sábado, 9 de febrero de 2019

Alejandro Dolina. Al final "Todos Roban"... @dealgunamanera...

Al final "Todos Roban"...



© Escrito por Alejandro Dolina (para "Facebook" del 06-02-17)

"El cepo al dólar o el pasado del Papa; La justicia, la verdad, el suicidio de Nisman y menos que menos los bomberos muertos de Iron Mountain, no le importan. El pibe que mataron en un robo o la heladera que compró y vino fallada, tampoco. Mintió. No le importaba ni la corrupción, ni los pobres, ni el de al lado, y menos los que manda a agarrar la pala desde Internet. El tema era culpar al peronismo de todo lo malo. Nada más. A él solo le importó una cosa: que el gobierno NO sea peronista. Para él: los Kirchner, Evita, Dolina, Corach, Leonardo Favio, el Papa Francisco, Rodríguez Saa, Rodolfo Walsh, Cafiero, Cámpora y el que silba la marcha de Hugo del Carril cuando limpia los vidrios, fueron, son y serán, todos iguales, son todos enemigos que pertenecen a ese movimiento maldito.

Si estando en el gobierno privatizan o estatizan, a él, le da lo mismo, siempre es malo, porque la acción no le interesa, sino la identificación de alguien como peronista; y si van al norte o al sur, está mal ambas cosas, solo porque son peronistas.

Como no puede admitir que vota y opina según una "camiseta", siempre “en contra de ellos” y que en realidad, las ideas, las obras, las acciones no le importan, se viste para la ocasión. Si se tiene que vestir de socialista indignado; de comunista que tiene auto importado con calcomanía del Che Guevara; de humanista porque postea si ve un perrito perdido; de radical especializado en Illia porque murió pobre; de Isaac Rojas subido a un avión bombardero; de estadounidense o francés porque son países serios; de ciudadano derecho que pide golpe de Estado o de republicano racional que entiende que la economía está por encima de la gente, él se cambia sin vergüenza alguna. El fin justifica los trajes: el gobierno no tiene que ser peronista. Punto.

El centro cultural más grande de la historia, el polo científico, los trenes, la nacionalización de YPF, el matrimonio igualitario, los satélites argentinos, el Hospital El Cruce, Tecnópolis, el billete con las islas Malvinas, el plan Qunitas, el Pro.cre.ar, hubieran sido obras de un gobierno no peronista, a él mucho no le hubiera importado, salvo que lo beneficien en algo, pero sí afirmaría que son aciertos irrefutables. Pero como son acciones de gestiones peronistas, entonces: son curros, no son los modales adecuados, lo importante no es la obra sino el nombre o fueron gastos que no corresponde a este tiempo.

Lo que sí le importa es repetir que su fortuna personal no depende del estado del país, mucho menos cuando hay gobiernos peronistas, y que su familia y él, son, los poquísimos trabajadores serios y honrados, que habitan “éste país” que anda mal porque salvo él y unos pocos, el resto son todos vagos peronistas y ladrones.

Cuando todo estalla y ya no se puede disimular que no se construyó nada en función del pueblo, no será consecuencia de que los que venían a salvar al país son inoperantes, deshonestos, cipayos y mucho menos dirá “que mal voté es que siempre voto lo que sea para no votar un peronista” En ese momento soltará una de sus frases escudo: “es que, al final, son todos iguales, todos roban”. De esa manera, no hay análisis ni cálculos, todos son corruptos.

El gobierno que pone derechos del trabajador en la Constitución, les otorga pensión a las amas de casa, promueve el aguinaldo, y/o subsidia el transporte, la luz y el gas a los que menos ganan, será, según él, igualito al que se quedó con los ahorros que tenía la clase media en los bancos y no construyó ni un hospital porque igual, al final “todos roban."

Alejandro Dolina



miércoles, 6 de febrero de 2019

Mauricio Macri flota sobre el desastre económico de Argentina… @dealgunamanera...

Mauricio Macri flota sobre el desastre económico de Argentina…

El presidente Mauricio Macri junto a los ministros Patricia Bullrich (Seguridad) y Germán Garavano (Justicia). Fotografía: Agencia Telam

Una economía en la basura es por lo general una sentencia de muerte para un presidente en busca de la reelección. Sin embargo, hasta ahora, Mauricio Macri, tiene oportunidad de volver a ganar en octubre.

© Escrito por Shannon K. O'Neil (Bloomberg) el miércoles 06/02/2019 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Una economía en la basura es por lo general una sentencia de muerte para un presidente en busca de la reelección. Sin embargo, hasta ahora, Mauricio Macri, tiene oportunidad de volver a ganar en octubre. Su resistencia electoral contradice la máxima de "Es la economía, estúpido", y demuestra que otros asuntos pueden captar y captan la imaginación de los votantes. Más importante aún, muestra los cambios en Argentina a los que sus oponentes no han logrado adaptarse.

En Argentina, 2018 fue un año para el olvido. El valor del peso cayó a la mitad, la inflación alcanzó sus mayores niveles desde principios de la década de 1990 y una recuperación incipiente se desvaneció en la recesión. El gobierno tuvo que negociar no uno, sino dos rescates del Fondo Monetario Internacional, por un total de US$57.000 millones.

La mayoría piensa que la economía ya tocó fondo. La próxima cosecha parece más prometedora, la sequía del año pasado se ha ido. Las exportaciones argentinas se benefician del fortalecimiento de la moneda brasileña y la recuperación económica del vecino país. Y la energía está en auge: los campos petroleros de Vaca Muerta están demostrando ser más ricos y más productivos de lo esperado.


Sin embargo, incluso en los escenarios más optimistas, pocos esperan más que un tímido crecimiento económico para cuando los argentinos se dirijan a las urnas. Aun así, salvo por otra crisis financiera, puede que esto no afecte mucho las oportunidades de reelección de Macri.

Una razón es que los votantes son más importantes que sus bolsillos. Como han aprendido recientemente otros políticos de la región, la seguridad es una de las mayores preocupaciones de los electores: en una encuesta reciente de D’Alessio IROL-Berensztein, seis de cada diez argentinos la consideró un asunto importante.

Otra razón son los cambios sociales que han dejado grandes bloques de votantes a la deriva. Los alguna vez ubicuos miembros de los sindicatos argentinos ahora son una clase privilegiada: en 1990, dos de cada tres trabajadores estaban sindicalizados; para 2008, solo lo estaba la mitad. Los trabajadores informales ahora constituyen casi la mitad de la fuerza laboral, y la terca persistencia de la pobreza desde la crisis económica de 2001 dejó  a toda una generación, y a un cuarto de los argentinos, en los márgenes.

El alguna vez dominante partido peronista no se adaptó. Con seguridad, se enfrenta a una crisis de liderazgo. La expresidente Cristina Fernández de Kirchner, con todos sus escándalos de corrupción y su pasado populista, es por mucho la candidata del partido más favorecida por las encuestas. Su fortaleza continua ha dificultado la reunión en torno a una alternativa.

Pero el deslucido desempeño del partido refleja dificultades institucionales más profundas. Al igual que el Partido Revolucionario Institucional de México –en el gobierno por mucho tiempo y recientemente sacado del cargo–, los peronistas se han quedado atascados en estructuras clientelistas y corporativistas desactualizadas y cada vez menos representativas. Aunque su control sobre su base sindical histórica está intacto, los nuevos movimientos y organizaciones sociales son menos leales.


El apoyo rural se desintegró a medida que los jóvenes se desplazaron a las ciudades, y los años de castigo a los impuestos sobre las exportaciones han enfurecido a sus leales aliados agrícolas. Aunque el partido sigue controlando buena parte de los gobiernos y las legislaturas provinciales, su cohesión se ha desvanecido. Las elecciones presidenciales de 2015 y las de mediados de mandato en 2017 reflejan este desarraigo: el partido perdió su bastión en la Provincia de Buenos Aires, además de asientos en el Congreso.

Macri está explotando estas vulnerabilidades. Él y los medios han mantenido vivo el escándalos de la "libreta" de la administración Kirchner, una absorbente saga de más de una década de reuniones clandestinas y bolsas de dinero intercambiando manos entre líderes empresariales, miembros del gabinete y presuntamente la misma Kirchner, todo meticulosamente registrado en libretas de espiral por un conductor de confianza. En asuntos como la seguridad, Macri se benefició de su popular ministra de seguridad (y potencial candidata a la vicepresidencia), Patricia Bullrich, con quien ha programado apariciones conjuntas, como el reciente anuncio de un decreto para el embargo de activos.

Su campaña se beneficia de un manejo diestro y enfocado de las redes sociales, además del contacto personal: el sitio web de la coalición Cambiemos ha registrado cientos de miles de voluntarios. El gobierno no se ha negado a construir sus propias redes clientelistas, cultivando a las organizaciones de la sociedad civil a través de la generosa financiación del ministerio de desarrollo social.


Macri podría perder fácilmente su ventaja actual. Otra crisis financiera lo hundiría. La oposición podría reunirse en torno aún candidato. Pero el mayor riesgo es la base de su coalición política. Ya se está cocinando un debate en su círculo cercano respecto a qué tan amplia debería ser la red. Los gobernantes de Buenos Aires y la provincia circundante quieren un paraguas amplio que abarque la oposición: consideran que a pesar de las derrotas que ha soportado el peronismo, las maquinarias locales del partido aún pueden producir votos. Otros en la Casa Rosada creen que estas alianzas traicionan las promesas de cambio de la coalición y mancharían la reputación de Macri de hacer las cosas de otro modo.

La próxima administración tendrá un camino difícil por delante. El salvavidas del FMI venía con compromisos impopulares: la eliminación del déficit requerirá reformar las pensiones, recortar empleos gubernamentales y reducir los gastos en general. Además, la red de la estabilidad financiera no estará disponible, dado que el gobierno debe la pesada suma de US$57.000 millones al FMI y miles de millones a los inversionistas privados.

En este punto, Macri parece ser la persona que enfrentará esos desafíos. No obstante, también tendrá que lidiar con cambios más fundamentales: la limitada competitividad de Argentina, el envejecimiento de la población del país y tendencias económicas más amplias que relegan a los productores de productos básicos a los márgenes de las cadenas de valor globales. Ganar la reelección podría resultar más fácil que adaptar a Argentina al futuro que le espera.


(Fuente www.perfil.com). El periodismo profesional es costoso y por eso debemos defender nuestra propiedad intelectual. Robar nuestro contenido es un delito, para compartir nuestras notas por favor utilizar los botones de "share" o directamente comparta la URL. Por cualquier duda por favor escribir a perfilcom@perfil.com

lunes, 4 de febrero de 2019

Superliga Argentina. Racing Club 3 vs. Huracán 1... @dealgunamanera...


El Globo cayó ante Racing en Avellaneda…


Huracán perdió frente a la Academia por 3 a 1 en el cotejo correspondiente a la fecha 17 de la Superliga Argentina de Fútbol.

© Escrito por Nicolás Roncoroni el lunes 04/02/2019 y publicado por el Departamento de Prensa el Club Atlético Huracán de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Fotografías: Daniel Méndez.

El Club Atlético Huracán enfrentó esta tarde-noche a Racing Club en el Estadio Presidente Perón. El Globo llegaba a este partido después de vencer a Rosario Central en el Palacio, mientras que el actual puntero de la Superliga Argentina venía de derrotar a Aldosivi en Mar del Plata.

Ninguno de los dos equipos tuvo un claro control del juego durante la primera etapa. Los locales fueron superiores en el comienzo, aunque no crearon chances concretas de gol. Los de Parque Patricios emparejaron el encuentro con el paso de los minutos y llegaron al arco rival con un remate de Lucas Barrios, que salió por al lado del palo.

A los 34, Alejandro Donatti ganó de cabeza dentro del área y la pelota pegó en el palo. En el rebote, Jonatan Cristaldo la desvió y puso el 1 a 0 para Racing. En el comienzo del segundo tiempo, Antony Silva le sacó un mano a mano a Pol Fernández. Después de pegarle en el cuerpo al arquero quemero, el balón quedó en los pies de Ricardo Centurión, que pateó por arriba del travesaño.

A los 2, Israel Damonte habilitó a Carlos Auzqui, quien quedó cara a cara contra Gabriel Arias y marcó de derecha el 1 a 1. Los dirigidos por Eduardo Coudet tuvieron dos situaciones para ponerse nuevamente por delante en el marcador con Centurión y Augusto Solari, pero las definiciones fueron defectuosas.

Los quemeros respondieron por medio de un centro de Lucas Gamba para Cristian Chimino, que no llegó a golpear la pelota de la mejor forma. A los 26, Néstor Pitana cobró un penal a favor de la Academia por una mano de Pablo Álvarez. Lisandro López tomó la responsabilidad y metió el 2 a 1.

A minutos del final, Antonio Mohamed buscó el empate con los ingresos de Juan Fernando Garro y Andrés Chávez. A los 42, el árbitro expulsó con doble amarilla a Carlos Auzqui por una falta en la mitad de la cancha. Los de Avellaneda aprovecharon el jugador de más y, a los 44, pusieron el 3 a 1 con un tanto de Leonardo Sigali. Previo al cierre, el juez echó a Chávez con roja directa.

De esta manera, Huracán sumó su primera derrota del 2019. El Globo jugará nuevamente el viernes 8 de febrero a las 21:00 horas frente a Vélez en el Tomás Adolfo Ducó.

Síntesis:

Racing Club 3

Gabriel Arias; Renzo Saravia, Leonardo Sigali, Alejandro Donatti, Eugenio Mena; Marcelo Díaz; Augusto Solari, Matías Zaracho, Ricardo Centurión; Lisandro López y Jonathan Cristaldo. DT: Eduardo Coudet. 
Huracán 1
Antonhy Silva; Christian Chimino, Saúl Salcedo, Omar Alderete, Carlos Araujo, Walter Pérez; Carlos Auzqui, Israel Damonte, Iván Rossi; Lucas Gamba y Lucas Barrios. DT: Antonio Mohamed.

Gol en el primer tiempo: 34m Cristaldo (R).

Goles en el segundo tiempo: 3m Auzqui (H), 26m López (R), de penal, y 44m Sigali (R).

Cambio en el primer tiempo: 26m Guillermo Fernández por Zaracho (R).

Cambios en el segundo tiempo: 13m Darío Cvitanich por Cristaldo (R); 20m Pablo Álvarez por Pérez (H), 28m Nery Domínguez por Centurión (R); 29m Juan Garro por Damonte y Andrés Chávez por Araujo (H).

Incidencias en el segundo tiempo: 42m Auzqui (H), por doble amonestación y 47m Chávez (H) por juego brusco.

Árbitro: Néstor Pitana.

Estadio: Racing Club.

 






domingo, 3 de febrero de 2019

Entrevista a Carlos Ulanovsky… @dealgunamanera...

Entrevista a Carlos Ulanovsky…

Carlos Ulanovsky

En una sustanciosa charla que tuvo con la Revista Cabal, el excelente periodista y escritor Carlos Ulanovsky desgranó distintos recuerdos de una rica vida personal y profesional, que lo ha llevado en sus largos 55 años de labor a protagonizar experiencias que reflejan un modelo de trabajador en los medios que hoy tiende a extinguirse y del cual, sin embargo, las nuevas generaciones podrían aprender todavía mucho, tanto en el plano de la sapiencia en el oficio, como en el moral y de la defensa de los derechos gremiales.

© Escrito por Alberto Catena el domingo 20/01/2019 y publicado por la Revista Cabal de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Con medio siglo extenso de actividad en el periodismo gráfico, la radio y la televisión, Carlos Ulanovsky es a los 75 años una de esas referencias obligadas en el país a la hora de conocer cómo fue el desarrollo de la profesión y de los medios en esas tres especialidades durante la segunda mitad de la centuria pasada y en las casi dos primeras décadas de lo que va de este milenio. Lo que ha escrito sobre la radio y la televisión figura entre las investigaciones históricas más serias de esos dos medios e incluyen, entre otros, trabajos como TV Guía negra, TV argentina 25 años después, Días de radio, Paren las rotativas, Estamos en el aire, Siempre los escucho o Qué desastres es la TV, algunos elaborados en colaboración con otros colegas. 

Pero la producción de Ulanovsky no se ha limitado solo a la investigación sino que ha abordado también la narrativa (tiene dos novelas), los libros de crónicas, las biografías, el análisis de lenguaje, en una obra que ya excede los 25 títulos. De ellos mencionaremos solo algunos más: Nunca bailes en dos bodas a la vez y Nada más aburrido que ver filmar (que son sus novelas) y Tato, Mi Congreso de la Lengua, Vivir entre butacas y Toc Toc.
         
Todo eso sin mencionar lo que ha escrito a lo largo de los cincuenta años de periodismo gráfico, que en una selección de sus trabajos más destacados están en Google o en su sitio personal en la web. Se inició como profesional en 1963, aunque ya a los quince había editado una revista, Proa, junto con Rodolfo Terragno. Al salir del secundario, ya con el firme propósito de dedicarse al periodismo, golpeó la puerta de distintas publicaciones como Siete Días, Casos, Panorama y logró que le dieran notas en condición de colaborador. Su primer ingreso a una redacción con trabajo estable fue en la revista Confirmado, en mayo de 1965. Allí estuvo primero hasta 1969, año en que pasó a hacer publicidad, aconsejado por el director teatral Alberto Ure, en la agencia Walter Thompson. En este sitio duró hasta 1970, fecha en que fue echado por adherir a una huelga general en protesta por la represión que se desató luego del incendio de los doce Minimax de los Rockefeller en Argentina, que eran clientes de la agencia. Volvió a Confirmado y al año siguiente, 1971, ingresó al recién lanzado diario La Opinión, de fuerte influencia en el periodismo posterior del país. Después de este medio, del que fue echado por participar en la huelga en protesta por el despido de Horacio Verbitsky, siguió una larga lista de publicaciones, que a riesgo de no ser exhaustivos y ni totalmente precisos, mencionamos a modo de imperfecta síntesis: Satiricón, el diario Noticias, Chaupinela, El Ratón de Occidente, Clarín, Humor, El Porteño, Página 12, La Maga, La Nación, etc. 
        
En su departamento del barrio de Palermo, “Ula”, como llaman los amigos, nos recibe con la cordialidad que todos le reconocen. Nos sirve un café muy rico y nos regala algunos de sus últimos libros. Habla de su carrera con toda naturalidad, en un tono pausado y claro, sin exageran nunca su participación ni su protagonismo en los hechos que vivió en la profesión, algunos realmente riesgosos para su vida.

¿Cuándo te exiliaste por primera vez en México?

En octubre de 1974. Había tenido desde 1972 a esa fecha un tiempo algo loco en mi vida laboral. Trabajé en un espacio de humor con Mario Mactas y Alejandro Dolina que salía por Radio Argentina (Mañanitas nocturnas) durante la mañana y dejábamos grabado otro para la tarde. Y a la noche con Mactas también hacíamos un programa distinto llamado Ruidos en la cabeza. En esos años estuve también en la revista Satiricón y un tiempito en Noticias. Y en 1974 empiezan a atacarnos mucho en las revistas de ultraderecha El Caudillo y  El Burgués. Y en octubre Isabelita (Isabel Perón) clausura Satiricón por inmoral y entonces con mi ex mujer, Marta Merkin, con la que viví 32 años, decidimos exiliarnos en México. Me fui pensando que era una situación pasajera, que se enfriaría en poco tiempo, pero duró un poquito más de un año, hasta enero de 1976. En ese país conseguí un laburo en Televisa, que quería dedicarse a las publicaciones escritas. Me hicieron un contrato y luego me echaron porque dicen que ponía cara de aburrido en las reuniones. Y en el interin hice dos revistas dedicadas al otro lado de los teleteatros, el lado B (lo que ahora se llama el backstage). Y también el número cero de Deporte color, una revista de fútbol. Me echaron y de ahí fui a trabajar al suplemento cultural de El Universal. En Televisa trabajaba un exiliado español, el escritor Paco Taibo, que se compadeció con lo que me pasaba y me llevó a ese periódico. Era el autor de muchos libros y padre del actual Paco Taibo II, que publicó la famosa biografía del Che Guevara, también periodista y escritor, nombrado hace poco por López Obrador presidente de la editorial mexicana oficial, el Fondo de Cultura Económica. Los Taibo fueron fundamentales en nuestra estadía en México, divinas personas, generosos, solidarios. Y ahí estuve hasta que me volví porque mi mujer extrañaba. Todavía no había empezado la dictadura. Con la perspicacia política que siempre nos caracterizó regresamos a comienzos de 1976, recuperamos el departamento alquilado, y el 24 de marzo de ese año estábamos en casa y nos levantamos con la marcha militar.

¿Y cuando volvieron a México por segunda vez?

En abril de 1977. En otros años había trabajado en Chaupinela y El Ratón de Occidente, que editaba Oscar Blotta. Él, ya en la dictadura, comenzó a publicar la revista Emanuelle, que indignaba a los militares. Fue una de las primeras revistas feministas. Y se la cierran, además de secuestrarlo junto a Mario Mactas y una correctora llamada Silvia Vesco. Y me llega la noticia de que los secuestradores preguntaban también por mí, aunque yo no trabajaba ahí. Así que, con Marta e Inés recién nacida (la segunda de sus hijas nacida un 29 de marzo, la otra es Julieta, que es mayor y pertenece a otra unión), nos vamos de vuelta a México. Y ahí me quedé hasta enero de 1983. Y esta estadía fue mucho más permanente y grata. En ese período trabajé primero en una revista que era sucursal española de Interviu, después en el periódico Proceso y los últimos cinco años de residencia en ese país estuve laburando en la parte de comunicación del Instituto Nacional de Defensa de los Consumidores.

¿En qué categoría ingresaste a la revista Confirmado en 1965? 

En Confirmado empecé como informante, que era la categoría primera del Estatuto del Periodista. Luego venía cronista y redactor. Y me di cuenta que cada vez que pedías un aumento de sueldo te cambiaban la categoría. Y de redactor, se pasó –como creación- a redactor especial.  Y ahora está esa figura nefasta que es la de editor. Alguien es editor porque exigió aumento de sueldo y le dijeron: ¿de qué te ponemos? Antes las notas las editaba uno, y si no estaban bien editadas te cagaban a pedos y te obligaban a cambiarla o hacer otra cosa. Y ahí empecé a hacer de todo, en especial entrevistas y al tiempo me mandaron a una sección que se llamaba Reportajes insolentes. Y poco a poco me fui especializando en algo que me acompañó toda la vida, que fue la crítica de televisión. También crítica de radio, pero menos. Casi desde el mismo comienzo trabajé en las secciones vinculadas a Cultura, Sociedad, Espectáculos y Tendencias. Las últimas dos décadas las sintetizaría en los datos que siguen. Después de irme en 1996 de TEA (Taller Escuela Agencia de Periodismo), donde estuve durante diez años, entré al diario La Nación para trabajar en la sección Espectáculos y en la revista. Era un buen sueldo –época de la convertibilidad- y trabajé allí hasta el 2008. Hice de todo en la revista, en especial entrevistas y en Espectáculos también. Y en 2004 me llamaron de Recursos Humanos y me dijeron que querían cortar la relación de dependencia. ¿Por qué? Nuevas decisiones del diario, queremos menos gente, me contestaron.

¿Cuánto vale eso?, les pregunté. Me hicieron la cuenta y me informaron: 17 mil mangos (dólares). Firmé un convenio para seguir escribiendo colaboraciones (artículos, entrevistas y columnas), que fijaba que no podía excederme de las 24 notas al año y así seguí hasta que me fui en 2008. Allí terminó mi periplo en las redacciones.”

Pero seguiste haciendo radio

Toda mi vida profesional hice radio, pero siempre como rebusque porque ahí no se paga bien. Tuve una experiencia linda 2003-2006: me nombraron director en Radio de la Ciudad, en reemplazo de Luis Alberto Badía, y fui también director de La 2x4. Hice cosas que me gustaron y que tenía en la cabeza desde que era chico. Transmitimos teatro desde los teatros con Nora Perlé como relatora y entrevistando artistas. Y cuando dejo las redacciones empiezo a estar muchísimo en mi casa y ésta se convierte en mi redacción y me dedico a escribir libros. Es mi ocupación básica en la actualidad. Ahora trabajo una vez por semana en la radio, estoy en la M750, en el programa Reunión cumbre, que va de 20 a 22 horas. Es un programa con 20 años de existencia. En Radio Nacional lo hice 10 años. Y lo hice 6 años en Del Plata y primero en La Metro. De Radio Nacional me fui en noviembre de 2017. Y hago, para despuntar el vicio, una columna por mes en Tiempo Argentino, además de los libros.

¿Cuántos libros publicaste este año?

Fueron cuatro: primero el de la historia de Toc toc, después otros dos libros, uno de ellos mi segunda novela (Nada más aburrido que ver filmar) y el otro El congreso de la lengua. Y salió la  cuarta edición de Seamos felices mientras estamos aquí, un libro de crónicas del exilio en México. Y ahora terminé un libro con entrevistas a 35 periodistas jóvenes, sub-50, sub-40 y algunos sub-30 años, que dan un promedio de 35,4 de edad. Este texto saldrá en marzo o abril de 2019 por la editorial Punto de Encuentro. Y es un libro que tenía muchas ganas de hacer porque creo que el periodismo atraviesa un momento de baja creatividad y que lo mejor que está pasando, ocurre entre los jóvenes. Y todo lo que genere el libro lo voy a donar a La garganta poderosa. Eso era algo que deseaba. También hay un par de libros que quiero reubicar, recuperar mis derechos sobre ellos, uno de ellos es Días de radio, que lo tiene aún Planeta.

¿Has perdido entusiasmo por la actividad en el periodismo diario?

Fijate que no, cada vez que escribo para Tiempo Argentino me encanta hacer esas notas, imaginar y descubrir cuál es el tema, anotar cosas para futuros escritos. Pero considero que ya no es mi tiempo, que es el tiempo de otros y hay que aceptarlo. En parte esa sensación es la que me llevó a escribir el libro que se publicará en marzo y que se llama En otras palabras. 35 periodistas jóvenes entre la grieta y la precarización. Porque son las dos grandes cosas que salen en las charlas. El efecto de la grieta y la precarización. Son chicos que están atravesando cosas que nosotros a su edad no atravesamos. Tienen que tener seis o siete laburos para sobrevivir. Y también la doble grieta: la de lo político, pero también la que hay entre lo analógico y lo digital. Se los hace ser personas de dos mundos. Empezaron en lo analógico y ahora están en lo digital al mango.

Aceptar la revolución digital es necesario e inevitable, pero eso no debe llevar a pensar que todo lo que se hizo antes no sirve. En una conferencia reciente, el realizador español Alex de la Iglesia, decía frente a ese desafío: ojo, el pasado es siempre la base del futuro. ¿Qué pensas al respecto?

Que es así. Y en el olvido del pasado influyen mucho las redes sociales, una de cuyas bases es la inmediatez. Y la inmediatez sin destino. Se lucha por ver quien dijo algo primero. Ahora, ¿qué es lo se dijo? No se sabe muy bien o para qué. También es muy interesante observar lo que produce el mundo tecnológico en periodismo, porque no es solo un cambio de formato o diseño lo que se está imponiendo, es un cambio más profundo. Un tipo que en la gráfica estaba acostumbrado a un cierre por día, ahora observa que el digital tiene 24 cierras al día, uno por hora y a veces más. Y eso acostumbra a escribir corto. En el libro de entrevistas a periodistas jóvenes del que te hablé hay dos chicas que trabajan en Infobae y dicen que se alegran mucho cada vez que pueden hacer una nota larga porque, en general, todo es corto. Yo que trabajo en radio, me encuentro siempre frente a ese planteo: la superstición de que hay que decirlo todo en dos minutos. Y eso atenta cada vez más contra lo que yo llamo la “radio de autor”, que cada vez hay menos. El otro día se murió Betty Elizalde y pensaba: te podía gustar o no lo que decía, pero era alguien que se sentaba frente al micrófono con un discurso y ese discurso partía de una mujer que tenía algo para decir. Es lo que hace Dolina. 

Hablame de tu trabajo en ficción.

Cuando viví en México escribí una novela que se llamaba Soñar despierto, que era una historia de los años setenta, un tipo que conoce a una mujer, inicia una relación y un día estando con la ella la vienen a secuestrar y se lo llevan también a él. Una historia de perejiles. Y la mandé a un par de concursos y no la eligieron en ninguno. Desde entonces tuve la idea de escribir ficción, soy muy lector de la novelística judeo-norteamericana, me gustan mucho las comedias, son muy aficionado a ellas. Y en 2013 escribí mi primera novela (la considero la primera porque la otra nunca la publiqué): Nunca bailes en dos bodas a la vez. Que es una novela de humor, es la historia de un músico que anima fiestas de casamientos, en especial fiestas judías, y tiene una empresa para organizar estos eventos. Y abriga la fantasía de afanarse un día a una novia de una boda. Y eso es lo que hace. La novela transcurre en las seis horas en las que él está afuera huyendo y lo que pasa adentro, en la fiesta, donde se pudre todo, y lo que pasa afuera.

¿Anduvo bien?

Sí, se vendió una edición completa y ahora la reeditaron, en Planeta. Y en Grupo Editorial Sur salió hace muy poco la segunda novela: Nada más aburrido que ver filmar. Es la historia de un director de cine muy prestigioso en la Argentina que está filmando su película dieciséis durante la dictadura y empiezan a hostigarlo, a darle señales de que la cosa no anda bien con él, hasta que lo prohíben. Contiene también mucho humor. Él es dueño de un perro que se llama Fellini y en un momento lo llaman desde Uruguay, a través de un amigo, para hacerle una propuesta. Y supone que es para hacer un trabajo cinematográfico, pero lo convocan en realidad para dirigir una campaña publicitaria de un nuevo producto para perros, que se llama “Suprema de perro” y le piden que su perro sea protagonista de ella. Finalmente la filma y en ese lugar de Uruguay, que es imaginario, se va quedando con su pareja. Es su vida en la nueva situación, una especie de exilio.

¿Vos crees que la generación tuya –la nuestra diría- tiene algo que enseñarle a las nuevas generaciones?

Sí, pero eso en la presunción de que las nuevas generaciones estuvieran dispuestas a oírnos. Creo con absoluta humildad que tenemos todavía cosas para enseñar y creo que no estaría mal que en algún momento se nos reconociera el lugar del idóneo. Antes en la farmacia existía esta figura, cuando faltaba el farmacéutico estaba ese tipo que se había pasado toda la vida preparando recetas y ungüentos. Nosotros también tenemos esa condición, toda la vida supimos cómo armar cuentitos con principio, desarrollo y final. Pero, bueno, en este momento, y desde hace mucho, existe la superstición de que lo único que vale es lo joven. Y esta manía juvenilista persiste. Por eso, tuve que aclarar en el prólogo del libro próximo, que no me guió, en el deseo de escribirlo, ese culto de admiración por los jóvenes que se practica hoy, no. Simplemente pienso que, entre los jóvenes que yo leo y que son muchos, periodistas que se han dedicado a desarrollar el género de la crónica o han hecho revistas digitales y otras cosas, hay una semilla que puede instalar al periodismo en otro lugar. Pero sí, me parece que todavía somos gente a la que se puede considerar. Y que por el otro lado, somos personas que comprendemos mejor la situación general. Y que no nos asusta. A mí, particularmente, no me asusta la grieta. Sé de qué lado tengo que estar, sé desde donde hablo.

Hace poco tiempo te dieron un premio a la trayectoria, lo que confirma que sos un profesional al que se lo tiene como referencia. 


Bueno, ahora a lo que tendemos es a recibir esos premios, que son gratificantes, pero ahí yo dije esto: soy un tipo sin deudas de ningún tipo, ni materiales ni de otra naturaleza. No tengo deudas, no tengo créditos, no tengo que mantener a nadie. Y ya la guita que hice es la que hice hasta ahora y no voy a hacer más. Y eso me da una gran tranquilidad moral y simbólica.