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domingo, 25 de junio de 2023

Un ensayo de mano dura… @dealgunamaneraok...

Un ensayo de mano dura…


Fotografía: Susi Maresca.

Esta semana se produjeron hechos trascendentes para el devenir de la economía, aunque de sentido opuesto. 

© Escrito por Carlos Heller el viernes 23/06/2023 y publicado por la Revista Acción de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina. 

Por un lado, comenzó el proceso de llenado del primer tramo del Gasoducto Presidente Néstor Kirchner (GPNK), que permitirá transportar este insumo energético no convencional desde el yacimiento neuquino de Vaca Muerta hasta los centros de consumo de nuestro país. De manera simultánea, la aprobación de la nueva Constitución jujeña, que incluyó un fuerte recorte de derechos, entre ellos el de protesta, dio lugar a una represión salvaje tras el reclamo de una multitud, integrada entre otros por organizaciones sociales, pueblos originarios y docentes que advierten sobre el signo regresivo de la reforma. 

El caso del gasoducto es emblemático del rumbo emprendido por el Gobierno del Frente de Todos. Esta importante obra de infraestructura permitirá un ahorro de subsidios al obtenerse el gas mucho más barato. A ello se sumará el ahorro por la reducción de importaciones, que será de aproximadamente 2.000 millones de dólares este año y 4.200 millones de dólares el próximo, según precisaron funcionarios del área. 

Mirada estratégica

Es un buen ejemplo de las políticas públicas con mirada estratégica que se necesitan para aliviar el cuello de botella por la escasez de divisas, que impacta con particular fuerza este año, en el marco de la inédita sequía que afectó la producción agropecuaria. Esta mirada debe estar en consonancia con un manejo soberano de los recursos naturales, el cuidado del medio ambiente y de los derechos territoriales de los pobladores.

La buena noticia del avance en la explotación de los recursos hidrocarburíferos marcó un fuerte contraste con el futuro que anticipan los/as precandidatos/as opositores, que se pelean para ver quién promete más «mano dura», en caso de triunfar en las próximas elecciones. ¿Para qué sería necesaria esa represión, hoy ensayada en Jujuy? Para implementar en todo el país los planes de ajuste que, pese a su fracaso en el pasado, vuelven a enarbolar como banderas de su ideología neoliberal.


En este sentido, la provincia gobernada por Gerardo Morales, precandidato a vicepresidente de Rodríguez Larreta, anticipa a modo de laboratorio de prueba lo que piensan hacer y por cuáles medios, en el caso de que se produjera un escenario de retorno de Juntos por el Cambio al Gobierno de la Nación. 

Los políticos neoliberales que endeudaron al país insisten en la idea de que los problemas se solucionarán con una violenta redistribución regresiva de los ingresos, vía macrodevaluación de la moneda, recorte de salarios y jubilaciones, y entrega de recursos naturales para usufructo de empresas extranjeras. 

Políticas activas

Frente a esas propuestas, y sin negar cuestiones por resolver, como la elevada inflación, están a la vista los frutos de un conjunto de políticas activas, en las antípodas del modelo de ajuste. Según datos recientes del INDEC, durante el primer trimestre la economía creció un 1,3% interanual y el repunte del empleo acompaña esta dinámica. 

La tasa de desocupación fue del 6,9% en idéntico período, un valor históricamente bajo al compararlo con igual lapso de años anteriores, mientras la tasa de actividad en su punto máximo (48%) indica que la caída que se viene registrando en el desempleo no está asociada a un «efecto desaliento» de quienes buscan trabajo. 

En suma, a partir de esos y otros resultados favorables, la continuidad que propone la Unión por la Patria busca consolidar un esquema de desarrollo con inclusión social, alejado de planes sólo beneficiosos para sectores concentrados.


domingo, 2 de abril de 2023

Maremoto... @dealgunamaneraok...

 Maremoto...

El reposo del guerrero. Pablo Temes

Al Gobierno le pega la pobreza y la defección de su rival favorito.

 

© Escrito por Nelson Castro el sábado 01/04/2023 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

El 39,2% de pobreza es una cachetada no solo para este gobierno y el peronismo, sino también para el resto de la dirigencia política de la Argentina. Representa el fracaso de todos los que han tenido protagonismo y poder político desde la recuperación de la democracia hasta aquí. Y, por si hiciera falta aclararlo, nada tiene que ver la democracia con esto que se ha convertido en una verdadera tragedia. Es una tragedia que refleja el presente, pero que se proyecta al futuro de nuestro país.

El 54% de los menores son pobres. Eso significa que la mayoría de ellos no tendrá posibilidades de salir de esa situación, porque hay componentes estructurales que condenan a esos pobres a seguir siéndolo. Muchos de esos chicos no podrán completar, en el mejor de los casos, la escuela primaria. Habrá otros que ni siquiera terminarán la primaria. Pero aun en el caso de aquellos que terminen la secundaria, habrá que ver qué nivel de instrucción y educación logran. En donde hay más pobreza, la educación es más pobre, porque la escuela acaba transformándose en un lugar en el que el principal objetivo es la alimentación y la contención y no la educación. Sin embargo, vale la pena hacer aquí un pequeño paréntesis: incluso en sectores de clase media, los chicos egresan sin alcanzar un nivel aceptable en matemática y no pueden comprender textos básicos.  

La alimentación, además, es otro factor clave en el desarrollo madurativo del cerebro de las personas en sus primeros años de vida. Una alimentación deficiente en proteínas e incompleta en aportes vitamínicos altera esa maduración neurológica fundamental para el desarrollo de las capacidades intelectuales de un individuo.

La Argentina de hoy se ha convertido en una verdadera fábrica de pobres.


Así las cosas, la Argentina de hoy en día se ha transformado en una verdadera fábrica de pobres. Para emitir tal aseveración no hace falta recurrir a las cifras del Indec: Se lo aprecia con solo caminar las calles de cada una de las ciudades y pueblos del país. La Ciudad Autónoma de Buenos Aires no es la excepción. La cantidad de gente que vive y/o duerme en la calle ha aumentado. El viernes por la madrugada murió una beba de 3 meses en las puertas de la Casa Rosada. Vivía con su familia en situación de calle. La tragedia social, el dolor propio y ajeno están hoy a la vista de todos. El número de concurrentes que asisten a comedores comunitarios crece a diario, así como la cifra de personas que supieron pertenecer a la clase media y que han perdido todo y hoy han tenido que ir a vivir a villas de emergencia. Al recorrer las calles de la ciudad, es notable la cantidad de gente que habla sola y deambula sin un lugar cierto a donde ir.


Las consecuencias de esta dinámica son letales. Nadie se puede extrañar, pues, de que jóvenes y adultos sean cooptados por el narcotráfico para ser agentes del narcomenudeo, actividad que les permite ganar el dinero que no tienen y que, en muchos casos, tampoco podrían obtener en una actividad decente.  


Le toca hacerse cargo de esta catástrofe a este gobierno del peronismo porque, hay que ser claros, hoy el peronismo es el kirchnerismo. El análisis de las cifras permite observar datos puntuales de alta significación política. En un marco de generalizada pobreza, las zonas con mayor incidencia del país fueron Concordia en Entre Ríos con el 55,2% y el área del Gran Resistencia en Chaco con 54% y luego Santiago del Estero-La Banda con el 46,5% y los partidos del Gran Buenos Aires en cuarto lugar con el 45% de pobres. Para los que no lo saben, en Concordia, Gran Resistencia, Santiago del Estero y en la mayoría de los distritos del Gran Buenos Aires, gobierna el peronismo desde hace décadas. ¿Hace falta algo más para explicar que el peronismo es, hoy en día, un generador de pobreza?

Tampoco fue la oposición una fuente de creación de prosperidad y movilidad social ascendente. ¿Y entonces? Esa es la pregunta que deberían hacerse hoy en día todos los que aspiran a ser gobierno en el futuro. Y, de lo que se ve, se lee y se escucha, esa pregunta está ausente del debate público de todos los que aspiran al sillón de Rivadavia a partir del 10 de diciembre de este año.   

Crece la cifra de quienes pertenecieron a la clase media y hoy han perdido todo. 

El renunciamiento del expresidente Mauricio Macri no tuvo –hasta el momento– el efecto ordenador que se esperaba en la interna del PRO y de todo Juntos por el Cambio. Lo que sucede en CABA es un ejemplo gráfico de ello. El senador Martín Lousteau, que se cansó de repetir que competiría por la Ciudad, es uno de los grandes perdedores de la interna en ese distrito. Supo coquetear con Horacio Rodríguez Larreta esperando de él no se sabe qué. El alcalde porteño enfrenta demasiadas presiones y todo indica que tuvo que ceder –una vez más– a los deseos del omnipresente Mauricio Macri, que postula para el distrito a su primo Jorge. El apellido funciona muy bien de este lado de la General Paz. Atrás quedaron los experimentos electorales encarnados en los ministros porteños Fernán Quirós (Salud) y Soledad Acuña (Educación).

Donde sí ha tenido un efecto desconcertante el alejamiento del expresidente de la carrera electoral ha sido en el seno del kirchnerismo donde la pregunta que se reiteró en la semana fue: ¿y ahora qué? Sin polarización con el eterno rival, todo se torna más difícil para un gobierno que se hunde en su propio maremoto interno y arrastra consigo a toda la Argentina.



    

domingo, 22 de mayo de 2022

Economía. Sortear las restricciones para seguir avanzando… @dealgunamenraok...

Sortear las restricciones para seguir avanzando…

 


Fotografía: Oli Scarff / AFP.

 

La recuperación de la actividad económica continúa, y el país ya ha dejado atrás la caída que generó la pandemia. De la misma forma en que el Estado resultó crucial en este proceso, hoy nos encontramos en una etapa en la que su presencia también es indispensable para garantizar el rumbo de crecimiento con equidad.

 

© Escrito por Carlos Heller el domingo 22/05/2002 y publicado por el Portal de Noticias Tiempo Argentino de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos. 

Según los datos recientemente publicados por el INDEC, en el primer trimestre de 2022 la actividad económica creció un 6,1% interanual y un 0,9% con respecto al último trimestre del año pasado. Más allá de cierta desaceleración normal, una particularidad importante es que todos los sectores tuvieron una evolución positiva, excepto el agropecuario, producto de las condiciones climáticas adversas que afectaron la soja y el maíz. Se destacaron positivamente “Transporte y Comunicaciones”, “Comercio mayorista y minorista” e “Industria manufacturera”.  De hecho, es superior en un 3,7% a las cifras del primer trimestre de 2019.

 

Esta situación, a su vez, se refleja en la evolución del empleo. Según datos del Ministerio de Desarrollo Productivo, en el semestre comprendido entre agosto de 2021 y febrero de 2022, 119 mil personas ingresaron al mercado laboral como asalariadas del sector privado registrado, es decir, un promedio de 20 mil nuevos puestos por mes. Desde el año 2011 que el empleo formal no se recuperaba a este ritmo.

 

El empleo industrial en particular, señala el informe del Ministerio, ha tenido un desempeño muy positivo en casi todo el país, con 21 de 24 provincias con más trabajadores en la manufactura que en los albores de la pandemia. Esta dinámica se condice con la evolución de la actividad industrial, que actualmente se encuentra en un nivel superior al del inicio de la crisis de 2018. 


El jueves, el Ministerio de Economía siguió obteniendo financiamiento en el mercado de capitales. En la primera ronda de la licitación se colocaron títulos por un monto superior a los vencimientos en $ 66.300 millones, siendo el 64% instrumentos a tasa fija, despejando las dudas que sembraban algunos analistas. Cabe señalar que durante el primer cuatrimestre las colocaciones superaron en un 29% a las amortizaciones. 


No es casual que cuando la economía empieza a tomar mayor impulso empiecen a aparecer restricciones sobre el crecimiento. Una de ellas está fuertemente asociada a la pulsión de los sectores concentrados por apropiarse, vía inflación, de los ingresos que la economía genera, lo cual termina atentando contra el propio mercado interno. Es crucial entender que existe una asociación indisoluble entre crecimiento y una matriz progresiva de distribución de la renta: el primero genera las bases para poder distribuir, y viceversa. Son dos cuestiones que deben ir a la par y que requieren de la existencia de un Estado activo. 


El presidente Alberto Fernández afirmó que la economía argentina está encendida, aunque recuperar el salario real “cuesta mucho trabajo (…); no estamos logrando que la distribución del ingreso se mejore y, por eso, hemos decidido mantener abiertas las paritarias”. 


Para darles sostenibilidad en el tiempo a este tipo de políticas, hace falta, para alimentar los ingresos tributarios, que la actividad interna no se detenga, pero también que se grave con impuestos a quienes más tienen. Son las discusiones que se dan en todo el mundo. Joe Biden señaló tiempo atrás: “Compatriotas, la economía del goteo nunca funcionó. Es el momento de hacerla crecer desde abajo”. Toda una definición, viniendo de boca del presidente de la principal potencia capitalista. Con respecto a lo que habría que hacer, Biden remarcó que busca “bajar el déficit exigiéndoles a las grandes corporaciones y a los más ricos que no hagan abuso de precios y que paguen lo que corresponde en cuanto a impuestos”. Banderas que han estado levantando organismos como la OCDE y el propio FMI.  


Los últimos datos de comercio exterior dan cuenta de un crecimiento del 35,6% de las exportaciones en abril, respecto de igual mes de 2021, producto de un 23,7% de incremento en los precios y un 9,6% en las cantidades. Pero, al mismo tiempo, las importaciones aumentaron un 47,3%, con mayor incidencia de las cantidades (24,5%) que de los precios (17,9%). Las compras de bienes intermedios en primer lugar, y de bienes de capital y accesorios en segundo, son los rubros que vienen traccionando el crecimiento. Ambos están relacionados a la mayor actividad económica. 


El saldo comercial de abril ha sido el más elevado del año, similar al del mismo mes del año anterior y, si bien se han registrado saldos positivos de comercio exterior en todos estos meses, no deja de estar presente la restricción estructural de fondo, ya que para que la economía crezca sostenidamente se precisan dólares para abonar las importaciones.

 

Una de las formas de minimizar la necesidad de divisas ha sido la renegociación de las deudas con los privados y con los organismos, que postergó los pagos por varios años. También se han venido aplicando regulaciones para proteger y darles un uso adecuado a los dólares. En materia de comercio, una política de Estado, además del fomento de las exportaciones, es profundizar la sustitución de importaciones, que a su vez genera empleo local. Para ello hacen faltan políticas de largo plazo que no se interrumpan con la llegada de gobiernos neoliberales. 


El desacople necesario 


Al hablar sobre los impactos de la suba de los precios de las materias primas, el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, señaló que “la mayoría de los países en desarrollo no disponen de espacio fiscal suficiente para atenuar el golpe de estas enormes subidas”. El mundo se encuentra frente a una situación que amenaza a decenas de millones de personas “al borde de la inseguridad alimentaria, seguida de desnutrición, hambre generalizada y hambruna, en una crisis que podría durar años”. Un panorama inquietante.

 

La guerra agudizó un fenómeno que venía desde antes, producto de la recuperación de la actividad global y del cambio climático. La India, que es el segundo mayor productor mundial de trigo, acaba de prohibir sus exportaciones de este cereal, debido a una cosecha inferior a la esperada, por un aumento repentino de las temperaturas durante la fase de su maduración, lo cual redujo los rendimientos. El fenómeno climático ha venido para quedarse y los Estados no pueden estar al margen de los impactos que trae. Argentina es uno de los grandes productores de alimentos a nivel global y como tal debe garantizar a la población un acceso adecuado a estos bienes esenciales. 


El presidente de la Nación afirmó: “El precio del trigo sube mucho y tenemos un gran problema para desacoplar el precio interno del externo”, y señaló las resistencias que existen por parte del sector privado, que demora la puesta en marcha del fideicomiso del trigo.

Hay una “riqueza inesperada, porque alguien en el mundo empieza a ganar mucho, es lo que nosotros pedimos que se redistribuya. El instrumento con que esto se desacopla son las retenciones. Ahora, las retenciones son un tema legislativo y necesito que el Congreso entienda el problema, y llegado el caso acompañe una decisión de esa naturaleza”. 


En cuanto a las diferencias al interior del espacio oficialista, destacó: “Tengo la certeza de que tenemos una mirada común sobre lo que la Argentina necesita en todo el frente”. Una mención que vale la pena tener en cuenta. 



martes, 19 de enero de 2021

Dólar, soja y fuga… @dealgunamanera...

 Dólar, soja y fuga… 


 Fotografía: Pablo Anelli

Informe especial: Cómo opera el circuito del contrabando y la simulación de importaciones de la oleaginosa. En 2020 la Argentina perdió 1.900 millones de dólares por el rulo de importar soja para su procesamiento y exportación. Doscientos camiones semanales, sin embargo, llevan previamente los granos desde la Argentina a Paraguay y a Brasil para su reingreso posterior. Las sospechas de la UIF. Por qué no se sostienen los argumentos de productores y exportadores del complejo sojero sobre una maniobra que les reditúa fortunas y al país le provoca una sangría de divisas.  

© Escrito por Rubén Manasés Achdjian (*) y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. 

“En casa de herrero, cuchillo de palo” es un viejo refrán que alude a la paradoja de un bien que debería abundar en cierto lugar y que, muy por el contrario, escasea. Tal parece ser el caso de la economía argentina, considerada como la tercera productora mundial de porotos de soja pero que aun así debe importar desde terceros países esos mismos porotos que sus tierras producen en abundancia.  

Si esta paradoja ocurriera en nuestra economía solo de manera excepcional -por ejemplo, ante una disminución coyuntural de la producción agrícola por causas estacionales o por emergencias climáticas- o en contextos donde la existencia de importantes stocks de divisas disipara cualquier expectativa devaluatoria, no habría mayor motivo de preocupación. Sin embargo, la economía argentina no transita por ninguna de estas dos situaciones.  

Por el momento, el gobierno logró superar con éxito la tormenta cambiaria que se desató hacia fines de octubre cuando el dólar ilegal, el CCL y MEP iniciaron una escalada que parecía no tener techo. En esos días, los habituales voceros del establishment vaticinaban una inminente y brutal devaluación que, por otra parte, asumían como inevitable. Finalmente, ello felizmente no ocurrió y hoy la situación del mercado de divisas pareciera estar controlada.  

Claro que la estrategia de intervención para tranquilizar al mercado cambiario no fue gratuita y tuvo su trade off: el precio de esta tranquilidad se pagó con reservas del BCRA que, como ya todos sabemos, son escasas. El stock bruto de reservas al cierre de diciembre (39.216 millones de dólares) mostró que, durante la última turbulencia, el Central debió desprenderse de poco más de 2.100 millones en divisas para lograr que volviera cierta calma al mercado.  

Por su parte, el último balance cambiario publicado por la entidad señalaba que, al cierre de noviembre, se registró un nuevo déficit de 753 millones de dólares y que, a esa altura del año, la economía acumuló un “rojo” de 5.795 millones, lo que pone en relieve la clásica evidencia de que la economía argentina consume muchos más dólares que los que logra producir.  

La magnitud de déficit no es grave en sí -hablamos de un punto del PBI- sino que la gravedad que hoy representa se debe al contexto económico en el que tiene lugar. Por ejemplo, durante la gestión del macrismo en el Banco Central (2016-2019) se registró en el balance cambiario un déficit acumulado en cuatro años de 57.983 millones de dólares, a un ritmo promedio de casi 14.500 millones por año que fue cubierto a través de un gigantesco endeudamiento, de mayores liquidaciones de agrodólares y del ingreso masivo de capitales especulativos. Hoy, el actual directorio debe enfrentar una situación menos relevante en términos cuantitativos pero seriamente agravada por el hecho de no poder contar con ninguna de las alternativas mencionadas.  

La soja es hoy el “cuchillo de palo” del sector externo. Según datos del Indec, entre febrero y noviembre de 2020 se importaron poco más de 5 millones de toneladas de porotos de soja por un valor total de 1.900 millones de dólares, una cifra que tampoco sería relevante si no fuera por el contexto crítico que atraviesan las posiciones cambiarias. 

El 92 por ciento de la oleaginosa sin procesar proviene de Paraguay, el resto de Brasil y, en muy menor medida, de Uruguay. ¿Cuál es la razón que justificaría que Argentina les compre porotos de soja a los países vecinos cuando es capaz de producir 50 millones de toneladas al año? Los productores y exportadores del complejo sojero suelen recurrir a los siguientes argumentos.  

En primer lugar, destacan la necesidad del sector aceitero de cumplir en tiempo con sus compromisos de producción. Esto lo lleva a aprovisionarse en otros mercados de suficiente materia prima que ingresa al país en calidad de importaciones temporarias para, luego, procesarlo y exportarlo al mundo bajo la forma de aceite, harinas y pellets. Hasta aquí la respuesta parece más que atendible, si no fuera por algunas otras evidencias que la tornan inconsistente.  

Entre febrero y noviembre, mientras el sector aceitero importaba un promedio mensual de poco más de medio millón de toneladas de soja sin procesar, no se registraban faltantes que justificaran estas compras. Tampoco se interrumpió la exportación, lo que hubiese sido aconsejable para abastecer a la industria local en vez de importar.  

El ejemplo más claro para graficar esta situación tuvo lugar en agosto pasado: mientras los productores informaban la existencia de un stock de 14 millones de toneladas de porotos de soja, las aceiteras importaron 471.400 toneladas. Los agroexportadores, por su parte, declaraban ese mismo mes ventas al exterior por 250.150 toneladas que, de haber permanecido en el mercado local, hubiesen servido para absorber más de la mitad de los suministros externos demandados por las aceiteras. 

Estas operaciones cruzadas y aparentemente descoordinadas tienen, por cierto, nombre y apellido. En agosto, más de la mitad de las exportaciones de soja a granel (132.000 toneladas) fue realizada por la cerealera santafesina Díaz y Forti SA, firma que también exportó en el mismo mes 25.000 toneladas de aceite de soja. Recordemos al lector que hace un mes el BCRA suspendió las operaciones de cambio de Díaz y Forti SA, una módica empresa que creció exponencialmente gracias a vínculos bastante opacos -hoy minuciosamente investigados- con la intervenida aceitera Vicentin.  

Otra razón aducida por el complejo aceitero en favor de la importación es que la soja sin procesar de origen paraguayo posee un mayor contenido en proteínas que la que se cosecha en Argentina. Ello permite un proceso más eficiente de la molienda del poroto y, por ende, una mejor colocación del producto final en los mercados internacionales. Este problema planteado como una falta de aptitud de la naturaleza parecería no tener solución. 

Sin embargo, un estudio producido por Martha Cuniberti y Rosana Herrero, investigadoras del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) muestra que, entre 1997 y 2018, la soja cultivada en la Zona Núcleo (conformada por los principales departamentos agrícolas de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba) perdió 5 puntos porcentuales de valor proteico y que esta pérdida podría haber sido corregida con una adecuada rotación de cultivos y combinando, durante el proceso de industrialización, cantidades adecuadas de soja de 1ª (que tiene mayor contenido de aceite) con soja de 2ª (con mayor contenido proteico). “Estas pérdidas -señala este interesante estudio que el sector sojero parece haber ignorado- se trasladan al productor que recibe un precio menor, a la industria que disminuye su capacidad de molienda y al país por disminución de las primas de harina argentina implicando una caída importante en los ingresos por exportación, como primer exportador mundial de harinas proteicas”. De modo que no se trataría, entonces, de la falta de una aptitud natural de nuestros suelos ya que, luego de leer el informe, queda bien claro que “lo que natura non da, el INTA sí presta”.  

Una tercera respuesta al fenómeno de la importación de soja es la que el propio sector evita comentar. Recientemente, las autoridades policiales y tributarias misioneras detuvieron y decomisaron en la localidad de San Vicente una decena de camiones cargados con soja (aproximadamente 250 toneladas) que se dirigían a Colonia Alicia, en la frontera con Brasil. La fuga de soja argentina desde Misiones al Paraguay y Brasil para eludir el pago de derechos de exportación es una modalidad recurrente del contrabando y, según algunas fuentes, moviliza cerca de 200 camiones semanales que se desplazan desde Chaco, Santa Fe e, incluso, de Buenos Aires hacia la frontera noreste.  

En torno a este problema, el presidente de la Unidad de Información Financiera (UIF), Carlos Cruz, señaló que “cuando los granos no se liquidan oportunamente, no es sólo que quedan en el silo, sino que son objeto de contrabando”. Precisamente, parte de la soja que se fuga por la canaleta del contrabando es la misma que vuelve a ingresar al país bajo la modalidad de importación temporaria para ser procesada en las plantas de molienda locales.  

Es importante recordar, además, que el régimen de importación temporaria permite que el industrial aceitero pueda deducir el valor de la importación de la materia prima de la base imponible sobre la que se aplican los derechos de exportación que debe pagarle al fisco argentino, de modo tal que solo debe abonar el gravamen por el valor agregado del procesamiento industrial. Ahora bien: ¿qué sucede en términos tributarios si una empresa lograra pasar de contrabando soja a granel a través de alguna de nuestras fronteras con destino a una filial o empresa asociada, por ejemplo, en Brasil o Paraguay para, luego, importar legalmente esa misma soja, en carácter temporario, para producir aceite, venderlo al exterior y pagar derechos de exportación solo por la diferencia de precios existentes entre el aceite y la materia prima? La respuesta es bien sencilla. Tan sencilla, que obliga a mencionarla en voz baja.  

En muchos meses consecutivos de esta larga pandemia y sus consecuencias más evidentes (retracción económica, caída de reservas y restricción cambiaria), las miradas del gobierno y de los principales medios estuvieron puestas en el goteo incesante de reservas para satisfacer el deseo de atesoramiento de los pequeños ahorristas, habilitados a comprar de a 200 dólares por mes con el fin de preservar sus ingresos o para obtener una pequeña renta diferencial haciéndolos puré en el mercado ilegal. No intento minimizar este fenómeno sino señalar apenas que, mientras esto ocurría, también sucedían estas otras fugas más relevantes y sofisticadas, sin duda. Fugas sobre las que se habla muy poco y distorsionadas con operaciones mediáticas e infundadas denuncias sobre un supuesto avance del gobierno sobre la propiedad privada. 

Una decidida estrategia de intervención pública en el mercado de granos, que no se agote en su aspecto exclusivamente cambiario y que se proponga coordinar la demanda y la oferta, evitando faltantes para el proceso industrial y, al mismo tiempo, combatiendo el contrabando y otras operaciones más complejas de evasión o elusión impositiva, aconsejan a todas luces que la cuestión un lugar de primer orden en la agenda pública. Sin estridencias ni anuncios oficiales que luego deben ser retrotraídos.  

En nuestra economía el complejo agroexportador en general -y el complejo sojero en particular- es, tradicionalmente, el principal generador de divisas. Es razonable pensar entonces que el control, la regulación y la transparencia en todas estas actividades merecen una acción coordinada y efectiva de numerosas agencias gubernamentales, y no solo de la cartera económica o del Banco Central de manera aislada.  

Por lo pronto, el esfuerzo público por frenar el drenaje de más de 1.900 millones de dólares anuales que van a parar a otras economías en vez de reinvertirse en el país bien vale la pena.  

(*) Politólogo (UBA). Director de la consultora Tramas & Tendencias.  

CLAVES: contrabando dólares 

* El 92 por ciento de la soja sin procesar proviene de Paraguay, el resto de Brasil y, en muy menor medida, de Uruguay. 

*  La fuga de soja para eludir el pago de derechos de exportación es una modalidad recurrente del contrabando. 

* En agosto, más de la mitad de las exportaciones de soja a granel fue realizada por la santafesina Díaz y Forti SA, vinculada a la intervenida Vicentin. 

* El control, la regulación y la transparencia del complejo sojero merece una acción coordinada de las agencias gubernamentales.




domingo, 17 de enero de 2021

Carrió y Vallejos traducen (al revés) la enciclopedia del fracaso… @dealgunamanera...

Carrió y Vallejos traducen (al revés) la enciclopedia del fracaso…

 


La semana empezó con paro rural y termina, una vez más, con polémica sobre el campo: 

• La ultra kirchnerista Fernanda Vallejos, traicionada por una visión supuestamente híper ideológica, lamenta que vivamos del agro. 

• Desde el otro polo, la chaqueña Elisa Carrió, anclada en la defensa del statu quo, defiende a las corporaciones agropecuarias, curiosamente, por la misma razón que Vallejos las odia. 

© Escrito por Edi Zunino el viernes 15/01/2021 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. 

Empecinadas en afirmarse electoralmente de un lado de la polarización que siempre promueven, ambas rivales se equivocan, si bien, a la vez, las dos tienen algo de razón. Porque sin el campo la Argentina no existe. Y sólo con el campo, tampoco. 

El asunto es que ver sólo una parte del problema nos deja siempre sin un plan productivo maestro. Si no nos proponemos combinar buenas materias primas con buenas manufacturas, con buena tecnología, con buenos servicios, con buena salud, con buena educación y con buena seguridad, la Argentina va a seguir siendo una entelequia. O un botín a la espera del próximo corsario.

Pongamos el foco en nuestra situación poblacional. Ahí se demuestra que el bendito “país rural” que repetimos como loros dejó de existir hace rato. Lástima que la pandemia nos dejó también sin censo el año pasado, pero los datos reunidos hasta el de 2010 alcanzan para sostener lo que digo. 

Veamos. En el período censal 1980-1991, la tasa de crecimiento anual medio de la población fue del 14,7 por mil (1,47%), en el decenio 1991-2001 del 10,1 por mil (1,01%) y entre 2001-2010 del 11,4 por mil (1,14%). Hacia 2011 el 92% de la población argentina vivía en ciudades, convirtiéndose en uno de los países más urbanizados del mundo.  En contraste, el 40% de los pueblos rurales está en riesgo de extinción.

Traduzco: el campo no es negocio para millones de personas que migran a ciudades desindustrializadas sin capacidad de dar trabajo ni servicios suficientes. Eso es la pobreza estructural, una dimensión que cuestiona el futuro si el 65% de los niños y los jóvenes son pobres.  

Las causales mayores del éxodo rural son la tenencia de la tierra y la falta de servicios ya que “los costos tan elevados de la tierra han hecho que muchos productores no hayan podido acceder a ella y por eso migraron; primero,  a las pequeñas localidades, y después,  a las más grandes. A eso hay que sumarle la falta de servicios (caminos, electricidad, comunicaciones), factores que provocan el éxodo de los pobladores que abandonan el lugar en busca de un futuro mejor en las ciudades”. 

Pero esa situación sólo acarrea un problema mayor. Muchas veces, los productores que emigran a las ciudades solo encuentran desarraigo y marginalidad. Los datos indican que una fracción importante de ellos se ubica en asentamientos que no reúnen las condiciones mínimas.

Decíamos que, según el censo 2010, el 40 por ciento de los pueblos rurales está en riesgo de extinción. Hablamos de lugares con menos de 2.000 habitantes. La mayoría de los que emigran son jóvenes que buscan trabajo o viajan para estudiar.

La población de los pueblos “en crisis o riesgo de extinción” disminuyó más del 10 por ciento entre el censo de 2001 y el de 2010, y nada indica que la tendencia haya cambiado. Más bien, parece todo lo contrario.  Estudios del INDEC y el Conicet sostienen que la merma comenzó en 1960 y se agudizó con los años, luego que el censo nacional de 1991 registró 430 pueblos “en crisis”. En 2001 la cifra ascendió a 602, en tanto 128 poblaciones crecieron menos del 10 por ciento y 90 desaparecieron, hasta llegar a los 800 pueblos en riesgo de extinción hace una década.

Urge un plan. Salirse ya del chiquitaje corporativo y partidario. De la pelea pretenciosa sin sustancia.  Está demostrado: la grieta es un negocio para súper minorías económicas y políticas. 

El presidente Alberto Fernández debería estar menos ansioso por las elecciones de medio término que por no claudicar en su propuesta de Unidad Nacional que le hizo ganar las elecciones con al menos un 15% de votos más que los aportados por Cristina Kirchner. 

Si claudica, la frustración no va a ser suya. Será nomás -ni menos- que un nuevo capítulo en la voluminosa Enciclopedia del Fracaso Nacional que venimos hace décadas empecinados en escribir.

 Radio Perfil (escuchar el audio de la nota)