SYM Citycom 300i S... Le sobran
argumentos...
Hay vehículos en los que es mejor no subirse, pues se corre el
riesgo de enamorarse y no querer devolverlos, eso fue lo que nos
pasó con este scooter de origen taiwanés que tiene el poder de
cautivar a quien lo prueba.
Al subirnos en este scooter teníamos
sensaciones contradictorias, de una parte nos parecía algo extraño,
especialmente por su diseño frontal con ese gran parabrisas y la cubierta del
manubrio, pero al mismo tiempo nos gustó su diseño elegante, sus impecables
acabados, su doble faro que le da una “mirada” muy interesante, su parte
posterior con ese llamativo stop de leds, sus frenos de disco con las pinzas
pintadas en rojo y en especial sus grandes ruedas de 16 pulgadas, muy bien
calzadas con caucho de calidad, sobre unos rines de estilo deportivo que lucen
muy bien.
Su nombre es bastante claro, Citycom, viene
de las palabras City: ciudad y com, no es porque sea de internet, es la
abreviatura de la palabra “commuter” término anglosajón que traduce algo así
como: de cercanías o el viajero diario al trabajo. No hay que ser un adivino
para entender su vocación, ya que a diferencia de su hermano el Joymax 300, que
probamos a comienzo de año y que apunta al turismo, el Citycom luce más
compacto y con una postura de manejo más erguida, más cercana a la posición de
manejo de una moto, donde hay más control de la rueda delantera y eso se traduce
en agilidad, que se agradece al movernos entre el tráfico, algo que notamos
desde los primeros metros sobre él.
El Citycom es grande, pero al mismo tiempo compacto, con
acabados impecables y un diseño muy
elegante donde resaltan sus ruedas grandes, su llamativo stop de
leds y un
bonito tablero que ofrece mucha información.
La
comodidad fue el otro aspecto que nos gustó de inmediato, tanto en el puesto
del piloto como en el del pasajero, que cuenta con unos posapiés que se
despliegan al presionar un botón con el pie y que ofrecen muy buen apoyo a las
piernas y una postura relajada. El asiento es generoso en todo sentido, con el
pasajero a mayor altura y con unas asas muy bien ubicadas para ofrecerle un
buen agarre, después, al comenzar a movernos es imposible pasar por alto la
protección aerodinámica que es total, desviando prácticamente todo el aire de
nuestro cuerpo, incluidas, piernas, manos y brazos. Al comienzo nos costó un
poco acostumbrarnos a no sentir el viento y cuando hace calor sí que más, pero
luego vino el agua y entendimos lo maravilloso que es este aspecto.
Cuando
llueve poco uno casi ni se moja y se puede obviar el impermeable, cuando es
fuerte ayuda demasiado a desviar el agua de la cara y del cuerpo mientras vamos
en movimiento, pero lo mejor es que siempre vamos a llegar limpios a todas
partes, nada de tierra o pantano en la ropa, en los zapatos o en el casco y eso
es una maravilla que compensa con creces el calor que algunas veces se puede
llegar a sentir en climas cálidos, aunque al rodar en climas fríos ese
calorcito se aprecia bastante.
El
Citycom está lleno de buenos detalles, comenzando por un motor monocilíndrico
de 278cc refrigerado por líquido, con culata de 4 válvulas e inyección
electrónica que llenó todas nuestras expectativas. Es suave, bastante
silencioso, eficiente en consumo, tiene buena potencia (27,9 hp a 7.750rpm) y
muy buen desempeño en aceleración, recuperación, velocidad final y no se
intimida para arrancar en subidas.
También
hay que destacar la capacidad de carga bajo el asiento, que recibe un casco
integral y sobra espacio para una chaqueta y algunas cosas más, luego tenemos
una guantera con llave al frente y un gancho muy útil para llevar maletines o
bolsas de buen tamaño entre las piernas, y si todo esto no fuera suficiente,
encima del generoso asiento del pasajero se pueden amarrar grandes paquetes con
mucha facilidad.
Otra
gran fortaleza, que notamos muy rápido, es la calidad de sus frenos, con dos
discos muy potentes, pero lo mejor es el sistema de frenada combinada CBS que
acciona ambos discos con solo apretar la leva izquierda y que junto con sus
excelentes llantas (Maxxis) de buenas dimensiones, consigue una frenada muy
segura y en muy poco espacio, lo extraño es acostumbrarse a que no tenemos como
usar solo el freno trasero y eso cuesta un poco asimilarlo, en especial en
maniobras a baja velocidad donde es muy útil para inducir la moto a cruzar más
fácil, pero luego de un tiempo se adapta uno y se agradece esa excelente
capacidad de parar en distancias cortas con gran estabilidad, que incrementa si
se aplica presión al tiempo en ambas levas. Ya que la leva derecha pone presión
extra en el disco delantero o también se puede usar de forma independiente si
solo deseamos frenar adelante.
El Citycom ofrece un amplio espacio bajo el asiento, donde se
puede guardar un integral y algunas cosas más.
Sus ruedas de 16″, con rines de corte deportivo, le brindan gran
estabilidad y sus frenos de disco con frenada combinada son muy efectivos.
La silla es amplia y cómoda, con unas agarraderas bien dispuestas para el
pasajero.
En
la ciudad resultó un compañero ideal, fácil de manejar, con motor de sobra para
que nadie nos acose, perfecto para “fluir” en espacios reducidos, muy
confortable y al mismo tiempo seguro gracias a sus llantas grandes, frenos
intachables y suspensiones de buen recorrido, además se mostró muy amigable
para personas de corta estatura y a pesar de que su peso es elevado, 182 kilos
(en seco), es muy poco notorio gracias a un bajo centro de gravedad, por lo que
nunca vamos a percibir los kilos que llevamos entre las piernas, pero lo que
más nos sorprendió fue su economía de combustible, siendo tan o más eficiente
que los scooter de 125cc, pues logramos rodar hasta 120km en ciudad con un
galón de corriente y en carretera esta cifra subió a más de 140km por galón y
con eso se pueden rodar fácilmente más de 300km con su tanque al que le caben
2,6 galones.
Obvio
que no nos quedamos con la curiosidad de hacer una buena rodada por carretera y
las sorpresas fueron aún mejores que en la ciudad al encontrar un motor que no
se queda corto en ningún momento, con ritmos de ascenso muy buenos y una
velocidad final que supera los 130km/h, pero lo mejor de todo, con una
estabilidad casi de moto, gracias a un chasis firme que acepta de buena gana un
manejo más agresivo y deportivo, con cambios rápidos de dirección y frenadas
fuertes muy adentro de la curva sin notar flexiones o movimientos
desagradables, que son muy normales en este tipo de motos.
Además
el agarre de sus llantas es impecable, tanto en seco como en mojado, la
capacidad de inclinación bastante buena sin llegar a rozar nada con el asfalto,
y por último las suspensiones, que se pueden ajustar en dureza en la parte
posterior, están a la altura del motor, de los frenos y del chasis, logrando un
conjunto muy equilibrado, donde la seguridad, el confort y la diversión son los
factores predominantes.
A la izquierda se aprecia el disco posterior de gran
diámetro con su pinza en color rojo, también se
puede ver el silenciador de generosas dimensiones.
Abajo vemos la guantera con toma de 12 voltios y el
switch con cierre de seguridad, así como el
gancho portapaquetes.
Incluso
la curiosidad nos llevó a salirnos del asfalto y rodar unos 40 kms por caminos
de tierra, que nos tocaron secos, pero con bastante piedra y baches en algunos
tramos y el Citycom no se intimidó para nada, nuevamente sus ruedas grandes,
que son una de sus mayores fortalezas, le ayudaron a rodar con mucha seguridad,
y las suspensiones, con su buen recorrido se tragaron casi todo, solamente
extrañamos el no poder usar el freno trasero de forma independiente, pero nos
quedó clarísimo que sus límites van más allá de la ciudad, tanto que rodamos
hasta muy entrada la noche apoyados en unas excelentes luces, que nada tienen
que envidiarle a las mejores motos de turismo. Con muy buena potencia,
excelente cubrimiento lateral y bastante alcance.
Para resumirlo, el Citycom 300 nos pareció un
scooter con muchas ventajas, todas las que uno desea en un vehículo urbano de
gran versatilidad, pero sin sacrificar la comodidad, el espacio de carga o el
buen desempeño. Con acabados de calidad, con un motor eficiente a más no poder,
con unas sensaciones de manejo que recuerdan bastante a las de una buena moto y
con las posibilidades de llevarnos muy lejos si eso es lo que deseamos. Tantas
cosas buenas juntas, en especial la seguridad que transmite en todo momento, no
son fáciles de encontrar sobre dos ruedas, de ahí que resulte difícil no
terminar cediendo ante sus encantos.
Comentarios
- 144 kilómetros por galón fue la mejor cifra
de consumo que obtuvimos en la prueba, algo que habla de la eficiencia de su
motor y sistema de inyección.
- Por seguridad no prende
al tener abierto el gato lateral.
- El testigo luminoso de
las luces altas alumbra tanto que molesta la vista rodando de noche en
carretera.
- Después de que la silla
se moja suelta agua por las costuras al sentarse en ella.
- Al llenar el tanque hay
que tener bastante cuidado porque se tiende a rebosar muy fácil.
- Al estacionarlo en
lugares con cierta pendiente hace falta un bloqueo de freno para que quede más
seguro.
- Un buen detalle sería
poder abrir el asiento sin tener que apagarlo.
- En esta prueba nos
acompañó un casco abatible Shark Evoline 3, que se puede usar como integral y
como casco Jet, un complemento ideal para un Scooter tan versátil como el
Citycom.
A pesar de sus dimensiones, esta scooter
es muy fácil de llevar.
Fotos Varias: