Mostrando las entradas con la etiqueta Julio “Chocolate” Rigau. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Julio “Chocolate” Rigau. Mostrar todas las entradas

domingo, 29 de octubre de 2023

Frankenstein vs. Drácula… @dealgunamaneraok...

Frankenstein vs. Drácula…

El joven Frankenstein. Dibujo: Pablo Temes

La humorada que circuló en las redes resume el destino de fracaso que parece esperar al país.    


© Escrito el sábado 28/10/2023 por Nelson Castro y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.   

El viernes y el sábado, la escasez de nafta complicó la vida cotidiana de millones de ciudadanos. Fue producto de la falta de pago de las importaciones de combustibles que llegan a través de barcos. El jueves y el viernes varios colegios privados hicieron saber que cerrarán sus puertas dejando colgados a miles de alumnos que no saben dónde continuarán sus estudios el año próximo. 

El viernes, seis sociedades cardiológicas hicieron saber, por medio de una carta pública, que no tienen los insumos necesarios para la realización de procedimientos diagnósticos y terapéuticos de los cuales depende la vida de cientos de miles de enfermos. En un tenor similar, los otorrinolaringólogos comunicaron la falta de miles de insumos utilizados en trasplantes auditivos. 

La harina y, por ende, el pan aumentaron. Algunas plantas automotrices debieron suspender sus actividades por falta de autopartes necesarias para la fabricación de vehículos. 

Lo notable es que la dirigencia política vernácula no se ocupó de ninguno de estos temas. 


Los resultados de las elecciones confirman que este es un país fuera de norma.

En No Tan Juntos por el Cambio se dedicaron a pelearse a rabiar, tal como vienen haciendo desde un hace un tiempo demasiado largo y fatigoso. Y en Unión por la Patria –que, en verdad, debería llamarse Unión por los Cargos– desde Sergio Massa para abajo se dedicaron a ver cómo podían destruir a la oposición. Ante tal panorama, nadie puede sorprenderse por esta proliferación de problemas que afectan al ciudadano y a la ciudadana de a pie. Como reza la Epístola Moral a Fabio, de Andrés Fernández de Andrada: “Esta invasión terrible e importuna de contrarios sucesos nos aguarda desde el primer sollozo de la cuna”.  

Los resultados de las elecciones del domingo pasado confirman que la Argentina es un país fuera de norma. La lógica política ha demostrado a lo largo de los siglos que un gobierno desastroso como el de Alberto Fernández, Cristina Kirchner, Sergio Massa y Axel Kicillof no tendría ninguna chance de alzarse con la victoria. Sin embargo, el domingo pasado esa lógica no se verificó: el ministro candidato, cuya gestión llevó el índice de inflación a los niveles más altos de los últimos treinta años, ganó. En Lomas de Zamora, el candidato a intendente Federico Otermín, un delfín de Martín Insaurralde complicado en el caso de los empleados ñoquis de la Legislatura bonaerense a los que les cobraba sus sueldos Julio “Chocolate” Rigau, arrasó. Lo mismo ocurrió con Kicillof, de penosa gestión al frente de la gobernación de la provincia de Buenos Aires. 

Ante este escenario se impone, pues, una reflexión: existe en gran parte de la sociedad argentina una cultura peronista arraigada e inamovible. Números más, números menos, representa alrededor del 40% del total de la población. Eso explica muchas cosas del perfil de la dirigencia política y del fracaso de la Argentina, un fracaso que se proyecta al futuro. Esa cultura populista no solo abarca a los sectores más pobres, sino que se extiende a sectores de la clase media. El ejemplo más claro de esa cultura populista lo representa el plan platita que aplicó el Gobierno a partir de su derrota en las PASO en forma obscena. La eliminación del impuesto a las ganancias a la cuarta categoría, el festival de bonos y la distribución de heladeras, cocinas, licuadoras, colchones y otros bienes, todos pagados con fondos públicos sin ningún tipo de pudor ni reparo, fueron parte de un folclore ya conocido y, sin dudas, exitoso.


Las sociedades que convalidan el populismo exhiben un alto grado de corrupción. Una de las consecuencias más nefastas de la corrupción es la pobreza. Por supuesto que, para alcanzar la victoria, el Gobierno contó con una gran ayuda: la división de la oposición. La matemática da una idea cabal de la irresponsabilidad absoluta de sus dirigencias: la suma de los votos de Juntos por el Cambio más los de La Libertad Avanza supera el 50%. Unidos hubieran ganado en primera vuelta. Separados, perdieron y le permitieron al peronismo ganar haciendo, en cuanto a cantidad de votos, la peor elección de su historia. 

Verlos ahora juntos –a los abrazos– a Javier Milei y a Patricia Bullrich impacta. ¿Cómo no advirtieron que divididos perdían? El ejemplo más previsible es el de la provincia de Buenos Aires, en donde Néstor Grindetti y Carolina Píparo le regalaron la elección a Kicillof. El caso de Grindetti merece un párrafo aparte: pidió licencia al frente de la intendencia de Lanús para asumir la presidencia de Independiente. O sea, privilegió el club del cual es hincha por sobre los problemas de la gente de su ciudad. Conclusión: no solo no ganó la gobernación, sino que su candidato a intendente perdió. ¿Se podía esperar otra cosa? 

A la oposición la aniquiló la soberbia. Empezando por Mauricio Macri, que sigue creyendo que hizo un buen gobierno y que no fue comprendido por la gente. A eso le agregó su comportamiento en esta semana buscando despegarse de la derrota. Ante la estrategia de Massa de dividir a la oposición, Macri debió haber sido un factor de aglutinación. En vez de echar culpas ajenas, debió haber procurado ser un factor de unión.   

Un nuevo tablero político.


También el radicalismo hizo un enorme aporte al zafarrancho de JxC. Los cegó la bronca que todavía guardan del ninguneo al que fueron sometidos por los popes del PRO. La pantomima que desplegaron luego del acuerdo de Patricia Bullrich con el líder libertario estuvo teñida de hipocresía. ¿Alguien podía esperar que el sector más duro del PRO se mantuviese “neutral” ante el avance de Sergio Massa? Por otra parte, los vasos comunicantes entre varios dirigentes de la UCR y el tigrense, que enojaron al expresidente, efectivamente existieron. Pero también Milei fue funcional a Massa. ¿O es que en el PRO olvidaron que el libertario le votó al ministro-candidato la ley de quita del impuesto a la cuarta categoría? 


Javier Milei pasó de “la casta tiene miedo” a negociar con ella. No es algo nuevo. Ya lo había hecho con Luis Barrionuevo. Increíblemente, le creyó al dirigente gastronómico, que le prometió que le iba a asegurar la fiscalización de los comicios, cosa que, en los hechos, no se verificó. Hubo mesas en las que La Libertad Avanza sacó cero votos, cosa que también le ocurrió a JxC. Milei necesita ahora arreglar con la casta. Su abrazo con Bullrich terminó de transformar su eslogan en un blef.   


Uno de los memes más difundidos en las redes expresa que el 19 de noviembre la sociedad deberá elegir entre Frankenstein y Drácula. La humorada refleja a la perfección el destino de fracaso al que parece estar condenada la Argentina.




   

domingo, 1 de octubre de 2023

Escándalos y despilfarros… @dealgunamaneraok...

Escándalos y despilfarros…


"En plan balita"... Patricia Bullrich. Dibujo: Pablo Temes

En el tramo final de la campaña, la Argentina es un laberinto de incongruencias donde todo es posible.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 30/09/2023 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

El hecho político de mayor resonancia de la semana ha sido el de las 48 tarjetas de débito –a nombre de personas–, que supuestamente trabajaban en la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires, y que Julio “Chocolate” Rigau usaba para sacar dinero a través de los cajeros de la sucursal del Banco Provincia, ubicada a metros de la sede legislativa. Claramente ese dinero estaba destinado a la caja negra de la política. El hecho de corrupción involucra a todas las estructuras partidarias: Frente de Todos, Frente Renovador, Cambiemos, y un largo etcétera. 

La investigación periodística de Josefina López Mackenzie y Fausto Jaime ha desnudado una trama de ilegalidad y corrupción de la cual se aprovecharon y beneficiaron todos los partidos. Los datos muestran de manera indubitable, cómo los prestanombres iban pasando de un bando al otro para justificar una circulación de dinero absolutamente espuria. Por eso el silencio, sólo interrumpido por las voces de algunos dirigentes políticos. Es un silencio estruendoso acerca de una trama que también abarca a sectores del Poder Judicial. La Justicia allanó el Banco Nación por las contrataciones de familiares, y de “Pity, la numeróloga”, lo que representa el inexplicable e insólito fallo absolutorio de los jueces Juan Antonio Benavidez y Alejandro Villordo, con fundamentos aberrantes ante el peso de la evidencia de un delito a cuyo autor se lo descubrió in fraganti. 

Lo significativo del hecho es que éste no es el único caso. Como se informó en la edición online de PERFIL del jueves último, el 20 de septiembre de 2018 se descubrió un hecho similar que involucraba a la Legislatura de Entre Ríos. Ese día, la policía fue tras los pasos de Flavia Beckman, María Victoria Álvarez y Esteban Scialocomo, quienes habían retirado dinero de un cajero por medio de tarjetas de débito, pertenecientes a empleados de la Legislatura entrerriana de la sucursal del Banco de Entre Ríos, situada en la esquina de la avenida Ramírez y Pasteur de la ciudad de Paraná. Los casos podrían multiplicarse sin fin. Estamos frente a la constatación de un modus operandi de la política. 


El costo de esta monstruosa maquinaria de corrupción es incalculable. El Poder Legislativo en sus distintos niveles –Congreso de la Nación, Legislaturas provinciales y Concejos Deliberantes– son un vergel de contrataciones fuera de control, de la cual coparticipan desde siempre todos los partidos con aceitada complicidad. Este hecho trae a la memoria el caso de los ñoquis del Senado, denunciado por el entonces vicepresidente Carlos “Chacho” Álvarez en 2002. Por si alguien lo olvidó, aquel caso quedó en la más absoluta nada. ¿Sucederá lo mismo ahora? 

El otro escándalo que la semana nos dejó, fue la repudiable ola de contrataciones que Silvina Batakis avaló como presidenta del Banco Nación. La Justicia allanó la entidad luego de la denuncia de la diputada Graciela Ocaña, por las contrataciones de familiares y amigos. Entre los hechos denunciados, aparece la designación del exmarido de Batakis y los servicios prestados por Verónica Laura Asad, más conocida como “Pity la numeróloga”, por pedido de la gerenta general del Banco, María del Carmen Barro quien, además, está en la mira de la Justicia por la contratación de su marido, su hijo y un amigo. Pero todavía hay más. La inmoralidad de Barros quedó demostrada por la increíble cifra que se “regaló” como salario mensual: nada más y nada menos que 9 millones de pesos. Es preciso recordar que Batakis fue la funcionaria que, al frente de la cartera de Economía, se atrevió a viajar a Estados Unidos sin un plan y duró en el cargo apenas 24 días. Asumió con el dólar blue en 239 pesos y lo dejó en 314. El riesgo-país aumentó 164 puntos y durante su fantasmagórica gestión rozó los 3 mil puntos. En medio de la falta de dólares fue autora de la frase: “El derecho a viajar colisiona con la generación de puestos de trabajo”.  


Semanas después de su renuncia fue filmada por un turista argentino en el Apple Store de Nueva York, lo que provocó una catarata de críticas. Haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago. Un ejemplo más, de la doble vara moral del kirchnerismo. En un país normal su carrera habría estado terminada. Pero en la Argentina, Alberto Fernández le dio como premio consuelo la presidencia del Banco Nación. “El Presidente reconoce y agradece el compromiso que demostró al sumarse al Gabinete”, indicó Presidencia en el comunicado de la designación. Increíble, pero real. 

En los últimos siete días el dólar blue saltó de 750 pesos a 800. El problema de base sigue siendo que el Banco Central no tiene poder de fuego para salir a intervenir y los veinte días que restan para las elecciones generales son una eternidad. Por eso Sergio Massa envió a Guillermo Michel (titular de Aduana devenido viceministro) a conversar con los capos de las cerealeras, para que liquiden las tenencias de divisas en su poder. Cosa poco probable, más allá de los portazos y golpes sobre la mesa, cuando todos los sectores de la economía dan por hecho una devaluación del tipo de cambio en los primeros días del próximo mandato. “Estamos por encarar las horas de mayor inestabilidad”.  

Las semanas previas a las elecciones siempre fueron traumáticas en la Argentina, pero esta vez actúan como agravante los despilfarros que Massa viene haciendo para tratar de conseguir un resultado más holgado. “No tenemos por qué hacernos cargo de las consecuencias del plan platita” –dijo un empresario visiblemente molesto.  

En No tan Juntos por el Cambio, el equilibrio interno pende de un hilo. Justo, cuando parecería que Patricia Bullrich logró apuntalar su campaña, las desavenencias internas vuelven a estar a la orden del día. En el PRO están furiosos con el radicalismo por su poco compromiso con la coalición, y desde la UCR responden con gestos de indiferencia y libertad de acción. La amalgama que une al frente opositor se convirtió en un delgado hilo que tiene destino de ruptura, salvo que Bullrich logre entrar al ballottage para disputarle el poder a Javier Milei. Para eso debe destronar a Sergio Massa, señalado como favorito en las encuestas. 

Es inentendible que un ministro de Economía, que llevó a todos al borde de una hiperinflación con niveles de pobreza alarmantes, tenga chances de llegar a la segunda vuelta. La Argentina es hoy un laberinto de incongruencias donde todo es posible.