disidente de centro izquierda); defensora del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires entre 1998 y 2003 y, desde entonces –con la llegada de Néstor Kirchner a la presidencia–, representante especial para los derechos humanos de la Cancillería, tarea que desempeñó durante dos años, hasta que se jubiló.

“Recuerdo que Bergoglio vino a verme al juzgado por un problema de un tercero, allá por 1974 ó 1975, empezamos a charlar y se generó una empatía que abrió paso a nuevas conversaciones. En una de esas charlas, hablamos de la inminencia de un golpe. El era el provincial de los jesuitas y, seguramente, estaba más informado que yo. En la prensa hasta se barajaban los nombres de los futuros ministros. El diario La Razón había publicado que José Alfredo Martínez de Hoz sería el ministro de Economía”, evoca Oliveira y agrega que “Bergoglio estaba muy preocupado por lo que presentía que sobrevendría y, como sabía de mi compromiso con los derechos humanos, temía por mi vida. Llegó a sugerirme que me fuera a vivir un tiempo al colegio Máximo. Pero yo no acepté y le contesté con una humorada completamente desafortunada frente a todo lo que después sucedió en el país: ‘Prefiero que me agarren los militares a tener que ir a vivir con los curas’”. De todas maneras, la magistrada tomó sus prevenciones. Le dijo a la secretaria del juzgado, de su máxima confianza, la doctora Carmen Argibay –a la postre ministro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, a propuesta de Kirchner– que estaba pensando en dejarle un tiempo a los dos hijos que por entonces tenía, para esconderse por temor a ser detenida por los militares. Finalmente, no tomó la decisión ni fue apresada.

En cambio, Argibay fue detenida el mismo día del golpe. Oliveira, desesperada, trató de dar con su paradero hasta que en la cárcel de Devoto le informaron que estaba allí, pero nunca supo –ni ella ni la propia detenida– el motivo por el que Argibay pasó varios meses presa.

Tras la caída del gobierno de Isabel Perón, las reuniones de Oliveira con Bergoglio se hicieron más frecuentes.

“En esas conversaciones, pude comprobar que sus temores eran cada vez mayores, sobre todo por la suerte de los sacerdotes jesuitas del asentamiento”, relata Oliveira.

“Hoy creo que Bergoglio y yo –acota– comenzamos a entender tempranamente cómo eran los militares de aquella época. Su inclinación a la lógica amigo-enemigo, su incapacidad para discernir entre la militancia política, social o religiosa y la lucha armada, tan peligrosas. Y teníamos muy claro el riesgo que corrían los que iban a las barriadas populares. No sólo ellos, sino la gente del lugar, que podía ‘ligarla de rebote’.”

Recuerda que a una chica amiga que iba a catequizar también al asentamiento –y que no tenía militancia alguna– le imploró que no fuese más. “Le advertí que los militares no entendían, y que cuando veían en la villa a alguien que no vivía allí pensaban que era un terrorista-marxista leninista internacional”, cuenta. Le costó mucho hacérselo entender. Al final, la chica se fue y, años después, le reconoció que su consejo le había salvado la vida.

© Escrito por Sergio Rubin y Francesca Ambrogetti y publicado en el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el domingo 18 de Abril de 2010.