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sábado, 21 de junio de 2025

 Caputo, Milei y el “siga, siga” del FMI: examen con guiño y reservas en rojo...

Kaput, el mago con dientes. Dibujo: Pablo Temes

El FMI desembarca en Buenos Aires para revisar el cumplimiento de las metas del acuerdo firmado en abril. El ministro Luis Caputo prepara un recibimiento triunfal con superávit fiscal y emisión cero, las joyas de la gestión libertaria. Sin embargo, la falta de acumulación de reservas obliga a pedir un waiver. El organismo no sancionará esta vez, pero marca su disconformidad con el tipo de cambio y la decisión oficial de no intervenir en el mercado pese a una liquidación récord del agro. La pulseada entre la ideología y las técnicas de manual reaparece y deja un aviso: en diciembre se acaba la tolerancia.

© Escrito por Carlos Burgueño el sábado 21/06/2025 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

Ahora sí. Luis “Toto” Caputo podrá ponerse el traje de gala para recibir a los visitantes que llegarán la semana que entra a Buenos Aires. La primera misión oficial del Fondo Monetario Internacional (FMI) para verificar el cumplimiento de las metas y objetivos del facilidades extendidas firmado con la Argentina el 11 de abril pasado y puesto en vigencia el 14 de ese mes, estará presente en el muy famoso quinto piso del Palacio de Hacienda, para ponerles el tilde verde a los números y porcentajes de la economía criolla del primer trimestre. Con un waiver: el de acumulación de reservas en el Banco Central, que no tendrá para la última semana de junio el nivel firmado con el organismo, pero que no ameritará sanciones desde Washington, que dejará los exámenes finales para diciembre de 2025. Mientras tanto, en este capítulo habrá un homenaje a aquel recordado árbitro argentino Francisco “Pancho” Lamolina, quien en las décadas de los 80 y 90 dejó para la historia la frase “siga, siga”. En definitiva, no será motivo de sanciones duras no haber acumulado dólares en tiempos difíciles, siempre que la promesa firmada quede firme para la medición anual. Para el último día del año, sí o sí, la casa de monedas que maneja Santiago Bausili deberá contabilizar US$ 2 mil millones en positivo. Si no, habrá que renegociar con caras amargas.

Mientras tanto, volviendo a la última semana de junio de 2025, Caputo y su gente podrán desplegar en los escritorios del Ministerio de Economía cómo el gobierno de Javier Milei se sacará un 10 felicitado en las otras dos metas innegociables que el país debe cumplir con el organismo. Y de lo que dependerá que desde Washington se liberen los US$ 2 mil millones comprometidos para julio de 2025 desde las arcas del FMI. Las dos metas sobre las que desde Hacienda se esperan aplausos de parte de los visitantes comandados por el encargado del caso argentino, el venezolano Luis Cubeddu, son obviamente el superávit fiscal y la no emisión monetaria. En el primer caso, Caputo exhibirá, orgulloso, el ahorro acumulado a mayo de 2025 del 0,8% del PBI. O, convertido a dólares, unos US$ 8 mil millones. Si se tiene en cuenta que para todo el ejercicio el compromiso llega a un superávit fiscal del 1,6% del PBI y, de seguir este ritmo, de superávit primario (recaudación vs. gasto) la meta pactada se completará antes de octubre. Y para noviembre habrá tiempo para alguna finta de lujo que permita alcanzar la meta del 1,8% de superávit, y repetir la performance del 2025. Para diciembre, como siempre, la situación siempre empeora con gastos como aguinaldos y proveedores, lo que hace imposible cerrar las cuentas en equilibrio. Con lo cual, la magia fiscal de Caputo terminará para noviembre. Pero, parece, el impulso alcanzará para cumplir con creces la meta primaria firmada con el FMI.

La segunda meta innegociable para el Fondo es la no emisión de moneda. Cero. Ni excepciones. Algo que Milei en persona gusta y disfruta cumplir, y considera la base de su modelo económico, político y social. Y que desde el primer día de permanencia en la Casa de Gobierno ordena cumplir a todo funcionario que se precie de tal. El FMI siempre consideró que Argentina tuvo históricamente un vicio impresor de billetes locales sin respaldo, y que el tándem Milei-Caputo fue el único par de responsables de la economía argentina, que entendió que por este capítulo está el verdadero motivo de los males del país, al menos los que dan origen al alza inflacionaria. El Fondo compró esta pasión del libertario asumida como un padrenuestro por su ministro, y asumió como un trío la misión de no emitir un solo peso sin respaldo en los cuatro años de vigencia del mandato de Javier Milei. Y todos cumplen su compromiso.

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Ante este panorama, y con las observaciones de rigor, no habrá problemas para que el FMI, en julio, libere los primeros 2 mil millones de pagos extra, por encima de los US$ 12 mil millones que el 14 de abril pasado llegaron a las reservas del BCRA. Y le permiten al Ejecutivo contabilizar dólares activos por más de 40 mil millones de dólares.

Los problemas, saben en Buenos Aires y en Washington, vienen por otro lado. Hay un dato importante de la marcha de la economía argentina que no les cierra a los técnicos del organismo mundial que monitorean al país. Y esto, más allá de la falta de acumulación de reservas en el Banco Central.

En el Staff Report publicado días después de firmado el facilidades extendidas del 11 de abril, el FMI recomienda que el tipo de cambio ejecutivo para el trimestre posterior al comienzo de la vigencia del acuerdo debería navegar por arriba del 20% de la cotización del día anterior a la entrada en vigencia del acuerdo. Esto implicaría, aproximadamente entre 1.315 y 1.320 pesos frente a la cotización de cierre de la semana; aun teniendo en cuenta el alza de las últimas jornadas de cierre de mayo. Aproximadamente, un 10% menos que la recomendación del FMI. El organismo consideraba apropiado un comienzo de vigencia del sistema de bandas a un dólar navegando entre los 1.200 y los 1.250 pesos, considerando que era un muy buen inicio de régimen. Más teniendo en cuenta que a ese nivel no hubo en los primeros días del nuevo sistema mucho traslado a inflación. O que, si lo hubo, podría haberse controlado entre el 2,5% y el 3%. Sin embargo, los firmantes de Washington del facilidades extendidas nunca tuvieron en carpeta la posibilidad de que el dólar oficial operara a la baja, y que navegara hacia aguas más cercanas a los $ 1.100 que a los más de $ 1.300 que consideraba el organismo como óptimos para el cierre del segundo semestre. Mucha diferencia. Más teniendo en cuenta que es el ítem que más le importa al fiscalizador general Luis Cubeddu.

Prima hermana de esta queja, aparece otro cuestionamiento desde Washington. No se entiende desde el FMI cómo es que el Gobierno renuncia a la acumulación de reservas vía compra de divisas a un valor incluso menor al estipulado desde el Fondo de más de 1.300 pesos dentro de la banda. Más teniendo en cuenta que hubo una liquidación sojera y aceitera de más de 3 mil millones de dólares en mayo, lo que implica un nuevo récord. Y que de ese dinero ni un solo dólar quedó de aumento de las reservas. El criterio del FMI es que si se hubiera intervenido en el mercado de demanda de divisas del BCRA, no menos de US$ 2 mil millones podrían haber ingresado a las arcas de la entidad. Y que, liquidación de los US$ 4.500 millones del 9 de julio mediante, los ahorros del Central se podrían haber incrementado en no menos de 1.000 millones de dólares. Con ese número igual habría habido necesidad de waiver, pero con un sabor más simpático desde Washington.

Sin embargo, la Casa Rosada y el Palacio de Hacienda aplicaron durante mayo otra estrategia. Más ideológica que técnica. Esperar a que el dólar llegue a los 1.000 pesos para ahí comenzar a comprar. Y demostrarle a todo el que quiera analizar el sistema cambiario argentino que él tenía razón al asegurar que la divisa al primer trimestre de 2025 no necesitaba de una devaluación. Este fin de junio ratifica esa posición, pese a que está terminando el período lectivo de liquidación sojera, la que probablemente mostrará para fin de mes un nivel récord, sin que el BCRA haya mostrado subas en el nivel de reservas por la vía de compra de dólares.

Recuerda el Presidente que la batalla por la devaluación fue lo que hizo que se eyectara de las responsabilidades con la Argentina el aún director gerente para el hemisferio occidental, el chileno Rodrigo Valdés, que en las negociaciones de mediados de 2024 discutía con el ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, sobre la necesidad de corregir el tipo de cambio de entonces en un 20%. Mínimo. Valdés fue echado de las negociaciones, pero hacia abril de 2025 el FMI le dio, bastante, la razón.

Milei se negó todo lo que pudo al esquema de bandas, defendiendo su teoría de los 900 pesos. Pero, ya acosado por el mercado a fines del primer trimestre del año, tuvo que ceder. Y negociar las bandas cambiarias de la tercera etapa de su plan de estabilización. El techo de 1.400 pesos fue exigencia del FMI, que no quería ni quiere una banda de máximos bajos que obligue rápido al Central a vender dólares y perder reservas. La de 1.000 fue exigencia de Milei, que quería un piso por debajo de los 1.096 pesos de cierre del régimen anterior. Para demostrar que tenía razón, que el valor de su diseño anterior, 100% propio, era el correcto. Y que la economía argentina de hoy se mueve más cerca de la base que del techo del sistema de bandas cambiarias que regirá los destinos de la relación del dólar y el peso, al menos hasta las elecciones legislativas de octubre.

No pudo ser. Esa apuesta de compra a los 1.000 pesos nunca llegó. No se sumaron dólares al BCRA. Más bien se perdieron. Y ahora llega el momento de ir a negociar un waiver al FMI. A tres meses de firmado el facilidades extendidas.





sábado, 26 de abril de 2025

Democrático y humanista… @dealgunamanera...

Democrático y humanista…

Imponente. Como cada año, el salón principal del complejo Parque Norte estuvo colmado de cooperativistas que repasaron un nuevo y exitoso año de actividad. Fotografía: Jorge Aloy.

Con la presencia de cientos de delegados de todo el país, el Banco Credicoop celebró su 46º Asamblea General Ordinaria. Carlos Heller, presidente de la entidad, repasó en ese marco la compleja coyuntura nacional e internacional. 

© Escrito por María José Ralli y Cora Giordana ​y publicado el sábado 26/04/2025 por la © Revista Acción de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

Más allá de lo estrictamente administrativo, la Asamblea General Ordinaria del Banco Credicoop es un espacio de encuentro y celebración, donde los principios cooperativos de participación y democracia se manifiestan más que nunca. La edición 46º, realizada, como es habitual, en el predio Parque Norte de la Ciudad de Buenos Aires, no fue la excepción. Cientos de personas de todo el país llegaron para sumarse a la convocatoria. «Como suelo decir, es impresionante la dimensión de esta asamblea vista desde aquí», dijo Carlos Heller, presidente de Credicoop, para dar la bienvenida.

Y dedicó unas palabras al papa Francisco. «Fue un líder global que intervino en debates mundiales para mostrar que hay otro camino posible. Ante el neoliberalismo y las derechas emergentes en todo el planeta, reivindicó la defensa de los más débiles, los marginados y los migrantes. Introdujo debates imprescindibles, como el cuidado de la casa común», dijo Heller e invitó a los presentes a hacer un minuto de silencio en su memoria.

El dirigente destacó, además, la presencia en la asamblea de César Basañes, en representación de la Confederación Cooperativa de la República Argentina, y de Julián Moreno, presidente de la Asamblea de Pequeños y Medianos Empresarios.

Panorama internacional

«Hoy, como nunca, se observa cómo lo internacional impacta en la cotidianidad», dijo el presidente del banco a continuación, y se refirió a un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, con indicadores que muestran una desaceleración de las perspectivas de crecimiento global. Según este informe «persisten riesgos significativos: la fragmentación comercial, el aumento de los aranceles y una inflación mayor a la esperada podrían llevar a políticas monetarias más restrictivas y a correcciones en los mercados financieros».

Heller advirtió que esta situación se agravó desde enero con la asunción de Donald Trump en su segundo mandato como presidente de los Estados Unidos. «Desde entonces, se ha puesto en tela de juicio el multilateralismo y la cooperación». También marcó como signos de alarma el aumento de gasto militar en Europa, la caída del empleo industrial y la guerra comercial entre China y Estados Unidos. A la par, abordó el fenómeno de la creciente concentración de la riqueza en el mundo y el peso de la deuda externa en los países del sur global, un tema que afecta especialmente a la Argentina. «La deuda soberana –afirmó– representa hoy el 93% del PBI mundial, frente al 78% de hace una década. El libre comercio es un mito. Hoy queda demostrado que ni el país que más lo promovía lo sostiene».

El impacto en Argentina

Respecto de los aranceles estadounidenses, el dirigente advirtió: «Argentina fue incluida por Estados Unidos en el grupo de países gravados con un arancel del 10%. Este hecho fue presentado como un logro basado en la buena relación con el Gobierno de Trump. Sin embargo, antes de este anuncio, el promedio general era del 2,5%, por lo que el nuevo nivel implica una pérdida de competitividad para nuestra oferta exportadora hacia ese mercado. Algunos sectores, como el acero y el aluminio, enfrentan además un arancel adicional del 25%, afectando gravemente sus posibilidades». A ese impacto directo hay que sumarle el efecto indirecto de la caída del comercio global, que puede afectar los precios de las materias primas y reducir el valor de las exportaciones nacionales.

Estos factores se suman a una coyuntura nacional marcada por la caída del PBI y la recesión. Según cifras oficiales, el PBI cayó un 1,7%, pese al fuerte repunte del agro (+31,3%) y de la explotación minera, ambas actividades ligadas en parte a condiciones extraordinarias como el fin de la sequía o la obra pública previa en el caso de Vaca Muerta. «Al analizar sector por sector, se observa que la construcción cayó 0,56%, el comercio mayorista y minorista aportó una caída de 1 punto y la industria manufacturera, una baja del 1,5%. Si descontamos el efecto rebote del agro, el retroceso real del PBI en 2024 fue superior al 3%», afirmó Heller.   

El consumo privado, en tanto, cayó un 4,2%. «En supermercados y autoservicios mayoristas, las ventas de febrero marcaron una caída del 0,3% y 1% respectivamente», dijo y agregó: «El presidente dijo que en el primer trimestre de 2025 la economía creció 6,6%. Pero ese dato, aunque parcialmente cierto, esconde que en 2024 la caída había sido del 11,1%. Es decir, se está comparando con un piso muy bajo, y ni siquiera se alcanzan los niveles de 2023. Comparando el primer trimestre de 2025 contra el mismo período de 2023, la caída sigue siendo del 5,2%», dijo Heller. También afirmó que la industria manufacturera en el primer trimestre de 2025 apenas creció 1% interanual, pero eso viene después de una caída del 23,2% respecto al mismo período de 2023. «Estos supuestos “brotes verdes” no son recuperación, sino rebotes técnicos».

Los destinatarios del ajuste

En otro tramo de su intervención, Heller detalló quiénes son los destinatarios del recorte del gasto público. «El gasto primario cayó un 27,5%. El recorte en obra pública representa el 23,7% de esa baja; las jubilaciones y pensiones, el 19,1%; los subsidios económicos, un 14,2%; el gasto de funcionamiento, un 13% (de los cuales el 80% son salarios); los planes sociales, un 12,8%; las transferencias a provincias, 8,8%; y las universidades, 3,3%». Y sintetizó: «El ajuste le cae a la gente».

También advirtió que, en 2024, los salarios de los trabajadores registrados tuvieron la mayor caída desde 2016, y que el desempleo subió un punto porcentual: del 6,1% al 7,1%, lo que implica 156.000 personas más sin trabajo. Además, el 42% de los trabajadores son informales, cifra que asciende al 58,2% entre los menores de 29 años. «Podríamos llegar a una situación en la que la informalidad se convierta en la norma. Y tanto los formales como los informales quedarían sin protección. Porque la formalidad no es solo un registro administrativo: la formalidad es, esencialmente, el derecho a tener derechos».

También abordó la inflación, haciendo hincapié en que es un fenómeno multicausal, y que no se puede desconocer un factor fundamental como la puja distributiva. El Gobierno, dijo, también insiste en fórmulas de administración del tipo de cambio que ya han fracasado en el pasado. «No inventa nada y repite cosas que ya se han hecho otras veces y que han terminado mal», expresó Heller. Y advirtió sobre los efectos negativos de esta política económica: pérdida de reservas internacionales, fuerte reducción de la competitividad externa y habilitación de la llamada «bicicleta financiera».

«El problema cambiario deriva en más desempleo, en más importaciones. La solución en realidad es exactamente al revés: es desarrollar manufacturas competitivas, desarrollar nuevos sectores de servicios centrados en la ciencia y la tecnología; nuestro país -dijo-, efectivamente podría equilibrar su situación cambiaria y dejar de depender del endeudamiento continuo como viene sucediendo».

Volver al Fondo

«No se puede entender como alguien puede creer que tomando más deuda la Argentina va a mejorar. Si estuviéramos tomando deuda para ampliar el gasoducto, por ejemplo, para exportar a países vecinos, eso sería benéfico, pero si tomamos deuda para resolver el problema de reservas que tenemos, entonces esto no nos va a resolver nada», afirmó Heller para referirse a otro aspecto central de la coyuntura argentina.

En la actualidad hay una ley que establece que el Congreso debe aprobar la toma de deuda con organismos internacionales. «Como dije en Diputados, esto debería haberse sometido a un profundo debate, no solo decir “sí o no” a un DNU sin ninguna especificación», afirmó el dirigente. Y resumió: «La deuda de Argentina hoy es el 44% del total de la deuda total que tienen los países con el FMI». Y advirtió que incluso los informes técnicos del Fondo advierten las vulnerabilidades de Argentina ante este acuerdo. A la par, marcó como preocupante la injerencia directa del Fondo sobre la política interna de nuestro país, evidenciada en algunas expresiones de Kristalina Georgieva, directora del FMI, haciendo referencia a las próximas elecciones e instando a la Argentina a «mantener el rumbo». «No hay antecedentes en la historia argentina de esta intervención. Luego, Georgieva tuvo que salir a desdecirse, señalando que las elecciones son para los argentinos», dijo Heller, y agregó: «La posibilidad de seguir ajustando a los pobres está llegando a su límite, vienen por la clase media, por los sectores productivos, manufactureros, ya no queremos ser como Irlanda, queremos ser como Perú, que tiene un 90% de pobreza», afirmó el dirigente.  

«Pusimos en nuestro plan de gestión el objetivo de crecimiento de las Comisiones de Asociados. Junto con nuestro trabajo de administrar esta gran entidad cooperativa, tenemos que fortalecer y multiplicar nuestro trabajo institucional, multiplicar las actividades. Los convoco a que redoblemos los esfuerzos, no desaprovechemos la oportunidad, construyamos una alternativa que en octubre les ponga un límite. Es parte de nuestro compromiso como institución y como ciudadanos», concluyó.

Plena y pertinente  

Juan Carlos Rivera, gerente general de Credicoop, brindó luego un pormenorizado informe sobre la actualidad de la entidad, que arrojó indicadores positivos sobre la actividad operativa y estado patrimonial. Al día de hoy, Credicoop cuenta con 1.084.269 asociados y asociadas y 276 filiales. Rivera destacó también que son 4.603 los dirigentes en las Comisiones de Asociados, las cuales realizaron durante 2024 más de 15.000 eventos con casi 100.000 participantes. «Para seguir dando la batalla de las ideas, necesitamos de más cooperativistas», resumió.    

Por su parte, Juan Carlos Junio, presidente del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, llevó el saludo de esa entidad. «En un mundo en el que núcleos corporativos destruyen la naturaleza y la propia vida humana, fabrican e incluso reivindican desigualdades, racismos, excluyendo a los descartables, lo nuestro es la lucha por la igualdad y la justicia social», dijo, y agregó: «Lo hacemos desde el cooperativismo solidario, militante y transformador, tal cual nos convocaba Floreal. Este 2025, año de las cooperativas declarado por las Naciones Unidas, debemos concebirlo en su dimensión y sentido político histórico más profundo. No se trata solo de un simbolismo por nuestros valores, sino por el papel decisivo y creciente de las 3.300.000 cooperativas y los más de 1.000 millones de cooperativistas de todo el planeta que aportan a mejorar e inclusive contribuyen a resolver los gravísimos problemas sociales que devienen de las consecuencias del dominio de un capitalismo inhumano y perimido».

Durante la asamblea, los 895 delegados y delegadas presentes aprobaron por unanimidad todos los puntos del Orden del Día sometidos a votación. La mesa directiva para el próximo ejercicio quedó conformada de la siguiente manera: presidente, Carlos Heller; vicepresidente 1º, Ricardo Sapei; vicepresidente 2º, Horacio J. Giura; secretario, Melchor Cortés; prosecretario 1º, Edgardo Bozzolo; prosecretaria 2º, Marta Sitlonik; tesorero, Carlos Louzán; protesorero 1º, Marcelo De Lorenzi; protesorero 2º, Ernesto Ghiglione; secretario de Educación Cooperativa, Reynaldo Pettinari. Los síndicos titulares serán Adriana Aspis, Cecilia Bastide y Horacio Raffo Quintana, mientras que los síndicos suplentes serán Néstor Callegari, Andrea Cuirolo y Gustavo Vattimo.  

Para cerrar, Heller celebró el compromiso que sigue sosteniendo el banco con el modelo de gestión cooperativa y dijo: «Esta entidad se sigue manejando con los principios democráticos, con lo que históricamente en ese momento llamamos participación plena y pertinente, con organismos locales, las Comisiones de Asociados, que tienen facultades delegadas que permiten tomar resoluciones que hacen a la gestión. Tienen el doble valor de la cercanía entre el que toma la decisión y el que tiene el beneficio de esa decisión, es decir, los asociados. Y yo creo que 46 años después, esto nos tiene que llenar de orgullo».



lunes, 21 de abril de 2025

Tareas pendientes del buen alumno... @dealgunamanera...

Tareas pendientes del buen alumno...

El acatamiento, en exceso, del Gobierno nacional a las directrices del Fondo Monetario Internacional (FMI), junto con el respaldo del principal socio del organismo, mediante la reciente visita del secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, son señales contundentes del regresivo encuadre socioeconómico presente y de la hoja de ruta que se pretende impulsar en el corto y mediano plazo. 

© Escrito por Carlos Heller, dirigente cooperativista, el lunes 21/04/2025 y publicado por la Revista Acción de la Ciudad de Buenos Aires, República Argentina. 

El propio presidente Javier Milei definió el cuadro al comentar el encuentro con el funcionario norteamericano: «Los semejantes tienen que trabajar juntos, tanto para prosperar como para protegerse mutuamente, por eso la Argentina tiene la intención de ser un aliado firme de los Estados Unidos en la región». 

Resulta cuestionable esa afirmación, en medio de la arremetida arancelaria global dispuesta por la Casa Blanca, al igual que la idea de que un tratado de libre comercio con Estados Unidos (EE.UU.) beneficiaría por igual a ambos países.​​​​​​​

La argentina es una economía en desarrollo que necesita, entre otras cosas, un Estado que administre el comercio internacional para proteger y desarrollar la industria nacional, en particular el sector pyme.​​​​​​​

Mientras, la forma más beneficiosa de vincularnos al mundo debería ser fortaleciendo el Mercosur, la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y otros acuerdos regionales, de modo de tener mayor poder de negociación. 

Más allá de la polémica calificación de «semejantes», lo cierto es que el apoyo de EE.UU. y el aval del FMI al rumbo emprendido no garantizan mejoras reales para la mayor parte de las empresas y de la población nacional. Todo lo contrario: casi siete décadas de permanencia de la Argentina en el Fondo y decenas de acuerdos previos (con endeudamiento creciente) no dejan demasiado margen para el optimismo.​​​​​​​

Por eso insistimos en que no hay razones para festejar. Menos aún cuando el trámite seguido para conseguir financiamiento volvió a incumplir leyes vigentes, al solicitar mediante un decreto de necesidad y urgencia la aprobación del Congreso (meta lograda) para las operaciones de crédito público.​​​​​​​

Los 20.000 millones de dólares comprometidos por el FMI se suman al megacrédito otorgado en 2018, el mayor de la historia para el país y para el organismo y, como siempre, el préstamo viene atado a mayores condicionamientos y costos financieros. 

Como ya se difundió, los recursos que empezaron a llegar esta semana tienen como contracara la promesa de los funcionarios locales de avanzar en la flexibilización laboral, la reforma jubilatoria, privatizaciones de empresas públicas y una profundización de la apertura importadora. 

Esos planes se contemplan para después de las próximas elecciones, suponiendo que las urnas mostrarán el éxito del camino libertario.​​​​​​​

El Gobierno y el FMI acordaron, además, un impulso a las inversiones en minería y energía, lo cual, junto con los grandes agronegocios, tiende a consolidar un modelo de economía dependiente del sector primario. 

Adicionalmente, y para mayor estímulo al arribo de divisas, el Banco Central dio luz verde a inversores extranjeros que ingresen dólares, los cambien por pesos y mantengan sus colocaciones por seis meses. Luego podrán hacerse nuevamente de dólares para remitirlos al exterior, es decir, tendrán una garantía para hacer «carry trade» hasta octubre. 

Entretanto, dada la incertidumbre ligada a la flotación del tipo de cambio, habrá que esperar para ver si los exportadores liquidarán divisas a los actuales valores exhibidos por la moneda estadounidense. 

De momento, para favorecer esa liquidación, quedó confirmado que a fin de junio finalizaría la reducción a las retenciones dispuesta meses atrás. 

Elogios​​​​​​​

La directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, se apuró a justificar la nueva operación con la Argentina, tras elogiar la «rápida desinflación» y la «sólida recuperación económica», atribuidas a las políticas libertarias. Pero advirtió, a la vez, que el país aún enfrenta «vulnerabilidades externas y estructurales», por lo que, a su juicio, será clave mantener la «firmeza en las políticas y la flexibilidad para adaptarlas si el contexto global lo requiere». 

Desde sus oficinas en Washington, Georgieva también avizoró «incipientes mejoras sociales», que aquí no alcanzan a percibirse.​​​​​​​

Lo que sí se ve es que el pregonado «levantamiento del cepo», que arrancó con una devaluación del peso de 12% (luego levemente morigerada), podría derivar en un nuevo repunte inflacionario para perjuicio de la mayor parte de las familias nacionales.​​​​​​​

Esta situación coincide con el fuerte deterioro del empleo. Según informó el Indec, el 42% de los/as trabajadores/as estaba bajo condiciones de informalidad laboral en el último trimestre de 2024. Pero esa proporción de trabajo en negro se elevaba al 58,7% entre los jóvenes de hasta 29 años, mientras ascendía al 51,9% en el comercio y al 76,6% en la construcción. Se sabe que más informalidad implica menor posibilidad de aportar al sistema previsional, y menor calidad de los empleos disponibles. 

En este escenario, paradójicamente, las autoridades preparan reformas que se traducirán en una mayor desprotección y quita de derechos conquistados en decenios anteriores. A la vez, el probable rebrote inflacionario y los anticipos sobre un mayor ajuste fiscal desdibujan lo que deberían ser los objetivos centrales de la política económica. Esto es, crecer de modo equilibrado, con ejes en el fortalecimiento del mercado interno y las pymes locales, y con un Estado activo que intervenga en la economía para que los frutos de la eventual expansión se distribuyan más equitativamente entre la población.


domingo, 20 de abril de 2025

Dominado por la Furia... @dealgunamanera...

Dominado por la furia…

El desempleado del mes, Milei. Dibujo: Pablo Temes. 

El equipo económico dio muestras de carácter. Es tiempo ahora de que Milei frene sus arranques. 

© Escrito por el Doctor Nelson Castro el sábado 19/04/2025 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina. 

Ni aún en los momentos de logros indiscutibles hay paz en los espíritus y en las mentes de los que constituyen el Triángulo de Hierro instalado en la cúpula del poder. Por si algún distraído no lo supiera, estamos hablando de Javier Milei, de su hermana Karina y de Santiago Caputo. No importa cuál sea el hecho y la circunstancia, todo es bienvenido para generar disputas tanto con los adversarios como así también entre los mismos integrantes del oficialismo.

Dominado por la euforia causada por la decisión del Fondo Monetario Internacional de concretar el préstamo de 20 mil millones de dólares que le permitió al Gobierno dar comienzo al proceso de progresivo levantamiento del cepo, y por una incontenible verborragia, el Presidente se dedicó en sus apariciones mediáticas del lunes pasado –una entrevista con Luis Majul y otra muy extensa con Alejandro Fantino– a descalificar y a agredir a políticos, economistas y algunos de los periodistas que osaron discrepar y/o criticar aspectos de la gestión. Esto –que ya no sorprende– se ha transformado lamentablemente en parte de un folklore que deja al descubierto –una vez más– un aspecto patológico de su personalidad que, con sus expresiones agresivas y sus reacciones de furia, exhibe rasgos que bien podrían ser compatibles con algunas de las manifestaciones de conductas que corresponden a lo que se conoce como trastorno explosivo intermitente.

El presidente se dedicó esta semana a agredir periodistas y economistas, sus blancos predilectos.

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Las consecuencias políticas negativas de esta conducta disruptiva ya tuvieron una primera evidencia en la elección a constituyentes del último domingo en la provincia de Santa Fe. Hubo no sólo una ausencia absoluta de voluntad para acordar con el gobernador Maximiliano Pullaro y con el PRO, sino también entre Karina Milei y Santiago Caputo para consensuar candidaturas. Conclusión: el Gobierno, que pudo haber sido parte de una coalición victoriosa, debió morder el polvo de la derrota. De cara al futuro, lo mismo podría estar ocurriendo en la Ciudad de Buenos Aires, en donde la falta de acuerdos entre La Libertad Avanza y el PRO le está abriendo el camino a una posible victoria al candidato del kirchnerismo, el radical K Leandro Santoro. Algo impensado hace no mucho tiempo atrás. Lo mismo sucederá en la provincia de Buenos Aires, si no se alcanzan los acuerdos entre el oficialismo y el PRO. Por si alguien no lo recuerda, eso ya pasó en 2023 cuando Néstor Grindetti y Carolina Píparo se negaron a unir fuerzas en pos de obtener una victoria que era segura, regalándole así la elección a Axel Kicillof. No aprenden.

Lo increíble de todo esto es que Milei no se dé cuenta de lo ilógico que es conducir a sus candidatos a una derrota y de lo nocivo que eso sería para el futuro de su gobierno. En efecto, un fracaso electoral en la Capital Federal y en la provincia de Buenos Aires a manos del kirchnerismo afectaría severamente la fortaleza política del oficialismo. Le impediría, además, sumar legisladores en ambas Cámaras del Congreso, algo que necesita imperiosamente para revertir su situación de extrema debilidad que, de prolongarse, lo alejaría de cualquier posibilidad de obtener las leyes que necesita para continuar con las medidas que precisa implementar a fin de seguir adelante con su programa de gobierno. “Todos los logros obtenidos hasta aquí, han sido bajo esta misma mecánica de manejo del poder. Mal no nos ha ido” –retrucó una alta fuente de La Libertad Avanza. Lo que no debería olvidar el oficialismo es que, con o sin acuerdos rubricados de manera formal, el PRO de Mauricio Macri los apuntaló en distintas oportunidades. La paciencia tiene un límite y nadie puede prever si la oposición dialoguista seguirá acompañando de la misma manera. Por las dudas, los libertarios mantienen en alto su plan de seducción para pintar de violeta a todo el que se le cruce.

El PRO de Mauricio Macri apuntaló el déficit político libertario: la paciencia tiene un límite.

A pesar de sus conductas dañinas para la construcción política, el Gobierno es pragmático. La primera semana de apertura del cepo cambiario trajo los resultados que el Presidente y su equipo económico esperaban. El régimen cambiario anunciado con una flotación entre bandas de mil pesos y $ 1.400 no ha tenido sobresaltos. El lunes, primera prueba sin cepo para los ahorristas, el dólar oficial subió 12% y cerró en $ 1.230. El martes se mantuvo alrededor de ese valor para luego cerrar el miércoles a la baja a $ 1.160. Es decir, bastante más cerca de la banda inferior. Los supermercadistas –grandes cadenas, mayoristas, pero también pequeños almacenes– hicieron sonar las alarmas al recibir listas de precios que contenían aumentos desmedidos, incluso antes de que hubieran trascendido los valores reales de la divisa norteamericana. Avisaron que no estaban dispuestos a convalidar las subas de precios impulsadas por las empresas alimenticias. 

Discretamente, desde la Secretaría de Comercio habían operado para lograr la ayuda de los hombres vinculados al retail. Incluso el propio Luis Caputo salió a celebrar la medida en la red social X. Las empresas apuntadas fueron Molinos y Unilever. La presión surtió efecto y volvieron sobre sus pasos. El Gobierno se plantó e hizo valer su poder de control con éxito. El Presidente y sus funcionarios deberían darse cuenta que la intervención del Estado de forma adecuada y sin abuso de poder no es algo de lo que deban arrepentirse. Una cosa es el Estado bobo, cuna de militantes y fuente de corrupción de los tiempos del kirchnerismo. Inaceptable; otra muy distinta es condenar al Estado de antemano haciéndolo responsable de todos los males del país.

El equipo económico ha dado una muestra de carácter. Ahora, es necesario que el Triángulo de Hierro pueda calibrar sus arranques de furia y de euforia para reaccionar en su justa medida a los desafíos que demanda el ejercicio del poder.




 

domingo, 13 de abril de 2025

Euforia que no se entiende... @dealgunamanera...

Euforia que no se entiende...


Furia. Dibujo: Pablo Temes

Recibir otro préstamo del FMI no es algo para celebrar, salvo por la inminencia del abismo. El levantamiento del cepo y la devaluación. 

© Escrito por el Doctor Nelson Castro el sábado 12 de abril de 2025 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.



Fue un viernes febril, de esos a los que la Argentina parece estar destinada a vivir con una periodicidad demasiado frecuente. Se aunaron dos anuncios significativos: a las 4 de la tarde, el del índice de inflación y, una hora después, el del desembolso del Fondo Monetario Internacional junto al comienzo del levantamiento del cepo.

Para este último, hubo una puesta en escena prolijamente diseñada. Primero la comunicación de la noticia y la posterior larga conferencia de prensa del ministro de Economía, Luis Caputo, y del presidente del Banco Central, Santiago Bausilli; después, la foto de familia en la Casa Rosada, y finalmente, la del discurso de Javier Milei por la cadena nacional de radio y televisión.

El Gobierno necesitaba –sí o sí– concretar este acuerdo con el FMI lo antes posible. La incertidumbre causada por la demora en su concreción le vino significando al Banco Central una hemorragia de dólares que no paraba. Salvo una o dos jornadas, en los últimos quince días, tuvo que salir a vender, con lo que las reservas de la entidad cayeron por debajo de los 25 mil millones de dólares. La escasez de billetes de la divisa estadounidense se venía agravando por la poca liquidación de los exportadores en estos meses, que son claves. Era un secreto a voces que un levantamiento del cepo iba a generar automáticamente un fenómeno de inestabilidad que, consecuentemente, podría llevar a una posible devaluación. Esa incógnita se va a comenzar a develar no bien se abran los mercados en la mañana del lunes. Pero, bajo las condiciones actuales de la llamada fase 3 del plan económico del Gobierno, con una flotación sucia controlada por el BCRA, es poco probable que suceda. Lo que es concreto es que ya no existirá más el dólar blue sino que el valor de la divisa dependerá de lo que fije el juego entre la oferta y la demanda, es decir, el mercado.

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En este punto es importante señalar que el levantamiento del cepo es parcial. No hay dólares para todos, en especial, para las empresas. Por lo tanto, quienes podrán operar con total libertad serán las personas humanas, es decir, cada uno de nosotros. Eso es claramente un limitante que asegura que no habrá una avalancha de compradores de grandes sumas de dólares. Por otra parte, la gran mayoría de la sociedad llega con lo justo a fin de mes y lejos está de pensar en variables de ahorro; más bien está preocupada por su subsistencia. El aumento en la inflación de marzo, empujada por la suba del precio de los alimentos, es una muestra de ello. El otro aspecto que habrá que tener en cuenta es el impacto que la medida tendrá en las importaciones.

El Gobierno necesitaba cerrar el acuerdo por la hemorragia de dólares del BCRA

Es menester subrayar la importancia de dos factores que se combinaron para acelerar la concreción de este acuerdo del cual tanto dependía el oficialismo: el primero es la magnitud del ajuste con el consecuente superávit fiscal; el segundo es la estrecha relación entre Javier Milei y Donald Trump. Eso se verá reflejado mañana durante el encuentro que mantendrá el secretario del Tesoro –equivalente al ministro de Economía– de los Estados Unidos, Scott Bessent, tanto con el Presidente como con Caputo.

En medio de tanta euforia en el Gobierno –en verdad hay que señalar que recibir un préstamo del FMI no es algo para festejar– es importante hacer dos observaciones: la primera, que, más tarde o más temprano, el préstamo habrá que devolverlo; la segunda, que el FMI puso tres condiciones que deberán implementarse a lo largo de lapsos futuros: la reforma previsional, del sistema de coparticipación y del sistema tributario, metas para las que el oficialismo va a necesitar acuerdos políticos que hoy no se ven en el horizonte.

Volviendo a lo inmediato, hay en el fondo –como siempre– un tema de confianza. El anuncio del Gobierno parece acertado y lanzado justo a tiempo. Sin embargo, el éxito de esta tercera fase, que comenzará concretamente el lunes, dependerá de la reacción y del acompañamiento de los distintos actores de la economía.

El campo había anticipado que aumentaría el ritmo de liquidación de la cosecha entrado el mes de abril. Fuentes del sector señalaron que “habrá una lógica prudencia al principio pero el aporte de divisas llegará más temprano que tarde” y aseguraron que “el Gobierno está dando pasos en la dirección correcta”.

El empresariado en general y el sector industrial en particular deberían meditar sus próximos pasos pensando en el bienestar general. Son el eslabón fundamental para darle sustento real a la actividad económica. La historia ha dado muestras suficientes de su mezquindad. En años de la Alianza le soltaron la mano a Ricardo López Murphy cuando les planteó la posibilidad de tener que salir a competir abiertamente y esbozó sus planes de ajuste, infinitamente menores a los que está llevando a cabo el gobierno nacional. Algunos fueron cómplices con su silencio en los años del despilfarro kirchnerista y posteriormente abandonaron a su suerte a Mauricio Macri a pesar de ser considerado “uno de los suyos”. Al ingeniero le dieron de beber de su propia medicina. “Acompañaremos en la medida de lo posible pero nos preocupan los desplantes grandilocuentes y la falta de equipos. Salvo la cúpula de Economía y del Banco Central, no hay en el Gobierno cuadros formados en gestión y eso se nota”, resumió un empresario del sector alimentario.

Del otro lado de la ecuación, la dirigencia gremial sigue demostrando no estar a la altura de las demandas sociales. Priman en la cúpula de la desprestigiada CGT las internas y los intereses partidarios. La tenue movilización y el paro llevados a cabo los días miércoles y jueves fueron una muestra cabal de su falta de liderazgo. La gente les dio la espalda y salió a trabajar como lo hace cada día para ganarse el sustento. Nadie come vidrio y la sociedad se ha hartado de seguirles el juego a los sindicalistas millonarios, que solo quieren conservar sus privilegios. La distancia con el trabajador de a pie y la crisis de legitimidad es total.

Cada uno de los sectores de la dirigencia política, gremial y empresarial debería replantearse su rol en una argentina que ya no tolera la falta de empatía.

Reportaje al Dr. Nelson Castro por Ernesto Tenembaun (Septiembre 2024)