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sábado, 29 de noviembre de 2025

Sobre el crédito de los bancos de Wall Street... @dealgunamanera...

 Sobre el crédito de los bancos de Wall Street: fue culpa del señor Bessent que no llegaran…


Scott Bessent. Dibujo: Pablo Temes

La activación del préstamo por US$ 20 mil millones que los bancos privados de Wall Street analizaban para asistir a la Argentina quedó frenada por las demoras y recelos del Tesoro estadounidense, que no logró garantizar un esquema financiero y político de largo plazo. La falta de respaldo obligó a recurrir a un REPO de apenas US$ 5 mil millones para cubrir el vencimiento de enero, mientras el gobierno de Milei enfrenta exigencias del FMI, del Tesoro y del mercado para acumular reservas y reducir el riesgo país.

© Escrito por Carlos Burgueño, Periodista. Lic. en Ciencia Política. Máster en Economía y Sociología, el sábado 29/11/2025 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

El problema de la demora en la activación del préstamo por US$ 20 mil millones que un grupo de bancos privados norteamericanos iba a otorgar a la Argentina no fue responsabilidad de las entidades comandadas por JP Morgan. Las dificultades principales provinieron de la falta de celeridad y claridad en la aplicación de las garantías necesarias para activar el crédito puente desde el Tesoro de los Estados Unidos. Fue la repartición que maneja Scott Bessent la que no logró, en tiempo y forma, generar el respaldo financiero y político indispensable para que los bancos privados de Wall Street diseñaran el mecanismo de activación del crédito. Por eso, el dinero disponible para la Argentina para afrontar los US$ 4.300 millones que el país debe pagar el 9 de enero próximo –por los vencimientos de los Bonares y Globales reestructurados en octubre de 2020– provendrá de un más modesto mecanismo de REPO (Repurchase Agreement) por unos US$ 5 mil millones. Sin intervención del Tesoro y con garantías propias de las entidades financieras.

El problema está en Buenos Aires, donde la posibilidad de un default es real.

Luego, y tal como adelantó este diario, habrá que negociar durante el segundo semestre del año si se puede reactivar el apoyo por los US$ 15 mil millones restantes, para garantizar los tres pagos que le quedarán al gobierno de Javier Milei en el resto de su gestión hasta diciembre de 2027. Y si este dinero provendrá de la reactivación del préstamo de los bancos privados que operan en Wall Street o si se deberá recurrir al mercado financiero internacional voluntario de colocación de deuda, para lo cual la Argentina deberá garantizar un riesgo país inferior a los 400 puntos básicos, como máximo.

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El problema de Bessent para ser garante de la emisión de deuda surgió a comienzos de noviembre, y es estrictamente político. La deuda negociada con los bancos privados estaba diseñada, en principio, para una duración de diez años. Esto quiere decir que vencería teóricamente en enero de 2036. Hasta ese momento debía coexistir el pasivo con garantía del Tesoro de los Estados Unidos. El problema técnico surgió cuando, legalmente, se debía implementar un esquema de garantías financieras que permaneciera durante veinte semestres, asegurando que el país cumpla con los pagos. Si no lo hiciera, sería el Tesoro el encargado de cubrir ese eventual default local.

Ese lapso excede la gestión de Javier Milei y de su equipo económico, aun cuando eventualmente fuera reelegido por otros cuatro años en 2027. En ese caso, su mandato se extendería hasta diciembre de 2031, cinco años antes del vencimiento de la vida útil del bono emitido por los bancos norteamericanos con la venia del Tesoro. Para entonces, las eventualidades políticas de ambos países son un misterio.

Aventurar si en Estados Unidos continuará un gobierno republicano que mantenga la garantía es relativamente más sencillo, dada su institucionalidad probada. El problema está en Buenos Aires, donde la posibilidad de un default –por el pésimo currículum financiero internacional criollo (tres desde 1983)– hace que la alternativa de un incumplimiento esté siempre al acecho. Y que la necesidad eventual de la presencia del Tesoro sea permanente. Si el país entrara en una crisis financiera y requiriera un rescate de esta deuda, debería dar explicaciones Bessent y su equipo, quienes además deberían diseñar un esquema de seguros para cubrirse monetaria y legalmente ante una eventual trapisonda local.

Para los períodos políticos futuros, nada asegura que un signo político contrario al actual –en cordial convivencia con los republicanos de Washington– se mantenga en el tiempo. Y, según trascendió, había cierta reacción negativa de Bessent y su equipo a garantizar por un período tan extenso la posibilidad de un default argentino motivado por un cambio de signo político o una crisis que impidiera cumplir con los compromisos diseñados con JP Morgan.

Este cruce de dudas retrasó el diseño del préstamo por US$ 20 mil millones y dio lugar a la creación de un REPO más modesto.

La idea de Caputo era presentar antes de fin de año el acuerdo con los bancos privados, mostrar que el temor al potencial default de la gestión Milei estaba disipado y que había llegado el momento de volver al mercado financiero internacional de deuda voluntaria. Sin embargo, no podrá ser. En el mejor de los casos, el pago de enero se concretará con dinero que solo alcanzará para cumplir ese vencimiento con los bonistas.

La estrategia del Ministerio de Economía era aún más optimista, y sostenía que tampoco sería necesario aceptar el préstamo securitizado por el Tesoro: que, con solo presentarlo, automáticamente se abrirían para Finanzas los “cielos celestes” de la colocación internacional de deuda. En definitiva, los US$ 20 mil millones de los bancos privados más los US$ 20 mil millones del swap con el Tesoro sumarían unos US$ 40 mil millones que Caputo exhibiría en la vidriera internacional, garantizando un interés bajo en una colocación voluntaria de bonos públicos; mejorando plazos y montos respecto de la reestructuración de Guzmán, en la que se negoció una tasa del 3,07%.

Para tener una referencia de lo lejos que se está hoy de aquel porcentaje, la Argentina pagaría algo más del 9% anual en dólares.

La estrategia de Economía era optimista: no era necesario aceptar el préstamo.

Ahora, Luis “Toto” Caputo deberá trabajar a destajo en una estrategia que incluya un cambio drástico en la política cambiaria del primer semestre. Para el período sojero de 2026 (entre marzo y julio), Economía deberá mostrar una clara tendencia a la compra de dólares y al aumento de reservas del Banco Central. Es un requisito tripartito e ineludible: lo exige el FMI, el Tesoro de los Estados Unidos y los mercados financieros. Tanto Kristalina Georgieva, como Bessent y los técnicos de J.P. Morgan que trabajaban en el préstamo, se lo dejaron en claro al Palacio de Hacienda.

Si aun así se necesitara todo o parte del dinero de Donald Trump para el segundo vencimiento, el del 9 de julio de 2026, habría dos opciones: un simple swap de monedas (intercambio de pesos por dólares sin registrar deuda en los pasivos del Estado) o una recompra de bonos en poder del Estado a través del Fondo de Garantía de Sustentabilidad.

Lo importante de ambas alternativas es que, según la visión oficial y la de la mayoría de los analistas, no requerirían una ley, ya que técnicamente no implican nueva deuda: solo recambio de vencimientos cortos por largos. Pero para eso, hay que replicar la tasa de Guzmán: 3,07%. De lo contrario, en términos reales habría mayor endeudamiento. Salvo que el 9 de enero se pague con reservas. Algo que no podrá ser.



domingo, 23 de noviembre de 2025

Negociaciones - Era de contradicciones en el seno del poder de LLA… @dealgunamanera...

Negociaciones - Era de contradicciones en el seno del poder de LLA…

No creo en las Karinas, pero que las hay, las hay. Dibujo: Pablo Temes.

La irrupción de Adorni y Santilli en un rol negociador no termina de hacer más fluido el diálogo con otros sectores. 

Escrito por el Doctor Nelson Castro el domingo 23/11/25 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina. 

Son días de negociaciones políticas febriles. Es una dinámica poco vista a lo largo de los dos primeros años del gobierno de La Libertad Avanza. “Es distinto de lo que pasaba cuando hablábamos con Francos”, señalaba esta semana uno de los representantes provinciales que participan de esta ronda de conversaciones. En verdad, el problema no era el exjefe de Gabinete; el problema era Javier Milei.

Era él quien no cumplía con lo que se prometía en esos encuentros. Esa actitud del Presidente parece haber cambiado después del 26 de octubre. Es que el triunfo electoral lo dio no solo la reconfirmación de su poder sino también la comprensión de que el camino de la confrontación puede servir para ganar una elección, pero no para gobernar. No ha sido menor para arribar a esa conclusión la posición del gobierno de los Estados Unidos, cuyo apoyo fue clave para generar el marco de estabilidad económica que hizo posible superar un estado de zozobra que estaba poniendo en riesgo tanto la economía como la gobernabilidad. “Al Presidente no le quedaban muchas opciones: o cambiaba y abría la cancha o la gestión se le iba a hacer cuesta arriba, aun con el buen resultado electoral”, sentenció un allegado a un gobernador del Norte.

El rol de Guillermo Francos ha pasado ahora a ser desempeñado por el ministro del Interior, Diego Santilli. Por ahora, Manuel Adorni acompaña. Santilli, formado en el peronismo, tiene el know how que exige su cargo. Siempre ha sido un hombre hábil, con soltura política y capacidad de negociación. Los que conocen las internas del Gobierno señalan que esa capacidad de dialogar y de entender el quid de la negociación política está inquietando al ministro de Economía, Luis Caputo. Los gobernadores piden plata a cambio de apoyar las reformas que pretende implementar Milei. Es lo que hacen siempre, gobierne quien gobernare. Esa metodología disgusta profundamente a Caputo quien, en estas horas, salió fuerte en las redes a desmentir un artículo publicado en The Wall Street Journal en el que se informaba que la asistencia a la Argentina por parte de los bancos estadounidenses rondaría los 5 mil millones de dólares y no los 20 mil millones que se habían anunciado. “Nunca hablamos con los bancos de un rescate de 20 mil millones. Es una operación más, con la sola intención de generar confusión”, escribió. Ante tal manifestación, fue imposible no recordar que, hace tan solo un mes, el ministro dijo en LN+ que había “un swap de 20 mil millones. Y estamos trabajando en otra facilidad por otros 20 mil millones, y ya lo dijo el secretario del Tesoro” (sic). Caputo se siente con el poder suficiente como para aspirar a que toda negociación política esté lejos de incomodar o poner en riesgo sus objetivos. Es lógico, luego de tantos elogios derramados por el primer mandatario.

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Es decisiva la floja imagen del primogénito de los Kirchner en sus apariciones.

En medio de esta circunstancia, las internas dentro del oficialismo están lejos de haber cesado. Karina Milei avanza mientras Santiago Caputo retrocede. La hermana del Presidente está empeñada en moverse intensamente en lo que es su objetivo: la conformación del partido a nivel nacional. La prioridad absoluta es la elección presidencial de 2027. El Jefe necesita seguir acumulando poder a nivel federal para contar con apoyo local en cada una de las provincias. Hay quienes dicen que aprendió la lección y que ya no busca confrontar en aquellos territorios donde le resultaría más fácil apoyarse en aliados circunstanciales. Solo el tiempo se encargará de mostrar si este cambio de actitud es realmente cierto. “Karina aprendió muy rápido a construir y manejar el poder. Lo ejerce de forma bastante brutal y siempre se ha sentido más cómoda sin ceder un centímetro de terreno. Difícil que eso cambie”, aseguró un opositor moderado que tuvo que padecerla en carne propia.

La ventaja crucial con que cuenta el oficialismo a la hora de afianzar su poder es que tiene enfrente a un peronismo desmembrado e incapaz de encontrar una figura detrás de la cual encolumnarse. Axel Kicillof no termina de convencer y, a estas alturas, se parece más a una figura de transición que a una oportunidad de peso con chances reales de competir en 2027. Los problemas que atraviesa la Provincia y la necesidad de conseguir financiamiento para hacer frente a sus propios vencimientos desnudaron las internas que condicionan al gobernador; en primer lugar asediado por La Cámpora. El mandatario provincial no hace caso a los incrédulos y sigue adelante con su juego de confrontación directa con Milei. La interna entre los Kirchner y el ex mimado de la señora condenada sigue teniendo de rehén al peronismo bonaerense. “No podemos continuar viviendo del pasado; hasta que no nos saquemos de encima el relato de los tiempos grandiosos de Cristina, el partido no terminará de salir del pantano y no tendremos la oportunidad de ser competitivos ni ahora ni en el 27”, graficó uno de los intendentes que le sirven de soporte al gobernador. El territorio sigue siendo la apuesta más fuerte de Kicillof, dispuesto a enterrar a su otrora jefa política. La intrascendencia de Máximo Kirchner al frente del PJ local condiciona sus posibilidades en las próximas elecciones por el control del partido. La paciencia se terminó y la floja imagen del primogénito de los Kirchner en sus últimas apariciones públicas fue decisiva.

Hace solo algunos meses, La Libertad Avanza no imaginaba el cierre de año auspicioso que tendrá. Una oportunidad única que el presidente Milei no debería dejar pasar.



sábado, 25 de octubre de 2025

El costo del poder - Milei gastó más de 7.400 millones de dólares para sostener el dólar antes de las elecciones… @dealgunamanera...

Milei gastó más de 7.400 millones de dólares para sostener el dólar antes de las elecciones… 

El "paisano" Benjamín. Dibujo: Pablo Temes.

Las elecciones legislativas del domingo llegan con un costo histórico: el Gobierno utilizó una cifra que podría trepar a US$ 8.400 millones con el aporte del Tesoro de EE.UU. –para contener al dólar en los dos meses previos al comicio–. Según el Banco Provincia, se trata del cuarto mayor episodio de ventas desde 2003. En paralelo, un informe del J.P. Morgan advierte que los mercados descuentan un resultado adverso para los libertarios, aunque algunas acciones locales aún ofrecen margen de recuperación si el oficialismo logra evitar una derrota contundente.

© Escrito por Carlos Burgueño, Periodista. Lic. en Ciencia Política. Máster en Economía y Sociología, el sábado 25/10/2025 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

 

Las elecciones en la Argentina cuestan caras. Quizá más que en cualquier otro país de la comarca latinoamericana. Y, en particular, el acto eleccionario de mañana salió carísimo. Concretamente, unos US$ 7.400 millones de dólares. Y podrían ser 7.500 millones de dólares. Ese es el dinero calculado que el Gobierno debió utilizar para sostener el dólar en los complicados últimos dos meses, el tiempo electoral previo al 26 de octubre. Y todo esto para llegar en una situación casi terminal.  

Medido en términos del último informe del J.P. Morgan presentado el miércoles pasado en sociedad en Buenos Aires, de la mano del propio CEO plenipotenciario del banco a nivel mundial, Jamie Dimon, el “praiceo” de los bonos y acciones argentinos navega cerca del 30% de los votos a los libertarios de mañana. El informe, llamado 
“Estrategia sobre Argentina. Perspectivas antes de las elecciones legislativas de medio término”, no necesariamente es negativo. Presentado ante la mirada de ilustres popes que visitaron Buenos Aires en las últimas horas, como Dimon, Condoleezza Rice y Tony Blair (ambos políticos hoy militando para el banco internacional), el trabajo del J.P. Morgan recomienda con mucha prudencia y selectividad algunas acciones argentinas de los sectores de energía y bancos, por su potencial de recuperación poselectoral y ante un panorama de posible castigo injustificado de los mercados en las últimas semanas sobre estos papeles; ante la visión de los operadores financieros de optar por el peor escenario ante la suerte del Gobierno en las elecciones de mañana. Según la visión del banco norteamericano, algunas acciones argentinas tienen cotización de un nivel de votos del 30% para los libertarios, porcentaje que si finalmente queda bajo y a las huestes de Javier Milei le va mejor, se convierten en alternativas de alta rentabilidad potencial. Para el J.P. Morgan, si no hay una nueva “paliza” electoral en la provincia de Buenos Aires, el mercado podría reducir su nivel de preocupación. Mientras tanto, se llega a mañana con alto temor por parte de los inversores. Muchos de ellos impulsados en el miedo por el otro famoso informe del mismo J.P. Morgan del 31 de junio pasado, donde se le recomendaba a sus clientes con posiciones en pesos, que abandonen ese barco y se refugien en el dólar. Recomendación que los tenedores de papeles en moneda criolla obedecieron.



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Desde ese informe, muchos operadores encuentran el momento del inicio de las plagas de Egipto para la estrategia cambiaria, financiera y electoral de los libertarios. A partir de los primeros días de julio, y ante el hecho inocultable había fracasado cualquiera que haya sido la estrategia del oficialismo para acumular reservas, comenzó una primero lenta y luego acelerada carrera para posicionarse en la verdadera moneda fuerte del país: el dólar. Nada nuevo. Ni nada que no se pudiera prever. Pero sí sorpresivo para un esquema libertario, donde lo que se debería haber respirado es confianza, en aquellos días de fines del primer semestre del 2025. Comenzaron así las políticas de intervención indirecta y después directa para intervenir en el mercado cambiario; lo que determina luego lo caro que salió la política de no dejar escapar al dólar para tener más chances electorales. Lo primero no se pudo lograr. El dólar terminó peleando los 1.500 pesos. Lo segundo se verá mañana.

El fenómeno fue tratado por otro informe. Según el trabajo “Semana Económica. Cuántos dólares necesitará la economía argentina en 2026 y 2027: haciendo cuentas raras para economías normales”, elaborado por la Gerencia de Estudios Económicos del Banco Provincia, se llega a la conclusión que el período de mayor intervención fue el de septiembre y octubre, donde se usaron unos US$ 7.400 millones para sostener la divisa. Que igualmente llegó a las elecciones peleando el tope de gama del sistema de bandas negociado con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para el Facilidades Extendidas firmado el 11 de abril. Según el trabajo, “entre septiembre y octubre, se usaron US$ 7.400 millones de fuentes exógenas –ajenas a la dinámica propia de mercado– para contener al tipo de cambio: el Banco Central vendió US$ 1.100 millones en el MULC, el sector agropecuario adelantó US$ 5.700 millones y el Tesoro vendió US$ 440 millones netos (US$ –550 millones en la primera semana de septiembre, luego le compró US$ 2.120 millones al sector agropecuario y finalmente vendió poco más de US$ 2 mil millones en octubre)”. A este dinero habría que sumar el glorioso aporte del Tesoro de los Estados Unidos, cuya cifra final es algo vidriosa, pero que podría haber al alcanzado los US$ mil millones, contabilizando el aporte inconmensurable de unos US$ 450 millones del miércoles 22 de octubre. Aporte que permitió cerrar la semana con más tranquilidad cambiaria que la proyectada por las fuerzas cambiarias locales.

El trabajo del Banco Provincia hace historia, y evalúa que “sin incluir las eventuales compras de pesos del Tesoro de Estados Unidos, este sería el cuarto mayor episodio de ventas desde 2003: la primera fue entre agosto y diciembre de 2015, cuando el Banco Central vendió US$ 9.900 millones, la segunda entre abril y mayo de 2018, cuando se sacrificaron US$ 7.750 millones de reservas y la tercera entre agosto y octubre de 2019, con US$ 7.650 millones”.

Habrá que ver desde el lunes, si este aporte de US$ 7.400 millones (que podrían ser más de 8.400 si contabilizamos al Tesoro de los Estados Unidos), resultó un buen negocio. Esto sucederá si se cumple la premisa que el ministro de Economía Luis “Toto” Caputo lanzó el jueves pasado, donde aseguraba que desde el lunes 27 nada se modificará, que la política cambiaria no sufrirá alteraciones, que continuará el sistema de bandas y que, incluso, el valor del dólar retrocederá. Habrá que tomarle la palabra.

En algún momento de comienzos del 2023 pensaba el Gobierno que el trayecto económico a las elecciones del domingo serían una especie de desfile. Se pensaba en una inflación a septiembre del 2025 con un cero por delante (fue de 2,2%), un dólar dominado (pelea los 1.500 pesos con una devaluación acumulada de 40%), una actividad altiva (quizá estemos en proceso de recesión) y un consumo reactivado (entre septiembre y agosto cayó 0,2%). Se llega además, con un salvataje de los Estados Unidos y un FMI esperando que se terminen de contar los votos para presionar por las reservas.

Sin embargo, en la economía como en el fútbol, siempre hay revancha. Mañana se sabrá si Javier Milei y Luis “Toto” Caputo la tendrán. 

Y el lunes, los que votarán serán los mercados.






domingo, 19 de octubre de 2025

Entre Washington y Buenos Aires - La pulseada que sacudió al dólar y reavivó la desconfianza inversora… @dealgunamanera...

Entre Washington y Buenos Aires - La pulseada que sacudió al dólar y reavivó la desconfianza inversora…

El séptimo de caballería. Dibujo; Pablo Temes.

El 16 de octubre marcó un hecho sin precedentes: el Tesoro de Estados Unidos intervino en el mercado argentino para sostener el peso, pero los operadores locales le hicieron frente comprando dólares. La maniobra, ejecutada a través del Citi, no logró frenar la suba de la divisa. Mientras tanto, el gobierno de Milei espera con ansiedad la activación del swap de 20 mil millones de dólares prometido por Donald Trump, Scott Bessent y el propio FMI para evitar un default entre 2026 y 2027.


© Escrito por Carlos Burgueño, Periodista. Lic. en Ciencia Política. Máster en Economía y Sociología, el sábado 18/10/2025 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad de Buenos Aires, República Argentina.

Los mercados tienen una metáfora que los describe con exactitud: el capital tiene la valentía de un ciervo y la velocidad de una liebre. Llevado a la realidad, el dinero invertido y manejado por profesionales de ocasión (los famosos traders) tiene una atención permanente al 100% mirando las circunstancias que rodean la apuesta, huelen a distancia el riesgo cuando este es demasiado alto y una opción que una vez produjo rentabilidades importantes ya tiene aroma a peligro y, finalmente, están a una tecla directa de huir de ahí hasta nuevo aviso. Se podría agregar que el capital no es rencoroso, y que ante una nueva oportunidad de negocios y renta, el ciervo volverá por los sabrosos líquenes que comió en el lugar de peligro y a estar atento para huir con la velocidad de una liebre en forma.

Y nada como el mercado argentino para demostrar esta teoría. El jueves se vivió una jornada vibrante y para la historia. Por primera vez desde que el jueves 9 comenzó a ejecutarse el plan de salvataje de los Estados Unidos a la Argentina, en su versión intervención del Tesoro en el mercado cambiario, el 16 de octubre las fuerzas locales (que no son las del Cielo) enfrentaron la embestida desde Washington, y compraron dólares al mismo tiempo que desde los Estados Unidos se compraban pesos. Se especuló con que el Tesoro compró ayer unos 100 millones de pesos más, y que ya completa un total de casi mil millones. La operación de ayer se realizó a través del Citi, que al cierre de esa rueda informó a sus clientes lo siguiente: “Acabamos de ejecutar operaciones al contado de USD/ARS en nombre del Departamento del Tesoro de Estados Unidos en el mercado local”. No obstante, el dólar mayorista volvió a subir ese día, igual que lo ocurrido en la rueda anterior. El tipo de cambio comercial ganó 22 pesos o un 1,6% este jueves, a $ 1.402 para la venta, el precio más alto desde el jueves 9, justamente cuando inició la intervención directa de la administración de Donald Trump en la plaza local.

Evidentemente, y por primera vez, hubo una decisión de los tenedores de pesos de desafiar la intervención del Tesoro de los Estados Unidos, de la misma manera que hasta el jueves de la semana pasada se desafiaba al Tesoro, pero argentino. Aquellos días tan lejanos (siete días atrás en realidad), y hasta el miércoles de la semana pasada el Ministerio de Economía, a través del Tesoro, había vendido unos 1.200 millones de dólares, y le quedaban poder de fuego por unos US$ 600 millones. Advirtiéndose además que antes de fin de mes, habría que pagar unos 300 millones a organismos financieros internacionales. Fue entonces cuando aparecieron las fuerzas de Washington mostrándoles a los operadores locales del mercado cambiario, que el Tesoro estaba dispuesto a comprar pesos (obviamente a pérdida), para sostener al gobierno local en su marcha hacia las elecciones legislativas del 26 de octubre. La situación se ordenó ese jueves al cerrar la rueda, se mantuvo controlada el lunes, se complicó el martes con las poco claras declaraciones de Donald Trump, pero, a fuerza de una nueva intervención del Tesoro norteamericano, se ubicaron en tiempo y forma ayer, con un dólar que cerró a 1.475, por debajo de la frontera psicológica de los 1.500 pesos.

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Sin embargo el 16, se registró el primer enfrentamiento directo entre el Tesoro de los Estados Unidos (el de la Argentina está fuera de juego) y los mercados locales, una batalla inédita en la historia de las finanzas y la política cambiaria criolla. Y quizá mundial. Se podría decir que este primer combate resultó positivo para las fuerzas criollas que lograron sostener el precio de la divisa por arriba de los 1.400 pesos, aun con la intervención del Tesoro a través del Citi.

Evidentemente, el hecho de haber quedado liberados luego de la licitación del miércoles de Letras del Tesoro unos 1,4 millones de dólares en pesos en moneda local que antes estaban en papeles no renovados, y que demandan dólares, no quedarse en pesos, fue una fuerza demasiado potente, aun para la intervención simbólica de Scott Bessent y sus muchachos.

El ciervo no se contentó con la seguridad teórica del Tesoro versión EE.UU., y eligió correr rápido como una liebre a los dólares de ocasión. Venciendo incluso al efecto confianza que intentaron mostrar las fuerzas de Bessent.

Algo quedó claro ese día. Los mercados solo esperan una noticia concreta y exacta: cómo será la activación del swap por unos US$ 20 mil millones que el gobierno norteamericano asegura, reafirma y repite se pondrá a disposición de la Argentina con un único objetivo simple, claro y concreto: que el país no caiga en default entre 2026 y 2027. Según lo negociado, divulgado pero no confirmado, Estados Unidos sería a disposición del país en alguna cuenta del Tesoro argentino en el Banco Central de la República Argentina (BCRA), se activará cada vez que llegue un vencimiento importante de los bonares y globales; y, también, los bopreales. Los dólares que pondrá a disposición del gobierno norteamericano a través de los DEG del Fondo Monetario Internacional (FMI), se activarán y podrán a disposición del país días antes de concretar los pagos correspondientes al 9 de enero y 9 de julio de 2026 y 2027. Serían unos 4.224 millones en el primer caso, y otros 4.213 en el segundo. En total, US$ 8.437 millones que se replican en ambos períodos sumando finalmente 16.874 millones. A este dinero hay que sumar 1.005 millones de bopreales (bonos emitidos para cancelar la deuda con los importadores incurrida durante el gobierno de Alberto Fernández) en febrero y otros 1.028 millones en mayo, con un total de 2.033 millones de dólares, en ambos casos solo para el ejercicio 2025. Los dos capítulos suman US$ 18.907 millones; unos US$ 1.093 millones menos que el dinero que los US$ 20 mil comprometidos en la ayuda de Estados Unidos y el FMI.

Los dólares se activarían unos días antes del pago, quizá, sin que la Argentina deba pedir autorización. Simplemente el país deberá anunciar al Fondo Monetario Internacional (FMI), que activará una cantidad predeterminada de Derechos Especiales de Giro (DEG, la moneda del organismo cotizante en dólares), los que se descontarán de los casi 110 mil millones de dólares que Estados Unidos aporta anualmente al organismo que maneja Kristalina Giorgieva. El dinero se utilizará exclusivamente para cumplir con el vencimiento de los bonares y globales o los bopreales. Solo para este motivo. Ni una divisa para sostener tipos de cambio o compromisos varios existentes o por inventar. Concretamente, la intención puntual y exclusiva, es que la Argentina no caiga en default durante los dos años que restan de gestión de Javier Milei. Luego, se verá.

Como se instrumentarían a través del FMI vía swap, piensan en ambos costados de las orillas donde se diseñó el plan; no se requerirá ni una ley en la Argentina ni una autorización del Congreso de los Estados Unidos. En el primer caso, porque significaría cambio de pasivos, ya que la deuda con bonistas muta en pasivo con el FMI; con lo cual, al no haber nuevo endeudamiento, se surfearía la necesidad de pasar por el Congreso. Al menos en la visión del oficialismo. Por el lado del gobierno de Donald Turmp, no hay dinero de la administración nacional para la Argentina, sino un giro de dólares desde el FMI con plata que, sí o sí, con o sin ayuda al país sudamericano, EE.UU. habría destinado al Fondo. Trump salvaría las críticas demócratas. Y mantendría a su aliado en sintonía con el capitalismo mundial.

Hasta que este anuncio no se concrete. Se anuncie. Se ponga en funcionamiento. Y, en lo posible, se muestren los papeles firmados por los dos gobiernos, el peso argentino será un ciervo atento y cobarde, a punto de huir al dólar como una liebre.




 

miércoles, 8 de octubre de 2025

Día 660: Milei, miente, miente, y nada de lo tuyo quedará… @dealgunamanera...

Día 660: Milei, miente, miente, y nada de lo tuyo quedará…

Día 660: Milei, miente, miente y nada de lo tuyo quedará. Fotografìa: CEDOC

Para habitar la misma realidad que el resto de los argentinos, Javier Milei debería confrontar su tendencia a presentar al país como un éxito económico y a su gestión como “el mejor gobierno de la historia”. Quizás necesita mentirse para sostener la ilusión de su propio relato.

© Escrito por Jorge Fontevecchia el martes 07/10/2025 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

Es mundialmente conocida la frase del propagandista nazi Joseph Goebbels“Miente, miente, que algo quedará”. Goebbels fue el arquitecto de un aparato de propaganda tan monstruoso como eficiente, que sirvió para convencer a millones de personas de las teorías conspirativas más absurdas y de las mentiras más flagrantes.

Tras la derrota militar de Alemania en la Segunda Guerra Mundial, los juicios de Núremberg y la política activa de derechos humanos de la comunidad internacional, se puede decir que, durante la segunda mitad del siglo XX y el principio del siglo XXI, no quedó nada de Goebbels y sus mentiras. Inclusive ahora, durante el auge de la extrema derecha, este tipo de organizaciones tiene que esconder sus vínculos con las ideas nazis, como sucede con Alternativa por Alemania.

En el caso de Javier Milei, salvando las enormes distancias, sí es cierto que podemos hacer un paralelismo en la utilización permanente de la mentira como herramienta de construcción de sentido. Al igual que Goebbels, Milei, si sigue mintiendo y mintiendo como lo hace, no quedará nada de la hegemonía que supo construir y que se empieza a desmoronar por todos lados.

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A diferencia del siniestro Goebbels es probable que el presidente padezca mitomanía y precise mentirse a sí mismo creyendo lo que dice. Desarrollaremos en profundidad ese desorden mental en esta columna que permite explicar, por ejemplo, por qué dice “sacamos a 12 millones de personas de la pobreza”, entre otras. Pero primero vayamos a algunas evidencias.


Este lunes vimos a un Presidente en otra realidad. Cantando a los gritos mientras la economía se sostiene en base al endeudamiento externo y asediado por múltiples casos de corrupción, con la renuncia de su principal candidato en el distrito más grande del país renunciando por vínculos con el narcotráfico. Probablemente esta capacidad de Milei para asilarse y construir una realidad paralela sea en parte lo que lo ha ayudado a llegar hasta acá. Pero se puede mentir mucho tiempo a pocas personas, a muchas personas poco tiempo, pero no a muchas personas mucho tiempo.

Tras naturalizar como sociedad las terribles inconsistencias y mentiras de Milei, la caída de José Luis Espert, quién nos mintió abiertamente en reiteradas ocasiones, hizo notar más las mentiras del propio Milei y después de sintetizarlas, explicaremos cómo se encuadra en lo que se denomina efecto Baader Meinhof. Espert dijo primero que no tenía relación con Fred Machado, que solo le había aceptado una vez un vuelo para presentar el libro. Luego, dijo que en realidad voló 35 veces a diferentes lugares. Luego, dijo que lo del pago de los 200 mil dólares era una “operación de Grabois” y que no había pruebas, era solo un papel de una contabilidad paralela.

Luego, cuando apareció el documento del Bank of America con la transferencia que había cobrado de una empresa minera que no era de Machado, luego que si era de Machado. Siguiendo a eso, dijo que sí había estado en la pileta de Machado. Desde el 2021 venía diciendo que no tenía ninguna relación con este narcotraficante y llegamos en 2025 a que estuvo en su pileta, viajó con él en 35 vuelos, recibió dinero de su empresa y todo lo que nos falta por descubrir.

De hecho, hace minutos un par de horas habló Machado en Radio Rivadavia y reconoció haberle “hecho un aporte de campaña a Espert por 200 mil dólares”. El acusado de narcotráfico recordó de la siguiente manera el pedido de Espert y cito textualmente: “¿Che, no me podés hacer un aporte monetario porque estamos en bolas?”.

Fred Machado habló tras la renuncia de José Luis Espert a su candidatura a diputado nacional: "Lo ayudé con unos mangos, me dio lástima"

El efecto Espert, el efecto del descubrimiento de una cadena de mentiras, nos hace ver las mentiras de todo el Gobierno en genera y del presidente en particular. De hecho, este fenómeno tiene un nombre. El efecto Baader-Meinhof, también conocido como ilusión de frecuencia o sesgo de recurrencia, es un fenómeno cognitivo fascinante: ocurre cuando se aprende algo nuevo —una palabra, una idea, una persona, un símbolo— y, de pronto, esto se empieza a ver por todos lados.

No es que antes no existiera, sino que la atención ahora está entrenada para detectarlo. El cerebro, que no puede procesar todo lo que percibe, filtra la realidad constantemente; al aparecer algo nuevo que considera relevante, lo marca como importante y comienza a priorizarlo.

El nombre “Baader-Meinhof” viene de un caso curioso. En 1994, un lector del diario St. Paul Pioneer Press escribió al periódico contando que había escuchado mencionar por primera vez a la organización terrorista alemana Baader-Meinhof. Y luego, en cuestión de días, el nombre volvió a aparecer en todos lados. A partir de ahí, los psicólogos adoptaron el término popular para describir ese tipo de experiencia.

Las mentiras e inconsistencias de este Gobierno estuvieron ahí, pero ahora hay mucha más pregnancia para procesarlas y desarticularlas. Vamos a hacer un racconto de algunas de las veces en las que Milei nos dijo una cosa y luego lo contrario. Realmente es impactante.

Algo que no es tan conocido es su cambio de opinión del kirchnerismo. En 2019, en una entrevista en Canal 26, Milei dijo: "Esto te va a sorprender, pero en términos históricos, Cristina Fernández de Kirchner es la mujer más importante en la historia de la política argentina. Fue dos veces presidente". En esa ocasión habló del entonces mandatario Alberto Fernández y sostuvo: "Tengo una excelente opinión acerca del Presidente. Es muy inteligente y extremadamente pragmático, digno de todo peronista".


Javier Milei y Cristina Kirchner en la asunción presidencial de 2023.

En otro reportaje, incluso defendió al kirchnerismo. Muy enojado, dijo: "Podés decir lo que quieras del kirchnerismo, pero la deuda la pagó y pagó los intereses". En contraste, en la apertura de sesiones del Congreso el 1 de marzo del 2024, expresó: "Cristina ha sido responsable de uno de los peores gobiernos de la historia".

Con los propios también tuvo esa actitud. Recordemos los cambios de opinión sobre Patricia Bullrich ya no en años, si no en semanas. "Sigue siendo una montonera tirabombas que tiene las manos manchadas de sangre", dijo antes de las elecciones generales de octubre del 2023. Luego, antes del balotaje, declaró: "Bullrich ha sido exitosa combatiendo la seguridad. La tenemos que llamar".

¿Entienden que entre que Milei dijo que era una terrorista con las manos manchadas de sangre y que había que incorporarla al Gobierno porque había sido una buena ministra de Seguridad pasaron tres meses?

El ministro Luis Caputo también fue objeto de polémica entre Milei del pasado y el Milei del presente. "Caputó se fumó 15 mil millones de dólares irresponsablemente", dijo el Presidente en 2018. EN la actualidad, lo define como “el mejor ministro de economía de la historia”. Increíble como no se ruboriza. Puede decir una cosa y lo contrario.

Recientemente las redes se llenaron de comparaciones entre lo que Milei decía de su nuevo candidato bonaerense Diego Santilli y lo que dice ahora. "El chanta de Santilli es un pésimo candidato", dijo en 2023. Ahora, lo describe como "alguien que sabe de seguridad" y que "ya ganó en la provincia de Buenos Aires".

El Presidente también mintió sobre los planes de dolarización antes de la campaña. "Hoy es factible dolarizar. Podríamos hacer transacciones en dólares", dijo en una entrevista con Alejandro Fantino en 2023. Se podía dolarizar con el dólar a 320 pesos. Tenía un acuerdo para hacerlo en el que le iban a dar 10 mil millones de dólares, ya estaba todo arreglado. Luego, Milei asume y no hace nada de todo esto, de hecho, hizo una enorme devaluación de 118%. ¿Qué pasó con que se podía dolarizar con el dólar a 320 pesos?

Realmente es increíble que todo este material haya estado publicado y hasta hace poco tiempo a una importante cantidad de la población no le haya bastado para tratar de comprender la cantidad de mentiras. Para tratar de entender esto hay que tomarlo desde las ciencias políticas, la psicología y otras teorías trasversales a varias disciplinas.

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En La mentira en política (1971), Hannah Arendt analiza cómo la falsificación deliberada de la realidad se volvió una herramienta estructural del poder moderno. A partir del caso de los Papeles del Pentágono, muestra cómo los gobiernos fabrican “mundos ficticios” para sostener su narrativa, y advierte que el mayor peligro no es la mentira misma, sino la erosión de la verdad como base del juicio público y de la vida política democrática.

Es decir, las constantes mentiras de los políticos no solo destruyen su credibilidad, si no que en algún punto destruyen el propio concepto de verdad. En ese sentido, se puede analizar como el auge del posmodernismo, el cuestionamiento a los grandes relatos y la post verdad son la causa de personajes como Milei. Evidentemente fue avanzando un cinismo base en la sociedad en la que la mentira es tolerada.

Ahora, Milei en particular no es como cualquier político mentiroso. Realmente puede decir cualquier cosa y lo contrario en cuestión de meses con la misma vehemencia y emoción. De defender el kirchnerismo a los insultos a atacarlo a los gritos. La misma emoción con un contenido antagónico. Nosotros no podemos diagnosticar porque no tenemos matricula de psicólogo o psiquiatra, pero reúne las condiciones de un mitómano.

La mitomanía es un trastorno psicológico caracterizado por la tendencia patológica a mentir de forma compulsiva o sistemática. El término fue introducido por Ernest Dupré en 1905 para describir a individuos que mienten no por beneficio inmediato, sino por una necesidad interna de fabular o deformar la realidad. Según Dupré, el mitómano no busca engañar para obtener ventajas, sino para sostener una identidad idealizada o escapar de una realidad que le resulta insoportable.

Sigmund Freud interpretó el fenómeno como una expresión del deseo inconsciente: la mentira sería una forma de “cumplimiento del deseo” donde el sujeto transforma su frustración en relato. En esta línea, la mitomanía se vincula con mecanismos de defensa como la negación y la proyección.

Por su parte, Jean Bergeret Jacques Lacan abordaron la mitomanía como un síntoma del narcisismo patológico: el mentiroso crea una versión mejorada de sí mismo para sostener una frágil estructura del yo. Lacan señaló que el mitómano “miente para existir en la mirada del Otro”, es decir, su mentira no busca solo convencer, sino ser reconocida como verdad por los demás.

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Autores contemporáneos como Paul Ekman y Robert Feldman diferencian la mentira común, instrumental y consciente, de la mitomanía, donde el sujeto llega a creer en sus propias invenciones. En este sentido, la mitomanía no es solo una conducta, sino una distorsión persistente del vínculo con la verdad, que puede aparecer en contextos neuróticos, narcisistas o incluso psicopáticos.

Entre el mentiroso instrumental y el mitómano hay un territorio ambiguo, donde la mentira deja de ser solo una herramienta y empieza a convertirse en una forma de habitar el mundo. Este “mentiroso intermedio” no miente por compulsión total ni por cálculo frío, sino para mantener en pie una identidad frágil. Paul Ekman lo describe como alguien que empieza creyendo sus propias mentiras para reducir la disonancia cognitiva entre lo que dice y lo que hace. De a poco, su mentira se vuelve una especie de refugio narrativo: una historia que lo protege del fracaso, de la vergüenza o de la falta de amor.

Robert Feldman lo llama self-deceiver (o autoengañador en su traducción al español): no busca manipular, sino sostener su autoestima en contextos donde la verdad lo dejaría desnudo. En este nivel, la mentira funciona como una prótesis emocional: repara lo que el yo no puede tolerar.

Lacan diría que el sujeto no miente “a” los otros, sino “a través” de los otros, intentando que su ficción sea reconocida como verdad. Y Bergeret advierte que en estas personalidades narcisistas compensatorias el límite entre la verdad y la invención se vuelve maleable, según la necesidad de conservar una imagen consistente ante los demás.

En términos clínicos, este tipo de mentiroso representa la frontera viva entre el narcisismo funcional y la mitomanía estructural: no ha perdido el contacto con la realidad, pero necesita deformarla para sobrevivir en ella. Probablemente nuestro Presidente esté más cerca de este caso, aunque esto lo decimos para tratar de analizar la situación política, sin tener los elementos para un diagnóstico, pero es necesario dotarnos de algunas herramientas de la psicología porque el peso de personalidades como las de Milei en las situaciones políticas es determinante.
 

Javier Milei presentó su nuevo libro con un show musical en el Movistar Arena este lunes 6 de octubre.

Milei ayer que cantaba en el Movistar Arena estaba en plena deformación de la realidad. Mientras su gobierno se desmorona y está asediado por varios frentes, se dedica a festejar nadie sabe que de una manera patética.

Pinocho, de Carlo Collodi, cuenta la historia de una marioneta de madera tallada por Gepetto, un carpintero pobre que sueña con tener un hijo. Un hada azul da vida a Pinocho y le promete que podrá convertirse en un niño de verdad si demuestra ser bueno, valiente y sincero. Sin embargo, su curiosidad y desobediencia lo llevan por caminos peligrosos: se une a malos compañeros, cae en trampas y cada vez que miente, su nariz crece.

A lo largo de sus aventuras, donde es engañado por el Gato y el Zorro, convertido en burro y tragado por una ballena, Pinocho aprende a distinguir entre el placer inmediato y la responsabilidad. Cuando finalmente arriesga su vida para salvar a Gepetto, el hada lo recompensa transformándolo en un niño real.

Para vivir en la misma realidad que todos nosotros, Milei debe enfrentar lo mismo que Pinocho, su tendencia a la satisfacción inmediata creando una realidad paralela en la que el país es un éxito económico y su Gobierno “el mejor de la historia”. Milei debe enfrentar la realidad y trabajar codo a codo con el resto de los sectores políticos y productivos del país para estabilizar la terrible situación en la que estamos.

Es probable que la suerte de su Gobierno esté echada y no haya más libertarios en el próximo periodo presidencial, pero un presidente alejado de la realidad nos puede hacer mucho daño. Hay que poder construir una transición ordenada hacia la siguiente etapa política de la Argentina.

Producción de texto e imágenes: Matías Rodríguez Ghrimoldi

TV / LT