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domingo, 19 de diciembre de 2021

Nuevos / Viejos tiempos. Máximo conducción… @dealgunamaneraok…

 Nuevos / Viejos tiempos. Máximo conducción… 


Bancando. Máximo Kirchner. Dibujo: Pablo Temes. 

El voto del Presupuesto mostró que el kirchnerismo es una permanente vuelta al pasado y al fracaso.


Escrito por Nelson Castro el sábado 18/12/2021 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos. 

Lo que ocurrió en la maratónica sesión por el debate del Presupuesto 2022 en la Cámara de Diputados no es otra cosa que el reflejo del cambio de los tiempos. Cambio que el oficialismo todo –desde el Presidente y su vice en funciones hasta los legisladores y militantes– se niega a aceptar. El falso festejo de la elección perdida sirvió para mantener unida a la tropa, pero también los embriagó y hundió en lo más profundo del relato. La realidad los sorprendió con un balde de agua fría para apagar tanta soberbia y desconexión con el presente. La supremacía del Frente de Todos contra Todos en ambas cámaras del Congreso es ahora parte de la historia. Quien no lo acepte de ese modo y aprenda y practique el arte de la negociación y la búsqueda de consensos quedará irremediablemente expuesto al ridículo. El primero en pisar el palito fue un caprichoso Máximo Kirchner quien, con su provocativa arremetida discursiva de la mañana del viernes, chocó de frente contra un muro. Vale la pena analizar los entretelones de semejante porrazo. 

Luego de una noche larga en exposiciones infructuosas, llegó el desenlace tan temido pero inevitable. Pasadas las 7 de la mañana el diputado Mario Negri propuso que la sesión pasase a un cuarto intermedio para tratar de buscar acuerdos que trajesen algo de coherencia a la discusión. Envuelto en su terquedad, el oficialismo no solo se negó una vez más a aceptar esa propuesta sino que, fiel a su estilo, redobló la apuesta. Es lo que siempre ha hecho a lo largo de tantos años de ejercicio del poder con una concepción propia de las monarquías autoritarias. El kirchnerismo creía que, con el transcurso de las horas, lograría doblegar la voluntad de algún diputado para que terminara acompañando el proyecto del Presupuesto que, desde un punto de vista técnico, era invotable incluso para muchos funcionarios del oficialismo. “Vamos con discursos largos, sin apuro, y a participar de todas las discusiones para darles tiempo a los negociadores a que puedan explorar todas las alternativas”, se escuchó decir a un allegado al bloque oficialista pasada la madrugada. Eso fue lo que ocurrió durante toda la noche y, en rigor de verdad, no había tales opciones. 

Las sesiones trasnochadas de la Cámara de Diputados han sido muchas veces sinónimo de maniobras turbias, de aprietes y de prácticas repudiables manipuladas directamente desde la Casa Rosada. Las alternativas eran el apriete o la dádiva para algún diputado del interior que se contentara con llevar alivio económico a su provincia. Ningún gobernador desconocía lo que estaba ocurriendo. Ya se había descartado la posibilidad de cambiar votos negativos por positivos y solo se especulaba con la ausencia repentina de algún legislador capaz de justificar que se había quedado dormido o que se había perdido al cruzar la avenida Rivadavia, que separa su despacho del recinto. Puerilidad absoluta.  

La experimentada Graciela Camaño fue clara en su última intervención: “Vinieron a cojudear un Presupuesto con un número que no tienen, esta es la verdad”. Minutos antes de las 8 el oficialismo había reunido apenas 121 voluntades. En ese momento Sergio Massa le trasladó el pedido de Alberto Fernández a Mario Negri de volver a llevar el Presupuesto a comisión y postergar la discusión hasta el próximo martes para revisar los puntos conflictivos en busca de nuevos acuerdos. Luego de varias discusiones dentro de cada bloque, la salida parecía razonable incluso para sectores de JXC, la Coalición Cívica y los radicales de Evolución. Pero aún había lugar para dos gestos mezquinos del oficialismo que dinamitaron cualquier acuerdo posible. El primero, la utilización del diputado de Juntos Somos Río Negro, Luis Di Giácomo, para proponer la moción y postergar el tratamiento para que la iniciativa vuelva a comisión, en lugar de que un miembro del FdT asumiera el compromiso luego de verse derrotados. 

El segundo gesto fue el encendido –e inexplicable– discurso de Máximo Kirchner que, a un paso del acuerdo, volvió a cargar contra la oposición responzabilizándola de todos los males de la Argentina. Se refirió a los miembros de JXC con ironía como “gente distinguida” y los enumeró de a uno: “Tenemos un ex vicepresidente; un ex vicejefe de Gobierno; una ex gobernadora de la Provincia; un ex ministro del interior”, y agregó la chicana final alegando que “le llamaba la atención la actitud que estaban teniendo luego de endeudar el país”, para cerrar su discurso tratándolos de cobardes. La Cámara, entonces, estalló de inmediato. El diputado Luciano Laspina y sus pares corrían por las bancas incrédulos diciendo que por el último ataque del hijo de la vice ahora no cederían a prestarle ayuda. Cristian Ritondo tomó la palabra y, al hacerlo, puso al oficialismo frente a la dura realidad de una derrota. 

“Todavía no entendemos qué pasó. Lo teníamos adentro. La negociación estaba lograda y comprábamos tiempo para seguir negociando. Es inexplicable”, se lamentaba un legislador del oficialismo mientras se retiraba del Salón de los Pasos Perdidos. La cara de Leandro Santoro era elocuente. No le hizo falta decir nada mientras Máximo K aún se retorcía en su banca. 

“Máximo conducción” bramaban los diputados opositores camino a sus oficinas y se lamentaban por la oportunidad perdida. “La verdad es que fue un acto de irresponsabilidad. Con su soberbia, Máximo se llevó puesto al Gobierno”, sentenció un diputado antes de ingresar a su despacho. 

En la madrugada del 17 de julio de 2008, el entonces vicepresidente Julio Cobos le ofreció al kirchnerismo pasar a un cuarto intermedio para evitar su “voto no positivo” que acabó con la Resolución 125. En aquel momento, siguiendo órdenes de Néstor Kirchner, el jefe del bloque de senadores oficialista, Miguel Ángel Pichetto, rechazó esa alternativa que hubiese evitado la derrota.

Como se ve una vez más, el kirchnerismo es una permanente vuelta al pasado y al fracaso.



sábado, 14 de diciembre de 2019

Gabriela Michetti, la huérfana PRO “adoptada” por los Fernández… @dealgunamanera...


Gabriela Michetti, la huérfana PRO “adoptada” por los Fernández…


Mientras salían a la luz los cortocircuitos con su compañero de fórmula, la ex vice se reunió con Cristina y Alberto Fernández la acompañó en la jura.

© Publicado el miércoles 11/12/2019 por la Revista Noticias de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

Alberto Fernández rompió el protocolo con un gesto hacia Gabriela Michetti

La relación entre Gabriela Michetti y Mauricio Macri se fue enfriando con el paso de los años en el Gobierno. Pero los últimos meses del 2019, directamente hubo un témpano entre ambos: la ex vice se sintió desplazada del Gobierno por su competencia constante con el entonces jefe de Gabinete, Marcos Peña, y luego lo reafirmó con la llegada del candidato a ocupar su lugar en Juntos por el Cambio, Miguel Ángel Pichetto.


Muestra del alejamiento fue la contundente frase que Macri le dijo a María Eugenia Vidal cuando salían de la Casa Rosada rumbo a un escenario montado para su acto de despedida, el sábado 8. Según un video subido a las redes por el periodista Guido Carelli Lynch, el presidente saliente se quejaba ante la gobernadora “va a decir que nadie le avisó, como siempre”, ante la posible victimización de la entonces vice. Fue una de las pocas veces que la grieta interna quedó en evidencia públicamente.

Al frío oficial que la vice sentía, se contrapuso el inesperado cobijo que le dieron los Fernández. Sintió primero el amparo de Cristina, que se reunió con ella días antes del traspaso de mando en el Congreso. E incluso accedieron a fotografiarse sonrientes. Habían discutido con fiereza tiempo atrás, pero nadie revisó demasiado el pasado: después de todo, Cristina hasta decidió hacer caso omiso a críticas despiadadas de su compañero de fórmula.

La buena relación entre ambas volvió a verse el martes 10, el día de la jura en el Congreso. Mientras la flamante vice provocaba un desaire a Macri, con gestos de asco al estrecharle la mano, con Michetti la relación pareció fluir sin tensiones. Después de firmar y de que el líder de Cambiemos se retirara del recinto, Cristina intercambió algunas palabras con gesto distendido con la ex vice. Se habían saludado de forma muy cordial y de la misma manera se despidieron.

Alberto también mostró buena sintonía con Michetti. Otro de los gestos destacados de la jornada fue el acompañamiento del flamante presidente desde la entrada del Congreso hasta el recinto.

Desde la elección perdida, Cambiemos es un hervidero. Algunos legisladores ya dieron el salto y otro piensan si lo harán. En la coalición que acaba de quedar en el llano, algunos dudan si Macri podrá convertirse en el líder natural. Hay demasiadas preguntas y muy pocas respuestas. Una de ellas es qué hará Gabriela Michetti, una huérfana del PRO que hizo buenas migas con los Fernández.




domingo, 25 de noviembre de 2018

Entre el G20 y el PJ9… @dealgunamanera...

Entre el G20 y el PJ9…

House Of ‘Kas’… Miguel Ángel Pichetto. Dibujo: Pablo Temes

Los tiempos electorales se aceleran. Pases de facturas oficiales y reacciones por Cristina.
© Escrito por Nelson Castro el domingo 25/11/2018 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
(Fuente: 
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Todavía resuenan en el universo de Cambiemos las secuelas del zafarrancho que lo llevó a la pérdida de asientos clave en el Consejo de MagistraturaEn el radicalismo, el malhumor continúa. "No es malhumor; es bronca" –corrige una voz de peso dentro de la UCR. Es una bronca mascullada que, sin embargo, no pasará a mayores. Pasar a mayores significaría, lisa y llanamente, la ruptura. Todos los integrantes de la coalición gubernamental saben que no tienen más remedio que tolerarse y/o soportarse. Y todos saben también que si se produjese esa ruptura –hecho que equivaldría a repetir la traumática experiencia que llevó a la destrucción de la Alianza–  sería algo que sus votantes no les perdonarían por largo tiempo.

Las disputas internas dentro del oficialismo no son solo entre el PRO, la UCR y la Coalición Cívica; las hay, además, al interior del PRO. Una de los asuntos que por estas horas  aviva la interna es el posible desdoblamiento de las elecciones en la provincia de Buenos Aires. Las encuestas que circulan en abundancia por los despachos del poder, muestran que, si la Provincia separase sus elecciones de los comicios de la Nación, las chances de Cambiemos –es decir de María Eugenia Vidal– aumentarían significativamente. El adverbio significativamente tiene en este caso una traducción muy contundente, ya que se habla de la posibilidad de que el oficialismo se quedase con diez a 15 municipios más de los que hoy gobierna.

Internas entre el PRO y la UCR por un lado y del peronismo por otro. Lilita borrada.

Sondeos. 

Las encuestas muestran que la imagen negativa de Mauricio Macri es fuerte y que la diferencia con Vidal, a pesar de la caída que su imagen también ha experimentado a causa de la crisis económica, se ha acentuado. Es sabido que la gobernadora no comparte muchas de las medidas implementadas desde el gobierno nacional. Por eso, y dentro de los límites que le impone su necesaria subordinación al Presidente, cada vez que puede produce hechos que hacen evidente sus desacuerdos. Es lo que se vio con el bono de fin de año a los jubilados de la Provinciaalgo que Macri decidió no otorgarle a los que perciben sus haberes por parte de la Anses.  

Una muestra más de esa interna –florida en buenas maneras y crueldad– la dio Federico Sturzenegger"Tenés que contar la verdad de lo que te pasó"fue el consejo que recibió de varios de sus amigos el ex presidente del Banco Central a los que decidió hacerles caso. Lo hizo en una charla en la Universidad de Harvard, nada menos. Narró allí cómo era obligado a concurrir a la Casa Rosada y someterse a la crítica y el ninguneo del jefe de GabineteMarcos Peña. “Yo no entiendo nada de economía, pero el resto de las personas que están en esta sala me dicen que no hay que hacer lo que vos decís”–era lo que afirmaba Peña. Una de las personas que estaba en esa sala era Mario Quintana, el ex vicejefe de Gabinete. El episodio es una muestra del grueso error que cometió Macri al delegar la gestión de gobierno en Peña y compañía. Recuérdese que, para no verse expuesto a esa lapidación, el entonces ministro de Hacienda, Alfonso de Prat-Gay, tomó la determinación de asistir a las reuniones de gabinete solo cuando eran encabezadas por el Presidente y no por Peña.     

Otra de las figuras con diferencias cada vez más marcadas con Macri es Elisa Carrió quien, no por casualidad, permanece desde hace un mes en un cono de sombras. "Está borrada desde hace varias semanas de la política y del Congreso, pero articula todo el tiempo con su mano derecha, el diputado Juan Manuel López" –cuenta un conspicuo hombre de Cambiemos. Más allá de que habla con el diputado Mario Negri, Carrió decidió el silencio después de haber confrontado tan fuertemente con el Presidente a quien condenó a elegir entre ella y Angelici y un largo etcétera.  "Yo se los avisé que el peronismo iba por todo"–fue lo que mandó a decir a los suyos, en referencia a la jugada del panperonismo que, en la elección de los nuevos miembros del Consejo de la Magistratura, dejó descolocado al oficialismo.

Internismo. 

En el justicialismo el voltaje de los enfrentamientos sigue subiendo. Sobre todo porque el Peronismo Federal demostró esta semana una voluntad firme de construir una alternativa política distinta a la de Cristina Fernández de Kirchner.  

La reunión de Sergio Massa y Miguel Ángel Pichetto con los gobernadores produjo impacto interno y externo. En principio habían comprometido su asistencia siete. "No pensábamos que iba a ser tan exitosa y que vinieran los nueve que habíamos invitado; pero vinieron los nueve y faltó Verna porque está enfermo"–cuenta con cara de satisfacción un organizador del encuentro. En ese ámbito de renacido optimismo, se cree que en las próximas dos o tres semanas se van a agregar dos –con posibilidad de un tercero–, mandatarios provinciales.  

En la reunión se hizo un balance muy crítico de la situación económica nacional. Por eso se decidió convocar para el lunes que viene a un grupo de treinta economistas de todo el país que tienen otra idea de cómo está la Argentina, quienes elaborarán un documento con un análisis crudo sobre la situación socioeconómica del presente.

Se habló también de la separación de la elección en la provincia de Buenos Aires y de abrir ese espacio al no peronismo. De hecho se verifica allí un diálogo fluido con socialistas, radicales y dirigentes que responden a Margarita Stolbizer. Entre los radicales hay varios intendentes muy disconformes y crecientemente críticos del gobierno nacional.   

En vísperas de la cumbre del G20 en Buenos Aires, la desvaída contracumbre que organizó el kirchnerismo el lunes pasado dejó un alerta. Fue la frase de Cristina Fernández de Kirchner en la que criticó el sistema de división de poderes establecido por la Constitución Nacional. Es de lo que se habla en las reuniones de La Cámpora de cara a la vuelta al poder, algo que en el ámbito del kirchnerismo duro se da cono un hecho. Sería el fin de la República.  

Se define al despotismo como al gobierno absoluto, no limitado por las leyes. Es el "vamos por todo" con el que sueña la ex presidenta en su proyecto desesperado por volver al poder.

Producción periodística: Lucía Di Carlo      




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