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domingo, 22 de diciembre de 2024

Panorama Económico - Los verdaderos enemigos de Milei y Caputo y su misión final para el 2025… @dealgunamanera...

Los verdaderos enemigos de Milei y Caputo y su misión final para el 2025…

Enemigo público. Dibujo: Pablo Temes.

Saben de la economía real, el factor Brasil, el atraso cambiario, el precio de las commodities y hasta el FMI podrían conspirar contra su programa.

© Escrito por Carlos Burgueño y publicado el sábado 21/12/2024 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.


Javier Milei y Luis “Toto” Caputo tienen sus enemigos. No es el kirchnerismo, al que más que un problema, los libertarios los consideran una némesis necesaria para su crecimiento político, bajo el lema: somos nosotros o ellos (“y ya saben cómo son ellos”). Tampoco la izquierda más dura, hoy políticamente, casi marginal y desaparecida de las calles, lo que para los mileístas es uno de los principales logros del primer año de gestión. Tampoco el PRO disidente. Mucho menos los gobernadores, con la cabeza gacha a fuerza de transferencias escuálidas y dependientes del cheque extra mensual. Quizá tampoco califique la interna con su vicepresidenta Victoria Villarruel, pelea que en realidad, el propio jefe de Estado fomenta. Ninguno de estos factores políticos es el verdadero enemigo del proyecto de Milei. El real contrincante de su victoria final (en este caso, algo escueta: ganar las legislativas del 2025 e ir a una etapa superadora en el bienio 2026-2027); son los factores económicos que pueden bombardear su tren financiero, cambiario y de crecimiento del PBI. Saben Milei y Caputo, que ahí están los desafíos. En un puñado de capítulos serios y graves que parecen no querer dejarse dominar por las Fuerzas del Cielo y que plantean batalla. Dura. Complicada. Y en algunos casos, sin solución a la vista, al menos si no se quiere tomar medidas duras que alejen el apoyo fundamentalmente de la clase media.

El primero y fundamental es la economía real, donde habita la mayor cantidad de votantes y donde aún no se ven los efectos reales del eufórico festival que se vive en este segundo semestre en los mercados de capitales y financieros; en una conga que parece no tener fin. Y que esta semana, tuvo como principales números de atracción a la caída del riesgo país por debajo de los 700 puntos básicos y a las acciones de los bancos que cotizan en Buenos Aires y Wall Street. Sin embargo, la construcción, el consumo y la industria siguen sin reaccionar. En el caso de la construcción se trata incluso de un área que parece indomable. No hay actividad pública, salvo algún puñado de obras que sí o sí deben ejecutarse porque están financiadas en todo o parte por organismos financieros internacionales. El problema es la privada, donde el costo de construir está por arriba de los 1.200 dólares el metro cuadrado, un número que espanta la posibilidad de acceso de la clase media. Sólo grandes proyectos se sostienen, la mayoría, a la espera de futuros tiempos mejores. El consumo parece que recién hacia noviembre podría haber encontrado su piso de caída, lo que no quiere decir crecimiento. Sin dinero extra en el bolsillo, el mercado interno languidece y sólo hay compras de supervivencia y sostenimiento de la situación del bolsillo actual. La industria la ve de afuera. Los últimos datos de la Asociación de Industriales Metalúrgicos de la República Argentina, la actividad en noviembre mostró una baja del -7,1% interanual y respecto a octubre de este año del -0,9%. Acumula en el año una contracción de -12,9% en relación a los mismos meses del año anterior, con una capacidad instalada del 50,5%, un -4,5% por debajo del mismo mes del año previo y -8,9% debajo del promedio de 2023.

El segundo enemigo es Brasil. Y no por Luiz Inácio “Lula” da Silva en particular, enemistad que, parece, Milei y el brasileño aprendieron a pilotear. La devaluación del real acumulada del 24% anual en el 2024, es un verdadero problema para el país. Y no sólo por los argentinos que invadirán las playas de Florianópolis este verano y que (con sus colegas que viajarán a Miami, Cancún y otros destinos) demandarán una pérdida de entre mil y 1.500 millones de dólares este verano. Según el Palacio de Hacienda, ese número ya está presupuestado. No sería problema. El tema con Brasil y su moneda en caída es la pérdida de competitividad del país. Y el recuerdo de lo que sucedió en los 90, cuando ante una convertibilidad en pelea permanente por la productividad en caída del uno a uno y un déficit fiscal en dólares, una devaluación fuerte del gobierno de Fernando Henrique Cardoso provocó la debacle final. Los números marcan que esa devaluación de casi el 25% del real durante este año, con una inflación anual en el país vecino del 4,9%; cruzado un alza de los precios en el país de más de 160%; provocaron una pérdida del poder adquisitivo del real contra el peso de más del 60% en un año. Por otro lado, los precios en dólares para los argentinos caen 19% en el mismo período. Quizá la balanza comercial bilateral engañe, ya que sólo existe un déficit de algo más de 300 millones de dólares proyectados para este año. Sin embargo, hay que tener en cuenta en el análisis que ese número comenzará a ser tergiversado por las ventas argentinas de energía a Brasil. El problema será la industria. Y un detalle, mientras Argentina está desmantelando su industria de electrodomésticos y artículos para el hogar, el gobierno brasileño reforzó en las últimas horas la ayuda impositiva a Manaos; el extremadamente protegido polo industrial del país vecino. Que a diferencia de lo que sucede en la masa media criolla, en Brasil genera orgullo tener productos locales producidos con subsidios públicos.


El tercer enemigo de Milei y Caputo son los precios internacionales de las commodities, especialmente la soja. Si bien se espera una campaña extraordinaria en cuanto a la producción y el volumen de ventas al exterior, el valor de la oleaginosa se ubica por debajo de los US$ 360 la tonelada. Según los expertos del sector, a estos niveles la actividad no es rentable. Y se perderá dinero. Lo que afectará los ingresos del campo para el año próximo, donde se esperaba un número que coquetee con los US$ 23 mil millones y habrá que festejar unos US$ 18 mil millones.  

El principal enemigo que reconocen todos, es el retraso cambiario y el ingreso de dólares que no cesará en el 2025. Con la emisión de pesos esterilizada al mínimo (solo pago de deudas que no se puedan renegociar) y tres ductos de divisas abiertos (las exportaciones energéticas, las exportaciones del campo y el eventual acuerdo con el FMI); la situación parece no tender a la mejora en el 2025. Más bien a su consolidación. Todos, dentro y fuera del Gobierno, lo dicen: Argentina está cara en dólares, producto de las propias fuerzas económicas internas, y de las devaluaciones múltiples que operan en los mercados emergentes. Y puede encarecerse aún más. Algo que lógicamente provocaría más pérdida de la competitividad, alza de los costos, pérdida de exportaciones con valor agregado y auge de las importaciones de todo tipo y color. Un factor que afectará a la industria local, uno de los tres capítulos que “no arrancan”. El tema fue planteado en todas las reuniones de Pymes y Cámaras del interior, además de la Unión Industrial Argentina en su asamblea anual, un acto que fue abandonado a propósito por el oficialismo. Pero también fue el principal concepto de críticas de la última reunión Propyme, organizada por el grupo Techint, donde Paolo Rocca tomó el micrófono para quejarse de la apertura a las importaciones, especialmente desde China. El problema es hoy. Lo complejo del asunto, es que el ómnibus del plan de Milei y Caputo va en firme por una carretera donde el conflicto se profundizará.

Finalmente, los últimos enemigos están en Washington. Los técnicos del FMI que hoy tienen la responsabilidad del caso argentino, encabezados por la número dos del organismo Gita Gopinath y con la cara visible del venezolano Luis Cubeddu; no creen que el plan económico de Javier Milei sea sostenible en el tiempo, precisamente por la política cambiaria. Si bien ponderan, con aplausos de pie, el ajuste fiscal que llevó al país a superávits primarios y financieros este año, algo que se repetirá en el 2025, y consideran “espectaculares” las decisiones de desregulación de la economía que se aplican en el Ministerio de Federico Sturzenegger; creen que el retraso cambiario afecta una de las tres patas de cualquier acuerdo en firme con el FMI: el aumento de las reservas. Mira el Fondo que el número continúa negativo, pese a que el BCRA tuvo un muy buen año de compras y que no hay un ritmo creciente de recuperación de ahorros en el Central lo suficientemente fuerte y sólido como para sostener una política cambiaria de largo plazo. Creen que el problema de revaluación del peso es serio y que alguna decisión hay que tomar. Concretamente, devaluar un 20%. Esta posición es la que recibieron los enviados del Gobierno comandados por el viceministro de Economía José Luis Daza. Pero también es la que el organismo expuso en julio pasado, y que llevó a la crisis y posterior renuncia a seguir tratando con los argentinos del Director Gerente para la región, el chileno Rodrigo Valdés. Y que aún no cambió. Y que sólo una gestión personal de Donald Trump podría modificar.

Combatir, y  vencer en la contienda a estos enemigos. Esa es la verdadera misión autoimpuesta del jefe de Estado y su ministro para el 2025.



 

domingo, 25 de febrero de 2024

Sin margen de error... @dealgunamaneraok...

Sin margen de error...

¡Tic, Tac, Tic, Tac! Javier Milei. Dibujo: Pablo Temes

El Presidente está acostumbrado a frenar antes del precipicio. Pero hoy no hay espacio para equivocarse. 

© Escrito por Nelson Castro el sábado 23/02/2024 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.   


La presencia en Buenos Aires de la 
subgerenta del Fondo Monetario Internacional, Gita Gopinath, y del secretario de Estado de los Estados Unidos, Anthony Blinkenes una demostración del creciente interés internacional que genera Javier Milei. Para consolidar esa tendencia, hay que agregar la visita de un grupo de importantes inversores de primer nivel mundial ansiosos por ver en el terreno cómo funciona esta experiencia nunca vista en la historia de la Argentina y el tratamiento que recibe el Presidente cada vez que se desplaza al exterior. En algunos casos, como si fuera un rockstar, a lo que coadyuva su exuberante personalidad.

Gita Gopinath quedó efectivamente sorprendida y, a la vez, preocupada con lo que vio y escuchó. También habló haciendo hincapié en la necesidad de ampliar la base política del Gobierno para darle una sustentabilidad que hoy no tiene. Pidió prestar especial atención a la situación social, sobre la que se expresaron los diversos interlocutores con los cuales conversó en su breve estadía porteña entre los que se destacan algunos hombres fuertes del sindicalismo como Gerardo Martínez, líder de la Uocra. No fue el único que le hizo saber que los modales del Presidente no lo llevarían a buen puerto y que están siendo muy pacientes con el primer mandatario. La funcionaria del Fondo –por las dudas– también resaltó la inquietud creciente en Washington con la 
cercanía entre Milei y Donald Trump. Al paso que van las cosas, la elección presidencial de los Estados Unidos se va a dirimir entre Joe Biden y Trump. Algo similar le sucedió a Anthony Blinken. El secretario de Estado apoyó en un todo los postulados de La Libertad Avanza. Todos concuerdan con los objetivos del Gobierno. La duda se las genera cuán tolerable será el brutal ajuste que está en ejecución cuyos efectos recaen directamente sobre la población. El ajuste más grande está recayendo sobre la clase media y la clase baja. Por eso los índices de pobreza han experimentado un notable aumento. Las cifras que dio a conocer el estudio de la UCA –al que el Presidente tildó de “dibujo”– lo muestran con sobrada elocuencia. Para el Observatorio de la Deuda Social de esa casa de estudios, en enero la pobreza habría alcanzado su mayor valor en 20 años: 57%.
Por supuesto que no hace falta recurrir a ese estudio para comprobarlo: con caminar por la calle se lo ve.   

La número dos del FMI quedó sorprendida y preocupada con lo que vio y escuchó.

Milei es absolutamente consciente de que la gobernabilidad se la va a dar la marcha de la economía. Lo asiste la razón. Se equivoca cuando piensa que, mientras la economía no encuentre el camino de la prosperidad, hay que hacer show. El paro de trenes que afectó a los trabajadores que más necesitan el servicio pudo haber sido evitado fácilmente. Con haber dictado la conciliación obligatoria hubiese sido suficiente para frenar la medida de La Fraternidad y evitarle a más de un millón de personas la penuria de ir y volver de sus trabajos en condiciones desfavorables. Ello no hubiese implicado ninguna convalidación de la dirigencia sindical cuya mala imagen ya es contundente. 

Otra muestra de la impostada batalla que libra el mandatario es la pelea sin cuartel con los gobernadores por los fondos coparticipables. Los mandatarios de la Patagonia apoyaron el anuncio del gobernador de Chubut, Ignacio Torres, quien amenazó con cortar el envío de petróleo y gas desde su provincia si la Nación no le envía $ 13.500 millones de coparticipación. Ante semejante situación en lugar de apostar al diálogo y generar consensos, el Gobierno se ocupó de apagar el fuego con un bidón de 20 litros de nafta. La cuenta de la red social X  “Oficina del Presidente” mencionó que los $ 13.500 millones descontados que Chubut reclama “corresponden a una deuda que mantiene la provincia con el Fondo Fiduciario para el Desarrollo Provincial” y que “por normas de emisión de dicha deuda, su cobro se realiza por descuento directo de la Coparticipación”. Hasta ahí la justificación técnica; pero el tono sobrador, canchero y patotero del resto del comunicado no hace más que dinamitar cualquier opción posible de diálogo. Este fulbito para la tribuna tiene su explicación en dos direcciones. Por un lado, busca marcar una senda de “escarmiento” que sea visible para el resto de los jefes provinciales. Por el otro, envía un mensaje a los mercados haciendo alarde de su política de cuidado y custodia de los fondos. Cualquiera sea su intención, el Gobierno se embarcó en un camino de ida cuyo efecto es de muy corto plazo. Se puede presionar a algunos por algún tiempo. Pero no se puede asfixiar a todos todo el tiempo.

La dinámica de la realidad jaquea  al nuevo organigrama de reducción de ministerios.

El día a día tampoco le está resultando fácil al oficialismo. La propia dinámica de la realidad, casi pone en jaque al nuevo organigrama de reducción de ministerios. La ministra de Capital Humano Sandra Pettovello no la está pasando bien. En una misma semana su megacartera debió afrontar conflictos muy complejos, entre reclamos docentes al borde del inicio de clases y marchas piqueteras en diversos puntos del país. Existieron fuertes roces con el Ministro de Economía, Luis Caputo. El propio Javier Milei había dicho públicamente que la única autorizada para usar la billetera era su amiga y titular del área de Capital Humano. Pero el hombre fuerte de las finanzas se ha convertido en el custodio de los números oficiales y ha empezado a cosechar críticas por lo bajo: “Toto hace su juego. Está ordenando el descalabro general, pero también aprovecha para sacar algunas ventajas en la consideración política. Molesta un poco, pero es natural”.

El otro receptor de críticas feroces a poco más de dos meses de gobierno es “el arquitecto de LLA”, Santiago Caputo. El ala moderada empieza a preocuparse por la ascendencia que tiene en el Presidente. “Lo potencia en el mal sentido, Javier necesita serenarse y pensar en frío y este chico no ayuda” –se quejan entre dientes.

El Presidente es el único responsable de sus ideas, sus formas y su temperamento. Es un hombre acostumbrado a levantar el pie del acelerador a pocos metros del precipicio, pero debe saber que la Argentina no está en condiciones de resistir nuevos errores de cálculo.