sábado, 29 de septiembre de 2018

Biblia negra… @dealgunamanera...

Biblia negra…


Macri pidió a los argentinos que se enamoren de la presidenta del FMI y el Indec dice que con este gobierno de millonarios incompetentes hay menos pobres que antes. Es como decir que negro es blanco, pero es la Biblia para muchos, una especie de Biblia negra, la contracara de esta realidad donde los pobres se han multiplicado por la aplicación de las políticas del FMI, del cual hay que enamorarse. El macrismo sigue construyendo sentido común hegemónico con la ayuda de un Indec trucho, de las corporaciones mediáticas, sectores del poder judicial y la credulidad o la mezquindad del ser humano. Y genera estas criaturas simbólicas grotescas.

© Escrito por Luis Bruschtein el sábado 239/09/2018 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

En medio de la hiperdevaluación y la remarcación serial, la causa por las fotocopias de cuadernos o el encantamiento del presidente con Christine Lagarde o la infamia del Indec macrista, tienden a pasar desapercibidos. Un público de mediano y alto poder adquisitivo quiere que la sociedad crea que el gobierno que votaron haya bajado la pobreza. Y ya están enamorados de Lagarde. Pero la mayoría de la sociedad tiene que preocuparse por las facturas de los servicios y el salario que, en la mayoría de los casos, ya está por debajo de la verdadera línea de pobreza. Sin embargo, cuando pasa la primera ola de impacto de la crisis, comienzan a reverberar estos engendros que han sido concebidos con una fuerte carga ideológica y difundidos por las corporaciones de medios oficialistas como se esparce el virus de la peste bubónica.

Las encuestadoras coinciden en que más del 70 por ciento del país critica el acuerdo con el Fondo. En ese país del 70 por ciento, el Presidente habla de enamorarse de Lagarde. Y en el marco de una dura negociación, Lagarde se da el lujo de hacer desplazar a Luis Caputo del Banco Central. Caputo no era su enemigo y, en cambio, era amigo personal de Mauricio Macri. Su cabeza fue entregada a Lagarde, como actuación del amor de Macri en un gesto simbólico de subordinación a un poder superior.

El FMI no quiere que el nuevo préstamo que otorga a la Argentina sea usado por el Central para frenar al dólar y subsidiar la fuga de capitales. Pero esa decisión se podría haber tomado con un Caputo que no se hubiera resistido. El desplazamiento del titular del Banco Central justo cuando el presidente Mauricio Macri negociaba el nuevo acuerdo con el FMI, no pudo ser una decisión personal de Caputo como dice el comunicado, y aparece claramente como un sacrificio en el altar del organismo financiero internacional. Fue la declaración del nuevo Virreynato del Río de la Plata.

Si el 70 por ciento rechaza el acuerdo con el FMI, se podría pensar que estas actuaciones de Macri acelerarían su suicidio político. Pero en realidad, forman parte de una estrategia donde este esfuerzo por enraizar un sentido común a favor del endeudamiento fenomenal y la consecuente pérdida de decisión soberana ante un poder extraño, se apoya en una contraparte. Puede decir y naturalizar estas barbaridades, porque al mismo tiempo se respalda en la actividad permanente que genera la causa de las fotocopias que seguirá produciendo titulares y comentarios periodísticos durante todo el próximo año electoral.

La estrategia de fondo busca instalar un sentido común que naturaliza la deuda externa y la pobreza y trata de destruir el sentido común que se le opone. Esa es la razón del caso de las fotocopias de los cuadernos del chófer y el romance descarado con el Fondo al mismo tiempo. No van por separado. Las dos cosas van juntas. Seguramente hubo hechos de corrupción como en todos los gobiernos durante el kirchnerismo. Pero al sistema no le interesa combatir la corrupción. Le interesa instalar que el populismo es corrupto, dígase peronismo o kirchnerismo. Le interesa naturalizar que la soberanía política no es importante y que los que piensan que sí, son corruptos. La discusión no es la corrupción sino la soberanía.

El tema de la dependencia, de unidos o dominados, se complementa con el de la pobreza. Porque son temas que van de la mano, la subordinación a otros intereses genera pobreza. Y en general, las estrategias de defensa de la soberanía implican distribución de la riqueza. La derecha se preocupó desde los primeros días del gobierno de Néstor Kirchner por insistir en que el discurso distributivo era una mentira, un “relato” del kirchnerismo.

Durante el gobierno neoliberal menemista ya habían incursionado en el tema buscando naturalizar la idea de que “siempre habrá pobres”. Durante el kirchnerismo, esa cortina de humo de la derecha fue más a fondo con diferentes estrategias: se midió la pobreza con canastas diferentes, se exageraron cifras y se mostraron situaciones de pobreza fuera de contexto. Por supuesto que existían esas situaciones, pero el sentido de las medidas de gobierno —creación de millones de puestos de trabajo, paritarias y programas sociales, índice de aumento y moratorias de las jubilaciones y otras— generaban como tendencia el descenso de la pobreza y de la indigencia.

Las cifras insultantes que dio a conocer el Indec dicen que en el primer semestre, la pobreza subió algo más que un punto, pero que igual se ubica muy por debajo de cómo estaba en el 2015. Esas cifras buscan generar la ilusión de que con políticas que producen una colosal transferencia de riqueza hacia los sectores más concentrados de la economía, la pobreza puede bajar. Para el Indec macrista de Jorge Todesca, los servicios suben  grotescamente y puede bajar la pobreza. Suben astronómicamente los precios de los alimentos y la pobreza baja. Hay cientos de miles de despedidos y bajan la pobreza y la indigencia. El salario promedio ha perdido casi el 13 por ciento de poder adquisitivo en estos años, pero baja la pobreza.

El informe del Indec es tan sesgado que plantea que en el segundo semestre del 2016 el macrismo había logrado bajar la pobreza del 32,2  al 25,7 por ciento.  Son cifras que se suman a la frase de Macri de que el kirchnerismo dejó a “la tercera parte de los argentinos por debajo de la línea de pobreza”. Es el discurso macrista y de alguna parte de la izquierda que no puede diferenciar las políticas distributivas de las políticas neoliberales. 

Porque no es la pobreza lo que está en discusión para el discurso del neoliberalismo, sino la necesidad de demostrar que el populismo la genera y el libre mercado la disminuye. Necesita demostrar que la Asignación Universal por Hijo y el índice de movilidad jubilatorio son parte de políticas de pobreza. Y que por el contrario, las políticas que favorecen a los ricos bajan la pobreza.

Ni la pobreza, ni la corrupción le interesan al neoliberalismo o al macrismo. Estas cifras, junto con la causa de las fotocopias de los cuadernos y el endiosamiento del FMI están explicadas en una cita que tiene unos cuantos años: “La hegemonía del neoliberalismo no se funda sólo en la coerción, sino en la creación de un sentido común frente a las formas de comportamiento. El neoliberalismo es, por encima de todo, un gobierno sobre la organización de los afectos y los deseos. Interviene sobre la cotidianeidad de las personas, sobre el modo en que se alimentan, se divierten, educan a sus hijos, llevan su vida sexual, desarrollan sus intereses espirituales. No hay gobierno sin la  creación de un habitus”.

Parece un texto de Durán Barba bajando línea al periodismo oficialista. No lo es, pero seguramente el publicista de la derecha sacó de allí mucho contenido. La cita es del curso “Nacimiento de la biopolítica”, de 1979, de Foucault.

El debate central, el que la derecha esconde y rehúye, no es una discusión técnica sobre la medición de la pobreza ni sobre las formas legales para perseguir a la corrupción. Es claro que eso no es lo que está en discusión. La polémica se da entre dos proyectos políticos o por lo menos entre dos campos, uno amplio y diverso que representa al campo popular y nacional con sus diferentes corrientes y modelos de país más o menos compatibles, frente al modelo de país que encarna Cambiemos como expresión política del capital concentrado y las transnacionales.

La economía que peor funcionó en América Latina fue la de la Argentina macrista. La economía que mejor funcionó fue en la Bolivia de Evo Morales. En su discurso en el Consejo de Seguridad, y a pocos metros de Donald Trump, el presidente boliviano desnudó la política de doble rasero: “Estados Unidos invade países, lanza misiles o financia cambio de regímenes y lo hace acompañado de una campaña de propaganda que reitera que es a nombre de la justicia, la libertad, la democracia, los derechos humanos, o por razones humanitarias”. “Quiero decirles —agregó— a Estados Unidos no le interesa la democracia. Si no, no habría financiado golpes de Estado y apoyado dictaduras, no amenazaría con intervenir militarmente a gobiernos democráticamente electos, como lo hace con Venezuela. No le interesan los derechos humanos ni la Justicia. Si así fuera firmaría los convenios internacionales de protección a los derechos humanos (...) no promovería el uso de la tortura, no abandonaría el Consejo de Derechos Humanos y no separaría a niños migrantes de sus familias ni los pondría en jaulas”.

Como demostró Morales, a Estados Unidos no le interesan demasiado la democracia ni los derechos humanos con que llenan sus discursos. Lo mismo sucede en la Argentina con Cambiemos: no le interesan la pobreza ni la corrupción con que llenan de titulares los medios del oficialismo. Y cuando hablan de esos dos temas, lo que están imponiendo de manera velada y embustera es un modelo de país para pocos.



viernes, 28 de septiembre de 2018

Rogelio Frigerio: "La clase media argentina perdió la confianza en el Gobierno"… @dealgunamanera...

Rogelio Frigerio: "La clase media argentina perdió la confianza en el Gobierno"…

El ministro del Interior, Rogelio Frigerio, negó que el Gobierno haya presionado a los gobernadores para que no participen de un encuentro de sectores de la oposición. Fotografía: Noticias Argentinas

El ministro del Interior, aseguró que "el tiempo que dure la recesión económica dependerá de la confianza que el gobierno pueda restablecer en los próximos meses".

© Publicado el viernes 28/09/2018 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

El ministro de Interior, Rogelio Frigerio, admitió que la clase media argentina "ha perdido confianza" en el gobierno, pero confió en que será recuperada mediante el retorno a la "agenda de desarrollo y crecimiento".

"El acuerdo es muy importante, probablemente el acuerdo más importante que haya tenido alguna vez un país con el FMI, y nos va a permitir garantizar un programa financiero durante todo nuestro mandato", manifestó Frigerio.

"La Argentina no va a tener la necesidad de salir a pedir prestado casi durante un año y medio. Esto va a despejar mucha dudas en el mercado respecto a nuestro país y, lo más importante, va a poder abrir mercados para las provincias, los municipios y para el sector de la producción", añadió.

"La Argentina no va a tener la necesidad de salir a pedir prestado casi durante un año y medio"

En declaraciones publicadas hoy por el diario El Cronista el ministro del Interior aseguró que además resulta necesaria la aprobación del presupuesto 2019 con déficit cero para después cumplirlo.

"Si tenemos un acuerdo que disipa las dudas sobre nuestro programa financiero, un presupuesto votado por el congreso que despeja fantasmas sobre nuestra solvencia fiscal, vamos a poder retomar nuestra agenda de desarrollo y crecimiento", expresó.

"Lo importante es que Argentina tenga el presupuesto. Que se de una discusión seria respecto a un presupuesto con equilibrio, en donde los ingresos del Estado alcancen para cubrir los gastos", agregó.

Frigerio aseguró el tiempo que dure la recesión económica dependerá de la confianza que el gobierno pueda restablecer en los próximos meses.

"Hay que aceptar que hemos perdido esa confianza, en especial la de la clase media, y recuperarla para el 2019", indicó.


"Hay que aceptar que hemos perdido esa confianza, en especial la de la clase media"

"Una parte de esa confianza se restablece con cuestiones concretas como el acuerdo con el Fondo, para nuestro frente financiero, y con un acuerdo en el presupuesto, para nuestro frente fiscal. Vamos a hacer todos los esfuerzos para que la recesión dure lo menos posible", añadió.


Asimismo, el ministro destacó que el Gobierno mantendrá una mirada especial sobre los sectores más vulnerables y los que menos defensas tienen frente a la crisis y también "políticas específicas para retomar lo más rápido posible la senda del crecimiento". 



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jueves, 27 de septiembre de 2018

El Fondo al Poder… @dealgunamanera...

El Fondo al Poder…

El Banco Central solo intervendrá cuando el dólar supere los 44 pesos o baje de los 34. Imagen: EFE

La propia Christine Lagarde anunció junto a Nicolás Dujovne el nuevo acuerdo con el FMI. A cambio de 7100 millones de dólares más y el adelantamiento de los desembolsos para alejar el fantasma del default, Argentina se compromete a un brutal ajuste fiscal y monetario.

© Escrito por Raúl Dellatorre el jueves 27/08/2018 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Argentina recibirá 36.200 millones de dólares del Fondo Monetario Internacional entre lo que resta de este año y todo 2019, y eleva a 57.100 millones de dólares el monto total del crédito Stand By otorgado al país. A cambio, el gobierno no sólo ratifica el plan presupuestario restrictivo para 2019, que elimina el déficit fiscal primario, sino que además asume una drástica política antiinflacionaria del Banco Central que reduce a cero la emisión monetaria desde ahora hasta junio de 2019, y pasa a un esquema de libre flotación cambiaria que limita las intervenciones de la autoridad monetaria en el mercado mayorista.

La escasez de dinero circulante debería actuar como freno a la inflación, pero al costo de una fortísima caída en la actividad económica. El nuevo acuerdo con el Fondo fue anunciado por la directora gerente del Fondo junto a Nicolás Dujovne desde Nueva York. La instrumentación de la estrategia monetaria fue explicada, minutos más tarde, por el flamante titular del Banco Central, Guido Sandleris, en Buenos Aires.   

Con la bandera argentina a su espalda, y el ministro de Hacienda a su izquierda, la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, encabezó en el consulado argentino en Nueva York el anuncio del nuevo acuerdo con Argentina “para fortalecer el Programa Stand By de 36 meses aprobado el 20 de junio pasado”.

Dueña absoluta de la situación, Lagarde asentía con leves movimientos de cabeza la lectura del comunicado que hizo Dujovne. “El nuevo acuerdo comprende desembolsos totales por 57.100 millones de dólares, lo que representa un incremento de 7100 millones con respecto al acuerdo previo”, indicó el ministro. “Además, bajo el nuevo esquema los desembolsos estarán disponibles de manera más anticipada: hasta 2019 el FMI asegurará financiamiento por 36.200 millones de dólares; con respecto al acuerdo previo, se incrementa en 19.000 millones el financiamiento disponible hasta fines de 2019”, explicó. Desembolsados ya 15.000 millones en junio, quedarían, en consecuencia, unos 6000 millones de dólares pendientes para 2020. Como en anteriores ocasiones, Dujovne se centró en explicar la “consistencia del programa financiero” entre los compromisos y las fuentes de financiamiento, pero sin considerar su impacto nocivo sobre la economía real. 

Por el contrario, el ministro de Hacienda volvió a afirmar que el brutal ajuste y política de endeudamiento que presentó ayer forman parte de “un conjunto de políticas orientadas al fortalecimiento de la economía argentina”. Desde la mirada del actual equipo económico, Argentina padece dos problemas que están por encima de cualquier otro: déficit fiscal e inflación. En coincidencia plena con el FMI, las medidas anunciadas ayer buscan “resolver” de manera drástica ambos conflictos, sin detenerse en los costos sociales que traerán aparejados.

Lo fundamental para su sostenimiento está dado en “el apoyo de la comunidad internacional, que permitirá dejar atrás este camino de turbulencias”, y la decisión del FMI de “continuar respaldando la atención a los sectores más vulnerables”, señaló Dujovne, desviando la mirada hacia Lagarde en busca de aprobación. La recibió. 

Lagarde solo tuvo una breve intervención verbal en la conferencia en el Consulado. Tras ello, Dujovne la excusó “por compromisos de agenda” y continuó solo. Antes de irse, la titular del FMI anunció que el acuerdo había sido “aprobado por la Gerencia” del FMI, incluyendo los desembolsos anticipados. Indicó que el programa Stand By acordado estaba “respaldado por un presupuesto adecuado y sustentable”.

También se refirió al compromiso del Banco Central con una política de tipo de cambio flexible sin intervención e indicó, ante una pregunta, que “la clave del nuevo acuerdo está en las cifras 19 y 19: los 19.000 millones de dólares que Argentina recibirá por adelantado hasta 2019, con lo que conseguirá estabilizar su economía”.

“Hemos acordado avanzar más rápido hacia el equilibrio fiscal para 2019”, anunció Dujovne, como contrapartida del adelanto del cronograma de desembolsos para atender las urgencias financieras del gobierno a partir de la corrida iniciada en mayo y que no se frenó con el primer acuerdo.

“En el terreno de la política monetaria y cambiaria, en las últimas semanas hemos enfrentado jornadas de mucha volatilidad que se han traducido en una importante depreciación del peso y un recrudecimiento de la inflación”, expresó luego el ministro. “En ese marco –anunció–, hemos decidido reemplazar el esquema de metas de inflación por una regla simple y verificable sobre los agregados monetarios, elemento que entendemos contribuirá decididamente a reducir la inflación”.

Más tarde, en conferencia de prensa en el Salón Bosch del BCRA (ver nota aparte), su nuevo titular explicaba la implementación de “una banda de no intervención” ajustable por una “tablita” de aquí a fin de año, y una participación limitada cuando el valor mayorista saliera fuera de las bandas. “Mantenemos nuestro compromiso con el régimen de tipo de cambio flexible, aunque hemos incorporado elementos a la política cambiaria que nos permitirán evitar la excesiva volatilidad”, dijo confiado Dujovne.

El programa económico que surge del nuevo acuerdo con el FMI representa la renuncia del gobierno al “control de daños”. Asume todos los riesgos y sin red. Va hacia un recorte brutal en el gasto público en medio de un proceso recesivo. Se mete de cabeza en un proceso inflacionario, motorizado principalmente por la megadevaluación de los últimos cinco meses, soltando las amarras con las que pretendía controlar el dólar. Juega todas las fichas a la sequía monetaria, es decir congelar la emisión de dinero para que no haya dinero para convalidar nuevos aumentos de precios.

Pero el propio Sandleris reconoció que hay un rezago de la devaluación previa que impactará en el nivel de inflación de septiembre, octubre y, “en parte”, en noviembre. La secuencia es previsible: aumentarán los precios, seguirá subiendo el dólar, se atrasarán los salarios, se profundizará la caída de la actividad y se expandirá la recesión con mayores suspensiones y despidos. Ahí, recién ahí, con muchas víctimas del desempleo y de la pérdida de capacidad de consumo, la escasez del dinero circulante podrá traducirse en atenuación de la inflación. Los costos en materia social son imposibles de proyectar. En los cementerios, dicen, no hay inflación.



miércoles, 26 de septiembre de 2018

Crisis económica en Argentina… @dealgunamanera…

El FMI suma 7.000 millones de dólares a los 50.000 concedidos en junio como rescate a Argentina.

La directora gerente del FMI, Christine Lagarde, recibe el martes en Nueva York al presidente de Argentina, Mauricio Macri. FotografíaAFP

El nuevo paquete adelanta el cronograma de financiamiento e impulsa una política de flotación libre del peso en el mercado cambiario.

© Escrito por Federico Rivas Molina el miércoles 26/09/2018 y publicado por el Diario El País, de la Ciudad de Madrid, España.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) extiende su mano, una vez más, a Argentina. Tres meses después de aprobar un rescate financiero por 50.000 millones de dólares, el organismo dirigido por Christine Lagarde sumó este miércoles otros 7.000 millones de dólares al paquete original y adelantó además los plazos de entrega a 2019. El Gobierno de Mauricio Macri pidió auxilio cuando la primera ayuda se volvió insuficiente para contener la desconfianza de los mercados hacia su capacidad de repago.

Lagarde y el ministro argentino de Economía de Argentina, Nicolás Dujovne, anunciaron desde el consulado del país austral en Nueva York los detalles del acuerdo. "De 6.000 millones previstos para 2018 se pasa a 13.400 millones. En 2019 se pasa de 11.400 millones a 22.800 millones. Dichos fondos ya no tienen carácter precautorio, sino que podrán ser utilizados como soporte presupuestario", dijo Dujovne.

El FMI decidió así dar libertad de acción al Ejecutivo de Macri, porque el dinero no estará necesariamente destinado a la devolución de deuda. Es una muestra de confianza extraordinaria hacia Buenos Aires, que, en circunstancias especialmente complejas, podrá destinar parte del dinero, por ejemplo, para gastos sociales o inversión pública. "Estos esfuerzos son para ayudar a Argentina a estabilizar su economía", señaló Lagarde, quien volvió a expresar su respaldo a la política económica de Macri.

El problema de fondo es que Macri necesita de la oposición peronista para aprobar en el Congreso el presupuesto para el año que viene, el documento en el que se plasmará la letra pequeña del ajuste que obligatoriamente tendrá que acometer Argentina. El mayor peso de los recortes recaerá sobre las provincias -todas superavitarias y la mayoría en manos de gobernadores no macristas- y sobre los ciudadanos de a pie, que necesariamente tendrán que pagar más impuestos.

La política ya ha dado muestras de que está perdiendo la paciencia con el presidente, tras casi tres años de un acompañamiento forzado a las medidas del Gobierno. El martes, Macri enfrentó una huelga general de la Confederación General del Trabajo (CGT), la central que agrupa a los sindicatos peronistas, la cuarta desde que llegó al poder, a finales de 2015. Y el peronismo no kirchnerista busca a la figura que lo represente en las urnas en octubre del año próximo. Cuánto margen de maniobra tendrá Macri para cumplir con el FMI es la gran duda.

Las autoridades argentinas trataron esta semana de inyectar calma en los siempre nerviosos mercados con la promesa de continuidad: Macri ya ha anunciado que será candidato en 2019. El presidente dijo, además, que no hay posibilidad alguna de impago (default) y que las cuentas públicas que se debaten desde la semana pasada en el Congreso ya tienen la venia de los gobernadores provinciales. Pero su gira por Nueva York no fue tan bien como se esperaba: mientras Dujovne ultimaba los detalles del nuevo acuerdo con el Fondo, en Buenos Aires se hacía pública la renuncia en Buenos Aires el presidente del banco central, Luis Caputo, el segundo guardián de la política monetaria argentina en dejar ese cargo en tres meses. Caputo, un hombre de la fragua de Wall Street y del círculo más cercano a Macri, tiró la toalla en desacuerdo con uno de los puntos más controvertidos del pacto con el Fondo: los límites impuestos al instituto emisor para contener con sus reservas internacionales la depreciación del peso.

Durante su gestión, Caputo no cumplió ese punto, ya pactado en junio. Su actitud le valió un enfrentamiento cada vez menos disimulado con el ministro Dujovne, la cara visible de Argentina ante el FMI. Según el último balance del mercado de cambios, el Banco Central de la República Argentina vendió en agosto reservas por valor de 4.062 millones de dólares, que fueron a parar a manos de “personas humanas” e “inversores institucionales” a razón de algo más de 2.000 millones para cada grupo. Caputo trató así satisfacer la demanda de inversores temerosos que huyeron a toda velocidad de sus colocaciones en moneda nacional a refugios en dólares.

El nuevo acuerdo ratificó finalmente esta política del FMI y, según Lagarde y Dujovne, el peso flotará libremente frente al dólar según la demanda en el mercado de divisas. El cepo impuesto por el FMI a estas intervenciones busca evitar que sea su dinero el que financie esta estrategia de contención, alimento, al final del proceso, de una descomunal fuga de capitales. Desde Buenos Aires, sin embargo, el nuevo titular del banco central, Guido Sandleris, anunció que intervendrán en el mercado si el peso supera las 44 unidades por dólar.

La renuncia de Caputo no fue consensuada y provocó un auténtico terremoto en la delegación argentina en Estados Unidos. Sirvió para contener el golpe la predisposición de Lagarde, que felicitó al nuevo jefe del banco central, a quien conoció como parte del equipo de los negociadores argentinos de aquel acuerdo de junio. Sandleris debutó en su cargo con una nueva caída del peso, aunque contenida por la expectativa del anuncio en Nueva York. Si en la apertura de los mercados eran necesarios 38,70 pesos para comprar un dólar, al final del día el número había ascendido a 39,44 pesos. El futuro de Argentina depende, otra vez, del FMI.



martes, 25 de septiembre de 2018

Enseña a los niños el valor de las cosas, no el precio… @dealgunamanera...

Enseña a los niños el valor de las cosas, no el precio…


Enseña a los niños a ser felices, no a ser ricos. Hazles saber que el valor de una persona no está en lo que tiene o deja de tener fuera, sino dentro. Enséñale a desarrollar buenas estrategias y habilidades que le ayuden a comprender quién es el mundo.

© Escrito por Doris Hernandez el sábado 13/05/2018 y publicado por http://www.hoyaprendi.co Colombia. 

Esta educación en valores y en emociones basará sus éxitos como personas y como sociedad. Así, si un niño sabe establecer límites, manejar los extremos y respetarse a sí mismo, sabrá hacer lo propio con lo demás.

Por eso, si queremos cosechar tenemos que sembrar a tiempo e intentar evitar equivocarnos cuando tratamos de otorgar valor o protagonismo a algo sin hacer valer unos principios moralmente adecuados.

Para esto podremos aprovechar su desconocimiento y no dañar su inocencia; por ejemplo, para un niño que aún no comprender el manejo del dinero, tiene más valor una pequeña moneda que un billete. ¿Por qué? Porque las monedas le divierten, puede chocarlas, hacerlas rodar, simular una compra, etc.

O sea, a los niños les hace felices todo aquello que les proporcione cariño, diversión y sustento. Somos nosotros los que les enseñamos que el valor está en el precio y no en las intenciones, las posibilidades o el cariño. Como es obvio, generalmente lo hacemos sin querer con el simple gesto de dar más importancia o relevancia a aquello que juzgamos por más poderoso, bonito o “divertido”.

En definitiva, el objetivo es que el niño comprenda que las personas son las que tienen el protagonismo de su vida, no sus pertenencias. Del mismo modo, deberán entender que lo importante detrás de todo aquello que tienen es la intención y el esfuerzo.



Ser feliz poco tiene que ver con lo material

Es complicado que no cometamos equivocaciones por el camino cuando vivimos en un mundo que se mueve a lo grande cuando se trata de dinero. Sin embargo, partimos de la base de que todos nosotros queremos que los niños sean felices sobre todas las cosas, lo cual es una gran ventaja en la educación emocional y en valores.

Así, como la felicidad real se consigue con cariño, con experiencias compartidas, con amor y con comprensión, lo esencial es que ayudemos a nuestros niños a darlo todo de sí mismos para que comprendan que las recompensas están en su interior. Os ofrecemos algunas ideas sencillas para fomentar que aprendan desde pequeños el valor de las cosas:

1-Elaborá una caja de tesoros callejeros
Es muy importante que el niño tenga una caja con cosas que les resulten llamativas en sus paseos por la calles, por el parque o por el bosque. Así, la idea es que puedan tener un lugar en el que recoger aquellos palos, piedras, piñas, hojas plásticos que les hayan llamado la atención y les resulten atractivas.

2-Cuando toque hacer un regalo, que sea manual
Estamos tan acostumbrados a ir a la tienda a comprar lo que sea que ya ni siquiera hacemos postales o tarjetas de cumpleaños. Las manualidades nos ayudarán a terminar con este vicio tan materialista, premiando siempre el esfuerzo a través de la gratitud y felicidad de los demás.

3-Personalizar nuestras cosas con un sello personal
Elaborando un sello personal conseguiremos que cada cosa sea única, irrepetible e insustituible. O sea, que si se rompe un juguete o una batita, la que pueda sustituirle no podrá significar lo mismo.


Claves para inculcar el valor del esfuerzo

¿Cómo podemos inculcar a nuestros hijos el valor del esfuerzo? A continuación os damos unas claves para ello:

·         El niño debe “ganarse” los premios. No es adecuado comprar por comprar (o dar por dar) simplemente porque les queremos, porque nos lo piden o porque nos apetece. Cada cosa debe adquirir un significado positivo más a allá de lo material.
·         Predica con el ejemplo. Si los niños ven que tú te esfuerzas y que valoras aquello que lo merece, comprenderán que es algo positivo y lo asumirán más fácilmente.
·         Hazles sentir bien y recompensa su esfuerzo; o sea, incentívales a que se empeñen y otorga importancia a cada pequeño logro. En este sentido, debemos enfatizar cada pequeña decisión a través de la que asuman el esfuerzo como la vía para conseguir aquello que queremos.
·         Señala aquellas situaciones que sean más claras en este sentido y hazlo día a día. Es decir, simplifica los valores y colócales a ellos como protagonistas siempre que puedas, pues sentirse identificados e implicados les ayuda a trasladar los aprendizajes a sí mismos.
·         Siempre es positivo que incorpores cuentos, pues son herramientas muy útiles a la hora de implementar valores ya que les hacen reflexionar y adecuar sus sentimientos a sí mismos y al mundo real.

Este artículo fue realizado gracias a LA MENTE ES MARAVILLOSA. Si deseas seguir leyendo artículos de tu interés, sigue explorando el sitio. 






lunes, 24 de septiembre de 2018

Ases en la manga… @dealgunamanera...

Ases en la manga…

Bailando al ritmo de George Washington. Dibujo: Pablo Temes.

El Presidente se juega mucho en su viaje al norte. Cambio de estilo y de nombres.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 23/09/208 y publicado por el Diario Peril de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Mauricio Macri necesita relanzar su gobierno ante inversores internacionales que no le creen. Ese es el motivo principal del viaje a Estados Unidos. Para enfrentar ese universo de gente dura con cara de circunstancia el Presidente lleva dos ases en la manga: uno es el nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, que contempla una ampliación del monto del préstamo de 50 mil a 60 mil o 70 mil millones de dólares. Esa negociación quedará sellada con el apretón de manos entre Macri y la directora del FMI, Christine Lagarde y, fundamentalmente, con la reunión que el primer mandatario argentino tendrá con Donald Trump. "Amigos son los amigos", como dice la canción de Queen.

Sin embargo, las cosas no serán fáciles para Macri quien, seguramente, nunca imaginó ser tratado con tanta incredulidad en ese olimpo de hombres y mujeres de negocios del que él se siente parte.

El problema de la Argentina tiene dos líneas: una, económico-financiera, que es la que les está sucediendo a otros miembros del grupo de países emergentes muy afectados por la apreciación de los bonos del Tesoro de los Estados Unidos. La otra, en cambio, es de neto corte político que, a su vez, comprende dos hechos: uno es la incertidumbre del resultado de la elección presidencial de Brasil –el 7 de octubre próximo– que, por su condición de vecino y principal socio comercial, golpea a nuestro país; el otro son las elecciones presidenciales del año que viene en la Argentina. Las últimas encuestas, que se leen en Buenos Aires y media hora después en Nueva York, tienen a muchos inversores muy preocupados preguntándose qué pasará si Macri pierde a manos de Cristina Fernández de Kirchner. Por eso es que desde esos ámbitos se está pidiendo algún nivel de compromiso para aprobar el Presupuesto con un acuerdo amplio, al menos de lo que se considera el peronismo más racional. Es de este acuerdo de lo que se habla en las oficinas de las consultoras a las que acuden los inversores para definir sus planes en la Argentina.

El acuerdo real sería que los gobernadores de la oposición se comprometieran a un sacrificio compartido entre todos y a olvidarse por un tiempo más de la cuestión electoral. Sin este compromiso, lo que quedará es una foto carente de contenido.

Durante estos tres primeros años de gestión, el Gobierno pudo sentarse a la mesa de las negociaciones con los gobernadores con una herramienta clave: la billetera. En esto no hubo innovación: es lo que hicieron todos los gobiernos desde el renacimiento de la democracia en 1983. El problema para Macri es que hoy la billetera está vacía. El trabajo de hormiga para alcanzar esos acuerdos está a cargo del ministro del Interior, Rogelio Frigerio. Frigerio es uno de los ministros que consolidó su posición y su poder después de la cumbre borrascosa que se vivió en la quinta de Olivos durante el fin de semana del 9 y 10 de septiembre. Los que conocen lo que pasa en la trastienda del poder describen un cambio significativo en la forma de gestionar del Presidente.

Los que hablan con Dujovne sostienen que el ministro no ve la hora de dejar el cargo.

Cambios. 

Hasta aquel fin de semana de furia y desasosiego, manejaba las cosas como si fuera el CEO de una gran empresa. En ese esquema, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, actuaba a la manera de un gerente general y era el encargado de llevar adelante la gestión. A él le correspondía encarar los problemas y llevarle a Macri las soluciones. Por eso es que, junto con el ido Mario Quintana y el desplazado Gustavo Lopetegui, él era los ojos y los brazos de Macri. Ese fue uno de los motivos por los que a Alfonso Prat Gay se lo echó del Gobierno. Nunca reconoció la autoridad de ese triunvirato al que le endilgó una supina ignorancia en asuntos económicos. De hecho, cuando las reuniones de gabinete las encabezaba Peña, el entonces ministro de Hacienda nunca asistía.

Ese esquema de gestión ahora cambió. "Hay un diálogo más directo con Mauricio", reconoce uno de los ministros que hoy ocupa posiciones de relieve dentro del gabinete.

Con ese trasfondo, quien esta semana lució un poco más aliviado fue Nicolás Dujovne. El malestar que lo obligó a una consulta de urgencia en el Instituto Argentino de Diagnóstico y Tratamiento –el cuadro de dolor toracoabdominal inespecífico y la normalidad de los estudios complementarios llevaron a considerar un espectro diagnóstico que fue desde una arritmia cardíaca pasajera hasta un ataque de pánico– no le fue indiferente. Por eso, los que hablan con Dujovne sostienen que no ve la hora de dejar el cargo. Toda la situación de ese sábado y domingo de furia lo afectó. No es para menos: ya le habían avisado que se iba y 48 horas después le dijeron que se tenía que quedar porque no se había aceptado el reemplazante, que iba a ser Carlos Melconian.

Ha habido un quiebre muy fuerte en la relación de Marcos Peña con María Eugenia Vidal y con Horacio Rodríguez Larreta. La gobernadora y el jefe de Gobierno porteño han debido tragarse el sapo de asumir el costo de las tarifas subsidiadas en sus propios distritos sin obtener nada a cambio, como algunos de los beneficios que están negociando los gobernadores del peronismo.

Ese manoseo más todos los problemas posteriores generaron para Dujovne un desgaste imposible de soportar, del que su salud no pudo salir indemne.
La rápida recuperación del ministro produjo alivio en el Gobierno ya que, al día de hoy, en Washington solo quieren hablar con él en pos de lograr un acuerdo que tenga la firmeza de la que hasta ahora ha carecido el primer acuerdo firmado entre el FMI y el Gobierno.

Ha habido un quiebre muy fuerte en la relación de Marcos Peña con María Eugenia Vidal y con Horacio Rodríguez LarretaLa gobernadora y el jefe de Gobierno porteño han debido tragarse el sapo de asumir el costo de las tarifas subsidiadas en sus propios distritos sin obtener nada a cambio, como algunos de los beneficios que están negociando los gobernadores del peronismo.

Vidal y Rodríguez Larreta sienten, por lo tanto, que nadie les agradece nada por lo que han cedido en pos de dar sustento al gobierno nacional a fin de evitarle mayores costos políticos a Macri. Al Presidente lo golpean duramente las cifras negativas de la economía, que lo han llevado a tomar medidas que han hecho trizas sus promesas de campaña. Ya lo dijo Maquiavelo: "La promesa dada fue una necesidad del pasado; la palabra rota es una necesidad del presente".

Producción periodística: Lucía Di Carlo.



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