sábado, 30 de abril de 2011

Huracán 0 vs. San Lorenzo de Almagro 3... De Alguna Manera...

Por acá pasó un Ciclón...

La fiesta de San Lorenzo fue completa y no le tuvo piedad a un Huracán que pelea por no descender. Ortigoza abrió el partido de penal, tras una mano que le valió la roja a Quiroga. Luego, Salgueiro y Velázquez redondearon la goleada.

Hubo un aviso para Huracán en el ocaso de la primera mitad. Hubo un empuje de San Lorenzo que le dio la advertencia de que no podía ingresar al segundo tiempo dormido porque el gol, enemigo más que amigo de los muchachos de Roberto Pompei en el clásico, merodeaba el arco de Gastón Monzón. Una picadita de Leandro Romagnoli y un tiro en el palo de Pablo Velázquez tras una avivada de Juan Manuel Salgueiro, fueron las jugadas que denotaron que se avecinaba el Ciclón...

Ese momento, pequeño momento, en el que el Globo supo apretar y emparejar el trámite pese a los nombres de un lado y del otro, duró apenas 20 minutos. Y consumado el descanso, Facundo Quiroga desató con su mano lo que terminaría siendo una supremacía total del equipo dirigido por la dupla Miguel Tojo-Carlos Veglio. Porque el defensor, después de sacársela de la cabeza a un Velázquez que se relamía con sed de revancha, vio la roja y Néstor Ortigoza, experto desde los doce pasos, definió como él sabe el jugoso penal.

El 1-0 invitó a todos a pasar al baile. Invitó a la hinchada a cantar "el que no salta se va a la B". Invitó a Giancarlo Carmona a meter un pase teledirigido a los pies de Salgueiro para que el uruguayo, con una defensa totalmente perdida, sólo tuviese que eludir al arquero y tocarla suave para que la pelota besara la red. Invitó, también, a que Velázquez les quitara el habla, enmudeciera, a los que lo criticaban por su sequía e hiciera escupir alaridos a los que siempre lo bancaron desde las tribunas del Nuevo Gasómetro.

Y hasta el cuarto buscó San Lorenzo ante un Huracán entregado, que prácticamente no pateó al arco. No lo encontró, pero poco importó. La fiesta ya estaba armada en el verde césped. Explosiones azulgranas por todos lados, golpeteo de bombos, Carlos Abdo soltando un "vamos San Lorenzo" agitando con el brazo... Y allá, encerrados en una de las tribunas fronterizas, ellos: Huracán, abatido Huracán, que cada vez ve más fantasmas salir de abajo de la cama.

© Escrito por John Jones y publicado por el Diario Deportivo Olé el sábado 29 de abril de 2011


Fue una revancha…

Romagnoli dijo que la victoria ante Huracán fue un desquite por el 0-3 del Apertura. "Más allá de los puntos, importaba el partido. Es un clásico y hay que jugarlo con el corazón. Lo ganamos con justicia", tiró.

Leandro Romagnoli es un hombre de la casa, un sanlorencista que lleva los colores en la piel. Un hincha más que, emocionado por un 3-0 ante Huracán, suelta sus sentimientos más sinceros.

"Más allá de los puntos, era el partido. Nosotros no veníamos bien y ellos tampoco. Pero esto es un clásico, el Bambino en la semana nos dijo que se juega con el corazón. Y tiene toda la razón, porque la gente lo demuestra", comentó el Pipi después de la victoria.

Y ojo, dijo que tiene sabor a desquite por aquel 0-3 del Apertura en el Ducó: "Es una revancha, porque el año pasado fue un partido raro. Arrancamos bien y terminamos perdiendo. Esta vez, ganamos con mucha justicia".

© Publicado por el Diario Deportivo Olé el sábado 29 de abril de 2011









Ernesto Sábato... Hasta pronto... De Alguna Manera...

Murió Ernesto Sabato...

El autor de "El Túnel" y "Sobre héroes y tumbas falleció en su casa de Santos Lugares a causa de una bronquitis. Sábato fue el director de la Conadep, el organismo que por primera vez puso al descubierto los crímenes de lesa humanidad ocurridos en la Argentina durante la dictadura. En 1984 recibió el premio Miguel de Cervantes, máximo galardón para la literatura de habla hispana.

El escritor murió a los 99 años en su casa de la localidad bonaerense de Santos Lugares, confirmó su compañera Elvira González Fraga. "Hace como quince días tuvo una bronquitis y a la edad de él esto es terrible", explicó la mujer. Los restos de Sábato serán velados a partir de las 17 en el club Defensores de Santos Lugares, situado en la calle Severino Langeri 3162.

Sábato nació el 24 de junio de 1911 en la ciudad bonaerense de Rojas y fue novelista, ensayista, físico y pintor aficionado. El escritor iba a ser homenajeado mañana en la Feria del Libro por el Instituto Cultural de la provincia de Buenos Aires ya que este año iba a ser su cumpleaños número 100.

Por solicitud del entonces presidente Raúl Alfonsín presidió entre 1983 y 1984 la CONADEP (Comisión Nacional contra la Desaparición de Personas), cuya investigación, plasmada en el libro Nunca Más, abrió las puertas para el juicio a las juntas militares de la dictadura militar en 1985.

En 1984 recibió el premio Miguel de Cervantes, máximo galardón literario concedido a los escritores de habla hispana, por lo cual fue el segundo escritor argentino en recibir este premio, luego de Jorge Luis Borges en 1979.

© Publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma e Buenos Aires el sábado 30 de Abril de 2011

viernes, 29 de abril de 2011

El koro... De Alguna Manera...

El koro: cuando el pene se hace cada vez más pequeño...


Son innumerables los reclamos publicitarios que prometen aumentar el tamaño del pene de los hombres, así como la obtención de erecciones más duraderas. Sin embargo, la potencia sexual tiene mucho que ver con la autoestima y la seguridad en uno mismo. Y sobre todo tiene que ver con la falta de paranoia.

Una paranoia muy ligada a la cultura de diversos países asiáticos. Allí se ha documentado una dolencia llamada koro.

Los hombres que la sufren experimentan una fuerte ansiedad causada por el convencimiento de que su pene está empezando a retraerse, que terminará desapareciendo en su abdomen y que, como consecuencia de ello, podrían morir.

El tratamiento consiste en pedir a los familiares de más confianza del afectado que le sostengan el pene las 24 horas del día durante varios días para evitar el temido retroceso.

Obviamente, no hay evidencia biomédica o etiológica clara de esta dolencia. Más bien parece una dolencia producto de la histeria, del miedo, de la paranoia. Pero lo cierto es que se han documentado epidemias de koro en Malasia y el sur de China (donde lo llaman sou yang).

El estado físico de una persona, pues, puede propagarse fácilmente entre la gente que rodea a esa persona. Incluso si ese estado físico es sólo es producto de la hipocondría más aguda.

Para demostrar esto, un grupo de investigadores alemanes estudió la posible transmisión de dolor de espalda mediante un experimento natural que fue posible gracias a la reunificación de Alemania. Antes de la caída del Muro de Berlín, a los alemanes orientales les dolía menos la espalda que a los occidentales.

Pero después de 10 años de reunificarse, a los ex alemanes orientales la espalda ya les dolía tanto como a los alemanes orientales de la antigua Alemania Occidental.

Si bien los medios de comunicación podrían haber influido en ello (por ejemplo, diciendo que el dolor de espalda es frecuente e inevitable, sugestionando así a la población), los investigadores sostenían que el dolor de espalda también era una enfermedad comunicable cuya transmisión podía interrumpirse mediante una especie de “descontaminación psicosocial”. Tal y como podría ocurrir con el koro.

Esta manera de enfocar el problema de determinadas dolencias podría explicar, por ejemplo, las diferencias tan acusadas que existen de números de personas con dolor de espalda en diversos países industrializados. En EEUU, el índice de dolor de espalda entre la población activa es del 10 %. En Reino Unido, del 36 %. En Alemania, del 62 %. En Dinamarca, del 45 %. En Hong Kong, del 22 %.

El índice de koro en occidente es 0 %. Y espero que este artículo no influya en nadie para que empiecen a propagarse los primeros casos de los increíbles penes menguantes.

© http://www.xatakaciencia.com

jueves, 28 de abril de 2011

Carlitos... El Rey del Panqueque... De Alguna Manera...

Carlitos, el rey de los panqueques...

Los panqueques tienen su Rey indiscutible: Carlitos. Y a un año de su muerte, sus locales siguen haciendo esos panqueques que él mismo diseñó, con su misma receta y sus más de 600 variedades con nombres dedicados a personalidades nacionales e internacionales, pero también a vecinos, amigos y personas que conoció en su vida cotidiana y que tuvo ganas de homenajear.

Es que Carlitos Ciuffardi era así de sociable y de admirador. Sus variedades de panqueques todavía llevan el nombre que él escogió para cada ocasión: Diego Maradona, Susana Giménez, Che Guevara, Eva Perón, Fidel Castro, Norma Aleandro, Osvaldo Pugliese, Gandhi, o simplemente a las maestras jardineras, los bomberos o los habitantes de la Villa (por Villa Gesell, donde Carlitos inició el negocio).

Con su típica gorrita roja, Carlitos creó el negocio que primero se llamó "Carlitos, el rey de los panqueques", hasta que varios comercios lo plagiaron, por lo que tuvo que llamarlo "El amanecer de Carlitos y sus hijos". Carlitos se inició en los años 60' con su panquequería de Villa Gesell. Luego abrió un local en Vicente López, y trabajó en ambos hasta su muerte, el 28 de abril de 2010.

Sin embargo, sus hijos también siguieron sus pasos y abrieron otras 20 panquequerías con sus mismas recetas y el mismo nombre, que se distribuyen en varios puntos de Buenos Aires y Capital.

A un año de su muerte, Perfil.com fue a visitar el local en el que Carlitos trabajó casi hasta su muerte, en avenida del Libertador 156, en Vicente López. Y conoció también el nuevo local que abrió allí a pocas cuadras, en Libertador 1395, un proyecto que él inició, pero que no pudo ver terminado.

Su ayudante de toda la vida, Hernán Barrionuevo, dio la receta de los panqueques de Carlitos y detalles de cómo cocinarlos para que salgan así de perfectos. Vea el video de Perfil.com, con todos los pasos para hacer los mismos panqueques que hacía su Rey.


© Publicado en el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el jueve 28 de Abril de 2011.

lunes, 25 de abril de 2011

Huracán 0 vs. Boca Juniors 3... De Alguna Manera...

Fue el peor partido...

Tito Pompei no dudó y aseguró que es la primera vez que Huracán juega tan mal. Tras el 0-3 ante Boca, el DT dijo que “el equipo puede jugar mejor” y tiró: “Un punto en cuatro partidos es tocar fondo”.

“Fue el peor partido, me voy preocupado en todas las líneas, en ningún momento entendimos como jugar. Pero uno tiene que mirar para adelante y trabajar para buscar las variantes”. Así, caliente como nunca, Roberto Pompei arrancó la conferencia de prensa y expresó su enojo tras el 0-3 ante Boca.

Siguiendo con el mal momento del Globo, Tito fue claro y aseguró que “sacar un punto de cuatro es tocar fondo”. Además, expresó: “Nosotros no jugamos ocho partidos más, jugamos ocho finales. Tenemos que lograr el objetivo de mantener a Huracán en Primera, que para nosotros es como salir campeón”.

Ya cuando le consultaron sobre la renuncia de Ramón Díaz, y el duelo que se viene con San Lorenzo, Pompei fue contundente y tiró: “Que al clásico rival le vaya mal es un alivio cuando a vos te va bien. No estamos en condiciones de mirar los problemas del rival cuando nosotros tenemos problemas”.

© Publicado por el Diario Deportivo Olé de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el domingo 24 de Abril de 2011.


Volvieron las dudas...

Huracán entró en crisis, Pompei habló con el grupo y, tras la catarsis, los jugadores reconocen que están muy mal.

No iba a ser una práctica más. La catastrófica derrota con Boca en el Ducó había dejado a Roberto Pompei al borde de un ataque de nervios. Y no porque Huracán haya jugado el peor partido desde que asumió, sino por la falta de actitud que notó en sus jugadores. “Tocamos fondo”, había dicho. Y ayer, previo a la práctica vespertina, se los dejó claro en una charla a puertas cerradas en el vestuario.

Luego de un flojo arranque en el campeonato, que desencadenó la renuncia de Miguel Angel Brindisi, Pompei llegó para hacerse cargo de un equipo que se encontraba cada vez más asfixiado por los promedios. Y Huracán, increíblemente, mejoró. El clímax, quizá, haya llegado con el triunfo ante Gimnasia (2-0), rival directo en la lucha por mantener la categoría. Pero siete días después, viajó a Mendoza y Godoy Cruz le pegó un cachetazo del que todavía no logró reponerse. A partir de ese partido, sólo consiguió cosechar un punto sobre 12 posibles y entró en crisis. La derrota con Boca fue la que terminó de exasperar los ánimos del DT.

Por esa bronca, previo al entrenamiento, Tito reunió a todos en el vestuario y mantuvo una charla privada con el plantel. “El partido con Boca lo cerramos hoy, antes de comenzar la práctica. Tenemos que volver a ser lo que fuimos hace algunas fechas atrás. La falta de buenos resultados pegó muy fuerte en lo anímico. Por eso la charla: se viene un partido clave para Huracán y tenemos que estar de la mejor manera”, explicó Marcos Brítez Ojeda. Claro, el próximo fin de semana el Globo debe visitar nada más y nada menos que a San Lorenzo, que perdió a Ramón Díaz, está sin técnico y tampoco encuentra el rumbo.

“En la charla quedó claro que faltan ocho fechas y debemos tomarlo como un torneo aparte”, explicó Matías Quiroga. Y Gastón Monzón, responsable de que la goleada no fuera mayor, completó: “No le encuentro una explicación a lo que nos está pasando. Luego del traspié en Mendoza, parece que volvieron las dudas. Tenemos que dejar atrás estas cuatro fechas cuanto antes: nos quedan ocho finales y hay que conseguir los resultados para permanecer en Primera”.

Se viene el clásico y Huracán navega sin rumbo. ¿Logrará reponerse?

© Escrito por Ezequiel Sotomayor y publicado por el Diario Deportivo Olé de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el martes 26 de Abril de 2011.






domingo, 24 de abril de 2011

La Argentina Insolente... De Alguna Manera...

La Argentina Insolente

En mi casa me enseñaron bien.

Cuando yo era un niño, en mi casa me enseñaron a honrar dos reglas sagradas:

Regla N° 1: En esta casa las reglas no se discuten.

Regla N° 2: En esta casa se debe respetar a papá y mamá.

Y esta regla se cumplía en ese estricto orden. Una exigencia de mamá, que nadie discutía... Ni siquiera papá. Astuta la vieja, porque así nos mantenía a raya con la simple amenaza: “Ya van a ver cuando llegue papá”. Porque las mamás estaban en su casa. Porque todos los papás salían a trabajar... Porque había trabajo para todos los papás, y todos los papás volvían a su casa.

No había que pagar rescate o ir a retirarlos a la morgue. El respeto por la autoridad de papá (desde luego, otorgada y sostenida graciosamente por mi mamá) era razón suficiente para cumplir las reglas.

Usted probablemente dirá que ya desde chiquito yo era un sometido, un cobarde conformista o, si prefiere, un pequeño fascista, pero acépteme esto: era muy aliviado saber que uno tenía reglas que respetar. Las reglas me contenían, me ordenaban y me protegían. Me contenían al darme un horizonte para que mi mirada no se perdiera en la nada, me protegían porque
podía apoyarme en ellas dado que eran sólidas... Y me ordenaban porque es bueno saber a qué atenerse. De lo contrario, uno tiene la sensación de abismo, abandono y ausencia.

Las reglas a cumplir eran fáciles, claras, memorables y tan reales y consistentes como eran “lavarse las manos antes de sentarse a la mesa” o “escuchar cuando los mayores hablan”.

Había otro detalle, las mismas personas que me imponían las reglas eran las mismas que las cumplían a rajatabla y se encargaban de que todos los de la casa las cumplieran. No había diferencias. Éramos todos iguales ante la Sagrada Ley Casera.

Sin embargo, y no lo dude, muchas veces desafié “las reglas” mediante el sano y excitante proceso de la “travesura” que me permitía acercarme al borde del universo familiar y conocer exactamente los límites. Siempre era descubierto, denunciado y castigado apropiadamente.

La travesura y el castigo pertenecían a un mismo sabio proceso que me permitía mantener intacta mi salud mental. No había culpables sin castigo y no había castigo sin culpables. No me diga, uno así vive en un mundo predecible.

El castigo era una salida terapéutica y elegante para todos, pues alejaba el rencor y trasquilaba a los privilegios. Por lo tanto las travesuras no eran acumulativas. Tampoco existía el dos por uno. A tal travesura tal castigo. Nunca me amenazaron con algo que no estuvieran dispuestos y preparados a cumplir. Así fue en mi casa. Y así se suponía que era más allá de la esquina de mi casa. Pero no. Me enseñaron bien, pero estaba todo mal. Lenta y dolorosamente comprobé que más allá de la esquina de mi casa había “travesuras” sin “castigo”, y una enorme cantidad de “reglas” que no se cumplían, porque el que las cumple es simplemente un estúpido (o un boludo, si me lo permite decir).

El mundo al cual me arrojaron sin anestesia estaba patas para arriba.
Conocí algo que, desde mi ingenuidad adulta (sí, aún sigo siendo un ingenuo), nunca pude digerir, pero siempre me lo tengo que comer: "la impunidad". ¿Quiere saber una cosa? En mi casa no había impunidad.

En mi casa había justicia, justicia simple, clara, e inmediata. Pero también había piedad.

Le explicaré: Justicia, porque “el que las hace las paga”. Piedad, porque uno cumplía la condena estipulada y era dispensado, y su dignidad quedaba intacta y en pie. Al rincón, por tanto tiempo, y listo... Y ni un minuto más, y ni un minuto menos. Por otra parte, uno tenía la convicción de que sería atrapado tarde o temprano, así que había que pensar muy bien antes de sacar los pies del plato.

Las reglas eran claras. Los castigos eran claros. Así fue en mi casa. Y así creí que sería en la vida. Pero me equivoqué. Hoy debo reconocer que en mi casa de la infancia había algo que hacía la diferencia, y hacía que todo funcionara. En mi casa había una “Tercera Regla” no escrita y, como todas las reglas no escritas, tenía la fuerza de un precepto sagrado. Esta fue la regla de oro que presidía el comportamiento de mi casa:

Regla N° 3: No sea insolente. Si rompió la regla, acéptelo, hágase responsable, y haga lo que necesita ser hecho para poner las cosas en su lugar.

Ésta es la regla que fue demolida en la sociedad en la que vivo.

Eso es lo que nos arruinó. LA INSOLENCIA.

Usted puede romper una regla -es su riesgo- pero si alguien le llama la atención o es atrapado, no sea arrogante e insolente, tenga el coraje de aceptarlo y hacerse responsable. Pisar el césped, cruzar por la mitad de la calle, pasar semáforos en rojo, tirar papeles al piso, tratar de pisar a los peatones, todas son travesuras que se pueden enmendar... a no ser que uno viva en una sociedad plagada de insolentes.

La insolencia de romper la regla, sentirse un vivo, e insultar, ultrajar y denigrar al que responsablemente intenta advertirle o hacerla respetar. Así no hay remedio.

El mal de los Argentinos es la insolencia. La insolencia está compuesta de petulancia, descaro y desvergüenza.

La insolencia hace un culto de cuatro principios:

- Pretender saberlo todo

- Tener razón hasta morir

- No escuchar

- Tú me importas, sólo si me sirves.

La insolencia en mi país admite que la gente se muera de hambre y que los niños no tengan salud ni educación.

La insolencia en mi país logra que los que no pueden trabajar cobren un subsidio proveniente de los impuestos que pagan los que sí pueden trabajar (muy justo), pero los que no pueden trabajar, al mismo tiempo cierran los caminos y no dejan trabajar a los que sí pueden trabajar para aportar con sus impuestos a aquéllos que, insolentemente, les impiden trabajar. Léalo otra vez, porque parece mentira.

Así nos vamos a quedar sin trabajo todos. Porque a la insolencia no le importa, es pequeña, ignorante y arrogante.

Bueno, y así están las cosas. Ah, me olvidaba, ¿Las reglas sagradas de mi casa serían las mismas que en la suya? Qué interesante. ¿Usted sabe que demasiada gente me ha dicho que ésas eran también las reglas en sus casas? Tanta gente me lo confirmó que llegué a la conclusión que somos una inmensa mayoría. Y entonces me pregunto, si somos tantos, ¿por qué nos acostumbramos tan fácilmente a los atropellos de los insolentes?

Yo se lo voy a contestar.

PORQUE ES MÁS CÓMODO, y uno se acostumbra a cualquier cosa, para no tener que hacerse responsable. Porque hacerse responsable es tomar un compromiso y comprometerse es aceptar el riesgo de ser rechazado, o criticado. Además, aunque somos una inmensa mayoría, no sirve para nada, ellos son pocos pero muy bien organizados. Sin embargo, yo quiero saber cuántos somos los que estamos dispuestos a respetar estas reglas.

Le propongo que hagamos algo para identificarnos entre nosotros. No tire papeles en la calle. Si ve un papel tirado, levántelo y tírelo en un tacho de basura. Si no hay un tacho de basura, llévelo con usted hasta que lo encuentre. Si ve a alguien tirando un papel en la calle, simplemente levántelo usted y cumpla con la regla 1. No va a pasar mucho tiempo en que seamos varios para levantar un mismo papel.

Si es peatón, cruce por donde corresponde y respete los semáforos, aunque no pase ningún vehículo, quédese parado y respete la regla. Si es un automovilista, respete los semáforos y respete los derechos del peatón. Si saca a pasear a su perro, levante los desperdicios.

Todo esto parece muy tonto, pero no lo crea, es el único modo de comenzar a desprendernos de nuestra proverbial INSOLENCIA.

Yo creo que la insolencia colectiva tiene un solo antídoto, la responsabilidad individual. Creo que la grandeza de una nación comienza por aprender a mantenerla limpia y ordenada. Si todos somos capaces de hacer esto, seremos capaces de hacer cualquier cosa. Porque hay que aprender a hacerlo todos los días. Ése es el desafío. Los insolentes tienen éxito porque son insolentes todos los días, todo el tiempo. Nuestro país está condenado: O aprende a cargar con la disciplina o cargará siempre con el arrepentimiento.

¿A vos que te parece?


© Doctor Mario A. Rosen


El Dr. Mario A. Rosen es médico, educador, escritor. Tiene 63 años. Socio fundador de Escuela de Vida, Columbia Training System, y Dr.. Rosen & Asociados. Desde hace 15 años coordina grupos de entrenamiento en Educación Responsable para el Adulto. Ha coordinado estos cursos en Neuquén, Córdoba, Tucumán, Rosario, Santa Fe, Bahía Blanca y en Centro América. Médico residente y Becario en Investigación clínica del Consejo Nacional de Residencias Médicas (UBA).. Premio Mezzadra de la Facultad de Ciencias Médicas al mejor trabajo de investigación (UBA). Concurrió a cursos de perfeccionamiento y actualización en conducta humana en EEUU y Europa. Invitado a coordinar cursos de motivación en Amway y Essen Argentina, Dealers de Movicom Bellsouth, EPSA, Alico Seguros, Nature, Laboratorios Parke Davis, Melaleuka Argentina, BASF