Contradicciones. Peleas
en el Frente contra Todos...
Mexicanews. Dibujo:
Pablo Temes
El Presidente y su vice están furiosos uno con la otra. Reina el desamor en la coalición oficialista, entre acusaciones mutuas.
© Escrito por Nelson Castro el sábado 27/08/2021 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.
El jefe de Estado pretende ampararse en el hecho de que no hubo contagios detectados entre los asistentes a la “fiesta inolvidable” para eludir su responsabilidad penal. Curiosa postura de un docente de Derecho Penal de la Universidad de Buenos Aires. En el artículo 205 del Código Penal se lee lo siguiente: “Será reprimido con prisión de seis meses a dos años el que violare las medidas adoptadas por las autoridades competentes para impedir la introducción o propagación de una epidemia”.
De la lectura surge claramente que no hay ninguna mención a la existencia de contagios como condición sine qua non para configurar la existencia de un delito. Los profesores de Derecho Penal explican el significado de esta situación con un ejemplo muy claro: si una persona tuviera en su poder un arma que no está registrada, estaría cometiendo un delito por el hecho en sí e independientemente de si esa arma la utilizó o no para matar o dañar a alguien.
Arguye el Presidente que la fiesta
constituyó un acto privado. Como se advierte en el texto del artículo 205, no
hay ninguna alusión referida a que la pena a la violación de la norma se halle
condicionada al ámbito –público o privado– en el que se hubiera producido.
Otro de los argumentos falaces expuestos
por AF es que, en su calidad de presidente, estaba exceptuado de cumplir las
normas del Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO). En realidad, las
excepciones al ASPO se establecían con la finalidad de que las personas
esenciales pudieran acudir a sus lugares de trabajo a fin de desarrollar sus
tareas. La excepción no se aplicaba a la posibilidad de organizar y/o
participar de fiestas.
En otro de los párrafos del escrito por él
redactado, el Presidente expresa: “Se puede advertir la inexistencia de delito,
más allá del reproche moral o ético que pueda merecer, pero eso ya no es
cuestión ni ámbito de la Justicia Penal”. Es impactante leer esta minimización
de lo que representa una conducta antiética o inmoral. A Alberto Fernández lo
tiene sin cuidado la inmoralidad de sus conductas. Pocas veces se ha visto a un
mandatario denigrarse a sí mismo de una manera tan flagrante.
“Cuando estalló el tema de la foto, se
decidió que Leandro Santoro y Victoria Tolosa Paz carguen con la defensa
pública después de lo dicho por Cafiero y las declaraciones del propio Alberto.
Ahora no sé qué van a hacer, la tienen cada vez más difícil”, señala con
preocupación una voz del entorno albertista.
Cristina Fernández de Kirchner está enojada con AF. En verdad, la palabra que mejor define los sentimientos de la ex presidenta en funciones no es enojo sino furia. Sin embargo, el Presidente no es ajeno a esos sentimientos. En las conversaciones que tiene con los interlocutores a los que suele llamar en las tardes-noches de sus largos días, hace conocer su enojo y sus diatribas hacia CFK. Es que en el Frente contra Todos reina el desamor.
Los disparates de Alberto Fernández. El jueves por la noche balearon al diputado provincial Miguel Arias, del Frente de Todos, en pleno acto de campaña en la provincia de Corrientes. Más allá de lo repudiable del hecho por lo que representa como muestra de violencia política y/o de alguna otra causa, el Presidente cometió un nuevo error desde su cuenta de Twitter.
El furcio derivó en la rápida respuesta de Gabriel Arias,
hijo del dirigente del Frente de Todos, quien desde su usuario replicó a
Fernández: “Hola Alberto, mi viejo no es candidato. Ya es diputado hace casi 2
años, en el partido que VOS encabezás. Me parece una total falta de respeto y
atención para nosotros que ni siquiera hayan verificado quién era”. A las pocas
horas, el tuit fue corregido y el comentario eliminado.
Respecto al tremendo episodio de la maestra
de la Escuela Técnica N° 2 de Ciudad Evita Laura Radetich, Fernández dijo a
Radio 10: “Ayer escuchaba un enorme cuestionamiento a una maestra que se tensa
en un debate con un alumno. Yo soy profesor de la Universidad de Buenos Aires
hace 37 años y siempre he dicho que lo más importante que un profesor tiene que
hacer es sembrarles dudas a los alumnos”.
El encubrimiento del Presidente es aún más
grave que lo ocurrido en el aula. En primer lugar, avaló la violencia con la
que la responsable de guiar el proceso de aprendizaje y no de adoctrinamiento
se dirige al estudiante a los gritos, utilizando insultos e interrumpiéndolo
cuando intenta manifestar una postura distinta a la suya. En segundo lugar,
avaló la descalificación en forma despectiva de los ingresos del padre del
alumno y sus posibilidades de darle un presente mejor. En tercer lugar, el
Presidente tergiversa la realidad al calificar como “debate que hace sembrar
dudas a los alumnos” a un acto de adoctrinamiento que obliga al pensamiento
único y lo único que puede sembrar es frustración y temor. Para coronar este
cúmulo de actitudes cínicas, el Presidente repitió –una vez más– que es
profesor de Derecho de la Universidad de Buenos Aires hace 37 años. Un
presidente sin conocimiento del derecho penal (que viola las normas que él
mismo redacta), sin sentido común y sin altura moral para desempeñar el cargo
luego de quedar preso de sus propias mentiras.
El otro descolocado es el ministro de
Educación, Nicolás Trotta, “que volvió a quedar de la vereda de enfrente con
sus declaraciones aunque esta vez se lo nota más tranquilo”, aseguró una fuente
que frecuenta la Rosada. En el entorno del ministro dicen que “primó el sentido
común en sus declaraciones” y que “no sintió un desaire pero sí sorpresa” por
la defensa del Presidente a la docente militante.
“Debe estimarse en muy poco vivir en un
país donde las leyes pueden menos que los hombres”, escribió Nicolás
Maquiavelo. Es el país que está construyendo Alberto Fernández.
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