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domingo, 16 de junio de 2024

Swap, Ley Bases y Baja de Inflación. Del infierno al paraíso…

 Swap, Ley Bases y Baja de Inflación. Del infierno al paraíso…


Gente de bien, Victoria Villarruel. Dibujo: Pablo Temes

Con el affaire Pettovello, el último fin de semana marcó el peor momento de Milei. Pero, como un cuento de hadas, todo cambió.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 15/06/2024 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

En términos políticos la semana que pasó dejó un resultado claro: hubo un ganador: Javier Milei; y hubo una derrotada: Cristina Fernández de Kirchner.

Para el oficialismo todo fue como pasar del infierno al paraíso. El último fin de semana marcó el peor momento para Javier Milei desde que asumió, hace apenas seis meses y seis días. La crisis desatada por el tema de la falta de distribución de los alimentos destinados a los comedores comunitarios en los que come la creciente cantidad de pobres que pueblan la Argentina generó un verdadero tembladeral dentro del Gobierno. Las renuncias que se sucedieron a la manera de las fichas de un dominó en la cartera que encabeza Sandra Pettovello dieron una idea exacta de la magnitud de la crisis en ese ministerio multiforme.

Es verdad que hay quienes quieren sacársela de encima tal como ella lo expresó en la conversación que mantuvo con un grupo de youtubers afines que se difundió el viernes pasado. Lo que debería advertir la superministra es que el origen de sus problemas está en sus errores de gestión, de los  que se aprovechan sus adversarios dentro del Poder Ejecutivo, con quienes su relación es decididamente mala. ¿Celos? Puede ser. Pero a estas alturas ya todos deberían conocer el sistema de premios y castigos que impera en La Libertad Avanza. De eso y mucho más se habló en la extensa reunión que mantuvo el Presidente en la quinta de Olivos el martes, día en que la ausencia de la ministra en la reunión de gabinete disparó mil y un rumores.

Pero como si fuera un cuento de hadas, todo este panorama de incertidumbre cambió entre el miércoles y el jueves. El martes el gobierno de China le renovó a la Argentina el swap con el que necesitan nutrirse aún las magras reservas que alimentan las todavía maltrechas reservas del Banco Central. El miércoles, se convirtió en ley el proyecto “Bases y Punto de Partida para la Libertad de los Argentinos”. Y el jueves se conoció el índice de inflación que sorprendió aun a los más optimistas dentro del oficialismo. En efecto, el 4,2% fue una sorpresa para todos.

Milei necesitaba sí o sí que el proyecto de ley fuera aprobado. La respuesta de los mercados se lo hizo saber con puntos y comas: las acciones de las empresas argentinas que volaron en Wall Street, la caída del dólar blue y la caída del riesgo país.

Milei no solo necesitaba la ley, sino también esta victoria política en el Congreso.

La tortuosa trastienda de las febriles negociaciones, que se prolongaron a lo largo de las horas previas al debate y durante su transcurso, exigió y puso a prueba las dotes negociadoras del flamante jefe de Gabinete, Guillermo Francos.

El Presidente le debe mucho. Hubo sutilezas que ocurrieron durante la larga sesión que fueron producto de su muñeca política. Estas son enseñanzas que el complejo proceso de esta ley le deja al Presidente. La primera fue el grosero error de pensar que un megaproyecto como lo era el proyecto primigenio podía ser aprobado sin cambios. Para esto hubiera necesitado tener un nivel de mayorías en ambas cámaras del que hoy carece. La segunda enseñanza es el valor y la vigencia de la negociación política, que no es una práctica espuria, siempre y cuando se haga con transparencia. Milei tendrá que acostumbrarse a esto. No se puede condenar a todos por igual.

Hubo dos gobernadores que quedaron claramente desairados y descolocados: uno fue el de Catamarca, Raúl Jalil, y el otro, el de Tucumán, Osvaldo Jaldo. Ninguno de los dos pudo convencer a sus senadores de apartarse del voto opositor que sostuvo y trató de imponer el bloque de Unión por la Patria.

Cristina Fernández de Kirchner fue la gran derrotada del miércoles. La expresidenta vio en la confrontación contra el proyecto de Milei una gran oportunidad para reganar su alicaído poder dentro de esa estructura pleomorfa que es hoy en día el Partido Justicialista. Su esfuerzo ingente no alcanzó. Tampoco le alcanzaron la onerosa movilización del aparato de los intendentes peronistas del Conurbano ni la que encabezaron Pablo Moyano y compañía, ni los intentos de suspender la sesión pergeñados por los senadores de UxP, ni el descontrol de los vándalos, que buscaban impedir con su descontrol premeditado que el Senado sesionara. No llamó la atención que el kirchnerismo haya convalidado este accionar. Ya había ocurrido algo similar durante aquella sesión legislativa del 14 de  diciembre de 2017, cuando la violencia se enseñoreó en la Plaza del Congreso cuando se trató el proyecto de ley de reforma del cálculo de los aumentos jubilatorios en los que se arrojaron 14 toneladas de piedras a las fuerzas policiales.

Una derrota de Milei hubiera significado un fuerte golpe a la gobernabilidad.

Javier Milei necesitaba desesperadamente no solo la aprobación de la ley, sino también esta victoria política en el Congreso. Una derrota hubiera significado un golpe muy fuerte contra la gobernabilidad porque lo habría dejado sin el sustento legal de las reformas que forman parte de sus proyectos. Los proyectos de obras en minería, energía e infraestructura que están en ciernes dependían absolutamente de lo que pasó en el Senado. Serán en esos sectores en los que vengan las primeras inversiones de gran porte. Son obras de las que además el país tiene una enorme necesidad.

Ya obtenida la ley, comienza ahora para Milei un desafío clave: la gestión. Para ello será necesario que conforme un gabinete más homogéneo y de mejor funcionamiento. El viernes a la tarde renunció el secretario de Política Económica, Joaquín Cottani, que era el número dos de Luis Caputo. A Cottani le habían caído mal las descalificaciones que a su mentor, Domingo Cavallo, le dedicó el Presidente en un ataque de disgusto y furia. También hubo renuncias en el Banco Central. La partida del director Agustín Pesce descolocó a más de uno.

El Gobierno –mejor dicho sus funcionarios– necesita que se termine el sube y baja permanente que atraviesa todos los rincones de la gestión. El Presidente debe respaldar a sus funcionarios –no solo a sus amigos– para que de una vez por todas puedan conformar un equipo estable dedicado a la ardua tarea de gobernar.



   

lunes, 13 de mayo de 2024

Panorama económico. La bestia que avanza y nadie le presta atención… @dealgunamanera...

 Panorama económico. La bestia que avanza y nadie le presta atención…

Picosaurio. Dibujo: Pablo Temes

El desenlace del juicio en EE.UU. por la reestatización de YPF va a encontrar a una Argentina desarmada e inerte.

© Escrito por Carlos Burgueño el domingo 11/05/2024 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

La bestia avanza. Nadie la puede parar. Y en algún momento, embestirá fuerte contra Argentina. Y, de no cambiar radicalmente la realidad económica y financiera local, será un golpazo del que se tardarán años, quizá décadas, en salir. Sorprende la inacción, no sólo del Gobierno, sino de toda la clase política criolla; la que a esta altura debería estar resolviendo cómo enfrentará el problema cuando explote, y represente un bombazo enorme contra la estabilidad financiera del país. A cambio de esto, los políticos locales se señalan como los responsables, culpan a fantásticas conspiraciones o, directamente, niegan que sea un problema. Y, como no, apuntan a ver cómo ganar algunos votos con la cuestión. Lo cierto, es que cuando llegue el punto final de un proceso que amenaza demoledor, y de no cambiar la inactiva realidad, la conclusión de un proceso judicial contra la Argentina en los Estados Unidos, donde hay casi nulas chances de ganar; encontrará al país desarmado e inerme.

El juicio contra el país por la manera en que el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner reestatizó YPF, continúa su derrotero, con novedades más que peligrosas para la muy débil posición argentina. Como se sabe, las últimas novedades son que el fondo vencedor Burford Capital sobreactúa que quiere cobrar, y le pide a la jueza del Segundo Distrito Sur de Nueva York, Loretta Preska quien falló en contra de la posición local, que avance con embargos a las acciones que el Estado argentino tiene en YPF, el Banco Nación, el Banco Central de la República Argentina (BCRA), Aerolíneas Argentinas, la Empresa Argentina de Soluciones Satelitales SA, (Arsat) y Energía Argentina SA (Enarsa). No reclama los embargos para cobrar, sino para garantizarse que el gobierno argentino lo hará en el futuro, cuando el caso termine su derrotero que hoy tiene parado en la Cámara de Apelaciones de Nueva York; donde es muy difícil que el país logre dar marcha atrás lo que ya decidió Preska. Habrá, además, una estación más antes del desenlace. Argentina probablemente apele ante la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos; una instancia donde el país nunca tuvo suerte. El proceso total puede demandar unos dos años, y culminar en algún momento del 2026. Demasiado tiempo para pensar soluciones en un país acostumbrado en que el corto plazo es semanas, el mediano un mes y el largo un semestre. Sin embargo, un país que se maneje seriamente debería estar analizando cómo pagará los US$ 16 mil millones que reclaman con un fallo de primera instancia a su favor los Burford Capital y Eton Park, los que con intereses podrían incrementar el número a más de US$ 18 mil millones finales.

Esta causa empezó a ser negociada por el fondo Burford en junio de 2012. Pudo esperar una definición casi 11 años.

Para tener una idea de la dimensión de lo que se está hablando, es el caso de mayor pasivo en dólares en la historia de los juicios de Wall Street. Es la segunda deuda más importante del país luego de los US$ 44.800 millones que se le deben al Fondo Monetario Internacional (FMI). Es el juicio de un privado a un país más importante a nivel mundial. Y, lo más destacado, no hay ninguna manera que Argentina genere semejante cantidad de dólares y los deposite en las reservas del BCRA para cuando el juicio haya concluido. Al ritmo que vienen recuperándose las reservas netas del Banco Central, recién Argentina podría conseguir ese dinero en unos tres años. Pero, claro, debería olvidarse de abrir el cepo. O de pagarle al FMI. O de cumplir con las obligaciones financieras contraídas en el canje de deuda de octubre del 2020.

En paralelo, un tema explosivo navega el juzgado de Preska. Un gran misterio de este megajuicio es quiénes son los socios del principal fondo demandante y vencedor, Burford Capital. Esta persona, personas o sociedades recibirán, cuando Argentina pague, miles de millones de dólares que tendrá que pagarle el país. Para agregarle misterio al guion, Burford ya vendió el 15% del juicio en US$ 66 millones en junio de 2017; tres años después de haberlo adquirido en unos 35 millones de dólares en los tribunales madrileños donde se llevaba adelante el concurso de Petersen Energía y Petersen Inversora. En aquella operación, el fondo de capitales ingleses especializado en adquirir por el mundo causas judiciales semimuertas para luego inyectarles capital y argumentos penales y comerciales para revivirlas y accionar en consecuencia; había valuado la totalidad de la causa por la renacionalización de YPF en unos US$ 440 millones; mientras le declaraba a Preska por un reclamo general de más de US$ 3 mil millones. Con esos 66 millones de dólares de venta del 15% de la causa a los misteriosos accionistas de la causa, Burford Capital puedo solventar todos los gastos de la causa, tanto su adquisición en Madrid, como las acciones judiciales en el Segundo Distrito Sur de Nueva York que maneja Preska. Si la Justicia de los Estados Unidos mantuviera firme el fallo negativo contra el país (algo casi inevitable) hasta el de la causa para cuando llegue a la Corte Suprema de los Estados Unidos y sostuviera así, que el monto a pagar fuera de US$ 16 mil millones, la ganancia de Burford entre la compra de la causa y el cobro final treparía al 45 mil % en algo más de nueve años de juicio. Supera incluso al más de 1.000% de ganancia de los fondos buitre contra Argentina en la causa iniciada en 2006 y finalizada en 2016.

El reto de las reservas, una disputa de poderosos y la pesada deuda eléctrica.

La causa se basa en el reclamo de Burford por la forma en que se nacionalizó la petrolera sin realizar una Oferta Pública de Adquisición (OPA), tal como figuraba en el estatuto definido en 1993 durante la privatización impulsada en la presidencia de Carlos Menem. Allí el país se comprometía en la Bolsa de Comercio de Nueva York a que cualquier operación de adquisición posterior de una porción de la petrolera argentina obligaba a hacer una oferta por el total de las acciones del mercado.

La demanda fue iniciada por un especialista mundial en este tipo de batallas: el fondo Burford Capital. El tipo de maniobra en que se especializa Burford es ofrecer a tribunales de todo el mundo dinero al contado a cambio de la venta de la totalidad o parte de los derechos de estas causas. Burford, un gigante financiero con espaldas amplias, luego aplica el profesionalismo de sus abogados internacionales con toda la paciencia del mundo para esperar los fallos finales. De hecho, esta causa comenzó a ser negociada por Burford en junio de 2013; con lo que pudo esperar una definición de casi 11 años.

El reclamo original del fondo es por los daños generados al resto de los accionistas de la petrolera argentina, luego del pago que se les hiciera a los españoles de Repsol por la reestatización del 49% de YPF en 2012. Burford les había comprado a dos empresas españolas, Petersen Energía SAU y Petersen Inversora SAU (sin vinculaciones ya en ese momento con el grupo argentino Petersen), el privilegio de presentar un caso contra la República Argentina y contra YPF, luego de la expropiación de Repsol en 2012. Finalmente, el 11 de julio de ese año, la compañía anunció que había comprado al fondo estadounidense Eton Park Capital una participación del 70% en un caso similar presentado contra el soberano e YPF en 2016.



    

miércoles, 26 de septiembre de 2018

Crisis económica en Argentina… @dealgunamanera…

El FMI suma 7.000 millones de dólares a los 50.000 concedidos en junio como rescate a Argentina.

La directora gerente del FMI, Christine Lagarde, recibe el martes en Nueva York al presidente de Argentina, Mauricio Macri. FotografíaAFP

El nuevo paquete adelanta el cronograma de financiamiento e impulsa una política de flotación libre del peso en el mercado cambiario.

© Escrito por Federico Rivas Molina el miércoles 26/09/2018 y publicado por el Diario El País, de la Ciudad de Madrid, España.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) extiende su mano, una vez más, a Argentina. Tres meses después de aprobar un rescate financiero por 50.000 millones de dólares, el organismo dirigido por Christine Lagarde sumó este miércoles otros 7.000 millones de dólares al paquete original y adelantó además los plazos de entrega a 2019. El Gobierno de Mauricio Macri pidió auxilio cuando la primera ayuda se volvió insuficiente para contener la desconfianza de los mercados hacia su capacidad de repago.

Lagarde y el ministro argentino de Economía de Argentina, Nicolás Dujovne, anunciaron desde el consulado del país austral en Nueva York los detalles del acuerdo. "De 6.000 millones previstos para 2018 se pasa a 13.400 millones. En 2019 se pasa de 11.400 millones a 22.800 millones. Dichos fondos ya no tienen carácter precautorio, sino que podrán ser utilizados como soporte presupuestario", dijo Dujovne.

El FMI decidió así dar libertad de acción al Ejecutivo de Macri, porque el dinero no estará necesariamente destinado a la devolución de deuda. Es una muestra de confianza extraordinaria hacia Buenos Aires, que, en circunstancias especialmente complejas, podrá destinar parte del dinero, por ejemplo, para gastos sociales o inversión pública. "Estos esfuerzos son para ayudar a Argentina a estabilizar su economía", señaló Lagarde, quien volvió a expresar su respaldo a la política económica de Macri.

El problema de fondo es que Macri necesita de la oposición peronista para aprobar en el Congreso el presupuesto para el año que viene, el documento en el que se plasmará la letra pequeña del ajuste que obligatoriamente tendrá que acometer Argentina. El mayor peso de los recortes recaerá sobre las provincias -todas superavitarias y la mayoría en manos de gobernadores no macristas- y sobre los ciudadanos de a pie, que necesariamente tendrán que pagar más impuestos.

La política ya ha dado muestras de que está perdiendo la paciencia con el presidente, tras casi tres años de un acompañamiento forzado a las medidas del Gobierno. El martes, Macri enfrentó una huelga general de la Confederación General del Trabajo (CGT), la central que agrupa a los sindicatos peronistas, la cuarta desde que llegó al poder, a finales de 2015. Y el peronismo no kirchnerista busca a la figura que lo represente en las urnas en octubre del año próximo. Cuánto margen de maniobra tendrá Macri para cumplir con el FMI es la gran duda.

Las autoridades argentinas trataron esta semana de inyectar calma en los siempre nerviosos mercados con la promesa de continuidad: Macri ya ha anunciado que será candidato en 2019. El presidente dijo, además, que no hay posibilidad alguna de impago (default) y que las cuentas públicas que se debaten desde la semana pasada en el Congreso ya tienen la venia de los gobernadores provinciales. Pero su gira por Nueva York no fue tan bien como se esperaba: mientras Dujovne ultimaba los detalles del nuevo acuerdo con el Fondo, en Buenos Aires se hacía pública la renuncia en Buenos Aires el presidente del banco central, Luis Caputo, el segundo guardián de la política monetaria argentina en dejar ese cargo en tres meses. Caputo, un hombre de la fragua de Wall Street y del círculo más cercano a Macri, tiró la toalla en desacuerdo con uno de los puntos más controvertidos del pacto con el Fondo: los límites impuestos al instituto emisor para contener con sus reservas internacionales la depreciación del peso.

Durante su gestión, Caputo no cumplió ese punto, ya pactado en junio. Su actitud le valió un enfrentamiento cada vez menos disimulado con el ministro Dujovne, la cara visible de Argentina ante el FMI. Según el último balance del mercado de cambios, el Banco Central de la República Argentina vendió en agosto reservas por valor de 4.062 millones de dólares, que fueron a parar a manos de “personas humanas” e “inversores institucionales” a razón de algo más de 2.000 millones para cada grupo. Caputo trató así satisfacer la demanda de inversores temerosos que huyeron a toda velocidad de sus colocaciones en moneda nacional a refugios en dólares.

El nuevo acuerdo ratificó finalmente esta política del FMI y, según Lagarde y Dujovne, el peso flotará libremente frente al dólar según la demanda en el mercado de divisas. El cepo impuesto por el FMI a estas intervenciones busca evitar que sea su dinero el que financie esta estrategia de contención, alimento, al final del proceso, de una descomunal fuga de capitales. Desde Buenos Aires, sin embargo, el nuevo titular del banco central, Guido Sandleris, anunció que intervendrán en el mercado si el peso supera las 44 unidades por dólar.

La renuncia de Caputo no fue consensuada y provocó un auténtico terremoto en la delegación argentina en Estados Unidos. Sirvió para contener el golpe la predisposición de Lagarde, que felicitó al nuevo jefe del banco central, a quien conoció como parte del equipo de los negociadores argentinos de aquel acuerdo de junio. Sandleris debutó en su cargo con una nueva caída del peso, aunque contenida por la expectativa del anuncio en Nueva York. Si en la apertura de los mercados eran necesarios 38,70 pesos para comprar un dólar, al final del día el número había ascendido a 39,44 pesos. El futuro de Argentina depende, otra vez, del FMI.