Mundo
de Extremos. Favorito y privilegiado...
Desajustado, Donald Trump. Dibujo: Pablo Temes
Milei goza como pocos
en el mundo de la simpatía de Donald Trump. Comparten, ideología y formas. Y
como se vio en el Foro de Davos, objetivos.
© Escrito por
el Doctor Nelson Castro el sábado 24/01/2025 y publicado por el Diario Perfil
de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.
Es necesario detenerse a reflexionar sobre lo que ha pasado esta semana en el
mundo para darle contexto a lo que representa no sólo el discurso de Javier
Milei en el Foro Económico Mundial de Davos sino también la forma de exponer
sus ideas, su visión de la realidad, sus proyectos y sus conductas respecto de
los que piensan diferente a él. No es que sea algo novedoso. El discurso del
año pasado allí tuvo características similares. Lo que ocurre ahora es que los
dichos de Milei cobran otra dimensión con todo lo sucedido tras la asunción de
Donald Trump como cuadragésimo séptimo presidente de los Estados Unidos. Lo que
representa Trump no es sólo un simple cambio de administración con una
concepción más ortodoxa de la economía.
Va mucho más allá de
ello: hay un proyecto que pretende implementar cambios profundos en la cultura
política y cívica de la sociedad estadounidense y de Occidente. El flamante
nuevo inquilino de la Casa Blanca actúa no como un presidente sino más bien como
un emperador que pretende ubicarse por arriba de los preceptos republicanos
establecidos por la Constitución de su país y, por ende, considera que su poder
es absoluto e intocable. Y esto lo proyecta al mundo. Quienes piensan distinto
a él son sujetos de hostigamiento, amenazas, desprecio y castigos. Lo
inquietante es que esta concepción política ha sido votada mayoritariamente por
la ciudadanía norteamericana.
Como ya se ha dicho en
esta columna, Javier Milei es hoy en día un favorito privilegiado dentro del
universo de amores y odios de Trump. Comparte su ideología y sus modos.
Envalentonado por esta circunstancia, el presidente argentino arremetió una vez
más en Davos contra el progresismo. Los que allí estuvieron señalan que eso
generó inquietud en el auditorio. La idea de que el progresismo representa un
cáncer para el mundo es equivocada y peligrosa. La lucha por la igualdad ha
traído beneficios enormes no sólo para sectores que históricamente fueron
víctimas de discriminación, maltrato y sumisión sino también para la sociedad
toda. Una sociedad más igual es una sociedad mejor. Por supuesto que también
están los que han hecho una mala lectura de lo que significa el progresismo y
adoptado posiciones extremas tan retrógradas y nocivas como las de los
ultraconservadores. Con los extremos no se construye. El mundo de los extremos
es un mundo de destrucción y penurias. Es lo que enseña la historia.
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Mientras el presidente
recorre el mundo sintiéndose un rockstar, en el país se conocen algunas de las
iniciativas que generan inquietud. Una de ellas, por ejemplo, la de derogar el
feminicidio. Antes de pensar en eso, tanto el jefe de Estado como su ministro
de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, deberían preocuparse en qué más se puede
hacer para prevenirlo. Ese es el verdadero problema, con ley o sin ley. Y de
eso, lamentablemente, el Gobierno se ocupa poco, como también poco se ocuparon
los gobiernos precedentes, con ley y con Ministerio de la Mujer.
Los conceptos del presidente
sobre la homosexualidad ligándola directamente al abuso infantil están
equivocados. Un informe elaborado por Unicef y el Ministerio de Justicia y
Derechos Humanos en 2020 señala que “Las estadísticas indican que la mayoría de
los abusadores son varones heterosexuales adaptados socialmente”.
Al presidente y a su
ministro de Economía les fue muy bien en las reuniones con la Directora Gerente
del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, el domingo pasado en
Washington. El objetivo que se buscaba se logró: abrir las puertas a una nueva
negociación que le permita a la Argentina acceder a un préstamo que haga
posible el levantamiento del cepo. Por eso, se dispuso la venida al país de una
misión del Fondo para evaluar in situ los números de la Economía. Esa fue la
causa por la cual el ministro Caputo decidió regresar a Buenos Aires y no
acompañar al presidente a Davos. Los conocedores de la trama de esta compleja y
larga negociación en Washington confirman el viento a favor para el gobierno
argentino no sólo por los números de la macroeconomía sino también por el apoyo
decidido de Trump. “Queremos que a Milei le vaya muy bien. Y, además,
necesitamos que así sea”, señalaba el jueves al mediodía con entusiasmo una voz
del entorno directo del presidente de los Estados Unidos. Como ya se dijo, la
cifra de la que se habla ronda los 11 mil millones de dólares.
Donde todo es furia y
fuego es el ámbito de la política. El Gobierno está trabajando intensamente en
todo el armado electoral para octubre próximo. En este camino debió desistir de
la eliminación o suspensión de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias
(PASO). Hoy los votos en el Congreso para lograr ese objetivo no están. El
kirchnerismo las quiso eliminar en 2021 cuando estaba en el poder para
perjudicar a la oposición, obviamente. Hoy, que está en la oposición, las
quiere mantener. La doble moral es una de las esencias de Cristina Fernández de
Kirchner y sus secuaces.
En la arremetida del
oficialismo por construir su propio poder está claramente la idea de sacarlo
del medio a Mauricio Macri. Su poder político, claramente menguado, representa
para él un dilema y para el oficialismo un obstáculo. El dilema, significa que
el expresidente es consciente de que La Libertad Avanza quiere –y puede– acabar
con el PRO, esa construcción que es su creación. Terminar con el PRO
equivaldría, lisa y llanamente, a terminar con la aspiración de Macri de ser un
actor político de peso. Eso afectaría también directamente a Jorge Macri. Eso
es lo que está en juego hoy en día. Macri debería haber previsto que la
destrucción de Juntos por el Cambio llevaría inexorablemente al vaciamiento
progresivo del PRO.
Construir una nueva
estructura política no es algo que se logra de un día para el otro. Cuando Juan
Domingo Perón se presentó a las elecciones de febrero de 1946, lo hizo como
candidato de una estructura partidaria que no era el peronismo sino el Partido
Laboralista con aliados menores. Una vez en el poder, el entonces presidente se
encargó de crear el Partido Justicialista que debilitó y anuló a los partidos
que le habían servido de estructura legal. Lo de Milei tiene semejanzas. La
Libertad Avanza era poco más que un sello. Habrá que ver si el Presidente logra
construir un partido que alcance la misma perdurabilidad que hasta aquí ha
tenido el peronismo.
Hablando del peronismo,
lo que domina también es el ánimo de pelea y confrontación. La disputa entre
Axel Kicillof y Cristina Fernández de Kirchner no para. Kicillof no tiene otra
alternativa que candidatearse a la presidencia en 2027. Lo sabe él e igualmente
lo sabe ella. La fuente de poder de Kicillof es su condición de gobernador de
la provincia de Buenos Aires. Terminado este mandato, la posibilidad de aspirar
a una candidatura presidencial por el PJ estará acabada. Por eso es por lo que
su enfrentamiento con CFK y Máximo Kirchner, es inevitable.
Cristina Fernández de
Kirchner que siempre usó el poder buscando someter a propios y ajenos está
bebiendo la amarga medicina de la rebelión. “Ut semens feceris, ita metes” (Cosecharás
lo que siembres). Cicerón.