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domingo, 16 de febrero de 2020

Las coaliciones en el poder... @dealgunamanera...

 ¿Unidos por amor o por espanto?...

Lápiz rojo, Alberto Fernández. Dibujo: Pablo Temes

Llama la atención que a medida que pasan los días, emergen las diferencias del Frente de Todos. La negociación por la deuda es un nuevo frente de conflictos.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 16/02/2020 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.


Es curioso: según avanzan los días y las semanas el Gobierno va exhibiendo, cada vez con mayor claridad, las diferencias que constituyen la esencia de la duda que subyace en la génesis del Frente de Todos. Las coaliciones representan un verdadero desafío para las dirigencias que las integran. Son ámbitos de acuerdos en los que se debe trabajar en forma intensa para superar una gama de concepciones ideológicas en pos de un objetivo.

En la Argentina, las coaliciones han funcionado muy bien para ganar elecciones.

La Alianza para el Trabajo, la Educación y la Justicia de los 90, el Frente para la Victoria en 2003, Cambiemos en 2015 y el Frente de Todos así lo ejemplifican. Otra cosa es gobernar. A esa hora –la hora de verdad– es cuando se ve la consistencia de esa estructura política. Y ahí, aparecen las tensiones. Eso ya se vio en la historia reciente. Y, como la repetición de la historia es en nuestro país la norma, eso está ocurriendo ahora.

Lo llamativo de este presente es la prontitud y la forma con la que se viene manifestando. No es común que un ministro desautorice al Presidente en forma abierta y pública. Es lo que hicieron primero el ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, y luego la ministra de la Mujer, Género, y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta.

La discrepancia giró en derredor del tema de la existencia o no de presos políticos. Tanto fue el estrépito que ello obligó a Alberto Fernández a ordenarles a sus ministros que no polemizaran más sobre el asunto y a hablar el lunes por la mañana con Diego Schurman por Radio Continental para negar la existencia de esa categoría de detenidos y explicar los problemas que esa polémica le está acarreando allende las fronteras.

Al hacer mención a esa circunstancia, el Presidente dio en el blanco. En verdad, lo que esta discusión pública genera es la duda acerca de la real autoridad del Dr. Fernández. Sobre esto se habló en el entorno de la canciller de Alemania, Ángela Merkel, y del presidente de Francia, Emmanuel Macron. Y no fueron solo los entornos: también se habló acerca de esto entre los empresarios con los cuales se entrevistó el Dr. Fernández.

“No quiero un gobierno de pensamiento único”, le dijo el Presidente a Oscar González Oro por Radio Rivadavia. Eso es algo ciertamente valorable. Pero, una cosa es la pluralidad de pensamiento dentro de un gobierno y otra cosa –muy distinta– que los ministros de su gabinete desautoricen públicamente al Presidente.

“Lo que nos pidió Cristina es que el Frente no se rompa, ese es el límite”, se le escuchó decir a un intendente con llegada al Instituto Patria, poniendo en palabras lo que piensa la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner sobre esta discusión y las que vendrán.

En la provincia de Buenos Aires las diferencias entre los intendentes del peronismo y el gobernador Axel Kicillof suman capítulos. El malestar tiene varios frentes. El primero es la falta de espacio en el gabinete bonaerense, donde hay más técnicos que políticos. Sin lugar en las primeras y segundas líneas, se entusiasman con ocupar algún cargo de tercer escalón. El otro es la falta de contención. Los intendentes, tanto del interior como del Conurbano, están buscando vías alternativas al Poder Ejecutivo para canalizar sus reclamos. La vicegobernadora Verónica Magario les abrió las puertas y el paso de intendentes por ámbitos legislativos es una constante en la capital bonaerense. Desde el entorno del gobernador niegan esas diferencias y hablan del “estilo Kicillof” que, afirman, los intendentes conocen.

La impresión que produjo el ministro de Economía, Martín Guzmán, en su presentación en el Congreso fue pobre. En un hecho inusual, asistieron a escucharlo hombres de negocios de diversas extracciones. No hizo grandes anuncios ni prometió grandes cosas. Es más, lo único que quedó claro de su exposición fue que la perspectiva de la economía a lo largo de los cuatro años de este gobierno es poco auspiciosa. Habló de una postura dura frente al Fondo Monetario Internacional, algo casi de libro. Y le faltó exponer, aunque sea algún lineamiento, sobre el plan económico.

Hay un Plan A y otro B, insiste el Presidente. Uno pensado para el después de un acuerdo con el FMI en los términos que propone el Gobierno; otro, sin acuerdo.

Todo blanco sobre negro. El Presidente ha ordenado endurecer la negociación con el FMI. Esto ha ocurrido casi en sintonía con la declaración de Cristina Fernández de Kirchner desde La Habana, en la que criticó al Fondo por haber violado sus propias reglas al prestarle dinero al gobierno de Mauricio Macri para pagar deuda.

Con CFK en el medio, la negociación se complicará. No hay que olvidar lo que sucedió durante sus presidencias: se le terminó pagando al Club de París mucho más de lo que se habría pagado si hubiese habido una buena negociación. Y ni hablar de los fondos buitre, pesada herencia que debió afrontar la gestión de Macri.  

Lo que sucedió el viernes con la postergación de los anuncios de los aumentos y los medicamentos gratis para los jubilados ilustra acerca de los problemas de funcionamiento dentro del Gobierno. Insólitamente el último en ver las medidas fue el ministro de Hacienda. Fue él quien, al ver el volumen de las erogaciones que representaban, pidió aplazar la comunicación oficial. “Guzmán afirmó que esas propuestas no eran sostenibles en el tiempo”, señalan funcionarios de sus cercanías.

Ese será un asunto clave no solo de la negociación con el Fondo, sino también de la gestión de gobierno.

El 2,3% de inflación –que trajo alivio al oficialismo– deber ser tomado con pinzas. No porque haya sido manipulado por el Indec –el equipo técnico que lo elaboró es el mismo que estuvo con Jorge Todesca–, sino porque hay un componente que falta: la actualización de los aumentos de los combustibles y de los servicios públicos. “Sin ese congelamiento el índice de precios al consumidor habría estado alrededor del 4%”, señaló un analista económico afín al Gobierno.

A setenta días de comenzada la presidencia de Alberto Fernández, el principal problema que presenta la economía es la falta de certezas. Y mientras reine la incertidumbre, la reactivación será una quimera.






domingo, 9 de febrero de 2020

De Europa al barro. Después de la gira, las internas... @dealgunamanera...

Después de la gira, las internas...

 “Se va la primera...” Alberto Fernández. Dibujo: Pablo Temes

El periplo europeo del Presidente fue muy productivo. Ahora toca resolver la deuda y alinear funcionarios. Kicillof, siempre amateur, y roces en Justicia.

© Escrito por Nelson Castro y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.


Fue una semana de caricias políticas para Alberto Fernández. Su exitosa gira por Europa le deparó las mieses de la cordialidad de la canciller de Alemania, Ángela Merkel, del presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, y del presidente de Francia, Emmanuel Macron.

Todos ellos lo recibieron muy bien, comprometieron su apoyo para los reclamos por la deuda y hasta le hicieron regalos simpáticos y de calidad (la guitarra que le regaló Macron es de muy buena hechura).

Dicho esto, hay que recordar que a Mauricio Macri también lo trataron muy bien en su primera gira europea. Y lo mismo le sucedió a Néstor Kirchner en su primer viaje presidencial al Viejo Mundo. A la única a la que nunca le fue verdaderamente bien fue a Cristina Kirchner. Ya se ha dicho aquí que su patológica personalidad generó el rechazo de todos los jefes de Estado que la conocieron.

La moraleja de este racconto es que el apoyo de los líderes mundiales es una condición imprescindible para enfrentar una negociación tan compleja como la que deparará la búsqueda de un acuerdo de pago con el FMI y los bonistas, pero insuficiente para reconstruir la economía del país.


Deuda. Néstor Kirchner solucionó el problema de la deuda pero Cristina se fue del gobierno con 25% de pobreza, la deuda con los holdouts y altos índices de inflación y desempleo.

Mauricio Macri solucionó el problema con los holdouts, pero su gobierno terminó con más del 30% de pobreza, la deuda con el FMI y bonistas privados, e índices de inflación y de desempleo aún mayor de los que había heredado.

En su periplo europeo, el Presidente fue a pasar la gorra en pos de la ayuda de los líderes mundiales a los que visitó. Es altamente probable que también le vaya bien con Donald Trump, que trató con deferencia al flamante embajador en Washington, Jorge Argüello, quien volvió a ocupar esa sede diplomática de la cual había sido expulsado en 2012 como castigo por CFK.

Está claro que el problema de la deuda se va a solucionar. El desafío es que vengan las inversiones. Por eso –y para que no le suceda lo que a sus antecesores– el gobierno de Fernández debe abocarse a la búsqueda de las soluciones políticas y estructurales que requiere la problemática de la economía argentina.

Kicillof. En el devenir de la negociación por la deuda, el Gobierno tuvo en las dos últimas semanas una especie de quinta columna: Axel Kicillof. Su impericia para manejar el vencimiento del bono por 249.750 millones de dólares emitido en 2011 por Daniel Scioli fue proverbial.

Cuando se propone una postergación de los plazos de pago o alguna otra variante, se requiere un consenso previo con un número de acreedores que sea suficiente para que el deudor se asegure contar con la aquiescencia de la casi totalidad de los acreedores. Eso es lo que no hizo Kicillof. Lo suyo fue un piletazo sin ninguna posibilidad de éxito.

“Fue algo amateur, sin ningún sentido”, lo definió un analista económico de elite. Y tan amateur fue que acabó impactado negativamente en la reestructuración del bono AF20, un bono dual que se paga en pesos o en dólares a un cambio determinado.

Es evidente, además, que Kicillof no tiene muy en claro su rol. Él es el gobernador, no el ministro de Economía. La lógica indica que debió haber sido su ministro de Economía, Pablo López, quien llevara la voz cantante de la negociación ante la opinión pública.
Para eso están los ministros, que son, además, fusibles.

“Axel se equivocó otra vez. Tiene mucho que aprender”, confiesa una voz de su cercanía.


Internas. Poco le duró al Presidente el dulce sabor de las jornadas vividas entre Roma, Berlín, Madrid y París. La interna emergió con toda su potencia apenas el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, volvió a decir que en la Argentina no hay presos políticos.

Que haya salido a cruzarlo Julio De Vido no sorprendió a nadie. Es más, el retruécano del depreciado ex ministro –despreciado, además, por muchos de sus ex conmilitones– es casi un galardón para el jefe de Gabinete. Pero que esa discrepancia haya sido expresada públicamente –una vez más– por una integrante del gabinete, la ministra de las Mujeres, Género y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta, es insólito.

La repercusión de este episodio sin dudas ha sido fuerte al interior del Gobierno. No es casual que el canciller Felipe Solá haya salido de inmediato a respaldar a Cafiero al advertir que este incidente termina afectando la autoridad del Presidente. Y el mismo AF advirtió esto ya que ayer la orden que circulaba al interior del gabinete era no hablar más del tema.

Otro foco de tensión que se está incubando es el de la reforma judicial. El proyecto anunciado por el Presidente el 10 de diciembre en su discurso ante la Asamblea Legislativa aún no tiene fecha de presentación a causa de las diferencias internas entre la ministra de Justicia, Marcela Losardo, y el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Beliz.

AF decidió que se encarguen de su redacción –entre otros– Losardo, Beliz, Cafiero, el secretario General de la Presidencia, Julio Vitobello, y la interventora de la AFI, Graciela Camaño.

La última semana trascendió que Beliz habría solicitado el asesoramiento del fiscal José María Campagnoli. Es un aporte extraoficial. “No está institucionalizado”, afirman. Campagnoli, que fue subsecretario de Justicia durante el período en que Beliz se desempeñó como ministro de Néstor Kirchner, fue víctima de la persecución política del kirchnerismo cuando investigó a Lázaro Báez.

Losardo, por su parte, ya hizo saber en los pasillos de Comodoro Py que está “muy en desacuerdo” con la reforma judicial que está armando Beliz, con eje en la Justicia Federal, conmocionada en estos días por la muerte del juez Claudio Bonadio.

Bonadio fue un juez muy pero muy cuestionable al que el kirchnerismo –en el ejercicio de la doble moral que forma parte de su esencia– protegió y elogió cuando se benefició con sus fallos y a quien recién denostó cuando fue objeto de sus investigaciones por hechos de corrupción.





domingo, 9 de diciembre de 2018

Intrascendentes… @dealgunamanera...

Intrascendentes…

PROTOCOLO PRO. Patricia Bullrich. Dibujo: Pablo Temes.

El mundo no habló de Macri pos G20. Y pasamos de Trump-Xi, a Bullrich y si desdoblan en Provincia.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 08/12/2018 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires…

El glamour y el impacto de la cumbre del G20 ya es historia. El caleidoscopio con las  imágenes del espectáculo del Teatro Colón que hizo llorar a Mauricio Macri, de Donald Trump, de Vladimir Putin, de Angela Merkel y de Emmanuel Macron en la Casa Rosada, en el complejo de Costa Salguero o por las calles y las parrillas de Buenos Aires forman parte del pasado. Es verdad que los ojos del mundo estuvieron atentos a lo que sucedía por estos lares. De hecho, la foto de la cena compartida por Trump y Xi Jinping en el suntuoso hotel Hyatt dio la vuelta al mundo. Pero ese mismo mundo ignoró a la Argentina. Nada hubo en los grandes medios que le concediera a Macri algún protagonismo importante en el transcurso de esas 48 horas de frenesí. No quiere decir que no lo haya tenido sino que es otra muestra –una más– de la poca trascendencia  que tiene la Argentina como país.

La semana que pasó, por lo tanto, tuvo otro tono. Fue el tono propio de la realidad por la que transita nuestro presente, siempre abundante en situaciones de conflictividad. En este contexto, el Gobierno apuró la implementación de una nueva norma en el tema de la seguridad. El resultado fue la resolución que otorga mayores facultades a la Policía Federal. Por la manera como se implementó esta medida, surge la evidencia de que el Gobierno no consultó a nadie. Es decir, la improvisación. Y ese nadie incluye a los socios de la coalición oficialista. Esa conducta del Presidente muestra que el PRO se ha adueñado de Cambiemos. Y eso genera problemas. Es una de las causas –la principal– por la cual Emilio Monzó no competirá por la renovación de su banca el año próximo.

Todos a casa. 

Monzó se ha cansado de decirles al Presidente y al jefe de Gabinete, Marcos Peña, que tienen que entender cómo es la política, en la que el vínculo humano pesa. “Es hasta algo humillante tener que explicar cómo es el vínculo humano, más allá de las redes sociales. En Cambiemos llegan las 8 de la noche y cada uno va para su casa, no hay relación humana, no hay nada y eso se siente”, confiesa una voz allegada al actual presidente de la Cámara de Diputados.

Hay un dato que se conoce poco y que ilustra sobre la importancia de su gestión en el armado de Cambiemos allá por sus albores. Fue Monzó quien, a través de un verdadero trabajo de pinzas a lo largo de 2014, logró juntar a Macri y a Carrió. La primera reunión que mantuvieron fue en febrero de 2015 y tuvo lugar en el departamento de Monzó que está ubicado en Montevideo y Libertador, y fue a la vuelta de su domicilio –en la plaza frente al Patio Bullrich– donde se hizo la primera foto que se sacaron juntos. 

Monzó y Carrió anduvieron muy bien cuando al principio el presidente de la Cámara de Diputados fue postergado por Macri, que se inclinó por seguir la línea de la “Ceocracia” sostenida por Peña y sus adláteres, Mario Quintana y Gustavo Lopetegui. Eso duró poco. Cuando Monzó intentó implementar una línea de apertura de Cambiemos hacia otras expresiones del arco político Carrió lo “colgó” y adhirió a cerrar el espacio.

Mesa chica. 

El hecho político más importante de la semana fue la cena de reconciliación que el radicalismo organizó con la mesa chica de Cambiemos. A la tenida gastronómica en la parrilla Don Julio solo faltó María Eugenia Vidal debido a que una de sus hijas tenía el acto de graduación de la escuela. Se habló mucho sobre si es conveniente adelantar o no las elecciones en la provincia de Buenos Aires.

Merodeó allí un temor nuevo: que Cristina Fernández de Kirchner vaya de candidata a gobernadora y apoye a nivel nacional a un candidato a presidente que surja de la unión de todo el peronismo. Esa alternativa ha encendido alarmas en el interior de Cambiemos. Si Vidal va colgada de Macri, el miedo de ella es que como a Cristina le va mejor en la Provincia que a Macri, cualquier candidato que vaya colgado de la espalda de Cristina les gane a los dos. Si bien Vidal mide mejor que cualquiera, el problema es que Macri la hunda. Por eso se está evaluando el adelantamiento de las PASO y de la elección a gobernador para separarlas de la elección nacional.

Monzó –que en la cena habló poco porque lo tenía a Peña sentado justo enfrente– fue uno de los que sostuvo la necesidad de anticipar las elecciones. Ese fue un motivo más de confrontación con el jefe de Gabinete, que quiere que vayan todos juntos.

Cordobazo. 

Se habló mucho de Córdoba, porque no hay candidato definido de Cambiemos. Se expusieron ahí dos alternativas: la de Frigerio, quien propone hacer una interna en la que compitan varios, y la de Peña, que no quiere primarias por el desgaste que implica esa elección y porque, aun cuando se hiciese, no va a alcanzar para posicionar al candidato. Por eso el jefe de Gabinete piensa que el método ahí es hacer encuestas, medir y elegir como candidato a quien resulte estar mejor posicionado.

Entre bifes, chorizos y achuras, fueron varios los comensales que reconocieron que a la gestión de Macri se la ve mal en todo el país, por lo que la decisión de desdoblar no se va a estirar mucho más de febrero. El liderazgo del Presidente está cuestionado socialmente y hacia adentro de Cambiemos. Esta es una realidad que se verbaliza poco. Se lo ve políticamente debilitado. El G20 le dio un día de calma en los mercados. Fue solo un día porque hoy el riesgo país está en 729 puntos. Es una realidad que no se puede ocultar. El destino de la Argentina sigue siendo la incertidumbre.

Producción periodística: Lucía Di Carlo.


(Fuentewww.perfil.com). El periodismo profesional es costoso y por eso debemos defender nuestra propiedad intelectual. Robar nuestro contenido es un delito, para compartir nuestras notas por favor utilizar los botones de "share" o directamente comparta la URL. Por cualquier duda por favor escribir a: perfilcom@perfil.com

domingo, 16 de septiembre de 2018

Río revuelto… @dealgunamanera...

Río revuelto…


Macri transpira y la oposición saca cuentas. La agotadora interna oficial.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 16/09/2018 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Pasan los días, pasan los anuncios y pasan las sucesivas medidas del Banco Central. Una semana, el Presidente recibe el apoyo claro y contundente de Donald Trump. Otra, ese respaldo viene de la canciller de Alemania, Ángela Merkel. Y, para que nada ni nadie falte, se suma a ellos la directora gerenta del FMI, Christine Lagarde. Sin embargo, el precio del dólar no para su escalada.

Hay un contraste claro: los líderes políticos del mundo le creen al Gobierno; los mercados, no. Esta suba imparable del dólar, que atribula al Gobierno y a la gente, es la fiebre. Y es una fiebre que no se va a eliminar así nomás. Según pasa el tiempo, al Presidente le cuesta cada vez más generar las condiciones de credibilidad que le permitan a su gobierno salir de este atolladero. Ahora el requerimiento para recuperar la credibilidad es el acuerdo con los gobernadores del peronismo para aprobar el presupuesto 2019. Por eso fue el propio Macri el que encabezó la reunión con los mandatarios provinciales dedicada a este asunto clave.  

En carrera. En el encuentro, que fue de un alto voltaje político, ningún gobernador opositor dejó de apoyar lo fundamental, que es asegurar la gobernabilidad. Todos ratificaron la necesidad de que el Gobierno tenga el presupuesto y que el presupuesto sea equilibrado. Algunos hicieron sus propios reclamos de coparticipación, pero en sí hubo una línea general de apoyo. Todos ponderaron el diálogo con el ministro del Interior, Rogelio Frigerio.

Los líderes políticos del mundo le creen al Gobierno; los mercados, no. Esta suba imparable del dólar, que atribula al Gobierno y a la gente, es la fiebre. Y es una fiebre que no se va a eliminar así nomás.

En el peronismo no K existe el firme propósito de aprobar el presupuesto y darle esta herramienta, que es clave no solo para la negociación con el FMI, sino también para la gobernabilidad. “No queremos hacer nada que ponga en duda el mandato de Macri. Queremos terminar con ese fantasma”, sostiene una voz del Peronismo Federal. Una de las consecuencias de la crisis es la de haber adelantado la actividad electoral. Todos están trabajando con aire de campaña. 

Quien está activo es Sergio Massa. La reunión que tuvo con los gobernadores justicialistas en el Consejo Federal de Inversiones (CFI) produjo impacto. De igual impacto político, aun cuando no público, son los encuentros que viene manteniendo con Florencio Randazzo. Hace un año que se vieron por primera vez después de que Massa se alejó del kirchnerismo. A lo largo de estos doce meses han afianzado la relación personal y, a partir de ahí, han venido articulando algunas acciones conjuntas. Una de esas acciones fue la ley para frenar el tarifazo que fue vetada por Macri. En estas dos semanas Massa y Randazzo se juntaron a comer tres veces en la parrilla Don Julio. 

De lo que se sabe, el objetivo inmediato es trabajar en temas de aquí a la aprobación del presupuesto. En las ciudades en las que haya concejales de ambos lados, se fomentarán las reuniones para abocarse a asuntos concretos. Recién en diciembre, Massa y Randazzo evaluarán qué tipo de actividad pública desarrollarán.

Quien está fuertemente afectado es Nicolás Dujovne. “Está destruido”, es la frase que se escucha en los pasillos del poder. El episodio que lo obligó a permanecer bajo observación en la guardia del Instituto Argentino de Diagnóstico y Tratamiento así lo atestigua.

En la semana hizo ruido la encuesta de Synopsis que contiene tres datos relevantes: el primero es que por primera vez Macri aparece con guarismos desfavorables; el segundo, que en segunda vuelta, solo ganaría si su contrincante fuese CFK; y el tercero, que ilusionó al massismo, es que ante Massa perdería por diez puntos.

Fuego amigo. Quien no deja de expresar sus críticas por lo que considera un mal manejo de toda esta crisis es María Eugenia Vidal. La gobernadora no puede disimular su malestar cuando escucha hablar a funcionarios del Poder Ejecutivo que demuestran un fenomenal desconocimiento de la realidad que ella palpa día tras día en el conurbano profundo. La emergencia social crece allí en su necesidad más dramática: la comida. Y los afectados no son los que van a las manifestaciones que semana a semana complican la vida de los transeúntes del centro porteño.

A Vidal le procupa que la devaluación no le transforme la gestión en un infierno. El dólar a $ 40 ha obligado a la renegociación de todos los contratos existentes y a modificar las proyecciones para el año que viene. A diferencia de lo que pasa en el gabinete nacional, la crisis encuentra al gabinete provincial fuertemente cohesionado.  

Esta es la cara de la economía real sobre la cual el Presidente habla poco. Sus mensajes siguen estando dirigidos a los mercados que, como se dijo antes, no le creen. Y es esta disociación la que provoca el enojo de los que nunca lo quisieron –ni lo querrán– y el desencanto en quienes lo votaron y se ilusionaron con un gobierno mejor. Hay en la gente bronca por el aumento de los precios que no cesa. “En un momento tan crítico como este, los funcionarios nacionales están actuando con ingenuidad frente a los formadores de precios”, expresaba un gobernador del oficialismo.

La crisis socioeconómico-política por la que atraviesa el país dinamitó la coherencia del gabinete nacional. Las disputas internas se han potenciado y, en algunos casos, adquieren características que van de lo desopilante a lo patético.

Puertas adentro. A pesar de su bajo perfil, Marcos Peña sigue siendo un personaje clave. “Y a Mario Quintana –a pesar de su renuncia– y a Gustavo Lopetegui, el Presidente los sigue escuchando”, subraya un conocedor de las entrañas del Gobierno. En este mar de aguas procelosas, los ministros que han consolidado su poder son Rogelio Frigerio, de Interior, Dante Sica, de Industria, y Carolina Stanley, de Desarrollo Social. Sobre Stanley hay en Cambiemos una enorme expectativa proyectada al momento en que haya que decidir sobre quién acompañará a Macri en la fórmula para la elección presidencial de 2019. 

Quien está fuertemente afectado es Nicolás Dujovne. “Está destruido”, es la frase que se escucha en los pasillos del poder. Las fuertes críticas que viene recibiendo –desde adentro y desde afuera del Gobierno–, sumado a las discusiones intensas con Luis Caputo y otros miembros del Poder Ejecutivo han hecho mella en su salud. El episodio que lo obligó a permanecer bajo observación en la guardia del Instituto Argentino de Diagnóstico y Tratamiento así lo atestigua. 

Al respecto –el de la salud– quienes estuvieron con Macri en la reunión que presidió en el CCK lo escucharon firme en su arenga pero avejentado en su aspecto. Es el precio del poder.

Producción periodística: Lucía Di Carlo.



(Fuente: www.perfil.com). El periodismo profesional es costoso y por eso debemos defender nuestra propiedad intelectual. Robar nuestro contenido es un delito, para compartir nuestras notas por favor utilizar los botones de "share" o directamente comparta la URL. Por cualquier duda por favor escribir a: perfilcom@perfil.com