domingo, 9 de junio de 2024

En un punto de inflexión… @dealgunamaneraok...

 En un punto de inflexión…

Los voy a bendecir a todos… Javier Milei. Dibujo: Pablo Temes

Radicales, kirchneristas y peronistas varios se unieron en Diputados. Los mercados están inquietos. En el fondo, hay un tema de confianza.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 08/06/2024 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

En la Argentina suceden cosas que superan cualquier ficción. Una de ellas fue la votación de la mayoría de la oposición en la Cámara de Diputados por la que se busca establecer una nueva fórmula de actualización de los haberes de jubilados y pensionados. Kirchneristas, radicales y peronistas de variada denominación se unieron con un solo objetivo: asestarle al Gobierno un golpe para complicar su plan de déficit cero.

El objetivo de mejorar la calamitosa situación de los jubilados ha sido una mera excusa. Vale la pena hacer un poco de memoria. Gran parte de quienes alzaron la mano para aprobar este proyecto pertenecen a partidos que, cuando estuvieron en el poder, hicieron exactamente lo contrario. Es menester recordar que, el 14 de octubre de 2010, la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner vetó una ley, que había sido aprobada por la oposición, que contemplaba el pago del 82% a jubilados. La decisión fue tomada, según se explicó en aquel momento, porque la norma hubiera desfinanciado al Estado. Es decir: los argumentos utilizados por CFK para vetar esa ley son exactamente los mismos que hoy está esgrimiendo Javier Milei cuando advierte que va a vetar los aumentos que cuentan con la media sanción de Diputados en la semana que pasó. Hay –sin embargo– una diferencia en relación con lo que ocurrió hace casi 14 años: la oposición carecía del poder suficiente para revocar el veto presidencial, mientras que hoy en día sí lo tiene. Recordemos que la Constitución nacional establece que para revertir el veto presidencial hacen falta los votos de los dos tercios de los integrantes de ambas cámaras, número que hoy por hoy la oposición está en condiciones de alcanzar. Esta situación representa una alerta para el Gobierno porque podría ser el camino por el que desde el Congreso se podría obstaculizar la mayoría de las iniciativas del oficialismo. Sin duda, la política le ha marcado la cancha al Presidente.

Milei ha salido a defender a su amiga, la ministra Pettovello, a capa y espada.

Javier Milei debería reflexionar seriamente acerca de las dificultades crecientes que enfrenta su gobierno, sobre todo en materia de gestión. El Ministerio de Capital Humano, que estuvo en boca de todos por no haber repartido toneladas de alimentos almacenados en sus galpones, es una muestra de ello. Ese error garrafal viene dado –entre otras cosas– por lo inviable que resulta una estructura que aglutina tres ministerios en uno. “Educación, Trabajo y Desarrollo Social es demasiado para una sola persona. La ministra Pettovello hace lo que puede pero por momentos semejante estructura se autogobierna”, admite una fuente que conoce la maraña burocrática que genera fricciones inocultables.

A esto hay que sumarle la continuidad de militantes kirchneristas dentro de esas carteras, que no tienen ningún interés en que al Gobierno le vaya bien y la ola de renuncias de funcionarios afines. Alrededor de la ministra se va escribiendo una novela de trama intrincada y final incierto. Milei ha salido a defender a su amiga a capa y espada. Hay un axioma de la política que dice que cuantas más veces debe salir un presidente a respaldar a un ministro, es porque la fortaleza de este último ha comenzado a declinar. Petovello tiene enemigos no solo fuera del Gobierno sino también adentro. “Los predilectos tarde o temprano se desmoronan. Es natural que alguien que goza de la simpatía del Presidente genere celos y fricciones que se transforman en una olla a presión que explota ante los primeros errores no forzados”, reconocen dentro de La Libertad Avanza.

Los mercados han comenzado a mostrar su inquietud: caída de los bonos argentinos, aumento del riesgo país, aumento del dólar blue. La administración libertaria está empantanada en al menos tres puntos: el primero es el tortuoso trámite del proyecto de ley Bases y Puntos de Partida para la Liberación de los Argentinos; el segundo, el levantamiento del cepo, y el tercero, los problemas de gestión y las internas que complican la marcha del Gobierno. Hay, en el fondo, un tema de confianza. Cuando los mercados empiezan a presionar, su accionar se convierte siempre en una señal de alerta. Sin embargo, desde el Gobierno han cerrado filas para repetir una frase casi como un mantra: “Lo peor ya pasó”.

Petovello tiene enemigos no solo fuera del Gobierno, sino también adentro

Lo dijo el ministro Luis Caputo cuando trató de transmitir calma sobre el futuro económico de la Argentina durante su discurso en la apertura del 10° Latam Economic Forum, que se llevó a cabo a mitad de semana en Parque Norte. En ese shock de optimismo agregó que “Argentina está en franca recuperación” e inmediatamente condicionó la velocidad de ese proceso de mejoría a la aprobación de ley Bases y a la capacidad del Gobierno para seguir contando con el apoyo de la gente. Una vez más, todas las miradas están puestas en el Senado. Guillermo Francos optó por la misma frase ante dirigentes de la Unión Industrial Argentina (UIA) que se quejaban por la caída de la actividad. Es probable que la primera etapa de recuperación planeada por el Gobierno esté llevándose a cabo tal cual lo planeado, pero también es cierto que para frenar la inflación y alcanzar cierto grado de estabilidad se “apagó” el aparato productivo.

Algunos sectores han empezado a mandar trabajadores a su casa por tiempo indeterminado, en lo que podría leerse como la antesala de los despidos.

El Gobierno se encuentra en un punto de inflexión que no admite medias tintas: o impulsa la puesta en marcha de la actividad económica o se acerca peligrosamente al abismo de la inestabilidad.



    

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