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domingo, 17 de septiembre de 2023

Un moneda al aire... @dealgunamaneraok...

Una moneda en el aire…


Por las buenas, o por las otras... ‘Pato’. Dibujo: Pablo Temes

La incertidumbre y la crisis económica y social, han puesto en alerta a la sociedad.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 16/09/2023 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argetnina.

La Argentina ha quedado a merced de un gobierno de nerones a quienes lo único que les interesa –y desespera– es mantenerse indefinidamente en el poder. A la cabeza de esta locura está Sergio Massa. El ministro de Economía y candidato está decidido a todo en pos del objetivo que lo obsesiona: ganar la elección presidencial de cualquier manera y a cualquier costo. El 12,8% de inflación del mes de agosto fue una cachetada para el exintendente de Tigre. Por eso salió el mismo miércoles, con una batería de anuncios que se ampliaron el jueves. Alguien debería decirle que no se puede tapar el sol con las manos. Todos esos anuncios, que responden a un “plan platita” de manual, son absolutamente inflacionarios. Claro, si nada de esto surge efecto –y la historia indica que no lo hará– el problema mayúsculo autogenerado, quedará para el ganador de las elecciones generales. 


Luego de perder las PASO en agosto de 2019, el entonces presidente Mauricio Macri, quiso poner en práctica una reducción del IVA, que es una de las medidas de alivio que tomó el Gobierno; los gobernadores peronistas lo amenazaron con recurrir a la Corte Suprema, visto que esos fondos que dejaba de percibir el fisco eran coparticipables. Por ende, esa menor recaudación los afectaba directamente. “Esa es plata nuestra y no puede apropiarse de ella” dijo el gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti. Por lo bajo, otros gobernadores peronistas dicen lo mismo. Pero hay todavía más. El plan está hecho a las apuradas y contempla la reducción del IVA para las compras con tarjeta de débito. No tiene en cuenta las tarjetas prepagas emitidas por empresas del sector fintech que, justamente, están en manos de millones de argentinos que no tienen acceso a la banca tradicional. Luego del anuncio, en el Gobierno se comprometieron a revisar la medida en pos de incluir al sector. Otra consecuencia más de la improvisación empujada por la urgencia de los anuncios electoralistas, que terminan dando letra al otro plan recurrente: el “vamos viendo”. 


El anuncio de medir la inflación semanalmente responde a la misma lógica neroniana. Hace recordar mucho a lo que sucedió en aquellos días, en los que un enseñoreado Guillermo Moreno dispuso la intervención del Indec para distorsionar el índice de precios al consumidor (IPC), que tanto le disgustaba a él y a la entonces presidenta, Cristina Fernández de Kirchner. 

Todas estas iniciativas, que son disparatadas, persiguen un doble objetivo: cooptar electores y dejarle al próximo gobierno un campo absolutamente minado que afecte sus bases de sustentación política. Esto representa una verdadera perversión, cuyas consecuencias las va a pagar la ciudadanía. A decir verdad, esa cuenta inmoral ya la vienen sufriendo todos los argentinos. Como siempre, los que menos tienen son los más afectados. Desde hace más de un año la oleada de personas que cruza la General Paz para pedir ropa y alimentos en los edificios de departamentos de la Capital Federal no cesa. Hoy se ven con claridad las ferias en distintos puntos del Conurbano donde la venta de productos usados y el trueque por alimentos y productos de primera necesidad volvieron a ser protagonistas. Eso explica, en parte, la transversalidad de la intención de voto que ostenta Javier Milei. En la oposición se llenan la boca hablando de “voto bronca” y está claro que ese componente existe, pero sería de una mirada muy corta generalizar por completo esa presunción. En muchas provincias, localidades y municipios de la Argentina ya se habla del “voto en defensa propia”. ¿Cómo se explica que, en lugares alejados de las urbes, donde el libertario no puso un pie jamás, haya arrasado en las PASO? En la oposición se siguen rasgando las vestiduras echándose culpas porque nadie lo vio venir. La riña –porque se trató de una verdadera riña– que se vivió en la campaña de No tan Juntos por el Cambio, hirió de muerte las posibilidades de la coalición que, apenas unos meses atrás, tenía la elección ganada.  


Otro dato que no puede pasar desapercibido es la aparición del expresidente Mauricio Macri, para apuntalar la alicaída campaña de Patricia Bullrich y gritar a los cuatro vientos que “ella” es su candidata. La exministra de Seguridad ostentaba los valores más extremos en materia de orden, progreso y seguridad frente a su rival en la interna, Horacio Rodríguez Larreta. Hoy esos atributos quedaron devorados por Javier Milei y obligaron a 
Bullrich a reinventarse. “Hay cierto enojo con Mauricio. Es difícil olvidar que hubo un acercamiento o coqueteo cierto con Milei. No importa quién dio el primer paso. Lo que importa es que existió y eso lo terminó capitalizando el loco de la casta” –dijo un hombre que milita en las filas de la exministra. Hay preocupación porque la líder del PRO no termina de repuntar y el espacio en su totalidad no logra alinear el voto. En la Ciudad de Buenos Aires, una porción grande de los votantes de Martín Lousteau no acompañará a Jorge Macri para la Jefatura de Gobierno y se inclinará por Leandro Santoro. A nivel nacional, el votante de Horacio Rodríguez Larreta no se siente representado y entra en una zona gris. Si Bullrich no llegara al ballottage muchos de los votos larretistas, irían a Sergio Massa. 

Entretanto Milei ve cómo, en la vida real, se deshoja la margarita de la casta. Su acercamiento a Luis Barrionuevo le costó fuertes críticas de todo el arco político. Esta vez el libertario estuvo muy corto de reflejos. ¿Acaso los sindicalistas más poderosos de la Argentina, que viven del aporte de los trabajadores –que es obligatorio–, que no presentan declaraciones juradas y moran en lujosas casas, amasando una fortuna incalculable no son casta? Al libertario se le crispan los nervios cuando le señalan que es un fiel representante del teorema de Baglini que sostiene que, cuando un candidato se siente más cerca del poder, sus propuestas, declaraciones y sus acciones se vuelven mucho más conservadoras. Aunque les cueste aceptarlo, muchas de sus banderas más disruptivas, tuvieron que guardárselas en el bolsillo.  

La Argentina es hoy una moneda en el aire. La incertidumbre y la crisis económica y social, han puesto en alerta a toda la sociedad.



   

domingo, 19 de diciembre de 2021

Nuevos / Viejos tiempos. Máximo conducción… @dealgunamaneraok…

 Nuevos / Viejos tiempos. Máximo conducción… 


Bancando. Máximo Kirchner. Dibujo: Pablo Temes. 

El voto del Presupuesto mostró que el kirchnerismo es una permanente vuelta al pasado y al fracaso.


Escrito por Nelson Castro el sábado 18/12/2021 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos. 

Lo que ocurrió en la maratónica sesión por el debate del Presupuesto 2022 en la Cámara de Diputados no es otra cosa que el reflejo del cambio de los tiempos. Cambio que el oficialismo todo –desde el Presidente y su vice en funciones hasta los legisladores y militantes– se niega a aceptar. El falso festejo de la elección perdida sirvió para mantener unida a la tropa, pero también los embriagó y hundió en lo más profundo del relato. La realidad los sorprendió con un balde de agua fría para apagar tanta soberbia y desconexión con el presente. La supremacía del Frente de Todos contra Todos en ambas cámaras del Congreso es ahora parte de la historia. Quien no lo acepte de ese modo y aprenda y practique el arte de la negociación y la búsqueda de consensos quedará irremediablemente expuesto al ridículo. El primero en pisar el palito fue un caprichoso Máximo Kirchner quien, con su provocativa arremetida discursiva de la mañana del viernes, chocó de frente contra un muro. Vale la pena analizar los entretelones de semejante porrazo. 

Luego de una noche larga en exposiciones infructuosas, llegó el desenlace tan temido pero inevitable. Pasadas las 7 de la mañana el diputado Mario Negri propuso que la sesión pasase a un cuarto intermedio para tratar de buscar acuerdos que trajesen algo de coherencia a la discusión. Envuelto en su terquedad, el oficialismo no solo se negó una vez más a aceptar esa propuesta sino que, fiel a su estilo, redobló la apuesta. Es lo que siempre ha hecho a lo largo de tantos años de ejercicio del poder con una concepción propia de las monarquías autoritarias. El kirchnerismo creía que, con el transcurso de las horas, lograría doblegar la voluntad de algún diputado para que terminara acompañando el proyecto del Presupuesto que, desde un punto de vista técnico, era invotable incluso para muchos funcionarios del oficialismo. “Vamos con discursos largos, sin apuro, y a participar de todas las discusiones para darles tiempo a los negociadores a que puedan explorar todas las alternativas”, se escuchó decir a un allegado al bloque oficialista pasada la madrugada. Eso fue lo que ocurrió durante toda la noche y, en rigor de verdad, no había tales opciones. 

Las sesiones trasnochadas de la Cámara de Diputados han sido muchas veces sinónimo de maniobras turbias, de aprietes y de prácticas repudiables manipuladas directamente desde la Casa Rosada. Las alternativas eran el apriete o la dádiva para algún diputado del interior que se contentara con llevar alivio económico a su provincia. Ningún gobernador desconocía lo que estaba ocurriendo. Ya se había descartado la posibilidad de cambiar votos negativos por positivos y solo se especulaba con la ausencia repentina de algún legislador capaz de justificar que se había quedado dormido o que se había perdido al cruzar la avenida Rivadavia, que separa su despacho del recinto. Puerilidad absoluta.  

La experimentada Graciela Camaño fue clara en su última intervención: “Vinieron a cojudear un Presupuesto con un número que no tienen, esta es la verdad”. Minutos antes de las 8 el oficialismo había reunido apenas 121 voluntades. En ese momento Sergio Massa le trasladó el pedido de Alberto Fernández a Mario Negri de volver a llevar el Presupuesto a comisión y postergar la discusión hasta el próximo martes para revisar los puntos conflictivos en busca de nuevos acuerdos. Luego de varias discusiones dentro de cada bloque, la salida parecía razonable incluso para sectores de JXC, la Coalición Cívica y los radicales de Evolución. Pero aún había lugar para dos gestos mezquinos del oficialismo que dinamitaron cualquier acuerdo posible. El primero, la utilización del diputado de Juntos Somos Río Negro, Luis Di Giácomo, para proponer la moción y postergar el tratamiento para que la iniciativa vuelva a comisión, en lugar de que un miembro del FdT asumiera el compromiso luego de verse derrotados. 

El segundo gesto fue el encendido –e inexplicable– discurso de Máximo Kirchner que, a un paso del acuerdo, volvió a cargar contra la oposición responzabilizándola de todos los males de la Argentina. Se refirió a los miembros de JXC con ironía como “gente distinguida” y los enumeró de a uno: “Tenemos un ex vicepresidente; un ex vicejefe de Gobierno; una ex gobernadora de la Provincia; un ex ministro del interior”, y agregó la chicana final alegando que “le llamaba la atención la actitud que estaban teniendo luego de endeudar el país”, para cerrar su discurso tratándolos de cobardes. La Cámara, entonces, estalló de inmediato. El diputado Luciano Laspina y sus pares corrían por las bancas incrédulos diciendo que por el último ataque del hijo de la vice ahora no cederían a prestarle ayuda. Cristian Ritondo tomó la palabra y, al hacerlo, puso al oficialismo frente a la dura realidad de una derrota. 

“Todavía no entendemos qué pasó. Lo teníamos adentro. La negociación estaba lograda y comprábamos tiempo para seguir negociando. Es inexplicable”, se lamentaba un legislador del oficialismo mientras se retiraba del Salón de los Pasos Perdidos. La cara de Leandro Santoro era elocuente. No le hizo falta decir nada mientras Máximo K aún se retorcía en su banca. 

“Máximo conducción” bramaban los diputados opositores camino a sus oficinas y se lamentaban por la oportunidad perdida. “La verdad es que fue un acto de irresponsabilidad. Con su soberbia, Máximo se llevó puesto al Gobierno”, sentenció un diputado antes de ingresar a su despacho. 

En la madrugada del 17 de julio de 2008, el entonces vicepresidente Julio Cobos le ofreció al kirchnerismo pasar a un cuarto intermedio para evitar su “voto no positivo” que acabó con la Resolución 125. En aquel momento, siguiendo órdenes de Néstor Kirchner, el jefe del bloque de senadores oficialista, Miguel Ángel Pichetto, rechazó esa alternativa que hubiese evitado la derrota.

Como se ve una vez más, el kirchnerismo es una permanente vuelta al pasado y al fracaso.



domingo, 29 de agosto de 2021

Contradicciones. Peleas en el Frente contra Todos... @dealgunamaneraok...

 Contradicciones. Peleas en el Frente contra Todos... 

Mexicanews. Dibujo: Pablo Temes

El Presidente y su vice están furiosos uno con la otra. Reina el desamor en la coalición oficialista, entre acusaciones mutuas. 

© Escrito por Nelson Castro el sábado 27/08/2021 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.


Nadie de su entorno sabe bien a qué atribuir lo que le está pasando a Alberto Fernández. Lo único cierto es la constatación de un comportamiento que ha terminado de hacer de él una caricatura. Sus actitudes, sus dichos y sus contradicciones son cosas de todos los días. A ello hay que agregarle la ausencia de gestión y el entuerto legal de creciente voltaje político que representa la fiesta de Olivos –el Olivosgate– y sus circunstancias. La autodefensa pergeñada por el Presidente, presentada ante el fiscal Ramiro González horas antes de que lo imputara, contiene falacias y argumentaciones disparatadas.

El jefe de Estado pretende ampararse en el hecho de que no hubo contagios detectados entre los asistentes a la “fiesta inolvidable” para eludir su responsabilidad penal. Curiosa postura de un docente de Derecho Penal de la Universidad de Buenos Aires. En el artículo 205 del Código Penal se lee lo siguiente: “Será reprimido con prisión de seis meses a dos años el que violare las medidas adoptadas por las autoridades competentes para impedir la introducción o propagación de una epidemia”. 

De la lectura surge claramente que no hay ninguna mención a la existencia de contagios como condición sine qua non para configurar la existencia de un delito. Los profesores de Derecho Penal explican el significado de esta situación con un ejemplo muy claro: si una persona tuviera en su poder un arma que no está registrada, estaría cometiendo un delito por el hecho en sí e independientemente de si esa arma la utilizó o no para matar o dañar a alguien.

Arguye el Presidente que la fiesta constituyó un acto privado. Como se advierte en el texto del artículo 205, no hay ninguna alusión referida a que la pena a la violación de la norma se halle condicionada al ámbito –público o privado– en el que se hubiera producido.

Otro de los argumentos falaces expuestos por AF es que, en su calidad de presidente, estaba exceptuado de cumplir las normas del Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO). En realidad, las excepciones al ASPO se establecían con la finalidad de que las personas esenciales pudieran acudir a sus lugares de trabajo a fin de desarrollar sus tareas. La excepción no se aplicaba a la posibilidad de organizar y/o participar de fiestas.

En otro de los párrafos del escrito por él redactado, el Presidente expresa: “Se puede advertir la inexistencia de delito, más allá del reproche moral o ético que pueda merecer, pero eso ya no es cuestión ni ámbito de la Justicia Penal”. Es impactante leer esta minimización de lo que representa una conducta antiética o inmoral. A Alberto Fernández lo tiene sin cuidado la inmoralidad de sus conductas. Pocas veces se ha visto a un mandatario denigrarse a sí mismo de una manera tan flagrante.

“Cuando estalló el tema de la foto, se decidió que Leandro Santoro y Victoria Tolosa Paz carguen con la defensa pública después de lo dicho por Cafiero y las declaraciones del propio Alberto. Ahora no sé qué van a hacer, la tienen cada vez más difícil”, señala con preocupación una voz del entorno albertista.

Cristina Fernández de Kirchner está enojada con AF. En verdad, la palabra que mejor define los sentimientos de la ex presidenta en funciones no es enojo sino furia. Sin embargo, el Presidente no es ajeno a esos sentimientos. En las conversaciones que tiene con los interlocutores a los que suele llamar en las tardes-noches de sus largos días, hace conocer su enojo y sus diatribas hacia CFK. Es que en el Frente contra Todos reina el desamor.

Los disparates de Alberto Fernández. El jueves por la noche balearon al diputado provincial Miguel Arias, del Frente de Todos, en pleno acto de campaña en la provincia de Corrientes. Más allá de lo repudiable del hecho por lo que representa como muestra de violencia política y/o de alguna otra causa, el Presidente cometió un nuevo error desde su cuenta de Twitter.

 

 

El furcio derivó en la rápida respuesta de Gabriel Arias, hijo del dirigente del Frente de Todos, quien desde su usuario replicó a Fernández: “Hola Alberto, mi viejo no es candidato. Ya es diputado hace casi 2 años, en el partido que VOS encabezás. Me parece una total falta de respeto y atención para nosotros que ni siquiera hayan verificado quién era”. A las pocas horas, el tuit fue corregido y el comentario eliminado.

Respecto al tremendo episodio de la maestra de la Escuela Técnica N° 2 de Ciudad Evita Laura Radetich, Fernández dijo a Radio 10: “Ayer escuchaba un enorme cuestionamiento a una maestra que se tensa en un debate con un alumno. Yo soy profesor de la Universidad de Buenos Aires hace 37 años y siempre he dicho que lo más importante que un profesor tiene que hacer es sembrarles dudas a los alumnos”.

El encubrimiento del Presidente es aún más grave que lo ocurrido en el aula. En primer lugar, avaló la violencia con la que la responsable de guiar el proceso de aprendizaje y no de adoctrinamiento se dirige al estudiante a los gritos, utilizando insultos e interrumpiéndolo cuando intenta manifestar una postura distinta a la suya. En segundo lugar, avaló la descalificación en forma despectiva de los ingresos del padre del alumno y sus posibilidades de darle un presente mejor. En tercer lugar, el Presidente tergiversa la realidad al calificar como “debate que hace sembrar dudas a los alumnos” a un acto de adoctrinamiento que obliga al pensamiento único y lo único que puede sembrar es frustración y temor. Para coronar este cúmulo de actitudes cínicas, el Presidente repitió –una vez más– que es profesor de Derecho de la Universidad de Buenos Aires hace 37 años. Un presidente sin conocimiento del derecho penal (que viola las normas que él mismo redacta), sin sentido común y sin altura moral para desempeñar el cargo luego de quedar preso de sus propias mentiras.

El otro descolocado es el ministro de Educación, Nicolás Trotta, “que volvió a quedar de la vereda de enfrente con sus declaraciones aunque esta vez se lo nota más tranquilo”, aseguró una fuente que frecuenta la Rosada. En el entorno del ministro dicen que “primó el sentido común en sus declaraciones” y que “no sintió un desaire pero sí sorpresa” por la defensa del Presidente a la docente militante.

“Debe estimarse en muy poco vivir en un país donde las leyes pueden menos que los hombres”, escribió Nicolás Maquiavelo. Es el país que está construyendo Alberto Fernández.