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viernes, 15 de diciembre de 2023

Diana Mondino, su marido y el fraude bancario más grande de la historia argentina… @dealgunamaneraok...

 Diana Mondino, su marido y el fraude bancario más grande de la historia argentina… 

¿Qué tiene que ver la ministra de Milei con el ex Banco Integrado Departamental (BID)?.

 

© Escrito por Guillermo Delgado Jordán el viernes 15/12/2023 y publicado por el Periódico Digital En Orsai de la Ciudad de Morón, Provincia de Buenos Aires, República Argentina.

Para muchos desprevenidos, la economista cordobesa Diana Mondino, designada por Javier Milei como Canciller de la República Argentina, puede parecer una cara nueva de la política.


Pero no sólo tiene el récord de ser la funcionaria más rica dentro de los ministros designados por el libertario; también su nombre (y el de su marido) se vincula al ex Banco Integrado Departamental (BID), un banco cooperativo de Venado Tuerto, y el llamado «fraude bancario más grande de la historia argentina».

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Mondino está casada con Eugenio Pendás quien fue funcionario menemista. A fines de 1993, a través del Decreto 2365/1993, fue designado Superintendente de Entidades Financieras y Cambiarias del Banco Central de la República Argentina.

Durante su administración, el BID fue cerrado en Semana Santa de 1995, en medio de la crisis por el «efecto tequila», dejando un tendal de más de 21.000 ahorristas con 381 millones en depósitos (que terminaron de cobrar en 6 cómodas cuotas en el año 2019 a valores históricos, no actualizados).

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Por esos años era presidente del Banco Central Roque Fernández y el gerente general del BID, Roberto Cataldi.

A comienzos de 1995, el BID fue suspendido porque estaba en ‘rojo’, y Cataldi fue «obligado» por el Banco Central a absorber a otros dos bancos quebrados. Cataldi?denunció que el Central lo intimó a absorber a entidades financieras con problemas -el Banco Aciso y el de la Ribera- y que la suspensión del banco que él presidía se debió a «presiones del propio Roque Fernández y de directores del Central».

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En julio de 1997, luego de conocerse que el Banco Central de la República Argentina sabía del proceso de cesación de pagos en junio de 1994, ocho meses antes de aprobar la fusión con los bancos de la Ribera y Aciso, y diez antes de suspenderlo de la garantía de depósitos; la presidenta de la Comisión Nacional de Ahorristas Damnificados, Matilde Sermoneta, denunció que «parte del dinero estaba en una isla del Caribe».

Lo que todos se preguntaban por entonces es cómo se pudieron realizar las absorciones con un BID a todas luces tambaleante. ¿A dónde estaba mirando el Superintendente de Entidades Financieras, Eugenio Pendás?

Cataldi denunció oportunamente que la absorción del Aciso generó problemas al BID por su débil situación patrimonial. Pero un hecho contradecía la falta de solvencia que esgrimía Cataldi. En tiempos de la fusión, la calificadora de riesgo Risk Analysis le otorgó un puntaje favorable Triple B y el plan de fusión y estafa a los ahorristas pudo llevarse adelante sin problemas.

La fundadora de Risk Analysis que, con su calificación permitió la absorción fue nuestra actual Canciller, Diana Mondino, esposa del entonces Superintendente de Entidades Financieras y Cambiarias del Banco Central de la República Argentina, Eugenio Pendás, que debía velar por la transparencia de la absorción. 

Notas relaciondas y de interés:

https://www.clarin.com/economia/detienen-ex-directivos-banco-integrado-departamental_0_SJrm7Kmb0te.html

https://www.tiempodejusticia.com.ar/index.php/590-ultimo-reintegro-a-ahorristas-del-ex-banco-integrado-departamental

https://www.elcohetealaluna.com/quien-es-el-marido-de-mondino/


   

sábado, 9 de diciembre de 2023

Los dos modelos... @dealgunamaneraok...

Los dos modelos...


El presidente electo, Javier Milei, adelantó que en el futuro inmediato convivirán en la Argentina una economía estancada y altos índices de inflación. En sus palabras, “va a haber una estanflación, porque cuando hagamos el reordenamiento fiscal, impactará negativamente en la actividad económica”. Inmediatamente atribuyó esa situación a las políticas monetarias aplicadas por el gobierno saliente. Luego agregó: “por eso yo digo que la única billetera que va a estar abierta es la de Capital Humano, para darle contención a los caídos”.

© Escrito por Carlos Heller (*) el domingo 03/12/2023 y publicado en el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina. 

Milei dice, y tiene razón, que es el primer presidente votado por un porcentaje significativo de la ciudadanía que, durante la campaña electoral, anticipó que si ganaba iba a llevar adelante un fuerte ajuste.  

Otros gobiernos que impulsaron planes similares no los anticiparon o, incluso, plantearon lo contrario. Fue el caso del de Carlos Menem, quien prometió “salariazo y revolución productiva” y a quien luego se le atribuyó la frase “si decía lo que iba a hacer no me votaban”. Mauricio Macri en 2015 transitó una senda parecida: en la campaña electoral aseguró que iba a respetar todo lo que estaba bien del gobierno anterior y que impulsaría una “revolución de la alegría”. 

Milei, como ya dijimos, viene sosteniendo que en la Argentina es indispensable un gran ajuste y que su implementación debe hacerse a través de una política de shock: resolver el déficit cuasifiscal generado por las Leliq, interrumpir la obra pública, eliminar ministerios, acelerar privatizaciones y despidos, entre otras iniciativas. Por supuesto: es imposible desarrollar un proceso de recortes de gran magnitud sin que haya “caídos”. 

Desde su perspectiva, el camino hacia el bienestar exige atravesar el malestar: si se toman esas medidas drásticas de ajuste, dice el presidente electo, se podrá derrotar a la inflación en un plazo que va desde los 18 a los 24 meses. La Argentina sin inflación es posible. Pero, según ellos, hay que pasarla mal un tiempo. En ese mismo sentido, Diana Mondino, futura canciller del nuevo gobierno, afirmó en una reunión con la UIA: “Aguanten seis meses que la Argentina va a ser el mejor país del mundo”. 

Hay, en estos planteos, cuestiones ideológicas de fondo. Milei no considera, por ejemplo, que en los procesos inflacionarios haya un componente importante de puja distributiva. Por eso en su diagnóstico sobresale la idea del atraso de ciertos precios relativos. Cuando se habla de ello hay que preguntarse, ¿relativos con relación a qué? La respuesta es respecto a los salarios, las jubilaciones y el resto de los ingresos fijos. Por lo tanto, actualizar los precios relativos supuestamente atrasados significa que todos los ingresos mencionados caigan en términos reales.  

En el corto plazo, es presumible que los que votaron al presidente electo le den un crédito. De lo contrario no lo hubieran votado. Ellos creen que el problema es “el costo de la política y  la casta” y que, si eso “se resuelve”, van a vivir mejor. Nadie vota conscientemente para empeorar. 

Seguramente el nuevo gobierno tratará de utilizar el tiempo inicial de mayor legitimidad para intentar hacer todo lo que quiere hacer. Allí también estará Macri aconsejando al nuevo presidente acerca de que tiene que desplegar sus políticas de modo veloz y que el gradualismo no es una opción. 

Hay dos modelos de país y Milei expresa de un modo nítido uno de ellos. En él todo está sujeto a la rentabilidad económica, la libertad de mercado y las desregulaciones. 

Pero así como el presidente electo expresa uno de los modelos, es importante identificar a quiénes expresamos el otro. Nuestro Bloque de Diputados va a ser el más grande de la Cámara y tendremos una enorme responsabilidad en el proceso político que se abre. 

Milei prometió que el 10 de diciembre, recién asumido, anunciará en la Asamblea Legislativa los proyectos de ley que enviará al Parlamento. Allí volverá a darse el debate estructural sobre los dos modelos de país, pero en torno a iniciativas concretas. Todo resultado electoral establece que quien gana gobierna y quien pierde expresa la oposición. Dentro de la estricta lógica institucional, ejerceremos con plena legitimidad y responsabilidad el rol asignado para esta nueva etapa. 

(*) Diputado nacional por el Frente de Todos y presidente del Partido Solidario.



   

domingo, 26 de noviembre de 2023

Algo más que el voto bronca… okdealgunamanera...

 Algo más que el voto bronca…


El Gabinete del Dr. Caligari (After Robert Weine). Dibujo: Pablo Temes.

El gabinete del doctor Caligari. Robert Wiene, 1920.

El presidente electo sabe que debe responder también a una gran expectativa de cambio que se expresó en las urnas.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 25/11/2023 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.


Se vive un clima particular tras el resultado electoral que consagró como nuevo presidente de la Nación a Javier Milei. Por un lado, hay en gran parte de la sociedad un sentimiento de alivio generado por haber dejado atrás al kirchnerismo. Es como haberse liberado de una pesada carga que producía agobio y daño. El kirchnerismo ha sido una desgracia, no porque todas sus medidas de gobierno hayan sido malas –aun cuando las malas fueron mayoría– sino por su concepción antirrepublicana del poder, de sus prácticas corruptas y de su visión antinómica de la política con su lógica ilógica amigo-enemigo. 


El objetivo permanente de Cristina Fernández de Kirchner y sus secuaces fue la búsqueda de la suma del poder público para consagrar la impunidad de los muchos delitos de corrupción cometidos por numerosos funcionarios, comenzando por la misma vicepresidenta. A ese menú se le agregó un ingrediente que fue letal para las aspiraciones de Sergio Massa: su desastrosa gestión, que llevó el índice de inflación a niveles altísimos que no se registraban en el país desde hace treinta años. Así fue que se sirvió de su rol como ministro de Economía para hacer uso y abuso de los recursos del Estado al servicio de su campaña. Por primera vez desde la recuperación de la democracia, al peronismo en el ejercicio del poder le explotó la bomba que fabricó como producto de su mala gestión. El “¡Ah!, pero Macri” no le funcionó. Como tampoco le funcionó la descomunal campaña del miedo que se desplegó contra el líder de La Libertad Avanza.    

Por una renovada esperanza


Convive con ese sentimiento de alivio generado por la caída del kirchnerismo otro motivado por el nuevo gobierno: la esperanza de un cambio. Eso representa un crédito fundamental para Javier Milei, que tiene el desafío de no defraudar. Es decir, no solo hubo voto bronca. El presidente electo alcanzó el poder apoyado por una avalancha de votos que muestran una transversalidad pocas veces vista. Lo votaron personas de todos los estamentos socioeconómicos. Muchos que habían votado al peronismo depositaron en la urna la boleta del binomio Milei-Villarruel. Hay un hartazgo en muchos sectores muy castigados por la pobreza con la condición de sumisión a la que los expone tener que vivir dependiendo de un subsidio, hecho que significa depender de los caprichos de un puntero y de la corruptela que lo circunda. Habrá que ver si esa expectativa de cambio se concreta. Sería algo fenomenal porque representaría un cambio de cultura de enorme impacto político en la necesidad que tiene la Argentina de dejar de lado el populismo al que la llevó el peronismo kirchnerista. Otra prueba de esa sensación de hartazgo es la impactante elección que La Libertad Avanza obtuvo en la provincia de Buenos Aires toda y en vastos sectores del Conurbano. Dejó en claro que esos fueron votos ganados al peronismo y en eso no hay discusión. 


La primera semana del presidente electo lo puso en el camino de la realidad. En una de las varias entrevistas que concedió habló de pragmatismo. Fue un reconocimiento a algo de lo que se habló en esta y otras columnas de opinión: una cosa es la campaña electoral y otra, gobernar. La gobernabilidad de la nueva administración exige acuerdos políticos. La Libertad Avanza por sí sola carece del poder suficiente en el Congreso que necesita para aprobar muchas de sus propuestas. Deberá negociar –como ya se ha visto en estos días– con la casta a la que, por otra parte, ya pertenece. El acuerdo con Mauricio Macri y Patricia Bullrich es evidente. El expresidente tuvo la lucidez de jugar un pleno al ganador. Lo más importante será pues que todo eso se explicite ante la sociedad. Milei es una persona honesta. Y esa es una condición fundamental. Es un punto de partida clave luego de la oleada de corrupción que representó el kirchnerismo. 


Las idas y vueltas en los nombramientos de los funcionarios que lo acompañarán durante su gestión tuvieron un toque de amateurismo. Que se entienda bien, esa misma ingenuidad fue la que lo mostró bien intencionado ante el común de la gente frente a la soberbia infinita de Sergio Massa. Ahora bien, la presidencia nunca es un buen lugar como sala de ensayo. El presidente electo deberá afinar la puntería y volver a ordenar la tropa interna. La salida de Emilio Ocampo, motivada por la elección del ex secretario de Finanzas Luis Caputo, y expresidente del BCRA, fue un golpe duro para los planes de dolarización y “desconexión” del Banco Central. Caputo no es una persona querida en el ambiente; sus ínfulas y su soberbia aún resuenan en lo más alto del Fondo Monetario. Un economista que recuerda los años del macrismo a la perfección señaló que “la renuncia de Toto al Central fue irresponsable porque se fue en el medio de una crisis y con las negociaciones con el FMI sin encaminarse. No fue en buenos términos”.

Frankenstein vs. Drácula


Sin mirar hacia atrás, el futuro titular de la cartera económica ya adelantó ante empresarios y banqueros que “no habrá sorpresas para desarmar la maraña de Leliqs”. Milei ya le había dejado claro que no quería nada similar a un plan Bonex. Aseguró también que “la totalidad de su programa está basada en el equilibrio fiscal y que la prioridad es establecer un ancla fiscal fuerte. El equilibrio fiscal debe empezar recortando 2 puntos del gasto público del PBI”, aseguró. 


Que el árbol no tape el bosque. Milei es el primer presidente economista. Es sabido que tendrá la pericia suficiente para intervenir en las decisiones en materia de economía. Sin embargo, este doble rol encarna algunos peligros encubiertos. En primer lugar, los choques temperamentales con su ministro estarán a la vuelta de la esquina. En segundo lugar, sería esperable que, como presidente, esté por encima de las decisiones de política económica aportando una visión mucho más general y estratégica tanto a nivel local como internacional. En ese plano, la elección de Diana Mondino para conducir el Ministerio de Relaciones Exteriores parece acertada. A pesar de algunos “disparates de campaña”, Mondino es una mujer formada. El presidente electo aguantó los embates del macrismo para colocar en ese lugar a Federico Pinedo. También sostuvo a Mariano Cúneo Libarona en lugar de ceder a la propuesta –casi una exigencia– de sentar en la cartera de Justicia a Germán Garavano. En el entorno de Macri se escuchan quejas por lo que consideran una baja consideración por los votos aportados. “No nos pueden pintar la cara”, bramaron. 


Milei sabe que no puede ceder un ápice si quiere ser un presidente con poder pero también es consciente de su estructura carente de volumen político. En ese delgado equilibrio se juega las primeras fichas para estabilizar su futuro gobierno.




domingo, 5 de noviembre de 2023

Elecciones: es lo que hay… @dealgunamaneraok...

 Elecciones: es lo que hay…


Reino salvaje: Dibujo: Pablo Temes.

Las campañas de ambos candidatos muestran la pobreza de la oferta electoral de la clase política.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 04/11/2023 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

“¿Votamos a Frankenstein o a Drácula?”, reza uno de los memes que más circulan en las redes en alusión a la segunda vuelta del próximo domingo 19 de noviembre. La expresión refleja a la perfección la encrucijada electoral en que quedó atrapado el país tras el resultado de los comicios del 22 de octubre pasado. Explica, a su vez, la falta de esperanza de una parte significativa de la ciudadanía, que ve a la Argentina como un país sin otro rumbo que el del desencanto y la frustración.

La campaña de Sergio Massa es absolutamente desvergonzada. No solo eso sino que, además, en muchos casos, es violatoria del Código Nacional Electoral que, en su artículo 64, establece que no se pueden hacer anuncios de gestión a partir de los 25 días previos a los comicios. Nada que sorprenda viniendo de un dirigente peronista para el que el valor de la ley es escaso o nulo. Las dos únicas propuestas del candidato oficialista son el “plan platita” y el miedo a su rival, a quien, en general, no nombra. Una muestra de esa falta de límites fue la foto de campaña que el ministro-candidato se sacó con actores y actrices afines usando de fondo el Festival Internacional de Mar del Plata. Un verdadero gesto de apropiación de un acontecimiento cultural que debe ser respetado en su pluralidad. Así es el peronismo.

Desde el sábado hasta el martes hubo en el entorno de Massa una mezcla de desasosiego y enojo por la falta de combustible que se extendió a todo el país. El destinatario especial de ese enojo fue el presidente de YPF, Pablo González. Hay que recordar que YPF es una compañía manejada por La Cámpora. Es una parte más de la totalidad de las cajas del Estado que quedaron en manos de la agrupación que lidera el hijo de los Kirchner. En esa administración, junto con el afán por gerenciar el dinero que mueve la firma con intencionalidades político-partidarias, abunda –como no podía ser de otra manera– la ineptitud que derivó en este inconveniente que paralizó por varias jornadas a todo el país. Eso enojó a Massa, quien, de todas maneras, nada puede hacer para modificar la situación. ¿Podrá hacerlo en caso de ser electo presidente?

En la reunión con los empresarios en la sede de la Unión Industrial Argentina (UIA), el ministro- candidato vivió algunos momentos incómodos. El reclamo principal de los industriales pasa por los dólares que las empresas necesitan para importar los insumos que precisan para seguir operando. Las respuestas dadas no fueron satisfactorias. Hubo cruces picantes entre Massa y algunos de los allí presentes. El ex intendente de Tigre intentó zanjar esa tensión ofreciendo cargos a empresarios en su idea de un gobierno de unidad nacional. Entre las vacantes en danza está la presidencia del Banco de la Nación.

Parte de la gente ve un país sin otro rumbo que el desencanto y la frustración.

Uno de los problemas que tiene Massa para contrarrestar su falta de credibilidad es la presencia activa del kirchnerismo que, claramente, no ceja en su intento de imponer su agenda, la que, como es bien sabido, está vinculada directamente a las necesidades de Cristina Fernández de Kirchner. Su prioridad es el Poder Judicial.

En ese ámbito, la condenada vicepresidenta busca descabezar a la Corte Suprema y, además, designar a decenas de jueces afines. Ese intento fracasó con Alberto Fernández. La presión la tiene ahora Massa. Y si llegara a ser elegido presidente, la tendrá mucho más aún. Una muestra de ello ocurrió esta semana con el cruce de alta tensión entre los dos miembros de la Corte Suprema de Justicia –su presidente, Horacio Rosatti, y Carlos Rosenkranz–, que rechazaron de cuajo y en duros términos el juicio político que les quieren promover desde el kirchnerismo. El dictamen de la Comisión de Juicio Político ya está listo para elevar la acusación que pasará, entonces, a la Cámara de Diputados. El oficialismo está esperando la palabra de Massa para ver si aprueba ese paso que, de concretarse, será juzgado por un Congreso con otra integración en el que el kirchnerismo no tiene mayoría pero en el que está la mano de CFK, con su hijo Máximo y Eduardo “Wado” de Pedro como verdaderos comisarios políticos.

Esta movida impulsada por la vicepresidenta generó la protesta inmediata y enérgica nada menos que del gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, quien acusó directamente al ministro-candidato de estar apoyando esta maniobra. Es lo peor que podría haber esperado Massa, que estaba planeando algún movimiento de seducción hacia el gobernador, cuyo apoyo necesita para captar algunos de sus votos, que son cruciales para allanarle el camino hacia la Casa Rosada.

En las huestes de Javier Milei tampoco reina el sosiego. La sociedad con Mauricio Macri ha producido un profundo impacto –no siempre positivo– puertas adentro del espacio libertario. Tal es la fuerza de ese impacto que el candidato debió salir a ratificar los ejes principales de su propuesta de gobierno: la dolarización y el cierre del Banco Central. Pero, más allá de esos ruidos internos, Milei necesita esa asociación no solo por los votos sino también por los fiscales. Ya terminado el idilio con Luis Barrionuevo –un sapo que Milei se deglutió con una fenomenal ingenuidad–, la necesidad de tener fiscales que actúen con firmeza y conocimiento de la mecánica electoral hace que la colaboración con el PRO sea imprescindible. Eso para empezar porque, si llegara a la presidencia de la Nación, va a necesitar el apoyo del equipo amarillo y de otros sectores de No Tan Juntos por el Cambio para aspirar a que se aprueben algunos de sus proyectos legislativos. Uno de los hechos que generaron los mencionados recelos fue, en estas horas, la aparición del nombre de Federico Sturzenegger como un posible convocado para desempeñar funciones dentro de un posible gobierno libertario. La verdad es que Sturzenegger tuvo un opaco papel como presidente del Banco Central. Su gestión fue –y sigue siendo– blanco de críticas muy duras, muchas de las cuales vienen desde las mismísimas filas de JxC. Resultaría paradójico, además, que Milei, que denuesta al Banco Central, convocara a su gobierno a uno de sus expresidentes.

Al candidato libertario tampoco lo ayudan las disparatadas declaraciones públicas de algunos de sus dirigentes. El caso más resonante de estos días ha sido el de Diana Mondino, una destacada economista que, vaya a saber por qué razón, ha puesto en la agenda de la campaña temas tan delicados como el de los trasplantes, con posturas muy criticables como la de la venta de órganos, o la comparación del matrimonio igualitario con los piojos.

Massa o Milei. Es lo que hay.



   

domingo, 20 de agosto de 2023

Tras las Paso. Hora de un baño de realidad...

Hora de un baño de realidad...


Javier Milei. Dibujo: Pablo Temes.

Si llegara al gobierno, Javier Milei deberá negociar con la casta. Su modelo teórico es imposible de llevar a cabo.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 20/08/2023 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

A una semana de las PASO la única certeza que domina a la Argentina es la incertidumbre. El shock político producido por el inesperado triunfo de Javier Milei ha dejado azorada tanto a la dirigencia como a la sociedad. Y que se entienda bien: no ganó La Libertad Avanza como partido; el que ganó fue exclusivamente Milei. Un hombre sin estructura ni equipo alguno para cubrir la cantidad de cargos necesarios para gobernar. Un verdadero cisne negro. Ninguno de sus ahora candidatos ganó nada. 


La semana fue toda de Milei. Él marcó la agenda. Él dominó los ratings de los programas de televisión a los que asistió. Se peleó con todo el mundo: políticos, economistas, científicos, artistas y periodistas. Sin embargo, en medio de toda esta borrasca fue el único de los tres candidatos con chances a la presidencia que dijo lo que piensa hacer. Claro que algunos de sus colaboradores tuvieron que salir a aclarar los dichos del candidato en vista de lo inviable de varias de sus propuestas. Cuando Milei dice que piensa romper con China y con Brasil porque son países comunistas, la economista Diana Mondino –su posible ministra de Relaciones Exteriores– debió aclarar que, en verdad, lo que se debe hacer es una reorientación de las relaciones con esos dos países y no una ruptura. Cuando Milei dice que planea cerrar el Conicet –por una supuesta baja productividad–, quienes lo asesoran tuvieron que aclarar que lo que plantean es una reestructuración del organismo. Cuando Milei dice que hay que cerrar el Banco Central, sus economistas corrigen y explican que su idea es la de reestructurarlo. Y así sucesivamente con varios de los enunciados del líder libertario. La reunión que mantuvo vía Zoom junto a tres de los miembros de su equipo económico –Roque Fernández, Carlos Rodríguez y Darío Epstein– con los representantes del Fondo Monetario Internacional –Rodrigo Valdez, director del Hemisferio Occidental; Ashvin Ahuja, vicedirector de la misma sección; Luis Cubeddu, encargado de la negociación; y Bel Kelmanson, representante del organismo en el país– generó escepticismo en Washington. 


Todos compartieron los objetivos que se expusieron, pero una vez que terminó la comunicación, nadie de los que allí conocen la situación del país las vio viables. Dejó una sensación de voluntarismo atropellado con metas deseables, pero difícilmente cumplibles. Esa pintura no difiere mucho de lo que ocurre puertas adentro de nuestro país cada vez que el libertario se desata delante de algún micrófono. Es, por el momento, una gran incógnita que puede chocar de frente con la coyuntura propia de una Argentina intrincada y sitiada por líderes territoriales, punteros políticos, piqueteros y otros abúlicos del sistema. Las casta, pues, no sería tan fácil de dominar.


Una campaña vergonzosa    


Milei debe comprender –lo antes posible si quiere tener chances de éxito– que la complejidad del entramado que quiere desandar tiene un andamiaje aceitado de no menos de 40 años de rodamiento. La edad de la democracia. Y es la propia democracia la que le impone los desafíos más grandes a una hipotética presidencia suya. Para empezar, debe reforzar sus condiciones de gobernabilidad con un Congreso en franca minoría tanto en la Cámara de Diputados como en la de Senadores. Si llegara al sillón de Rivadavia, incluso mejorando su performance de las PASO, no tendría más que 10 de 72 senadores y unos 40 diputados de un total de 257. En este sentido, deberá cerrar acuerdos mínimos de convivencia pacífica con no pocos miembros de la política tradicional, entrando en franca contradicción con su postulado de repudio a la casta. Pero, además, no tiene gobernadores propios, y es sabido que la Argentina no es un país viable para gobernar en minoría. 


En este sentido, el plebiscito es hasta ahora la herramienta que Milei propone para que las medidas de su plan de gobierno sean aceptadas. El líder libertario apuesta, una vez más, al apoyo popular. Hay quienes creen que no parecería descabellado, si no fuera por un detalle que echa por tierra sus posibilidades: las consultas populares emanadas desde el Poder Ejecutivo no son vinculantes. Es decir, pueden servir como método de presión social a la política tradicional, pero sus resultados no tienen la obligación de ser acatados. Volvemos entonces al punto de partida, al problema inicial de tener que negociar con la casta. Milei debería bajar la euforia por unos minutos y darse un baño de realidad. Su modelo es teórico, pero definitivamente imposible de llevar a cabo en la práctica. “Lo escuchamos decir que odia el teorema de Baglini, ¿pero cómo reaccionará fuera de las mieles de la campaña política cuando los bombos y la conflictividad social lo aturdan en las calles?”, se preguntó un hombre de JxC que tiene experiencia suficiente lidiando con el Conurbano. 

Gestos que no dicen nada    


Hablando de No tan Juntos por el Cambio, las PASO han dejado heridas y posiciones irreconciliables que ninguna foto impostada podrá borrar. “Horacio llevó las cosas a un punto de no retorno cuando presionó más de la cuenta intentando sumar foráneos al centro de la coalición”, dicen desde el interior de los equipos de la exministra de Seguridad. “Una Argentina ardiendo en medio de la grieta no hubiera sido beneficiosa para nadie”, apuntan desde Uspallata. 


Ni unos ni otros. Aun con los resultados a la vista, todavía se niegan a dar el brazo a torcer. Tímidamente se animaron a reconocer en público que esa interna estéril les restó poder electoral. En realidad, lo más honesto intelectualmente sería admitir que, por no escuchar la demanda de la gente que les imploraba dejar de enfrentarse públicamente día tras día, terminaron en segundo lugar. La responsabilidad fue estrictamente de ambos contendientes de la coalición opositora. Si Javier Milei llegara al ballottage con Sergio Massa, será una deuda impagable que JxC deberá afrontar.