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domingo, 15 de diciembre de 2024

Clima de Conspiración - Ya nadie es intocable… @dealgunamanera...

 Clima de Conspiración - Ya nadie es intocable…

¡Viva la libertad, carajo! Edgardo Kueider. Dibujo: Pablo Temes

El caso del senador Kueider provocó papelones entre las fuerzas del cielo y la casta, tanto kirchnerista como del PRO.

Se lee en la primera línea de “Everness” –poema de Jorge Luis Borges– lo siguiente: “Sólo una cosa no hay: es el olvido”. Parafraseando el comienzo de ese conmovedor poema, bien se podría decir: “Sólo una cosa no hay en la política argentina: el aburrimiento”.  

Eso da marco con exactitud a lo acaecido en el Senado en la sesión especial del jueves pasado, en la que se aprobó la expulsión del senador Edgardo Kueider. La sucesión de irregularidades y contradicciones –la vicepresidenta presidiendo la sesión con el Presidente ausente, por lo cual en los hechos estaba a cargo del Poder Ejecutivo; la grave inobservancia del derecho de defensa del senador eyectado de su banca; las acusaciones cruzadas entre Javier Milei y Victoria Villarruel; la posterior actitud contradictoria de los senadores de La Libertad Avanza pidiendo la nulidad de la sesión y, por ende, la expulsión del legislador entrerriano que ellos habían votado favorablemente; los senadores de Unión por la Patria impulsando la destitución de Kueider y rechazando la suspensión de Oscar Parrilli, procesado por la firma del Memorándum del acuerdo con Irán, delinea con exactitud el nivel de degradación irrefrenable que sigue exhibiendo –con pocas excepciones– la dirigencia política vernácula... Que quede claro: la suerte de Kueider está echada: más tarde o más temprano, será expulsado inexorablemente del Senado. Pero eso no quita gravedad a lo ocurrido.

Por otra parte, los hechos del jueves demuestran que en el Gobierno no hay una noción real de las consecuencias nocivas que la pelea entre Milei y Villarruel le generan. Está claro que los puentes entre ellos dos están absolutamente dinamitados. La ausencia de la vice en el discurso que por el primer año de gobierno dio el Presidente el martes 10 por la Cadena Nacional de Radio y Televisión fue muestra de ello. El ruido que produjo esa ausencia era absolutamente evitable. Era cuestión de aplicar un poco –sólo un poco– de sentido común y lógica.

Milei no quería la sesión especial del Senado. Por eso, se la culpó a Villarruel por su impericia para evitarla. En verdad, la vicepresidenta no tenía cómo hacerlo. Por eso, en estas horas de tribulaciones, hay quienes especulan con la posibilidad de que el desaguisado institucional del jueves que pone en duda la validez de la sesión del Senado, haya sido generado ex profeso por la poderosísima secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, para anular o demorar la expulsión de Kueider. Como dice el proverbio, “Se non è vero, è ben trovato”.

Verdadero o no, lo cierto es que en este clima de conspiración permanente, todo puede ser verosímil. Lo que sí es absolutamente tangible es que el Gobierno carece de una estrategia para manejar asuntos tan delicados como éste.

Como se señala más arriba, la ecuación Kueider afuera y Parrilli adentro, también representa un bochorno. El senador Oscar Parrilli, procesado por el Memorándum de acuerdo entre la Argentina e Irán, por el atentado terrorista que voló la sede de la AMIA es la constatación de la doble moral –al fin y al cabo una inmoralidad– que está en la esencia del kirchnerismo.

Cristina Fernández de Kirchner aparece como la ganadora de este grotesco. Es una victoria pírrica de poco vuelo. Puede que haya ganado un voto más en el Senado, ya que quien va a reemplazar a Kueider es Stefanía Cora, una integrante de La Cámpora. Lo que CFK no dimensiona es el deterioro que la inmoralidad de mantener a alguien tan poco presentable y desprestigiado como Parrilli le acarrea. Sigue pensando que la sociedad no cambió en nada. Por eso la foto grotesca de una supuesta unión –inexistente en los hechos– entre ella, su hijo Máximo, Sergio Massa y Axel Kicillof es la de un tren fantasma. Es el pasado que vuelve. Ni CFK ni su cohorte se hacen cargo del desastre que fue su último gobierno. Fingen amnesia y, por las dudas, en esa imagen impostada había cierta distancia entre ellos y un acartonamiento supino. La real desconfianza que se tienen entre sí, no pudo ser disimulada por la lente de la cámara.

El otro evento cargado de significado contradictorio fue la asunción de CFK como presidente del PJ. El acto en la sede de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET), en el que la exmandataria intentó reagrupar al peronismo rumbo a las elecciones legislativas de 2025 tuvo al gobernador Axel Kicillof como uno de los grandes ausentes. Tampoco hubo Marcha Peronista. La señora la desprecia, como despreció al partido durante toda su carrera política. Para matizar el encuentro, sonó la canción Fanático que Lali Espósito compuso en alusión a Javier Milei. En este caso, le sirvió de trampolín a CFK para impulsar las críticas al Gobierno.

Dijo que “la sociedad está aceptando un ajuste violento” y trató al jefe de Estado de “infantil y cholulo”. Está claro que no puede tolerar que un outsider de la política haya logrado bajar la inflación, ordenar las cuentas y, a pesar del ajuste brutal, conservar un buen caudal de imagen positiva. Los peronistas de pura cepa deberían haber tenido un poco de amor propio y evitar que la condenada los utilice políticamente una vez más. La explicación es corta y elocuente: no hay dentro del partido figuras de recambio.

En el otro extremo ideológico de la política, el PRO sigue haciendo agua. Un síntoma inequívoco de la pérdida de poder es la denuncia que recayó sobre Cristian Ritondo por departamentos y sociedades en el exterior sin declarar. Ya nadie es intocable. En el partido amarillo ven con buenos ojos la distancia de Villarruel con el primer mandatario, hay quienes ya piensan en darle asilo político si el vínculo institucional se rompiera.

Como broche de oro entre tantos papelones de la casta y de las fuerzas del cielo por igual, la Legislatura rechazó la posibilidad de sancionar ficha limpia en el ámbito de la Ciudad. Otra oportunidad perdida para elevar la calidad de la política doméstica.



domingo, 24 de noviembre de 2024

Una larga historia... @dealgunamanera...

Una larga historia...

Semana de la victoria Villarruel. Dibujo: Pablo Temes

Las desavenencias entre presidentes y vices se hunden en el fondo de los tiempos republicanos de la Argentina.

© Escrito por el Doctor Nelson Castro el domingo 24/11/2024 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autònoma de Buenos Aires, República Argentina.

El cargo de vicepresidente es una creación de la Constitución Nacional de los Estados Unidos. Sus funciones son dos: presidir el Senado y reemplazar al Presidente en caso de ausencia temporal o definitiva por viajes al exterior, renuncia, juicio político, enfermedades graves o muerte.   

Ya en la presidencia de Bartolomé Mitre se vivió una situación muy particular. Habiendo tomado Mitre la decisión de ponerse al mando de las tropas de la Triple Alianza –Argentina, Brasil y Uruguay– en la guerra contra el Paraguay, le correspondió a su vice, Marcos Paz, hacerse cargo del Poder Ejecutivo durante todo el transcurso del conflicto bélico. Esto generó innumerables problemas e, inclusive, una delicada crisis de gabinete que obligó a Mitre a dejar transitoriamente su puesto de mando y bajar a Buenos Aires para remediar esa situación.  

Domingo Faustino Sarmiento tuvo una mala relación con su vice, Adolfo Alsina. Esa mala relación quedó inmortalizada en la célebre frase de Sarmiento: “Limítese a tocar la campanilla en las sesiones del Senado”.

Como consecuencia de la gran crisis de 1890, el presidente Miguel Juárez Celman, cuñado de Julio Roca, debió renunciar, debiendo completar el período de mandato su vice, Carlos Pellegrini, cuya gestión hizo historia.

Luis Sáenz Peña falleció durante su presidencia, lo que llevó a José Evaristo Uriburu a asumir la primera magistratura. Lo mismo sucedió con el presidente Manuel Quintana, quien falleció en 1906, correspondiéndole entonces a su vice, José Figueroa Alcorta, completar el mandato. Y, en  la continuidad de una saga fatal, Roque Sáenz Peña también falleció en el ejercicio de la presidencia, por lo  que debió hacerse cargo del gobierno su vice, Victorino de la Plaza.

Con Hipólito Yrigoyen se dio una situación inversa. Habiendo sido elegido presidente por segunda vez en 1928, su vicepresidente, Francisco Beiró, falleció antes de asumir.

El absurdo, siempre presente en la historia política de la Argentina, hizo que algunos gobiernos de facto, absolutamente inconstitucionales, designaran también a vicepresidentes.

La diabetes que padeció Roberto Marcelino Ortiz lo dejó ciego, circunstancia que lo llevó a renunciar. Su vicepresidente fue Ramón Castillo, alguien carente de carisma y de apoyos partidarios importantes, hecho que fue aprovechado por el poder militar para derrocarlo en un golpe de Estado que terminaría siendo el germen del peronismo. De hecho, Juan Domingo Perón fue designado vicepresidente del presidente de facto general Edelmiro Farrell.

La fórmula electoral de las elecciones presidenciales de 1946 y de 1951 fue Perón-Quijano. Hortensio Quijano, a quien Evita llamaba “Mar Caspio”, –por la abundante caspa que poblaba su cabellera– falleció antes de asumir en 1952. Por lo tanto, se produjo un hecho inédito, que nunca más se repetiría en la historia del país: una elección para vicepresidente en la que fue consagrado el almirante Alberto Teisaire.

Durante el gobierno de la Revolución Libertadora, la vicepresidencia provisional fue ejercida por el almirante Isaac Francisco Rojas. Fue tanta la tensión que hubo entre él y el presidente de facto, teniente general Pedro Eugenio Aramburu, que en los subsiguientes gobiernos militares decidieron eliminar la figura del vicepresidente.

Arturo Frondizi tuvo también una relación altamente conflictiva con su vice, Alejandro Gómez quien fue denunciado por ser supuestamente el líder de un intento por apropiarse del gobierno. Por lo tanto, fue obligado a renunciar.

La derrota del candidato de Frondizi ante el peronismo, Andrés Framini, en la provincia de Buenos Aires fue el desencadenante de la asonada militar que, en marzo de 1962, derrocó al gobierno, debiendo en consecuencia asumir el cargo –luego de una osada maniobra política del presidente de la Corte Suprema Dr. Julio Oyhanarte– el entonces presidente provisional del Senado, Dr. José María Guido.

Juan Domingo Perón cometió un grosero error al elegir a su esposa, María Estela Martínez de Perón, como su vice. La salud de Perón era ya muy mala y sus médicos, los profesores Pedro Cossio y Jorge Taiana, advirtieron al Consejo Nacional del Justicialismo que el líder del movimiento no estaba en condiciones de ejercer el cargo de presidente. Su muerte fue algo absolutamente previsible. La desastrosa gestión de su viuda en aquella Argentina convulsionada por la violencia, fue el desencadenante del golpe militar que abrió las puertas a la dictadura más cruel de toda la historia del país.

Hubo tensión entre Raúl Alfonsín y su vice, Víctor Martínez. Sin embargo, el Dr. Martínez fue una persona absolutamente leal al Dr. Alfonsín.

Carlos Menem no dudó en sacarse de encima a Eduardo Duhalde, el vicepresidente de su primer mandato. Por eso lo convenció de renunciar al cargo para competir por la Gobernación de la provincia de Buenos Aires con la promesa de apoyar su candidatura a presidente en las elecciones de 1995. Menem incumplió esa promesa. Su intención era permanecer en el poder, objetivo que logró al conseguir forzar la reforma constitucional que le abrió el camino a la reelección.

Fernando de la Rúa creyó que sacándose de encima a su vice, Carlos “Chacho” Álvarez, su poder se fortalecería. Lo empujó a dimitir y, al hacerlo, destruyó la coalición que lo había llevado al poder. Esto representó el certificado de defunción de su gobierno que terminó en medio de una de las crisis más profundas que padeció el país.

Néstor Kirchner fulminó a su vice, Daniel Scioli, cuando éste informó sobre una posible recomposición de las tarifas de los servicios públicos. Kirchner enfureció y ordenó que se le prohibiera a Scioli el uso del despacho que tenía en la Casa Rosada.

Cristina Fernández de Kirchner también fulminó a su vice, Julio Cobos, cuando éste emitió su “voto no positivo” contra la controvertida Resolución 125 que proponía un aumento de las retenciones a la exportaciones de soja. La ruptura fue definitiva, a pesar de lo cual Cobos, que nunca intentó disputarle el poder a CFK, no renunció.

A CFK no le fue mucho mejor con Amado Boudou. Cuando la presidenta tuvo la evidencia de los hechos de corrupción que involucraban a su vicepresidente, lo condenó al ostracismo político.

Gabriela Michetti fue absolutamente leal a Mauricio Macri, a pesar de lo cual algunos la sometieron a un trato despreciativo.

La relación de Alberto Fernández con su vice, CFK, fue lo que todos vieron: malísima. Y, por lo que se ha escuchado en esta semana, no parece ser mejor la que hay entre Javier Milei y Victoria Villarruel.

Se lee en el Eclesiastés: Aquello que fue, ya es; y lo que ha de ser, fue ya; y Dios restaura lo que pasó. La historia de los vicepresidentes en la Argentina, así lo confirma.



 

sábado, 31 de agosto de 2024

Casta de malditos… @dealgunamanera

 Casta de malditos…

Guillermo Francos. Dibujo: Pablo Temes

Guillermo Francos postergado y vuelve la fantasía del match del león contra todos.

© Escrito por Carlos Fara, Consultor Político, el viernes 30/08/2024 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

Después del descalabro que sufrió el Gobierno la semana pasada, y la desautorización que experimentó Macri por parte de sus propios senadores, da la impresión que el expresidente y el actual llegaron a la conclusión de que es mejor firmar una tregua, antes de que se note mucho el tamaño de los egos y las ambiciones de ambos. Como le gusta repetir a Sergio Tomás Copperfield, “¡no te enojés, esto es política!”. ¿Cuánto durará? Sabe Dios, porque este es un juego muy complejo y con intereses cruzados. Para muestra valen algunos botones:

Uno. El kirchnerismo negocia con Lousteau la presidencia de la Comisión Bicameral de Control de los servicios de inteligencia, aparentemente para desairar al Gobierno y con la oposición de Macri;

Dos. El kirchnerismo negocia con el Gobierno para votar a Lijo para la Corte, a lo que se opone Macri;

Tres. Macri negocia con Milei una futura alianza electoral, para empezar a “darse besitos”;

Cuatro. Los socios políticos de Lousteau tiene un túnel construido con el Gobierno a través del “joven maravilla” Caputo; y

Cinco. El primo Jorge suma dolores de cabeza con el otro Caputo.

¿Cómo se llama la obra? “Casta de malditos” (excelente film de Stanley Kubrick).

El cuento del tío

Mientras se desarrolla esta obra, en la sala de al lado se presenta otra función:

  • Lousteau está muy cuestionado dentro de su propio partido, sus bloques y sus bases;
  • Cristina tuvo que avisarles a sus senadores que Villarruel no es peronista, mientras evita que no haya fugas, y maniobra para que su hijo predomine en la pelea interna en territorio bonaerense;
  • Macri se esfuerza por mostrar que él es el líder real del PRO, distanciado de los dos exprecandidatos presidenciales; y
  • Milei tiene un desorden infantil en los dos bloques del Congreso, además del ¿irreversible? cortocircuito con su vice.  

Uno podría decir que los egos han escalado a la cumbre en toda la política argentina. Eso está presente sin duda, pero se deben visualizar las razones estructurales de este desmadre en la matriz de este experimento llamado Milei. Cuando se produce una disrupción de tal magnitud en el sistema político, acompañada de un ajuste fenomenal, hace que todo el espectro viva en tensión, haciendo saltar la térmica en todos los campamentos. En una etapa donde el variopinto Congreso tiene más poder que nunca desde 1983, al oficialismo de turno le costará mucho ordenar a la política. Cuando existen cortocircuitos en la cúpula del sistema, los escenarios posibles se multiplican. Solo cabe tomar como ejemplos los mandatos de De la Rúa y Alberto.

Esto ya es de por sí amenazante para los que quieran hacer inversiones –quién garantiza qué en esta tormenta– imagínese lector/a si el esquema económico del oficialismo entrase en una turbulencia significativa. Estos últimos días le dieron al Gobierno un respiro: los dólares financieros están bastante estables, el Central termina agosto con balance positivo después de dos meses de déficit, la inflación daría otro pequeño paso hacia la baja, el riesgo-país perforó los 1.500 puntos, hay algunos signos de lenta recuperación y el ministro anunció la prometida baja del Impuesto País. Sin embargo, uno) el centro financiero del mundo sigue dudando de nuestra capacidad de pago para 2025 (¿Toto todavía no depositó los dólares para el vencimiento de enero?): ¿default o reestructuración?; dos) el Indec nos anotició que la actividad fue peor de lo estimado; y tres) se proyecta que el Central podría terminar el año tan negativo como cuando se fue Alberto.      

Se necesitan Dibus y Carusos

Un dato importante es que está llegando como viceministro de Economía un ortodoxo que es amigo del vilipendiado Rodrigo Valdés. Por si las gestiones árabes de Toto fallan, se filmará otra película: “Siempre nos quedará el Fondo”. El tiempo pasa y la bala de plata sigue sin aparecer. Al respecto, cabe clarificar varias cosas. Milei cree que Trump lo socorrerá tal como lo hizo con el calabrés, pero eso es dudoso porque a) el “amigo” Claver-Carone probablemente será subsecretario de Asuntos Latinoamericanos y podría pedir la cabeza de Francos; b) difícilmente Argentina sea la prioridad para el magnate y el FMI; y c) ¿cuántos fondos podrían habilitar en marzo? Seguro que algo lejos de las necesidades. ¿Y si gana Kamala, qué pasará?, ¿será vista como K?

Paralelamente afloran algunos debates no prioritarios para la sociedad. Van dos ejemplos: 1) el juzgamiento de Montoneros y 2) las declaraciones polémicas sobre las cuestiones de género. No se juzga aquí la relevancia de los temas, pero estas “batallas culturales” son marginales para la gran mayoría. No salen espontáneamente de boca de los ciudadanos en los grupos focales, y cuando se los consulta específicamente tienden a pasarlos por alto. La angustia económica es lo que pervive en la existencia cotidiana. Por eso el Presidente repite que está jugado a una sola gran cuestión: la inflación, porque por eso lo votaron. Es verdad. El problema es qué pasa cuando el foco de la gente viró hacia el desempleo.

Juan Domingo Milei

Cuando parecía que el Gobierno había hecho un upgrade político al lograr aprobar la Ley Bases y el paquete fiscal, aprobando la materia “Pragmatismo I”, reapareció la fantasía de que en el match Milei vs. Resto del Mundo, se impondrá el Presidente. Para las PASO queda un año y para la general catorce meses. Una eternidad. Lo curioso fue la ausencia de Francos –el “Dibu” libertario– en los sucesos de la semana anterior. ¿Lo relegaron? ¿Creen que con lo que habían logrado ya pueden volver a replicar la historia de Moisés?

Mientras Alberto lleva más de un mes sin poder salir de su casa, hay gente que ya está diseñando un reparto de negocios. Pasa en todo gobierno, mucho más cuando existe un empecinamiento en cambiar las reglas de juego económicas. ¿Habrá una nueva burguesía nacional? Cuando se es tan inquieto, algún jarrón se puede romper.

Por suerte Colapinto recibió el aporte del millón de dólares que le faltaba para subirse a un Fórmula 1 gracias a Bizarrap, porque un muy poderoso empresario argentino ni siquiera le contestó el mensaje.



  

domingo, 25 de agosto de 2024

Una política patológica… @dealgunamanera...

 Una política patológica…

Emblema prolibertario. Dibujo: Pablo Temes

Un gobierno que no tiene mayorías institucionales insulta a quienes deberían darle su voto de apoyo en el Congreso.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 24/08/2024 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

Lo que se está viviendo dentro del ámbito del oficialismo y sus afines es definitivamente patológico y, por ende, inentendible. La dinámica de los hechos que se vivieron esta semana va contra la lógica de la política. Cuando un gobierno carece de mayorías institucionales, lo que busca es acumular poder. Para lograrlo, debe interactuar con otras fuerzas partidarias para que alumbren los acuerdos necesarios que le permitan unir fuerzas en pos de alcanzar los números que le posibiliten la aprobación de las leyes que necesita el oficialismo en el poder. Nada de esto está ocurriendo en el actual gobierno.

Veamos lo acontecido esta semana en la política vernácula. Los senadores decidieron aumentarse su sueldo que, entonces, pasa de 7 a 9 millones de pesos. El Presidente criticó fuertemente esta decisión bochornosa que, efectivamente, carece de sensibilidad y sentido común. El número es obsceno. Sin embargo, la vicepresidenta Victoria Villarruel en principio lo convalidó, recibiendo por esto una crítica de Milei a través del vocero presidencial, Manuel Adorni. Sigamos. La vicepresidenta –que siente disgusto por este término y pide que se emplee el de vicepresidente– se tomó venganza y no hizo el menor esfuerzo para evitar la sesión del Senado en la que se trató y se terminó aprobando por dos tercios de los votos la modificación del cálculo de movilidad jubilatoria. No solo eso sino que, además, Victoria Villarruel celebró un comentario despectivo que el jefe del bloque de Unión por la Patria, José Mayans, realizó sobre su compañero de fórmula, a quien, parafraseándola, trató de “jamoncito”.

El desorden casi de conventillo en Diputados ante el rechazo del DNU de la SIDE fue vergonzoso.

Antes de esto, el desorden casi de conventillo, que se vivió en la Cámara de Diputados luego del rechazo al DNU que transfería fondos a la SIDE, fue novelesco y vergonzoso. En la reunión de bloque del oficialismo hubo acusaciones cruzadas, gritos y hasta la presencia del padre de una diputada libertaria que nada tenía que hacer allí. Aires de colegio secundario propios de una estudiantina. Muchos legisladores libertarios no tienen conciencia de la importancia institucional que su rol debería tener. Recuérdese que en tiempos de campaña ya se advertía que La Libertad Avanza no tenía la gente suficiente para ocupar todos los cargos que requería la conducción en el poder. Ahora podemos agregar que hay ejemplos suficientes que muestran que algunos de los que llegaron tampoco tienen la idoneidad para ocupar un cargo o una banca. Simplemente no están a la altura.

Javier Milei y Mauricio Macri cenaron el jueves por la noche en Olivos. Se reunieron en la residencia buscando acercar posiciones y avanzar en la concreción de un frente común entre La Libertad Avanza y el PRO. Todo bien pero –los peros son de gran importancia siempre– después ambos se encargaron de hacer saber sus diferencias. Milei le reprochó al expresidente su oposición al DNU que adjudica 100 mil millones de pesos a la nueva SIDE. “Me dio las explicaciones, la verdad que no me resultaron satisfactorias, siendo alguien que fue jefe de Estado y sabe las necesidades en términos de inteligencia que tiene que enfrentar la Argentina”, dijo –lapidario– en la entrevista que le concedió a Antonio Laje en LN +. No fue el único reproche que le hizo a Macri: los hubo también por su incapacidad para evitar que los senadores de lo que supo ser Juntos por el Cambio aportaran los votos que permitieron la aprobación del proyecto de ley de modificación de la fórmula del cálculo de haberes para los jubilados. Miei ya estaba convencido de que los sinsabores de la semana legislativa no fueron solo un descuido.

Macri, por su parte, no se quedó atrás. Volvió a despotricar contra el entorno de Milei. Repite ante los propios que una cosa son las reuniones mano a mano con el líder libertario –donde todo es cordialidad– y otra muy distinta son los hechos de la realidad. En la mesa chica del PRO y en la cabeza de algunos gobernadores, están convencidos de que el entorno presidencial mete la cola para desairarlos. “Nos toman de boludos”, sentenciaron. Hablar de entorno significa, en este caso, hablar de Santiago Caputo, a quien, para que no queden dudas, el Presidente calificó de inamovible. En verdad, Santiago Caputo es a Milei lo que Marcos Peña fue al expresidente. Además, el “triángulo de hierro” –Karina, alias el jefe, Caputo y Milei– está más aceitado que nunca. Lo que pasa es muy simple: el que manda es Milei, circunstancia que él quiere hacerle sentir a Macri permanentemente. Por eso, más de una vez, el Presidente le dijo al expresidente una cosa y después, en los hechos, sucedió otra.

A esta altura, el expresidente Alberto Fernández está muerto políticamente y perdido civilmente.

No es el único del clan Macri que se queja por esto. El jefe de Gobierno de la Ciudad lo acompaña. Después de las arduas negociaciones que tuvo con Luis Caputo por el reintegro de los fondos, Jorge Macri se ha encontrado con que, hasta ahora, las promesas del ministro de comenzar a restituir los fondos que durante el gobierno de Alberto Fernández le fueron quitados a la Ciudad no se han cumplido.

Hablando de Fernández, la semana volvió a dejar episodios e imágenes de video que prueban el maltrato del expresidente a la ex primera dama. También son variados los ejemplos de la cacería libidinosa que AF montaba desde sus redes sociales para cooptar jóvenes y seducirlas ofreciéndoles cargos en el Estado a cambio de vaya a saber qué. Ya no quedan dudas de la vida oscura que llevaba. Pero, por si esto fuera poco, él la denunció en la Justicia. Le endilga violación de secretos y su difusión. Recurso de último momento para alguien que está muerto políticamente y perdido civilmente.



domingo, 28 de julio de 2024

Todos contra todos. El carro delante del caballo…

Todos contra todos - El carro delante del caballo…

La inflación no para, Javier Milei. Dibujo: Pablo Temes

Una y otra vez los políticos argentinos cometen el mismo error y se dejan llevar por fantasmas, pujas internas y luchas estériles por el poder.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 27/07/2024 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

“No hay plata”, dijo Javier Milei el 10 de diciembre de 2023 en su discurso inaugural en las escalinatas del Congreso de la Nación frente a una multitud que lo aclamaba.

El “No hay plata” se transformó –de inmediato– en un verdadero leitmotiv de la actual administración. Desde entonces, el eslogan viene siendo esgrimido como la causa por la cual algunos organismos del Estado han sido eliminados, muchas obras públicas paralizadas y miles de empleados públicos cesanteados. Por todo esto –y algo más– sorprendió la decisión de cerrar la Agencia Federal de Información para recrear la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) pero con una estructura recargada.

En efecto, de ahora en más el Sistema Nacional de Inteligencia constará de cuatro organismos. A saber: Servicio de Inteligencia Argentino (SIA), Agencia de Seguridad Nacional (ASN), Agencia Nacional de Ciberseguridad (ANC) y División de Asuntos Internos (DAI). El aspecto más polémico de esta decisión es el monto asignado para el funcionamiento de esta estructura y el que se haya dispuesto que estos fondos sean reservados. Desde que inició su gestión, Javier Milei decidió incrementar sustancialmente los gastos reservados de la estructura de inteligencia del Estado. Fueron incrementados en 3.194 millones de pesos, lo que representa un 391%.  

La condición de gastos reservados va en contra de los postulados de transparencia que pregona el Gobierno.

El tema de los gastos reservados representa uno de los asuntos más oscuros de estos cuarenta años de democracia. Con estos fondos reservados se ha hecho literalmente cualquier cosa. Es curioso que, siendo el Presidente tan adepto a utilizar la palabra “ensobrado” para intentar la descalificación de la mayoría de los periodistas que lo critican, haya optado por asignar semejante suma para una estructura que ha hecho de los “sobres” el dinero en negro asignado a financiar a personas inescrupulosas que, como tales, fueron verdaderos agentes del delito.

Se debe recordar que, según un informe pericial que ordenó el entonces juez federal Rodolfo Canicoba Corral, durante los dos gobiernos del expresidente Carlos Menem el dinero asignado a la SIDE en calidad de gastos reservados alcanzó la suma de 3.400 millones de pesos. Por si hace falta aclararlo, en ese tiempo del uno a uno ese monto equivalía a 3.400 millones de dólares. Un verdadero dineral.

La condición de gastos reservados va en contra de los postulados de transparencia que pregona el actual gobierno.

Más allá de lo señalado, la creación de esta nueva estructura es una demostración del creciente poder de Santiago Caputo. Sergio Neiffert, el flamante “Señor 5” –tal como se conoce en la jerga política al titular de los organismos de Inteligencia– es un hombre sin ninguna experiencia en el área. Fue tesorero del Consejo Escolar del municipio de Malvinas Argentinas, presidió la empresa New Consud S.A., dedicada a una amplia gama de rubros, y es director suplente de New Francos S.A., compañía consagrada a la construcción y a las operaciones inmobiliarias. Un sinsentido por donde se lo mire.

En materia económica, en el Gobierno no quieren resignarse a que el piso inflacionario quede en torno al 4% mensual. Quienes conocen el pensamiento del ministro Luis Caputo aseguran que se sentiría mucho más cómodo pisando el 2%. Es por eso que el Banco Central comenzó a restringir al máximo la emisión de pesos para acercarse –de manera forzada– al ritmo de devaluación del tipo de cambio oficial. Si se pudiera superar esa meta, confían en que el FMI podría ayudar con nuevos desembolsos de dólares que el Gobierno necesita para aspirar al levantamiento del cepo cambiario. El final de esa medida distorsiva y retrógrada sigue siendo la condición no escrita para que, de una vez por todas, ingresen las inversiones a nuestro país. Paso a paso.

No son pocos los libertarios que miran con recelo la imagen positiva de la vicepresidenta.

La lucha contra la inflación no está terminada. Pese a la fuerte desaceleración de los índices, aún queda mucho camino por recorrer y agosto no será un mes fácil. Se esperan para los próximos días varios aumentos en distintos rubros como el valor de algunas prepagas, de los alquileres –que podría ser determinante–, de la telefonía celular, del servicio de internet y de los combustibles, lo que podría influir en el costo de los alimentos, el transporte y la mercadería trasladada en camión. El desmantelamiento de los ferrocarriles se siente cada vez más y no hay políticas concretas para restablecer las trazas y mejorar vías y velocidades.

Dos rubros son especialmente sensibles para el Gobierno por su impacto directo en la ya golpeada clase media: las principales empresas de medicina prepaga les comunicaron a sus clientes que aplicarán un nuevo incremento en torno al 4%. Por otra parte, muchos inquilinos quedaron atados a la antigua ley de alquileres y, de acuerdo a la evolución del Índice de Contratos de Locación (ICL), podrían enfrentar aumentos mayores al 200%. El Gobierno necesita imperiosamente sostener su nivel de imagen positiva, que se apoya en la baja del costo de vida y el equilibrio fiscal. No es poco pero no hay hasta el momento mucho más para mostrar. “La gente banca la sinceridad del Presidente y está dispuesta a hacer el sacrificio que demanda la situación, pero sabemos que todo tiene un límite. No podemos aventurarnos lanzando fechas concretas pero lo ideal sería llegar a fin de año con índices de mejora en la actividad económica”, asegura una alta fuente de La Libertad Avanza.

En este contexto, en el oficialismo no pueden darse el lujo de cometer errores y mucho menos dejarse llevar por pujas internas que son estériles. La escalada en el malestar existente entre Milei y Victoria Villarruel no ayuda. La relación está rota y no son pocos los libertarios que miran con recelo la imagen positiva de la vicepresidenta como posible disparador para una aventura política independiente. Integrantes o no de la casta, los políticos argentinos no dejan de cometer el mismo error: poner el carro por delante del caballo y dejarse contaminar por fantasmas y luchas tempranas por el poder.