Una moneda en el aire…
La incertidumbre y la crisis
económica y social, han puesto en alerta a la sociedad.
© Escrito por Nelson Castro el sábado 16/09/2023 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argetnina.
La Argentina ha quedado a merced de un gobierno de nerones a quienes lo único que les interesa –y desespera– es mantenerse indefinidamente en el poder. A la cabeza de esta locura está Sergio Massa. El ministro de Economía y candidato está decidido a todo en pos del objetivo que lo obsesiona: ganar la elección presidencial de cualquier manera y a cualquier costo. El 12,8% de inflación del mes de agosto fue una cachetada para el exintendente de Tigre. Por eso salió el mismo miércoles, con una batería de anuncios que se ampliaron el jueves. Alguien debería decirle que no se puede tapar el sol con las manos. Todos esos anuncios, que responden a un “plan platita” de manual, son absolutamente inflacionarios. Claro, si nada de esto surge efecto –y la historia indica que no lo hará– el problema mayúsculo autogenerado, quedará para el ganador de las elecciones generales.
Luego de perder las PASO en agosto de 2019, el entonces presidente Mauricio Macri, quiso
poner en práctica una reducción del IVA, que es una de las medidas de alivio
que tomó el Gobierno; los gobernadores peronistas lo amenazaron con recurrir a
la Corte Suprema, visto que esos fondos que dejaba de percibir el fisco eran
coparticipables. Por ende, esa menor recaudación los afectaba directamente.
“Esa es plata nuestra y no puede apropiarse de ella” dijo el gobernador de
Córdoba, Juan Schiaretti. Por lo
bajo, otros gobernadores peronistas dicen lo mismo. Pero hay todavía más. El
plan está hecho a las apuradas y contempla la reducción del IVA para
las compras con tarjeta de débito. No tiene en cuenta las tarjetas prepagas
emitidas por empresas del sector fintech que, justamente, están en manos de
millones de argentinos que no tienen acceso a la banca tradicional. Luego del
anuncio, en el Gobierno se comprometieron a revisar la medida en pos de incluir
al sector. Otra consecuencia más de la improvisación empujada por la urgencia
de los anuncios electoralistas, que terminan dando letra al otro plan
recurrente: el “vamos viendo”.
Otro dato que no puede pasar desapercibido es la aparición del expresidente Mauricio Macri, para apuntalar la alicaída campaña de Patricia Bullrich y gritar a los cuatro vientos que “ella” es su candidata. La exministra de Seguridad ostentaba los valores más extremos en materia de orden, progreso y seguridad frente a su rival en la interna, Horacio Rodríguez Larreta. Hoy esos atributos quedaron devorados por Javier Milei y obligaron a Bullrich a reinventarse. “Hay cierto enojo con Mauricio. Es difícil olvidar que hubo un acercamiento o coqueteo cierto con Milei. No importa quién dio el primer paso. Lo que importa es que existió y eso lo terminó capitalizando el loco de la casta” –dijo un hombre que milita en las filas de la exministra. Hay preocupación porque la líder del PRO no termina de repuntar y el espacio en su totalidad no logra alinear el voto. En la Ciudad de Buenos Aires, una porción grande de los votantes de Martín Lousteau no acompañará a Jorge Macri para la Jefatura de Gobierno y se inclinará por Leandro Santoro. A nivel nacional, el votante de Horacio Rodríguez Larreta no se siente representado y entra en una zona gris. Si Bullrich no llegara al ballottage muchos de los votos larretistas, irían a Sergio Massa.
Entretanto Milei ve cómo, en la vida real, se deshoja la margarita de la casta. Su acercamiento a Luis Barrionuevo le costó fuertes críticas de todo el arco político. Esta vez el libertario estuvo muy corto de reflejos. ¿Acaso los sindicalistas más poderosos de la Argentina, que viven del aporte de los trabajadores –que es obligatorio–, que no presentan declaraciones juradas y moran en lujosas casas, amasando una fortuna incalculable no son casta? Al libertario se le crispan los nervios cuando le señalan que es un fiel representante del teorema de Baglini que sostiene que, cuando un candidato se siente más cerca del poder, sus propuestas, declaraciones y sus acciones se vuelven mucho más conservadoras. Aunque les cueste aceptarlo, muchas de sus banderas más disruptivas, tuvieron que guardárselas en el bolsillo.
La Argentina es hoy una moneda en el aire. La incertidumbre y la crisis económica y social, han puesto en alerta a toda la sociedad.