La vida es un tablero de ajedrez en donde los cuadros blancos son los días y los cuadros negros son las noches... Nosotros, somos las piezas que vamos de aquí para allá para caer al final en el cuadro de la nada... De Alguna Manera... Una Alternativa…
Día 687: Es el antikirchnerismo,
estúpido. Fotografía: CEDOC
El miedo a la inestabilidad económica, un patrón
recurrente del voto argentino, volvió a hacerse presente. Esta vez, el gobierno
de Javier Milei articuló su estrategia sobre tres ideas fuerza: “kirchnerismo”,
“inestabilidad” y “caos”.
Esta columna de hoy también podría titularse como:
“El kirchnerismo leyó mal a Ernesto Laclau". O, lo que decía Peter
Drucker: “Se muere de éxito”, por aquello que dio resultado y se profundiza
hasta lograr opuesto, en este caso la polarización. Pero comencemos con nuestro
título.
En 1992, durante la campaña en la que Bill Clinton derrotó
a George W. Bush padre, un asesor de Clinton, James
Carville colocó carteles internos en las oficinas demócratas con los
ejes de campaña. 1) Cambio vs. más de lo mismo. 2) No olvidar el
sistema de salud. 3) Es la economía, estúpido. Este último apuntaba a que
el problema de la gestión republicana se centraba en los dramas cotidianos de
las personas en relación con económico. Esta frase pasó de ser un recordatorio
interno y quedó instalado en la historia política internacional.
Parafraseándola, podemos intentar explicar el triunfo libertario de ayer
con: “Es el kirchnerismo, estúpido”.
La histórica recuperación luego de la derrota bonaerense de 14 puntos
de La Libertad Avanza (LLA) en provincia de Buenos Aires, la
mayor de todas las sorpresas de anoche, se puede explicar por varios factores,
pero evidentemente lo más importante es que los ocho puntos que subieron los
libertarios entre septiembre y ayer, fueron impulsados por un antiperonismo y
más particularmente, un antikirchnerismo muy profundamente
arraigado en la sociedad, inclusive en el bastión del peronismo, que es la
provincia de Buenos Aires.
Es decir, en las elecciones bonaerenses de septiembre hubo un 61%
de participación y ayer fue a votar un 68%. Es decir, hay
un 7% de personas votaron ayer y no en septiembre. Esas personas, masivamente
fueron a votar por LLA, asustados por la potencial vuelta del kirchnerismo que
se dedujo luego del importante triunfo de Fuerza Patria por catorce puntos.
Esto llevó a LLA de 33% a 41%. El peronismo, por
su parte, perdió 261 mil votos que probablemente se
dispersaron en varias listas, el voto en blanco y el nulo que juntos sumaron
un 4%.
Quien anticipó esta tendencia en este mismo programa fue Cristian
Buttié, director de CB Consultora, siendo el único de los consultores que
ubicada al oficialismo por encima del 40%. "La elección de provincia de
Buenos Aires despertó un interés en ese segmento que no estaba yendo a votar,
que no está enamorado de Milei. Pero al ver 14 puntos de diferencia a favor del
peronismo, define ese votante apático cuál es su mal mayor y su mal menor en
esta elección. Y ese votante está definiendo si va a votar. Si va a
votar, acompañar a La Libertad Avanza porque su mal mayor es que se caiga el
Gobierno y vuelva el kirchnerismo. Entonces, ese es el vector que hay que
seguir de cerca", había anticipado en Modo Fontevecchia.
La simplificación de la política como una actividad agonística donde la
clave reside en la correcta elección de los enemigos fue una estrategia que
pudo ser útil para Néstor Kirchner en 2003, permitiéndole
confrontar y aumentar su escaso 20% inicial de votos hasta el 40%. Sin embargo,
esta tesis resulta una estrategia deficiente para el peronismo en su conjunto,
ya que en Argentina el antiperonismo es una fuerza mayor que el peronismo, y el
sistema electoral incluye balotaje.
El kirchnerismo revivió el antiperonismo que Carlos Menem había
logrado licuar en los años 90 con su corrimiento hacia la derecha. En la
actualidad, el voto a favor de LLA se interpreta en gran medida como un voto
contra el kirchnerismo. La idea de que "Sin Cristina no se puede,
con Cristina no alcanza" ha evolucionado a la conclusión de
que "Con Cristina no se puede".
Esta polarización fue auto-producida y la estrategia de Cristina
Fernández de Kirchner de intentar cruzarla nominando a Daniel
Scioli, luego a Alberto Fernández, y finalmente a Sergio
Massa, no logró trascender el hecho de que cualquier candidato en alianza
con ella termina siendo percibido como kirchnerista. El "pase de
magia" de nominar a Alberto por haber sido crítico funcionó una vez, pero
el truco ya no funcionará.
El problema electoral para el kirchnerismo no se resume únicamente en el
41% obtenido por LLA, sino en que el peronismo de Tucumán y
el Frente Cívico de Santiago del Estero no
son kirchneristas, y que más del 7% de los votos de Provincias
Unidas es directamente antikirchnerista.
Aunque el kirchnerismo representa aproximadamente un 20% de los votos,
sin los cuales el peronismo iría dividido y no llegaría a un balotaje, este
dilema es aprovechado por fuerzas opositoras como LLA y, anteriormente,
por Mauricio Macri. Además, se observa un corrimiento del
electorado hacia la derecha, lo cual ya se había manifestado con la victoria de
Sergio Massa sobre el kirchnerismo en la provincia de Buenos Aires en 2013, y
con Macri en 2015.
El miedo es una emoción que se
puede manipular en el terreno político si se realiza una lectura adecuada del
contexto para identificar los temores de los ciudadanos. A partir de esto, se
crean estrategias políticas que utilizan la propaganda para incitar al voto
popular. La manipulación del miedo no es nueva en la cultura occidental, ya que
desde la retórica se posicionó como un elemento esencial que un orador debía
usar para conmover y ganar al auditorio.
A
través del tiempo, el
miedo ha ganado espacio en la política, permitiendo la
emergencia y difusión de imaginarios sociales dominantes en las ciudades. Estos
imaginarios pueden incluir la inseguridad, la violencia o las situaciones
experimentadas en los espacios públicos, aunque sus categorías varían según el
lugar y evolucionan con el tiempo.
Mientras
que en el pasado se usaban figuras como el demonio o las brujas, hoy los
prototipos de miedo difieren de acuerdo con cada país o cultura. En la cultura
moderna, quienes buscan instrumentalizar el miedo se valen de los medios de
comunicación, pues estos desempeñan un papel fundamental al producir y difundir
información saturada de imágenes sobre, por ejemplo, la delincuencia urbana.
El
miedo político se entiende como el temor de la gente a que su bienestar
colectivo resulte perjudicado -como el miedo al terrorismo, el crimen o la
descomposición moral- o la intimidación ejercida por el gobierno. Además, es un
tipo de miedo que emana de la sociedad y tiene consecuencias directas sobre
ella.
La
naturaleza del miedo hace que las personas sean vulnerables a la manipulación, tanto
individual como colectivamente. Los políticos conocen esta estrategia y
utilizan los medios para fortalecer los discursos de miedo y alcanzar sus
objetivos, a menudo mediante tácticas como el pánico moral.
El
voto del miedo es el acto de sufragar motivado por una serie de temores,
amenazas, intimidaciones e incertidumbres sobre el presente y el futuro de una
colectividad determinada. Para incitarlo, a los votantes se les suele plantear
un dilema de pánico mediante discursos que advierten que, si ganan los
candidatos opositores, se podría desestabilizar el Estado, poniendo en riesgo
la paz, el bienestar, el progreso, la seguridad o los valores. Por lo tanto, se
invita a votar para evitar esa desestabilización.
Un
ejemplo analizado es la campaña de reelección de George W. Bush en Estados
Unidos en 2004, donde el miedo fue un elemento fundamental. Aunque los votantes
expresaron que Bush no había sido eficaz en la economía y temían por el futuro
económico del país -lo que inicialmente los inclinaba haciael demócrata John Kerry-, el factor
decisivo terminó siendo el miedo a la seguridad nacional y al terrorismo. Dado
el ambiente tenso por el atentado del 11 de septiembre, se encontró que el
presidente Bush generaba más confianza en el manejo del terrorismo, lo cual
incidió directamente en el resultado final.
En
consecuencia, las emociones son fundamentales en el campo político, con una
hegemonía sobre lo racional, y el miedo se utiliza como instrumento para
persuadir a los votantes. La psicología política se ocupa de guiar estos temas,
abordando la propaganda y las decisiones políticas basadas en emociones.
Por
ejemplo, en Argentina, un patrón de comportamiento electoral históricamente
significativo se basa en el miedo a la inestabilidad económica. Este
fenómeno se manifestó por primera vez en las elecciones de 1995 como el "voto cuota".
En ese momento, a pesar de los efectos negativos de la convertibilidad, que ya
venía demostrando pérdida de empleo, y la crisis del "efecto
tequila", el temor a perder la estabilidad impulsó a las personas
endeudadas por créditos y compras, como electrodomésticos o autos, a votar por
la continuidad de la política económica del menemismo.
Esta
dinámica se repitió en 1999, cuando la coalición de la Alianza, compuesta por
el radicalismo, parte del peronismo con Chacho Álvarez, que llevaba como presidente
a Fernando de la Rúa, ganó
las elecciones. Solo logró el triunfo presidencial asegurando que mantendría la
convertibilidad y no devaluaría la moneda. El desafío político en aquel
contexto era lograr votar a favor de la economía, pero al mismo tiempo
manifestarse en contra de la corrupción.
Hoy
en día, este mismo fenómeno se estaría repitiendo, aunque con una nueva
denominación: el "voto
estabilidad". Ante este escenario, la oposición se
enfrenta al desafío de encontrar un candidato que esté dispuesto a prometer la
continuidad de dicha estabilidad económica. Su estrategia de éxito, además de
ese mensaje, dependería de que el desgaste del oficialismo por la acumulación
de casos de corrupción termine por afectar su base de apoyo y se creen las condiciones
para votar a favor de la economía y en contra de la oposición, como sucedió dos
veces en los noventa.
El
Gobierno logró conectar un conjunto de ideas fuerza: “kirchnerismo”, “inestabilidad” y “caos”.
Para eso, contó con la ayuda inestimable de Estados Unidos y probablemente la
amenaza de Donald
Trump de que si perdía Milei, retiraría su apoyo terminó
pesando más que el antiimperialismo en sangre de nuestra sociedad. Operó
generando miedo y terminó definiendo a un sector que entendió que el triunfo
del kirchnerismo significaba un estallido cambiario y un aumento de la
inestabilidad política y económica. Algo que se expresó luego de las elecciones
en la provincia de Buenos Aires.
Otro
de los datos es el magro resultado de Provincias Unidas.
En Córdoba, el
cordobesismo, liderado por Juan Schiaretti, cayó frente a LLA con una
diferencia de casi 14 puntos (42,39% para LLA frente a 28,28% para el
exgobernador). La división del voto provincial con Natalia De La Sota (más
del 8%) no es suficiente para explicar la magnitud de la derrota.
En Santa Fe, la
vicegobernadora Gisela
Scaglia obtuvo un pobre 18,66%, quedando tercera detrás de
LLA (40,69%) y Fuerza Patria (28,69%), a pesar de su alta imagen positiva.
En
otros distritos, los candidatos de la coalición en la Provincia de Buenos Aires
tuvieron un magrísimo resultado: Florencio Randazzo obtuvo el 2,5%, por
debajo de candidatos que no tenían un partido importante detrás. En Ciudad de
Buenos Aires, Martín
Lousteau cosechó el 6%. Lo mismo sucedió en los espacios
provinciales afines en Santa
Cruz (poco más del 15%), Jujuy (19,52%) y Chubut (20%), que
perdieron frente a LLA y/o el kirchnerismo.
La liga de gobernadores que se había expresado como
una oposición racional y sensata no logró ser la expresión del sector que no
está de acuerdo ni con el gobierno de Milei, ni volver al kirchnerismo. Ahora,
estos gobernadores están en serio problemas. Por un lado, serán convocados por
el Gobierno para apoyar las reformas estructurales. Si se oponen decididamente
y siguen en su rol opositor, pueden correr el riesgo de enfrentarse con parte
de su propio electorado que ayer votó por LLA y no recibir los fondos
coparticipables necesarios para afrontar sus gestiones.
Por
el otro lado, si los mandatarios provinciales son demasiado condescendientes
con el Gobierno, corren el riesgo ser absorbidos por LLA y que les suceda lo
mismo que al PRO. Hoy, el macrismo teme por su bastión, la Capital Federal.
Luego del triunfo de Patricia
Bullrich con el 50% de los votos, Jorge Macri debe estar
pensando mucho en su futuro como jefe de Gobierno porteño y la posibilidad de
caer ante Bullrich, que como se admite off the record, quiere su lugar al frente de la
Ciudad.
Volviendo
a los gobernadores y parafraseando el dilema hamletiano hoy deben pensar: “Ser oficialista u opositor, esa
es la cuestión”. Probablemente, repitan la misma táctica,
acompañar con matices ahora y esperar internamente, un nuevo cambio del viento
político, algo que como pueden ver en este país se da bastante a menudo.
Hablando
de dramas shakesperianos, se viene uno muy fuerte dentro del peronismo.
Cristina Kirchner ya le está pasando la factura a Axel Kicillof por
desdoblar la elección y generar este miedo a la vuelta del kirchnerismo. Desde
los intendentes cercanos al gobernador se quejaban de la conformación de las
listas y la falta de representación territorial, algo que debe haber afectado
en los 260 mil votos de diferencia entre septiembre y octubre. Por primera vez,
en las cuasi-provincias La Matanza y Lomas de Zamora, que tienen más habitantes
que muchas provincias, no tuvieron un solo candidato local en las listas a
diputado nacional.
Además, el gobernador bonaerense podría recriminar
que el miedo a la vuelta del kirchnerismo se centra fundamentalmente en la
figura de Cristina Kirchner y que es ella la que bloqueó toda renovación
posible. En definitiva, siguiendo con este diálogo hipotético entre Kicillof y
Cristina, si el problema es adelantar la victoria bonaerense y generar una
reacción por el miedo, si hubiese victoria en octubre, tal vez el miedo hubiera
operado hacia 2027. Mejor que la derrota ocurra ahora y se genere la
renovación.
Este
problema de concepción que analizamos en el kirchnerismo se expresó con nitidez
en dos postales de ayer. Por un lado, Cristina se mostró bailando en su balcón
sin entenderse exactamente lo que festejaba, una imagen que probablemente
motivó a millones de personas a votar por LLA por la idea de ver a Cristina
festejando en su balcón. Militantes de La Cámpora compartían el video con frases
como “al final Cristina tenía razón, esto recién empieza”. Como si Cristina
estaba festejando que tiene un argumento para derrotar en su pelea interna con
Kicillof y en su mente, si se vuelve a hacer todo lo que dice “la jefa”, el
triunfo del peronismo en 2027 estaría asegurado.
Demostrando
que kirchnerismo y antikirchnerismo son dos caras de la misma moneda con pésimo
gusto funerario la militancia libertaria festejaba cantando “saquen al pingüino del cajón”,
otro triste momento de la política argentina a 15 años de la muerte de Néstor
Kirchner.
Los
libertarios si entendieron algo que el kirchnerismo no: que justamente el
triunfo explica que “Cristina no tiene razón”, no sobre el desdoblamiento o no
de una elección local, si no sobre su la posibilidad de kirchnerismo como
alternativa de poder. Un tuit de la abogada y periodista Natalia Volosin que
es contundente al respecto. “Les ganaron con corridas, corrupción, operaciones
y candidatos chorros, narcos, desconocidos o analfabetos. Si no entienden que el problema no es el
Gobierno, sino la oposición, en 2027 Milei va a arrasar”,
escribió.
En
el fondo el problema es que hay un 60% de la sociedad que se opone a Milei,
pero el peronismo representa solo la mitad de esta mayoría. La segunda mitad se
divide en múltiples listas que ninguna alcanza los dos dígitos y no representan
ningún proyecto de poder, pero tampoco quieren tener que ver nada con el
kirchnerismo.
Gran
parte de la derrota del peronismo se centra en que Cristina apuntó por su hijo, Máximo Kirchner, o por
figuras de pura cepa como Wado de Pedro. Las discusiones con el resto
del peronismo dieron lugar a soluciones de compromiso que no expresaron una
renovación y la batalla interna los consumió tanto que terminaron haciendo una
campaña completamente vacía, esperando que la sociedad los vote simplemente
para castigar a Milei. Hoy la oposición está en crisis. Representa al 60% de la
gente que fue a votar ayer, pero no tiene un proyecto claro de alternativa de
poder a Milei.
Mención
aparte merece que si el abstencionismo, más el voto en blanco y el nulo, fueran
representados por una suerte de frente electoral, hubiesen sacado cerca de 35%,
es decir más que el peronismo. Esta fue la elección nacional legislativa con menos
participación desde la vuelta de la democracia. ¿Vendrá de este
sector que no fue a votar el apoyo a un nuevo fenómeno político? No lo sabemos,
lo que sí sabemos es que el peronismo no los motiva.
El
miedo es la palabra clave para entender esta elección y miedo también de
quienes no se sienten representados por el Gobierno y entienden que los rasgos
más autoritarios y crueles de Milei pueden ser acrecentados por esta victoria.
Esperemos no sea así.
Producción de texto e imágenes:
Matías Rodríguez Ghrimoldi.
Relatos salvajes fue hace diez años una multipremiada
película argentina. Contaba seis relatos en los cuales sus personajes “se verán
empujados hacia el abismo y hacia el innegable placer de perder el control al
cruzar la delgada línea que separa la civilización de la barbarie”.
Como un corsi y recorsi del
tiempo, el caso más paradigmático de furia lo interpretó Leonardo Sbaraglia, el
mismo que ahora interpreta a Carlos Menem en su biopic recientemente estrenada.
Si bien el arte anticipa la realidad, que luego da nueva sustancia al arte, la
gran diferencia entre la década menemista y la actual es que aquella estaba
signada por el placer y el hedonismo mientras esta lo está por la furia y la
exasperación.
Milei a veces pareciera desear emular al Carlos Menem de Sbaraglia pero
su naturaleza lo direcciona al de Relatos salvajes, atravesado por la ira, que
termina conduciéndolo a la autodestrucción.
Esta semana fue un buen ejemplo.
El cierre de las listas para
las elecciones locales de la provincia de Buenos Aires terminó dividiendo
irreconciliablemente a los dos sectores más influyentes del mileísmo: su
hermana y Santiago Caputo.
La Derecha Fest, el evento
realizado en Córdoba que contó con Javier Milei como orador de cierre,
terminó de ensanchar el abismo también irreconciliable con su
vicepresidenta, Victoria Villarruel (“traidora”).
Y para no finalizar la
semana sin agregar otro conflicto, ayer, enojado por la foto de tapa de la
edición impresa de Clarín donde en la Rural junto a su presidente, Nicolás
Pino, el ministro de Economía Luis Caputo se tomaba la frente como si se
tratara de un pesar, bajo el título “El campo, un dolor de cabeza para
Caputo”, un Milei furioso escribió: “Aquí está la basura inmunda del gran
operador argentino Clarín. Para variar, mintiendo. Naturalmente seguirán
operando porque les duele la falta de pauta y sobres. Y como si esto fuera
poco, no se van a quedar con Telefónica. ¿Están extorsionando? Fin”.
El Presidente suma enemigos y grados más elevados de esa enemistad
semana tras semana, ¿cómo llegará a diciembre al comenzar sus últimos dos años
del período presidencial? Confía en su eslogan: “La Libertad Arrasa”, esperemos
que sea más con un fin performativo que por creer de verdad que las encuestas
que lo indican con un apoyo cercano al cincuenta por ciento de los encuestados
sea una fiel representación de los votos que obtendrá.
A
un mundo sin periodistas anterior a LLA podría caberle ‘sacar a los medios del
medio’
Lo que las consultoras de opinión pública pronostican tres meses antes
no es un indicador que debiera dejar convencido de su suerte al Gobierno:
siempre van corrigiendo los pronósticos las últimas semanas, los últimos días y
hasta las últimas horas previas a una elección para luego poder justificar que
no erraron por tanto.
Pero sea porque gana como espera al punto de alcanzar los 86 diputados
necesarios para tener un tercio propio de esa Cámara, para lo cual se tendría
que acercar en porcentaje de votos al 47% de aprobación que indican las
encuestas favorables, o sufre un golpe narcisista obteniendo cualquier
porcentaje inferior al 39%, tras las elecciones del octubre la emocionalidad
del Presidente encontrará estímulos para pronunciar sus sentimientos, ya sea
por la embriaguez del triunfo como por el enojo frente a la derrota.
Es imposible de prever qué produciría un ánimo alterado por emociones de
mayor intensidad ante estímulos recargados pero seguramente aumentará en alguna
dirección la altisonancia del Presidente, como en Relatos salvajes la explosión
de la furia que padecen todos los protagonistas de la película conduce al
“innegable placer de perder el control al cruzar la delgada línea que separa la
civilización de la barbarie”.
Puede interpretarse el posteo contra Clarín de ayer como empresa como
síntoma de esa descarga emocional o como anticipo de una política en la cual,
tras un año y medio como presidente y otros dos previos como candidato, Milei
atacó a personas físicas: periodistas y excepcionalmente dueños de medios pero
no a empresas, pase –a lo Trump– a atacar a empresas. Se podría decir que, ante
el clásico deseo de los gobernantes de antaño de un mundo sin periodistas, a La
Libertad Avanza podría caberle la idea de “sacar a los medios del medio” o sea,
a las empresas.
Después de las elecciones de medio término suele suceder a los gobiernos
que las ganan el comienzo del fin de la “estacionalidad positiva”, período de
tolerancia de los votantes con la falta de satisfacción de las expectativas
depositadas en sus votos. Si así fuera con Milei, y quienes apoyan a LLA
comenzaran progresivamente a sentirse decepcionados, la situación será aún más
tumultuosa porque vale tomar en cuenta que no está resuelta la crisis de
representación de los partidos políticos que generaron las condiciones de
posibilidad para la emergencia de un outsider excéntrico como Milei.
Nuevamente se escuchan especulaciones sobre un escenario donde LLA no
alcance un tercio de los diputados propios y frente a un malestar social por un
persistente “estrés económico” se genere la posibilidad de una eventual
Asamblea Legislativa de la que tuviera que surgir un legislador que concluyera
el mandato. Y siguiendo con esa forma de especulaciones, que el elegido no
fuera alguien sin posibilidades electorales en 2027 como fue en Brasil el caso
de Michel Temer, quien ocupó el cargo de presidente entre el 31 de agosto de
2016 y el 31 de diciembre de 2018, sino quien pudiera luego aspirar a ser
confirmado electoralmente en 2027.
Duhalde perdió las elecciones de 1999 y dos años después fue nombrado
presidente por el Congreso para concluir el mandato de su oponente, Fernando de
la Rúa. Si Sergio Massa se decidiera a ser candidato a diputado en octubre, no
podría no imaginar para sí aquel escenario.
Pero será la economía la que diga la última palabra y, mientras los
Estados Unidos directa o indirectamente continúen dispuestos a enviar todos los
dólares que le hicieran falta a Milei, como parecieran confirmar las
declaraciones del futuro embajador, Peter Lamelas, el ministro Caputo no tendrá
motivos para agarrarse la cabeza.
El «Sistema Judicial Argentino» (que no es lo
mismo que la Justicia) actuó esta semana, como en muchas otras ocasiones, en
representación de un sector, minoritario pero poderoso, que pretende edificar
un país sin el protagonismo político y social de los sectores populares, es
decir, un país para muy pocos y con una mayoría de excluidos.
Tal es el contexto en el que debe ser interpretada la decisión de la Corte
Suprema al confirmar la condena a la expresidenta de la Nación, Cristina
Fernández de Kirchner.
En rigor, a Cristina no la están condenando por la causa Vialidad, sino por lo
que se hizo durante 12 años de gobierno, cuando modificó –en la medida de lo
permitido por la correlación de fuerzas– la estructura productiva y
distributiva, entre muchos otros avances que beneficiaron a amplios sectores de
la sociedad.
Denominadores comunes.
Los procesos políticos, sin embargo, nunca son lineales. Siempre se está frente
a la oportunidad de crear construcciones lo más amplias posibles que le puedan
poner un límite a este cruel experimento anarco capitalista.
Por lo pronto, los que alientan ese proyecto deben sortear una serie de
obstáculos. Entre ellos, el Congreso y sus espacios de debate; los movimientos
sociales que cuestionan el orden injusto; la resistencia de las organizaciones
de trabajadores. También los periodistas que honran su profesión; los
dirigentes políticos que se mantienen fieles a la representación de sus bases;
sin olvidar la labor esclarecedora de intelectuales y artistas críticos.
Es Cristina Fernández quien sintetiza y le puede dar una dirección común a ese
conjunto amplio y diverso de actores movilizados. La pretensión de hacerla a un
lado, por lo demás, está en consonancia con la búsqueda de consolidar un modelo
económico y social inviable. Como lo mencionó en una de sus intervenciones
recientes la expresidenta: «Esto ya lo vivimos». Lo intentaron en los 70 con
José Alfredo Martínez de Hoz; en los 90 con Carlos Menem; y a partir del 2015
con Mauricio Macri. Ahora lo ensayan con Javier Milei.
Acaso la única diferencia es que el actual presidente lo dice con todas las
letras: «Amo ser el topo dentro del Estado, yo soy el que destruye el Estado
desde adentro», o «la justicia social es una idea aberrante (…) lo primero que
hace es violentar la igualdad ante la ley, porque a algunos les quita y a otros
les da, y eso antes está precedido de un robo, porque los impuestos no se pagan
voluntariamente, se pagan a punta de pistola, a cambio de que si no los paga
uno, va preso».
El plan, está claro, es dejar todo en manos del
mercado, lo cual implica necesariamente la apropiación de la riqueza por parte
de unos pocos.
En la vereda opuesta pude observarse como denominador común, en los diversos
encuentros de los últimos días en los que participé, un clima de unidad ante la
injusticia de la proscripción electoral de Cristina y frente a las políticas
del Gobierno.
Coinciden gobernadores, representantes de todas las provincias, dirigentes y
legisladores de diversos partidos, movimientos sociales, sindicales, entre
otros.
Mientras, puertas afuera se dieron movilizaciones espontáneas que no cesan. Son
multitudes como las reunidas hace unos días, cuando los y las diputadas
debatíamos en el Congreso de la Nación temas de suma importancia para los
segmentos más vulnerables de la sociedad, como los jubilados y las personas con
discapacidad.
Debilidades.
Mientras tanto, la economía real sigue mostrando signos de debilidad. La
actividad industrial, uno de los sectores más castigados desde el comienzo de
la era Milei, se ubicó durante el primer cuatrimestre de 2025 casi un 10% por
debajo de igual periodo de 2023.
Si bien registró un crecimiento del 7,4% interanual, hay que tener en cuenta
que en 2024 la industria estaba en su peor momento desde la pandemia sanitaria.
A nivel sectorial, y también comparando con 2023, todos los rubros se
encuentran por debajo de ese año, excepto «otros vehículos de transporte», que
excluye automotores y «productos del tabaco», dos sectores de poca envergadura
y volátiles.
Por otro lado, en la última encuesta de expectativas de la industria, un 29%
respondió que planea reducir su dotación, 8 puntos porcentuales más que en el
informe del mes pasado.
El registro de 1,5% de inflación de mayo, en tanto, tiene como inocultables
costos la caída de la actividad económica y la pérdida de bienestar de millones
de personas, además de la importante hipoteca que se está gestando. Esto
último, en particular, por la vuelta a la dinámica de endeudamiento en dólares
y la salida de capitales, en el marco de una significativa apreciación del
peso.
Según datos del Balance Cambiario del Banco Central, la formación de activos
externos de las personas físicas ascendió en abril a 2.247 millones de dólares,
un reflejo del impacto de las medidas de liberalización respecto del dólar,
implementadas a mitad de ese mes.
Respecto de los anuncios de la
profundización de la fase de endeudamiento en dólares, en la semana se realizó
una operación de REPO con un conjunto de bancos internacionales de primera línea
por 2.000 millones de dólares. Además, el 28 de mayo se adjudicaron 1.000
millones de dólares del BONTE 2030 exclusivos para inversores extranjeros (por
primera vez después de siete años), y se amplió la emisión el viernes pasado en
500 millones, habilitándose también la participación a residentes.
Este rumbo económico y político, con todo, no es ineluctable. No se deben
descartar, al contrario, las chances de un «dique de contención» ante los
avances de este modelo aperturista, desregulador y de destrucción de lo
público.
Un límite material concreto, a mi juicio, es el comicio de octubre. Un buen
resultado en las urnas sería aquel que como mínimo garantice dos pilares
democráticos hoy soslayados. Por un lado, que no se puede gobernar por decreto;
por otro, que las leyes que propone el Congreso no pueden ser vetadas. En ese
caso, habremos ganado una batalla importantísima.
El desarrollo de los hechos y su cronología fueron inexorables. Cuando el 4 de
junio la Corte Suprema rechazó la recusación que los abogados de Cristina
Fernández de Kirchner habían presentado contra el Dr. Ricardo Lorenzetti en la
CFP 5048/2016 sobre incidente de recurso extraordinario, la expresidenta supo
que su suerte estaba echada. De acuerdo con la presentación de los letrados del
5 de mayo, se había invocado como razón una alegada falta de imparcialidad del
ministro del alto tribunal. Los fundamentos de tal reclamo fueron sus fallos en
disidencia con los otros dos miembros del cuerpo, algunas declaraciones
públicas en televisión y una denuncia de la senadora Anabel Fernández Sagasti
ante el Senado de la Nación. Tales comportamientos de Lorenzetti –esgrimía el
pedido de recusación– violarían los parámetros de imparcialidad de los
magistrados que establecen los principios de Bangalore relativos a la
independencia de la Justicia y en el caso “Llerena” del año 2005, en que la
Corte sostuvo que la jueza que había participado durante la instrucción de la
causa no podía ser la misma que intervenía en la etapa de juicio, ya que ello
violaba el principio de imparcialidad.
La respuesta del alto tribunal fue contundente: primero consideró que el
planteo había sido presentado fuera de término y estaba falto de las necesarias
fundamentaciones jurídicas y, después, sostuvo que la mayoría de los hechos
mencionados ya habían sido conocidos antes de la presentación del recurso
extraordinario del 13 de febrero, momento en que no se habían planteado.
La autodefinida “abogada exitosa” –tal como lo expresara el 12 de
septiembre de 2012 durante su exposición en la Kennedy School of Government
ante estudiantes de la Universidad de Harvard– vio venir todo esto con
antelación. Por eso –rápida de reflejos– se dio cuenta de que lo único que la
podía salvar de ir presa era tener fueros. Por eso decidió hacer la entrevista
en el programa de Gustavo Sylvestre en C5N en la que, de forma absolutamente
personal y unilateral, hizo el anuncio del lanzamiento de su candidatura a diputada
provincial por la tercera sección electoral de la provincia de Buenos Aires,
hecho verdaderamente insólito porque los diputados no se eligen por
circunscripciones.
Hoy más que nuncaSuscribite
Los tres miembros de
la Corte se vieron así ante un verdadero reto de la historia: repetir la
lamentable conducta que el alto cuerpo adoptó de no tratar la condena del
expresidente Carlos Menem, al que, de esa manera, le garantizó impunidad o la
de actuar con responsabilidad y celeridad ante una causa que ya llevaba 17 años
desde que fue impulsada por las entonces diputadas Elisa Carrió y Mariana
Zuvic.
A esa celeridad llevaba, además, el hecho sucedido el 29 de mayo, día en
que la Corte dejó firme la condena a diez años de prisión contra el empresario
Lázaro Báez y contra sus hijos varones por el delito de lavado de dinero en la
causa conocida como “La ruta del dinero K”, en la que se comprobó que Báez
blanqueó fondos por alrededor de 60 millones de dólares provenientes del delito
de evasión al fisco. A ese veredicto, para el cual debieron incorporarse a la
Corte los conjueces Mario Lozano, de la Cámara Federal de General Roca, y Luis
Ramón González, de la Cámara Federal de Corrientes, que sumaron sus respectivos
votos a los de los ministros Horacio Rosatti Y Ricardo Lorenzetti –Carlos
Rosenkranz votó en disidencia–, se llegó en tan solo diez días.
La contundencia de las pruebas y la mala calidad técnica de los abogados
defensores de la expresidenta no dejaban lugar a dudas sobre cuál sería el
fallo de la Corte: dejar firme la condena. Llegados a este punto, no hay que
olvidar algo sumamente importante: de haber estado vivo, Néstor Kirchner
también habría sido condenado.
Terminó así un largo período de 17 años en los que, con chicanas y
presiones sobre jueces y fiscales, CFK buscó frenar el trabajo de la Justicia.
Lo intentó de una y mil maneras. En 2013 ordenó elaborar aquel proyecto de
reforma judicial, un mamotreto presentado con el pomposo nombre de Ley de
Democratización de la Justicia, la mayoría de cuyos artículos fueron declarados
inconstitucionales por la Corte. Presionó e intentó descalificar a cada uno de
los jueces y fiscales de la causa, esgrimiendo –entre otras cosas– cercanía de
algunos de ellos a Mauricio Macri. Lo curioso es que el fiscal del caso, Diego
Luciani, fue nombrado en septiembre de 2013; los jueces Jorge Gorini y Rodrigo
Giménez Uriburu, en septiembre de 2011, y André Basso, en septiembre de 2015.
Es decir, todos fueron nombrados por la hoy condenada Cristina Fernández de
Kirchner durante sus dos mandatos, previa aprobación de sus pliegos por el
Senado, de mayoría peronista kirchnerista. Las espasmódicas reacciones del peronismo en estas horas posteriores
marcan su declive. Más allá de lo que pueda pasar en la marcha convocada para
acompañarla a los tribunales de la avenida Comodoro Py, en caso de que se
mantenga firme la decisión del juez Gorini –que es quien debe instrumentar la
ejecución de la pena– de que ese trámite inevitablemente se deba realizar allí
y no en el domicilio de la condenada, el tiempo electoral obligará al PJ a
dedicarse a armar sus listas de candidatos y definir su estrategia. Y, más allá
de esta puesta en escena, son muchos los dirigentes peronistas que están ya
hartos de CFK, quien, luego de denostar durante años al Partido Justicialista,
se apropió de él con un único objetivo ligado a sus intereses personales: en
este caso, la búsqueda de impunidad. Cuando pase todo este tiempo de efervescencia, CFK tomará verdadera
dimensión de los alcances de la condena que, además, conlleva una pena
económica monumental, como monumental fue la corrupción pergeñada y practicada
durante los años del kirchnerato. A la Justicia le llevó diecisiete años arribar a un fallo definitivo
sobre uno de los hechos de corrupción más bochornosos sucedidos en la historia
del país. A lo largo de esos años hubo protagonistas que aportaron evidencias
claves para dar sustento a las denuncias de esta causa. Aquí es donde aparece el rol fundamental del periodismo honesto.
Corresponde por lo tanto destacar el protagonismo de Luis Majul con su libro El
dueño y el de Jorge Lanata y su equipo de PPT, cuyos aportes fueron
importantísimos para hacer conocer a la opinión pública cada uno de los
detalles de las distintas maniobras urdidas por la expresidenta durante sus dos
mandatos, en los que persiguió a periodistas y medios críticos en su afán de
establecer un régimen autoritario y permanecer indefinidamente en el poder. El periodismo honesto es un
instrumento esencial para hacer a las sociedades más plurales y transparentes.