miércoles, 15 de agosto de 2018

El octavo desafuero… @dealgunamanera...


El octavo desafuero…


Qué dice la Constitución Nacional sobre desaforar a un Senador, en este caso a la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner.

© Escrito por Félix Lonigro el miércoles 15/08/2018 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

La historia de la corrupción en la Argentina no ha comenzado a escribirse con la recuperación de la democracia en 1983, sino que arrancó con el contrabando que los porteños desarrollaban desde la época de la colonia. Pero sí puede decirse que ha crecido y se ha consolidado en los últimos 30 años a partir de la inmoral gestión de Carlos Menem, y que adquirió ribetes escandalosos y alevosos durante las presidencias de Néstor Kirchner y su viuda Cristina Fernández.

La justicia de los hombres, por imperio de la muerte, se ha perdido la posibilidad de poner en el banquillo de los acusados al cabecilla de la fenomenal banda que asoló al país a partir de 2003, pero Menem y Fernández, condenado sin sentencia firme uno y procesada la otra, viven y se cobijan en el seno de una institución republicana como lo es el Senado de la Nación, que lejos de ser una guarida de sospechados de haber incurrido durante sus respectivas gestiones en delitos dolosos contra el Estado, por haberse enriquecido con recursos públicos –y por lo tanto de haber atentado contra la democracia en los términos del artículo 36 de la Constitución Nacional-, debiera expulsar a los elementos política e institucionalmente impuros, para mostrar a la sociedad que no todos sus representantes son iguales.

La Ley Suprema ha conferido a  los legisladores dos inmunidades: la de expresión y la de arresto. Lo ha hecho para proteger el vínculo entre representantes y representados; para alentar los debates en ambas Cámaras, protegiendo a los legisladores por eventuales delitos de calumnias e injurias que pudieran cometer en el fragor de los discursos, y para impedir que las pujas políticas puedan provocar improvisadas denuncias contra representantes que, a raíz de ello, pudieran ser suspendidos, expulsados, desaforados y luego detenidos, provocando una merma en la representación. Pero el desarrollo de la corrupción ha sido tan exponencial, que dichos privilegios institucionales parecieran haber mutado a personales, convirtiéndose hoy en día en un escudo protector de quienes han cometido delitos en ejercicio de la función pública. Es por ello que tanto la Cámara de Diputados como la de Senadores deben ser muy estrictas a la hora de conferir protecciones especiales a quienes no hacen más que desprestigiar a las instituciones republicanas.

La atención se concentra hoy en la expresidente Cristina Elisabet Fernández, quien merced a graves imputaciones, está siendo exhaustivamente investigada en sede judicial. Es senadora, y por lo tanto, para que el juez Bonadío pueda proceder a su arresto, resulta indispensable que la Cámara de Senadores la desafore.

Tanto la Cámara de Diputados como la de Senadores deben ser muy estrictas a la hora de conferir protecciones especiales a quienes no hacen más que desprestigiar a las instituciones republicanas.

Según la Constitución Nacional, ello requiere de la existencia de una causa penal en su contra y de la voluntad de los dos tercios de los senadores. La causa está y es escandalosa, pero el oficialismo en el Senado no alcanza a los dos tercios y por lo tanto necesita el apoyo de parte de la oposición, concretamente del peronismo federal.

Si bien es cierto que la Ley Suprema no exige que el juez requiera el desafuero de la senadora sospechada, el sentido común indica que no tiene sentido que la Cámara ponga a Cristina Fernández a disposición de Bonadío si éste no tiene la intención de detenerla. Es por ello que resulta lógico exigir un pedido fundado de desafuero por parte del juez interviniente. Pues a partir de ese eventual pedido, desaforar es potestad del Senado. Es por ello que los jueces, “piden” el desafuero, pero no pueden exigirlo.

La Constitución tampoco prevé si el desafuero exige condena firme, simplemente condena o procesamiento, motivo por el cual es cada Cámara la que debe adoptar un criterio sobre dicha cuestión a la hora de tomar la medida. Para desaforar a De Vido, a la Cámara de Diputados le resultó suficiente que el mismo tuviera más de un procesamiento; pero parece ser que el Senado, en la actualidad exige sentencia firme. El Senado tiene el derecho de adoptar ese criterio, pero resulta escandaloso, porque si bien la sociedad no quiere que sus representantes se vean privados de ejercer esa “representación”, tampoco debe aceptar que sus mandatarios estén tan seriamente sospechados de la comisión de graves delitos.

Los jueces, “piden” el desafuero, pero no pueden exigirlo.

Y algo más: desaforar a un legislador no implica echarlo, sino solo suspenderlo para ponerlo a disposición de un juez que lo requiera con el fin de proceder a su arresto. Es cierto que ello es potestad de cada Cámara, pero no significa que, individualmente, el legislador no pueda presentar un escrito al juez poniéndose a su disposición, lo cual equivaldría a resignar su inmunidad de arresto en el caso concreto. Nada impide que así sea, porque el constituyente asignó a las Cámaras dicha facultad para evitar que el legislador sospechado se niegue a un eventual arresto amparándose en sus fueros, que son individuales y no de la Cámara a la que pertenece, pero no le puede impedir a quien es titular de la inmunidad que la resigne para esclarecer su situación judicial. Lo que es inexplicable es que la situación sea al revés: que el legislador tenga la voluntad de entregarse y que la Cámara a la que pertenece se lo impida.

En el caso de Cristina Fernández, ni ella quiere ponerse a disposición del juez, ni el Senado quiere hacerlo, lo cual indigna a la democracia y desprestigia al Congreso.

En la historia parlamentaria de nuestro país, a nivel nacional se han producido siete desafueros: seis diputados y un senador. El primer desaforado fue Ricardo Balbín en 1949 durante la presidencia de Perón. Le siguieron los diputados Reynaldo Pastor, Miguel Angel Zavala Ortiz, Mauricio Yadarola y Silvano Santander en 1951, también durante la primera presidencia de Perón. Los dos últimos fueron en el período democrático a partir de 1983: Eduardo Angeloz en 1996 con la gestión de Menem y Julio de Vido en 2017, durante la actual gestión. La espantada sociedad argentina merece y anhela que el octavo desafuero se concrete cuanto antes. Sería justo y necesario.


  
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lunes, 13 de agosto de 2018

Superliga Argentina de Fútbol... Huracán 0 vs. River Plate 0... @dealgunamanera...


Huracán y River empataron en el Palacio…


El equipo que dirige Gustavo Alfaro empató 0 a 0 frente al Club Atlético River Plate en la primera fecha de la Superliga Argentina de Fútbol 2018-2019. 

© Escrito por Nicolás Roncoroni el lunes 13/08/2018, publicado por el Departamento de Prensa del Club Atlético Huracán y por el Diario La Jornada de la Ciudad  de Trelew, provincia del Chubut. Fotos: Daniel Méndez. 

El Globo regresaba a la actividad oficial esta noche frente al Club Atlético River Plate en el encuentro correspondiente a la primera fecha de la Superliga Argentina 2018-2019. 

En el último partido entre ambos, los quemeros vencieron a los de Núñez por 1 a 0 con tanto de Ignacio Pussetto. En la primera etapa, el conjunto visitante contó con las chances más claras para adelantarse en el marcador. Ignacio Scocco tuvo un mano a mano contra Marcos Díaz, que el arquero tapó de enorme forma. Poco tiempo después, Patricio Loustau cobró un penal a favor de River por una mano de Juan Fernando Garro. Gonzalo Martínez tomó la responsabilidad y su ejecución salió por arriba del travesaño. 

Cerca del entretiempo, Scocco remató un tiro libre que obligó una gran respuesta del arquero del Globo. En el cierre del primer tiempo, el árbitro del partido anuló un tanto de Diego Mendoza por una supuesta falta de Lucas Gamba a Leandro Armani. 

En los segundos 45 minutos, Huracán logró tener una mayor posesión de pelota y creó algunas situaciones para convertir el primer tanto del cotejo. Carlos Araujo remató de media distancia y exigió la respuesta del portero millonario. A minutos del final, Mauro Bogado, que ingresó en lugar de Walter Pérez, pateó de zurda y, tras un desvío de Armani, la pelota pegó en el travesaño. 

Sin tiempo para más, los comandados por Gustavo Alfaro empataron 0 a 0 frente a River en el Palacio Ducó. Los de Parque Patricios enfrentarán la próxima fecha a Aldosivi en Mar del Plata el domingo a las 15:30 horas.

Síntesis:

Huracán 0 

Marcos Díaz; Carlos Araujo, Saúl Salcedo, Federico Mancinelli, Pablo Álvarez; Iván Rossi, Israel Damonte; Juan Fernando Garro, Walter Pérez; Lucas Gamba y Diego Mendoza. DT: Gustavo Alfaro. 

River 0 

Franco Armani; Camilo Mayada, Jonatan Maidana, Javier Pinola, Milton Casco; Ignacio Fernández, Bruno Zuculini, ExequielPalacios; Gonzalo Martínez; Ignacio Scocco y Lucas Pratto. DT: Marcelo Gallardo. 

Cambios en el segundo tiempo: 15m Juan Fernando Quintero por Fernández y Enzo Pérez por Martínez (R), 27m Rodrigo Mora por Palacios (R) y Carlos Auzqui por Mendoza (H), 33m Mauro Bogado por W. Pérez (H), 39m Norberto Briasco por Gamba (H). 

Estadio: Tomás Adolfo Ducó (Huracán). 

Árbitro: Patricio Loustau.





domingo, 12 de agosto de 2018

Confesión Clave... @dealgunamanera...

Confesión clave…


Ante el juez Bonadio, dejó ver la punta de un iceberg. Cómo bendecía Kirchner.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 12/08/2018 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Cierto día, siendo intendente de la ciudad de Córdoba, Luis Juez recibió un llamado del entonces presidente Kirchner. “Hay 2.500 viviendas para tu ciudad”, le dijo Néstor. “Hablá con Julio por los detalles”, completó. Julio era –es– Julio de Vido, ministro de Planificación e Infraestructura. Y así lo hizo Juez, quien por ese entonces comulgaba con el incipiente kirchnerismo.

La reunión con el poderoso ministro lo puso frente a una realidad muy distinta. “La obra  la va a hacer Electroingeniería”, fue la orden que emanó del ex funcionario hoy –y seguramente por bastante tiempo más– preso. “Si hacemos eso vamos todos a parar a la cárcel. Hay que hacer una licitación y cumplir la ley”, respondió Juez. Fue el final de aquel proyecto.

Días después el mismísimo Kirchner le recriminó: “¿Qué tiene de malo que Electroingeniería haga la obra?”.

Manos a la obra.

La ciudad de Córdoba se quedó sin esas 2.500 viviendas que fueron a parar a otro lado en donde las autoridades seguramente dijeron amén a esta orden de Kirchner y a su ministro De Vido. Juez contó eso hace muchos años, pero casi nadie le prestó debida atención.  Lo que se está viviendo en la Argentina de hoy es inédito. Los cuadernos de Centeno han producido un efecto dominó que es imparable en su dinámica e imprevisible en su alcance y consecuencias. En ese devenir incierto hay varias cosas que señalar. Una de ellas, la declaración de Carlos Wagner, que ha sido una bisagra. Hasta su testimonio, toda la plata negra circulante de la que se habla en los cuadernos habían caído dentro del rubro aportes para las campañas electorales. A partir del testimonio de Wagner, que fue presidente de la Cámara Argentina de la Construcción, la escena cambió. Ya no se habla solo de aportes de campaña sino de coimas para logra la adjudicación de obras públicas. Pero el poderoso empresario hizo algo más: reconoció también la cartelización. Se presentaban siempre las mismas firmas a una licitación de resultado ya fijado y acordado de antemano. Señaló que quien arreglaba esa distribución era De Vido con la aquiescencia de todos los participantes de esta pantomima.

Esta declaración y lo que sucedió con los directivos de Techint terminó por alertar a otros empresarios que no habían aparecido aún en el caso, que comprendieron la gravedad de lo que estas declaraciones significaban también para ellos. Por eso, el viernes se vivió un clima de frenesí en los tribunales de Comodoro Py. Se comprende: cuanto más tarde declara un protagonista de esta historia delictiva más datos comprobables tiene que aportar para poder ingresar al régimen del arrepentido. “Mire que los boletos de la clase económica se agotaron; ahora quedan solo los de clase ejecutiva”, es la frase con la que en los pasillos de Tribunales se grafica esta situación. Hay un detalle que no es menor: ninguno de los que se han presentado a declarar conocen qué y cuánto saben el juez y el fiscal. Este es un dato para tener muy en cuenta. Stornelli ha recabado y obtenido un sustancioso cuerpo probatorio. El trabajo que se hizo desde el mismo momento en que nuestro destacado colega Diego Cabot presentó las copias de los cuadernos a la Justicia ha sido intenso y fructífero. Por eso, cuando en su desesperación por desacreditar toda la investigación el kirchnerismo furioso cuestiona la ausencia de los cuadernos originales, comete un error de apreciación grosero. Los testimonios han sido tan contundentes y resonantes que la etapa de los cuadernos como elemento de prueba ya ha sido superada. En verdad –y para hablar con propiedad– ya no son testimonios sino confesiones.

El juez federal Claudio Bonadio y el fiscal Carlos Stornelli supieron tener una relación tormentosa en otros días de sus carreras judiciales. Esto ha cambiado y hoy lo que impera entre ellos es la armonía. La incorporación del fiscal Carlos Rívolo es un hecho positivo para la investigación.
   
Es importante tener noción de que lo que estamos viendo es una novela trágica por capítulos, de cuya dimensión no todos tienen una idea acabada. Hay que entender un dato: el halo del “Club de la Obra Pública” se extiende sobre todo el país. Esto quiere decir que, los mismos fenómenos de corrupción que se están descubriendo en obras a nivel nacional, se van a encontrar en muchas otras de nivel provincial y municipal. Y, en este marco, es relevante recordar que todavía falta el “Capítulo Odebrecht”.

Hay temas de fondo. Lo que ponen sobre la mesa los cuadernos no es solo la corrupción del kirchnerismo, sino el financiamiento de las campañas políticas de todos los partidos. El “Club de la Obra Pública” no limitó sus aportes solo al kirchnerismo. Esta situación tiene además consecuencias económicas directas. Uno de los temas en los que se había sembrado una fuerte expectativa es el sistema de PPP (Participación Público Privada). Para lo que fuera el último trimestre de este año, había que empezar a mostrar cierta actividad en las obras.

Cristinizados.

Hoy, todos los participantes en las PPP, tienen directa o indirectamente involucramiento con el tema de los cuadernos, tanto Roggio como Techint, como Esuco, y tantas otras, están todas directa o indirectamente –porque lo hicieron en forma de UTE (unión transitoria de empresas) – en el pasado alguna de las obras vinculadas al kirchnerismo. El riesgo país en 620 puntos indica que hay mucha gente vendiendo títulos de Argentina, sacándoselos de encima y perdiendo plata.

La presencia de Cristina Fernández de Kirchner en el Senado es una carga pesadísima para el Partido Justicialista. Durante la sesión del miércoles pasado en la que se debatió el proyecto sobre despenalización del aborto, en los pasillos del Senado el tema era el pedido de allanamiento a las oficinas de la ex presidenta. Fuera de su núcleo duro, su figura genera en el peronismo un rechazo profundo. Más allá de lo que se le pueda comprobar, gobernadores y legisladores del peronismo conocen el sistema de corrupción edificado durante el kirchnerato. Muchos de ellos también debieron sufrirlos a Julio de Vido y a José López. Y muchos de ellos buscan explicaciones sobre la fortuna que amasaron los Kirchner durante sus 12 años en el poder.

Es el momento de la Justicia que tiene una deuda enorme con la sociedad. Solo con una Justicia honesta, independiente y con responsabilidad republicana, se podrá recorrer el largo y arduo camino para la construcción de un país más decente y libre de una corrupción que asquea y mata.

Producción periodística: Lucía Di Carlo

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