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sábado, 8 de abril de 2023

Claudicación kirchnerista… @dealgunamaneraok...

 Claudicación kirchnerista… 


Teatro de operaciones. Sergio Berni. Dibujo: Pablo Temes.  

El oficialismo se ha declarado incompetente en temas de vital importancia para la ciudadanía. 

© Publicado el sábado 8/04/2023 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

El Estado abandonó sus obligaciones. El oficialismo parece haberse declarado incompetente en los temas que son de vital importancia para la ciudadanía: la seguridad o la lucha contra la inseguridad, el narcotráfico y la inflación. 

El plan vamos viendo y la locura imparable de una coalición quebrada desde su génesis nos trajeron hasta acá.

El lunes pasado en la protesta por el asesinato del chofer de colectivos Daniel Barrientos se cruzó un límite. Sus compañeros, trabajadores que todas los días ponen en juego sus vidas a bordo de alguna de sus unidades, no toleraron el show del ministro de Seguridad de la Provincia. Sergio Berni leyó mal la cancha y, aunque nada justifica la paliza que se llevó, se había dispuesto a actuar como siempre. Llegó hasta Lomas del Mirador, lugar de la protesta de los choferes de la línea 620 y descendió en helicóptero acompañado sólo por su custodio personal, sin avisarle a sus pares de la Ciudad de Buenos Aires. Ya lo había hecho en otras oportunidades disfrazado con uniforme de combate y empuñando armas largas. Nuestro Rambo del subdesarrollo avanzó con gesto adusto y aires altaneros como lo confirmaron los compañeros de Barrientos minutos después de los desmanes: “vino como siempre a prepotear y prometer cosas que nunca se cumplen, estamos hartos” –apuntó uno de los trabajadores. No había lugar para una nueva función del superministro.
 

El titular de la cartera de Transporte, el massista Jorge D’Onofrio, se salvó de las trompadas porque no lo reconocieron. El resto ya es historia conocida. El gobernador de la Provincia Axel Kicillof habló con la vicepresidenta en funciones por la escalada de los sucesos. Inmediatamente acordaron las nuevas líneas del relato; había que instalar que no se trató de un asalto al voleo y que algo raro había ocurrido. El gobernador llegó a decir que le habían cruzado un auto a la unidad conducida por Barrientos, algo que desmintieron los pasajeros en sede judicial.

Al poco tiempo el propio Berni instaló la nueva línea discursiva: “No sé si no nos tiraron un muerto, nada me cierra” –declaró a la prensa. Eso explica el cambio de opinión en su accionar. Primero sostuvo que no denunciaría a sus agresores, luego de la orden de sus superiores tuvo que volver sobre sus pasos y montar el segundo gran papelón de su paupérrima gestión. Envió efectivos policiales en un operativo comando para cazar a los choferes que descansaban junto a sus familias por la noche y que habían participado de la agresión. El tema estuvo a punto de escalar de nuevo si no fuera porque fueron liberados 24 horas después de ser apresados.
 

Alguien que le avise a Alberto Fernández que la única verdad es la realidad.   


Una reconocida fuente del peronismo bonaerense reflexionó sobre el clima que se vivió puertas adentro de la cúpula de los gobiernos nacional y provincial: “Se cruzó un límite. Esta vez el mensaje llegó. Ya no se trata de sortear este conflicto. Hay inquietud en muchos funcionarios por el desmadre en las calles. La mayoría siente que puede ser blanco de algún ataque similar. Por primera vez hubo temor y te diría que la detención de los agresores tuvo parte de relato, pero también tuvo la necesidad de bajar un mensaje a la población: no se puede tolerar que corran a trompadas a un funcionario”. Había que ponerse a salvo. La calle está perdida y la gente no da más. CFK está muy preocupada por la situación en la provincia de su preferido. Eso sí, no hubo autocrítica, ni un llamado de solidaridad para una familia que ha quedado destrozada. La empatía no forma parte de los funcionarios de este gobierno.

Al flagelo de la inseguridad se suma el de la inflación creciente. Los analistas privados calculan el índice de marzo al borde de los 7 puntos y proyectan la anual al 110%. Una tragedia que aviva el fuego sobre todo en el castigado Conurbano. Aunque sea difícil de creer, el Presidente regresó eufórico de los Estados Unidos luego de su reunión con Joe Biden. Sus deseos de presentarse a la reelección están más vivos que nunca. AF y sus colaboradores más cercanos han hecho toda clase de interpretaciones fantásticas de los supuestos gestos positivos del compañero Biden. Sergio Massa se ríe de forma sarcástica y CFK no para de masticar bronca. Wado de Pedro y el propio Máximo K se dieron por vencidos. “Alberto es un payaso, un caso perdido” –aseguraron desde el Patria.


Al superministro de Economía se le está acabando la paciencia. En su entorno dejaron trascender lo que siente: “mientras él labura y paga el costo político por la alta inflación Alberto, y sobre todo su entorno, se esconden y evalúan la realidad nacional como si fueran espectadores de una película de terror. Se olvidan que el de Sergio fue el último teléfono que les quedaba” –espetaron visiblemente molestos. Digan lo que digan, Alberto no se baja. Al menos por ahora.

El FMI no le soltará la mano a nuestro país por responsabilidad propia y el presidente norteamericano sabe que el colapso de Argentina no le conviene a nadie por sus consecuencias a nivel global.
Alguien que le avise a Fernández que la única verdad es la realidad.




   

domingo, 26 de marzo de 2023

Ellos son la Patria... @dealgunamaneraok...

Ellos son la Patria…

El Cámpora. Dibujo: Pablo Temes.

El componente fascista del kirchnerismo sigue en su camino hacia el sueño alocado del poder total.

© Escrito por Nelson Castro y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

Si alguien se enoja, vamos a elecciones y es la sociedad la que define” dijo Máximo Kirchner el viernes pasado en medio de la marcha del operativo clamor que, con la excusa de una nueva conmemoración del “Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia” organizó La Cámpora, a la que nada le importó el reclamo de Estela de Carlotto que no se utilizara el 24 con una finalidad electoralista. Nada, absolutamente nada le importó a la agrupación que ahora lidera Lucía Cámpora, sobrina nieta del expresidente Héctor J. Cámpora.

Esta afirmación del diputado Kirchner representa una claudicación respecto de la exigencia de la expresidenta en funciones de desplazar a Alberto Fernández y evitar una interna.

Los voceros de esta campaña son no sólo el hijo de la vicepresidenta, sino también Andrés “Cuervo” Larroque, quien una vez por semana concede reportajes en los medios K y los medios públicos transformados en algo más parecido a una topadora, para demoler la figura del primer mandatario.


De persistir en su actitud, el Presidente le habrá asestado un duro golpe a Cristina Fernández de Kirchner, quien está ejerciendo toda la presión que le es posible para que Alberto Fernández decline su postulación a la Presidencia. Su criatura política lo disfruta en silencio y se ilusiona con dejar sin opciones a su mentora. El enfrentamiento es total.


Todo lo que viene haciendo el Gobierno en materia económica es fallido. “Si tengo que devaluar, renuncio”, se supo que dijo el ministro de Economía en medio de las presiones para que así lo hiciera. Lo curioso es que hay devaluaciones todos los días. Y son devaluaciones que ocurren no solo del dólar blue sino también del dólar oficial. Forma parte del humo que vende Massa en su presumido papel de “salvador” del Gobierno. La realidad lo viene castigando duro.


La medida adoptada esta semana de obligar a los organismos públicos a pesificar sus bonos en dólares es un manotazo de ahogado. Se sabe que el ministro de Economía consultó la medida con CFK quien, obviamente, dio su visto bueno. Es una demostración que a la vicepresidenta –una jubilada vip que con su doble pensión de privilegio se lleva más de $ 9 millones– mide las cosas con doble vara. Nada que sorprenda.


Si esta medida hubiera sido tomada por la oposición, la jubilada vip hubiera castigado a ese eventual gobierno en palabras y acciones.

El país estaría incendiado. Para la colección personal de los vaivenes del ministro de Economía quedan sus declaraciones públicas de archivo: “Soy el único que puede ir a un centro de jubilados y mirarlos a los ojos”. Habría que avisarle que esto ya no sería así.


Haga lo que haga el Gobierno en materia económica dispone de un horizonte que no va más allá del corto plazo. Cortísimo. La palabra clave es confianza. La polémica medida fogoneada por Massa que incluyó la venta de títulos en dólares del Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la Anses –nadie escuchó a Fernanda Raverta quejarse al respecto– es un ejemplo claro de que importa más el “quién” que el “qué” o el “cómo”.


Un economista que conoce al dedillo cómo piensan en el mercado lo describe así: “Técnicamente la medida no fue incorrecta si lo que se busca es estabilizar los dólares financieros. El problema es que nadie confía en los actores de este gobierno y todo lo que se haga genera falta de confianza. En este contexto los efectos positivos resultan efímeros. Con suerte se puede ganar un mes de tiempo” –sentenció.


Nada más se puede esperar de un gobierno quebrado desde su génesis y que hoy ya no oculta el descontrol de su mala praxis empujada por el todos contra todos. De arriba hacia abajo y viceversa. No hay gestión. El plan se resume drásticamente a aguantar.


Alberto Fernández está decidido a perturbar a CFK con su candidatura. Ésta vive azuzándolo y tratándolo de “pelotudo” en privado. Aníbal Fernández envió fuerzas federales a la Provincia y le mojó la oreja a su par de Seguridad Sergio Berni y al propio gobernador Axel Kicillof, quien teme que Nación descubra el descalabro y los negocios que pululan entre las fuerzas bonaerenses.


La ministra de Trabajo Kelly Olmos le asestó un duro golpe a Wado de Pedro luego de la discusión por el otorgamiento de una suma fija a los trabajadores. Le dijo a su par de Interior que mejor ponga la mirada sobre los sueldos que cobran los municipales de la Provincia de Buenos Aires: “Es el sector salarial más retrasado”. Teléfono para Kicillof.


Para aportar un nuevo disparate a este verdadero todos contra todos, la vocera presidencial Gabriela Cerruti, habló de “depurar” al periodismo y a la Justicia luego de los hechos sucedidos durante la dictadura militar. Entre los sinónimos más comunes de ese vocablo se encuentran: purificar, limpiar, eliminar. La portavoz con sus comentarios y deseos de “depuración” no hace más que confirmar el enorme componente fascista que anida en el corazón del kirchnerismo.


Son ellos o el enemigo. Ellos son los mejores. Ellos son la Patria. El resto, somos objetos prescindibles en el camino al sueño alocado del poder total. Una idea y una fijación inaceptables para todo país que pretenda vivir en libertad y en democracia.



   


domingo, 9 de octubre de 2022

Bombas que explotan… @dealgunamaneraok...

Bombas que explotan… 

Subordinación y bardo I, Sergio Berni. Dibujo: Pablo Temes.

El kirchnerismo está recogiendo el resultado de su mala gestión y sus mentiras. 

© Escrito por Nelson Castro el sábado 08/10/2022 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

 

La descomposición interna del Gobierno no para. Elizabeth Gómez Alcorta quería renunciar a su cargo hace tiempo. Entre su mala gestión –en nada diferente de la mala gestión del Gobierno– y sus posturas contrarias al respeto del orden lógico del Estado de derecho, su presencia en el gabinete nacional era un sinsentido. 

Gómez Alcorta llegó al cargo de la mano de Alberto Fernández, por lo cual no era muy querida por el kirchnerismo, que le había picado el boleto hace tiempo. El episodio del desalojo de los delincuentes pseudomapuches que habían intrusado propiedades públicas y privadas, le sirvió a la hoy exministra para dejar su puesto. Lo significativo del caso va más allá de la ministra, de notoria intrascendencia. 

Hay otros que están pensando en hacer lo mismo. Uno de ellos es Juan Zabaleta, el ministro de Desarrollo Social. No solo porque está harto de tener que lidiar con la indomable ola de protestas sociales –para las que no tiene soluciones de fondo–, sino también porque ve peligrar su supervivencia al frente de la intendencia de Hurlingham, ante el avance descarado que allí está haciendo La Cámpora en su avidez por quedarse con el gobierno de ese municipio. Atornillado a su poltrona, el que resiste es el ministro de Trabajo, Claudio Moroni, otro leal al Presidente que está bajo fuego amigo. Andrés Larroque, ante tal actitud, ya comenzó el trabajo de derrubio de Moroni. Y ya se sabe que, cuando Larroque habla, lo que hace es expresar el pensamiento de Cristina Fernández de Kirchner. 

A pesar de que ya no le quedan rincones en el poder, Alberto Fernández sostiene sus ilusiones como candidato. 

Repite sin parar que, por mucho menos del ajuste que está haciendo Sergio Massa en Economía, a él le voltearon a Martín Guzmán. En el fondo cree que él mismo es el ideólogo de parte del leve repunte de reservas y del intento de moderar el gasto público. Ante este devenir, el actual ministro de Economía debería estar más que atento y, tal vez, preocupado. Su gestión ha sido, hasta aquí, absolutamente ineficaz para combatir con algún éxito la inflación.

“Esta invasión terrible e inoportuna de contrarios sucesos nos aguarda desde el primer sollozo de la cuna”, reza uno de los párrafos de la inmortal Epístola moral a Fabio de ese sevillano ilustre que fue Andrés Fernández de Andrada, que bien podría aplicarse a varios de los integrantes del gobierno del Frente de Todos contra Todos. 

Un condimento adicional: las medidas del líder del Frente Renovador les ponen los pelos de punta a CFK, a su hijo Máximo y a todo defensor del relato kirchnerista. “Acusan a Sergio de ceder ante el campo y lo tildan de mano blanda con los empresarios. Para algunos es más importante hacer fulbito para la tribuna que mantener a salvo la gestión”, dicen allegados al Frente Renovador. 

A este compendio de artillería conocida como fuego amigo debe agregarse un capítulo central. Un reconocido economista que prefirió mantenerse al margen del Gobierno dijo en la primera rueda de paritarias: “Para determinar el grado de conflictividad social hay que prestar atención al número que reclaman los gremios. La desmesura es un indicador peligroso”. Pablo Moyano, líder de Camioneros, Sergio Palazzo, diputado nacional al mando de La Bancaria, y el ya conocido conflicto de los trabajadores neumáticos echaron nafta al fuego con paritarias que van de entre el 94% y el 130% –que intentan llevarse los Moyano para no dejar al peronismo detrás de la izquierda–. 

Con ese nivel de recomposición salarial en un contexto inflacionario como el actual, no hay país que aguante. La solución más fácil para el Gobierno es darle a la maquinita y continuar alimentando un círculo vicioso que no conduce a nada. 

A este “infortunio” hay que agregarle la desastrosa y fatal actuación de la Policía Bonaerense asignada a la seguridad del partido entre Gimnasia y Esgrima La Plata y Boca. El reguero de muerte, heridos y devastación que dejó la actuación de la fuerza fue producto de un accionar descontrolado y brutal. Si esto hubiese ocurrido en el gobierno de María Eugenia Vidal, desde CFK hasta el hoy Presidente, pasando por organismos de derechos humanos e incluyendo a Axel Kicillof, estarían exigiendo, cuando menos, la renuncia del ministro de Seguridad. En cambio, ninguno de los mencionados protagonistas lo ha hecho con Sergio Berni. El actual ministro es tan ineficaz como igualmente intocable. ¿Será, como lo hacen circular a modo de murmullo las voces de muchos de los habitantes del poder, porque conoce muchos de los secretos de la vicepresidenta? 

Los dos ministros de Seguridad más “notorios” del Frente de Todos contra Todos –Aníbal Fernández y el susodicho Berni– exhiben un nivel de fracaso monumental. 

Lo que le está ocurriendo al kirchnerismo es que le están explotando las bombas que, entre 2015 y 2019, le explotaron al gobierno de Mauricio Macri. Esos acontecimientos, de dolorosas consecuencias para la ciudadanía toda, van dejando al descubierto no solo la mala gestión del oficialismo, sino también sus mentiras. Como dijo Abraham Lincoln: “Se puede engañar a todos por algún tiempo, se puede engañar a algunos todo el tiempo, pero lo que no se puede hacer es engañar a todos todo el tiempo”.




   









 

domingo, 17 de octubre de 2021

Oficialismo desquiciado… @dealgunamaneraok...

 Oficialismo desquiciado…

 

Es otro cantar, Alberto Fernández. Dibujo: Pablo Teme


Crecen las señales de un gobierno partido en dos, incapaz de enfrentar el desafío de la crisis económica.

“Ningún gobierno es mejor que las personas que lo integran.” (John Fitzgerald Kennedy)


Escrito por Nelson Castro el sábado 16/10/2021 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.

 

La conducta errabunda del Presidente no se detiene. Su navegación en un mar de idas y vueltas mina su credibilidad día tras día. Un día dice que se levanta el acto de hoy por el 17 de octubre y, al otro, afirma lo contrario. Algo similar sucedió con la designación de Gabriela Cerruti como “portavoz de la Presidencia”, algo que cayó como una bomba en el entorno de Alberto Fernández. Generó suspicacias y hasta burlas dentro de Presidencia: “¿Vuelve 6,7,8?”, se preguntaron. Pero otra fuente que recorre la Rosada confirmó que “la eligió Alberto más allá de las discusiones que pudieron haber tenido en el pasado. “Fue una decisión suya. Pero hay muchos que sienten que quedaron pedaleando en el aire y no hacen pie”, remarcó. Se entiende: primero AF lo negó y, luego, lo confirmó.


El hilo de tuits que los tuvo como protagonistas en el mes de enero de 2017 confirma la labilidad del Presidente. Alberto Fernández había dicho en una entrevista que Cristina Kirchner lideró una etapa “patética del peronismo”, asegurando que se había “bancado” a “Boudou, Moreno, Milani, el pacto con Irán”. Cerruti lo cruzó por la red social del pajarito: “Para @Alferdez @CFKArgentina representa el peronismo patético”, y agregó: “Yo no dudo que despreciás al kirchnerismo. Me alegra que no haya más confusión”. A lo que Fernández respondió: “La única confundida sos vos que nunca fuiste peronista. Ganate una banca sin chicanear. A mí no, Gaby”.


El ahora presidente de los argentinos, pues, atacó a Cerruti al igual que condenó a Cristina Fernández de Kirchner. Hoy Cerruti es su flamante vocera y CFK su vice, que paradójicamente fue quien lo ungió y quien, sin lugar a dudas, es la que manda.


A falta de alguna buena idea, lo que abunda en esa navegación a través de un mar de aguas procelosas son las peleas. Muchas son subterráneas; otras, en cambio, salen a la superficie. Entre estas últimas está la que tuvo el ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, Sergio Berni, con Máximo Kirchner. La disputa fue pululante en lenguaje soez y gestualidad amenazante. La conclusión es que Berni ya anunció que después de las elecciones se va del Frente de Todos contra Todos. El nombre que desde las canteras del peronismo  bonaerense se hizo circular para reemplazarlo es el de Alejandro Granados, quien ya ocupó ese cargo –y fracasó– en la segunda gobernación de Daniel Scioli. Más allá de que se concrete o no su designación, esto da idea de la revulsión que existe al interior del oficialismo.


Mientras tanto, la inseguridad en el Conurbano se enseñorea con su reguero cruel de violencia y muerte. Esta semana fueron los asesinatos de Gonzalo Refi en Lanús, de Lucas Iván Cancino en Quilmes, y del subcomisario Rodrigo Becker en Caseros. ¿Cuáles serán los próximos? ¿Cómo se puede vivir así? No es casualidad que mucha gente joven –y no tan joven– se esté yendo del país. No es solo un mejor futuro económico lo que buscan; es también la seguridad, el saber que se puede salir a la calle sin el temor de que a la persona le roben y la maten por un teléfono celular, un par de zapatillas, una bicicleta, una moto o lo que fuere. 


 

El territorio bonaerense es un aquelarre. El intervenido gobierno de Axel Kicillof se ve azotado por un vendaval político imparable. El gobernador, que desafió al agua, al viento y al polvo en el acto de campaña de inauguración de un tramo de seis kilómetros de la Ruta 3 entre Ezeiza y La Matanza, enfrenta la rebelión –subterránea, por ahora– de los intendentes peronistas del Conurbano que nunca –y ahora mucho menos– lo quisieron.  


Kicillof ha perdido su calidad de niño mimado de la ex presidenta en funciones. No solo de ella; también de su hijo.


La salida de Paula Español fue otro cachetazo para el gobernador, ya golpeado por la intervención de su gabinete por parte de Martín Insaurralde.


El otrora predilecto del kirchnerismo viene cayendo en picada luego de la derrota en las PASO.


En este contexto declinó la invitación a participar del Coloquio de IDEA a pesar del cambio de rumbo que significó la participación del mismísimo Presidente y distintos funcionarios y candidatos en el encuentro empresarial. “¿Que iba a decir en una semana marcada por hechos negativos y sin el respaldo al que estaba acostumbrado? Inflación de septiembre, asesinatos en el Conurbano y recambio de funcionarios cercanos. Es mejor volar bajo radar”, aseguró una fuente del Instituto Patria. El control de precios ya puso los pelos de punta a los empresarios justo antes del Coloquio de IDEA. “Congelar los precios de 1.200 productos de la canasta por noventa días es inconsistente. ¿Qué va a pasar el día 91? Cuantos más parches pongan sin soluciones reales más difícil será desandar ese camino. Ahora Feletti abre la temporada de amenazas con precios máximos y ley de abastecimiento, ¿se olvidó del fracaso de las políticas de Moreno?”, dijo un hombre del sector del retail.

Todo lo que viene haciendo el Gobierno no tiene otro destino que el fracaso.

La reunión convocada de urgencia  con los líderes empresariales fue la confirmación del deterioro de la autoridad del Presidente. La pregunta de Francisco de Narváez –uno de los asistentes– fue la muestra: “Queremos saber si la vicepresidenta está de acuerdo con esto”, inquirió cuando AF hablaba de la voluntad del Gobierno de llegar a un acuerdo con el FMI. No fue la única pregunta e inquietud que se volcó sobre la mesa. Lo notable es que, en un intento de sincerarse, el Presidente reconoció las dificultades económicas que derivan de esa falta de acuerdo. Se habló allí de la insostenible brecha cambiaria, de las dificultades que para la actividad industrial representan el cepo y las trabas a las importaciones. Más allá de la cortesía reinante en el encuentro, fueron pocos los hombres de negocios que se fueron de la Casa Rosada con alguna expectativa positiva. A esos pocos, la desvaída alocución de AF en IDEA los derrumbó.  “El problema central sigue siendo de confianza y de credibilidad. La economía no se puede ordenar con un gobierno partido en dos”, señaló uno de los empresarios que escuchó con resignación al Presidente que llegó cincuenta minutos tarde al coloquio.

La defensa de Jones Huala (líder del grupo violento y radical Resistencia Ancestral Mapuche) por parte  del embajador argentino en Chile, Rafael Bielsa, es otra muestra del desquicio que anida en el seno del oficialismo. Nada que sorprenda.




jueves, 25 de marzo de 2021

Anacronismos… @dealgunamaneraok…

 El pasado que siempre vuelve… 

La hora de la justicia, Martín Soria. Dibujo: Pablo Temes 

Día a día se multiplican los episodios que confirman el regreso paulatino de la Argentina disfuncional del primer kirchnerato.

© Escrito por Nelson Castro el  sábado 20/03/2021 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.


Cada vez resuenan con más fuerza los ecos de aquella Argentina disfuncional del primer kirchnerato, en la que ocurrían cosas que escapaban al sentido común de cualquier lógica de crecimiento económico. Las empresas debían presentar su curva de costos al gobierno  y pedirle permiso al secretario de Comercio Interior para fijar el precio de sus productos.

 

A la espera de la aprobación estatal, enviaban largas planillas de Excel con los aumentos que pretendían implementar. No podían remitir utilidades a sus casas matrices en el exterior y un ejército de militantes políticos recorría inútilmente las góndolas de los supermercados para supervisar y ejercer el control de precios. Con esa acción pretendían lograr bajas, objetivo que, como siempre, tuvo como resultado el fracaso.

 

Desde el Poder Ejecutivo se les echaba la culpa de la alta inflación a los empresarios y comerciantes. Nada se decía, en cambio, de las consecuencias negativas del desequilibrio fiscal y los gastos de la política. El hiperpresidencialismo caudillista de Cristina Fernández de Kirchner arremetía furibundamente contra la división de poderes y las autoridades atacaban a jueces y fiscales cuando sus fallos no se correspondían con sus deseos de poder perpetuo. Ese país está hoy más vigente que nunca.  

 

El 23 de mayo de 2013 el actual presidente, Alberto Fernández –un crítico implacable por aquel entonces de su actual vicepresidenta–, le dijo al periodista Julio Blanc en una entrevista que se emitió por TN: “El principal problema de Argentina es la inflación, y la solución de la inflación la Presidenta se la confía a los chicos de La Cámpora”, que eran los encargados de los controles de precios.

 

Enseguida le recomendó: “Hable con Mercedes Marcó del Pont –quien ejercía la presidencia del Central– porque el problema es que usted no tiene en cuenta la cantidad de dinero que ha emitido y que no ha tenido respaldo, y eso ha sido una causa generadora de inflación enorme”. En esa misma línea le preguntó a CFK: “¿Por qué no manda a la gente de La Cámpora a controlar cómo emite el Banco Central?”.

 

Críticas atinadas que el viento se llevó. La Argentina, nuevamente, inicia el mismo camino que fracasó de manera estrepitosa, ahora con AF de presidente y CFK de vice. Esta vez recargados. Más presión impositiva para el empresariado, más controles, más militancia y más medidas anacrónicas. Sin el respaldo del archivo cualquiera que escuche hoy al Presidente y se percate de las medidas que toma su gobierno bien podría no creer ni una sola palabra de lo expresado en esta columna.

 

“El proyecto de aumento del impuesto a las ganancias para las empresas así como está redactado no solo es poco razonable sino gravísimo. Mandarán a la quiebra a un montón de pymes y destruirán emprendimientos pequeños. Pagarán desde los kioscos hasta los almacenes. Es volver al pasado con la idea de que el empresario es el demonio. Pero acá la van a ligar todos”, graficó un reconocido tributarista.

 

Mientras tanto, los dineros públicos, que son producto de esta presión tributaria asfixiante, se dilapidan sin miramientos en hechos de corrupción bochornosos. He ahí los bolsos de los negocios espurios de la TV Pública –más de 11 millones de pesos– y los de los militantes del Movimiento Evita –1.400.000 pesos– para pagar micros en vez de alimentos, ropas y medicamentos para los millones de argentinos que no los tienen.    

 

Mambrú se va a la guerra. Habrá guerra contra la Justicia. La novela que disparó la salida de la ex ministra Marcela Losardo llegó a su fin al conocerse el nombre de su sucesor. Tardaron siete días para confirmar en el cargo a quien sonó como nuevo ministro desde el primer minuto: Martín Soria. Como ya se ha dicho, Soria es CFK. Se confirma así una regla de este gobierno: ministro/ministra que se va es reemplazado/a por alguien que responde directamente a la vicepresidenta.

 

En los ámbitos tribunalicios ya se tiene en claro lo que viene: Soria es una punta de lanza en los embates contra la Justicia para allanar el camino de la impunidad de CFK y sus secuaces y disciplinar a quien no se someta a los proyectos del kirchnerismo. Sus primeras declaraciones lo confirman plenamente. Su altisonante advertencia a la Corte, a la que le quiere pedir explicaciones por sus posturas, sonó a bravuconada.  Soria es un fusible que pretende como premio el apoyo del Gobierno para llegar a la gobernación de Río Negro. El que maneja los hilos de ese ministerio es el vice, Juan Martín Mena

 

La elección de Soria no es casualidad. Su temperamento ha sido objeto de discusión pública. En la semana llamaron la atención las declaraciones del senador y ex gobernador Alberto Weretilneck, de Juntos Somos Río Negro, que hizo hincapié en el mal genio de Soria, al señalar que el ex intendente de Roca “es un violento, un improvisado y una persona agresiva”.

 

La actual gobernadora, Arabela Carreras, se pronunció en el mismo sentido. ¿Son declaraciones de rivales políticos o se trata de una realidad inocultable? Fuentes inobjetables que conocen su pasado aseguran que ha sido protagonista de episodios de violencia verbal y física tanto en el mundo político como intrafamiliar. “Creció en un ambiente violento. La familia Soria –marcada por el trágico final de Carlos Soria, que fue asesinado por su esposa cuando acababa de ser electo gobernador– era un entorno violento”, afirma un conocedor de esa trama borrascosa.

 

El resultado de la gestión Soria no será otro que el fracaso. Ninguna de las reformas reales que se necesitan para lograr un mejor funcionamiento de la Justicia van a ser implementadas por este gobierno.

 

Los nombramientos que se vienen realizando en los juzgados claves son malos. La intención de colonizar los tribunales y las fiscalías con gente afín es evidente y burda  “Cristina quiere que la Justicia la absuelva en todas sus causas”, dijo Soria. Su lenguaje y su tono tuvieron el aire de una imposición.

 

Por si todo esto fuera poco, la agresión furibunda de Sergio Berni hacia el viceministro de Seguridad de la Nación, Eduardo Villalba, representó un grotesco y un paso más en el proceso de vilipendio de la ministra de Seguridad de la Nación, Sabrina Frederic.

 

Se sabe que –como no podía ser de otra manera– el Presidente no solo se fastidió con Berni sino que expresó su voluntad de echarlo. Pero, claro, no puede. Berni es un soldado de CFK, que es la que manda. Y, como bien dice el proverbio, “donde manda capitán, no manda marinero”.

 

Producción periodística: Santiago Serra.