sábado, 30 de mayo de 2015

Entrevista a Enrique Medina, escritor y ensayista... @dealgunamanera...

“Nos están deseducando groseramente y nadie dice nada”…


Enrique Medina nació en Buenos Aires en 1937. Su primera novela Las Tumbas marcó un antes y un después en la literatura argentina. Su obra fue censurada por distintos gobiernos. Su pluma sigue vigente y su lengua no calla sus verdades. 

- Las Tumbas fue exorcizar su infancia, contar su historia y sus vivencias en el reformatorio ¿qué cree que le impactó al lector de su obra?

- Luego de que uno intentó expresarse en la pintura, después en el teatro, el cine y la televisión, y no logró hacerlo, ya llegando a los 30 años, comienza a desesperarse por el paso del tiempo y la urgencia por hacer una obra. Así que recurrí a la amante a la que durante toda la vida le había sido algo infiel pero nunca había dejado: la literatura. La ventaja que tiene es que sólo hay que tener algo que decir, y decirlo. En las disciplinas previas se necesitaba trabajar en equipo y eso dificulta pronunciarse libremente.

 Contaba con una gran ventaja. Había leído mucho. Toda la literatura argentina y lo fundamental de la extranjera. Subía al ring conociendo las reglas. Juvenilia, de Cané (muchachos pupilos en un centro estudiantil), El sendero de los nidos de araña (visión de la guerra a través de los ojos de un niño) de Calvino y  un librito de Alvaro Yunque: Barcos de papel (historias de chicos de barrio),  me dejaron en claro que podía hacer lo mismo, contar historias, muy diferentes, de chicos, narradas por chicos marginales en ambientes hasta entonces ignorados o descartados. Desde esa instancia nació Las Tumbas, que al mismo tiempo, fue, de alguna manera, exorcizar mi bella infancia.

En cuanto al impacto debo decir que tuve en claro que debía hacer mi obra con los desechos del lenguaje que la academia había colocado en el índex. Me venían al pelo para  la historia. El lenguaje, el desparpajo narrativo, y fundamentalmente, el decorado, original hasta entonces (y le diría que hasta hoy) hicieron que la novela no pasara desapercibida.

- En ese tiempo sufrió diversas  censuras con obras como Solo ángeles, El Duke, Las muecas del miedo. ¿Qué recuerda de ese momento?

- Recuerdo pequeñas anécdotas jocosas. Cuando concurrí a la central de policía para averiguar el porqué de la prohibición de Sólo Ángeles, me encontré a los abrazos con amigos de las tumbas, que se habían hecho policías. Me presentaron al director de moralidad. Me trató con suma caballerosidad hasta que llegamos al punto de interés, donde él golpeó el librito sobre la mesa y me dijo: ¡Medina, sabemos de qué estamos hablando!, y ahí sentí que se me arrugaban los huesos, porque el buen señor tenía sus razones. Pero salí gallardamente del paso. El juicio se ganó, pero  la novelita siguieron secuestrándola de los kioscos porque la policía, que la secuestraba, argumentaba que quien había sido  absuelto era el escritor, pero no la novela.

El Duke fue una novela que intentó ser la primera de una nueva editorial (Eskol) de Manuel Quiñoy. Era el año 76. Publiqué 3 libros al mismo tiempo, El Duke, Strip-Tease, y Pelusa rumbo al sol,  una obrita de teatro infantil que los libreros devolvían porque argumentaban que estaba prohibido el escritor, y cualquier librito del susodicho era pasible de una multa peligrosa. Así desaparecí del mercado del libro.

Strip-Tease era mi novela más enferma, más loca y más delirante. Le cabía la guillotina bien aceitada. Se prohibió sin contratiempos. Pese a que Bioy Casares, quien había firmando una circular en mi defensa cuando se prohibió Sólo Ángeles, me ofreció hacer trámites en el gobierno para averiguar motivaciones y ver si de alguna manera yo podía zafar sin quedar muy lesionado. Preferí no rebajarme ante el poder. El tiempo, Dios que todo lo puede, siempre pone las cosas en su lugar. La novela anticipaba lo que se venía, mis personajes que vivían en sótanos de los aciagos teatritos, cuando salían a las calles caminaban sobre cadáveres.

- Las Hienas es uno de los primeros libros que habla de forma directa de la situación que vivió el país en época de dictadura. ¿En algún momento pensó que podrían chuparlo por el contenido? ¿Cómo fue el proceso de escritura?

- En ningún momento pensé eso. Era un escritor, lo soy, comprometido con la literatura y conmigo mismo. Siempre fui independiente y nunca estuve en ninguna secta secreta. Y menos contra mi país.

Se publicó en el 75 y es el primero en narrar sobre la represión. Se anticipa. Habla de la antesala del infierno y prefigura lo que se avecinaba. Es un libro que quiero mucho. Había publicado Transparente en  Sudamericana, y Enrique Pezzoni, el director de publicaciones, me pidió algo porque se vendía muy bien. Debíamos reunirnos por la tarde. Recogí cuentos que tenía hechos y publicados en revistas y armé un volumen sin título. Vi que faltaba un relato que hiciera de caballo cadenero, un relato de peso, el corpus del libro. Me senté y en el tiempo que se usa para leerlo escribí Las Hienas. Llegué a tiempo a la cita. El clima político estaba espeso, creí que la editorial pondría peros al relato y pediría que lo quitara o lo suavizara. No fue así y se publicó con éxito. 

El diario La Opinión, en la crítica habló maravillas del libro diciendo que el protagonista era un parapolicial oficial, es decir del gobierno. Y me fui a pasear al  interior por unos meses porque levantar el tubo del teléfono y escuchar cosas feas me ponía mal. Se consideró venta restringida y exhibición limitada, pero en lo práctico y real se prohibió luego de algunas ediciones.

- La novela Con el trapo en la boca es una mirada de la juventud  con todas sus dudas, conflictos y miedos. ¿Cree que cambio algo de aquella adolescencia al día de hoy?

- Escrita bajo el período militar, es un retrato de los jóvenes de ese tiempo. A través de la protagonista, clase media acomodada y rebelde, intenté un testimonio que pasados los años me deja satisfecho. Fue el comienzo de la descomposición social que vive la juventud hoy. Acompañada por todo un mundo envilecido hasta el caracú. En aquel tiempo había esperanzas, hoy ya no lo creo. La ventaja de escribir para uno conlleva la satisfacción de que uno lee su libro-diario y computa aciertos y errores, aprende. La juventud había empezado a deslizarse por el tobogán de la humillación y la ignominia. Recién estaba subiendo la escalera del tobogán. Hoy está cayendo en picada cual kamikazes. La bohemia descontrolada, el afán por el alcohol y la promiscuidad sexual, era un pasatiempo, un copiar a los rebeldes de otros países.

Se intensificaba la locura esperando que llegara la detención del mundo y todo volviera a empezar, un pasatiempo casi necesario para no perecer y mantenerse vivo con la idea de reflotar el espíritu de país una vez que sonara la campana avisando que el recreo había terminado. Hoy, todo eso más los tatuajes, los aritos, la estupidez como característica, el bobaje galopante, la mafia fútbolera, la infamia política, la salvación por el juego, la obsesión bobina por esos aparatitos que nos ayudan a cruzar la calle sin que nos pise un auto porque Dios existe aunque haya dejado de ser argentino, la delincuencia piraña, los barrios tomados, el incremento de las villas miserias, y la droga que maneja todo gracias a la falta de ejército y de no cuidar las fronteras y permitir el lavado de dinero mal habido, hacen que la caída sea sin regreso.


- Según entiendo ¿estamos peor como país?

- Este país se terminó, así de simple. Aparentemente Colombia pudo recuperarse, eso parece. En cambio México va camino del desastre. Y  nosotros vamos detrás muy contentos, cantando que crecemos y tenemos patria, cuando en verdad pareciera que volvemos a la época de las cavernas. Si me permito utilizar el concepto básico de Baudelaire: la patria es la infancia, creo que este país dejó de ser mi patria. Este despropósito que vivimos hacia el apocalípsis es lo que cuento en mis últimos libros a partir de El Fiera, y muy especialmente en Los Hámsteres, que se está distribuyendo en librerías en estos momentos. En el capítulo El Presidento-Trava, el periodista y los jubilados, aprovecho a hacerle un homenaje a mi Strip-Tease, casi como una despedida a un tiempo que fue de oro, y a mí, los malos consejos, me hicieron creer de chatarra.

- Retomo su frase la descomposición social que vive la juventud y le pregunto ¿Qué opinión le merecen programas como Gran Hermano? ¿Por qué cree que el público los consume?

- No puedo opinar sobre algo que desconozco. Sé algo de oído. No me interesa. Es más de nuestra decadencia. Recontradrogado de imbecilismo el público consume lo que le den. La mayoría de la gente no tiene mucha conciencia de las cosas, quizás poco y nada, salvo fútbol, distracciones parecidas, y mucho alcohol. Estamos viviendo el pan y circo de los antiguos romanos. El genocidio con los jubilados y con la niñez envuelta en dosis de paco a nadie le importa. No hay metas.

Deambulamos sin rumbo, dominados por la corrupción desmedida, traficantes de drogas, la trata de blancas, negras y travestis y todas las porquerías que se inventen. Nos están deseducando groseramente y nadie dice nada. Es pavoroso el bajo nivel dirigencial de lo que en otro tiempo se denominaba las fuerzas vivas. La mediocridad promedio del argentino es alarmante y empeora.

Se entiende: los vivos hacen su negocio; lo calamitoso es que hay gente, mucha, que aplaude.


- Desde su rol de periodista ¿Cuál es su visión sobre los negocios de poder donde se ven involucrados los comunicadores? ¿Cómo ve hoy en día el periodismo?

- Es afrentoso ver periodistas que de un día para el otro cambian su discurso con una facilidad y caradurez que asombra. Creo que son infiltrados de los poderes foráneos que trabajan para destruirnos y enarbolar otra bandera en lugar de la celeste y blanca del general Belgrano. Saben que todo se viene abajo. Suman dólares para rajarse cuando sea necesario.

Hay periodistas muy “prestigiosos” que han sugerido regalarles la Patagonia a los chilenos. Bueno, según he escuchado dentro de las cláusulas secretas con los chinos, figura una en la cual la primera tanda de los que vendrán a trabajar a la Patagonia es de veinticinco millones de chinos. Ahora sí, se entiende, el porqué se les permitirá tener sus propias leyes. Luego se les permitirá imprimir sus propios patagones, y por fin su propia bandera

- Volviendo al terreno literario. Si un nuevo lector entrara a una librería buscando una novela suya, ¿Cuál le recomendaría y por qué?

- Hoy estoy fuera del mercado. Los principales medios literarios que manejan este negocio, me ignoran, a sabiendas, o sanamente porque no saben ni jota de mí. Strip-Tease es una novela que nunca quise reeditar, a pesar de que muchas editoriales me lo pedían. Fue Diego Kenis quien me insistió para volverla a publicar luego de haberla descubierto en la antigua biblioteca de su tío. En agradecimiento le pedí un prólogo. Lo mismo ocurrió con Marcelo Ibarra Farías que casi por obligación tuvo que leer La Yegua sin saber quién la había escrito. A pesar de toda la contra con la que uno lucha hasta el final de sus días, de tanto en tanto me siento gratificado, casi como si recibiera un título universitario, que siempre lamenté no tener.

Estos jóvenes, periodistas y escritores ambos, creo que manifiestan la vigencia de mi literatura que yo no podría concentrar señalando un libro. Mis 30 libros, novelas, ensayos, relatos, teatro infantil, poesía, son mi columna vertebral, estarán unidos hasta cuando me acueste en el cajón. No hay uno que prefiera más que otro. Puede que sí, ciertas páginas. En todos estoy, o mirando por la ventana o arreglando una filtración en el techo, cuestionando y erigiendo mi torrecita de Babel. Quizás hoy, me animaría a recomendar mi libro de poesía Ocre Urbano. O Los Hámsteres. O El Jardín de Anías, novela de terror que me gusta mucho y creo que está bien escrita.

- ¿Cómo ve hoy en día el desarrollo literario en nuestro país? ¿Qué autores recomienda?

- Muy bueno. Hay una gran cantidad de escritores que  no se dejan atropellar por la desorganización del país y contra viento y marea hacen lo suyo con seriedad y brillantez. Lo mismo en otros espacios y disciplinas. A pesar de mi pesimismo reconozco que hay luchadores admirables que hacen lo imposible para que todos recuperemos nuestra dignidad. Hay de todo, bueno, mejor y excelente. Algunos consiguen editoriales y viajan en trasatlánticos y otros deben navegar en canoa y sin remos ni editores, o pagarse ellos la edición. Son lo mejor que le queda al país para soñar un recupero. Si algo puede salvarnos, o al menos redimirnos, será nuestro arte.

De entre muchos puedo mencionar a Alejandra Tenaglia (curiosamente el argumento de su novela a publicar si convence al editor, habla de una mujer que vuelve a su pueblo a vengarse de quien la violó en la infancia, algo que en estos días la crónica cuenta sobre varios casos), Diego y Marcelo, ya están mencionados; Alfredo Vento vive en Europa pero piensa en argentino y reunió su poesía de años en un tomo lúcido; Carlos Crosa, sigue escribiendo y publicando con la decisión de un santo a pesar de que el mercado se muestra esquivo; Ignacio Camdessus publicó su muy buena primera novela Circunualación; Facundo Soto, Federico Racca con su novela Chango, en la que se cuestiona a un intocable de nuestro folclore; Ramón Minieri, representando nuestro sur; Lucas Gómez Cano, con una excelente novela policial La mirada del Hampón; Javier Ragau con El ataque de los moscovitas; Susana Aguirre y sus libros sobre el tango; Leandro Alva y su libro de poesía Tundra. Y así podría seguir enumerando.

- ¿Qué autor contemporáneo puede recomendar? ¿Por qué?

- Louis-Ferdinand Céline. Además de ser contemporáneo como nadie, cambió la novelística del siglo XX y lo sigue haciendo en nuestros días: publicó Viaje al Fin de la Noche en 1932. Toda la generación beat norteamericana y la novelística europea le deben a él haber descubierto un nuevo rumbo a la narrativa cuando ésta caminaba sobre un oxidado alambre de púas. Escritores como Miller, Kerouac, y hasta Bukowski lo han reconocido como el number one. Leerlo significó descubrir mi camino. Céline es como Gardel, cada día escribe mejor. Todo cierra, como este reportaje. Muchas gracias

Producción periodística: Néstor Genta.

© Escrito por Gabriel Bianco el miércoles 27/05/2015 y publicado por Tribuna de Periodistas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

  

viernes, 29 de mayo de 2015

FIFAGATE: Alejandro Burzaco, del poder a la clandestinidad… @dealgunamanera...

FIFAGATE: Burzaco, del poder a la clandestinidad…


La Policía Federal allanó las oficinas del CEO de Torneos y Competencias. Quién es este empresario clave en el negocio del fútbol con vínculos en el Gobierno y en el Grupo Clarín.


Tras la denuncia de sobornos en la FIFA y por orden de Interpol, la Policía Federal allanó las oficinas de Torneos y Competencias, la productora de televisión cuyo CEO y accionista, Alejandro Burzaco, se encuentra con pedido de captura internacional, involucrado en este escándalo. Burzaco, un hombre fuerte en el negocio del fútbol local, gestó su poder de la mano del fallecido Julio Grondona.

Y, en las sombras, se convirtió en un nexo clave entre dos enemigos aparentemente irreconciliables: el Grupo Clarín y el Gobierno. 

Con ambos tiene negocios. De bajo perfil y siempre con gorrita, es el dueño de las transmisiones deportivas locales y de Latinoamérica.

¿Cuáles son los lazos que lo unen al Grupo Clarín y el Gobierno?

© Publicado el viernes 29/05/2015 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


domingo, 24 de mayo de 2015

Temperley 0 vs. Huracán 0... @dealgunamanera...

Uno se quedó sin gas, el otro sin aire…


Huracán empató esta noche sin goles con Temperley en condición de visitante por la décimo tercera fecha del torneo de primera división en el estadio Alfredo Beranger.

Luego de lo que fue la suspensión de la fecha en la semana pasada, el fútbol retomó su rumbo pero no así el Globo. En lo que fue una nueva presentación, no deslumbró, estuvo perdido por momentos aunque tuvo sus ocasiones ante un rival tan necesitado de puntos como nosotros. Al minuto, el local le dio una bienvenida poco afectiva y ya desde un tiro de esquina tuvo la primera ocasión de gol. Minutos más tarde, se notaba la supremacía rival ya que los Quemeros no llegaban a ninguna pelota primeros, perdían en cada disputa por ella, no lograban frenar los aventones de Gabriel Esparza y Juan Ignacio Dinenno y finalmente fue necesaria la intervención del arquero, Marcos Díaz.

Con el correr de los segundos, los dirigidos por Ricardo Rezza se llevaban puestos al visitante y en los pies de Fabián Sambueza tuvieron las más claras. Por parte de los de Parque Patricios, poco había para marcar. La dependencia de todo el equipo de Patricio Toranzo para generar juego desembocó en un elenco desdibujado y poco profundo.

En la segunda parte, la cosa fue parecida pero un poco atractiva por la adrenalina generada de ver los minutos transcurrir. Ya que ninguno de los dos quería perder pero solo uno se animó a buscar la victoria, las decisiones erróneas y las definiciones poco acertadas concluyeron con un pálido empate. La más clara del Globo, en los pies de Ramón Ábila tras una contra que lo tuvo mano a mano entrando al área frente a Federico Crivelli que se esforzó para intervenir el destino de gol que tenía el balón y enviarlo al córner. Lo mejor del conjunto hoy vestido con ropa camuflada estuvo en las gambetas, la constante búsqueda y el empeño por querer jugar de Edson Puch quién se despidió por el momento de la casa de Huracán para vestir la de su selección chilena.

A fin de cuentas, no se logró volver a la senda de la victoria pero si se quiere, se puede mejorar. Muchas cosas para corregir, muchas cosas para repensar, mucha gente por la cual dejar todo. Temperley buscó, mucho pero no encontró. Huracán las que tuvo, no las aprovechó. Así, uno se quedó sin gas, el otro sin aire.

Temperley: 0

Federico Crivelli; Christian Chimino, Gastón Aguirre, Ignacio Boggino, Gastón Bojanich; Fabián Sambueza, Adrián Arregui, Leonardo Di Lorenzo, Gabriel Esparza; Eduardo Ledesma; Juan Ignacio Dinenno. DT: Ricardo Rezza.

Huracán: 0 

Marcos Díaz; Santiago Echeverría, Hugo Nervo, Eduardo Dominguez, Luciano Balbi; Lucas Villarruel, Federico Vismara; Agustín Torassa, Patricio Toranzo, Edson Puch; Ramón Ábila. DT: Néstor Apuzzo

Cambios: Daniel Montenegro por Toranzo y Ezequiel Gallegos por Torassa (H); Vilchez, Brandán y Grbec por Ledesma, Esparza y Dinenno.

Amonestados: Echeverría, Nervo, Dominguez, Villarruel y Balbi (H); Chimino (T).

Árbitro: Ariel Penel

Estadio: Alfredo Beranger

© Publicado el viernes 23/05/2015 por el Departamento de Prensa del Club Atlético Huracán de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Fotos: Daniel Mendez

Michael Porter y El problema de Massa… @dealgunamanera...

El problema de Massa…


Análisis del rol competitivo de Massa a la luz de la teoría del profesor de Harvard, Michael Porter, respecto de su popularidad y diferenciación.

Para el padre de la estrategia competitiva y célebre profesor de Harvard, Michael Porter, sólo hay dos formas posibles para que un producto sea líder: serlo en popularidad (precio) o serlo en diferenciación (exclusividad). Es muy difícil ser líder al mismo tiempo en ambos campos y el riesgo de quienes aspiran a destacarse simultáneamente en dos direcciones es el de caer en la hibridez.

En la búsqueda de la alquimia que permita unir atributos excluyentes han sucumbido los más ambiciosos, y éste puede ser hoy el problema de Massa.

Muy raras veces una categoría logra implicar y abarcar a las otras dos, pero cuando eso sucede –algo parecido a lo que en política sería una revolución– las categorías anteriores caen en desuso y surge una nueva polaridad.

Ejemplos de productos que responden a la “U” de Porter hay en todas las categorías: Quilmes y Stella Artois en cerveza en Argentina, Fiat y Ferrari en autos en Italia, o Topper y Nike en zapatillas en todo el mundo. Lo que podría encontrar su equivalente en la política argentina actual con Scioli por continuidad y Macri por cambio, que trasladados a la “U” de Porter colocaría a Scioli como el producto político líder por popularidad y a Macri como el producto político líder por diferenciación.

El hecho de que sea posible expresar la estrategia de Massa de dos formas, tanto de cambio con continuidad, como de continuidad con cambio, dando a entender que habría prevalencia de un factor sobre otro en ambas formulaciones, ya evidencia la dificultad de una comunicación unívoca.

Sólo hay dos formas de liderar: por popularidad o por diferenciación. Es difícil destacarse en ambas simultáneamente.

La vida es bastante más compleja y excede el binarismo categorial, pero a la mente humana le resulta mucho más fácil procesar información decodificada en forma de dos dimensiones. Y a veces es hasta imposible procesar rápidamente un sistema ternario como probablemente podría marear al conductor de un auto que mirara un GPS tridimensional mientras esquiva obstáculos a pocos metros de él.

También hay cuestiones atávicas y mítico-religiosas en la mejor aceptación de lo normal, como aquello que se representa en dos dimensiones, en parte por la estructuración humana más básica de hombre y mujer, haciendo que se despierte desconfianza ante cualquier terceridad, la que generalmente se acepta después de un esfuerzo intelectual pero no naturalmente. El primer impulso frente a la transgresión es remitirla al espacio del pecado en lo religioso o a lo prohibido en el terreno de lo mítico.

En los estudios cualitativos de intención de voto puede aparecer Massa como el más inteligente o el más rápido de los tres candidatos presidenciales con mayor intención de voto, pero también como aquel que genera más sospechas sobre quién realmente es o qué podría hacer en el poder. Ese posicionamiento híbrido en lo que sería la “U” de Porter se transforma en desconfianza porque el sentido común tiende a descartar o poner bajo un signo de interrogación lo que no se entiende o lo que no encaja fácilmente en la matriz binaria.

Massa, conociendo el problema de la tercera posición, sabe que su única solución sería disputar el liderazgo con alguno de los representantes de los dos atributos excluyentes, pero la polarización se lo hace cada vez más difícil.

En las filas del PRO, y muy especialmente en Duran Barba, hay una convicción acerca de que la mejor opción para Macri es profundizar su atributo de diferenciación y que cualquier alianza con personas que representen las formas tradicionales de hacer política, o los partidos políticos tradicionales –esto vale tanto para De Narváez, Massa, Reutemann y hasta Sanz–, le restará valor de diferenciación. Por eso insisten en ir a competir tanto con un candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires como a vicepresidente que sea propio del PRO.

También Macri cree que podría convertirse en un “Bordón joven” si se hibrida con candidatos PJ o del Frente Renovador.

Vislumbran esta estrategia tanto como ofensiva, para ganar las elecciones, como defensiva, por si las pierden. Creen que si perdieran frente a Scioli siendo genuinos representantes de la nueva política, sin concesiones electoralistas ni acuerdos de poder clásicos, quedarán con un capital simbólico que le permitiría al PRO rehacerse y seguir siendo competitivo; pero que si pierden habiendo hipotecado su valor de diferenciación, con massistas en sus listas de legisladores, con De Narváez como candidato a gobernador y Reutemann como candidato a vicepresidente, por ejemplo, la propia pérdida de identidad de su propuesta electoral los llevaría a disolverse en los partidos tradicionales, con el riesgo de convertir al propio Macri en otro “Bordón joven”.

Mientras que si pierden sacando el 40% de los votos “sin traicionarse”, siempre podrán convertir esa derrota en algo heroico que les permita volver a ganar más legisladores en 2017 y seguir aspirando a la presidencia en 2019. Por lo menos ésa es la tesis de Duran Barba, de quien se dice que su ataque a Gabriela Michetti y Federico Pinedo en las PASO del PRO no fue resultado de incontinencia verbal sino de estrategia, porque nadie del macrismo quería aparecer atacando a Michetti y alguien tenía que hacer “de malo” para poder ganarle por diez puntos de ventaja.

Las terceras posiciones sirven como articuladoras y son especialmente útiles para aumentar la calidad en tareas que requieran equilibrio, como la Justicia o el periodismo. Pero es un atributo aborrecido por los consultores electorales.

© Escrito por Jorge Fontevecchia el domingo 24/05/2015 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Derechos Humanos... @dealgunamanera...

Derechos humanos…

Fotografía: Profesor Pablo Frisch 

Nunca entré en la ESMA: y si de mí depende, nunca lo haré. Allí no están mis dos hermanos presos desaparecidos en la tenebrosa Escuela de la Armada. Arrojados al mar desde los vuelos de la muerte, según pude reconstruir tan sólo dos años atrás a partir del relato de un sobreviviente que a su vez reprodujo una conversación con uno de los represores, el día que hizo un comentario sobre el  “vuelo de las cordobesistas”: mi hermana Cristina y la Colorada, compañera de mi hermano Néstor, de cuyo final nada sabemos.

Pero si en la ESMA no están nuestros muertos, sí están los fantasmas de todos los padecimientos que sufrieron. La crueldad de los vuelos los días miércoles y los muertos en la tortura, cuyos cuerpos desaparecían cremados en “la parrilla”, los “asaditos” en la tenebrosa expresión de los represores según reconstruyeron los sobrevivientes de la ESMA.

El  inmenso edificio de la Avenida Del Libertador está poblado por los ayes de dolor, las culpas de la delación, el “sometimiento a la esclavitud” como todavía nombramos lo que más cuesta definir y menos juzgar, esos dirigentes montoneros que desde los sótanos de la ESMA colaboraban con las ambiciones políticas de Eduardo Massera, quien quería ser el nuevo Perón de Argentina. O el heroísmo de Víctor Basterra, quien como obrero gráfico fue obligado a falsificar documentos, pero a la par, fue el único que consiguió sacar de la ESMA las únicas fotografías que probaron lo que deliberadamente se hizo desaparecer.

Otros sobrevivientes fueron menos heroicos, reconvertidos hoy en funcionarios o espías del Estado.

Pero si en la ESMA no están nuestros muertos, sí está lo que consentimos como sociedad por miedo o indiferencia. Nuestra tragedia, también, nuestra vergüenza. Nuestras responsabilidades y nuestras culpas. Todo lo que debemos exorcizar con antídotos democráticos para que decidamos qué debe levantarse en ese lugar. Si una discoteca o un mausoleo.

Sin embargo, antes debemos  limpiar esa monstruosidad que significó hacer desaparecer los cuerpos, arrojados al mar o al Río de la Plata, cremados en “las parrillas”. Quien no sea capaz de reconocer lo que significa ese calvario corre el riesgo de ser tragado, deformado por esa misma monstruosidad. Esto es lo que  defiendo desde el día que conocimos que el ministro de Justicia y Derechos Humanos había organizado un asado de fin de año; o que el gobierno de la ciudad le sacó la custodia de los lugares de la memoria, entre ellos la ESMA al Instituto de la Memoria, conformado por sobrevivientes de la ESMA y figuras relevantes de los derechos humanos, como el Premio Nobel de la Paz, Pérez Esquivel, para que el Museo de la ESMA sirva antes de propaganda política que de auténtica reserva de la memoria. Un proyecto museográfico con injustificadas cláusulas de confidencialidad, encomendado a la Universidad de San Martín, que contraría lo que disponen los códigos de ética de la museología del nazismo en Alemania. A la hora de reconstruir los museos el Holocausto evitan la injerencia del partidismo, tanto el adoctrinamiento como los golpes bajos.

No dudo de la emoción de la Presidenta, quien como muchísimos argentinos llegó tarde a la tragedia de los desaparecidos. Nadie sale indemne después de conocer lo que allí sucedió, sobre todo, la milagrosa vida de esos bebés nacidos en cautiverio, convertidos hoy en adultos. Como Victoria Donda y Juan Cabandié, quienes, pienso más de una vez, pudieron nacer al lado de mis hermanos. ¿Por qué glorificar ese pasado que no termina de pasar y dejó tanta muerte y sufrimiento? ¿Por qué falsear la historia?

El mismo año que mis hermanos fueron secuestrados, Néstor y Cristina Kichner cambiaba pañales en la Patagonia por el nacimiento de Máximo. Un desfase de tiempo que me hizo sospechar sobre la culpabilidad escondida en nuestra sociedad que explica la sobreactuación de los que creen que la causa de los derechos humanos nació con ellos.

Los Kirchner llegaron a la presidencia dos décadas después del Juicio a las Juntas que el 9 de diciembre condenó a los jerarcas de la dictadura por el plan de exterminio organizado desde el Estado. Una bisagra histórica que abrió camino a lo que nunca tuvimos, continuidad electoral. En cambio, el proceso de revisión del pasado de terror no fue lineal ni contó con el consenso político de los peronistas. Paradójicamente, el sector político más perseguido.

Es comprensible que en la medida en que nos fuimos alejando del terror, otras generaciones y otras personas que antes tuvieron miedo se fueron incorporando a la revisión del pasado. Pero en lugar de la antorcha que se pasa como un símbolo de permanencia y continuidad de la memoria, el gobierno de la pareja Kirchner inauguró su propia gesta de los derechos humanos a expensas de negar a los otros. Y el miedo cambió de lugar: la glorificación del ideal revolucionario estalló como las bombas detonadas en su nombre y el pasado nos volvió a amenazar. Afuera se puso lo que recibimos a manos llena, la desconfianza, el miedo y la delación. Aparecieron los comisarios políticos, los escribas del poder público nos mataron la reputación, se burlaron de nuestras vidas, nos hicieron desaparecer simbólicamente. Esa vieja tradición de negar lo que molesta y creer que nuestra existencia se la debemos a los poderosos que levantan o destruyen monumentos.

En nombre de esa utopía de amor y pacificación que son la causa de los derechos humanos, salió lo peor. No quiero cometer lo que critico: me importa menos lo que las personas hicieron en el pasado que su compromiso actual con lo que está amenazado, el sistema democrático. No conocí a  Horacio Verbitsky hasta que compartí esa cofradía de los que día a día, a lo largo de medio año,  fuimos al Juicio de las Juntas. Aprendí a respetarlo por las denuncias de corrupción y su defensa de la prensa en un sistema democrático. Para mí, eso ya lo redimió. No me gusta que hoy  nos patrulle ideológicamente, ni sus columnas metan miedo, como he visto más de una vez en el Congreso. Al revés, en el pasado, cuando éramos pocos los que denunciábamos los robos de bebés, aprendí a respetar a Estela Carlotto, quien junto a otra de las fundadoras de Abuelas de Plaza de Mayo, Chicha Mariani, recorrieron el mundo y consiguieron que la ciencia avanzada de los EE.UU. se pusiera al servicio de nuestra tragedia, con la invención del “índice de Abuelidad” que permitió identificar a una centena de niños secuestrados. Incluido el nieto de Estela. Sin embargo, ignora los temores de las que fueron sus compañeras de lucha, como Chicha.

No me gusta reconocer el miedo de los que temen las columnas de Verbitsky ni los que no se animan a contradecir a Carlotto. El temor a ser y decir lo que se piensa contraría los principios de igualdad y respeto, sustento filosófico de los derechos humanos. Porque siempre le tememos al poder. Y a sus represalias.

En cambio, respetamos la autoridad de los que, como Mandela o Gandhi, nos enseñan a luchar sin violencia para vivir en paz.

© Escrito por Norma Morandini, Senadora de la Nación el domingo 24/05/2015 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.