domingo, 24 de febrero de 2008

El Paco Mata...

La Argentina exportadora: el flagelo del paco en Buenos Aires llegó a la primera plana del diario New York Times...

El prestigioso medio estadounidense presenta una crónica en Ciudad Oculta y refleja la pelea de las madres contra los narcos locales.

Nuestro país es noticia de tapa en uno de los diarios más reconocidos de Estados Unidos y del mundo, el New York Times . El tema no es para ponerse orgulloso: el paco en Ciudad Oculta. "La cocaína barata inunda Argentina, devorando vidas", es el título de una crónica, publicada hoy, sobre el consumo de pasta base en Ciudad Oculta, una triste realidad que se vive a 20 minutos del Obelisco.

El diario destaca el rol de las madres de víctima del paco, un grupo de mujeres cuyos hijos son víctimas de la mortal droga que se han organizado para pelear contra los narcotraficantes y dealers que distribuyen la sustancia en las diferentes villas de Buenos Aires, y también para evitar que otros niños repitan el destino de los suyos, hoy muertos vivos por su adicción al clorhidrato de cocaína.

El testimonio de Bilma Acuña, madre de dos hijos adictos, es el sustento de la crónica, en la que también se incluye una galería de fotos y un video. " Ella y una grupo de madres organizadas se han convertido en el único bastión, parece, contra el imparable esparcimiento del paco, una droga altamente adictiva, residuo de cocaína que se fuma y que ha destruido miles de vidas en Argentina y causado un círculo de violencia callejera inducida por la droga, nunca antes vista en ese país", explica el NY Times.

La nota repite datos que ya son de público conocimiento en Argentina: dice que el paco es muy adictivo debido a que se efecto tan sólo dura pocos minutos y que su intensidad es tan intensa que mucho consumidores fuman entre 20 y 50 dosis diarias. También diferencia entre la pasta base y el crack, otro derivado de la cocaína que hace destrozos en Estados Unidos, y dice que la droga consumida en nuestro país es más tóxica debido a que está hecha mayormente con solventes y químicos como el querosén y sólo una pizca de cocaína.

El informe afirma que "el ingreso de cocaína y la incursión de drogas de pesadas a Argentina y Brasil ha surgido en los últimos dos años. La llegada de pasta base de cocaína usada para hacer crack, tanto de Bolivia como de Perú, ha sido particularmente aguda", e informa que desde el Gobierno argentino se han incrementado los presupuestos para educación preventiva contra las drogas y también los destinados a programas de rehabilitación, en sin embargo " todavía no se ha anuncia ningún plan para luchar contra el problema del paco, que ha dejado a las autoridades oficiales abrumadas", advierte el diario.

Durante su campaña presidencial, a principios de octubre del año pasado, Cristina Fernández de Kirchner se reunió con las "Madres de víctimas del paco". "Es una droga de exterminio, con una problemática distinta a la que se ve en los medios de comunicación sobre las adicciones", afirmó en esa oportunidad en la que las madres dijeron sentirse "respaldadas". Ese gesto aún no se ha convertido en acciones concretas; mientras tanto, en este momento, en Ciudad Oculta varios pibes continúan fumando paco como si nada y la droga de los pobres, como se la conoce , siguen matándolos día a día.

© Diario Perfil de Buenos Aires. Edición del domingo 24 de Febero de 2008

50 años de la carrera más bizarra de Fangio...

Un día como hoy pero de 1958, el entonces quíntuple campeón del mundo fue secuestrado 26 horas en La Habana por un grupo comando del castrismo. ¿El objetivo? dar un golpe de efecto para mostrar cuánto estaba dispuesto hacer ese movimiento insurreccional que llegaría al poder poco menos de un año después, para derrocar al dictador Fulgencio Batista.

© German Beder (Diario Perfil de Buenos Aires)

Juan Manuel Fangio ya era famoso en Cuba cuando llegó en 1958 como invitado para correr una competencia de coches Sport. Por eso, su sola presencia alborotaba a los locales, que curioseaban por el hall del hotel Lincoln de La Habana. Alborotaba, incluso, a los militantes del Movimiento 26 de Julio que se habían acercado hasta allí con un fin concreto: secuestrarlo.

No obstante, se mantuvieron fieles a su designio. Sigilosamente se le aproximaron, e interrumpieron la charla que el quíntuple campeón mantenía con sus allegados más cercanos sobre las inminentes elecciones presidenciales que habría en la Argentina. “Disculpe Juan, va a tener que acompañarnos”, lo intimó Manuel Uziel, uno de los improvisados captores, con una pistola calibre 45 en la mano. Al principio, el argentino creyó que se trataba de una broma, pero tras un breve silencio sepulcral, comprendió que el mensaje iba en serio. Sin mayor alternativa, respondió con su tranquilidad habitual: “Vamos”.

Aquel diálogo fue el disparador de un periplo/aventura del que hoy se cumplen 50 años y que, con el correr del tiempo, ha cobrado carácter mitológico. Al punto tal que con esa historia se filmó una película (Operación Fangio, en 2000) y se escribió un libro (con el mismo nombre que la película). Incluso, por estas horas habrá recordatorios del hecho en la isla (ver recuadro).

Vueltas y más vueltas. El secuestro duró exactamente 26 horas, con La Habana completamente conmovida y repercusiones en el mundo entero. El itinerario de Fangio durante ese lapso tiene pasajes bizarros y distorsionados. Apenas lo retiraron del hotel, el chofer que lo trasladaba se encaprichó y llevó al Chueco, su ídolo, a que conociera a su esposa y le firmara un autógrafo a su hijo; tras esa primera parada, partieron rumbo al destino en el que supuestamente lo alojarían, pero estaba ocupado por un guerrillero herido. Cuenta la leyenda que en el trayecto Fangio hasta se atrevió a bromear con los secuestradores y les convidó un cigarrillo a cada uno. Tras dar varias vueltas, finalmente lo instalaron en una casa ubicada en El Vedado (la zona más aristocrática de la ciudad), en la que residían tres mujeres integrantes del Movimiento, a una de las cuales el argentino destacaría luego por su pronunciado escote (un rumor afirma que, incluso, habría mantenido un romance). Allí le cocinaron, los captores se disculparon una y otra vez, y le explicaron los motivos del operativo, la legitimidad de la causa con todo el discurso ideológico de la revolución incluido. Luego, lo dejaron irse a dormir. Ya estaban en confianza.

Mientras tanto, Cuba ardía. El propio jefe de Estado, el dictador Fulgencio Batista, había montado un gran operativo para encontrar al piloto. Hasta las salidas de la capital y el aeropuerto fueron alertadas al respecto. El escenario en la isla no era sencillo: la dictadura estaba cada vez más represiva, y la guerrilla comandada por Fidel Castro avanzaba a paso firme con intenciones de derrocarla. La idea de Batista era clara: organizar el Gran Premio, llevar una mejor imagen al resto del mundo y desviar el foco de atención. Pero le salió todo mal porque la repercusión del secuestro del argentino reveló, de manera encubierta, este estado de tensión absoluta.

Mis amigos, los secuestradores. A la mañana siguiente, Fangio solicitó que le avisaran a su familia que estaba bien y hasta le ofrecieron ver la carrera. Sin embargo, tras un despiste que terminó con la vida de seis espectadores (y más de cuarenta heridos), prefirió apagar la TV. La prueba fue suspendida en la quinta vuelta. “Cuando vio eso, una parte suya sintió que nuestro operativo lo había salvado. Y nos dijo: “Con el tiempo, tendré que agradecerles”, rememoró luego Rodríguez.

Con el operativo consumado, los secuestradores comenzaron a intentar resolver de qué forma lo liberarían. Temían que Batista lo encontrara, lo mandara a matar y luego los responsabilizara. Así, se comunicaron con la Embajada argentina y programaron como realizar la entrega. Fangio rompió el hielo cuando llegaron allí y los funcionarios presentes se enfrentaron con los insurrectos: “Quería presentarles a mis amigos los secuestradores”, comentó. La despedida incluyó una promesa de los cubanos: “Serás nuestro invitado de honor cuando triunfe la revolución”. El reencuentro se produjo recién en 1981, cuando Fangio viajó como presidente de Mercedes-Benz a venderle unos camiones al gobierno. Castro lo recibió personalmente y le ofreció otra vez disculpas, junto al resto de los captores (es más, con el paso del tiempo, se vio varias veces con Rodríguez).

Cuentan que tras esa reunión lloró emocionado como pocas veces. La historia de 26 horas ya se había convertido en leyenda.

Cómo lo reflejaron los medios

“Fangio, corredor de autos, fue secuestrado por rebeldes cubanos”, aseguraba el diario France Soir. “Fangio: una llamada anónima anunció su inminente liberación”, comunicaba L’Equipe. “Secuestrado Juan Manuel Fangio. Está en poder de los rebeldes cubanos”, sentenciaba el diario La Nación por esos días. El plan de los secuestradores del piloto argentino surgía efecto. Desde que se pensó la Operación Fangio, la idea era captar la atención de los medios internacionales y que el mundo entero conociera las convicciones del Movimiento 26 de Julio; y lo habían logrado. No había agencia de noticias o medio gráfico que no diera cuenta del secuestro del piloto argentino. En todo momento se hacía referencia a que los rebeldes cubanos eran los culpables y se explicaba qué es lo que pretendían. “Cuando llegó a Cuba en 1958, tenía ya cinco campeonatos del mundo y era increíblemente popular. Entonces comprendimos que secuestrar a Fangio nos daría a nosotros una publicidad suficiente para revelar al mundo la corrupción del régimen de Batista”, explicó varios años después Arnol Rodríguez, jefe del comando que secuestró al Chueco.

El mundo se enteró de Fidel Castro y compañía gracias al piloto argentino. La misión que tenían estaba cumplida.

© Diario Perfil de Buenos Aires. Edición del Domingo 24 de Febrero de 2008

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