Las mentiras de siempre…
Cuando la mentira
es la verdad. Dibujo: Pablo Temes.
La burla del ajuste a los jubilados, búsqueda de impunidad en la
Justicia y un impuesto irritante: kirchnerismo puro.
© Escrito por
Nelson Castro el domingo 22/11/2020 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República
de los Argentinos.
Como cada uno de
los gobiernos precedentes, este llegó al poder con la promesa de mejorar la
triste e indigna situación de los jubilados.
Y, como todos los
otros, miente. El anuncio del aumento a los jubilados tuvo una puesta en escena
que terminó transformándolo en algo obsceno. El jefe de Gabinete, Santiago
Cafiero, y la titular de la Anses, Fernanda Raverta, actuaron como si
estuvieran dando una gran noticia.
“Los jubilados le están ganando a la inflación”, dijo
Cafiero, en una exhibición de ignorancia o de cinismo. El aumento fue del 5%
para quienes ganan la mínima, es decir, de 900 pesos, o 30 pesos por día. Un
litro de leche de segunda marca está en 48 pesos.
El otro hecho
curioso ante esta ignominia fue el silencio absoluto de los sectores afines al
Gobierno que hacen de la defensa de los pobres –ser jubilado en la Argentina es
sinónimo de pobreza– un supuesto dogma. Ni la CGT, ni Hugo Moyano, ni Juan
Grabois, ni La Cámpora, ni el Partido Justicialista, ni Sergio Massa, ni Axel
Kicillof –y la nómina sigue– esbozaron la más leve crítica. De haberlo hecho
Macri, habrían puesto el grito en el cielo.
Impunidad. La
modificación de las reglas que enmarcan el funcionamiento de la Procuraduría
General de la Nación es un objetivo clave para Cristina Kirchner y sus
secuaces. En ese contexto, la postulación de Daniel Rafecas para ocupar el
cargo de procurador ya no importa.
En poco tiempo,
el denominado sistema de justicia acusatorio llegará a los tribunales. Bajo
esta modalidad son los fiscales quienes impulsan, acusan o congelan las causas
que arriban a sus despachos. De ahí el revuelo político y mediático por la
elección del nuevo procurador y el intento de modificar las normas para su
elección. Un procurador –que es el jefe de los fiscales–, permeable al poder
podría ser la llave para controlar el ritmo y el avance de las causas que más
inquietan a una parte significativa de la dirigencia política.
Daniel Rafecas ha
picado en punta como el candidato del Presidente. Perdido en la memoria de
muchos está el episodio que le debió haber valido su cesantía del cargo de
juez, por el cual, siendo el juez instructor de la causa, le daba consejos a
Fabián Carosso Donatiello que supuestamente le había alquilado a Amado Boudou
el departamento de Puerto Madero en que vivía Alejandro Vanderbroele.
Desde la
oposición, Elisa Carrió postula a Rafecas como “el mal menor”. El mismo
argumento podría también ser aplicado por la ex presidenta en funciones. CFK no
guarda simpatía alguna por Rafecas, pero el pragmatismo es su manera de hacer
política. Rafecas podría ser anecdótico si se logra modificar parte del
sistema.
El viernes, la
Comisión de Justicia y Asuntos Penales del Senado emitió dictamen del proyecto
que establece que la elección del procurador será con mayoría simple y le pone
plazo de cinco años a la duración del cargo, que hoy es vitalicio. Es un
proyecto del senador por Río Negro Alberto Weretilneck, quien, con su alianza
con el Frente de Todos, ha demostrado la vigencia que el panquequismo tiene en
la vida política vernácula. La mayoría simple se logra con 37 votos (algo
bastante probable para el oficialismo) en lugar de los dos tercios que implican
las lejanas 48 voluntades.
La ecuación es
sencilla: si el jefe de los fiscales no es amable con el poder de turno, se
reemplaza por otro más amigable.
La Carta al FMI
(Episodio II) y el poder del Senado. El Senado es el territorio por
excelencia de CFK. Fuentes del bloque del FdT así lo confirmaron: “La carta
tuvo por objetivo plantear una visión del tipo de relación que queremos, o que
no queremos, con el FMI.
No buscó
condicionar la negociación en curso. Al contrario, fue un acto de respaldo al
Presidente. Pero no olvidamos lo que pasó con Mauricio Claver, entonces asesor
de Trump que representaba a Estados Unidos en el FMI. Ese funcionario tenía
vínculos con Nicolás Dujovne y facilitó el apoyo del Fondo a la Argentina para
que Cambiemos lograra la reelección y el país colabore con los intereses
norteamericanos en la región alejándose del eje Venezuela”.
Entre los
enviados del Fondo a Buenos Aires la carta produjo hilaridad y desconcierto.
Hilaridad por el hecho anacrónico de recibir una carta en tiempos en que todas
las comunicaciones de ese tipo circulan por email. “Hasta en eso atrasa el
kirchnerismo”, decía un funcionario del FMI en Washington que sigue la
negociación con el gobierno de AF. Y desconcierto por lo mal parado que lo dejó
al ministro de Economía, Martín Guzmán. “Lo deberían cuidar un poco más”,
afirmó la misma fuente.
Las internas
dentro del oficialismo y el mal humor de la ex presidenta en funciones no son
secreto ni novedad. “Lo que hay no es enojo es cierta impotencia. El tiempo, la
forma y la falta de impronta de la gestión es lo que exaspera a Cristina. Pero
no solo a ella sino también a muchos dentro del Frente. No hay contundencia”,
dice un kirchnerista, que agrega: “El manejo de la pandemia como hecho
político no dio resultado y ya está agotado.
El anuncio del
acuerdo para la vacuna rusa fue tan mal manejado que casi se nos viene en
contra. A ver cómo se mueven con el ajuste. Ya hubo ruido con el nuevo cálculo
de los haberes de los jubilados. Sin Cristina, la épica del día a día no tiene
consistencia, no saben cómo sostener la iniciativa”.
Impuesto.
El impuesto a las grandes fortunas
volvió a dinamitar los puentes que AF había construido con los empresarios. Las
críticas llegaron desde AEA y la UIA y de sectores de las pymes.
“Nos volvimos a
equivocar. Creímos que habría correcciones. Pensamos que habíamos establecido
un diálogo sincero y con visión de futuro pero, con este tipo de medidas, no
hay futuro posible”, dijo uno de ellos.
El trágicamente
fallecido Jorge Brito –el banquero del peronismo y del kirchnerismo– que hace
poco había organizado un encuentro entre Máximo Kirchner y los empresarios más
importantes del país, intentó entre el lunes y el martes hablar con el hijo de
Cristina para advertirle los efectos negativos de la iniciativa en la economía.
Fracasó en su intento. Máximo no le atendió el teléfono; el Presidente,
tampoco.
El difunto
banquero, de contacto frecuente con Alberto vía WhatsApp, advirtió que
vendrá “una rebelión fiscal como nunca se ha visto”.
Esa es la esencia del
kirchnerismo: donde no lo hay, crear un conflicto.