sábado, 29 de diciembre de 2018

Entre la insolencia de la ignorancia y el cinismo de la mentira… @dealgunamanera...

Entre la insolencia de la ignorancia y el cinismo de la mentira…

Pobreza cero. Macri: fin de año con Barrientos. Fotografía: Presidencia de la Nación.

© Escrito por Jorge Fontevecchia el sábado 29/12/2018 y publicado en el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. 

Confirmando el saber popular sobre que el pez por la boca muere o que se es dueño del silencio que se guarda y esclavo de las palabras que se pronuncian, dos frases condenan a Macri al terminar este 2018, su annus horribilis. Su promesa de pobreza cero en campaña junto al pedido de ser juzgado por la reducción de la pobreza en su primer discurso ante el Congreso, el 1º de marzo de 2016, y cuando dijo que la inflación era lo más fácil de resolver antes de ser presidente.

El contraste entre esas dos afirmaciones y la realidad encuentra explicación para algunos en la insolencia de la ignorancia de quienes, habiendo ido a buenas universidades, ignoran que ignoran con mayor petulancia, mientras que otros lo atribuyen al típico cinismo de la mentira habitual en la mayoría de los políticos, que buscan conseguir resultados en el presente esperando que la mala memoria de la audiencia o los éxitos en otros campos contribuyan al olvido o a la disculpa.

Qué tenía Macri en la cabeza cuando decía lo que dijo sería inescrutable hoy hasta para él mismo porque, después de tres años de gobierno, debe ser una persona distinta a la que era en 2015. Y dado que la ignorancia se corrige más fácil que el cinismo, es más útil discutir sus carencias cognitivas que las éticas.

Probablemente Macri o los asesores que le fueron dando letra deben haber leído la ponencia del Premio Nobel de Economía Robert Lucas, de la Universidad de Chicago, quien en 2003 dijo: “De las tendencias más dañinas para la economía sólida, la más seductora y, en mi opinión, la más venenosa es enfocarse en las cuestiones de la distribución de la renta (...) El potencial para mejorar la vida de las personas pobres mediante diferentes maneras de distribuir la producción actual no es nada comparado con el potencial aparentemente ilimitado de incrementar la producción”.

Eso es lo que hizo China, dedicar más esfuerzo al crecimiento futuro que a la distribución del presente, el logro más asombroso donde centenas de millones de personas fueron erradicadas de la pobreza en poco más de una generación. China no se concentró en combatir la desigualdad sino que hasta la fomentó mientras fuera útil para aumentar la producción.

Que Macri apostara a la inversión como tractor en el aumento de la producción podría ser coherente con la idea de bajar la pobreza. El problema no fue que sus ideas no pudieran reducir la pobreza sino que no supo cómo aumentar la producción, y así implementarlas.

El aumento del asistencialismo, con su consecuencia en el aumento del déficit fiscal del Estado y de la deuda externa, necesaria para financiarlo, tenía lógica si se trataba de una muleta transitoria en el proceso de cambio de un modelo económico de distribución a otro de acumulación de capital para que luego esa parte de la población tuviese una salida laboral.

Círculo vicioso: al no bajar la inflación, no baja la pobreza ni atrae inversiones, que bajarían la inflación y la pobreza.

Como bien repite siempre el senador Pichetto: “No conozco a nadie que haya progresado ni salido de la pobreza cobrando planes de asistencia social”.

También, al no haber podido aumentar la producción, le fue más difícil bajar la inflación porque, aunque la inversión inicialmente, durante la etapa de instalación de nuevas fábricas, es inflacionaria, luego, cuando suma una mayor oferta de productos al mercado o baja los costos logísticos de los productos, reduce la inflación.

Pero hay quienes piensan que, a diferencia del aumento de la pobreza, la inflación fue querida por el Gobierno para tratar de inflar el crecimiento de la economía y así ganar las elecciones, sin comprender que bajar la inflación es su mejor negocio electoral, y en este caso habría habido al mismo tiempo mentira e ignorancia.

Otro ejemplo es Trump que, también a dos años de las elecciones en las que buscará su reelección, está haciendo su propio 28D, por el día del año pasado en el que Marcos Peña, junto a los ministros del gabinete económico, anunció públicamente el fin de la independencia del Banco Central. En el caso de Estados Unidos, acusando a la Reserva Federal de ser “el único problema de nuestra economía” y proponiendo remover a su presidente, Jerome Powell, con argumentos similares a los de Argentina en 2017: “No se puede tener la política fiscal con la calefacción y la monetaria con el aire acondicionado”.

Y hay quienes piensan que al gobierno argentino, de cara a las elecciones de 2019, pareciera no haberle alcanzado con la experiencia del último año y, preocupado por la consecuencia electoral de la actual política monetaria recesiva, dice que va a emitir 2% de la base por mes cuando el tipo de cambio toque el piso de la banda y, en vez de buscar una inflación de un dígito con tasas de interés muy altas, prefiere una inflación del 25%/30% sin recesión para “garantizar” la reelección de Macri. O sea: un poco de inflación “anaboliza” y, de ser así, no sería que no supo sino que no querría cumplir con su promesa de 2015.

No luchan contra la inflación porque temen más a las consecuencias electorales de sostener una prolongada recesión.

Pero si la falta de crecimiento de la producción no contribuye a reducir la pobreza, peor aún, el aumento de la inflación la agrava demostrando la lógica sistémica de la economía que interrelaciona todas la variables: si hubiera bajado la inflación, tendría más inversiones y volvería a bajar la inflación. Es muy difícil invertir en un país con la cuarta mayor inflación del mundo, solo superado por Venezuela, Irán y Sudán, en una época en que la mayoría de los países tiene baja inflación.

Otro ejemplo que podría asociarse a la insolencia de la ignorancia es que Macri no suspenda sus vacaciones para ir a la asunción de Bolsonaro  en Brasil el 1º de enero. La ciudad de Brasilia es fea, queda lejos de Villa La Angostura, y Bolsonaro ya dio señales de poco aprecio por Argentina y el Mercosur. Pero se debería invertir energía en seducir al principal socio económico de la Argentina y revertir su mala predisposición.

En eso Macri demuestra falta de una de las principales habilidades de los políticos: la empatía y la seducción.


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jueves, 27 de diciembre de 2018

Annus horribilis… @dealgunamanera...

Annus horribilis…


2018 fue el año en que las metáforas iniciales, destinadas a alentar el entusiasmo popular –brotes verdes, lluvia de inversiones o segundo semestre– se estrellaron frente a la realidad.

© Escrito por Reynaldo Sietecase el miércoles 26/12/2018 y publicado en el Sitio Periodismo.com de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Este fue el año en que nacieron las metáforas de segunda generación: tormentas sucesivas, turbulencias financieras y otros eventos naturales. Salvo a la hora de hablar de la herencia que dejó el gobierno kirchnerista, el fracaso estrepitoso del plan económico no tiene responsables políticos.

Este fue el año en que la inflación –que según el candidato Mauricio Macri era algo muy fácil de controlar– rondará el 45 por ciento. El aumento incesante de los precios, el costo de los servicios públicos, los aumentos de combustibles y el precio del transporte, limaron los salarios sin piedad. Unos pocos gremios lograron empatar con la inflación en sus acuerdos paritarios.

Este fue el año en que la mitad de los argentinos que cobran sueldos en blanco no lograron superar un ingreso de 15 mil pesos.

En 2018 se sumaron 170 mil nuevos desempleados.

Este fue el año en que la pobreza –el parámetro que el Presidente eligió para que se evalúe la eficacia de su gestión– alcanzó el 33,6 por ciento según la medición del Observatorio de la Deuda Social de la UCA. Se trata de 13,6 millones de personas. Es la cifra más alta de la última década.

Este fue el año en que el gobierno logró un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y obtuvo un crédito stand-by por 57.000 millones de dólares. Con ese aporte se calmaron los mercados.

La operación fue anunciada como un gran logro. Desde que asumió Cambiemos en 2015 la deuda pública interna y externa se incrementó en más de 90.000 millones de dólares.

Este fue el año en que, a pesar del apoyo financiero del FMI, el Riesgo País llegó a 829 puntos, el nivel más alto de los últimos cuatro años.

Este año la crisis se llevó puestos a dos Presidentes del Banco Central: la primera disparada del dólar eyectó a Federico Sturzenegger. Luego renunció su reemplazante, Luis Caputo quien era ministro de Finanzas. Por último, fue designado Guido Sandleris, el segundo de Nicolás Dujovne en el Ministerio de Hacienda. Dujovne es el funcionario que quedó con más poder a partir de la crisis provocada por la corrida del dólar.

Este fue el año en que el BCRA fijó tasas superiores al 60 por ciento en un intento de contener al dólar.

Este fue el año en que el dólar duplicó su valor y se fijó una banda de flotación.

Este año la producción industrial de Argentina tuvo la mayor caída anual desde la crisis económica de 2002.

En 2018 las ventas en los shoppings cayeron 18,6 por ciento y el 10 por ciento en los supermercados.

Este fue el año en que la cifra de Pequeñas y Medianas Industrias que cierran por día pasó de 10 a 25 según cuentan las organizaciones que las agrupan.

Este fue el año en que el Presidente anunció nuevos impuestos a las exportaciones, se comprometió a parar las obras públicas a gran escala, reducir el gasto público y lograr el déficit cero.

2018 fue el año en que el peronismo, después de arduas negociaciones, acompañó la sanción del presupuesto 2019 “sin déficit y con aumento de impuestos” para lograr el equilibrio exigido por el FMI. Hubo múltiples protestas callejeras en los días previos a la sanción.

Este fue el año en que los líderes del mundo dieron un fuerte respaldo a Mauricio Macri en el curso de la Cumbre del G 20 que se desarrolló en Buenos Aires. El presidente fue ovacionado por la platea del teatro Colón después del espectáculo dedicado a los mandatarios del exterior.

Este fue el año en que el Presidente lloró emocionado por los aplausos. “Los líderes del mundo nos dijeron que estamos en el camino correcto”, explicó.

Este año la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, anunció cambios en los protocolos de las fuerzas federales. Según lo publicado en el Boletín Oficial, los agentes le pueden disparar por la espalda a quienes huyan de la policía. Se formalizó así la llamada doctrina Chocobar. “Es lo que pide la gente”, deslizaron desde el entorno de la Ministra.

Este fue el año en que la principal aliada política del gobierno se volvió a enojar. Elisa Carrió advirtió contra los cambios en el accionar de la policía y habló de fascismo. También la emprendió contra Germán Garavano, Emilio Monzó y Daniel Angelici. Un clásico. Apenas fue uno de sus enojos recurrentes. No habrá ruptura.

Este fue el año en que la oposición peronista consolidó su división. Por lo que se sabe hasta ahora presentará casi las mismas opciones que en 2015 en dos grandes conglomerados.

Este fue el año en que Cristina Kirchner no anunció su candidatura a presidente. Sin embargo, sigue en el centro del ring aunque no se suba. Dicen sus allegados que está dispuesta al todo por el todo.

Este fue el año que la justicia la mandó a juicio por ser “jefa de una asociación ilícita”. Durante los próximos meses enfrentará varios procesos orales en los tribunales federales. Una veintena de los hombres que la acompañaron en la gestión están detenidos.

Este fue el año de la llamada Causa de los Cuadernos, el proceso por corrupción más importante de la historia nacional. Entre otras cuestiones porque una docena de los hombres más ricos del país aparecieron vinculados al pago de coimas. Este fue el año en que se confirmó que ningún empresario importante terminará preso. Una de cal y una de arena.

Este fue el año en que, mientras espera ducharse en bronce, el juez Claudio Bonadío convocó a dar explicaciones a Franco y Gianfranco Macri por las coimas en los corredores viales. Un disgusto pasajero para la familia Macri que ya había sufrido por la convocatoria del primo Ángelo Calcaterra.

Este fue el año en que el Presidente anunció su decisión de pelear por la reelección. Sabe que, a pesar del escenario económico y social, tiene grandes chances. Aseguran sus íntimos que está algo cansado pero quiere revancha. Le prometen que el segundo mandato será más apacible.

Este fue el año en que María Eugenia Vidal dijo en una entrevista: “Si no lo hicimos mejor es porque no pudimos, no porque no quisimos”. De acuerdo a la mayoría de las encuestas la gobernadora de Buenos Aires tiene la mejor imagen del país.

Este fue el año en que Durán Barba, el asesor electoral ecuatoriano que acompaña al Presidente Macri, sintetizó el discurso de campaña para 2019 en una frase: “El pasado fue terrible, el presente es muy malo pero el futuro será mejor”.

Un año malo lo puede tener cualquiera. Recuerden eso a la hora de brindar por el 2019.


martes, 25 de diciembre de 2018

Fracasos y retrocesos en Deporte… @dealgunamanera...

Fracasos y retrocesos en Deporte…

Pelota triste.

De la destrucción del "Fútbol para todos" al ahogo de los clubes barriales.

© Escrito por Claudio Morresi, ex secretario de Deportes de la Nación, el martes 25/12/2018 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

La decisión de Mauricio Macri de no hacer nada para que la Copa Libertadores de América se juegue en la Argentina no es la única acción repudiable que ha tenido con el deporte. Si hacemos un balance de lo realizado por su gobierno en lo referente al área, no deja de asombrar el daño que le ha producido. Si analizamos la evolución del presupuesto vemos que en el año 2016 hubo 1.350 millones de pesos. Si tomamos en cuenta que en estos tres años tuvimos una inflación del 110 por ciento. Las cuentas dan que para tener el mismo presupuesto que en el inicio de su gestión el presupuesto tendría que ser de 2.835 millones y por el ajuste que le ha impuesto será para el año 2019 de sólo "991 millones". El resultado de estas despiadadas decisiones políticas afectan de sobremanera al funcionamiento de toda la actividad deportiva.

Si le sumamos que actualmente que los clubes barriales, sociales y deportivos intentan sobrevivir a tarifazos e impuestazos brutales avalados por el gobierno nacional en los servicios públicos, la situación se vuelve realmente crítica para estas instituciones y no se vislumbra una salida a esta agobiante situación.

Que al modificar la ley del Enard 26.573, quitándole autonomía y estableciendo una nueva fuente de financiamiento dependiente del Estado Nacional las partidas para el deporte estarán condicionadas a las urgencias que tenga el gobierno con respecto al pago de la deuda o al cumplimiento de las metas con el FMI. Imaginen que el pago a una competencia internacional a un seleccionado de un deporte amateur quedará en el último lugar de la cola que tenga la tesorería general para pagar.

Otro de los retrocesos más significativos es que omitió el artículo 77 de la ley de medios que garantiza el derecho de las audiencias al acceso universal --a través de los servicios de comunicación audiovisual-- a los contenidos informativos de interés relevante y de acontecimientos deportivos, de encuentros futbolísticos u otro género o especialidad. Con la posterior finalización del programa Fútbol para Todos. De cumplir con la ley y sus promesas de campaña hubiera permitido que la final entre River y Boca se pudiera transmitir por la Televisión Pública.

Como broche de oro se informó que las tierras nacionales que ocupa el Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (Cenard), como las de la ciudad, donde funciona el instituto Superior de Educación Física N°1 Romero Brest --ambos ubicados en el barrio de Núñez-- serán destinados a una operación inmobiliaria. Argentina necesita que la infraestructura deportiva y educativa continúe creciendo. La destrucción del Cenard y el Romero Brest, tienen como único objetivo una gran operación inmobiliaria que beneficiará a los sectores más pudientes de nuestra sociedad y causará un daño injusto e irreparable a la comunidad deportiva y a la sociedad toda.

El balance de estos tres años marca claramente el fracaso de Mauricio Macri y la alianza Cambiemos en la administración del Deporte de nuestro país.



Murió el folklorista Jaime Torres… @dealgunamanera...

Murió el folklorista Jaime Torres…


El folklorista, reconocido a nivel mundial por su habilidad con el charango, falleció a los 80 años.


© Publicado el lunes 24/12/2018 por Exitoína de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Jaime Torres, uno de los intérpretes de charango más destacados e importantes de la Argentina, murió hoy a la mañana en la Fundación Favaloro a los 80 años de edad.

El célebre folklorista nació el 21 de septiembre de 1938 y se ganó el reconocimiento mundial gracias a su habilidad con el charango. Fue premiado por la Fundación Konex con una mención especial a su trayectoria, y fue distinguido en el 2013 como Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires por la Legislatura Porteña.




El día que Osvaldo Bayer contó la verdad sobre el abuelo de Kirchner… @dealgunamanera...

El día que Osvaldo Bayer contó la verdad sobre el abuelo de Kirchner…

En el café literario que llevaba su nombre en el edificio de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, 2002. Hoy ese lugar se llama "El Revolucionario". Fotografía: Gentileza Ediciones Continente.

El editor de Política de la Revista Noticias recuerda una desopilante charla con el recién fallecido autor de “La Patagonia Rebelde”.

© Escrito por Franco Lindner el lunes 24/12/2018 y publicado por la Revista Noticias de la Ciudad de Buenos Aires.

Corría 2005 cuando entrevisté por primera vez a ese gran escritor e historiador que fue Osvaldo Bayer. Recuerdo que fue en su casa del barrio de Belgrano, cuyo frente estaba cubierto de graffitis, y recuerdo también que me convidó whisky. Ese día hablamos de todo, pero lo más revelador de la charla fue un comentario que se le escapó casi por casualidad.

–¿Usted sabe que mi padre y el abuelo de Kirchner eran conocidos? –me sorprendió, y completó la historia sin hacerse rogar–. Como los dos hablaban alemán, se juntaban a charlar. Y un día el abuelo de Kirchner le pidió prestados 10 mil pesos. Era mucha plata, con eso se podía comprar una casa. Después nunca se la devolvió… Por eso era la persona que más odiaba mi padre. Bayer se sonrió, esperando la repregunta.

–¿El abuelo de Kirchner era alemán?

–Suizo –respondió–. Era prestamista, o usurero, como se decía en aquella época. Y tenía un restaurante con señoritas en Río Gallegos. ¿Me entiende?
–Creo que sí.

–No me haga hablar más. Un día, Cristina Kirchner me cruzó en un programa de cable al que nos habían invitado a los dos. “¿Por qué escribiste eso de que el abuelo de mi marido era usurero?”, me increpó fuera del aire, furiosa. Yo le contesté: “Vamos, el abuelo de tu marido era un atorrante”. Y ella reculó: “Bueno, atorrante no, era un pícaro…”.

El autor de “La Patagonia Rebelde” ya había narrado en alguno de sus textos lo que sabía de primera mano sobre Karl Kirchner, el abuelo de Néstor. Escribió que la Sociedad Obrera de Río Gallegos por esa época repartía panfletos en los que llamaba al boicot contra el inmigrante helvético y otros cinco grandes comerciantes de la ciudad, a los que acusaba de “explotadores” y “zánganos de la colmena social”.

Una vez que Kirchner, el nieto, lo invitó a la Casa Rosada cuando ya era presidente,trató de subsanar el entredicho con una mentirita. Lo abrazó a Bayer y le susurró al oído: “El usurero no era mi abuelo sino su hermano, mi tío abuelo”.

–¿Y usted le creyó? –le pregunté.

Bayer resopló:
–Yo lo miré como diciéndole: “Vamos, a tu familia la conozco bien”.


El adiós a Osvaldo Bayer... @dealgunamanera...

Vida, obra y militancia en una misma persona…


El adiós a Osvaldo Bayer, que falleció a los 91 años. Periodista, escritor, dirigente sindical, defensor de los derechos humanos, todo eso y mucho más fue Osvaldo Bayer. No había causa popular en la que no dijera presente. Columnista de Página/12 desde los inicios del diario, fue autor de libros imprescindibles, como La Patagonia Rebelde y la biografía de Severino Di Giovanni, el idealista de la violencia. Su palabra seguirá vigente mientras exista la injusticia.

© Escrito por Silvina Freira el lunes 24/12/2018 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

La patria de Osvaldo Bayer es la rebeldía. “Me he propuesto no tener piedad con los despiadados. Mi falta de piedad con los asesinos, con los verdugos que actúan desde el poder, se reduce a descubrirlos, dejarlos desnudos ante la historia y la sociedad y reivindicar de alguna manera a los de abajo, a los que en todas las épocas salieron a la calle a dar sus gritos de protesta y fueron masacrados, tratados como delincuentes, torturados, robados, tirados en alguna fosa común”, explicó el queridísimo periodista, historiador y escritor, que tuvo acaso un último “gesto” de rebeldía: morir el día de la Nochebuena, a los 91 años, en “El Tugurio”, su casa sobre la calle Arcos, en el barrio de Belgrano. 

El viejo rebelde, que prometió que viviría hasta los 100 años, deja una obra fundamental para la cultura política argentina: La Patagonia Rebelde y la biografía de Severino Di Giovanni, el idealista de la violencia. Osvaldo vivió luchando por un país más democrático e igualitario desde muy joven, cuando denunció la explotación y muerte de peones rurales en la Patagonia y demostró cómo las familias patricias y los sectores dominantes oprimen a los obreros y trabajadores. Siempre alzó la voz con coraje, valentía, coherencia y una ética que lo convierten en el último gran anarquista del siglo XX. Las amenazas, la persecución y la censura de la Tripla A lo obligaron a exiliarse en Alemania, desde donde denunció el terrorismo de Estado durante la última dictadura cívico-militar.

La tristeza no tiene fin en estas fiestas, las primeras sin Osvaldo. Había nacido el 18 de febrero de 1927 en la provincia de Santa Fe. Se negó a hacer el servicio militar y a modo de castigo lo destinaron a barrer y encerar pisos de los despachos de los oficiales durante dieciocho meses. En 1952 estudió Historia en la Universidad de Hamburgo (Alemania). En la ciudad de Esquel, en Chubut, fundó junto a Juan Carlos Chayep La Chispa, un periódico del que circularon solo ocho números, entre el 20 de diciembre de 1958 y el 4 de abril de 1959, que el sello Editores Ignorantes publicó en una notable edición facsimilar. No viene mal recordar que la primera edición La Chispa desplegó una serie de notas de investigación que explican paso a paso el despojo de las tierras del Cushamen mediante tretas comerciales, en el que estaban implicados comerciantes locales y Julio Telleriarte, que luego sería elegido diputado provincial por la Unión Cívica Radical (UCR); las mismas tierras que hoy siguen reclamando la comunidad mapuche a su nuevo dueño, Benetton, y que en febrero de 2017 terminó con una salvaje represión de la gendarmería contra los integrantes de esa comunidad.

La vida de Osvaldo es una catarata de anécdotas trenzadas por la atípica convivencia de la ingenuidad y la radicalidad. Un año después de haber ingresado a Clarín –donde realizó la primera huelga en la historia de la redacción de ese diario- viajó a Cuba como secretario general del Sindicato de Prensa, invitado al primer aniversario de la Revolución, en 1960. Y se reunió con el Che Guevara, quien durante dos horas y media habló sobre cómo haría la revolución en Argentina. Casi nadie de los presentes se animaba a preguntar o balbucear algún comentario. Excepto uno. “Compañero Che, es muy interesante, hasta poético lo que usted nos ha relatado, pero la represión en la Argentina es más dura que la del dictador Batista en Cuba –le retrucó Bayer-. Son fuerzas de represión muy importantes, torturan, asesinan, tienen las armas más sofisticadas y modernas”. El Che lo miró muy fijo y luego de un silencio prolongado le respondió: “Son todos mercenarios”; frase que para el historiador en ciernes fue como si le dijera “no hay que tenerlos en cuenta”. La espina de esa intervención se clavó en el imaginario del entonces joven Bayer. “Así que quedé muy mal conmigo mismo –le confesó muchos años después al periodista Julio Ferrer-. Porque digo, qué le estoy poniendo impedimentos a alguien que hizo la revolución. No tengo ningún derecho (…) Siempre pensé que para qué le hice esa pregunta; era una pregunta demasiado racional”. Para colmo de males, Susana “Pirí” Lugones se coló en un agasajo al Che, acompañada por Bayer. Aunque la guardia cubana dejó entrar a “Pirí” sin invitación, el que pagó “los platos rotos” fue Osvaldo. Lo acusaron de jugar con la seguridad del Che y lo expulsaron de la isla. Recién pudo volver en 1995.

Luchador infatigable que viajaba por los pueblos de todo el país para acompañar las causas contra los genocidas del pasado –ya sea el genocidio contra los indios como contra los militantes políticos en los años 70-, lo que vamos a extrañar de Osvaldo es su extrema persistencia, ese no bajar los brazos ni embargar la voz, aun en las peores condiciones políticas. Esa maestría con la que peleaba, con la palabra como su principal arma de combate. En la ciudad bonaerense de Rauch promovió una consulta en 1963 para cambiar el nombre del coronel prusiano por “Arbolito”, el nombre del indio ranquel que le había dado muerte. Terminó detenido por orden del general Juan Enrique Rauch, ministro del Interior de la dictadura, bisnieto de Federico Rauch. Estuvo 62 días preso en la cárcel de mujeres de la calle Riobamba. Investigó durante más de diez años la historia de los 1500 obreros rurales de Santa Cruz asesinados entre 1920 y 1921. Tuvo la suerte de encontrar a muchos sobrevivientes entre los soldados fusiladores, suboficiales y estancieros. La Patagonia Rebelde es el volumen que reúne los cuatro tomos de Los Vengadores de la Patagonia Trágica, publicados los tres primeros en Argentina, entre 1972 y 1974, y el cuarto tomo fue editado en Alemania, en 1978.

“Por Dios, patria y hogar”, los tres primeros tomos La Patagonia rebelde fueron quemados. “Jamás se hizo nada contra los quemadores de libros; no se hizo una reivindicación de los escritores cuyos libros fueron quemados, jamás se indemnizó a las editoriales”, planteaba Osvaldo en una entrevista en 2009, cuando Página/12 publicó sus Obras Completas, que incluyen -además de La Patagonia… y Severino Di Giovanni- Exilio (1984), escrita junto a Juan Gelman; Fútbol argentino (1990), ensayos prologados por Osvaldo Soriano; Rebeldía y Esperanza (1993), En camino al paraíso (1999), su primera novela Rainer y Minou (2001) y Ventana a la Plaza de Mayo (2006), las crónicas que publicó en el periódico de las Madres de Plaza de Mayo, entre otros libros. Nunca se olvidó de lo que le dijo ese milico de apellido Santuccione, en junio del 76, en Ezeiza, cuando comenzaba su exilio: “Usted va a salir ahora, pero nunca más va a volver a pisar el territorio de la patria, ¿entendió?”. Esa frase, suerte de maldición, lo perseguía y la repetía a periodistas, escritores y artistas que lo visitaban en “El Tugurio”. Una vez bromeó sobre lo que podría haber pasado si la pila de libros y carpetas se hubiera desmoronado, mientras él caminaba por el pasillo de su casa: “Sería una muerte soñada, moriría sepultado por los libros”. Osvaldo Soriano decía, con razón, que “Bayer es un hueso duro de roer. Sin él sería más fácil olvidar”.

Nadie como él desenmascaró a los asesinos, a los verdugos que han actuado desde el poder. Nadie como él defendió y reivindicó a los humillados y ofendidos -en las contratapas que escribió en este diario y en los libros que publicó-, a quienes en todas las épocas pusieron el cuerpo en las calles y fueron masacrados, tratados como delincuentes, torturados, robados y tirados a fosas comunes. Nadie como él desnudó la saña practicada especialmente contra los anarquistas, las mentiras y demonizaciones que se construyeron desde los medios de comunicación. Una de sus últimas batallas fue pedir el traslado del monumento a Roca, ubicado sobre Diagonal Sur, que homenajea al ex presidente argentino que comandó las matanzas de miles de comunidades indígenas en lo que historia oficial denomina “la conquista del desierto”, para que en su lugar se levante un monumento a la mujer originaria.

Osvaldo sabía que había que poner el cuerpo y la palabra en viejas-nuevas batallas. Si antes había denunciado la explotación y muerte de peones rurales en la Patagonia y acompañó a las Madres de Plaza de Mayo, en estos últimos años no dudó en protestar contra el avasallamiento neoliberal de los derechos humanos y sociales. “El gobierno de (Mauricio) Macri es como volver a la Edad Media -afirmó el escritor en la última entrevista con este diario, en agosto de 2016-. No saber que hubo 30.000 desaparecidos, que es uno de los hechos fundamentales de la política de derechos humanos del país, es de una ignorancia que no se puede perdonar, no se puede disculpar (…) Los 30.000 desaparecidos va a ser siempre la vergüenza más grande de la historia argentina”. El viejo rebelde, díscolo como solo él podía serlo, nos deja el mejor legado posible: la rebeldía que persigue por más libertad, más democracia y más igualdad.