sábado, 5 de abril de 2014

Huracán 2 vs. Boca Unidos de Corrientes 0... De Alguna Manera...


Ilusiones de ascenso…


Huracán venció esta noche por  2-0 a Boca Unidos de Corrientes por la trigésimo segunda fecha del Torneo de la Primera B Nacional en el estadio Tomás Adolfo Ducó.

El partido comenzó un tanto ajustado, donde el globo no mostró una imagen muy buena y el conjunto correntino sin llegadas al arco, no dejaba de incomodar al local. Sin embargo, con intentos de Ramón Ábila y Cristian Espinoza, Huracán respondía aunque sin claridad.

El desarrollo de la primera etapa se vio plagado de malas decisiones y poco juego combinado por ambos equipos hasta que a los 30 minutos, Matías Defederico generó la primer llegada concreta del equipo de Parque Patricios, encarando por derecha y rematando bajo y cruzado, obligando al arquero Matías Garavano a enviar la pelota al córner. Doce minutos mas tarde, llegaría la apertura del marcador, a raíz de una jugada preparada que ejecutó Alejandro Capurro desde el centro de la cancha hacia la derecha, Espinoza logró enviar la pelota a raz del piso para que Ábila no tenga mas que empujarla y así decretar la ventaja.

El segundo acto fue totalmente diferente, los dirigidos por Frank Darío Kudelka se posicionaron bien en la cancha, encontrando el orden y el dominio del balón que escaseó en el primer tiempo. Con un cambio obligado desde el arranque, Lucas Villarruel ingresó por el lesionado Federico Mancinelli, teniendo así el entrenador que modificar el esquema. Hasta los 15′ no hubo chances para ninguno de los dos hasta que Matias Defederico fue el artífice de una nueva ocasión para el quemero que iba en busca de la victoria. Once minutos después, luego de un rebote, el mencionado Defederico se encargó de rematar desde afuera del área para ampliar la diferencia en el tanteador.

Boca unidos intentó descontar pero la figura de Marcos Diaz apareció para mantener su arco sin caídas. De esta manera, Huracán llega a la línea de 43 puntos y alcanza el sexto puesto de la tabla, renovándose así, las ilusiones de ascenso de todos los hinchas quemeros.

Síntesis:

Huracán 2

Marcos Díaz; Víctor Cuesta, Federico Mancinelli, Eduardo Domínguez y Carlos Arano; Germán Mandarino, Alejandro Capurro, Matías Defederico; Cristian Espinoza; Leandro Caruso y Ramón Abila.

DT: Frank Kudelka.

Boca Unidos (Corrientes) 0

Matías Garavano; Alexis Danelón, Rubén Maldonado, Matías Moisés y Leonardo Baroni; Lucas Oviedo, Matías Escobar, Santiago Raymonda y Emmanuel Perea; Emanuel Dening y Pablo Bastianini.

DT: Carlos Trullet.

Gol en el primer tiempo: 42m. Abila (H);

Gol en el segundo tiempo: 21m. Defederico (H)

Cambios en el segundo tiempo: antes del inicio, Lucas Villarruel por Mancinelli (H); 19m. Raúl Estévez por Oviedo (BU); 26m. Jonathan Benítez por Bastianini (BU); 34m. Ezequiel Gallegos por Espinoza (H); 35m. Alejandro Toledo por Dening (BU); 36m. Alejandro Romero Gamarra por Defederico (H)

Árbitro: Darío Herrera.

Cancha: Tomás Adolfo Ducó.

© Publicado el Sábado 05/04/2014 por http://www.clubahuracan.com.ar

Las fotos:





Los goles:







La tabla:




“Ganamos con simpleza sin hacer un gran juego”



Finalizado el encuentro frente a Boca Unidos de Corrientes, el técnico del plantel, Frank Dario Kudelka habló en conferencia de prensa con los medios presentes en el lugar.


© Publicado el Sábado 05/04/2014 por http://www.clubahuracan.com.ar






Violencia Social y Hostilidades… De Alguna Manera…


Violencia Social y Hostilidades…

CFK modelo 60. Dibujo: Diego Temes

Los linchamientos son hijos de una cultura de la confrontación que impulsó el Gobierno.

La actual descomposición social fue parida por Cristina, quien, sin embargo, mira sorprendida sin comprender bien qué pasó. Como si fuera una hippie de los años 60, ahora proclama la paz y el amor con los dos dedos en “V” y mezcla palabras del lenguaje papal como “misericordia” o “periferia”, pero no reconoce que, durante su gobierno y el de su marido, se inoculó el veneno del odio en las venas abiertas de la Argentina. Semejante nivel de intolerancia por estas horas sólo se explica con una década de descalificaciones y beligerancia desde la cima del poder.

Ese discurso autoritario del “vamos por todo” fue permeando y muchos decodificaron que sólo se pueden establecer relaciones de dominación y de prepotencia. ¿O antes de 2003, pese al infierno de 2001, hubo casos de injusticia por mano propia? Y eso que estábamos en el horno, merodeando la anarquía. Los medios ya existían antes del desembarco kirchnerista en el poder y, sin embargo, nunca habíamos llegado a semejante tragedia social, con excepción de los crímenes de lesa humanidad.

Es que en la era K los que desataron las hostilidades obtuvieron patente de progres. Radicado en Londres, Ernesto Laclau se enorgullecía mientras sus cachorros de Carta Abierta proclamaban que los que no dan las batallas por la emancipación son tibios que como mínimo se rindieron, o directamente, que se pasaron a las filas del enemigo golpista y oligárquico. Pusieron todas sus fichas a confrontar para construir. Jugaron con fuego en un país que fue devorado por las llamas del terrorismo de Estado.

Los Kirchner se cansaron de fogonear linchamientos desde el Estado. Ametrallaron desde sus medios con estigmatizaciones a diestra y siniestra. Fueron los autores intelectuales y, en algunos casos, también los materiales. Convocaron a sus mejores cuadros para que ejecutaran con frialdad revolucionaria las amenazas a todo tipo de disidencia.

Acá hubo una Hebe que humilló a jueces e incitó a tomar los Tribunales. Un D’Elía que llamó a fusilar a la disidencia en Venezuela. Un Víctor Hugo que acusó a Ernestina de Noble de tener las manos manchadas en sangre por haberse apropiado de hijos de desaparecidos, cosa que luego se demostró como absolutamente falsa, casi una expresión de deseo del relator militante. Un Zaffaroni que responsabilizó a los periodistas no adictos de fomentar los crímenes. Y hasta un Verbitsky que levantó su dedito moral pese a que participó de dos guerras, una armada y otra simbólica, como continuidad de la política por otros medios. Eso no es gratis en ningún país del mundo, y menos en Argentina. ¿Qué esperaban cosechar a la hora de su retirada?

Este es el verdadero debate que debe dar la dirigencia política para no repetir esta experiencia nefasta. ¿Cómo fue que llegamos hasta aquí?

A Cristina habría que darle chocolate por la noticia. Sostuvo que todo nace de la más brutal inequidad social. De la marginación de hermanos argentinos cuya vida no vale dos pesos y que, por lo tanto, no podemos exigirles que le den más valor a la vida de los demás. Otra vez las malditas preguntas sobre el origen de las cosas. ¿Quién tiene la culpa de que eso ocurra en esta tierra después de una década de crecimiento a tasas chinas? ¿Quién es responsable de que pese a haber tenido el máximo poder político concentrado desde 1983, todavía hoy las cifras de la desigualdad y la indigencia sean similares a las de los malditos años 90? ¿Son capaces de mentirse tanto a sí mismos para autoconvencerse de que la culpa la tiene Menem o Magnetto? ¿Cómo se llama eso? Masturbación ideológica.

El patético episodio de la conquista de Angola con Guillermo Moreno como vanguardia funciona casi como una metáfora del fin de ciclo. Cartón pintado, escenografía, puro maquillaje industrial para una cosechadora estratosférica (como el cohete de Menem que nos iba a llevar a China en cinco minutos) que se cayó a pedazos en el medio de una quiebra y una estafa. Y arriba de ese mastodonte, como tripulando la campaña hacia el futuro de la patria, la comandante quijotesca Cristina y su más fiel seguidor, el Sancho Panza y gobernador Sergio Urribarri. El cacique de La Salada, Jorge Castillo, que también fue a vender sus productos en la excursión morenista, reveló que los angoleños le dijeron que llevara un barco lleno de ojotas y jeans y que, una vez que llegara, le iban a pagar en el puerto. El representante de la naciente burguesía nac and pop confesó que no exportó ni un pañuelo, y ante la pregunta sobre si iba a aceptar la propuesta de Angola de llevar una suerte de Salada flotante hasta África dijo, gramsciano: “Ni en pedo”.

Si no fuera por lo dramático de las muertes, la injusticia por mano propia y el ojo por ojo, se podría decir que estamos protagonizando una novela del querido Osvaldo Soriano. Parece No habrá más penas ni olvido pero en realidad es Una sombra ya pronto serás.

© Escrito por Alfredo Leuco el Sábado 05/04/2014 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.