viernes, 23 de noviembre de 2018

La batalla legendaria del A.R.A. San Juan (S-42)... @dealgunamanera...

Este era el Submarino A.R.A. San Juan (S-42)


Esta es la mejor forma de recordarlo. Pagaron con sus vidas, vigilando nuestro mar, el estado de abandono de todas nuestras fuerzas armadas. QEPD.

© Escrito por Jorge Fernández Díaz el jueves 15/11/2018 y publicado por cienradios.com de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

El submarino del capitán Trama ingresó en el puerto de Norfolk bajo una niebla ominosa. Su misión secreta consistía en participar de una guerra ficticia.

Fue recibido por altos oficiales de esa base naval y quedó al cuidado logístico del USS Canopus, un buque que abastecía a otros cinco submarinos clase Los Ángeles.

Gustavo Trama y sus hombres fueron alojados en tierra y agasajados bajo las usuales normas de la fraternidad del mar. El A.R.A. San Juan (S-42) había zarpado el 17 de febrero de 1994 desde Mar del Plata y estaba ahora en el Atlántico Norte por una única razón: la flota más poderosa de la Tierra utilizaba desde hacía décadas submarinos nucleares, y quería probar su sistema de detección y su capacidad de maniobra frente a una nave convencional.

Acaso la leyenda y el prestigio del A.R.A. San Luis (S-22) hacían más interesante todo el operativo: aquel otro submarino diésel-eléctrico con torpedos filoguiados, primo mayor del San Juan, había vuelto literalmente locos a los tripulantes de la Royal Navy durante la guerra de Malvinas, y su derrotero era estudiado con admiración.


Trama llegaba a esas fechas con vasta experiencia. Había encontrado su vocación en el cine clásico de Ford, Fuller y Powell. Y se había sometido a esa escuela extremadamente rigurosa: años después él mismo ejercería allí como instructor de submarinistas y buzos tácticos.

El oficio no es para cualquiera. En cuanto un aspirante ejecuta el “escape del submarino”, dentro de un tanque de agua y a través de una escotilla, se descubre si verdaderamente posee la fibra necesaria para emprender esa épica.

Es una prueba crucial, que prefigura una vida de navegaciones largas y espacios cortos, poco recomendable para los impacientes, los expansivos, los conflictivos y los claustrofóbicos.

Un viejo chiste asegura que la Marina se divide entre los submarinistas y los que no pudieron serlo. En el bautismo del A.R.A. San Juan (S-42) tocaron la marcha “Viejos camaradas”, que frasea: “Tanto en la necesidad como en el peligro, siempre manteniéndonos juntos”. Ese himno también alude a la filosofía pragmática del “hoy es hoy”, porque así es “la vida del guerrero”.

En una sala de situación, Trama y los demás guerreros de la base de Norfolk fueron anoticiados acerca de la batalla estratégica y psicológica que daría comienzo cuanto antes.

Partirían de una hipótesis territorial, el desembarco militar bajo presunto fuego hostil y el rescate de imaginarios rehenes que mantenían prisioneros en una embajada inexistente.

Habría dos equipos: uno azul, que concentraría a la Segunda Flota, encargada de la recuperación, y uno rojo, que haría las veces de enemigo y trataría de impedir esas acciones. Los azules corrían con obvia ventaja: más de treinta unidades de línea, incluidos dos portaaviones, destructores, submarinos, buques logísticos y la nave Comando, el USS Mount Whitney.


Los rojos, que tenían la orden de esconderse y atacar, eran solo tres fantasmas sumergibles; el San Juan estaba entre ellos. El ejercicio debería efectuarse en áreas de diversa profundidad, y Trama pensó íntimamente que se trataba de una cacería y que la mejor tecnología del mundo los buscaría para batirlos o neutralizarlos.

Una ejercitación de semejante complejidad es mucho más que un juego: está en cuestión el orgullo y se vive como una guerra real.

El San Juan se sumergió al este del cabo Hatteras y se lanzó a la aventura de no ser descubierto y de lastimar a la US Navy. A partir de entonces hubo abordo silencio mortal y alerta constante.

Los azules lanzaban desde el aire sonoboyas y los helicópteros rastrillaban con prismáticos y sonares la zona operacional. La embarcación argentina se cruzó con un submarino azul, que no llegó a detectarla, y más adelante, se metió entre varios pesqueros y navegó a plano de periscopio haciendo creer a todos que era uno de ellos.

Esas jugadas son riesgosas: en zona de submarinos nucleares una colisión bajo el agua puede tener una dimensión extraordinaria, y las redes de pesca pueden malograr el ardid y causar accidentes fatales.

Durante jornadas de insomnio y atención completa, en situación de combate, el San Juan fue completamente invisible.

Llegó a cursar tres días sin hacer snorkel, escuchando el acecho de los aviones, los helicópteros y los distintos barcos azules.

Hasta que ubicados en una nueva área de patrulla, de pronto el sonarista le comunicó a Trama rumores acústicos inequívocos. Esta vez no se trataba de simples incursiones; la mismísima Segunda Flota del Atlántico Norte parecía encontrarse a pocas millas náuticas.

Con los instrumentos, el capitán confirmó la presunción y concluyó que venían directamente hacia ellos; ordenó entre susurros avanzar también a su encuentro, pero con rumbo oblicuo.

Todo indicaba que los destructores estaban formando una cortina protectora en la vanguardia. Frecuentemente, eso significa que protegen en el núcleo al buque Comando.

Trama bajó la velocidad a tres nudos, especulando con la corriente, y dejó que los destructores lo pasaran por encima sin sospechar nada.

Atravesó así la cortina, ordenó emersión a plano de periscopio y divisó el centro mismo de la formación a unos cinco mil metros. Se trataba efectivamente del USS Maunt Whitney.

En un combate real, Trama habría disparado un solo torpedo: a esa distancia no hay forma de fallar, lo hubiera hundido de inmediato.

Lo que hizo esta vez fue tomar una foto desde esa posición, volvió a sumergirse con sigilo y transmitió la novedad encriptada.


Siguieron jugando al gato y al ratón con ese submarino endemoniado durante dos días más, hasta que fracasados todos los intentos de localización, les ordenaron reaparecer y volver a puerto. En el muelle, el comandante del bando rojo les gritaba: “¡Los vencimos!”.

Al regresar a casa, Trama descubrió que había bajado ocho kilos y sospechó que esa misión lo perseguiría a lo largo de toda su carrera.

De hecho, durante varios viajes profesionales sus colegas de otros países se encargaron de recordarle aquella proeza: el ejercicio fue un hito porque demostró la vigencia, la ubicuidad insólita, la mortífera eficacia de los submarinos convencionales.

El capitán llegó a contralmirante y nunca consideró que aquel simulacro tuviera el valor de una hazaña. Hubiera preferido combatir en Malvinas con ese mismo buque y esa misma dotación.

Pero existe un fuerte vínculo sentimental entre el comandante y la nave que lo arropó en aquella peripecia famosa. Es por eso que cuando la noticia de su desaparición le llegó por WhatsApp se le aceleró el pulso.

Entre los 44 figuraba el suboficial principal Javier Gallardo, que en 1994 era su cabo de operaciones (infinidad de veces se acodaron juntos en la carta náutica para estudiar las corrientes), y también el hijo de su gran amigo, el capitán Jorge Bergallo, con quien compartieron vacaciones y crianza.

A Trama y a Bergallo se unió otro profesor de la Escuela de Guerra Conjunta: Alejandro Kenny. El Ministerio de Defensa los sacó a los tres de su retiro y los nombró en una comisión cuyo objeto consiste en resolver, cueste lo que cueste, el doloroso enigma. Trama fue preparado para ser un guerrero; nunca imaginó que debería ser un detective.

Y el A.R.A. San Juan (S-42), su compañero más fiel, fue diseñado para volverse invisible al ojo humano. Hoy, librado a su suerte, sigue paradójicamente cumpliendo ese destino inescrutable.

La vida es caprichosa, tiene vueltas sorprendentes, y el océano, como decía Borges, es un antiguo lenguaje que ya nadie alcanza a descifrar. 



miércoles, 21 de noviembre de 2018

Selección Argentina. Amistoso. Argentina 2 vs. México 0... @dealgunamanera...

Icardi y Dybala anotaron su primer gol en la Selección en victoria por 2-0 sobre México.

El gol de Mauro Icardi fue el primero del argentino con la selección mayor.

Con un gol del delantero del Inter, al minuto de juego, y otro Dybala, a cuatro del final, el seleccionado argentino derrotó 2-0 a su par de México, en el segundo amistoso que ambos animaron en el estadio Malvinas Argentinas de la ciudad de Mendoza.

© Publicado el  miércoles 20/11/2018 por el Diario Jornada de la Ciudad de Trelew, Provincia del Chubut, República Argentina.

En el estadio Malvinas Argentinas de Mendoza, el equipo dirigido en forma interina por Lionel Scaloni se impuso con los goles convertidos por Mauro Icardi (Pt. 1m.) y Paulo Dybala (St. 41m.), dos de los puntales del lógico recambio post Rusia 2018 que conquistaron sus respectivos primeros tantos con la camiseta celeste y blanca.

El viernes pasado, en Córdoba, el equipo argentino se impuso ante el mismo rival por idéntico marcador, con los goles de Ramiro Funes Mori e Isaac Brizuela en contra de su valla.

El gol tempranero de Icardi otorgó tranquilidad al conjunto local. Cuando apenas transcurría un minuto y después de un pelotazo largo del arquero Rulli, el delantero del Inter se asoció con Lamela y buscó la descarga para aparecer en el área y despachar un violento remate que se tradujo en la apertura.

El equipo de Scaloni, con la diferencia a su favor, siguió controlando las acciones, pese a que le cedió el balón a su adversario.

Pero el combinado mexicano, con bajas porque distintos futbolistas que actúan en clubes de Europa no se quedaron para este ensayo, tuvo nula profundidad y casi siempre culminó sus maniobras de la misma manera: centros pasados que no fueron conectados por nadie.

Argentina, sin tanta verticalidad, mostró grageas de fútbol cada vez que la pelota pasó por los pies de Lamela, pero lucieron contenidos tanto Meza como Pereyra. Así, el desarrollo se volvió bastante previsible. Y nunca sacudió la modorra.

Mientras tanto el público, que ocupó el 80 % de la capacidad del estadio, pareció acoplarse a lo que sucedía en el campo de juego: vivió el duelo casi en silencio, sin alentar demasiado y sin siquiera pedir por un Messi, que vaya uno a saber cuándo resolverá regresar, más allá de las versiones que lo dan otra vez con la 10 en los encuentros de preparación de marzo venidero.

El segundo tiempo, con las modificaciones exhibidas por ambos entrenadores, el partido entregó mayor displicencia y un ritmo mucho más cansino.

Argentina ganó una mejor distribución del balón con la entrada de Paredes (el único futbolista que estuvo en los 6 partidos que lleva el interinato de Scaloni) y mostró el debut de Paulo Gazzaniga (26 años, Tottenham). Esas fueron las incidencias más destacadas de un partido que fue tornándose cada vez más monótono.

México, con el ingreso de Jesús Gallardo (lo más criterioso y peligroso desprendiéndose por la izquierda), estuvo cerca del empate. Precisamente, el lateral-volante de Monterrey se perdió el 1-1 con un cabezazo que resolvió bien el ingresado Gazzaniga.

Pero el broche de la noche llegó hacia el cierre con la entrada de Dybala que sacudió la modorra de la multitud. El hoy jugador de la Juventus fue ovacionado (el único en la calurosa noche cuyana) y apareció para 'sacarse la mufa' como había ocurrido en el primer tiempo con Icardi. El ex Instituto aprovechó una cesión rápida de Simeone y definió en libertad para sentenciar el pleito.

El resultado le otorgó tranquilidad a este proceso interino de un Scaloni que asoma cada vez más cercano a ser ratificado por AFA para seguir al frente del combinado hasta la Copa América Brasil 2019.
Síntesis

Argentina 2

Gerónimo Rulli; Gabriel Mercado, Ramiro Funes Mori, Walter Kannemann y Marcos Acuña; Maximiliano Meza, Santiago Ascacíbar y Roberto Pereyra; Erik Lamela y Rodrigo De Paul; Mauro Icardi. Dt: Lionel Scaloni.

México 0

Jesús Corona; Gerardo Arteaga, Edson Alvarez, Julio César Domínguez y Jesús Dueñas; Erick Aguirre y Erick Gutiérrez; Víctor Guzmán, Isaac Brizuela y Javier Aquino; Henry Martin. DT: Ricardo Ferretti.

Gol en el primer tiempo: 1m. Icardi (A).

Gol en el segundo tiempo: 41m. Dybala (A).


Cambios en el segundo tiempo; antes del inicio, Franco Cervi por De Paul (A); Jesús Gallardo por Arteaga, Ricardo Mier por Julio C. Domínguez, Robert Alvarado por E. Gutiérrez y Luis Rodríguez por Aquino (M); 10m. Leandro Paredes por Ascacíbar (A); 13m. Paulo Gazzaniga por Rulli y Giovani Lo Celso por Lamela (A); 17m. Angel Zaldívar por Brizuela (M); 27m. Giovanni Simeone por Meza (A); 35m. Paulo Dybala por Icardi (A), 37m. Alan Pulido por Martin (M).

Amonestados: Ascacíbar, Lamela, Kannemann (A) Gallardo, L. Rodríguez (M).

Arbitro: Nicolás Gallo (Colombia).

Estadio: Malvinas Argentinas (Mendoza).






martes, 20 de noviembre de 2018

173º años del Combate de la Vuelta de Obligado... @dealgunamanera...

173º años del Combate de la Vuelta de Obligado…


La Batalla de la Vuelta de Obligado fue una de las acciones defensivas más importantes de la historia nacional, por ella se conmemora el Día de la Soberanía Nacional.

© Publicado el martes 20/11/2018 por el Periódico Digital Gaceta Marinera de la Ciudad de Punta Alta, Provincia de Buenos Aires.

Corría 1845 en la reciente Confederación Argentina, cuya conducción estaba a cargo del Gobernador de la provincia de Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas. Este mandatario estaba enfrentado con el presidente de Uruguay, Fructuoso Rivera, y sus sucesivos enfrentamientos debilitaron a las milicias argentinas. Años anteriores, el gobernador de Buenos Aires había reforzado una pequeña escuadra para lograr un bloqueo total a Montevideo, generando gran malestar a distintos países que utilizaban la Banda Oriental para comerciar sus productos, entre ellos, Francia y Gran Bretaña.

La intervención de dichas potencias era un hecho, y con la excusa de apoyar a Rivera, planeaban en silencio impedir la expansión hegemónica de Rosas, comerciar con el Paraguay y la provincia de Corrientes. El enfrentamiento diplomático de la Confederación y la falta de las negociaciones con Uruguay y sus aliados precipitaron los hechos en el tiempo. Así fue que el 22 de julio de 1845, las fuerzas navales europeas se apoderaron de la escuadra patriota, comandada por Guillermo Brown, quien cansado y con su salud quebrantada, debió regresar a Buenos Aires.

El 18 de septiembre del mismo año, una flota anglofrancesa decretó el bloqueo a todos los puertos de Buenos Aires, sin existir previamente declaración de guerra ni acciones bélicas que justificaran la medida. En simultáneo, milicias de igual nacionalidad tomaron Colonia y saquearon Gualeguaychú. Ante la inminente avanzada enemiga, Juan Manuel de Rosas ordenó evacuar la isla Martín García. De esta manera, el plan anglofrancés de dominar el río Uruguay y tener libre navegación del Paraná, ya no tendría más resistencia. Al menos así lo creían.

Juan Manuel de Rosas, sin una fuerza naval competente para hacer frente a la intromisión extranjera, dispuso la instalación de baterías próximas a San Pedro, provincia de Buenos Aires, en la conocida Vuelta de Obligado. Este lugar estratégico en la orilla occidental del Paraná es un recodo barrancoso con escasos 40 metros de profundidad y unos 700 metros de ancho.


El General Lucio Mansilla estuvo a cargo de la instalación: dividió su artillería en 4 baterías de sur a norte. La primera nombrada Restaurador Rosas, compuesta por seis cañones, al mando del Sargento Mayor de Marina Álvaro Alzogaray. La segunda fue bautizada General Brown, la componían cinco cañones y la comandaba el Teniente Eduardo Brown (hijo menor del Almirante). La tercera batería, llamada General Mansilla fue dispuesta sobre el nivel del río y contaba con tres cañones: la conducía el Teniente de Artillería Felipe Palacios. La última, denominada Manuelita, contaba con siete cañones navales y la conducía el Teniente Coronel de Marina Juan Bautista Thorne. Junto a esta batería de costa un ancla afirmaba tres gruesas cadenas que atravesaban el río sostenidas por 24 pontones fondeados y sujetos en la margen opuesta por el bergantín “Republicano”.

El combate se inició al amanecer del día 20 de noviembre de 1845, con un intenso cañoneo y fuertes descargas de cohetes sobre las baterías argentinas. El combate duró siete horas durante las cuales la intensidad del fuego y la convicción de los defensores no dieron espacio para la tregua.

A medida que se iban agotando las municiones, las fuerzas argentinas perdían iniciativa. Los anglofranceses desembarcaron para tomar las distintas baterías. Pasado el mediodía, el Comandante Tomas Craig incendió el bergantín argentino “Republicano”, para evitar su captura. Con pocas municiones en las baterías argentinas, el fuego mermó y la flota invasora llegó hasta las cadenas que impedía su paso, para romperlas a martillazos. Finalmente, los extranjeros consiguieron liberar el paso, adjudicándose la victoria pero a un alto precio.


Los aliados europeos tuvieron en la Vuelta de Obligado más de un centenar de bajas y sus buques fueron duramente averiados. Las pérdidas argentinas alcanzaron 250 muertos y 400 heridos, los emplazamientos con sus cañones quedaron destrozados, y tanto el “Republicano” como los pontones y demás embarcaciones fueron destruidos.

Esta Batalla es un hito en la formación de nuestra historia como Nación, porque unidos por la férrea convicción de la defensa y salvaguarda de nuestro territorio, los argentinos demostramos ser un país joven pero maduro en sus creencias. Aún en desigualdad de fuerzas y sin la tecnología de guerra que los extranjeros desplegaron en los frentes, la defensa nacional resistió, con el honor de quien por amor y patriotismo elige anteponer su vida antes que la libertad de un compatriota.

Día de la Soberanía Nacional

En 1974, los restos mortales de Juan Manuel de Rosas fueron repatriados, por lo que el historiador José María Rosa propuso al Congreso de la Nación Argentina sancionar el día nacional en su conmemoración. Así se instauró por medio de la sanción de la Ley Nº 20.770, confirmándose el 20 de noviembre como Día de la Soberanía Nacional, en conmemoración de la batalla de la Vuelta de Obligado. El decreto Nº 1548 lo declaró feriado nacional.

En noviembre de 2010, año del Bicentenario de Argentina, la fecha fue promovida a feriado nacional mediante un Decreto promulgado por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.

Por las condiciones en que se dio ese enfrentamiento, por la valentía de los argentinos que participaron en ella y por sus consecuencias, es reconocida como modelo y ejemplo de sacrificio en pos de nuestra soberanía.



lunes, 19 de noviembre de 2018

Huracán le rinde homenaje a Los Redondos… @dealgunamanera...

Huracán, mi único héroe…


A partir de una iniciativa de Fernando Salces, Gerente Deportivo del club y de Abel Poza, Presidente de la Subcomisión de Fútbol Profesional, el primer equipo del Club Atlético Huracán jugará el clásico de barrio más grande del mundo, con una estampa en su camiseta, conmemorando los veinticinco años de los recitales que Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota brindaron un 19 y 20 de noviembre de 1993, en el Palacio Tomás Adolfo Ducó.

© Publicado el lunes 19/11/2018 por el Departamento de Prensa del Club Atlético Huracán de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


El homenaje fue concebido por Santiago Vilas, integrante de la subcomisión de RRPP, quien estuvo en tratativas desde hace tiempo con Salces para que el proyecto tomara forma y junto a Poza, pudieran traducirlo en realidad.

Los shows “Lobo suelto, cordero atado” fueron eventos inolvidables que cruzaron los destinos de todos los Quemeros y los fanáticos del rock.

Las casacas, luego serán subastadas a través de las redes sociales oficiales y lo generado por tal acción, se destinará íntegramente a la pensión de jugadores juveniles.


Huracán le rinde homenaje a Los Redondos…


El Globo jugará el clásico ante San Lorenzo con un parche en su camiseta para recordar los 25 años del histórico show de la banda del Indio Solari.

© Publicado el lunes 19/11/2018 por el Suplemento Deportivo 442 del Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


A 25 años de la presentación de Lobo suelto, cordero atado en el estadio Tomás Adolfo DucóHuracán jugará el próximo fin de semana, nada más y nada menos que el clásico frente a San Lorenzo, con una camiseta conmemorativa de aquellos históricos recitales de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota en Parque Patricios del 19 y 20 de noviembre de 1993.

Según cuenta el club en su sitio web oficial, la iniciativa surgió de parte de Fernando Salces, Gerente Deportivo, y de Abel Poza, Presidente de la Subcomisión de Fútbol Profesional, para recordar con orgullo la primera vez en un mega estadio de la banda de rock nacional más convocante de todos los tiempos.

Las camisetas luego serán subastadas entre los hinchas y lo recaudado se destinará a la pensión de las divisiones inferiores.



(Fuente www.perfil.com). El periodismo profesional es costoso y por eso debemos defender nuestra propiedad intelectual. Robar nuestro contenido es un delito, para compartir nuestras notas por favor utilizar los botones de "share" o directamente comparta la URL. Por cualquier duda por favor escribir a perfilcom@perfil.com