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domingo, 24 de marzo de 2024

De león a jamón del medio… @dealgunamaneraok...

De león a jamón del medio

Victoria Villarroel. Dibujo: Pablo Temes. 

El choque con Villarruel tiene una larga historia en la democracia. Todos los presidentes tuvieron malas relaciones con sus compañeros de fórmula.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 23/03/2024 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

 

La semana comenzó para el Gobierno con una necesidad: la de hacer un control de daños. El rechazo del DNU en el Senado le causó al Presidente un profundo enojo no solo con la oposición, sino también con la vicepresidenta. Las críticas contra Victoria Villarruel devinieron en acusaciones, cuando José Luis Espert, flamante incorporación de La Libertad Avanza, dio sustento a la idea de un eventual plan de desestabilización encabezado por ella. Las conversaciones en pos de “desmentir” la tensión entre Javier Milei y su vice culminaron con la foto que compartieron el lunes durante el acto de conmemoración de los 32 años del ataque terrorista aún impune contra la Embajada de Israel. La paz así alcanzada duró poco. El estrépito producido por las declaraciones de la vicepresidenta el jueves en el programa de Jonatan Viale por TN dieron por tierra con el idilio y abrieron una caja de Pandora. No queda claro por qué Villarruel tomó la decisión de exponer tan abiertamente sus diferencias con el Presidente y de hacerlo hasta con un aire de ninguneo que fue motivo de cientos de memes y burlas en las redes sociales a las que Milei es tan adepto.

El Presidente, que se presenta a sí mismo como un león, quedó reducido a la dimensión del “jamón del medio” entre dos mujeres con ambiciones de poder: su hermana Karina y Villarruel. La vice lo trató a Milei de “pobrecito” y, además, le cuestionó las designaciones de 
Patricia Bullrich
 como ministra de Seguridad, y de Luis Petri al frente del Ministerio de Defensa, la participación de las Fuerzas Armadas en la lucha contra el narcoterrorismo, la elección del juez federal Ariel Lijo para integrar la Corte Suprema de Justicia, la anulación de los aumentos de las dietas de los senadores, las cesantías de empleados estatales y un largo etcétera.
Los gobernadores saben que necesitan del gobierno nacional para no arriesgarse a pasar un invierno malo.    
Es notable observar cómo la mala relación entre el presidente y el vice es una constante que se repite a lo largo de la historia de nuestro país. Fue Domingo Faustino Sarmiento quien limitó la función del vice –el suyo fue Adolfo Alsina– a tocar la campanita en las sesiones del Senado. En la renacida democracia argentina, esa relación estuvo contaminada por la desconfianza y la intriga. Víctor Martínez, que fue un vicepresidente absolutamente leal, fue el blanco de sospechas y teorías conspirativas durante todo el mandato de Raúl Alfonsín. Carlos Menem, no bien pudo, se lo sacó de encima a Eduardo Duhalde y lo mandó a la gobernación de la provincia de Buenos Aires. A Carlos Ruckauf, el vice durante su segundo mandato, lo ignoró olímpicamente. Carlos “Chacho” Álvarez renunció a su cargo a los nueve meses de haber asumido, hiriendo de muerte la presidencia de Fernando de la Rúa. Néstor Kirchner le prohibió a Daniel Scioli ir a la Casa Rosada después que el entonces vicepresidente hiciera un anuncio sobre la adecuación de las tarifas de servicios públicos. Cristina Fernández de Kirchner rompió para siempre con Julio Cobos después de que este emitiera su “voto no positivo” contra la Resolución 125. Para su segundo mandato, CFK con su dedo eligió a Amado Boudou, a quien terminó fulminando cuando se descubrió el negociado con Ciccone para quedarse con la Casa de Moneda. Mauricio Macri despreció a Gabriela Michetti durante sus cuatro años de gobierno. Y no hace falta ningún esfuerzo de la memoria para recordar la pésima relación entre Alberto Fernández y CFK.  

Que existan diferencias de opinión y de propuestas entre el presidente y el vice no representa, en sí, ningún problema en tanto y en cuanto sean parte de las discusiones que normalmente se dan en la vida política en un marco de diálogo. El problema surge cuando no existe el diálogo. Eso es lo que desnudó Villarruel con sus declaraciones. Y ese es el inconveniente que complica al Gobierno tanto en sus relaciones internas como en las que algunos funcionarios intentan llevar adelante con las otras agrupaciones políticas. Esto genera un ambiente de desconfianza que es el que predomina en las conversaciones con la oposición dialoguista. El Gobierno necesita tener dos certezas. La primera es que el 
DNU
 no va a caer. Eso está en las manos de la Cámara de Diputados. Si la oposición dialoguista decide apoyarlo, el Gobierno podrá tener la certeza de que el DNU se mantendrá vigente. Más complejo es todo lo concerniente a la ley ómnibus. La aprobación de “Bases para el Punto de Partida para la Libertad de los Argentinos” será más difícil. El Senado representa un escollo muy fuerte para el oficialismo.

Atendiendo a eso es que hay que entender la sorpresiva movida gubernamental con la propuesta del juez federal Ariel Lijo para cubrir una de las dos vacantes existentes en la Corte Suprema. El juez Lijo es la pieza de negociación con los gobernadores del peronismo. En la negociación tuvieron participación activa funcionarios del entorno más estrecho del Presidente, un miembro de la Corte y senadores del peronismo entre los que, coinciden varias voces del Congreso, destacaría José Mayans, el jefe del bloque. La elección de Lijo produjo mucho malestar tanto en sectores internos de LLA –tal cual lo manifestó la vicepresidenta– como en sectores de la oposición.

La explicación que el vocero presidencial Manuel Adorni le dio al periodista Ignacio Ortelli cuando le preguntó por los motivos de la nominación del juez fue endeble. La Corte está en el centro de la atención y la preocupación del Gobierno. De sus decisiones dependerá la suerte de varias de las medidas claves que el oficialismo necesita para llevar adelante su gestión. Está claro que el organismo está llevando las cosas a la larga a la espera de que la política resuelva algunas de las controversias sobre las cuales se le pide dictamen.  

El párrafo final es para Rosario, que está en el centro de la atención del Gobierno. Más allá de las polémicas generadas por la participación de las Fuerzas Armadas en la lucha contra el narcotráfico, lo vivido personalmente en las 48 horas que pasé en Rosario permite dar una idea de la complejidad de la situación. Estuve en los lugares en donde asesinaron a los dos taxistas –Héctor Figueroa y Diego Celentano–, al chofer de colectivo –Marcos Daloia– y al despachante de combustible –Bruno Bussanich. Como consecuencia de ello recibí una amenaza de muerte, en la que me advertían que me podría pasar lo mismo que a José Luis Cabezas. Hecha la denuncia, la policía de la provincia de Santa Fe actuó con una llamativa eficacia y detuvo al sospechoso, quien, sin muchas vueltas, confesó el delito. Luego de escuchar tal confesión, el juez lo dejó en libertad con una pena consistente en llevar adelante tareas comunitarias. ¿Alguien puede creer que así se puede combatir al narcotráfico con éxito?













domingo, 26 de noviembre de 2023

Algo más que el voto bronca… okdealgunamanera...

 Algo más que el voto bronca…


El Gabinete del Dr. Caligari (After Robert Weine). Dibujo: Pablo Temes.

El gabinete del doctor Caligari. Robert Wiene, 1920.

El presidente electo sabe que debe responder también a una gran expectativa de cambio que se expresó en las urnas.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 25/11/2023 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.


Se vive un clima particular tras el resultado electoral que consagró como nuevo presidente de la Nación a Javier Milei. Por un lado, hay en gran parte de la sociedad un sentimiento de alivio generado por haber dejado atrás al kirchnerismo. Es como haberse liberado de una pesada carga que producía agobio y daño. El kirchnerismo ha sido una desgracia, no porque todas sus medidas de gobierno hayan sido malas –aun cuando las malas fueron mayoría– sino por su concepción antirrepublicana del poder, de sus prácticas corruptas y de su visión antinómica de la política con su lógica ilógica amigo-enemigo. 


El objetivo permanente de Cristina Fernández de Kirchner y sus secuaces fue la búsqueda de la suma del poder público para consagrar la impunidad de los muchos delitos de corrupción cometidos por numerosos funcionarios, comenzando por la misma vicepresidenta. A ese menú se le agregó un ingrediente que fue letal para las aspiraciones de Sergio Massa: su desastrosa gestión, que llevó el índice de inflación a niveles altísimos que no se registraban en el país desde hace treinta años. Así fue que se sirvió de su rol como ministro de Economía para hacer uso y abuso de los recursos del Estado al servicio de su campaña. Por primera vez desde la recuperación de la democracia, al peronismo en el ejercicio del poder le explotó la bomba que fabricó como producto de su mala gestión. El “¡Ah!, pero Macri” no le funcionó. Como tampoco le funcionó la descomunal campaña del miedo que se desplegó contra el líder de La Libertad Avanza.    

Por una renovada esperanza


Convive con ese sentimiento de alivio generado por la caída del kirchnerismo otro motivado por el nuevo gobierno: la esperanza de un cambio. Eso representa un crédito fundamental para Javier Milei, que tiene el desafío de no defraudar. Es decir, no solo hubo voto bronca. El presidente electo alcanzó el poder apoyado por una avalancha de votos que muestran una transversalidad pocas veces vista. Lo votaron personas de todos los estamentos socioeconómicos. Muchos que habían votado al peronismo depositaron en la urna la boleta del binomio Milei-Villarruel. Hay un hartazgo en muchos sectores muy castigados por la pobreza con la condición de sumisión a la que los expone tener que vivir dependiendo de un subsidio, hecho que significa depender de los caprichos de un puntero y de la corruptela que lo circunda. Habrá que ver si esa expectativa de cambio se concreta. Sería algo fenomenal porque representaría un cambio de cultura de enorme impacto político en la necesidad que tiene la Argentina de dejar de lado el populismo al que la llevó el peronismo kirchnerista. Otra prueba de esa sensación de hartazgo es la impactante elección que La Libertad Avanza obtuvo en la provincia de Buenos Aires toda y en vastos sectores del Conurbano. Dejó en claro que esos fueron votos ganados al peronismo y en eso no hay discusión. 


La primera semana del presidente electo lo puso en el camino de la realidad. En una de las varias entrevistas que concedió habló de pragmatismo. Fue un reconocimiento a algo de lo que se habló en esta y otras columnas de opinión: una cosa es la campaña electoral y otra, gobernar. La gobernabilidad de la nueva administración exige acuerdos políticos. La Libertad Avanza por sí sola carece del poder suficiente en el Congreso que necesita para aprobar muchas de sus propuestas. Deberá negociar –como ya se ha visto en estos días– con la casta a la que, por otra parte, ya pertenece. El acuerdo con Mauricio Macri y Patricia Bullrich es evidente. El expresidente tuvo la lucidez de jugar un pleno al ganador. Lo más importante será pues que todo eso se explicite ante la sociedad. Milei es una persona honesta. Y esa es una condición fundamental. Es un punto de partida clave luego de la oleada de corrupción que representó el kirchnerismo. 


Las idas y vueltas en los nombramientos de los funcionarios que lo acompañarán durante su gestión tuvieron un toque de amateurismo. Que se entienda bien, esa misma ingenuidad fue la que lo mostró bien intencionado ante el común de la gente frente a la soberbia infinita de Sergio Massa. Ahora bien, la presidencia nunca es un buen lugar como sala de ensayo. El presidente electo deberá afinar la puntería y volver a ordenar la tropa interna. La salida de Emilio Ocampo, motivada por la elección del ex secretario de Finanzas Luis Caputo, y expresidente del BCRA, fue un golpe duro para los planes de dolarización y “desconexión” del Banco Central. Caputo no es una persona querida en el ambiente; sus ínfulas y su soberbia aún resuenan en lo más alto del Fondo Monetario. Un economista que recuerda los años del macrismo a la perfección señaló que “la renuncia de Toto al Central fue irresponsable porque se fue en el medio de una crisis y con las negociaciones con el FMI sin encaminarse. No fue en buenos términos”.

Frankenstein vs. Drácula


Sin mirar hacia atrás, el futuro titular de la cartera económica ya adelantó ante empresarios y banqueros que “no habrá sorpresas para desarmar la maraña de Leliqs”. Milei ya le había dejado claro que no quería nada similar a un plan Bonex. Aseguró también que “la totalidad de su programa está basada en el equilibrio fiscal y que la prioridad es establecer un ancla fiscal fuerte. El equilibrio fiscal debe empezar recortando 2 puntos del gasto público del PBI”, aseguró. 


Que el árbol no tape el bosque. Milei es el primer presidente economista. Es sabido que tendrá la pericia suficiente para intervenir en las decisiones en materia de economía. Sin embargo, este doble rol encarna algunos peligros encubiertos. En primer lugar, los choques temperamentales con su ministro estarán a la vuelta de la esquina. En segundo lugar, sería esperable que, como presidente, esté por encima de las decisiones de política económica aportando una visión mucho más general y estratégica tanto a nivel local como internacional. En ese plano, la elección de Diana Mondino para conducir el Ministerio de Relaciones Exteriores parece acertada. A pesar de algunos “disparates de campaña”, Mondino es una mujer formada. El presidente electo aguantó los embates del macrismo para colocar en ese lugar a Federico Pinedo. También sostuvo a Mariano Cúneo Libarona en lugar de ceder a la propuesta –casi una exigencia– de sentar en la cartera de Justicia a Germán Garavano. En el entorno de Macri se escuchan quejas por lo que consideran una baja consideración por los votos aportados. “No nos pueden pintar la cara”, bramaron. 


Milei sabe que no puede ceder un ápice si quiere ser un presidente con poder pero también es consciente de su estructura carente de volumen político. En ese delgado equilibrio se juega las primeras fichas para estabilizar su futuro gobierno.




jueves, 2 de noviembre de 2023

Las cartas sobre la mesa… dealgunamaneraok...

Las cartas sobre la mesa…

En pantalla. Milei y Bullrich, en nombre de Macri, escenificaron el acuerdo en los estudios de una señal de noticias. Fotografía: Enrique García Medina.

El triunfo de la fórmula Sergio Massa-Agustín Rossi, de Unión por la Patria (UxP), por una diferencia importante en la primera vuelta de las elecciones presidenciales se ha transformado en el hecho más determinante del escenario político con vistas al momento decisivo del 19 de noviembre.

© Escrito por Juan Carlos Junio el lunes 30/10/2023 y publicado por la Revista Acción de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina. 

El electorado derrotó a la variante de la derecha clásica representada por Patricia Bullrich (Juntos por el Cambio), aunque ella había incorporado elementos de odio y violencia de su circunstancial competidor, c.

Así es que se generó una situación de crisis de la alianza de JxC que desnudó el accionar dual del expresidente Mauricio Macri, quien desde el inicio actuó a favor de su fuerza preferida, La Libertad Avanza (LLA).

Los acontecimientos demostraron que Macri llevó a la derrota primero al jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y luego a Bullrich, para terminar abrazado a la variante de ultraderecha.

A partir de ahora, los socios Macri y Milei se proponen llevar a la práctica la estrategia que viene de un fracaso: derrotar al kirchnerismo. Lo cierto es que la crisis de JxC está en pleno proceso y se esperan eventuales reacciones de diversos sectores, particularmente del núcleo radical y sus bases, teniendo en cuenta que fueron agredidos abiertamente, tanto por Milei como por Macri, sus actuales dirigentes así como sus símbolos históricos, particularmente Raúl Alfonsín.

Negacionismo y confusiones

Luego del abrazo en un set de televisión entre Bullrich y Milei, perdonándose los gravísimos agravios en que habían incurrido, ahora se proponen transformar al candidato libertario en presidenciable. Es esta una suerte de misión imposible teniendo en cuenta el conjunto de erráticas declaraciones formuladas por Milei, su candidata a vicepresidenta Victoria Villarruel, y otros referentes del espacio sobre los temas más diversos: privatización de jubilaciones y pensiones, dinamitar el Banco Central, eliminación de todo tipo de subsidios, arancelamiento de la educación pública, compra y venta libre de órganos humanos y entrega de los recursos naturales, incluyendo mares y ríos. Pero esto no es todo, Milei también afirmó que el cambio climático no existe, propuso la libre portación de armas y la eliminación de las leyes de protección al trabajo. Corona este conjunto de planteamientos el desprecio de nuestra democracia a partir de la reivindicación de la dictadura videlista y de la negación de los 30.000 desaparecidos. Queda claro entonces que Milei es Macri y que la propuesta se sustenta más allá de lo confuso en el modo de formular la línea ideológica esencial, que es la de un ultraneoliberalismo presentado con un lenguaje primitivo con el cual aspira a mostrarse como un antisistema que destruirá todo lo perimido de la «casta política» y sus fracasos económicos.

Todo indica que el poder económico concentrado privilegiará el apoyo a la fórmula Milei-Villarruel ya que sus tradicionales posturas antiperonistas y antipopulares son las que siempre terminan primando. Además de su temor a que un gobierno de signo popular comprometa su predominio en el manejo de la economía y pueda alterar sus elevados márgenes de ganancias.

Por su parte, UxP y sus candidatos afirman la unidad del conglomerado que los apoya y ahora se proponen ampliar su base de sustentación y de alianzas.

De lo que no cabe duda es que el escenario no está definido y que más allá de la crisis de identidad de la alternativa conservadora, una gran parte del resultado lo definirá la militancia en la medida que se comprometa masivamente por convencer a la ciudadanía acerca del sentido de su voto. A 40 años de una crucial elección, aquella que el 30 de octubre de 1983 marcó el inicio de la recuperación de las instituciones constitucionales, los argentinos y las argentinas nos jugamos una vez más los derechos conquistados y por conquistar en una elección. La democracia, su vigencia plena, requiere del compromiso militante cotidiano de los ciudadanos y las ciudadanas.




domingo, 29 de octubre de 2023

Frankenstein vs. Drácula… @dealgunamaneraok...

Frankenstein vs. Drácula…

El joven Frankenstein. Dibujo: Pablo Temes

La humorada que circuló en las redes resume el destino de fracaso que parece esperar al país.    


© Escrito el sábado 28/10/2023 por Nelson Castro y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.   

El viernes y el sábado, la escasez de nafta complicó la vida cotidiana de millones de ciudadanos. Fue producto de la falta de pago de las importaciones de combustibles que llegan a través de barcos. El jueves y el viernes varios colegios privados hicieron saber que cerrarán sus puertas dejando colgados a miles de alumnos que no saben dónde continuarán sus estudios el año próximo. 

El viernes, seis sociedades cardiológicas hicieron saber, por medio de una carta pública, que no tienen los insumos necesarios para la realización de procedimientos diagnósticos y terapéuticos de los cuales depende la vida de cientos de miles de enfermos. En un tenor similar, los otorrinolaringólogos comunicaron la falta de miles de insumos utilizados en trasplantes auditivos. 

La harina y, por ende, el pan aumentaron. Algunas plantas automotrices debieron suspender sus actividades por falta de autopartes necesarias para la fabricación de vehículos. 

Lo notable es que la dirigencia política vernácula no se ocupó de ninguno de estos temas. 


Los resultados de las elecciones confirman que este es un país fuera de norma.

En No Tan Juntos por el Cambio se dedicaron a pelearse a rabiar, tal como vienen haciendo desde un hace un tiempo demasiado largo y fatigoso. Y en Unión por la Patria –que, en verdad, debería llamarse Unión por los Cargos– desde Sergio Massa para abajo se dedicaron a ver cómo podían destruir a la oposición. Ante tal panorama, nadie puede sorprenderse por esta proliferación de problemas que afectan al ciudadano y a la ciudadana de a pie. Como reza la Epístola Moral a Fabio, de Andrés Fernández de Andrada: “Esta invasión terrible e importuna de contrarios sucesos nos aguarda desde el primer sollozo de la cuna”.  

Los resultados de las elecciones del domingo pasado confirman que la Argentina es un país fuera de norma. La lógica política ha demostrado a lo largo de los siglos que un gobierno desastroso como el de Alberto Fernández, Cristina Kirchner, Sergio Massa y Axel Kicillof no tendría ninguna chance de alzarse con la victoria. Sin embargo, el domingo pasado esa lógica no se verificó: el ministro candidato, cuya gestión llevó el índice de inflación a los niveles más altos de los últimos treinta años, ganó. En Lomas de Zamora, el candidato a intendente Federico Otermín, un delfín de Martín Insaurralde complicado en el caso de los empleados ñoquis de la Legislatura bonaerense a los que les cobraba sus sueldos Julio “Chocolate” Rigau, arrasó. Lo mismo ocurrió con Kicillof, de penosa gestión al frente de la gobernación de la provincia de Buenos Aires. 

Ante este escenario se impone, pues, una reflexión: existe en gran parte de la sociedad argentina una cultura peronista arraigada e inamovible. Números más, números menos, representa alrededor del 40% del total de la población. Eso explica muchas cosas del perfil de la dirigencia política y del fracaso de la Argentina, un fracaso que se proyecta al futuro. Esa cultura populista no solo abarca a los sectores más pobres, sino que se extiende a sectores de la clase media. El ejemplo más claro de esa cultura populista lo representa el plan platita que aplicó el Gobierno a partir de su derrota en las PASO en forma obscena. La eliminación del impuesto a las ganancias a la cuarta categoría, el festival de bonos y la distribución de heladeras, cocinas, licuadoras, colchones y otros bienes, todos pagados con fondos públicos sin ningún tipo de pudor ni reparo, fueron parte de un folclore ya conocido y, sin dudas, exitoso.


Las sociedades que convalidan el populismo exhiben un alto grado de corrupción. Una de las consecuencias más nefastas de la corrupción es la pobreza. Por supuesto que, para alcanzar la victoria, el Gobierno contó con una gran ayuda: la división de la oposición. La matemática da una idea cabal de la irresponsabilidad absoluta de sus dirigencias: la suma de los votos de Juntos por el Cambio más los de La Libertad Avanza supera el 50%. Unidos hubieran ganado en primera vuelta. Separados, perdieron y le permitieron al peronismo ganar haciendo, en cuanto a cantidad de votos, la peor elección de su historia. 

Verlos ahora juntos –a los abrazos– a Javier Milei y a Patricia Bullrich impacta. ¿Cómo no advirtieron que divididos perdían? El ejemplo más previsible es el de la provincia de Buenos Aires, en donde Néstor Grindetti y Carolina Píparo le regalaron la elección a Kicillof. El caso de Grindetti merece un párrafo aparte: pidió licencia al frente de la intendencia de Lanús para asumir la presidencia de Independiente. O sea, privilegió el club del cual es hincha por sobre los problemas de la gente de su ciudad. Conclusión: no solo no ganó la gobernación, sino que su candidato a intendente perdió. ¿Se podía esperar otra cosa? 

A la oposición la aniquiló la soberbia. Empezando por Mauricio Macri, que sigue creyendo que hizo un buen gobierno y que no fue comprendido por la gente. A eso le agregó su comportamiento en esta semana buscando despegarse de la derrota. Ante la estrategia de Massa de dividir a la oposición, Macri debió haber sido un factor de aglutinación. En vez de echar culpas ajenas, debió haber procurado ser un factor de unión.   

Un nuevo tablero político.


También el radicalismo hizo un enorme aporte al zafarrancho de JxC. Los cegó la bronca que todavía guardan del ninguneo al que fueron sometidos por los popes del PRO. La pantomima que desplegaron luego del acuerdo de Patricia Bullrich con el líder libertario estuvo teñida de hipocresía. ¿Alguien podía esperar que el sector más duro del PRO se mantuviese “neutral” ante el avance de Sergio Massa? Por otra parte, los vasos comunicantes entre varios dirigentes de la UCR y el tigrense, que enojaron al expresidente, efectivamente existieron. Pero también Milei fue funcional a Massa. ¿O es que en el PRO olvidaron que el libertario le votó al ministro-candidato la ley de quita del impuesto a la cuarta categoría? 


Javier Milei pasó de “la casta tiene miedo” a negociar con ella. No es algo nuevo. Ya lo había hecho con Luis Barrionuevo. Increíblemente, le creyó al dirigente gastronómico, que le prometió que le iba a asegurar la fiscalización de los comicios, cosa que, en los hechos, no se verificó. Hubo mesas en las que La Libertad Avanza sacó cero votos, cosa que también le ocurrió a JxC. Milei necesita ahora arreglar con la casta. Su abrazo con Bullrich terminó de transformar su eslogan en un blef.   


Uno de los memes más difundidos en las redes expresa que el 19 de noviembre la sociedad deberá elegir entre Frankenstein y Drácula. La humorada refleja a la perfección el destino de fracaso al que parece estar condenada la Argentina.




   

miércoles, 25 de octubre de 2023

Elecciones 2023. Massa-Milei, a todo o nada… @dealgunamaneraok...

 Elecciones 2023. Massa-Milei, a todo o nada…


El candidato de Unión por la Patria triunfó en la primera vuelta y confrontará con el libertario en el balotaje. Primeros movimientos tácticos hacia el 19 de noviembre y crisis en Juntos por el Cambio.

© Escrito por Alberto López Girondo el lunes 23/10/2023 y publicado por la Revista Digital Acción de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.          

«Nuestro país vive una situación difícil y sin embargo creyeron que éramos la herramienta para empezar a construir una nueva etapa en la historia argentina», expresó Sergio Massa y prometió no fallarle a los millones de argentinos y argentinas que lo eligieron. El ministro de Economía y candidato convocó a apoyarlo en segunda vuelta a quienes votaron en blanco, no votaron, lo hicieron por la izquierda y a los radicales de Juntos por el Cambio y manifestó que haría el mayor esfuerzo para ganarse su confianza. Asimismo, reiteró su llamado a un Gobierno de unidad nacional. Resulta evidente que el escenario para noviembre está abierto y ambos candidatos deben ampliar su base de sustentación para ganar la presidencia. 

Un poco después de las 21:15 cuando el secretario de la Presidencia, Julio Vitobello, anunció los primeros datos oficiales sobre el resultado de la primera vuelta presidencial, comenzaron a tejerse escenarios de cara al 19 de noviembre. Fue una sorpresa que se adelantara tres cuartos de hora la información que se había prometido para las 22. Sin embargo, esa no sería la única sorpresa: un Sergio Tomás Massa en primer lugar (36,29%) y con una diferencia de seis puntos sobre Javier Milei (30,19%), con el agregado de que Patricia Bullrich quedó bastante más lejos (23,82%), no estaba en los cálculos de La Libertad Avanza (LLA) ni en los de Juntos por el Cambio (JxC) y hasta era una suerte de aspiración quimérica para Unión por la Patria (UxP) en el marco de una situación económica difícil y de recientes casos de supuesta corrupción de dirigentes oficialistas que salieron a la luz pública. 

Además del triunfo de Massa –finalmente de 36,68% sobre el 29,98% de Milei– que pasa al balotaje con un guarismo a su favor interesante aunque no definitivo, el oficialismo celebró que Axel Kicillof retuvo la provincia de Buenos Aires con casi 20 puntos sobre el aspirante de JxC, Néstor Grindetti, y la candidata de LLA, Carolina Píparo (44,88% contra 26,62 % y 24,59% respectivamente).  

Desde temprano voceros de los partidos y los canales más identificados en contra del ministro de Economía venían mostrando sorpresa por los resultados que se traslucían desde los datos de telegramas que los fiscales enviaban a cada espacio. Y quizás el primero que mostró las cartas fue Guillermo Francos, la figura que Milei había anunciado como su ministro del Interior en caso de llegar al Gobierno, quien dijo que la elección había sido muy pareja. O sea, que la perspectiva de representantes de LLA sobre un eventual triunfo en primera vuelta no se verificaban. 

«El proceso electoral se ha desarrollado con normalidad», adelantó Francos, cuando desde LLA se había deslizado inicialmente que ya habían denunciado más de 4.000 casos de presuntos fraudes. Luego, con los cómputos ya en firme, el propio Francos salió al escenario del búnker en el hotel Libertador para reconocer que estaban en la segunda vuelta de acuerdo con la información que emitía la Cámara Nacional Electoral. Las caras de derrota entre los militantes libertarios eran evidentes. 

Luego de semanas de una euforia que les hizo pensar en un mayor crecimiento por eso de que muchos opositores apostarían por el «voto útil» contra el peronismo, quizás les hizo perder la perspectiva. Podría decirse que se apuraron a comer la cena antes que el almuerzo y los traspiés de algunos de sus personajes de mayor visibilidad mostraron un cariz intolerante y peligroso para la convivencia. Y eso, podría decirse que se pagó caro.  

Le costó a Milei disimular en su rostro la decepción por no haber alcanzado el triunfo amplio que vaticinaba. Volvió a plantear el siglo XIX como su ideal de país y tendió puentes hacia JxC, destacando los triunfos de Macri y Frigerio. Hizo suyo el discurso de Bullrich: «No podemos permitir que el kichnerismo nos siga arruinando la vida», dijo. Ya no habló de la casta, se limitó a un sector de la política. 

Caras largas y titubeos.     

Pero también en JxC hubo resbalones que tuvieron su impacto en las urnas y se reflejó en las caras largas en los pasillos del búnker de Parque Norte. Pocos minutos después de Francos salió a hablar el candidato a jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri, el único que podía por entonces mostrar un triunfo dentro del PRO. Las palabras del exintendente de Vicente López se colaron entre las voces de los partidarios que cantaban «kirchnerismo nunca más». 

Luego de algunos titubeos sobre la oportunidad de hablar, Patricia Bullrich enfrentó las cámaras para lamentar no haber podido alcanzar «los objetivos que queríamos para nuestra Argentina». En lo que parecía una toma de posición ante la ronda del 19 de noviembre, acusó al «populismo» de haber empobrecido al país, dijo que ratifica los «valores de nuestra causa» y se comprometió a «representar los valores de los que hoy nos votaron».  

Mientras tanto, la cúpula partidaria del PRO –Mauricio Macri, Bullrich, Horacio Rodríguez Larreta– se reunía en otro salón para analizar un resultado que se interpreta como un golpe quizás definitivo contra el partido que el expresidente supo armar en 2007. Por otro lado, la gran incógnita será cómo va a jugar el expresidente, que se mostró mucho más cercano a Milei de lo que sus propios adláteres le toleraban. La irritación de los radicales, vilipendiados por el líder de LLA, podría ser una fuente a la que indudablemente Massa recurrirá para llegar a la Casa Rosada con la banda presidencial. 

Kicillof, en tanto, también salió al estrado para decir que si bien hay problemas tanto en la provincia como en el país, «los problemas se resuelven con más Estado y no con menos» y abundó: «Los problemas se afrontan con más solidaridad y no con egoísmo (…) tendiéndole la mano al que lo necesita» y completó: «Siempre fuimos un pueblo solidario, y la provincia sigue creyendo en más Estado, más solidaridad y más Patria». 

En la provincia de Entre Ríos, mientras tanto, la disputa entre el candidato de JxC, Rogelio Frigerio, y el de UxP, Adan Bahl, era voto a voto, se imponía el exministro del Interior de Macri por 41,7% a 39,2%. Mientras que en Catamarca, el gobernador Raúl Jalil ganó con comodidad.
   


   

domingo, 1 de octubre de 2023

Escándalos y despilfarros… @dealgunamaneraok...

Escándalos y despilfarros…


"En plan balita"... Patricia Bullrich. Dibujo: Pablo Temes

En el tramo final de la campaña, la Argentina es un laberinto de incongruencias donde todo es posible.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 30/09/2023 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

El hecho político de mayor resonancia de la semana ha sido el de las 48 tarjetas de débito –a nombre de personas–, que supuestamente trabajaban en la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires, y que Julio “Chocolate” Rigau usaba para sacar dinero a través de los cajeros de la sucursal del Banco Provincia, ubicada a metros de la sede legislativa. Claramente ese dinero estaba destinado a la caja negra de la política. El hecho de corrupción involucra a todas las estructuras partidarias: Frente de Todos, Frente Renovador, Cambiemos, y un largo etcétera. 

La investigación periodística de Josefina López Mackenzie y Fausto Jaime ha desnudado una trama de ilegalidad y corrupción de la cual se aprovecharon y beneficiaron todos los partidos. Los datos muestran de manera indubitable, cómo los prestanombres iban pasando de un bando al otro para justificar una circulación de dinero absolutamente espuria. Por eso el silencio, sólo interrumpido por las voces de algunos dirigentes políticos. Es un silencio estruendoso acerca de una trama que también abarca a sectores del Poder Judicial. La Justicia allanó el Banco Nación por las contrataciones de familiares, y de “Pity, la numeróloga”, lo que representa el inexplicable e insólito fallo absolutorio de los jueces Juan Antonio Benavidez y Alejandro Villordo, con fundamentos aberrantes ante el peso de la evidencia de un delito a cuyo autor se lo descubrió in fraganti. 

Lo significativo del hecho es que éste no es el único caso. Como se informó en la edición online de PERFIL del jueves último, el 20 de septiembre de 2018 se descubrió un hecho similar que involucraba a la Legislatura de Entre Ríos. Ese día, la policía fue tras los pasos de Flavia Beckman, María Victoria Álvarez y Esteban Scialocomo, quienes habían retirado dinero de un cajero por medio de tarjetas de débito, pertenecientes a empleados de la Legislatura entrerriana de la sucursal del Banco de Entre Ríos, situada en la esquina de la avenida Ramírez y Pasteur de la ciudad de Paraná. Los casos podrían multiplicarse sin fin. Estamos frente a la constatación de un modus operandi de la política. 


El costo de esta monstruosa maquinaria de corrupción es incalculable. El Poder Legislativo en sus distintos niveles –Congreso de la Nación, Legislaturas provinciales y Concejos Deliberantes– son un vergel de contrataciones fuera de control, de la cual coparticipan desde siempre todos los partidos con aceitada complicidad. Este hecho trae a la memoria el caso de los ñoquis del Senado, denunciado por el entonces vicepresidente Carlos “Chacho” Álvarez en 2002. Por si alguien lo olvidó, aquel caso quedó en la más absoluta nada. ¿Sucederá lo mismo ahora? 

El otro escándalo que la semana nos dejó, fue la repudiable ola de contrataciones que Silvina Batakis avaló como presidenta del Banco Nación. La Justicia allanó la entidad luego de la denuncia de la diputada Graciela Ocaña, por las contrataciones de familiares y amigos. Entre los hechos denunciados, aparece la designación del exmarido de Batakis y los servicios prestados por Verónica Laura Asad, más conocida como “Pity la numeróloga”, por pedido de la gerenta general del Banco, María del Carmen Barro quien, además, está en la mira de la Justicia por la contratación de su marido, su hijo y un amigo. Pero todavía hay más. La inmoralidad de Barros quedó demostrada por la increíble cifra que se “regaló” como salario mensual: nada más y nada menos que 9 millones de pesos. Es preciso recordar que Batakis fue la funcionaria que, al frente de la cartera de Economía, se atrevió a viajar a Estados Unidos sin un plan y duró en el cargo apenas 24 días. Asumió con el dólar blue en 239 pesos y lo dejó en 314. El riesgo-país aumentó 164 puntos y durante su fantasmagórica gestión rozó los 3 mil puntos. En medio de la falta de dólares fue autora de la frase: “El derecho a viajar colisiona con la generación de puestos de trabajo”.  


Semanas después de su renuncia fue filmada por un turista argentino en el Apple Store de Nueva York, lo que provocó una catarata de críticas. Haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago. Un ejemplo más, de la doble vara moral del kirchnerismo. En un país normal su carrera habría estado terminada. Pero en la Argentina, Alberto Fernández le dio como premio consuelo la presidencia del Banco Nación. “El Presidente reconoce y agradece el compromiso que demostró al sumarse al Gabinete”, indicó Presidencia en el comunicado de la designación. Increíble, pero real. 

En los últimos siete días el dólar blue saltó de 750 pesos a 800. El problema de base sigue siendo que el Banco Central no tiene poder de fuego para salir a intervenir y los veinte días que restan para las elecciones generales son una eternidad. Por eso Sergio Massa envió a Guillermo Michel (titular de Aduana devenido viceministro) a conversar con los capos de las cerealeras, para que liquiden las tenencias de divisas en su poder. Cosa poco probable, más allá de los portazos y golpes sobre la mesa, cuando todos los sectores de la economía dan por hecho una devaluación del tipo de cambio en los primeros días del próximo mandato. “Estamos por encarar las horas de mayor inestabilidad”.  

Las semanas previas a las elecciones siempre fueron traumáticas en la Argentina, pero esta vez actúan como agravante los despilfarros que Massa viene haciendo para tratar de conseguir un resultado más holgado. “No tenemos por qué hacernos cargo de las consecuencias del plan platita” –dijo un empresario visiblemente molesto.  

En No tan Juntos por el Cambio, el equilibrio interno pende de un hilo. Justo, cuando parecería que Patricia Bullrich logró apuntalar su campaña, las desavenencias internas vuelven a estar a la orden del día. En el PRO están furiosos con el radicalismo por su poco compromiso con la coalición, y desde la UCR responden con gestos de indiferencia y libertad de acción. La amalgama que une al frente opositor se convirtió en un delgado hilo que tiene destino de ruptura, salvo que Bullrich logre entrar al ballottage para disputarle el poder a Javier Milei. Para eso debe destronar a Sergio Massa, señalado como favorito en las encuestas. 

Es inentendible que un ministro de Economía, que llevó a todos al borde de una hiperinflación con niveles de pobreza alarmantes, tenga chances de llegar a la segunda vuelta. La Argentina es hoy un laberinto de incongruencias donde todo es posible.