sábado, 4 de julio de 2009

Manual del Imbécil Latinoamericano...


PRIMERO
.-

CREE EN FRIEDMAN A PIE JUNTILLAS Y TODA SU PERORATA DE LIBERTAD DE MERCADO, QUE ES UNA RECETA DE EXPORTACIÓN DE LOS ANOS 80 QUE REAGAN APOYO PARA INVADIR Y ABRIR LAS ECONOMÍAS LATINOAMERICANAS A LA VENTA Y SAQUEO DE LOS RECURSOS NATURALES DE AMERICA LATINA.

SEGUNDO.-

CREE EN EL FAMOSO MERCADO LIBRE QUE SE MANEJA SOLO SIN INTERVENCIÓN DEL ESTADO, FAMOSO PORQUE LO INVENTARON LOS INGLESES PARA EXPOLIAR RECURSOS DE OTROS PAÍSES CUANDO LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL.

TERCERO.-

CREE QUE LOS AUTÓCTONOS SON INDÍGENAS NATIVOS INCIVILIZADOS QUE NO PIENSAN NI TIENEN DERECHOS QUE ELLOS NO SABEN MANEJARSE SOLOS NI TIENEN NINGÚN TIPO DE ORGANIZACIÓN SOCIAL O POLÍTICA, CUANDO A TRAVÉS DE LOS SIGLOS DE DESPROTECCIÓN Y ABUSO HAN SOBREVIVIDO JUNTAMENTE CON SUS INSTITUCIONES DE AYUDA MUTUA.

CUARTO.-

CREE CIEGAMENTE EN EL FONDO MONETARIO INTERNACIONAL, EL BANCO MUNDIAL Y CREE CIEGAMENTE QUE ELLOS DESEAN REALMENTE EL DESARROLLO LATINOAMERICANO. CREE QUE ELLOS TE HARÁN SURGIR Y CUANDO TENGAS DEUDAS COMO PAÍS TE LO CONDONARAN Y CON MUCHA GRACIA TE DIRÁN QUEDAS PERDONADO DE TODA DEUDA.

QUINTO.-

CREE CIEGAMENTE EN LOS INTELECTUALES DE DERECHA QUE PROMUEVEN LA LIBERTAD, QUE GRITAN Y VOCIFERAN LIBERTAD POR TODOS LADOS CUANDO UN PRESIDENTE NACIONALIZA O EXPROPIA ALGUNA CORPORACIÓN ABUSIVA, ESTOS SEUDO INTELECTUALES SOLO ESTÁN JUGANDO A SER LIBERALES PERO NO SE DAN CUENTA QUE NO HAY LIBERTAD SIN RESPONSABILIDAD, QUE NO SE PUEDE SER LIBRE SI ES QUE NO SE ES RESPONSABLE POR LOS ACTOS COMETIDOS EN EL EJERCICIO DE ESA IRRESTRICTA Y ABUSIVA LIBERTAD.

SEXTO.-

CREE A PIE JUNTILLAS EN LAS RECETAS ECONÓMICAS DE EXPORTACIÓN DE LOS PAÍSES DESARROLLADOS QUE TE DICEN ABRE TUS MERCADOS, HAZ UN TRATADO CONMIGO Y PERMITE QUE MIS EMPRESAS VAYAN A TU PAÍS A EXPLORAR, EXPLOTAR Y SAQUEAR TUS RECURSOS, PERMITE QUE TODO ESTE A MI DISPOSICIÓN Y QUE EN BASE A LA APERTURA SE DESARROLLE TU PAÍS, CUANDO ELLOS LO ÚNICO QUE QUIEREN ES DESARROLLAR SUS PROPIOS PAÍSES.

SÉPTIMO.-

CREE A PIE JUNTILLAS EN LAS CORPORACIONES CREE EN LAS PROMESAS DE PAGAR SUS IMPUESTOS A TIEMPO, CREE EN SUS PROMESAS DE DESCONTAMINAR LO CONTAMINADO CON SUS DESECHOS TIRADOS EN TUS RÍOS Y TIERRAS. CREE EN SUS PROMESAS DE UN MUNDO MEJOR PARA TUS HIJOS, EN EL TRABAJO QUE TE DARÁN, CREE EN QUE NUNCA TE EXPLOTARAN, CREE EN TODO ESO Y SERÁS COMPLETAMENTE INFELIZ.

OCTAVO.-

CREE EN LOS GOBIERNOS SEUDO LIBERALES QUE DICEN QUE VENDIENDO TODOS LAS TIERRAS, RECURSOS ENTRE MINAS, GAS, PETRÓLEO, ETC SEREMOS RICOS QUE ESO NUNCA HICIMOS CUANDO ESO EN REALIDAD ES LO QUE HEMOS ESTADO PRACTICANDO A DIARIO DESDE LAS INDEPENDENCIAS DE LAS REPUBLICAS LATINOAMERICANAS.

Fuente: "El orden criminal en el mundo" Canal del Sur 2009



Nota del Editor:

El título de este mensaje respeta literalmente al impuesto por su autor a quien se cita en la fuente... Seguramente la palabra -imbécil- suena fuerte. Si nos retrotraemos a la raíz etimológica de dicha palabra, nos encontraremos que su raíz y por ende su principal significado es: -Sin sostén-, -que no se sostiene por sí mismo-... Que cada cuál interprete como quiera.

Muchas Gracias.

Luis A. Capomasi



viernes, 3 de julio de 2009

Fusca... Un escarabajo de 75 años...


Cuando en marzo de 1934 el propio Adolf Hitler declaró abierta la Exposición Internacional del Automóvil de Berlín, se refirió a la creación del Volkswagen (el auto del pueblo, en alemán) expresando que no había razón para que millones de trabajadores de las clases populares no poseyeran su propio vehículo.

Lo que no explicó fue que ya se había reunido dos veces con el ingeniero Ferdinand Porsche y que estaba muy avanzado el proyecto de producción de este vehículo.

Porsche se había independizado y fundado su oficina de diseño de automóviles y motores en el 24 Kronenstrasse de Stuttgart, registrándola en los primeros meses de 1931 con el nombre de Dr. Ing. h.c. Ferdinand Porsche, G.m.b.H.

En una nueva reunión secreta, Hitler le dio a Porsche las premisas del auto popular. Debía tener cuatro asientos y espacio suficiente para una familia con tres hijos, con bajo consumo y mantenimiento, y que alcanzara una velocidad sostenida de 100 km/h para circular en las nuevas Autobahnen (autopistas) que se estaban haciendo en Alemania. El principal objetivo era que el auto sea de muy bajo precio: debía costar alrededor de 1000 marcos.

Todo coincidía con los prototipos que Porsche diseñaba, menos el precio, demasiado bajo, por lo que el diseñador quiso dejar el proyecto, aunque escribió un memorándum en el que explicaba que el vehículo debería ser funcional, de peso reducido, con facilidad para adaptarse a distintos cometidos, incluido el militar. Con la necesaria potencia para sostener altas velocidades y adecuada capacidad de trepada. El equipamiento sería básico y de reducido mantenimiento.

Dos meses después, Hitler llamó a Ferdinan Porsche para anunciarle que su proyecto había sido aprobado y ordenó a la Asociación de la Industria Alemana del Automóvil del Reich (RDA, por sus siglas en alemán, Reichsverband der Automobilindustrie) que confeccionara un programa de fabricación, dándole facilidades al constructor, para que se mantuviera el precio determinado.

Así, un 22 de junio de 1934, Porsche firmó un contrato con la RDA para la producción del Volkswagen, el auto popular, que se transformaría, con más de 21 millones de unidades producidas, en el vehículo más vendido en el mundo, superando hasta el legendario Ford T.

En estos 75 años de historia, muchos son los hitos logrados por el fabuloso escarabajo, como lo conocemos en nuestro mercado, pero uno de los más importantes fue el logrado por Franz Xavier Reimspiess, un ingeniero admirado y respetado por Porsche, que fue quien lo convenció de que el motor debía ser de cuatro cilindros.

Así diseñó el denominado Motor E, un cuatro cilindros refrigerado por aire, con una cilindrada de 984 cc, y un costo de producción más bajo que cualquiera de los otros hechos por Porsche. Los principios básicos de ese motor fueron los que permanecieron casi inalterados en los VW Käfer (escarabajo, en alemán) construidos desde entonces.

El miércoles 30 de julio de 2003, no sin antes transitar una vida llena de éxitos, atravesando todas las modas, pintados por los hippies, adorado por las mujeres, explotado hasta el cansancio como taxi o con todo el glamour con apariciones y papeles principales hasta en la pantalla grande, el último escarabajo salió de la línea de producción de Volkswagen de México, en Puebla, donde se lo conocía con el nombre de Bocho. El personal mexicano realizó una alegre y merecida despedida al escarabajo (conocido en Brasil como Fusca) N° 21.529.464, con flores y música de mariachis.

Además de las miles de unidades, bien conservadas por los socios de los clubes del escarabajo, distribuidas en todo el mundo, hoy ya convertido en un mito lo podemos descubrir mezclado con los modernos autos, en el tránsito urbano o en las localidades del interior, cumpliendo su principal función: transportar a la familia. Salud escarabajo, te seguiremos viendo.

© Escrito por Fernando Soraggi y Publicaado en el Diario La Nación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el viernes 3 de julio de 2009

jueves, 2 de julio de 2009

Hay que atrapar al ladrón... Jaime, el oro y el barro... Un asquito vea...

Terminaba el acto de cierre de campaña, en La Matanza. El régisseur Enrique Albistur proveyó la escenografía de su marca. Un escenario ordenado, público sentado, colores delicados, con primacía del celeste y blanco. Néstor Kirchner, el orador, visible y no atosigado por cuerpos cercanos. La Presidenta, también ostensible, sentada en la platea. Terminó el discurso, cayeron papelitos bien cortados. Las principales figuras se retiraron. Guillermo Moreno, Ricardo Echegaray y Juan Manuel Abal Medina, entre otros, subieron al escenario. Moreno saltó, vociferó, se colgó alguna camiseta que le llegó desde abajo. Sobreactuó el papel de Moreno, en clave de caricatura, ante las cámaras de los canales de cable que se regodeaban con el espectáculo. El cronista lo vio, le pareció una provocación, impropia y autosaboteadora a dos días de los comicios. Después del vendaval electoral lo comentó con un parlamentario K, de los más fieles, de aquellos (no serán todos) con los que el Gobierno podrá seguir contando en la cuesta arriba que acaba de iniciar. Su comentario fue más lapidario: “¿A usted le pareció provocador y piantavotos? A mí me recordó a Herminio Iglesias”. El megasecretario bate records de impopularidad, incluso intramuros del kirchnerismo.

Moreno, gozoso frente a la tele, ignorando un resultado adverso que en sus trazos gruesos seguramente estaba sellado desde semanas o meses atrás, encarnaba la ceguera de un oficialismo que se negaba a asumir la realidad. Ahora, en su peor momento, parece percatarse y moverse conforme le impone el tablero. La renuncia de Kirchner a la presidencia del PJ, la de Ricardo Jaime, las versiones sobre la salida de Moreno (que se desmintieron ayer pero que no le garantizan larga sobrevida) sugieren que empieza a dar respuesta al mensaje de las urnas. El traspié genera responsabilidades y fuerza a cambiar.

Jaime, el oro y el barro: Lo recubren alhajas y relojes dorados que anuncian su alto precio antes que la hora. Sus trajes relucen, como recubiertos de flúo. El cronista (poco versado en moda masculina) no califica para estimar el precio de sus camisas, pero sí para saber que algunos argentinos no podrían pagarlas con su sueldo de un mes. Como prescribe el refrán, Ricardo Jaime tiene el rostro que se merece, su ajuar refuerza la impresión. Su trayectoria como funcionario, que terminó ayer, corrobora la primera mala impresión a simple vista.

La actividad del transporte, se ha dicho tantas veces en estas columnas, tiene una estructura difícil de desentrañar. La integran, como cuadran, tres estamentos: el estatal, el patronal, el sindical. Pero en este ramo la división de roles es a menudo difusa, no se sabe quién representa a quién, de qué lado de la mesa está (dendeveras) cada cual. Las corporaciones colonizan al Estado y hasta se entremezclan entre sí. Jaime fue un pésimo funcionario de un sector de por sí muy problemático. Es difícil exagerar lo torpe de su gestión, algunos indicadores ayudan. Vamos a por algunos, sólo algunos.

- Tiene abierta una cantidad sugestiva de causas judiciales, que están adormiladas pero que, posiblemente, sean espabiladas por el cambio de clima político. Los jueces federales, de ordinario, son proactivos con los cambios en las relaciones de poder. La inminencia de la feria judicial será un alivio provisorio para el ex secretario de Transporte.

- Mala fue su administración de Aerolíneas, opaca su relación con el Grupo Marsans. La reestatización no fue una gesta soberana, sino un salvataje extremo tras un manejo caótico.

Durante el gobierno de la Alianza hubo un gran movimiento gremial, social y político en defensa de Aerolíneas. Entonces, no hace tanto, la reputación del servicio de la línea apuntaló la lucha de los trabajadores. El año pasado, los propios empleados reconocían que era imposible reclutar adhesiones de pasajeros o de ciudadanos en general: los servicios eran pésimos y se había evaporado el prestigio construido en décadas. Jaime fue, casi a la par del Grupo Marsans, un causante de ese deterioro. Cuando llegó la ley de reestatización (y no quedaba otra) la presentación de Jaime en el Congreso pareció diseñada por el enemigo. Estuvo hosco, esquivo en las respuestas, con docenas de agujeros negros. Cada una de sus frases era un gol en contra para la bancada del Frente para la Victoria.

- El tren bala, la fantasía de las inversiones chinas, la mora en la implementación del boleto electrónico, miles de muertes evitables por un sistema de transporte inadecuado son otras cachas en su cartuchera.

Operación trueno: Polifuncional él, el hombre operó en política, en la provincia de Córdoba. Aspiraba a ser candidato en 2007, quizás en búsqueda de fueros. Una sucesión de papelones clausuró ese puente de plata. Al tiempo, se desempeñó como operador del kirchnerismo en las dos últimas elecciones, se desempeñó como si le hubieran pagado los opositores al Gobierno. Actuó espalda contra espalda con Juan Carlos Mazzón, apoyando a Juan Schiaretti para gobernador contra Luis Juez. El “Chueco” Mazzón y Jaime aseguraban que el “Gringo” –un ex menemista-cavallista, con menos carisma que un poste– ganaría con comodidad. La votación terminó parejísima, un escrutinio sospechoso la volcó a favor de Schiaretti. El gobierno nacional acompañó el trance en silencio, su pasividad favoreció al oficialismo cordobés. Fue una mala jugada, aun en los charros términos de la real politik. Schiaretti devino opositor furibundo al oficialismo desde el conflicto de las retenciones móviles. Lo desafió en las urnas. Jaime y Mazzón tuvieron a su cargo el armado de la lista que lo enfrentaría. Reincidieron en hacer sapo. Dejaron afuera a Patricia Vaca Narvaja, una de las más consistentes y batalladoras diputadas del kirchnerismo, salieron cuartos sin acceder siquiera a una banca nacional.

Defraudó como operador. Eso sí: menos que como Secretario.

Tarde fuiste: En un régimen presidencialista, el Poder Ejecutivo lo desempeña una sola persona. Los integrantes del gabinete son sus auxiliares, dependen de él o ella. Sus faltas recaen, también, en quienes los eligieron o los sostuvieron. Máxime si duraron seis años. La continuidad de Jaime, la magnitud de sus incumbencias, el deterioro que le causó al Gobierno, no son su exclusiva responsabilidad.

Néstor Kirchner debió renunciarlo mucho antes de terminar su mandato. La reválida que le dio la presidenta Cristina Fernández de Kirchner fue un pecado inicial, que vino en combo con una escasísima renovación del gabinete. Desde 2004, cuando empezó a discurrir que no iría por la reelección, Kirchner mentaba la fatiga que producen los gobernantes (aun los exitosos) en la opinión pública. Cuando se supo que Cristina Fernández buscaría sucederlo, la argumentación se enriqueció: no sólo debía cambiarse al mandatario, también iniciar una etapa de más calidad institucional, más abierta al diálogo, menos confrontativa, con renovación del elenco ministerial. La amplitud de la victoria y el “tono” peronista que tenía el electorado que lo sustentó indujo a Cristina Kirchner a mantener a casi todo el gabinete, aun a figuras enormemente resistidas como Jaime y Guillermo Moreno.

Legitimada con un aluvión de votos, sobrecargó su espalda con la mochila de deudas y enconos generados en los años precedentes. Colaboradores descalificados e irritativos eran un lastre que debía aliviar, no lo hizo. La doctrina oficial fijó un apotegma: “no entregar” a funcionarios criticados por la oposición o el periodismo o la opinión pública. Esa tozudez es insostenible, llevada al extremo. Claro que ningún gobierno debe someterse a lo que le indican quienes no lo integran. Pero ocurre que los adversarios o los críticos, a veces, marcan los puntos flojos. Sostener a capa y espada a figuras que causan costos ingentes para no dar el brazo a torcer... humm.

Paradoja sólo aparente: por el peso de los hechos, Jaime debe irse horas después de que Fernando Solanas pidiera, entre varias más, su renuncia. El atavismo oficial tuvo que ceder.

Moreno, de bajón: En la noche del domingo, Moreno era un espectro, cuentan circunstantes del Hotel Panamericano. “Ahora vienen por mí”, refunfuñó en la mañana del lunes, ante oídos amigables, lejos ya de la resaca de La Matanza. En la habitual tenida del minigabinete de crisis, ese mismo día, hizo un gesto de contrición asombroso. Cuando los funcionarios presentes comenzaron a puntear una agenda para salir del mal paso, aceptó que se incluyera como ítem al Indec. No hubo, en la ocasión, gastes a sus compañeros por su déficit de peronismo ni la defensa autista de la destrucción del Instituto, lejos la peor herencia de su accionar.

A diferencia de Jaime, Moreno sólo es discutible desde la perspectiva política. Nadie le achacó actos de corrupción y eso que le sobran poderosos que lo detestan. Otra asimetría entre Jaime y Moreno: éste, tuvo un desempeño funcional. Encarnó la intervención estatal para regular las desmesuras del mercado: anduvo bien, un tiempo. Lo cuestionaban desde el principio, no por sus tropiezos, sino por la tarea valorable que se le encomendó. Muchos liberales a ultranza o defensores de los formadores de precios le dieron duro, “tirando al niño junto al agua”.

En espejo, a medida que sus acciones se tornaron más torpes y desmesuradas, la Casa Rosada hizo lo mismo. Quería defender un principio pero, en acto, lo degradaba. La intervención al Indec fue un atentado contra el patrimonio público, chocante contra la narrativa que la defendió.

A esta altura, casi nadie en el primer nivel del Gabinete lo estima. “Sólo” lo bancan los tres o cuatro decisores máximos. Esa unción no le basta: carece de eminencia y autoridad ante sus compañeros, fatigados de su soberbia y omnipotencia. Todos creen que perjudica al conjunto, agitando los trapos como en La Matanza, con una ceguera similar.

El castigo electoral al Gobierno, además, lesiona su poder.

Ese híper Secretario vivió enfrentado con los ministros de Economía. Varios chocaron con él. Pero uno solo, además, planteó “o él o yo”. Fue Miguel Peirano. Un ejemplo por esa actitud y por el cauto silencio que mantuvo después de su salida.

Ahora, el secretario de Agricultura Carlos Cheppi no le dirige la palabra a Moreno y le hizo saber a la Presidenta que no está dispuesto a seguir en el Gabinete si el Secretario sigue en su puesto. Esa historia continuará.

Su salida fue el rumor más repetido ayer. No sucedió, pero debería estar en preembarque. Si el Gobierno conserva reflejos para subsistir debería purgarlo en un plazo breve, acaso envuelto en un combo de cambios de Gabinete. Lo necesita para oxigenarse, dar cuenta de la derrota e ir en pos de la iniciativa.

© Escrito por Mario Wainfeld y publicado en el Diario Página 12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el día jueves 2 de julio de 2009.