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domingo, 15 de diciembre de 2024

Clima de Conspiración - Ya nadie es intocable… @dealgunamanera...

 Clima de Conspiración - Ya nadie es intocable…

¡Viva la libertad, carajo! Edgardo Kueider. Dibujo: Pablo Temes

El caso del senador Kueider provocó papelones entre las fuerzas del cielo y la casta, tanto kirchnerista como del PRO.

Se lee en la primera línea de “Everness” –poema de Jorge Luis Borges– lo siguiente: “Sólo una cosa no hay: es el olvido”. Parafraseando el comienzo de ese conmovedor poema, bien se podría decir: “Sólo una cosa no hay en la política argentina: el aburrimiento”.  

Eso da marco con exactitud a lo acaecido en el Senado en la sesión especial del jueves pasado, en la que se aprobó la expulsión del senador Edgardo Kueider. La sucesión de irregularidades y contradicciones –la vicepresidenta presidiendo la sesión con el Presidente ausente, por lo cual en los hechos estaba a cargo del Poder Ejecutivo; la grave inobservancia del derecho de defensa del senador eyectado de su banca; las acusaciones cruzadas entre Javier Milei y Victoria Villarruel; la posterior actitud contradictoria de los senadores de La Libertad Avanza pidiendo la nulidad de la sesión y, por ende, la expulsión del legislador entrerriano que ellos habían votado favorablemente; los senadores de Unión por la Patria impulsando la destitución de Kueider y rechazando la suspensión de Oscar Parrilli, procesado por la firma del Memorándum del acuerdo con Irán, delinea con exactitud el nivel de degradación irrefrenable que sigue exhibiendo –con pocas excepciones– la dirigencia política vernácula... Que quede claro: la suerte de Kueider está echada: más tarde o más temprano, será expulsado inexorablemente del Senado. Pero eso no quita gravedad a lo ocurrido.

Por otra parte, los hechos del jueves demuestran que en el Gobierno no hay una noción real de las consecuencias nocivas que la pelea entre Milei y Villarruel le generan. Está claro que los puentes entre ellos dos están absolutamente dinamitados. La ausencia de la vice en el discurso que por el primer año de gobierno dio el Presidente el martes 10 por la Cadena Nacional de Radio y Televisión fue muestra de ello. El ruido que produjo esa ausencia era absolutamente evitable. Era cuestión de aplicar un poco –sólo un poco– de sentido común y lógica.

Milei no quería la sesión especial del Senado. Por eso, se la culpó a Villarruel por su impericia para evitarla. En verdad, la vicepresidenta no tenía cómo hacerlo. Por eso, en estas horas de tribulaciones, hay quienes especulan con la posibilidad de que el desaguisado institucional del jueves que pone en duda la validez de la sesión del Senado, haya sido generado ex profeso por la poderosísima secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, para anular o demorar la expulsión de Kueider. Como dice el proverbio, “Se non è vero, è ben trovato”.

Verdadero o no, lo cierto es que en este clima de conspiración permanente, todo puede ser verosímil. Lo que sí es absolutamente tangible es que el Gobierno carece de una estrategia para manejar asuntos tan delicados como éste.

Como se señala más arriba, la ecuación Kueider afuera y Parrilli adentro, también representa un bochorno. El senador Oscar Parrilli, procesado por el Memorándum de acuerdo entre la Argentina e Irán, por el atentado terrorista que voló la sede de la AMIA es la constatación de la doble moral –al fin y al cabo una inmoralidad– que está en la esencia del kirchnerismo.

Cristina Fernández de Kirchner aparece como la ganadora de este grotesco. Es una victoria pírrica de poco vuelo. Puede que haya ganado un voto más en el Senado, ya que quien va a reemplazar a Kueider es Stefanía Cora, una integrante de La Cámpora. Lo que CFK no dimensiona es el deterioro que la inmoralidad de mantener a alguien tan poco presentable y desprestigiado como Parrilli le acarrea. Sigue pensando que la sociedad no cambió en nada. Por eso la foto grotesca de una supuesta unión –inexistente en los hechos– entre ella, su hijo Máximo, Sergio Massa y Axel Kicillof es la de un tren fantasma. Es el pasado que vuelve. Ni CFK ni su cohorte se hacen cargo del desastre que fue su último gobierno. Fingen amnesia y, por las dudas, en esa imagen impostada había cierta distancia entre ellos y un acartonamiento supino. La real desconfianza que se tienen entre sí, no pudo ser disimulada por la lente de la cámara.

El otro evento cargado de significado contradictorio fue la asunción de CFK como presidente del PJ. El acto en la sede de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET), en el que la exmandataria intentó reagrupar al peronismo rumbo a las elecciones legislativas de 2025 tuvo al gobernador Axel Kicillof como uno de los grandes ausentes. Tampoco hubo Marcha Peronista. La señora la desprecia, como despreció al partido durante toda su carrera política. Para matizar el encuentro, sonó la canción Fanático que Lali Espósito compuso en alusión a Javier Milei. En este caso, le sirvió de trampolín a CFK para impulsar las críticas al Gobierno.

Dijo que “la sociedad está aceptando un ajuste violento” y trató al jefe de Estado de “infantil y cholulo”. Está claro que no puede tolerar que un outsider de la política haya logrado bajar la inflación, ordenar las cuentas y, a pesar del ajuste brutal, conservar un buen caudal de imagen positiva. Los peronistas de pura cepa deberían haber tenido un poco de amor propio y evitar que la condenada los utilice políticamente una vez más. La explicación es corta y elocuente: no hay dentro del partido figuras de recambio.

En el otro extremo ideológico de la política, el PRO sigue haciendo agua. Un síntoma inequívoco de la pérdida de poder es la denuncia que recayó sobre Cristian Ritondo por departamentos y sociedades en el exterior sin declarar. Ya nadie es intocable. En el partido amarillo ven con buenos ojos la distancia de Villarruel con el primer mandatario, hay quienes ya piensan en darle asilo político si el vínculo institucional se rompiera.

Como broche de oro entre tantos papelones de la casta y de las fuerzas del cielo por igual, la Legislatura rechazó la posibilidad de sancionar ficha limpia en el ámbito de la Ciudad. Otra oportunidad perdida para elevar la calidad de la política doméstica.



domingo, 17 de noviembre de 2024

 Algarabía oficialista…

"Let’s dance", Donald Trump y Javier Milei. Dibujo: Pablo Temes.

Los libertarios festejan la caída de la inflación y la condena a CFK. Pero el salario sigue en el fondo del pozo.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 17/11/2024 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

Lo ocurrido en Mar-a-Lago, en la noche del jueves pasado, quedará en los anales. Nunca antes un presidente electo de los Estados Unidos había recibido a un presidente argentino. No solo eso: Javier Milei fue el primer mandatario extranjero con el que Donald Trump se encontró desde que fue electo por una mayoría abrumadora en las elecciones del 5 de noviembre.

La relación de afecto nacida entre ambos se extendió por carácter transitivo a todo su entorno y a sus más fanáticos seguidores. No es habitual que en esos círculos haya un conocimiento tan detallado y extendido de lo que hace un presidente argentino. Ni siquiera ocurrió algo así con Carlos Menem ni con Arturo Frondizi ni con Mauricio Macri, que fueron los presidentes argentinos que más estrechas relaciones tuvieron con las administraciones estadounidenses. West Palm Beach, el lugar en donde se encuentra la residencia de Mar-a-Lago, trae reminiscencias de otra cumbre presidencial histórica. Ocurrió cuando, en la Navidad de 1961, John Fitzgerald Kennedy recibió en su residencia a Arturo Frondizi, por quien sentía un profundo respeto. En aquella ocasión, el encuentro tuvo como tema excluyente el análisis de la situación en Cuba.

El nivel de popularidad que tiene Milei en la militancia trumpista es notable. La motosierra se ha convertido en un símbolo que encuentra emulación en la decisión del presidente electo en la designación de Elon Musk y de Vivek Ramaswamy para hacerse cargo del Departamento de Eficiencia Gubernamental. Serán los Federico Sturzenegger del nuevo gobierno.

No obstante esta corriente fervorosamente elogiosa hacia él, sería bueno que Milei hiciese una lectura adecuada de lo que, en términos prácticos, pudiera traducirse en acciones concretas por parte de Trump. Hay que recordar que, durante su primera presidencia, no hubo para Jair Bolsonaro, con quien la afinidad también fue muchísima, beneficios extraordinarios de parte de Trump. Como ya se expresó en esta columna, Mauricio Macri sí tuvo una ayuda muy concreta y crucial: el apoyo de los Estados Unidos que llevó al directorio del Fondo Monetario Internacional a aprobar los préstamos de magnitud nunca vistos antes que recibió la Argentina. Al respecto, hay que decir que la aspiración primigenia del ministro Luis Caputo es que ese apoyo se repita para poder acceder a un acuerdo que le permita llegar a obtener los dólares necesarios para poder levantar el cepo cmbiario. Esos dólares hoy faltan y eso crea un problema porque, más allá de las declaraciones tanto de Caputo como de Milei en las que tratan de minimizar su impacto, el cepo representa un obstáculo a las inversiones extranjeras que nuestro país tanto necesita.

El 2,7% de inflación de octubre fue la mejor carta de presentación que, al partir, Milei llevó a su reunión con Trump. En las recorridas periodísticas que se hicieron, la mayoría de los comerciantes de distintos rubros reconoció que las remarcaciones habían disminuido sensiblemente. Sin embargo, esta estabilidad –que no es uniforme– no redunda en un aumento del consumo. La razón es muy simple: la caída del salario. Muchas familias con un trabajo formal no logran esquivar la línea de la pobreza.

Por eso, el Presidente debería ser más prudente cuando habla de la recuperación de los ingresos. Ningún salario se ha acercado ni remotamente al nivel de inflación de este año, que ronda el 107%. Pudo haberse frenado la recesión pero aún queda un largo camino por recorrer para que la actividad económica despegue a niveles que generen un derrame que pueda ser percibido por la mayoría de la gente. “El Presidente es consciente del esfuerzo que está haciendo el pueblo argentino para poder acompañar las medidas que nos llevarán a estabilizar el país pero también sabe que a poco menos de un año de gestión los resultados obtenidos han sido superlativos. Nos decían que íbamos a durar tres meses y hoy estamos siendo reconocidos a nivel mundial”, se jactó un libertario de la primera hora.

Existe otro motivo para la algarabía oficialista. Es el pasado que vuelve y les recuerda a los argentinos lo peor de los veinte años de kirchnerismo. La Cámara de Casación Penal confirmó la condena contra Cristina Kirchner por el caso Vialidad a seis años de prisión y la inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos. Aún le queda la opción de ir hasta la Corte Suprema, que no tiene un plazo temporal para resolver el caso. Por eso CFK no irá a prisión y, de no aprobarse el proyecto de ley de Ficha Limpia en el Congreso Nacional, podrá competir en las elecciones del año entrante.

Vale la pena hacer un paréntesis para desarticular la insostenible perorata de la expresidenta. Como buena oradora, Cristina intenta justificar todo lo que le sucede por un supuesto intento de proscripción y misoginia. “Como no me pueden pegar una piña, hacen lo que están haciendo desde Comodoro Py”, se la escuchó decir en su impostada aparición en territorio amigo luego de ratificada la condena. Sabe perfectamente que es el segundo tribunal que falla en el mismo sentido y que la maniobra de corrupción para desviar fondos del Estado en triangulación con Lázaro Baez a sus propias cuentas fue tan pero tan burda que no quedó la más mínima duda de aquel procedimiento.

No existe proscripción y, por si quedaran dudas, es bueno recordar que Ficha Limpia surgió hace varios años por iniciativa ciudadana. No podrán ser candidatos a cargos públicos quienes tengan una condena por corrupción contra el Estado ratificada por un tribunal de alzada. Es lógica pura y un intento por mejorar la calidad institucional y evitar que el Estado se convierta en un aguantadero para quienes se refugian en los fueros de manera indefinida para eludir la Justicia. Argentina se merece, de una vez por todas, un salto de calidad en su sistema democrático. Boleta única es ley. Ficha limpia es una deuda pendiente que ya debería quedar saldada.



domingo, 3 de noviembre de 2024

Confianza en Trump... @dealgunamanera...

Confianza en Trump… 


El Gobierno espera que el magnate republicano gane las elecciones para recibir una ayuda de los amigos en el FMI.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 02/11/2024 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.


Más allá del estrépito, la salida de Diana Mondino de la Cancillería era algo ya sabido. El estrépito fue producto de un hecho que dejó al descubierto la falta de comunicación interna del Gobierno. El voto argentino en la Organización de las Naciones Unidas fue, históricamente, contrario al embargo contra Cuba. Es un voto que tiene un valor meramente simbólico. La catastrófica situación de atraso y pobreza que soporta la ciudadanía cubana no está causada por ese embargo, sino por la concepción anacrónica de un régimen totalitario y autocrático cuyos dirigentes viven en medio de una opulencia escandalosa.  

Diana Mondino se ha encargado de decir que ese voto había sido puesto en conocimiento de la Casa Rosada antes de ser emitido. Hasta ahora no ha habido respuesta desde la Presidencia. Eso, sumado a las palabras elogiosas del jefe de Gabinete, Guillermo Francos, hacia la exministra indica que hay voluntad de no tirarla por la borda. Sin embargo, queda clara la brutal forma de ejercer el poder que tiene el Presidente. Lo que sí hubo fue un comunicado dirigido al personal de la Cancillería, cuyo párrafo final sembró inquietud y encendió alarmas “… el Poder Ejecutivo iniciará una auditoría del personal de carrera de la Cancillería, con el objetivo de identificar impulsores de agendas enemigas de la libertad”. Una cosa es que el cuerpo diplomático lleve adelante las políticas que emanan del gobierno de turno –esa es, al fin y al cabo, su tarea– y otra muy distinta es que todos sus integrantes piensen de la misma manera. La caza de brujas ha formado parte de los usos y costumbres del kirchnerismo, del peronismo y de los regímenes militares. El ideario libertario prometió otra cosa. Ese tipo de reacciones van en contra de los postulados de la libertad.    


Diana Mondino hizo saber que la Casa Rosada conocía cómo se iba a votar en la cuestión de Cuba.

Un ejemplo de la volubilidad de la política vernácula lo representa el caso del reemplazante de Mondino, el flamante ministro de Relaciones Exteriores, Gerardo Werthein, quien se venía desempeñando como embajador de la Argentina ante el gobierno de los Estados Unidos, supo ser un acérrimo acólito de Cristina Fernández de Kirchner. “Habíamos podido abandonar el modelo de especulación financiera por uno de producción y, además, éramos de los países más desendeudados del mundo”, escribió el flamante ministro en 2011. El problema no es solo el cambio de opinión. Al fin y al cabo, ahí está el caso de Daniel Scioli, que también se desvivió en elogios hacia la expresidenta –que no le evitaron ser despreciado por ella– y hoy es funcionario estelar de este gobierno que le permite por estos días subirse a la ola del fenómeno Franco Colapinto e intentar traer la Fórmula 1 a la Argentina. El problema es de esencia moral: haber apoyado al kirchnerismo significa haber convalidado la corrupción reinante en esos gobiernos y el proyecto autocrático  –y por ende antidemocrático– que encarnaban. Queda claro que a La Libertad Avanza le está costando demasiado mantener una línea de coherencia entre sus nuevos funcionarios. En este mismo contexto se inscribe también la elección del titular de la Dirección General Impositiva (DGI), Andrés Vázquez, con un controvertido pasado kirchnerista.  

La próxima semana será de gran expectativa en la Casa Rosada como producto de la elección presidencial en los Estados Unidos. Prudente y acertadamente, el Gobierno viene sosteniendo en su discurso una postura equidistante de los dos candidatos. Se prenuncia una elección con un resultado muy cerrado. En el promedio de las encuestas más respetadas hay una ventaja mínima, pero sostenida para Donald Trump sobre Kamala Harris. Es claro que, en el sentimiento de 
Milei
, su deseo es que gane Trump. Su identificación y cercanía con el candidato republicano hace la diferencia para un acceso a la Casa Blanca que no tendría con Harris. Y eso, en el contexto de todo lo que falta negociar con el Fondo Monetario Internacional, pesa. Lo vivió Mauricio Macri: de no haber sido por su amistad con Trump, el extraordinario –y controvertido– préstamo que el organismo le dio al país no se hubiese materializado. Como ya se vio, en las filas del trumpismo, la figura de Milei despierta apoyo y euforia. De ser elegido, habrá que ver cuánto de todo esto se traduce realmente en medidas de apoyo para el gobierno argentino.  


El paro mostró que dirigentes como Pablo Moyano no entienden el cambio que vive la Argentina.

Mientras tanto, en la política de cabotaje, viejos fantasmas sobrevuelan la escena. Por un lado, el paro en el transporte que impulsó una parte del gremialismo duro, puso de manifiesto que dirigentes como Pablo Moyano no han entendido el cambio que se está produciendo en la Argentina. Más allá del gobierno libertario, la gente de a pie ya no tolera medidas que perjudiquen su vida diaria en pos de sostener los privilegios de la casta sindical. La Unión Tranviarios Automotor (UTA), el gremio que nuclea a los trabajadores de las principales líneas de colectivos del país, decidió no participar de la medida de fuerza luego de llegar a un acuerdo de recomposición salarial con el Gobierno y las cámaras empresariales. El oficialismo logró así una doble carambola: evitó un jueves sin el servicio de colectivos, aisló a los gremios díscolos y los convirtió –una vez más– en su sparring de cara a la sociedad.  

El otro hecho que se celebró dentro del Gobierno es que CFK se encamina a presidir el PJ. No solo eso, La ex vicepresidenta se reunió con gobernadores y otras figuras del peronismo para ponerse a trabajar de cara a las elecciones de medio término del año que viene. Sergio Massa está incluido en ese combo. Nada nuevo bajo el sol. Queda claro que la oposición no tiene figuras de renovación y les regala a los libertarios la posibilidad de arrasar con el pasado reciente que tanto mal le ha hecho a la Argentina.





lunes, 28 de octubre de 2024

Exceso de euforia… @dealgunamanera...

Exceso de euforia…

Ginger & Fred’, Georgieva y Caputo. Dibujo: Pablo Temes.

El Gobierno avanza ante una oposición dividida, pero no aparecen los fondos para levantar el cepo. 


© Escrito por Nelson Castro del sábado 26/10/2024 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.   

La agenda política está claramente marcada por la centralidad del Gobierno. Y eso abarca desde el cumpleaños de Javier Milei hasta las medidas que se van anunciando casi a diario con un ritmo y un efecto que son generadores de un gran impacto político. Esto no es casualidad. Forma parte de una combinación entre gestión y una estrategia de comunicación que se han ido perfeccionando con el correr de los meses. Esta semana hubo una muestra acabada de ello. 

Hubo clima de festejo el viernes cuando se conoció que, por primera vez en cinco años, el riesgo país cayó debajo de los 1.000 puntos. El guarismo exacto fue 984. Hubo un factor muy importante que contribuyó fuertemente para esto: fue la resolución del Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) que por medio de una votación anunció que la Argentina no había caído dentro de la “lista gris” de países en materia de lucha contra el lavado de dinero y el terrorismo. Para eso fueron muy importantes las gestiones que se hicieron durante el tiempo del trabajo de los evaluadores. Esta evaluación había comenzado el año pasado en el contexto del gobierno de Alberto Fernández que daba pie a todas las sospechas. Por aquellos tiempos desde la Unidad de Información financiera (UIF) trabajaban a destajo con el peso sobre sus espaldas que implicaba la falta de certezas para alcanzar un resultado positivo. Finalmente, la reforma de la Ley 25.246 sobre lavados de activos, las modificaciones al Código Penal y a los plazos de presentación de los Reportes de Operaciones Sospechosas (ROS), la creación de un Registro Único de Beneficiarios Finales en la antigua AFIP, así como el Registro de Proveedores de Servicios de Activos Virtuales por parte de la Comisión Nacional de Valores (CNV) fueron algunos de los tópicos que resultaron determinantes para que el país no cayera en la “lista negra”. De haber obtenido una calificación desfavorable la llegada de inversiones y préstamos de organismos internacionales sería hoy un imposible. “El trabajo que se ha hecho en los últimos meses fue destacable. Pero de alguna forma el final del gobierno de los Fernández ayudó a que el organismo tuviera una mirada más contemplativa con la Argentina”, aseguró una fuente que conoce a la perfección el proceso.

La caída del riesgo país es positiva. Pero el viernes cerró a 984, cuando el de Uruguay, por ejemplo, es 92.

De todas maneras, hay que considerar el largo camino que queda hasta llegar a un valor del riesgo país que sea equiparable al de las naciones con economías más estables que la nuestra. Para tomar solo un ejemplo, el riesgo país de Uruguay está en 92 puntos. La diferencia es enorme. 

Luis Caputo tuvo una ardua tarea en Washington buscando destrabar las 
negociaciones con el Fondo Monetario Internacional con la esperanza de acceder a nuevos fondos. Las reuniones con la directora gerente, Kristalina Georgieva y con la número dos del organismo, Gita Gopinath, fueron muy buenas. Sin embargo, la posibilidad de acceder a nuevos préstamos sigue, hoy en día, bloqueada. Caputo señaló que no había ido a Washington a pedir dinero, sino a contar. Más allá de esto, la realidad es que la Argentina sigue buscando los fondos que necesita para levantar el cepo. Esos fondos, hasta el día de hoy, no están. Preocupa en algunos analistas allegados al Gobierno el exceso de euforia que se vive puertas adentro cuando todavía resta un largo camino por recorrer para que la economía finalmente se ponga en marcha.  

En materia política los libertarios han puesto manos a la obra para depurar nombres que llegaron infiltrados en las listas. En realidad –a pesar de haberlo negado desde un comienzo– hubo cierto grado de acuerdo con Sergio Massa que acercó nombres a las listas de 
La Libertad Avanza pensando que su competidor final sería alguno de los alfiles de Juntos Por el Cambio. Un error que se pagó caro. En los últimos diez días el Gobierno arremetió contra el massismo y realizó tres denuncias públicas vinculadas a la AFIP, AySA y el Enacom. El propósito es terminar de una vez y para siempre con figuras cercanas al tigrense. En la ex-AFIP y en el Ministerio de Economía ya se veían venir la motosierra recargada. El recorte de cargos y la reestructuración del organismo recaudador de impuestos dejó algunas perlitas que demuestran la inmoralidad del uso político del Estado en beneficio propio: sueldos que superaban los 30 millones de pesos y puestos que podían ser heredados por familiares de quienes los ocupaban. Una verdadera beca que le costaba millones de pesos al Estado. “Teníamos que dar una señal contundente de que la motosierra avanza sobre la casta. Había dudas y reproches por el esfuerzo que está haciendo la gente para acompañar este proceso. De ahora en más, no quedarán dudas de que vamos a terminar con los privilegios de la clase política”, aseguró un diputado libertario con entusiasmo indisimulable.  

A pesar de estos avances, todavía queda en el oficialismo una tendencia a elegir y nombrar funcionarios con prontuario más que currículum. Es el caso del nuevo titular de la Dirección General Impositiva DGI, Andrés Edgardo Vázquez, un funcionario que dejó muchas dudas por su actuación en la entidad recaudadora durante los años del kirchnerismo. En plena pelea de los K con los medios de comunicación Vázquez fue quien lideró el megaoperativo de la AFIP contra el Grupo Clarín en 2009. Además tuvo bajo su órbita la vigilancia de los negocios de Cristóbal López y Lázaro Báez –a quienes benefició haciendo la vista gorda– y quedó en la mira judicial cuando se descubrió que tenía dos cuentas no declaradas en el exterior con casi medio millón de dólares. La casta no se depura con más casta. 


Los libertarios han puesto manos a la obra para depurar nombres de infiltrados que llegaron en las listas.

Para cerrar la semana, la nota la dieron CFK y el gobernador Axel Kicillof visiblemente distanciados por la pelea por la conducción del partido justicialista. Ambos se mostraron juntos en el acto por el 47° aniversario de Abuelas de Plaza de Mayo en el Teatro Argentino de La Plata. Lejos de trabajar por la unidad, el encuentro fue de una frialdad tal que hasta la propia Estela de Carlotto se sintió incómoda en medio de la tensión entre ambos.   

El Gobierno también festeja el desorden de una oposición que no cristaliza en líderes competitivos, pero no debería olvidar que, el peronismo, tiene una capacidad de reconstrucción inigualable. El exceso de confianza es un pecado que, a la larga, se puede terminar pagando con votos.




domingo, 20 de octubre de 2024

Todos contra todos. Tiempo de internas… @dealgunamanera...

Todos contra todos. Tiempo de internas…

Axel Kicillof. Dibujo: Pablo Temes

Oficialismo y oposición se enfrascan en disputas intestinas. En el peronismo, Axel enfurece a CFK.    

© Escrito por Nelson Castro el sábado 19/10/2024 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.   


Hace un año, Javier Milei desistió de participar del Coloquio de Idea, la reunión empresarial de mayor volumen político de la Argentina, en la que, en medio de exposiciones que poco le interesan a la mayoría de los asistentes –salvo cuando el que habla es el presidente o el ministro de Economía de turno– lo realmente importante ocurre entre bambalinas, en donde la rosca política se desarrolla en toda su dimensión. En el contexto de la campaña electoral de 2023, Milei le encargó al presidente del Banco de Valores, Juan Nápoli, el armado de esa reunión que obligó a los empresarios a desdoblarse, para no perder detalle de lo que decía el entonces candidato al que muchos de ellos consideraban un outsider sin futuro político. Un año después –el viernes pasado–, esos mismos descreídos se agolparon para escucharlo y aplaudir sus medidas, sus proyectos y sus malos tratos a los economistas que lo critican. Ya se sabe que, para el Presidente, quien no coincide con él es un ignorante –“econochanta” o “mandril” en el caso de los economistas–, o un ensobrado o un mentiroso –esto especialmente en el caso de los periodistas–.   

En su larga perorata, 
Milei no dio ninguna precisión sobre el futuro. Obviamente, la más esperada era la atinente al cepo. Y sobre eso no hubo nada. Es que no puede haber nada y nadie sabe cuándo lo habrá; es decir, cuándo se levantará. Los que conocen al dedillo las cuentas del Banco Central coinciden en señalar que, más allá de las compras diarias que viene realizando y del blanqueo, las reservas netas son aún negativas. Por eso se mira con atención la liquidación de la cosecha, que ocurrirá entre marzo y abril del año próximo. Pero, aun así, los números no dan. Si no hay un aporte de fondos de alguna entidad internacional –banco u organismo multilateral–, va a ser muy difícil que se logre reunir el colchón de dólares suficientes para dar el respaldo necesario para eliminar el cepo. Lo notable es que, a partir de marzo próximo, comenzará a correr el tiempo electoral. Y prima facie, una cosa será enfrentar las elecciones con cepo y otra, sin cepo.  

El cepo no solo representa un tema tabú. También condiciona la llegada de muchas inversiones que, sin la posibilidad de retirar sus dividendos, no quieren arriesgar en la Argentina. Esto es así acá y en cualquier otro país del mundo.  

En el Gobierno se vive un clima de euforia. La explican la baja del índice de inflación, la entrada de dólares por el blanqueo –muy superior a la que hubo con el decretado durante el gobierno de Mauricio Macri– y los proyectos de inversiones motivados por el Régimen Integrado de Grandes Inversiones (RIGI). Es una euforia inexplicable a la luz de los padecimientos por los que atraviesa la mayoría de la sociedad. Es decir, el Gobierno se queda en lo macro sin verbalizar lo que está pasando en el bolsillo de la gente. Eso es lo que reflejan todas las encuestas que hacen referencia a los niveles de consumo. Ahí los datos son contundentes: la caída no para. La penuria, tampoco. Por eso sonó a burla la afirmación del titular de la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses). “Da la sensación de que los que mayor motosierra recibieron fueron los jubilados”, le dijo con todo criterio Eduardo Feinmann en su programa de radio Mitre a Mariano de los Heros, quien, muy suelto de cuerpo, contestó que 
“como diría Aníbal Fernández, me parece que esa es una sensación”. La respuesta demuestra que el funcionario no tiene la más mínima idea de la miserable realidad que viven los jubilados y pensionados. Lamentable. 

Como venimos diciendo en esta columna, la campaña electoral de cara a las elecciones de medio término está en marcha. Alguien con sentido común diría que eso es una locura, teniendo en cuenta que falta para eso exactamente un año.  

El así llamado Día de la Lealtad fue un muestrario de lo que hoy en día pasa en el peronismo, en donde, en nombre de la lealtad, sus dirigentes se traicionan todo el tiempo. No conciben vivir fuera del poder. 
Cristina Fernández de Kirchner es un ejemplo. Por eso no termina de advertir que, como dijo Aristóteles, “la única verdad es la realidad”. Y la realidad le marca que fue parte activa no solo del desastroso gobierno de Alberto Fernández –a quien ella eligió con su dedo– sino también de la derrota electoral de Sergio Massa –a quien también eligió con su dedo–. Fingir demencia sobre eso puede ser productivo solo en el círculo de fanáticos y alcahuetes que la rodean.

Reescribir la historia.

El discurso de Axel Kicillof –otro que habla como si no hubiera tenido nada que ver con las malísimas decisiones que se tomaron durante su gestión como ministro de Economía, que llevaron al país a quedar atrapado entre los fondos buitre, los juicios de varios acreedores internacionales, la mala negociación de la deuda con el Club de París y un largo etcétera– enfureció a CFK. El gobernador elogió el pasado de la expresidenta pero la canceló para el futuro. Eso es precisamente lo que ella no entiende: que su pasado la deja sin el porvenir de poder que anhela, y sin el calor de un operativo clamor que nunca llega y por el cual desespera. Los tiempos en los que las cosas se hacían como y cuando ella quería parecen haber llegado a su fin. Su reunión con Kicillof fue “horrible”, tal como lo describieron los que saben los detalles de un encuentro en donde todo fue reproche y tensión.  

Tampoco el amor abunda en las filas del oficialismo y el “paraoficialismo”, inexistente neologismo que pretende describir la postura de Mauricio Macri y el desvaído PRO que preside. El expresidente participó de un exclusivo encuentro con un reducido grupo de empresarios asistentes al Coloquio de Idea. Allí les transmitió optimismo y les habló de su principal objetivo de aquí en adelante: evitar que Milei repita los errores que se cometieron durante su gobierno. Hay que recordar que Macri, hoy tan crítico del entorno de Milei –es decir, su hermana Karina y Santiago Caputo–, tuvo también el suyo. Cómo no recordar al inefable Marcos Peña y sus secuaces, Mario Quintana y Gustavo Lopetegui, “los ojos” del entonces presidente. ¿Le hablará de eso a Milei? 

Macri tiene, además, un problema interno creciente en el PRO, a la vista del perfil cada vez más crítico hacia él por parte de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, que se ha transformado en una cruzada en su defensa de Milei.    

En medio de tantos idas y vueltas, producto de una desconfianza indisimulable y de una puja de poder que no cesa, una voz del PRO dijo una verdad de Perogrullo de absoluto realismo: si el año que viene LLA y el PRO no van juntos, el peronismo tendrá grandes chances de ganar las elecciones. Es lo que ocurrió en 2023 en la provincia de Buenos Aires, donde la necedad de Néstor Grindetti y Carolina Píparo en no unirse le abrió paso a la victoria de Axel Kicillof.




domingo, 18 de agosto de 2024

Una mentira expuesta…@dealgunamanera...

 Una mentira expuesta…

Se dió vuelta la taba... Alberto Fernández. Dibujo: Pablo Temes.

El caso de Alberto Fernández saca a la luz con claridad la doble moral que dominó las décadas de poder kirchnerista.   

© Escrito por Nelson Castro el sábado 17/08/2024 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.


“Pito duro”. Así de brutal es como Cristina Fernández de Kirchner llamaba a 
Alberto Fernández, el hombre a quien escogió para llegar nuevamente al poder. CFK tiene un particular don para demostrar su crueldad. Es una verdadera pena que no tenga el mismo don para hacer el bien. No fue este apelativo la única instancia en la que la ex vicepresidenta aludió sin tapujos a los acontecimientos del ámbito de la vida privada del expresidente que se desarrollaban a la vista de todos los que frecuentaban tanto la quinta de Olivos, como la Casa Rosada. En la tarde del 14 de septiembre de 2021, –48 horas después de la catastrófica derrota electoral ocurrida en las PASO– CFK estalló de furia frente al jefe de Estado al que acorraló durante las tres horas y media que duró la reunión que mantuvieron en la Residencia de Olivos. “Alberto, tenés que dejar de joder con las minas que traes acá, sos un pajero, pero sos el Presidente. Empezá a controlar lo que hacés en tu vida privada porque todo el mundo lo sabe y nos va a causar problemas a todos”, señaló –entre tantas otras cosas– la ex vicepresidenta. 

Uno y otro –el apelativo y el reproche furibundo pronunciado en medio de aquella conversación borrascosa abundante en vulgaridades– muestran claramente que CFK sabía lo que estaba pasando en la trastienda del poder. ¿Podía, pues, desconocer que 
Fabiola Yañez, por la que no sentía –ni siente– ningún afecto y/o empatía, estaba siendo víctima de maltratos y situaciones de violencia física propinados por su pareja, el Presidente? La respuesta es simple y contundente: No.    

El escándalo político que sigue generando este caso es producto de la trama que deja al descubierto. Es una trama repugnante y repudiable, no sólo por los hechos en sí, sino también por el contexto en el cual ocurrieron. Todo esto que estamos conociendo en detalle sucedía mientras cursaba la pandemia de covid-19 a la que el Gobierno manejó de manera horrible y criminal. Horrible por el interminable encierro al que se sometió a la población y criminal por la decisión de no comprar la vacuna producida por el laboratorio Pfizer que podría haber reducido significativamente el número de más de 100 mil muertes causadas por la enfermedad.

Una vida de mentira

Esta trama está llena de silencios cómplices que empiezan por la exsecretaria privada del expresidente, María Canteros y terminan nadie sabe en dónde ni en quién. La causa judicial por violencia de género contra el ex presidente es una mancha venenosa que no para de expandirse. La larga lista de chats a través de los que se desarrolló una conversación explícita y pormenorizada de lo que estaba acaeciendo en la residencia presidencial no dejan dudas al respecto. “No le digas nada a nadie sobre esto” expresa en uno de ellos Canteros, a quien, por otra parte, se la percibe mucho más preocupada por el victimario que por la víctima.  

Esto ilustra también sobre la situación de asimetría existente a lo largo de todo este devenir violento. AF era el Presidente. El poder lo tenía él. Su comportamiento habla de una persona que se sentía impune. Fue Alfredo Yabrán quien, durante el reportaje que Mariano Grondona le hizo en su programa Hora Clave en 1997, pronunció aquella frase de alto impacto: “el poder es impunidad”. Dijo una gran verdad que, desde entonces, se han encargado de materializar presidentes, presidentas, gobernadores, intendentes y un largo etcétera de personas que se sirvieron del poder para delinquir descaradamente. 

Es evidente que el expresidente se sentía impune. Por eso nombraba en cargos públicos para los que no tenían ninguna aptitud a mujeres por las cuales se sentía atraído a las que les proponía citas sin ningún límite ni cuidado. Su falta de decoro no fue accidental, sino intencional.  

Una de las particularidades de esta historia es el nivel de evidencia que presenta. Son innumerables los videos, fotos, chats y comunicaciones telefónicas que dan cuenta tanto de la cronología de los hechos como de sus detalles.   

El video en el que se lo ve y escucha hablar con 
Tamara Pettinato en el despacho presidencial, más que una comprobación de las conductas del expresidente es una radiografía de su patológica personalidad. El mejor adjetivo que lo define es libidinoso. Quien consulte el significado del término en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua se encontrará con los siguientes sinónimos: lujurioso, lascivo, impúdico, concupiscente, lúbrico, obsceno, 
pornográfico, sensual, vicioso, rijoso, salido, cachondo.   

En conexión con todo este relato se plantea el rol del entorno presidencial que aparece complicado. Debe entenderse por entorno al médico presidencial, Dr. Federico Walter Saavedra, al intendente de la quinta de Olivos, Daniel Rodríguez, el ex vocero presidencial, Juan Pablo Biondi, personal de seguridad y de servicio y una lista que sigue. Todos sabían. Todos callaron.

El ejercicio de la memoria

El caso que hoy nos atañe e impacta es una muestra cabal –una más– de la doble moral del kirchnerismo. Es importante detenerse en esto.   

Durante los 20 años de vigencia del kirchnerismo su doble moral fue una constante. Criticaban al neoliberalismo, pero en los 90 habían calificado a Carlos Menem como al mejor presidente de la historia de la Argentina. Se mostraban como adalides de los Derechos Humanos, pero en los 90, cuando Néstor Kirchner gobernaba Santa Cruz, habían invisibilizado todas las manifestaciones que en esa provincia intentaron llevar adelante las Madres de Plaza de Mayo. Despotricaban contra la convertibilidad, pero en los 90 habían sido fervorosos partidarios de las políticas implementadas por Domingo Cavallo. De todas estas contradicciones pudieron salir indemnes durante mucho tiempo. Una parte importante de la sociedad que prefirió ignorar esos antecedentes apoyó y votó al kirchnerismo, al que le dio un enorme poder.   

Ese tiempo parece haber terminado.  

Dijo Abraham Lincoln: “Se puede engañar a todo el mundo durante algún tiempo; se puede engañar a algunos durante todo el tiempo; lo que no se puede es engañar a todo el mundo durante todo el tiempo”. Es lo que está sucediendo con el kirchnerismo, cuya mentira –esencia sobre la que edificó todo su poder– finalmente ha quedado expuesta a la vista de todos y todas.