sábado, 11 de octubre de 2014

Los juguetes de ahora... De Alguna Manera...


Los juguetes vienen ahora con sensores y cerebros electrónicos…

Arriba, T-Rex, de Teksta; sobre estas líneas, el expresivo Xeno.

Muñecas con reconocimiento de voz, kits de robótica que parecen de ciencia ficción, carteras con LED y clásicos de siempre que se suben a la era Smart.

Previsiblemente, hay muñecas que son más bien robots y productos para niños que cualquier adulto quisiera utilizar. Es el caso del reloj inteligente Kiddizoom, fabricado por V-Tech. El modelo incluye juegos, alarma y hasta una cámara de fotos que también graba videos. Con una pantalla táctil de 1,4", es resistente al agua, su pulsera viene en varios colores y se consigue en el exterior por 55,99 dólares.

Aunque aparenta ser una muñeca tradicional, Mi amiga Cayla es interactiva. De hecho, puede responder preguntas que le formulen ya que incorpora tecnología de reconocimiento de voz. ¿Cómo sabe las respuestas? Fácil: se sincroniza con un dispositivo Android o iOS a través de Bluetooth y así se puede descargar una app que le permite hablar sobre moda, narrar cuentos, realizar cálculos matemáticos, deletrear palabras y muchas cosas más.
Otra opción es la Barbie Color Change Bag. Aunque se trata de una cartera, la novedad es que puede cambiar de color para coincidir con la ropa que utiliza la niña, gracias a su cubierta de LED. Su precio ronda los 60 dólares.

T-Rex es un dinosaurio de la marca Teksta, cuya última versión permite que el animal realice numerosos movimientos. Aunque a simple vista parece un juguete convencional, viene con sensores para reaccionar cuando una persona se le acerca. Además, puede gestionarse a distancia y descargarse aplicaciones para que el dinosaurio realice más acciones.

Los que quieren un espécimen aún más sofisticado pueden recurrir a Xeno, fabricado por la australiana Toysrus. Se trata de un monstruito interactivo que viene con ojos digitales que le permiten tener más de 40 expresiones para demostrar su estado de ánimo. Este juguete de 129,99 dólares incluye ocho sensores que reaccionan al tacto y entrada de audio.

Los clásicos

El gigante Hasbro también se suma a la movida de incorporar tecnología a sus productos. Por este motivo, además de contar con una línea de aplicaciones para Android e iOS basados en juguetes lanzados hace más de 20 años como Mi Pequeño Pony y Transformers, modernizó títulos tradicionales como El juego de la vida. En este sentido, si bien el tablero sigue siendo de cartón duro, los personajes son digitales y se pueden personalizar colocándole distintos peinados, entre otras variables.

Qué hay en la Argentina

Pablo Calvert, propietario de la juguetería Brick Toys, afirma que desde que en el país se impusieron las trabas a la importación, la variedad de juguetes disponibles en el mercado se ha limitado. Antes de esta medida, Calvert vendió en la Argentina varias unidades del Lego Mindstorms EV3, un robot que combina la versatilidad del sistema de construcción Lego con tecnología para programar el equipo mediante una computadora.

"Entre la cotización del dólar y los impuestos que hay que abonar para ingresar este producto, el que lo quiera comprar en el país tiene que pagar unos 10.000 pesos, mientras que en los Estados Unidos se consigue por 400 dólares", explica Calvert, que vendió su último robot en junio.

Al respecto, Lego, que en el primer semestre de este año desplazó a Mattel como número uno mundial, no está importando juguetes desde su división Retail. Sin embargo, la unidad enfocada en Educación está muy activa. Martín Bergadá, director general de Educación Tecnológica SA, representantes aquí de Lego Education, cuenta que sus clientes son las instituciones educativas: "Tenemos disponible varias soluciones como WeDo y Mindstorms NXT, que son kits de robótica con procesadores y sensores que los docentes utilizan para enseñar programación y otras materias técnicas en alumnos de más de 8 años".

En MercadoLibre, los drones y los helicópteros a control remoto son los juguetes tecnológicos más vendidos. Según las características de cada modelo, un dron puede costar entre 1499 y 27.000 pesos, mientras que los helicópteros van desde 600 pesos a 8999 pesos.

Con respecto a los juguetes que incorporan tecnología, Daniel Dimare, director de marketing y comunicación Institucional de Juguetes Rasti, afirma que "muchas marcas lanzan estos modelos por una cuestión de branding, y no para vender en grandes cantidades", y comenta que cuando viaja a Estados Unidos, Inglaterra y otros países para ver los productos que se venden en las jugueterías, se ven muy pocos ejemplares tan tecnológicos.

Según Dimare, si bien existe una tendencia vinculada a la incorporación de tecnología en los juguetes, "también está vigente con mucha fuerza una contra tendencia, que implica la revalorización del juego compartido y creativo, entre los cuales se incluyen los bloques de encastre".

Por su parte, Bergadá dice: "Los juguetes más demandados no son aquellos que se ejecutan al presionar un botón, sino los que permiten cierto grado de personalización a través de la programación. En este sentido, existen en el mercado productos que permiten al niño armar un auto con bloques, insertarle un sensor y luego programarlo para que el vehículo se detenga cuando detecte un objeto a 10 cm de distancia. Entonces, con esta solución hay una combinación de juego tradicional, manual y creativo con programación", concluye.

Así las cosas, y desde la pelota de trapo a los muñecos con sensores y procesadores, el objetivo sigue siendo el mismo: disfrutar del placer de jugar.

© Escrito por Débora Slotnisky el Sábado 11/10/2014 y publicado por el Diario La Nación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.



El Huracán del Tiki-Tiki... De Alguna Manera...


El Huracán del Tiki-Tiki...


En Argentina los torneos de fútbol van mutando. En 2009, las ediciones se llamaban Torneo Apertura y Torneo Clausura, con la particularidad de que el Clausura correspondía al primer semestre del año y el Apertura al segundo. Curiosidades del fútbol argentino. Más allá de eso, en el Clausura 2009, apareció un equipo que propuso jugar a otra cosa: el Huracán dirigido técnicamente por Ángel Cappa, un discípulo de César Luis Menotti.

La década de los 90 estuvo signada por un buen nivel de fútbol en la Argentina, producto en relación directa de la economía del país que proponía que 1 peso argentino era igual a 1 dólar americano, algo que después se supo mentira y terminó en el escándalo de 2001. Más allá de eso, la posibilidad de tener una paridad peso/dólar, daba la posibilidad de que jugadores de la talla de Maradona jugasen en la liga local. Y eso aparejaba buen fútbol. En esa década, el dominio absoluto fue de River Plate, ganador de 7 títulos locales, y 2 títulos internacionales. La premisa de aquel River era jugar bien.

Pero hacia finales de los 90 el dominio cambió de mando y pasó al eterno rival: Boca Juniors. La propuesta del Xeneize era diametralmente opuesta a la de River, con la salvedad de que fue más efectiva: entre 1998 y 2009 Boca ganó 7 títulos locales y 11 títulos internacionales. Ese mal juego de Boca dio a pensar en que la especulación era más importante que el juego y, sobre todo, más efectiva. Los equipos se reforzaban en defensa, en mediocampistas aguerridos y delanteros toscos, porque parecía ser la fórmula. El Huracán de Cappa propuso cambiar esto de raíz, casi sin proponérselo.

Ángel Cappa decidió apostar por un fútbol diferente. Aquel Huracán no ganó, pero será siempre recordado”

El Huracán de Cappa jugaba distinto. La prensa deportiva comenzó a hablar entonces de algo que quedó impuesto en el imaginario popular que fue el “Tiki-Tiki”. Un juego que presupone un ida y vuelta con toques cortos y rápidos, con relevamientos constantes. El equipo de Cappa se parecía, por primera vez en muchos años, a un equipo. Fue un faro; algo a lo que aferrarse para pensar que el fútbol argentino podía ser mejor. Que se podía triunfar jugando bien, algo que se había echado por tierra.

Aquel equipo contaba en sus filas con jugadores de la talla de Mario Bolatti, Matías Defederico, Patricio Toranzo y Javier Pastore, entre otros, con la particularidad de que pudo haber sido el momento más alto de todos ellos en forma individual y de Huracán en forma colectiva. La posibilidad de conseguir su segundo título de primera división hacía que sus hinchas se ilusionasen hasta niveles impensados. Pero algo pasó.


En la penúltima fecha Huracán goleó 3 a 0 a Arsenal de Sarandí y Velez Sársfield (su escolta y próximo rival) empató como visitante 1 a 1 con Lanús. El panorama para la fecha 19 encontraba a Huracán primero con 38 puntos y a Velez Sársfield segundo con 37. Debían enfrentarse en Liniers, en la cancha de Velez Sársfield. Los visitantes serían campeones después de 36 años con sólo empatar, pero el partido estuvo plagado de irregularidades.

De movida, en el primer tiempo, Gabriel Brazenas, el árbitro del partido, anuló un gol de Huracán de Eduardo Domínguez por presunta posición adelantada, que nunca existió. 

Pocos minutos después, el propio árbitro cobró un penal a favor de Velez Sársfield que Hernán Rodrigo López, uno de los delanteros del local, malogró ante una gran atajada de Gastón Monzón. El partido fue parejo e incluso Velez Sársfield jugó mejor, pero el empate no se quebraba y el 0 a 0 hacía que Huracán se preparase para gritar campeón. Pero sobre el final del partido, cuando faltaban 7 minutos para el fin, una jugada que se sospechaba intrascendente, hizo que la pelota cayese al corazón del área de Huracán. 

Ante la salida de Monzón, Gastón Larrivey –delantero de Velez y exjugador de Huracán- se estiró con las dos piernas hacia adelante e impactó contra el arquero del visitante. A los ojos de todo el estadio y de la prensa, lo de Larrivey fue una falta. No tuvo intención de jugar la pelota sino de golpear al arquero. Pero Brazenas, nuevamente, confió en su instinto y dejó seguir la jugada. Con el arquero tirado en el suelo, revolcado de dolor, Maximiliano Morález puso el 1 a 0 que consagró campeón a Velez Sársfield, que sepultó una de las últimas ideas de buen fútbol nacidas en el país.

Los medios hablaron de Huracán como Campeón moral. Ángel Cappa fue contundente: “El réferi le regaló el partido a Velez”. Durante el partido la bronca del técnico visitante fue más fuerte: “¡¿Ahora esconden las pelotas, cagones de mierda?!”, protestó en referencia a que los alcanzapelotas del local demoraban cada vez que la pelota salía del terreno de juego.

Lo cierto –y complejo, turbio y extraño- es que Gabriel Brazenas no dirigió nunca más en el fútbol argentino. El campeonato 2009 estuvo –está- teñido de sospechas extrafutbolísticas y lo que pudo haber sido un campeonato memorable para un equipo basado en el trabajo y esfuerzo colectivo no fue más que una –otra más- página oscura en la historia del fútbol argentino. Quedaron y quedarán las suspicacias en torno al resultado final, a los fallos del réferi y, sobre todo, la idea de no saber aún qué conviene más: jugar bien o ganar.


© Escrito por Ignacio Merlo el Jueves 15//05/2014 y publicado por Kaiser Magazine de la Ciudad de Valladolid, España. http://www.kaisermagazine.com