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domingo, 28 de marzo de 2021

Desorden en el Gobierno… @dealgunamaneraok…

Falsa épica contra el FMI 

Perfil presidencial, Alberto Fernández. Dibujo: Pablo Temes 

Ante el avance de CFK, los ministros que responden al Presidente expresan una mezcla de impotencia y furia. 

©Escrito por Nelson Castro el sábado 27/03/2021 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de Los Argentinos. 


En los plazos y con las tasas que se pretenden no podemos pagar porque no tenemos plata para hacerlo”. Esta fue la frase textual que la ex presidenta en funciones –a quien la locutora llamó Señora Presidenta sin haber sido corregida– pronunció en el acto por el Día de la Memoria que se llevó a cabo en la localidad de Las Flores, mientras el ministro de Economía, Martín Guzmán, se encontraba en Washington en plena negociación con el Fondo Monetario Internacional para tratar de reestructurar la deuda con ese organismo por 44 mil millones de dólares. 

Casi en paralelo el presidente Alberto Fernández mantenía desde la residencia de Olivos una videoconferencia con el titular del Banco Mundial (BM), David Malpass, a quien le ratificó que la Argentina “honrará sus deudas”.  

El primer mandatario pareció pedalear en el aire una vez más. Lo que dijo CFK es dramáticamente cierto, aunque aprovechó la tribuna que significaba una fecha tan importante para regalarles a sus acólitos otra pincelada crítica contra el FMI.  

Un reconocido economista nos recuerda que el país tiene unos 10 mil millones de dólares de reservas netas. Debe afrontar este año vencimientos con el Club de París y el propio FMI por 5 mil millones. Los números no cierran. Sin embargo, CFK sabía que ya no es tan urgente la necesidad de cerrar un acuerdo antes de las elecciones. El organismo de crédito internacional distribuirá –no solo a la Argentina sino a todos sus deudores– los Derechos Especiales de Giro que en buen romance es un instrumento financiero interno que puede canjearse bajo ciertas condiciones por dólares. Nuestro país podría hacerse con 4 mil trescientos millones, suma suficiente para respirar con cierta tranquilidad ante los próximos vencimientos de deuda.  

A ese primer salvavidas que llegará –no solo para la Argentina– se le suma el segundo instrumento para mantenerse a flote que comenzará a desembarcar a hacia fines de abril: la liquidación de la cosecha. Si bien el juego se abre para el Gobierno con algunos respiros, desde el Ministerio de Economía deberán decidir cómo usar esos dólares en al menos tres direcciones: mantener el dólar estable; dinamizar las exportaciones de insumos para no frenar la actividad económica o intentar volver a fortalecer las reservas del Central. “No todo es fortuito en este panorama. 

En algo Martín Guzmán se salió con la suya: logró implementar parte del ajuste contra el sector privado y los particulares vía presión impositiva. Por eso CFK, furiosa, salió a complicarlo en público con sus declaraciones respecto al pago de la deuda”, aseguró otro economista que sigue de cerca el culebrón. Por estas horas, Guzmán ha perdido el favoritismo que supo recibir de CFK. Conocedores de esa situación, en ese cerrado núcleo de las altas esferas del mundo de las finanzas, algunos ya han hecho correr la voz de que el ministro está evaluando futuras posibilidades laborales allende las fronteras. 

La furia y la crítica de CFK se extienden también al ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas.   

El triunvirato del poder kirchnerista. En ese mismo acto, el 24 de marzo se vio la foto perfecta de las nuevas relaciones de poder dentro del oficialismo de cara al futuro. Mientras CFK hablaba, intentando dar cátedra sobre diversos temas, detrás suyo, justo en el plano que mejor tomaba la cámara, asentían ante cada afirmación sus predilectos: Máximo Kirchner y Axel Kicillof. Nada es casualidad.  

El primogénito ya tiene asegurada la presidencia del PJ bonaerense, lo que le permitirá construir poder y relaciones incluso con los líderes territoriales que hoy le dan vuelta la cara. Ya no se trata solo de La Cámpora: la proyección sugiere otros planes. El gobernador bonaerense sigue entre los elegidos de la ex presidenta en funciones y dispuesto a disputar todos los rincones del poder. Un tercer jugador ya movió sus fichas: Sergio Massa, quien tiene un acuerdo explícito de unidad con Máximo Kirchner.  

Acuerdo y unidad son las palabras claves para sostener el poder en la Provincia y avanzar hacia un nuevo armado nacional. Allí descansará en la construcción de las opciones electorales el líder del Frente Renovador. Massa siempre apuesta al caballo ganador.  

¿En este escenario qué papel queda reservado para el presidente Alberto Fernández?  

“Ahora estamos ocupados en gobernar. El ruido político no nos puede determinar. Es natural que el cristinismo ya esté pensando en su esquema para 2023. Lo que no es natural es que esa interna se dirima ahora y condicione la gestión. No hubo peleas pero sí hubo gestos y decisiones políticas. Y las decisiones que se vienen tomando nos dejan con un pie fuera de cualquier armado futuro”, aseguran desde el albertismo.  

Al interior del Poder Ejecutivo impera el desorden. En la semana que pasó, el canciller Felipe Solá y la ministra de Salud, Carla Vizzotti, hablaron de restricciones por el rebrote del coronavirus que luego fueron desmentidas desde la Casa Rosada.  

Ante la evidencia del avance de CFK, los ministros que responden al Presidente expresan una mezcla de impotencia y furia. La designación de Martín Soria aún les es indigerible. Esos funcionarios que creyeron en el “volvimos para ser mejores” se sienten absolutamente defraudados. Saben que CFK los desprecia y ningunea. Es un vilipendio permanente que se hace ya en voz alta. Saben que no forman parte de su proyecto.  

Hablando de la Justicia, la semana no ha sido buena para los planes del kirchnerismo de cooptar el Poder Judicial. La Cámara de Casación confirmó la condena a Julio De Vido por la tragedia de Once al mismo tiempo que, en el Consejo de la Magistratura, el oficialismo perdió la posibilidad de acceder a los dos tercios necesarios para la designación de jueces. Este último hecho fue una respuesta contundente al estilo confrontativo que pretende imponer Soria. “A las piñas no van a lograr nada”, señala un conocedor profundo del ánimo reinante en los despachos de los tribunales.  

El lema adoptado por la coalición que hoy gobierna fue “Frente de Todos”. A la luz de los hechos tal vez deberían cambiarlo por el de “Frente Contra Todos”.  

Producción periodística: Santiago Serra.





jueves, 25 de marzo de 2021

Anacronismos… @dealgunamaneraok…

 El pasado que siempre vuelve… 

La hora de la justicia, Martín Soria. Dibujo: Pablo Temes 

Día a día se multiplican los episodios que confirman el regreso paulatino de la Argentina disfuncional del primer kirchnerato.

© Escrito por Nelson Castro el  sábado 20/03/2021 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.


Cada vez resuenan con más fuerza los ecos de aquella Argentina disfuncional del primer kirchnerato, en la que ocurrían cosas que escapaban al sentido común de cualquier lógica de crecimiento económico. Las empresas debían presentar su curva de costos al gobierno  y pedirle permiso al secretario de Comercio Interior para fijar el precio de sus productos.

 

A la espera de la aprobación estatal, enviaban largas planillas de Excel con los aumentos que pretendían implementar. No podían remitir utilidades a sus casas matrices en el exterior y un ejército de militantes políticos recorría inútilmente las góndolas de los supermercados para supervisar y ejercer el control de precios. Con esa acción pretendían lograr bajas, objetivo que, como siempre, tuvo como resultado el fracaso.

 

Desde el Poder Ejecutivo se les echaba la culpa de la alta inflación a los empresarios y comerciantes. Nada se decía, en cambio, de las consecuencias negativas del desequilibrio fiscal y los gastos de la política. El hiperpresidencialismo caudillista de Cristina Fernández de Kirchner arremetía furibundamente contra la división de poderes y las autoridades atacaban a jueces y fiscales cuando sus fallos no se correspondían con sus deseos de poder perpetuo. Ese país está hoy más vigente que nunca.  

 

El 23 de mayo de 2013 el actual presidente, Alberto Fernández –un crítico implacable por aquel entonces de su actual vicepresidenta–, le dijo al periodista Julio Blanc en una entrevista que se emitió por TN: “El principal problema de Argentina es la inflación, y la solución de la inflación la Presidenta se la confía a los chicos de La Cámpora”, que eran los encargados de los controles de precios.

 

Enseguida le recomendó: “Hable con Mercedes Marcó del Pont –quien ejercía la presidencia del Central– porque el problema es que usted no tiene en cuenta la cantidad de dinero que ha emitido y que no ha tenido respaldo, y eso ha sido una causa generadora de inflación enorme”. En esa misma línea le preguntó a CFK: “¿Por qué no manda a la gente de La Cámpora a controlar cómo emite el Banco Central?”.

 

Críticas atinadas que el viento se llevó. La Argentina, nuevamente, inicia el mismo camino que fracasó de manera estrepitosa, ahora con AF de presidente y CFK de vice. Esta vez recargados. Más presión impositiva para el empresariado, más controles, más militancia y más medidas anacrónicas. Sin el respaldo del archivo cualquiera que escuche hoy al Presidente y se percate de las medidas que toma su gobierno bien podría no creer ni una sola palabra de lo expresado en esta columna.

 

“El proyecto de aumento del impuesto a las ganancias para las empresas así como está redactado no solo es poco razonable sino gravísimo. Mandarán a la quiebra a un montón de pymes y destruirán emprendimientos pequeños. Pagarán desde los kioscos hasta los almacenes. Es volver al pasado con la idea de que el empresario es el demonio. Pero acá la van a ligar todos”, graficó un reconocido tributarista.

 

Mientras tanto, los dineros públicos, que son producto de esta presión tributaria asfixiante, se dilapidan sin miramientos en hechos de corrupción bochornosos. He ahí los bolsos de los negocios espurios de la TV Pública –más de 11 millones de pesos– y los de los militantes del Movimiento Evita –1.400.000 pesos– para pagar micros en vez de alimentos, ropas y medicamentos para los millones de argentinos que no los tienen.    

 

Mambrú se va a la guerra. Habrá guerra contra la Justicia. La novela que disparó la salida de la ex ministra Marcela Losardo llegó a su fin al conocerse el nombre de su sucesor. Tardaron siete días para confirmar en el cargo a quien sonó como nuevo ministro desde el primer minuto: Martín Soria. Como ya se ha dicho, Soria es CFK. Se confirma así una regla de este gobierno: ministro/ministra que se va es reemplazado/a por alguien que responde directamente a la vicepresidenta.

 

En los ámbitos tribunalicios ya se tiene en claro lo que viene: Soria es una punta de lanza en los embates contra la Justicia para allanar el camino de la impunidad de CFK y sus secuaces y disciplinar a quien no se someta a los proyectos del kirchnerismo. Sus primeras declaraciones lo confirman plenamente. Su altisonante advertencia a la Corte, a la que le quiere pedir explicaciones por sus posturas, sonó a bravuconada.  Soria es un fusible que pretende como premio el apoyo del Gobierno para llegar a la gobernación de Río Negro. El que maneja los hilos de ese ministerio es el vice, Juan Martín Mena

 

La elección de Soria no es casualidad. Su temperamento ha sido objeto de discusión pública. En la semana llamaron la atención las declaraciones del senador y ex gobernador Alberto Weretilneck, de Juntos Somos Río Negro, que hizo hincapié en el mal genio de Soria, al señalar que el ex intendente de Roca “es un violento, un improvisado y una persona agresiva”.

 

La actual gobernadora, Arabela Carreras, se pronunció en el mismo sentido. ¿Son declaraciones de rivales políticos o se trata de una realidad inocultable? Fuentes inobjetables que conocen su pasado aseguran que ha sido protagonista de episodios de violencia verbal y física tanto en el mundo político como intrafamiliar. “Creció en un ambiente violento. La familia Soria –marcada por el trágico final de Carlos Soria, que fue asesinado por su esposa cuando acababa de ser electo gobernador– era un entorno violento”, afirma un conocedor de esa trama borrascosa.

 

El resultado de la gestión Soria no será otro que el fracaso. Ninguna de las reformas reales que se necesitan para lograr un mejor funcionamiento de la Justicia van a ser implementadas por este gobierno.

 

Los nombramientos que se vienen realizando en los juzgados claves son malos. La intención de colonizar los tribunales y las fiscalías con gente afín es evidente y burda  “Cristina quiere que la Justicia la absuelva en todas sus causas”, dijo Soria. Su lenguaje y su tono tuvieron el aire de una imposición.

 

Por si todo esto fuera poco, la agresión furibunda de Sergio Berni hacia el viceministro de Seguridad de la Nación, Eduardo Villalba, representó un grotesco y un paso más en el proceso de vilipendio de la ministra de Seguridad de la Nación, Sabrina Frederic.

 

Se sabe que –como no podía ser de otra manera– el Presidente no solo se fastidió con Berni sino que expresó su voluntad de echarlo. Pero, claro, no puede. Berni es un soldado de CFK, que es la que manda. Y, como bien dice el proverbio, “donde manda capitán, no manda marinero”.

 

Producción periodística: Santiago Serra.