Sin margen de error...
¡Tic, Tac,
Tic, Tac! Javier Milei. Dibujo: Pablo Temes
El Presidente está acostumbrado a frenar antes del precipicio. Pero hoy
no hay espacio para equivocarse.
La presencia en Buenos Aires de la subgerenta del Fondo Monetario Internacional, Gita Gopinath, y del secretario de Estado de los Estados Unidos, Anthony Blinken, es una demostración del creciente interés internacional que genera Javier Milei. Para consolidar esa tendencia, hay que agregar la visita de un grupo de importantes inversores de primer nivel mundial ansiosos por ver en el terreno cómo funciona esta experiencia nunca vista en la historia de la Argentina y el tratamiento que recibe el Presidente cada vez que se desplaza al exterior. En algunos casos, como si fuera un rockstar, a lo que coadyuva su exuberante personalidad.
Gita Gopinath quedó efectivamente sorprendida y, a la vez, preocupada con lo que vio y escuchó. También habló haciendo hincapié en la necesidad de ampliar la base política del Gobierno para darle una sustentabilidad que hoy no tiene. Pidió prestar especial atención a la situación social, sobre la que se expresaron los diversos interlocutores con los cuales conversó en su breve estadía porteña entre los que se destacan algunos hombres fuertes del sindicalismo como Gerardo Martínez, líder de la Uocra. No fue el único que le hizo saber que los modales del Presidente no lo llevarían a buen puerto y que están siendo muy pacientes con el primer mandatario. La funcionaria del Fondo –por las dudas– también resaltó la inquietud creciente en Washington con la cercanía entre Milei y Donald Trump. Al paso que van las cosas, la elección presidencial de los Estados Unidos se va a dirimir entre Joe Biden y Trump. Algo similar le sucedió a Anthony Blinken. El secretario de Estado apoyó en un todo los postulados de La Libertad Avanza. Todos concuerdan con los objetivos del Gobierno. La duda se las genera cuán tolerable será el brutal ajuste que está en ejecución cuyos efectos recaen directamente sobre la población. El ajuste más grande está recayendo sobre la clase media y la clase baja. Por eso los índices de pobreza han experimentado un notable aumento. Las cifras que dio a conocer el estudio de la UCA –al que el Presidente tildó de “dibujo”– lo muestran con sobrada elocuencia. Para el Observatorio de la Deuda Social de esa casa de estudios, en enero la pobreza habría alcanzado su mayor valor en 20 años: 57%. Por supuesto que no hace falta recurrir a ese estudio para comprobarlo: con caminar por la calle se lo ve.
El día a día tampoco le está resultando
fácil al oficialismo. La propia dinámica de la realidad, casi pone en jaque al
nuevo organigrama de reducción de ministerios. La ministra de Capital
Humano Sandra Pettovello no
la está pasando bien. En una misma semana su megacartera debió afrontar
conflictos muy complejos, entre reclamos docentes al borde del inicio de clases
y marchas piqueteras en diversos puntos del país. Existieron fuertes roces con
el Ministro de Economía, Luis Caputo. El propio Javier Milei había dicho
públicamente que la única autorizada para usar la billetera era su amiga y
titular del área de Capital Humano. Pero el hombre fuerte de las finanzas se ha
convertido en el custodio de los números oficiales y ha empezado a cosechar
críticas por lo bajo: “Toto hace su juego. Está ordenando el descalabro
general, pero también aprovecha para sacar algunas ventajas en la consideración
política. Molesta un poco, pero es natural”.
El otro receptor de críticas feroces a poco más de dos meses de gobierno es “el
arquitecto de LLA”, Santiago Caputo.
El ala moderada empieza a preocuparse por la ascendencia que tiene en el
Presidente. “Lo potencia en el mal sentido, Javier necesita serenarse y pensar
en frío y este chico no ayuda” –se quejan entre dientes.
El Presidente es el único responsable de sus ideas, sus formas y su
temperamento. Es un hombre acostumbrado a levantar el pie del acelerador a
pocos metros del precipicio, pero debe saber que la Argentina no está en
condiciones de resistir nuevos errores de cálculo.