sábado, 28 de agosto de 2010

Masacre de Fátima... 1976 - 26 de agosto - 2010... De Alguna Manera...

Fátima no olvida la masacre...


El 20 de agosto de 1976 fueron encontrados en ese paraje bonaerense 30 cuerpos esparcidos en un radio de treinta metros: habían sido baleados y después dinamitados.

Ahora, sin leyes de impunidad, la causa avanza El juez Rodolfo Canicoba Corral ordenó la captura de seis oficiales y un suboficial retirados de la Policía Federal por la denominada "Masacre de Fátima", como se conoció al homicidio de una treintena de personas el 20 de agosto de 1976.

Según consideró probado la Justicia a mediados de la década de 1980, todas ellas estaban detenidas en forma ilegal en la entonces Superintendencia de Seguridad Federal de la Policía Federal, de donde fueron trasladadas –maniatadas, vendadas y presuntamente drogadas– al cruce entre un camino de tierra y la ruta 6, cerca de la localidad bonaerense de Pilar.

Allí fueron ejecutadas con "heridas de bala en el cráneo efectuadas a más o menos un metro de distancia", según consta en la causa, y luego dinamitadas en "una única explosión que esparció los cadáveres en un radio de 30 metros".

Pero a finales de los años 80 la aplicación de la leyes de punto final y de obediencia debida dejó trunca la investigación e impidió la sanción a los responsables del asesinato, cuyo número tampoco fue caprichoso: entre los restos se encontró una tarjeta que tenía escrito "30 x 1". Días antes había sido asesinado el general Omar Actis, uno de los organizadores del Mundial de fútbol que se haría dos años después.

La orden de arresto está dirigida contra los comisarios generales Juan Carlos Lapuyole y Carlos Marcote –señalado como torturador, actuaba bajo el apodo "Lobo"–, los comisarios inspectores Miguel Ángel Trimarchi –apuntado como jefe de los grupos de secuestradores de la Superintendencia– y Carlos Gallone –"Carlitos" o "Duque", jefe de un grupo de secuestro–, el comisario Jorge Mario Veyra –jefe de operaciones, dirigía los secuestros y se lo conocía como "Loco" o "Pájaro loco"–, el principal Carlos de la Llave –jefe de la brigada "Los Intocables", un grupo de secuestradores– y el suboficial Luis Alberto Martínez –"Japonés", miembro de uno de los grupos de tareas–.

La medida fue dispuesta en el marco de la causa que instruye Canicoba Corral por delitos cometidos en jurisdicción del Primer Cuerpo de Ejército durante la última dictadura militar. Para su cumplimiento inmediato, la resolución fue notificada al jefe de la Policía Federal, comisario general Eduardo Prados.


Impulsada por el Centro de Estudios Legales y Sociales (Cels), la causa estuvo a cargo del juez federal Sergio Torres, pero luego pasó a manos de Canicoba Corral cuando éste tomó la investigación, reabierta por orden de la Cámara Federal porteña tras la anulación de las leyes de impunidad resuelta por el Congreso nacional.

Hasta entonces, la causa estuvo paralizada e incluso durante 20 años ni siquiera se supo quiénes habían sido asesinados de esa forma: de las treinta víctimas, cinco habían sido identificadas a principios de los 80. Ellas son Inés Nocestti, Ramón Lorenzo Vélez, Angel Osvaldo Leiva, Alberto Evaristo Comas y Conrado Alsogaray. Recién en 1997, y en el marco de los Juicios por la Verdad, el Equipo Argentino de Antropología Forense hizo la exhumación de 25 cuerpos "y en 1998 comenzaron las identificaciones por medio de análisis genéticos, y la devolución de los cuerpos a sus familiares. Se logró entonces la identificación positiva de otras ocho personas, tras lo cual la Cámara Federal autorizó la devolución de los restos a sus familiares", informó el Cels.

Las víctimas identificadas son Jorge Argente, Susana Pedrini de Bronzel, su marido José Bronzel, Cecilia Podolsky, Horacio García Gastelú,Selma Ocampo, Rosa Cirullo de Carnaghi y Norma Frontini de Díaz. Pese a que los restos fueron encontrados en el noroeste del conurbano bonaerense, la Cámara Federal resolvió que el caso quedara en jurisdicción de la Capital Federal, ya que las víctimas habrían sido sometidas a vejámenes en en el Departamento Central de la Policía Federal.

Por la masacre, en octubre de 2002, el general Albano Harguindeguy fue denunciado como responsable de la desaparición forzada, torturas y homicidio de los 30 jóvenes, ya que al momento de los hechos era ministro del Interior, y como tal responsable de los centros clandestinos de detención que funcionaron en las delegaciones de la Policía Federal. Según recordó además el Cels, investigaciones previas a la denuncia llevaron a demostrar que la noche anterior a la masacre, las 30 personas fueron sacadas del centro clandestino de detención Superintendencia de Seguridad Federal.

20 de Agosto de 1976 El policía "arrepentido" Víctor Luchina --según el testimonio que brindó en la Conadep-- estaba de guardia en el edificio de Moreno al 1400 donde funcionaba la Superintendencia la noche que trasladaron a las 30 personas. "Apagaron todas las luces. Sólo quedaron encendidas las del ascensor y de la playa de estacionamiento. Recuerdo que los detenidos eran treinta porque fueron contados. Algunos venían en mantas, envueltos, parecían estar muertos; otros venían tambaleándose como drogados", manifestó Luchina. El ex policía atestiguó que ayudó a cargar a los detenidos en un camión verde oscuro. "Estos se van para arriba", le comentaron. Al día siguiente --dijo-- se enteró por los diarios que "habían sido dinamitados en Pilar". La masacre habría sido la "respuesta" al atentado contra el general de brigada retirado Omar Actis, realizado en Wilde el 19 de agosto de 1976.


Las víctimas de Fátima fueron asesinadas por disparos de armas de fuego en el cráneo. Dos cadáveres estaban destrozados ya que los cuerpos habían sido dinamitados. En ese momento, a partir de que se tomaran las huellas dactiloscópicas de los cuerpos, se pudieron identificar a cuatro personas cuyos datos aparecían en los registros de la policía de la provincia de Buenos Aires. Pero la causa se cerró rápidamente y no se retomó hasta 1982, cuando ya se habían "perdido" las huellas.

En 1985 el equipo argentino de antropología forense exhumó los cuerpos que estaban enterrados en el cementerio de Derqui. La sanción de la Ley de Obediencia Debida motivó que la "causa Fátima" pasara por varios juzgados hasta que la tomara la Justicia Militar. El expediente se archivó y 24 cajones de madera con restos sin identificar quedaron en un cuartito del cementerio. Diez años después, con el marco jurídico del Derecho a la Verdad, el equipo de antropología forense y la Cámara Federal porteña reabrieron el caso. Del sobre de un expediente rescataron la llave del recinto donde estaban los cuerpos. Con la posibilidad de realizar los estudios de ADN se mandaron las muestras al exterior para ser contrastadas con sangre de familiares de desaparecidos.


El año pasado se supo que Susana Elena Pedrini de Bronzel era una de las víctimas de la masacre de Fátima. Entre las seis personas que terminaron de ser identificadas la semana pasada está su esposo, José Bronzel, junto a quien había sido secuestrada.

Los jueces de la Cámara porteña y los familiares de las víctimas coinciden en que la identificación de los cuerpos no es la conclusión de la búsqueda de la Verdad sino que, a partir de la recuperación de identidad de los desaparecidos, se puede profundizar en la reconstrucción histórica.

© El Ciudadano, Rosario, agosto 2004



© http://www.masacredefatima.com.ar/masacre/index.php?li=3&dir&p=masacre

viernes, 27 de agosto de 2010

Huracán 1 vs. Newell´s Old Boys 1... Sabor a poco...

Sabor a poco...


Huracán y Newell´s empataron en Parque Patricios, y ambos se fueron con ganas de más. El Globo se puso en ventaja gracias al Roly Zárate, pero la Lepra lo empató en la segunda parte con un tanto de Sperdutti. Ah, Monzón le atajó un penal a Schiavi cuando iban 0-0.

Huracán es una cosa cuando ataca y otra cuando defiende. A la vista quedó esto en Parque Patricios, donde se topó con un Newell's vivo, que cada vez que Mauro Formica le encontró vulnerable la espalda a Brítez Ojeda lastimó. Porque la Lepra no hizo uno de los mejores partidos del campeonato, pero supo hacerse con las jugadas más claras y hasta podría haberse llevado dos puntos más para Rosario.

El Globo arrancó con el doble enganche bien pronunciado: Matute Morales y Mariano Martínez se hicieron con la tenencia de la pelota no bien pitó Luis Alvarez. Eso, sumado al dolor de cabeza que significó César Montiglio en el primer tiempo, hizo que Huracán creciera en su juego y fuera el más constante de los dos en el verde césped.

Sin embargo, Newell's tiene sus métodos para hacer transpirar la frente del rival de turno y así, con el Gato bien suelto, casi se puso arriba por una torpeza de Gastón Machín: el blondo topó al Diez, que estaba solito frente al arco, y penal. Pero habría más sorpresitas: Rolando Schiavi, que no suele fallar, esta vez no fue verdugo y Gastón Monzón –invasión de Ezequiel Filippetto mediante- lo dejó con los brazos en jarra al desviar su tiro desde los doce pasos.

Huracán se salvó en las manos de su arquero, y gracias a una jugada de tiki tiki golpeó primero. Martínez metió un gran pase en profundidad, Montiglio, que le ganó la espalda a Marcelo Stigarribia durante toda la primera mitad, picó al vacío y se la dio al Roly para que la empujara y convirtiera su primer gol con la camiseta del Globo.

Pero la Lepra nunca se entrega y salió con todo en la segunda parte. En un aluvión de llegadas, acorraló al Globo en su área. Así, Mauricio Sperdutti, siempre abocado al ataque, aprovechó un pinball entre Facundo Quiroga y Ezequiel Filippetto para estampar el empate. Una igualdad con sabor a poco pero justa: Huracán por constante y Newell's por punzante.

© Escrito por John Jones y publicado por el Diario Deportivo Olé de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el viernes 26 de Agosto de 2010

Los Goles...



El Partido...




domingo, 22 de agosto de 2010

Huracán 0 vs. Arsenal de Sarandí 2... De Alguna Manera...

Arsenal lo pinchó...

Los del Viaducto tuvieron orden y profundidad. Rompieron la racha sin ganar en su cancha y lo metieron en un problema a Huracán. El equipo del Globo jugó mal y se le empiezan a complicar los números...

El orden muchas veces es más que suficiente. Arsenal se mostró con un plateo prolijo. Sin grandes aspiraciones, pero sin huecos tácticos como para que Huracán se filtre. El equipo de Parque Patricios fue, en el inicio del partido, mucho más dueño de la pelota. Su control no tenía profundidad y dependía de los remates desde lejos de Machín.

Parecía que con esto, lo controlaba. Pero así como su pase al ataque era bueno, su retroceso carecía de orden. Y Arsenal, sin romper su estilo, sorprendió en una contra. De izquierda a derecha lo tomó a contrapierna y el centro largo fue aprovechado por Obolo. El gol de Arsenal planteó la historia diferente. Huracán, con la obligación total y el local esperando la contra para liquidarlo.

Ninguno de los dos parecía con la profundidad necesaria, hasta que Arsenal provocó un penal y Leguizamón cerró la historia. El Globo ya no tendría fuerzas ni ideas. Apenas un cabezazo del Roly Zárate y un zapatazo de Martínez, pero siempre el control estuvo en el más ordenado de la cancha. Arsenal se sacó las ganas de ganar en su cancha después de seis partidos y Huracán se fue penando por sus dudas.

© Escrito por Diego Macías y publicado por el Diario Deportivo Olé de la ciudad Autónoma de Buenos Aires el domingo 22 de Agosto de 2010.

Los Goles...





El Partido...


© http://www.clubhuracan.com




Trelew... 22 de Agosto de 1972... 22 de Agosto de 2010... A 38 Años...

Trelew... A 38 años...




22 de agosto de 1972 - Masacre de Trelew
Fuente: Testimonios extraídos del libro Lo pasado pensado, de Felipe Pigna, editorial Planeta, 2005.

El 15 de agosto de 1972 miembros de las organizaciones guerrilleras Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) y Montoneros intentaron concretar una fuga masiva de la cárcel de Rawson, donde se encontraban recluidos. Durante la huida murió un guardiacárcel. Seis jefes guerrilleros –Mario Roberto Santucho, Enrique Gorriarán Merlo y Domingo Menna , del PRT-ERP, Marcos Osatinsky y Roberto Quieto, de las FAR, y Fernando Vaca Narvaja, de Montoneros- lograron subirse a un avión secuestrado y refugiarse en Chile, desde donde partirían más tarde hacia Cuba.

Sin embargo, el objetivo perseguido -la fuga masiva de más de un centenar de personas- no logró alcanzarse. “Se formaron distintos grupos: un primer grupo de seis, que se fuga, un segundo grupo de 19, que es el que queda en el aeropuerto, y un tercer grupo de 110, que no alcanza a fugarse”, señala el ex jefe montonero Fernando Vaca Narvaja, uno de los protagonistas de la fuga del penal de Rawson.

Las 19 personas a las que alude el líder montonero no llegaron al aeropuerto a tiempo para subir al avión y se rindieron el 16 de agosto ante los efectivos militares, solicitando garantías públicas por sus vidas en presencia de periodistas y autoridades judiciales. El capitán de corbeta Luis Emilio Sosa los condujo a hacia la Base Aeronaval Almirante Zar de Trelew.

“Lanusse sacó de jurisdicción al penal de Rawson y al Aeropuerto de Trelew y decretó el estado de sitio en el momento en que se estaba negociando. De esta forma, la máxima autoridad ya no era el juez civil sino el jefe militar de la base. Entonces, en vez de reintegrarlos al penal, se los trasladó a la base militar Almirante Zar y en la madrugada del 22 se da esta salvajada del fusilamiento. Los responsables directos fueron los capitanes Sosa y Bravo y parte del cuerpo de suboficiales de la Marina”, sostiene Fernando Vaca Narvaja.

En la madrugada del 22 de agosto los detenidos fueron instados a salir de sus celdas formando dos hileras. En ese momento, los militares dispararon sus ametralladoras y mataron a dieciséis de los diecinueve detenidos. De acuerdo con la versión oficial, uno de ellos, Mariano Pujadas, había intentado arrebatarle la pistola a Sosa en un nuevo intento de levantamiento. Sin embargo, los tres sobrevivientes de la masacre, María Berger, Carlos Alberto Camps y Ricardo René Haidar, gravemente heridos, aportaron sus denuncias y testimonios sobre el fusilamiento.

La versión de la Marina

“Los hechos ocurridos (en Trelew) han despertado dos actitudes en la gente que nos rodea. Unos pretenden acusar a la Armada de haber provocado una masacre intencional. Los otros, ante el hecho consumado, lo justifican y hasta lo aplauden, dada la peligrosidad de los presos. Ni unos ni otros tienen razón. La Armada no asesina. No lo hizo, no lo hará nunca. Se hizo lo que se tenía que hacer. No hay que disculparse porque no hay culpa. No caben los complejos que otros tratan de crear. La muerte de seres humanos es siempre una desgracia. Estos muertos (alude a los sediciosos) valen menos, en el orden humano, que el guardia cárcel Valenzuela (muerto el 15 de agosto en el operativo de fuga de la conducción guerrillera), que los humildes argentinos del orden público muertos en servicio.” (Declaraciones de Horacio Mayorga, jefe de la Aviación Naval –uno de los responsables de la represión en el campo de concentración que funcionó en la ESMA-, en La Prensa, 6 de septiembre de 1972.
Autor: Testimonios extraídos del libro Lo pasado pensado, de Felipe Pigna, editorial Planeta, 2005.
Fuente: www.elhistoriador.com.ar