sábado, 4 de abril de 2015

Maximalistas… @dealgunamanera

Maximalistas…


Cualquiera podría decir que Máximo Kirchner es el candidato del Grupo Clarín si la afirmación no sonara tan absurda. Pero fue la corporación mediática la que lo sacó de su casa en Río Gallegos y lo convirtió en el centro de un revuelo de declaraciones y cadenas espontáneas de radios para reproducir su conversación con Víctor Hugo Morales. El plan mediático opositor buscaba el efecto contrario, querían usar la denuncia para profundizar el impacto del paro de transporte por el Impuesto a las Ganancias. Sin colectivos ni trenes, la ciudad quedó vacía. Y encima, el hijo de la Presidenta y referente de La Cámpora aparecía con una acusación de corrupción. Un escenario ideal para el fin de ciclo apocalíptico con el que se ilusiona la corporación mediática.

Pero reinciden al dejar que esa ilusión obnubile su visión de la realidad. La información periodística ya no discurre con el halo de palabra santa con que la adornaron los que abusaron del discurso de los “independientes”. La sociedad, el ciudadano, va recuperando criterios propios de verificación y decodificación. Los medios y los periodistas han sido desmitificados, por lo menos por una parte de la sociedad –tanto opositores como oficialistas–, salvo por aquellos de ambas trincheras que prefieren todavía creer sólo en la información que les conviene.

La denuncia pretendía contribuir a lo que había iniciado el paro, pero estaba tan floja de papeles que disipó esos vapores tóxicos para el Gobierno e instaló una posible candidatura de Máximo Kirchner, algo que por lo menos hasta ese momento no se había planteado. Al día siguiente del paro, nadie hablaba de sus efectos porque la sociedad estaba enfocada en el discurso de un Máximo Kirchner al que no le significó gran esfuerzo desmentir la acusación ante un auditorio masivo y espontáneo que le envidiaron todos los candidatos presidenciales.

Quisieron hundirlo, pero lo promovieron. El dispositivo de las corporaciones mediáticas de la oposición no funcionó como otras veces. No hubo impunidad para una denuncia inconsistente. Tampoco la hubo antes para la inconsistencia de Alberto Nisman, aunque su muerte inoculó una dosis de dramatismo que suplió la falta de pruebas. El 18F fue por la conmoción que produjo la muerte del fiscal y no por una denuncia cuya mala fe quedó rápidamente demostrada.

El acto fallido del Grupo Clarín en el ataque a Máximo Kirchner reveló una fractura en la capacidad de manipulación mediática que el mismo grupo todavía no acierta a asumir y esa ceguera lo lleva a reincidir. La maniobra puso en evidencia otros mecanismos que la completan. Apenas se publicó la denuncia y antes de que se comprobara su veracidad, la diputada Patricia Bullrich presentó un pedido de informes y sus colegas de la Coalición Cívica, Fernando Sánchez y Paula Oliveto, pidieron al fiscal Pollicita que la incorpore a una causa. Es un mecanismo sincronizado. Un medio opositor hace una denuncia sin pruebas, y por lo tanto puramente difamatoria y en esencia mentirosa, y hay diputados que trabajan en el inodoro de la política, para amplificarla y darle entidad judicial con la complicidad de algún fiscal o juez amigo. Forma parte del juego político concebido como un escenario donde se ganan y se pierden puntos.

Para muchos, la política es nada más que eso, un juego sin moral. Pero este mecanismo se convierte en una bomba de profundidad para el sistema democrático. Los periodistas, los medios, los políticos y los funcionarios judiciales que coadyuvan en este mecanismo invierten el concepto constitucional sobre el que se basa el funcionamiento de la Justicia. No solamente por la difamación como práctica inmoral, sino también porque al aceptar como veraces y dar curso a denuncias que no tienen pruebas obligan al acusado a ponerse en el plano de demostrar su inocencia, cuando la definición constituyente, el corazón de la justicia democrática, es justamente la contraria: el sistema está obligado a demostrar la culpabilidad del acusado y no éste su inocencia. No se lo puede dar por culpable sin pruebas y sólo por conveniencia política como hacen estos políticos que degradan su actividad con una práctica que es propia de las dictaduras y los autoritarios.

La lógica de los medios es igual de perversa. Si alguien que es acusado de ladrón sale a responder, entonces los medios que originaron esa acusación sin pruebas reales, publican: “Fulano de tal dice que no es ladrón”. Diga lo que diga está condenado de antemano.

Además de su inconsistencia, en este caso la denuncia contra Máximo Kirchner coincide con una campaña contra la Argentina sobre cuentas en el exterior que vienen de-sarrollando los fondos buitre a través de su Task Force. Es una combinación temática de cuentas en el exterior con complicidades iraníes. Toda la novela, en clave supuestamente erótica entre Chávez y la entonces embajadora Nilda Garré, con espionaje bolivariano-iraní en el medio, cuyo objetivo era descubrir secretos atómicos argentinos, para lo cual se depositaban sumas millonarias en dólares desde el año 2005 en bancos norteamericanos, iraníes y de las islas Caimán, puede ser creíble para lectores malintencionados de la revista Veja, pero en la Argentina resulta periodismo escatológico. Leonardo Coutinho, de la revista Veja, viene publicando artículos cuyas fuentes son “ex altos funcionarios chavistas arrepentidos” o “un investigador financiero norteamericano” a los que nunca identifica. Estas fuentes le confirman desde conspiraciones para matar a Nisman hasta las cuentas de Nilda Garré y Máximo Kirchner en el exterior.

Usando la misma fuente sin identificar, Clarín se limitó a publicar lo de las cuentas, sin la novela soez de Coutinho porque acá sería aún más increíble. En 2005, Argentina estaba resolviendo la deuda externa. Néstor Kirchner creaba la Unidad Fiscal AMIA y se dedicaba, de allí en adelante, a denunciar en los foros internacionales a los acusados iraníes que, según esa información, venían depositando sumas millonarias en cuentas del hijo del presidente que los denunciaba en forma sistemática. La novela grotesca de Coutinho es incongruente con lo que sucedía en Argentina. Los medios opositores argentinos suelen levantar las publicaciones de este personaje, que parece más un mercenario a sueldo de los fondos buitre que periodista (o las dos cosas), para darles entidad local a estos exabruptos amarillistas. Ya lo hicieron con el fabuloso comando bolivariano-iraní entrenado por cubanos que habría asesinado a Nisman con pasmoso sigilo y prolijidad. Así como el fondo Elliot Management de Paul Singer invierte fortunas para comprar voluntades de congresistas y jueces norteamericanos, es evidente que en el reparto hay también para los medios de comunicación. Publicó solicitadas sólo en los medios opositores locales y convocó a conferencias de prensa, operó con información falsa sobre cuentas de funcionarios en el exterior y ahora utiliza este sistema para lograr un rebote local.

La presidenta Cristina Kirchner ha pedido a la Justicia norteamericana que publique los nombres de los titulares de esas cuentas. Pero la información que llega a los medios no proviene de fuentes oficiales, sino de fuentes turbias que nunca se identifican, ni en Clarín ni en Veja.

Esta semana falleció una querida compañera del gremio y de Página/12, la periodista Lilia Ferreyra, viuda de Rodolfo Walsh, una figura emblemática del periodismo de investigación. No está de más, como homenaje a Lilia, recordar que, al igual que ella, Walsh siempre se definió como un periodista comprometido, no como uno “independiente”. Y que las investigaciones de Walsh nunca fueron publicadas por los medios de las grandes corporaciones que hasta fines de los ’80 no daban lugar a este género del periodismo. Lo tomaron sólo para convertirlo en su propia herramienta. Las grandes corporaciones nunca van a publicar nada que comprometa a sus intereses y a los que representan. Para Lilia, que también fue lectora lúcida y correctora exigente de los trabajos de su compañero, la idea de periodismo comprometido de Walsh lo llevaba a ser extremadamente riguroso. En cambio, cuando el periodismo de investigación se convierte en la herramienta de intereses poderosos, no tiene la exigencia tan fuerte de rigurosidad, porque se la reemplaza en parte con una gran cantidad de artilugios que provienen de una fuente inagotable de recursos para construir una falsa credibilidad.

© Escrito por Luis Bruschtein el sábado 004/04/2015 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


Candidatos... Bifurcación o integración... @dealgunamanera

Bifurcación o integración...


Detrás del rol de la Presidenta, de su hijo Máximo y otros candidatos posibles está la definición de la relación del poder K con el peronismo.

La Presidenta transmite señales de que espera tener un futuro en la política nacional. Estos días también ha sido noticia la aparición mediática de su hijo Máximo, quien hasta ahora parecía preferir un bajo perfil, aunque las circunstancias llevaron a levantarlo, pero no por su propia iniciativa.

Todo eso es absolutamente esperable. Todos nuestros ex presidentes han imaginado y buscado su permanencia en posiciones de protagonismo político. Alfonsín inicialmente coqueteó con una reforma constitucional que finalmente consiguió años después, en beneficio del presidente Menem.

Desde el llano, Alfonsín buscó incansablemente posiciones de influencia en su partido y en la política nacional. Menem todavía es senador nacional, y últimamente se ha oído hablar de sus supuestas aspiraciones a la gobernación de su provincia. Duhalde insiste en buscar protagonismo aun cuando sus posibilidades de influir son mínimas. La resistencia de los líderes políticos a aceptar que su ciclo concluye es un dato casi constante de la política argentina. ¿Por qué Cristina Fernández de Kirchner habría de ser diferente?

Es bastante claro en casos como los mencionados que los dirigentes que buscaron permanecer en posiciones de poder no tomaron demasiado en cuenta sus efectivas posibilidades de lograr la influencia que buscaban. Y tampoco midieron las consecuencias negativas –aun desde la perspectiva de los intereses de sus propios grupos políticos– que esas acciones podían acarrear. No hay fundamento alguno para pensar que eso podría ser distinto ahora.

Otra cosa es preguntarse cómo la Presidenta traza la línea demarcatoria entre el “nosotros” y los otros. La actividad política contiene siempre una tensión que se agudiza cuando un liderazgo ha cumplido un ciclo: el líder tiende a imaginar que su lugar seguirá siendo ése, el de líder o conductor, pero parte de sus seguidores considera que el futuro de su grupo requiere que el liderazgo sea renovado.

Los seguidores deben manejar esa difícil tensión entre, por un lado, su percepción de lo que más conviene al grupo –y a sí mismos, por cierto, porque cada uno está donde está movido por una combinación de aspiraciones colectivas y aspiraciones personales–, y por otro lado, su lealtad al líder.

El peronismo ha contenido, desde sus orígenes, dos líneas contrapuestas: una “verticalista”, otra “pluralista”. En el balance de sus 12 años de protagonismo en la política nacional, los años de Néstor Kirchner dieron al kirchnerismo el vigor de lo plural y los años de Cristina lo llevaron a la consistencia de lo vertical. Aunque rara vez lo expresen abiertamente, muchos cuadros de la primera y la segunda línea del actual gobierno provienen de un peronismo con raíces históricas más diversas que el kirchnerismo, vieron la luz antes que éste hiciera su aparición en la historia reciente. Hoy, la candidatura de Scioli encarna a esa tradición plural; es una opción para avanzar hacia la reabsorción del kirchnerismo en la tradición peronista.

El futuro que la Presidenta está persiguiendo ¿a quienes incluye, más allá de su círculo más estrecho de seguidores? A veces actúa en nombre de lo que hoy ella misma representa, a veces en nombre de una acepción más amplia de lo que es el “kirchnerismo”, y a veces en nombre del peronismo, como quiera que se lo defina. No está del todo claro si la entrada en escena de Máximo busca reforzar el círculo estrecho o es más bien un camino para hacerlo parte de una corriente más amplia que reinserte al kirchnerismo en el peronismo.

O, en otros términos, si se trata de un desafío a parte de la tropa que hoy se siente cercana al Gobierno o es más bien un intento de sumarlo a ella, si va a competir por un lugar al que aspiran peronistas de vieja data que hoy se sienten parte del oficialismo o si va a integrarse a ellos y acompañarlos respetando títulos y trayectorias.

Todo eso se expresa en el interrogante que muchos análisis expresan diariamente. ¿Apoyará la Presidenta a Scioli si éste mantiene posibilidades ciertas de ganar la elección presidencial, o preferirá más bien a un candidato perdedor surgido de entre quienes carecen de un posicionamiento propio?

Disyuntiva. Se están configurando dos escenarios del futuro político inmediato con respecto a la relación entre el actual kirchnerismo y el tradicional peronismo: en un escenario se mantienen separados, en el otro vuelven a integrarse.

Por otra parte, la política es siempre una mezcla de poder y de representación. En la actual coyuntura, en el kirchnerismo Scioli es el más acabado producto de la capacidad de representar. La candidatura de Recalde –para tomar un caso opuesto– es un típico producto de la verticalidad, de ejercicio del poder.

En esos términos, tal vez estemos en un buen momento: la representación, como fenómeno espontáneo de la sociedad, está generando límites al ejercicio del poder. Scioli es candidato, y representa a quienes representa –tanto a votantes como a dirigentes a lo largo y ancho del país– por gravitación propia. También Massa, a quien nadie ungió candidato haciendo uso del poder. También Macri.

Y con Macri sucede algo más: con algo de asombro y bastante de curiosidad, el público sigue estos días la saga de Gabriela Michetti, que desafía a su líder con el capital de sus propios votos. Al menos en este momento, la tradición argentina de candidatos seleccionados a dedo está siendo bastante neutralizada. Habrá que ver, entonces, cuál es la suerte que correrán los que se ganaron un lugar a la sombra del poder y de la militancia organizada, como La Cámpora y su inspirador, Máximo.

Disponen de poder, pero en materia de acumular representación todavía no han mostrado demasiado; pero es cierto que es temprano para llegar a una conclusión.

Otra cosa es Cristina de Kirchner. Aunque se habla mucho de su poder y su vocación verticalista, lo cierto es que ella se respalda tanto en sus recursos y capacidades de ejercer el poder como en su bastante notable capacidad representativa.

© Escrito por Manuel Mora y Araujo, sociólogo, el sábado 004/04/2015 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


viernes, 3 de abril de 2015

Vos me espías... Yo te hackeo... @dealgunamanera...

Anonymous hackeó sitios de Malvinas y puso el himno argentino…

Libero, activista de Anonymous, hackeó sitios oficiales de Malvinas. Foto: Cedoc

La página oficial de las islas quedó con la pantalla en negro y la bandera celeste y blanco.

Al conmemorarse 33 años del inicio de la guerra de las Islas Malvinas, el conocido grupo de hackers Anonymous intervino distintos sitios webs de los isleños para colocar el himno nacional argentino e inscribir la leyenda “Las Malvinas son argentinas”.

Se trata de una de las páginas oficiales del gobierno kelper, http://www.falklands2014.org.fk/, que durante la madrugada fue hackeado por un informático que se apoda Libero. “Viva Argentina carajo”, se lee desde la madrugada en la web, que tiene URL oficial de Falkland Islands, denominación británica a Islas Malvinas.


Lo mismo hizo en el activista de Anonymous en el sitio web de la principal radio de las islas: First. Allí, ahora, en lugar de las noticias en inglés, se escucha el himno nacional. La canción patria se ilustra con fotos de militares argentinos durante la guerra de Malvinas en pleno combate.

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© Publicado el viernes 03/04/2015 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Boca Juniors - Huracán... Aquel duelo de 1924... @dealgunamanera

Boca-Huracán y el recuerdo de la definición más larga de la historia...


Boca y Huracán se enfrentarán el domingo en Parque de los Patricios. En 1924, cuando disputaban el clásico de la Asociación Argentina, llegaron a jugar cuatro finales a lo largo de 43 días para determinar al campeón del año anterior.

Aquella impronta de clásico parece ahora desdibujada. Los tropiezos frecuentes de Huracán (con cuatro descensos en los últimos 29 años y 13 temporadas en el Nacional) y las impresionantes rachas de Boca en el duelo (el Globo de Newbery estuvo tres décadas sin ganarle en La Bombonera y lleva 21 años sin vencerlo en el Palacio Ducó) fueron deshaciendo aquella rivalidad que tuvo varios hitos relevantes en su recorrido, sobre todo en los años veinte, con la definición más larga de la historia como episodio más significativo.

En aquel tiempo Boca y Huracán, protagonistas centrales de la época, disputaban una suerte de superclásico. Luego de la escisión de 1919, en el fútbol argentino se formaron dos asociaciones: la Asociación Argentina (la oficial, afiliada a la FIFA) y la Asociación Amateur. En la primera competían como principales referentes Boca, Huracán y Estudiantes; en la segunda, Racing, River, Independiente y San Lorenzo. En esos días, cada partido entre los de la Ribera y los de Parque de los Patricios -vecinos del Sur de la Ciudad, en definitiva- tenía sensación de enfrentamiento trascendente, decisivo.

No era casual esa relevancia: allí participaban varios de los mejores exponentes del fútbol de ese tiempo y de la historia. Figuras paradigmáticas como Guillermo Stábile (Botín de Oro del primer Mundial), Domingo Tarasconi, Roberto Cherro (durante muchos años máximo anotador histórico de Boca), Cesáreo Onzari (fundador del gol olímpico) y Américo Tesoriere (uno de los grandes arqueros de todos los tiempos), Pablo Bartolucci (creador de La Palomita), entre otras figuras de Selección.

Se enfrentaron por primera vez en 1914, un año después que el River-Boca y un año antes que el San Lorenzo-Huracán. La cita inaugural sucedió en Parque de los Patricios, ahí en el límite con Pompeya: se jugó el 9 de agosto y Boca se impuso 2-1. Desde entonces, en el amateurismo, jugaron 22 veces: 11 victorias xeneizes, 7 empates y 4 triunfos de Huracán.

En esos años veinte, Boca y Huracán resultaron los más campeones de la década, con cuatro títulos de Liga cada uno. Boca festejó en 1920, 1923, 1924 y 1926; y Huracán se consagró en 1921, 1922, 1925 y 1928. La rivalidad se edificó, sobre todo, entre 1919 y 1926, tiempos de escisión. Entonces compartían todos los años la pelea por el título de la Asociación Argentina. No se trataba de un tiempo cualquiera: el fútbol del Río de la Plata era, claramente, el mejor del mundo. Así lo corroboraba cada contacto internacional que sucedió entonces: Juegos Olímpicos, Copas América, giras de clubes como la de Boca en 1925, amistosos.

El Mundial de 1930, con Uruguay y Argentina en la final, fue la consecuencia más notable y más visible. En aquel contexto, Boca y Huracán eran los más campeones de este lado de la Orilla. Del otro lado, la gloria se la repartían Nacional y Peñarol. Algo así como los cuatro reyes de ese fútbol que parecía inmejorable.

En ese recorrido hubo un episodio definitivo: la definición de 1923. Se trató de una temporada con irregularidades y con un desenlace que rozó el escándalo: Huracán tenía todo para ser tricampeón, ese privilegio que sólo Lomas, Alumni, Racing y River consiguieron en el fútbol argentino. El equipo había sumado 51 puntos en 29 partidos. Y Boca, el archirrival, también tenía 51, pero un partido más. El tercero, Sportivo Barracas (valioso protagonista de Primera en aquel tiempo), ya se había quedado sin chances. La Asociación Argentina tomó una decisión polémica: decidió que se jugara un desempate entre ambos equipos.

Entonces, entre marzo y abril, se disputaron cuatro finales. La primera serie de ida y vuelta, en la cancha de Sportivo Barracas (el principal escenario de la época), finalizó con un triunfo para cada uno (3-0 Boca; 2-0 Huracán). El tercer partido se disputó en GEBA, ahí en Palermo: hubo empate sin goles tras 120 minutos de juego. Por último, el 27 de abril, otra vez en Sportivo Barracas, Boca se impuso 2-0, con dos goles de Alfredo Garasini. Y fue campeón luego de 390 minutos y 43 días de la definición más extensa de la historia del fútbol argentino.

© Escrito por Waldemar Iglesias el viernes 03/04/20156 y publicado por el Diario Clarín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


La Cooperativa Naranpol cumple dos años de gestión de los trabajadores... @dealgunamanera

La Cooperativa Naranpol cumple dos años de gestión de los trabajadores...


En la ciudad de Santa Fe, allá por diciembre de 2012, en vísperas de navidad, con el calor característico santafesino, y sin más capital que nuestras propias manos, y unas  inmensas ganas de trabajar,  los “laburantes” de la Cooperativa de Trabajo Naranpol Limitada, ingresamos al predio de nuestra planta industrial dejando atrás para siempre  un año y medio de angustia, impotencia, injusticias, dolor, decepciones y desiluciones.

En la ciudad de Santa Fe, allá por diciembre de 2012, en vísperas de navidad, con el calor característico santafesino, y sin más capital que nuestras propias manos, y unas  inmensas ganas de trabajar,  los “laburantes” de la Cooperativa de Trabajo Naranpol Limitada, ingresamos al predio de nuestra planta industrial dejando atrás para siempre  un año y medio de angustia, impotencia, injusticias, dolor, decepciones y desiluciones. Hubo que pelear duro por conquistar aquellos ideales que identificaron nuestro reclamo, en un principio salarial, y que luego se transformó en lucha por las fuentes laborales, y por hacer valer un derecho humano que es el derecho al trabajo.

Vale destacar aquí el acompañamiento de muchos organismo de DDHH de la ciudad de Santa Fe, que encabezada por las Madres de Plaza de Mayo, dignificaron nuestra lucha, y nos alentaron a no bajar nunca los brazos.

Entramos, emocionados, llenos de expectativas y de ilusión. Limpiando y poniendo en marcha cada máquina para comenzar a producir lo más pronto posible.

Los desafíos ahora eran otros: organizarnos, coordinar la tareas de producción, administración, compras, ventas, rrhh, etc.  Tareas que tuvimos que aprender de golpe, sin experiencia previa en algunos casos, pero con la mejor voluntad y tesón.

Alguien dijo que  "Nada se pierde, todo se transforma". Y fue así; porque nos dimos cuenta que la “lucha continuaba”, pero de otra forma.  Aquella lucha que dimos en las calles, reclamando y cortando rutas, ó en los pasillos de tribunales, así también como en la Legislatura por obtener la tan ansiada Ley de Expropiación; esta vez se transformó en la lucha diaria en la negociación con cada proveedor que nos miraban con desconfianza (y lo peor de todo, proveedores que la fallida “Productora Alimentaria S.A. les había dejado a cada uno, una abultada deuda). Pero también la “lucha con la competencia” por volver a posicionarnos nuevamente en el mercado y en las góndolas, en las estanterías de cada super, de cada almacén de barrio pero más aún, en volver a ocupar el lugar que nos corresponde en la mesa familiar de cada trabajador.

Nos acompañó desde el inicio, el Ministerio de Trabajo de la Nación con toda la línea de programas que tiene para las “fábricas recuperadas”, en este caso el programa “Trabajo Autogestionado”, con las líneas I y II ya otorgadas, y las líneas IV y V en trámite.- También nos asistieron con el programa: “Entrenamiento para el Trabajo” y posteriormente con el “Programa de Inserción Laboral”.

Hoy finalizando la temporada, nos encuentra trabajando ya casi en un 60 % de la capacidad operativa de la planta con nuestro producto principal, la gaseosa de 2,25 lt, en los sabores: Cola, Naranja, Lima Limón, Pomelo, Limonada, Granadina y Manzana, sin olvidar también la Soda de 2,25 lt. También pudimos reactivar la línea de gaseosas de 3 lt (a partir de un subsidio otorgado por el INAES) en los sabores: Cola, Naranja, y Lima Limón. Por el lado de los productos “no gasificados” estamos presentes en el mercado con los Amargos de 1,5 lt: Serrano y Cuyano, los Jugos de 1,5 lt. Naranja y Pomelo. Y cabe destacar también que la calidad del agua de la ciudad de Santa Fe, hace que se comercialice muy bien nuestro producto del Bidón de 5 lt, de Agua Microfiltrada.

Tenemos en carpeta muchos proyectos de nuevos productos y líneas para un próximo lanzamiento. Podemos mencionar: 3 nuevos sabores de Amargos (Alpino, Hierbas c/ limón,  Amargo c/Pomelo).  Gaseosas de 600 c.c., y de 1,25 lt. Nuevos sabores de Jugos (Durazno, Ananá, Manzana, Granadina, Multifrutal), alguno de los cuáles se harán posible a partir del otorgamiento de un subsidio que se gestionará ante el Ministerio de la Industria de la Nación para la compra de maquinaria. 

Hoy estamos presentes en varias provincias argentinas además de Santa Fe: Córdoba, Bs As, Corrientes, Chaco, Formosa, Salta, La Rioja, Mendoza, y desde este mes de marzo formamos parte de la Red Comprar que lleva el Programa de Precios Cuidados a los comercios minoristas. Queremos aprovechar la cercanía de las fiestas de “Pascuas”, para enviarle un saludo a todos los compañeros trabajadores, que como nosotros han decidido la noble y ardua tarea de optar por la “Autogestión” y ser artífices de sus propios destinos.

Nuestro mensaje: “SE PUEDE”.

© Escrito por Marcelo Bleckmann el jueves 02/04/2015 y publicado por el Diario Tiempo Argentino de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


El día que Maradona transformó una esperanza en amor… @dealgunamanera...

El día que Maradona transformó una esperanza en amor…


¿Cuándo nació la pasión entre el 10 y el Napoli? Hoy se cumplen 30 años de un partido que cimentó uno de los romances más extraordinarios de la historia del fútbol.

En la vida es difícil identificar el momento exacto en que nace un amor. En el fútbol parece más sencillo: muchísimos amores estallan en apenas una tarde. Si bien no fue repentino, el de la ciudad de Nápoles con Maradona fue uno de los más pasionales que se haya visto en una cancha. ¿Y cuándo nació? ¿Con la llegada del 10 a mediados del 84? No, la ciudad lo recibió con esperanza, pero también con la resaca del pánico por un descenso evitado por un pelo. ¿Con algún Scudetto, la copa UEFA, la Supercopa italiana? No, el amor ya era sólido e irrefrenable.

No es una locura pensar que hoy, 24 de febrero, se cumplen 30 años del nacimiento del amor entre Maradona y el Nápoli.

Diego había llegado a Nápoles en julio de 1984, justo después de que el club se salvara por un punto de irse a la serie B. Lo recibieron como una garantía para dejar esos apuros atrás, como un lujo para un club poco acostumbrado a ostentar, pero la posibilidad de un campeonato estaba en la mente de pocos. Y el comienzo del torneo ratificó esa idea.

Napoli, con Maradona, debutó con una derrota 3-1 ante el Verona de Galderisi, que al final saldría campeón. Luego llegó un empate contra Sampdoria y una goleada en contra ante Torino. La primera vuelta de aquel campeonato vio al equipo del sur italiano con apenas 8 puntos (todavía sumaban dos las victorias) y los fantasmas del descenso, aún con Maradona en la cancha, volvieron a aparecer.

La segunda rueda, ya en enero de 1985, comenzó con las mismas penurias: empates sin goles ante Verona y Sampdoria, victoria ajustadísima sobre Torino, empate ante Como...

La liga italiana mostraba la magia de Platini en la Juventus, los goles de Altobelli en el Inter y la sorpresa de un Hellas Verona con un par jugadores que serían figuras en el Mundial de México (como el danés Elkjær Larsen o el alemán Briegel, quien aparece en todas las fotos de la final de México corriendo infructuosamente a Burruchaga antes del tercer gol argentino). Pero de Maradona, poco. Y del resto del Nápoli, casi nada.

Por eso, el 24 de febrero del 85, cuando Napoli recibía a un maltrecho Lazio, los más de 70 mil hinchas que fueron al estadio San Paolo seguían mirando con aprensión la parte de abajo de la tabla. Pero algo, ese día, cambió. La esperanza por lo potencial se transformó en amor por la certeza. Maradona, ese día, fue Maradona.

Diego hizo tres goles, y un cuarto fue anulado por una "Mano de Dios" que, esa vez, el árbitro no compró. Uno de los tantos fue con una media vuelta repentista que, a 40 metros del arco, llevó la pelota a un ángulo.

Otro fue olímpico.

Napoli ganó 4 a 0 y el técnico de Lazio, el argentino Juan Carlos Lorenzo, fue un fusible que Maradona hizo saltar por los aires.

"Festival de Maradona", tituló al día siguiente Clarín. Y en el suplemento deportivo fue más elocuente: "Tres goles de Maradona abrumaron a Lorenzo". La crónica de ese día contaba:

Diego Maradona cristalizó así su mejor producción desde que se incorporó al fútbol italiano y fue ovacionado por los simpatizantes del Napoli después del
amplio triunfo.


Fue bastante más que eso. Fue el nacimiento de un amor en Nápoles.

Y después...

Napoli triplicó en esa segunda rueda la cantidad de puntos que había reunido en la primera. Maradona fue el segundo goleador del torneo, detrás de Platini. El Napoli encabezó la tabla de recaudaciones del campeonato. Y si bien el equipo ni siquiera clasificó a una copa continental, la escalada del final del torneo, con la magia del 10, fue el germen para lo que llegó después: dos campeonatos locales, una copa UEFA, una Supercopa italiana. Y un romance que, con vaivenes e incluso algunos desengaños, sigue vivo hasta hoy.

© Escrito por Guillermo dos Santos Coelho el martes 24/02/2015 y publicado por el Diario Clarín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

jueves, 2 de abril de 2015

Roberto Lavagna y la oportunidad perdida… @dealgunamanera...

Oportunidad perdida…


Han pasado nueve años desde que lo que el Gobierno gusta llamar “modelo” se desvió del inicial. Nueve años desde que se dio por terminada una etapa. De aquel programa económico-social, con sus correlatos internacionales, Duhalde-Lavagna-Kirchner (D-L-K) no queda hoy nada bajo el modelo Kirchner-Kirchner (K-K).

Esta no es sólo una opinión personal. Hoy es la interpretación predominante desde fuentes diferentes en lo profesional y de distinta extracción política. (...)

No quedó nada. ¿Es esto bueno o no lo es? Creo sinceramente que no lo es.

El primer Premio Nobel de Economía, Jan Timbergen (1969), decía que “la calidad de un programa económico, su éxito o su fracaso, debe medirse por los márgenes de maniobra que le deja a quien lo sucede”. Según esa regla, lo que recibimos en abril de 2002 tenía, tanto en lo económico (depresión económica con inflación alta) como en lo político (ultimátum al presidente) y lo social (hiperpobreza y desempleo), cero margen de maniobra. 

Lo que traspasamos en diciembre de 2005 tenía los máximos márgenes de maniobra que se hubieran dado en nuestro país, por lo menos, desde la Segunda Guerra Mundial: superávit fiscal récord, superávit en cuenta corriente del balance de pagos de unos 12 mil millones de dólares, exportaciones e importaciones en los máximos niveles históricos, fuerte creación de empleo y el PBI creciendo desde que comenzó la recuperación, en la segunda mitad de 2002, a una tasa acumulativa de casi 9% (8,9%) por año. (...)

Estábamos a años luz de la crisis inicial. Una crisis sobre la que Jorge Oviedo, en una columna en La Nación, analizando la situación y otras crisis del pasado, dijo: “Lo interesante es que la crisis de 2001 es un monstruo único en la historia nacional. Una clase de catástrofe que sólo se dio una vez”.

Únicamente con esos datos estaba todo dicho: la oportunidad se encontraba al alcance de los argentinos, y no debíamos dejarla pasar, tal como le había escrito al presidente en diciembre de 2005, al momento del cambio de equipo económico.

A estos datos se agregó además, a partir de 2007, un excepcional incremento –que ya hubiéramos deseado tener y no tuvimos en lo peor de la crisis– en los precios de la soja y otros granos, con el efecto de subir el PBI, reforzar los ingresos fiscales y la disposición de divisas.

De los entre 214 y 220 dólares la tonelada de fines de 2005 y los 245 dólares aún en enero de 2007, la soja subió ese año hasta alcanzar valores de 600 dólares, con promedios cercanos a los de 480-500 dólares la tonelada. Por supuesto, ello generó una respuesta positiva de los productores, que agregaron 30 millones de toneladas de granos. No sólo los precios y cantidades de la soja llegaron a valores impensados, sino que, además, arrastraron hacia arriba subproductos y otros granos. Ni qué hablar de los nuevos recursos energéticos en Neuquén.

Esta coincidencia de sólidos datos macroeconómicos internos construidos y legados por la etapa D-L-K (2002-2005) y la posterior (2007 en adelante) mejora en los términos de intercambio del país por la modificación geopolítica ligada a la presencia de China, más el cambio tecnológico en los Estados Unidos, lo que habilitó la disponibilidad de importantes recursos energéticos (2010 en adelante), crearon posibilidades nuevas.

En todo caso, estos tres eran elementos centrales que se agregaban a los más tradicionales, constitutivos de nuestro país y de nuestra sociedad, como son los recursos naturales (tierra, clima, agua, pesca, minería), la capacidad científico-tecnológica, la adaptabilidad y flexibilidad de la población, una sociedad sin grandes conflictos raciales o religiosos y escasa población. La oportunidad era excepcional, como el país no había tenido una desde la crisis de 1930.

El futuro estaba allí. La tentación mágica también. El Gobierno no supo o no quiso, a pesar de tener todo el poder. La sociedad no llegó a percibirlo. Lo cierto es que se entró en el camino fácil.

El superávit fiscal récord desapareció por decisiones como, por ejemplo, subir los subsidios a la energía y al transporte de 3.500 millones de pesos en 2005 a 170 mil en 2014, es decir, multiplicándolos por más de treinta veces. O acordando jubilaciones sin aportes, de las cuales 800 mil fueron a manos de sectores de ingresos medios altos, en un país con no menos del 25% de pobreza. La situación fiscal y de endeudamiento de las provincias vuelve a ser un problema central.

El superávit de la caja en dólares, la cuenta corriente del balance de pagos, se consumió por importaciones crecientes de energía: 12 mil millones de dólares.

Las reservas deberían haber crecido hasta ubicarse en niveles por encima de los 120 mil millones y, sin embargo, las reservas propias sin créditos ni encajes no llegan a 20 mil millones. Esto cuando en el Brasil (donde alcanzaron a 330 mil millones de dólares) y en otros países de América Latina aumentaron en forma sostenida. Ese es el resultado de siete años consecutivos de fuga de capitales, por desconfianza, por una suma total de más de 90 mil millones de dólares.

El tipo de cambio fue “comido” por una inflación de entre 20% y 25% anual, y de un valor real de US$ 1 = $ 1,90 en 2005 se ubicó, hasta fines de 2014, en torno a US$ 1 = $ 1, con la pérdida de competitividad que ello significó.

El crecimiento se ha tornado volátil y cercano al 4% por año entre 2007 y 2011, y al 0,4% entre 2012 y 2014, y un crecimiento similar o incluso menor se prevé para 2015, saliendo de la senda que no sólo era estable a niveles del 9% por año, sino que había convocado tasas de inversión elevadas y, por ende, de creación de empleo digno.

El sector público se ha convertido en los últimos dos o tres años en el gran generador de empleo, reemplazando al sector privado.

La inversión no ha llegado nunca, desde 2006, a superar el 20% de crecimiento anual, tasa necesaria para crecer más de 5% al año.

La pobreza ha dejado de bajar, y es, en niveles absolutos, similar a la de 2007 (9 millones de argentinos), y la indigencia, que mejoró algo a partir de la asignación universal por hijo, corre detrás de la inflación.

Todos estos datos económicos y sociales están inmersos, a su vez, en una situación institucional de debilitamiento del diálogo, sin consensos, sin rendición de cuentas y con un papel internacional más cercano al modelo Chávez que al del Brasil o Chile, por dar algunos ejemplos. (…)

© Escrito por Roberto Lavagna, ex ministro de Economía, Fragmento de su nuevo libro “Construyendo la Oportunidad” de Editorial Sudamericana, el domingo 29/03/2015 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.