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domingo, 4 de agosto de 2024

Venezuela. El ejercicio de la memoria… @dealgunamanera...

Venezuela. El ejercicio de la memoria…

Gire a la derecha. Dibujo: Pablo Temes

El fraude venezolano muestra que Argentina necesita una visión amplia, desapasionada y objetiva de la realidad para avanzar en la coherencia.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 04/08/2024 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

Hay hechos que ocurren allende las fronteras que impactan e interpelan a las dirigencias políticas de una región o del mundo entero. La invasión rusa a Ucrania que desencadenó una guerra de duración y final incierto o el ataque terrorista de Hamas contra Israel, son dolorosos ejemplos del presente. A ellos se acaba de agregar el fraude electoral en Venezuela. No es la primera vez que ello ocurre. Lo que sucede es que, nunca como ahora, todo ha sido y es tan evidente y burdo que se le hace imposible a Nicolás Maduro Moros ocultar la verdad.

El advenimiento del chavismo liquidó a la democracia venezolana. Lo que en verdad rige en ese bello y rico país es un régimen cívico-militar que detenta el poder absoluto. Ese poder absoluto es el que da amparo a un sistema de corrupción que fue instalado por Hugo Chávez y ahondado ahora por Maduro con tal nivel de absolutismo que terminó por expulsar a figuras que fueron importantes durante los gobiernos de Chávez que, paradojalmente, hoy en día son opositores al gobierno. El miedo y la muerte en las calles son una realidad inocultable. Como también lo es el peregrinaje de miles de familias recorriendo hospitales y regimientos militares para tratar de dar con sus seres queridos, opositores y fiscales de mesa detenidos y secuestrados luego de los comicios.

Es bueno recordar que el kirchnerismo –quien hizo de la condena a la dictadura vivida en nuestro país una bandera política– tuvo en el chavismo una fuente de inspiración muy potente. La contradicción K y el doble discurso son parte de su esencia. La “inspiración” incluye no sólo el objetivo de permanecer en el poder por siempre, sino también en edificar un sistema de corrupción ilimitado. Dijo alguna vez Néstor Kirchner que, para lograr sus objetivos, necesitaban mantenerse en el poder durante veinte años. La maquinaria estaba preparada y era de una simple implementación: consistía en la alternancia indefinida entre él y su esposa. A ese proyecto le puso fin la súbita muerte del expresidente. No obstante, el kirchnersimo no se dio por vencido. Hubo un último intento de mantener en pie ese plan por medio de lo que representó el eslogan “Cristina Eterna”. Para eso hacía falta reformar el artículo de la Constitución Nacional que impide un tercer mandato consecutivo del Presidente. A esta iniciativa le puso fin la victoria de Sergio Massa en las elecciones legislativas de octubre de 2013. Y una similitud más ocurrió con la llegada del general César Segundo del Corazón de Jesús Milani a la comandancia en jefe del Ejército con su idea de integrar a las Fuerzas Armadas al proyecto político del kirchnerismo. El plan estuvo muy cerca de concretarse.

Quien esto escribe estuvo en Venezuela dos veces en los últimos años. La falta de libertades y el miedo imperante entre los que no adhieren al régimen se palpa desde la misma entrada en el aeropuerto internacional de Maiquetía. La situación de opresión se respira a cada paso.

El objetivo es instalar el miedo. El régimen es omnipresente. El deterioro de la calidad de vida de los venezolanos es brutal. Expresarse e informar con libertad puede costar la cárcel y/o la vida. No hay matices.

Todo es tan burdo y evidente, que a Nicolás Maduro se le hace imposible ocultar la verdad.

El exilio venezolano es la evidencia clara de esta situación. Más que un exilio parece un éxodo, que seguramente continuará ante la consagración de este fraude. Casi 250 mil venezolanos han llegado a la Argentina. El 70 por ciento está en edad de votar pero, por distintas razones burocráticas, un porcentaje muy pequeño pudo efectivamente hacerlo. La historia se repite en los países vecinos.

Si todo esto hubiera ocurrido con un gobierno de derecha o centroderecha, el kirchnerismo hubiera salido con los tapones de punta a criticarlo y a despotricar en los organismos internacionales contra ese atropello. Pero lo hizo uno de sus socios y, entonces, lo que reina es un estruendoso silencio. Lo que se condena para unos, se calla y se ignora para otros. Lo de ser socios con el chavismo abarca, además, los negocios. Dos hechos relevantes para mencionar: uno de ellos fue la embajada paralela. La otra, la valija de Antonini Wilson. La embajada paralela le costó la carrera a un ilustre diplomático argentino: Eduardo Sadous. Un hombre honesto que pagó un alto precio por haber denunciado esa maniobra siendo embajador en Caracas: no sólo lo echaron sino que no le pagaron su jubilación y el poderoso y luego condenado ministro Julio De Vido le inició un juicio por “falso testimonio”.

Es importante este ejercicio de memoria, a estas horas en las que el fraude en la elecciones de Venezuela impacta a toda América y, especialmente, a la Argentina. Unas pocas figuras del riñón del kirchnerismo salieron a bancar al régimen, entre ellos, el cuervo Andrés Larroque. Distinto es el caso del gobernador bonaerense Axel Kicillof quien se lavó olímpicamente las manos y decidió mirar para otro lado. Hay para todos los gustos. No se puede dejar de mencionar la actitud del Frente Renovador de Sergio Tomás Massa que, mediante un comunicado, buscó despegarse del asunto. Massa fue un kirchnerista de oportunidad, luego aseguró que iba a “barrer con los ñoquis de La Cámpora” y finalmente volvió al calor del kirchnerismo siendo parte fundamental de uno de los peores gobiernos de la historia. El tridente que formó junto a CFK y Alberto Fernández, quedará en su sinuosa carrera política para siempre.

El Gobierno de Javier Milei aprovechó el fraude llevado a cabo por Maduro para volver a posicionarse en la región, sobre todo ante el ambiguo comportamiento del presidente de Brasil Luiz Inácio Lula Da Silva. Pero también en el gobierno libertario hay personajes de la casta kirchnerista que han sido acogidos por el oficialismo. Daniel Scioli es un ejemplo de ello. La memoria debe ser siempre un ejercicio completo. Argentina necesita una visión amplia, desapasionada y objetiva de la realidad para poder avanzar en el camino de la coherencia.




   

domingo, 21 de abril de 2024

Decir vs. Hacer. Disonancia cognitiva... @dealgunamanera...

Decir vs. Hacer. Disonancia cognitiva...

Omato Manuel Adorni. Dibujo: Pablo Temes.

El Presidente la atribuye a la educación pública, pero él es el primero que la exhibe en sus actos de gobierno.

© Escrito por Nelson Castro el Sábado 20/04/2023 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. República Argentina.

“Pero después uno intenta modernizar las leyes laborales y se ponen como locos… La disonancia cognitiva que generó el lavado del cerebro en la educación pública es tremendo”, dijo Javier Milei a través de sus redes sociales. La intención era clara: la desacreditación de la educación pública en medio de los reclamos presupuestarios, que vienen haciendo las universidades nacionales.

La disonancia cognitiva es la incomodidad o desasosiego que padece una persona cuando sus convicciones o conductas entran en contradicción con sus actos. El término fue acuñado por el psicólogo social estadounidense Leo Festinger (quien vivió entre 1919 y 1989) y, en 1957 publicó su libro referencial “A Theory of Cognitive Disonance” (Teoría de la Disonancia Cognitiva). Uno de los casos que siempre se mencionan para ejemplificar la definición, es el de la persona que, sabiendo de lo comprobadamente nocivo que es el hábito de fumar para su salud, decide continuar haciéndolo con el argumento de que no es así. Otro ejemplo clásico es el del integrante de un matrimonio que, habiéndose comprometido a serle fiel a su cónyuge, finalmente lo engaña y trata de justificarse arguyendo que la culpa de su claudicación es del otro u otra.

De la definición de la afección y de los ejemplos recién citados, emerge claramente que la condición sine qua non para su existencia es la mentira, cuyas principales consecuencias son el autoengaño y la contradicción. Vayamos pues a los casos concretos.

¿Hay funcionarios del actual gobierno que hayan estudiado en universidades públicas? La respuesta es “sí”. De una primera y rápida mirada surgen los siguientes: Federico Sturzenegger, cerebro del proyecto de ley “Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos” es graduado de la Universidad de Buenos Aires. Lo mismo acontece con el ministro de Economía, Luis Caputo. La canciller Diana Mondino es graduada de la Universidad Nacional de Córdoba y el ministro de Defensa, Luis Petri, es graduado de la Universidad Nacional de Cuyo. Y la lista sigue…. ¿Diría el Presidente que todas estas personas han sufrido un lavado de cerebro por haber estudiado en universidades públicas?

Vanidad e impericia.

Avancemos por este camino de ver las decisiones del Gobierno que representan un caso de disonancia cognitiva, o sea, decir una cosa y hacer otra.

Nos tropezamos ahí con el de las prepagas. Claramente, los aumentos exorbitantes que han impuesto en las cuotas a sus afiliados generan una enorme angustia en la totalidad de los usuarios, muchos de los cuales han debido darse de baja o adoptar planes inferiores a los que durante años sostuvieron. Ante esta situación –sumada a la convicción que tiene Milei de que el renunciado presidente de la Unión Argentina de Salud, Claudio Belocopitt, jugó decididamente a favor de Sergio Massa –en la elección presidencial del año pasado–, actitud que tuvo la mayoría del empresariado argentino, el Gobierno –o sea, el Estado–, decidió intervenir para acabar con lo que entiende es una situación de cartelización. Este accionar hace a las atribuciones del Estado al que, en sus declaraciones y pensamientos, el Presidente demoniza permanentemente.

Lo mismo aplica para el concepto de casta –pilar de la construcción de poder de Milei– para el cual, hay que reconocerlo, lo ha ayudado mucho el bochornoso espectáculo que dio la Cámara de Senadores el jueves pasado con el escandaloso aumento de dietas, gastos de representación y por desarraigo que se autootorgaron con un accionar furtivo, propio de bribones. Sin embargo, el hecho salpicó también a los senadores de la Libertad Avanza que, desde el punto de vista del reglamento de funcionamiento de la Cámara, terminaron avalando tal aumento. Para explicarlo con claridad: cuando un proyecto se vota a mano alzada, la forma de oponerse es pedir la palabra y expresar la oposición. Eso no ocurrió. Tampoco hubo una crítica por parte de la vicepresidenta, Victoria Villarruel –a quien no le gusta que se le diga vicepresidenta, sino vicepresidente– quien sólo se limitó a decir que todo lo ocurrido era perfectamente legal aun cuando le era ajeno. Lo que no dijo fue si le parecía correcto o no. El que calla, otorga.

La disfuncionalidad cognitiva es la manifestación de una conducta patológica, que se manifiesta en las personas de todas las clases sociales en todas partes del mundo. No es patrimonio exclusivo de los argentinos. El mismo Milei es un exponente de ello. La tildó a Patricia Bullrich de ser una montonera que ponía bombas en las escuelas, de lo que después debió disculparse, Lo mismo ocurrió con el papa Francisco, a quien llamó el representante del “Maligno” en la Tierra. Despotricó también contra el presidente de China, Xi Jinping, para luego asignarle a la canciller Mondino la tarea de disculparse, situación que se repitió en estos días con el presidente de Brasil, Luiz Inácio “Lula” da Silva.

La llamó montonera que ponía bombas en los jardines de infantes a Bullrich, y después la nombró ministra.

Y dos ejemplos finales para marcar estas contradicciones del Presidente. Hablando el viernes ante lo más conspicuo del empresariado vernáculo reunido en el Foro del Llao Llao dijo que los que habían fugado dólares eran “héroes” porque habían escapado de las “garras del Estado”.

Fue ésta una apología de la ilegalidad, porque en ese universo no sólo hubo pequeños ahorristas tratando de salvar sus pocos ahorros sino, principalmente, grandes evasores que se aprovecharon del uso de instrumentos financieros que están al alcance de unos pocos para incumplir la ley.  Si nos atenemos a la definición de liberalismo dada por Milei –“El liberalismo es el respeto irrestricto del proyecto de vida del prójimo, basado en el principio de no agresión y en defensa del derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad”– esa conducta nada tuvo de “heroica”, porque quien evade impuestos perjudica al resto de la sociedad, es decir, el prójimo.

 Tampoco encaja en la definición de liberalismo dada por Milei su agresividad permanente, contra quienes no piensan como él. Los economistas que no piensan como él, son todos burros o delincuentes. Los periodistas que lo critican –esta semana les tocó a Jorge Lanata y María Laura Santillán, para quienes va la solidaridad de esta columna– son todos “ensobrados”. He ahí otro ejemplo de la disonancia cognitiva del Presidente. Y van…