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domingo, 29 de octubre de 2023

Frankenstein vs. Drácula… @dealgunamaneraok...

Frankenstein vs. Drácula…

El joven Frankenstein. Dibujo: Pablo Temes

La humorada que circuló en las redes resume el destino de fracaso que parece esperar al país.    


© Escrito el sábado 28/10/2023 por Nelson Castro y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.   

El viernes y el sábado, la escasez de nafta complicó la vida cotidiana de millones de ciudadanos. Fue producto de la falta de pago de las importaciones de combustibles que llegan a través de barcos. El jueves y el viernes varios colegios privados hicieron saber que cerrarán sus puertas dejando colgados a miles de alumnos que no saben dónde continuarán sus estudios el año próximo. 

El viernes, seis sociedades cardiológicas hicieron saber, por medio de una carta pública, que no tienen los insumos necesarios para la realización de procedimientos diagnósticos y terapéuticos de los cuales depende la vida de cientos de miles de enfermos. En un tenor similar, los otorrinolaringólogos comunicaron la falta de miles de insumos utilizados en trasplantes auditivos. 

La harina y, por ende, el pan aumentaron. Algunas plantas automotrices debieron suspender sus actividades por falta de autopartes necesarias para la fabricación de vehículos. 

Lo notable es que la dirigencia política vernácula no se ocupó de ninguno de estos temas. 


Los resultados de las elecciones confirman que este es un país fuera de norma.

En No Tan Juntos por el Cambio se dedicaron a pelearse a rabiar, tal como vienen haciendo desde un hace un tiempo demasiado largo y fatigoso. Y en Unión por la Patria –que, en verdad, debería llamarse Unión por los Cargos– desde Sergio Massa para abajo se dedicaron a ver cómo podían destruir a la oposición. Ante tal panorama, nadie puede sorprenderse por esta proliferación de problemas que afectan al ciudadano y a la ciudadana de a pie. Como reza la Epístola Moral a Fabio, de Andrés Fernández de Andrada: “Esta invasión terrible e importuna de contrarios sucesos nos aguarda desde el primer sollozo de la cuna”.  

Los resultados de las elecciones del domingo pasado confirman que la Argentina es un país fuera de norma. La lógica política ha demostrado a lo largo de los siglos que un gobierno desastroso como el de Alberto Fernández, Cristina Kirchner, Sergio Massa y Axel Kicillof no tendría ninguna chance de alzarse con la victoria. Sin embargo, el domingo pasado esa lógica no se verificó: el ministro candidato, cuya gestión llevó el índice de inflación a los niveles más altos de los últimos treinta años, ganó. En Lomas de Zamora, el candidato a intendente Federico Otermín, un delfín de Martín Insaurralde complicado en el caso de los empleados ñoquis de la Legislatura bonaerense a los que les cobraba sus sueldos Julio “Chocolate” Rigau, arrasó. Lo mismo ocurrió con Kicillof, de penosa gestión al frente de la gobernación de la provincia de Buenos Aires. 

Ante este escenario se impone, pues, una reflexión: existe en gran parte de la sociedad argentina una cultura peronista arraigada e inamovible. Números más, números menos, representa alrededor del 40% del total de la población. Eso explica muchas cosas del perfil de la dirigencia política y del fracaso de la Argentina, un fracaso que se proyecta al futuro. Esa cultura populista no solo abarca a los sectores más pobres, sino que se extiende a sectores de la clase media. El ejemplo más claro de esa cultura populista lo representa el plan platita que aplicó el Gobierno a partir de su derrota en las PASO en forma obscena. La eliminación del impuesto a las ganancias a la cuarta categoría, el festival de bonos y la distribución de heladeras, cocinas, licuadoras, colchones y otros bienes, todos pagados con fondos públicos sin ningún tipo de pudor ni reparo, fueron parte de un folclore ya conocido y, sin dudas, exitoso.


Las sociedades que convalidan el populismo exhiben un alto grado de corrupción. Una de las consecuencias más nefastas de la corrupción es la pobreza. Por supuesto que, para alcanzar la victoria, el Gobierno contó con una gran ayuda: la división de la oposición. La matemática da una idea cabal de la irresponsabilidad absoluta de sus dirigencias: la suma de los votos de Juntos por el Cambio más los de La Libertad Avanza supera el 50%. Unidos hubieran ganado en primera vuelta. Separados, perdieron y le permitieron al peronismo ganar haciendo, en cuanto a cantidad de votos, la peor elección de su historia. 

Verlos ahora juntos –a los abrazos– a Javier Milei y a Patricia Bullrich impacta. ¿Cómo no advirtieron que divididos perdían? El ejemplo más previsible es el de la provincia de Buenos Aires, en donde Néstor Grindetti y Carolina Píparo le regalaron la elección a Kicillof. El caso de Grindetti merece un párrafo aparte: pidió licencia al frente de la intendencia de Lanús para asumir la presidencia de Independiente. O sea, privilegió el club del cual es hincha por sobre los problemas de la gente de su ciudad. Conclusión: no solo no ganó la gobernación, sino que su candidato a intendente perdió. ¿Se podía esperar otra cosa? 

A la oposición la aniquiló la soberbia. Empezando por Mauricio Macri, que sigue creyendo que hizo un buen gobierno y que no fue comprendido por la gente. A eso le agregó su comportamiento en esta semana buscando despegarse de la derrota. Ante la estrategia de Massa de dividir a la oposición, Macri debió haber sido un factor de aglutinación. En vez de echar culpas ajenas, debió haber procurado ser un factor de unión.   

Un nuevo tablero político.


También el radicalismo hizo un enorme aporte al zafarrancho de JxC. Los cegó la bronca que todavía guardan del ninguneo al que fueron sometidos por los popes del PRO. La pantomima que desplegaron luego del acuerdo de Patricia Bullrich con el líder libertario estuvo teñida de hipocresía. ¿Alguien podía esperar que el sector más duro del PRO se mantuviese “neutral” ante el avance de Sergio Massa? Por otra parte, los vasos comunicantes entre varios dirigentes de la UCR y el tigrense, que enojaron al expresidente, efectivamente existieron. Pero también Milei fue funcional a Massa. ¿O es que en el PRO olvidaron que el libertario le votó al ministro-candidato la ley de quita del impuesto a la cuarta categoría? 


Javier Milei pasó de “la casta tiene miedo” a negociar con ella. No es algo nuevo. Ya lo había hecho con Luis Barrionuevo. Increíblemente, le creyó al dirigente gastronómico, que le prometió que le iba a asegurar la fiscalización de los comicios, cosa que, en los hechos, no se verificó. Hubo mesas en las que La Libertad Avanza sacó cero votos, cosa que también le ocurrió a JxC. Milei necesita ahora arreglar con la casta. Su abrazo con Bullrich terminó de transformar su eslogan en un blef.   


Uno de los memes más difundidos en las redes expresa que el 19 de noviembre la sociedad deberá elegir entre Frankenstein y Drácula. La humorada refleja a la perfección el destino de fracaso al que parece estar condenada la Argentina.




   

miércoles, 9 de febrero de 2022

La Argentina decadente... @dealgunamaneraok...

La Argentina decadente...


"¡Subordinación y Alor!". Sergio Berni. Dibujo: Pablo Temes.

El objetivo K es siempre el mismo: endulzar los oídos del núcleo duro con el relato y responsabilizar a Alberto F de los ajustes.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 05/02/2022 y publicado en el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.



La semana comenzó agitada y se convirtió en un tobogán sin freno y sin rumbo para el Gobierno. La renuncia de Máximo Kirchner a la presidencia de la bancada del Frente de Todos contra Todos ahondó la grieta en el corazón del oficialismo. 

En primer lugar, el jefe de La Cámpora nos ha recordado que en su brutal concepción del poder el kirchnerismo no tiene reparos en dirimir las internas palaciegas, públicamente, poniendo en riesgo la estabilidad de la Argentina. En segundo lugar, cabe recordar que la voz del primogénito fue avalada en el transcurso de la semana por el coro de voceros del poder real. Casi de inmediato el diputado Leopoldo Moreau y su hija, la diputada Cecilia Moreau, la economista intérprete de audios de colección Fernanda Vallejos, La Cámpora y parte del sindicalismo, salieron a respaldarlo. Desde todo punto de vista, ese  “portazo” es una confirmación de que el accionar de Kirchner hijo no es más que la continuación de los modos y las formas de su madre. A Cristina Fernández de Kirchner le encanta zamarrear al Presidente y su equipo de adláteres para dejar al desnudo sus profundas y crecientes diferencias con la gestión gubernamental. 

El mensaje de Máximo Kirchner, a quien increíblemente algunos referentes del mundo empresarial vernáculo llegaron a comparar con la figura de Charles De Gaulle (sic) fue claro: o manda Cristina o no lo hace nadie. Luego del entendimiento con el Fondo Monetario Internacional para garantizar un futuro acuerdo, todos estaban a la espera de su carta. Sin embargo –y seguramente para que nadie se aburriera– esta vez la carta la mandó su hijo. El objetivo, de todos modos, es siempre el mismo: mantener el relato para endulzar los oídos del núcleo duro y responsabilizar a Alberto Fernández de los ajustes y ordenamientos fiscales que vendrán. 

“Si Alberto estaba satisfecho con la negociación, ¿por qué volver a retorcerse de bronca ante los caprichos de Máximo y La Cámpora? En un punto, hay una dependencia enfermiza que termina siendo corrosiva para todos y que vuelve a poner en el ojo de la tormenta a Guzmán. El tipo llegó a un entendimiento posible y resulta que ahora está mal” –se quejó una fuente que recorre con frecuencia la Rosada.

“El poder siempre te marca la falta y, si padecemos esos señalamientos de una forma tan visceral, es porque pesa saber que no estamos del mismo lado” –señaló otro miembro del albertismo. La reflexión lleva implícita la conciencia del lugar prestado: la mayoría de los votos son de CFK. De todos modos no deja de sorprender que el Presidente se haga valer tan poco: sin su aporte, el kirchnerismo no hubiese podido volver al poder.   

No tan Juntos por el Cambio atravesó una semana turbulenta. Consensuar el curso de acción parlamentaria si el preacuerdo con el FMI se discute en el Congreso crispó a más de uno. 

“La responsabilidad primaria es de ellos. Son gobierno. La gente los votó. Que se pongan de acuerdo y después vemos en qué podemos colaborar. Resulta que ahora nos vienen a buscar para refrendar un acuerdo que ellos idearon porque la mitad de su tropa se les dio vuelta. Es irracional” –sostienen las principales voces de JXC. 

Otra vez hay diferencias con parte del radicalismo. “Lo de Morales es curioso. Cada vez que desde el PRO se unifica una postura, se le despierta su vocación dialoguista y su sentido de la responsabilidad” –se quejan en el equipo amarillo. 

Toda esta agenda se vio abruptamente interrumpida por la retahíla de casos fatales producidos por el consumo de cocaína contaminada con una sustancia que, increíblemente, aún no ha sido identificada. 

El episodio exhibe en su verdadera dimensión la brutal expansión del narcotráfico en la Argentina favorecida por la corrupción política, judicial y policial tal como, al fin y al cabo, ha sucedido y sucede en cada uno de los países en los cuales el narcotráfico hace baza. Con sus testimonios, la gente que habita en la zona de Puerta 8, donde la marginalidad se enseñorea, abunda en detalles de cómo la policía nada hace cuando se denuncian los puntos de venta de la cocaína que son ampliamente conocidos por todos. ¿Puede alguien creer que el jefe de la Policía Bonaerense, comisario Daniel Alberto García, no sabe esto? Por otra parte, con el gobernador Axel Kicillof paseando por Rusia y China, como parte de la delegación presidencial, el mutismo de quienes supuestamente quedaron a cargo de la Provincia ha sido estrepitoso. ¿Dónde están sus naturales sucesores? ¿Dónde está la vicegobernadora, Verónica Magario? ¿Dónde está el jefe de Gabinete, Martín Insaurralde?

Patricia Bullrich, fue tajante contra el ministro de Seguridad Aníbal Fernández en la tragedia que dejó 24 muertos como consecuencia del consumo de cocaína adulterada. Le recordó que en su anterior paso por la cartera la importación de efedrina se había disparado y que ahora ocurre lo mismo con el fentanilo, sustancias que suelen terminar en manos del narcotráfico. Ya no se trata solo de Aníbal. Recuérdese que, en una decisión incomprensible y de extrema irresponsabilidad, su antecesora Sabrina Frédéric, decidió disolver la Subsecretaría contra el Narcotráfico. En el nuevo organigrama del Ministerio de Seguridad no hay un organismo con rango de Secretaría encargado de esta área.

Fuentes de la PBA reconocen en el off the récord lo poco que se ha avanzado en materia de lucha contra el narco, pero se escudan en un repertorio tan pobre como gastado: “No hemos podido avanzar como queríamos. La pandemia produjo parálisis y trastocó las prioridades y gran parte de los retrasos tienen que ver con la falta de celeridad de algunos fiscales en ordenar los allanamientos”. 

Curioso que desde un gobierno que patrocinó la bochornosa marcha contra la Justicia del 1F se guarde silencio respecto de esa pasividad judicial.




domingo, 24 de octubre de 2021

Desencanto. Tomar nota del hartazgo… @dealgunamaneraok...

Desencanto. Tomar nota del hartazgo…

 

¡A las urnas! Cristina Fernández. Dibujo: Pablo Temes 

Esa debería ser la prioridad de la clase política argentina en general como respuesta al humor social. 

Escrito por Nelson Castro el sábado 23/10/2021 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina. 


El Gobierno transita consuetudinariamente el camino de la sinrazón. Es un ámbito en el que demuestra sentirse cómodo. Todos los días genera hechos que dejan al desnudo la lógica de la ilógica, algo tan propio del kirchnerismo. La muestra de esta semana ha sido todo lo sucedido alrededor del dramático conflicto de violencia que se viene desarrollando desde hace largo tiempo en la Patagonia. Al respecto, una aclaración necesaria: no se trata de toda la Patagonia ya que hay una provincia que no se ve afectada por esta minúscula horda de delincuentes violentos. Por si algún lector no lo advirtió, esa provincia es Santa Cruz. ¿Qué pasaría si algunos de los así llamados líderes espirituales del RAM dijese que el terreno donde están emplazados algunos de los hoteles de la familia Kirchner son lugares sagrados y los usurparan?

 

La carta del Presidente a la gobernadora de Río Negro, Arabela Carreras, es de una inconsistencia supina. Y la presentación a favor de Facundo Jones que hizo el embajador argentino ante el gobierno de Chile, Rafael Bielsa, parece sacada de El Reino del Revés, donde un “ladrón es vigilante y otro es juez y que dos y dos son tres”, tal como lo describiera con proverbial maestría la inolvidable María Elena Walsh.  

    

En el Gobierno hay una gran preocupación porque el tiempo les juega en contra. De aquí al 14 de noviembre se tachan los días en el almanaque y todos coinciden en que es prácticamente imposible hacer que se noten los beneficios de las medidas económicas mayoritariamente cortoplacistas impuestas por la Rosada, como el aumento del salario mínimo, la reconversión de planes sociales en trabajo genuino y todo el aparato clientelista puesto al servicio del “plan Platita”. Los números con los que cuenta el oficialismo no son suficientes para revertir el resultado de las PASO, al menos a tres semanas de la contienda definitiva.

 

No obstante –desde el punto de vista matemático– lo sucedido en las PASO en la provincia de Buenos Aires puede ser revertido. Por eso, en lo alto del poder se decidió jugar una carta que no tuvo peso en las primarias. Para el Gobierno, sería el as en la manga para mejorar los resultados finales: el protagonismo de los intendentes. “Sabemos que no jugaron a fondo. En parte es entendible, dieron su mensaje. No toleran a Kicillof, pero tampoco se van a inmolar en las generales. Además, el escenario cambió. Ahora hay varios jefes comunales en los lugares donde se toman las decisiones”. Esa es la lectura que hacen desde la Casa Rosada en un baño de realismo. La intervención de Martín Insaurralde en el Gabinete de la provincia de Buenos Aires –aunque algunos eufemísticamente la califican de “virtual”, en los hechos es absolutamente “fáctica”– generó “un terremoto en el entorno del gobernador” –aseguran–.

 

En el gabinete nacional y en las segundas líneas ocurre algo similar. Insaurralde, Juan Pablo de Jesús, Gabriel Katopodis y Juan  Zabaleta no solo ocupan puestos de poder sino que actúan de manera directa sobre las políticas públicas que pueden tener un efecto directo sobre el Conurbano. En definitiva es poder para los intendentes. “Pueden recomponer fibras que antes estaban cortadas. Aceitar vínculos y agilizar la ayuda –reconoce un peronista que sabe lo que es el terreno.


Hartos de ver a los políticos enfrascados en sus peleas personales


La lectura más directa es que ahora van a jugar con todo. Por eso no llama la atención el almuerzo que mantuvo el Presidente el viernes con parte de su gabinete y más de 15 jefes comunales. Les pidió que salgan a la calle e hizo especial hincapié en el control de precios. Todos los inspectores de las intendencias deben salir a controlar que no haya nuevos aumentos. La orden fue “escuchar a la gente y caminar por el territorio”.

 

Los jefes comunales saben que si el resultado es adverso, al menos tendrán garantizada la asistencia del Gobierno en los próximos dos años del mandato. La mayoría apuesta a salvar la ropa. El clima entre ellos es ahora mucho más distendido.

 

“Aunque a Kicillof y a La Cámpora no les guste, tuvieron que salir a pedir auxilio a los que mandan en el territorio. Nunca se debe su-bestimar a la política clásica” –dijeron en el entorno de un intendente peronista.

 

Hay una realidad que la dirigencia política –toda– debería tener en cuenta a partir de lo que vienen experimentado quienes vienen caminando la calle, tanto en el oficialismo como en la oposición: una parte creciente de la población está harta de las conductas de la dirigencia política en general.

 

Harta de verla enfrascada en peleas personales.

Harta de verla atada al poder para vivir de él.

Harta de muchas de sus conductas.

Harta de ver sus mezquindades.

Harta de ver que, con sus políticas, han hecho de la Argentina una fábrica de pobres.

Harta de ver su falta de eficacia para solucionar los problemas, que hacen de la vida diaria una penuria.

Harta de ver que sus hijos se quedan sin futuro.

Harta de ver pulular al delito, sin que nadie haga algo serio para prevenirlo y combatirlo.

 

“Harto ya de estar harto, ya me cansé de preguntarle al mundo por qué y por qué”, canta Joan Manuel Serrat en Vagabundear. Es lo que les está pasando cada vez a más argentinos. La dirigencia política vernácula debería anoticiarse cuanto antes de ello.





domingo, 26 de septiembre de 2021

Kirchnerismo en acción… Gobiernos intervenidos… @dealgunamaneraok...

 Kirchnerismo en acción… Gobiernos intervenidos… 


El discurso del odio. Dibujo: Pablo Temes. 

El nacional como el bonaerense están ahora bajo control de Cristina y de Máximo, respectivamente.

 

© Escrito por Nelson Castro el sábado 25/09/2021 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos. 


Hay heridos, ofendidos y humillados en los dos lados. “El caradura de Kicillof no puede hacer como que no pasó nada y que está bajo el paraguas de los ganadores, porque le coparon el gabinete.” La llegada de Insaurralde fue un mensaje bien claro a favor de los que creen en la territorialidad que el gobernador despreció.

 

Además, su trato con los intendentes siempre fue frío. Máximo e Insaurralde venían tejiendo juntos hace tiempo, ahí está el mensaje para el que se creía intocable. Otro de “los padres de la derrota” –asegura una voz que recorre con frecuencia la Rosada. Como se ve, no solo hay críticas internas; también hay descalificaciones. La de “caradura” es de las más suaves y educadas.

 

Los dos gobiernos –el nacional y el bonaerense– han sido intervenidos. Y éste no es un eufemismo o una cita figurativa sino literal. A la administración de Alberto Fernández la intervino directamente Cristina Fernández de Kirchner. A la de Axel Kicillof, Máximo Kirchner. 

 

El desplazamiento de Carlos Bianco de su cargo como jefe de Gabinete ha sido un duro golpe para el gobernador que viene sosteniendo una puja subterránea y creciente con el primogénito de la ex presidenta en funciones. Kicillof es una persona tremendamente desconfiada que, por ende, se apoya en un núcleo muy pequeño y cerrado de personas. A Bianco lo conoce desde 1998, cuando fue su alumno en un curso que el hoy gobernador dio en la Universidad de Quilmes sobre “Corrientes Económicas Contemporáneas”.   

 

El desembarco en  la Jefatura de Gabinete provincial del ahora ex intendente de Lomas Zamora no fue solitario. Lo hizo acompañado de gente suya, entre los que se cuentan Juan de Jesús, del Partido de la Costa, y Hernán Y Zurieta de Punta Indio.

 

“Lo que está pasando con el despilfarro de guita es lo que vas a ver en mayor o menor medida en todo el Conurbano de acá hasta las elecciones.” 

 

“Es lo que saben hacer los pragmáticos de la vieja escuela. ¿Qué otra cosa se puede esperar de Manzur y Aníbal? Ya lo reconoció Gollan. En el caso de Aníbal también optaron por reciclar un tipo hábil en el barro que nunca se prende fuego. Pero no creo que alcance. La gente la está pasando muy mal”–continúa el funcionario con despacho en Balcarce 50 que no deja de acumular un enojo que no disimula.

 

El oficialismo ha decidido emular lo hecho por el gobierno de los Rodríguez Sáa en San Luis en 2017. En ese entonces, luego de perder las PASO contra Claudio Poggi, hubo un aluvión de fondos públicos en planes sociales, inodoros, chapas, colchones, juegos de dormitorio y comedor, prótesis, sillas de ruedas, electrodomésticos y ayuda para pequeños comerciantes que le permitieron dar vuelta el resultado. Habían perdido por 19 puntos y ganaron por 12.  

 

Las expresiones del ex ministro de Salud bonaerense y segundo en la lista de candidatos a diputados nacionales, Daniel Gollan, fueron un sincericidio que desnuda el pensamiento de la mayor parte del kirchnerismo y el peronismo que lo acompaña. La dignidad de la persona vale un electrodoméstico o un poco de plata en su bolsillo. 

Es la radiografía del pensamiento del populismo que necesita que haya mucha gente pobre como sustento para sus ambiciones de permanencia indefinida en el poder. 

 

“Un poco de platita en el bolsillo” habla de una vida de subsistencia.  

 

“Un poco de platita en el bolsillo” habla de personas cuya dignidad no tiene ningún valor para los que gobiernan.


“Un poco de platita en el bolsillo” habla de un desprecio por la educación.


“Un poco de platita en el bolsillo” habla de un menosprecio hacia la salud pública.


“Un poco de platita en el bolsillo” habla de una desestima hacia el sufrimiento de gente que durante la pandemia lloró la pérdida de sus seres queridos.


“Un poco más de platita en el bolsillo” habla de no asumir los garrafales errores cometidos por el Gobierno durante la pandemia.


“Un poco más de platita en el bolsillo” habla de no hacerse cargo del escándalo del “Vacunatorio vip”.


“Un poco de platita en el bolsillo” habla del desdén hacia quienes se quedaron sin el fruto de una vida de trabajo.


“Un poco de platita en el bolsillo” habla de la convalidación del vale todo.


“Un poco de platita en el bolsillo”  habla de la apología de la inmoralidad.


“Un poco de platita en el bolsillo” habla del vilipendio hacia la capacidad de pensamiento de quien se ve sometido a las adversidades de la pobreza.


“Un poco de platita en el bolsillo” habla del ideario de quienes hoy están al frente del Gobierno.


“Un poco de platita en el bolsillo” habla del tiempo por venir que le aguarda a nuestro país si esto no se modifica.


“Un poco de platita en el bolsillo” habla de gente a la que dejan sin la posibilidad de soñar con un futuro mejor para ellos y/o para sus hijos.

 

La elección no está terminada.

 

El oficialismo ha salido a la caza de los ciudadanos y ciudadanas que no fueron a votar el 12 de septiembre pasado. Si todos ellos lo hicieran por el “Frente de todos contra Todos”, el oficialismo podría dar vuelta la elección en la provincia de Buenos Aires y otros distritos.   

 

La oposición por estas horas enfrenta dos grandes problemas: “El control y fiscalización de la elección y la retención del que nos votó en las PASO, pero que siempre estuvo más cerca del oficialismo. El voto bronca es muy fuerte, pero muy volátil, ahí tenemos que trabajar”. Aseguran en Juntos.

 

Así planteada, la elección del 14 de noviembre será no solo una contienda electoral sino también una radiografía de una parte de la sociedad argentina, fundamentalmente de aquélla sumergida en la pobreza.

 

Si con “un poco más de platita en el bolsillo”, una licuadora, un lavarropa, una heladera, una cocina y un largo etcétera de electrodomésticos, el Gobierno consiguiese su objetivo, el populismo habrá obtenido un triunfo que le permitirá dar alas a su proyecto de permanencia en el poder para siempre. 





miércoles, 11 de agosto de 2021

La nada misma. Lugares comunes… ©dealgunamaneraok...

Lugares comunes… 

El drama de la Argentina es la involución social permanente, la ausencia de un debate de ideas.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 07/08/2021 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. 

Los medios presentaron como un escándalo algo que resulta bastante natural. La actividad presidencial no se podía paralizar con la pandemia. El grueso de los visitantes de Olivos fue por temas de gestión”, aseguró una fuente con despacho en la Casa Rosada manteniendo a rajatabla el libreto oficialista. 

Esta obviedad no hace más que resaltar la verdadera dimensión del escándalo de las visitas que, sin dudas, está afectando tanto al Presidente como a su gobierno. 

Esa perturbación quedó expuesta en la entrevista radial que le concedió el viernes a Víctor Hugo Morales. El problema no lo representan las reuniones de trabajo de Alberto Fernández, sino las otras no relacionadas con su tarea específica. Recuérdese que muchas de las reuniones de la agenda presidencial –por ejemplo las que se mantenían con los gobernadores– se hacían vía Zoom para evitar al máximo la posibilidad de contagio, teniendo en cuenta que, además, el Presidente padece trombofilia, una patología que es considerada de riesgo para el Covid-19. A Florencia Peña la pudo haber atendido por Zoom. Y lo mismo se puede aplicar para tantos otros de los que visitaron la Quinta de Olivos. 

Estas críticas del presente –que tanto mortifican a AF y a sus invitados– ya habían sido hechas desde esta y otras columnas a propósito de diferentes encuentros sociales que el jefe de Estado se encargó de hacer circular por las redes. Entre ellos, uno de los más recordados fue el que mantuvo con varios miembros de la familia de Hugo Moyano. Son muchos los momentos en que, tanto AF como el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, acusaron de agentes de la muerte a quienes hacían lo mismo. Esta doble moral del jefe de Estado le ha generado críticas severas no solo desde la oposición y sectores independientes, sino también dentro del mismo gobierno.  

Entre las profundamente disgustadas con esto está Cristina Fernández de Kirchner. “Después de casi un año y medio de esta maldita pandemia… Volver al PATRIA, el lugar que más me gusta. La primera reunión con @lewnarosario, @sacnum, @mirabellarob y @MastalerMagui”, posteó la ex presidenta en funciones el jueves pasado. 

El texto y la foto fueron torpedos dirigidos a la línea de flotación de dos destinatarios: el primero, AF, en implícita crítica a sus encuentros sociales sin límite; el segundo, Agustín Rossi, inexplicablemente ausente en esa reunión entre CFK y candidatos a legisladores por el “Frente contra Todos” en la provincia de Santa Fe. Cuando CFK quiere ser mala, lo hace y con alevosía.   

En el entorno presidencial se hace el siguiente análisis: “Nosotros vamos a seguir hablándoles a nuestros votantes. Ellos saben quiénes somos, y este tipo de telenovelas les importan muy poco. Y no es una determinación únicamente del FdT, en la oposición están haciendo lo mismo, hablan para su grupo. Todos sabemos que a esta altura es muy difícil pescar en aguas ajenas”. La pregunta, entonces, es qué se espera del votante independiente –que será quien defina la elección– que les puso un voto de confianza apostando a algo distinto. “Ese es el votante blando que nunca lo consideramos nuestro. Esos votos van y vienen. Hoy nos sostenemos por el voto genuino, de fidelidad ideológica”. Esta es la respuesta cruda que emana desde las entrañas del oficialismo. Este pensamiento –bastante radicalizado– es el que surge del ala dura del oficialismo, que mira con cierto desprecio los intentos de una parte del gabinete de cooptar al votante moderado. 

En Juntos, por su parte, las aguas empiezan a calmarse. La propia lógica de la campaña hizo de catalizador para ubicar a cada uno en su tarea.  

“Las PASO van a ordenar los ánimos, calmar los nervios y domar los egos”, dijo una fuente de la Ciudad de Buenos Aires que conoce lo que se piensa en Uspallata. 

Mauricio Macri, que vuelve el martes de Zurich y para quien, a través de las redes, se está convocando a partidarios a concurrir a Ezeiza para recibirlo, ya anunció que va a participar de la campaña en la provincia de Buenos Aires a favor de Diego Santilli. 

“No tan Juntos” enfrenta una elección muy difícil tanto en PBA como en CABA. En la Capital Federal debería obtener casi el 60% de los votos para retener la cantidad de legisladores y en Provincia debería acercarse al 40% para no perder las bancas que pone en juego.  

Al día de hoy, la mayoría de las encuestas muestran que gana el oficialismo pero con un porcentaje que no es suficiente para alcanzar el control absoluto del Congreso. 

Esa debilidad electoral es la que en las últimas horas ha llevado al Gobierno a flexibilizar prácticamente todas las restricciones vigentes de la extendidísima cuarentena. De repente, parece como que la pandemia no existiese más. Esto es lo que se desprende del DNU que el Gobierno emitió el viernes pasado. 

La marcha del día de ayer de las organizaciones sociales con críticas al Gobierno por la falta de trabajo y el episodio sucedido con la búsqueda laboral de Toyota, que no pudo ser satisfecha porque muchos de los aspirantes no solo no completaron el secundario sino porque tampoco pudieron comprender textos de artículos de los diarios, representan el drama del país. Supóngase que, fruto de un milagro, en la Argentina se abriesen decenas de miles de puestos de trabajo, ¿Cuántos de los que ayer marchaban estarían calificados para ocuparlos? Es decir, ¿Cuántos de los que ayer marcharon terminaron el secundario?; ¿Cuántos tendrían la formación suficiente para comprender un texto? 

En el acampe que otras organizaciones sociales realizaron esta semana frente al Palacio Pizzurno, sede del Ministerio de Educación, se reclamaba por computadoras y por conectividad en muchas zonas del conurbano profundo dejadas a la mano de Dios. Hace unas semanas, CFK, junto a Kicillof y el intendente Martín Insaurralde, hablaba en un acto de entrega de computadoras del plan. L-Gant puso en claro las mentiras de los anuncios de la ex presidenta en funciones.  

El acampe frente al Ministerio, también. Otra evidencia de que la mentira es la base del kirchnerismo.  

El drama de la Argentina es la involución social permanente. La mayoría de la dirigencia política –con honrosas excepciones– riñe. Ha perdido la capacidad de discutir ideas.  

Lo que hay es una abundancia exasperante de lugares comunes y frases hechas cuyo resultado final es conocido: la nada misma.