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domingo, 2 de mayo de 2021

Sin rumbo. Un largo camino... @dealgunamaneraok...

Un largo camino… 

Presidente Alberto Fernández. Dibujo: Pablo Temes.

La segunda ola desnuda la precariedad del país. Sistema de salud colapsado y pocas vacunas. 

© Escrito por Nelson Castro el sábado 01/05/2021 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.

La segunda ola de la pandemia causada por el covid-19 desnuda la precariedad de la Argentina. El sistema de salud aguanta como puede mientras las vacunas siguen en falta. Para esta altura del año se habían prometido cuanto menos más de veinte millones de vacunas. A duras penas, se han conseguido diez millones. La desesperada renegociación por el inóculo abierta con Pfizer demuestra que los pedidos faraónicos que se le atribuían a la empresa farmacéutica –que arrancaban con los glaciares, seguían por la Malvinas, y pasaban por las reservas del Banco Central y llegaban a la soberanía nacional– eran una fantasía más de las tantas que suele acuñar el relato del kirchnerismo. 

 

Lo que sí se sabe es que la compañía que produce la vacuna BNT162B2 –tal su nombre técnico– estuvo dispuesta a otorgarle a la Argentina unos tres millones de dosis. Nada se sabe, en cambio, de la razón por la cual Alberto Fernández no las aceptó. Como ya es conocido, no fue solo Pfizer con la que el Gobierno tuvo una conducta poco comprensible: también se rechazaron las vacunas del programa Covax que distribuye la Organización Mundial de la Salud.

 

En este contexto, tampoco se entiende que recién el jueves la ministra de Salud, Carla Vizzotti, se haya reunido con la encargada de Negocios de los Estados Unidos, MaryKay Carlsson –en los hechos, la embajadora– para destrabar el envío de 900 mil dosis de AstraZeneca que se encuentran en ese país. ¡Qué abundancia de actitudes incomprensibles exhibe el gobierno del Frente de Todos!  

 

En el oficialismo existe por estas horas una mezcla de sensaciones. Por un lado, la incertidumbre por lo que pueda venir y, por el otro, cierto grado de alivio mezclado con triunfalismo luego del anuncio de las nuevas restricciones. ¿Qué es lo que dicen cerca de Alberto Fernández  para justificar este renovado optimismo?

 

“De a poco el Presidente volvió a encontrar el camino. Las medidas anunciadas fueron menos duras de lo esperado en cuanto a nuevas restricciones porque se logró un consenso y un compromiso con todos los actores políticos. Pero fundamentalmente porque hubo resultados”, se escucha decir por los pasillos de la Casa Rosada, desde donde se agrega que  “en estos 15 días aún sin el control de la Ciudad –cosa que resaltaron especialmente– se logró contener la subida de casos. Ahora confiamos en que CABA va a cumplir y va a salir a fiscalizar. De hecho, la reunión de Frederic con Santilli fue excelente”. “Si la Ciudad controla, a la larga ganamos todos”.

 

Hay en ese concepto la idea velada de una rebelión generalizada de las autoridades de la Capital Federal que nunca existió como tal. A eso hay que añadirle la habitual ausencia de autocrítica por lo que ocurre en el Conurbano. Lo que se vive en varias de las localidades de ese territorio indómito es un fenomenal descontrol.

 

En la Provincia aseguran que no hay descontento de parte de Axel Kicillof respecto de la ausencia de medidas más contundentes y que el gobernador sabía que el anuncio no tenía el voltaje de las declaraciones de sus laderos. “Desde el gabinete de provincia de Buenos Aires salieron siempre con los tapones de punta para obligar a la Ciudad a comprometerse. Fue una estrategia conjunta”, dijeron fuentes del gobierno nacional. El propio Kicillof se encargó en la tarde del viernes de ajustar las medidas al molde de su zapato.

 

El jueves por la noche, el Presidente acudió a Ezeiza a recibir en persona las últimas dosis que arribaron de la vacuna china. Semejante acto de populismo se vio agravado por la circulación de un spot publicitario y mensajes coordinados vía Twitter, donde los funcionarios del gobierno nacional utilizaron el hashtag #10MillonesDeVacunas en la red social del pajarito. Una obscenidad que rozó la falta de respeto a los enfermos y víctimas de la pandemia.

 

Entre tanto, la Corte Suprema volvió a postergar su definición en cuanto a la disputa por las clases presenciales. En el Gobierno están convencidos de que el máximo tribunal no tomará una decisión taxativa. “No se va a expedir sobre un tema que tiene que resolver la política o, mejor dicho, creemos que se va a pronunciar en ese sentido”.

 

Con la Ciudad, una herida abierta. AF anunció, casi al final de su mensaje, que enviará al Congreso un proyecto de ley que “me faculte como presidente y que faculte a los gobernadores a tomar restricciones y medidas de cuidado. De este modo estoy ratificando mi vocación de diálogo”. Desde la oposición le respondieron que no le van a conceder facultades extraordinarias para disponer de la libertad de los argentinos o avasallar la autonomía de las provincias o la Ciudad de Buenos Aires. Al ser consultados sobre este punto, desde la Rosada fueron sumamente precisos: “No se avanzará sobre la libertad de ninguna provincia porque los gobernadores tendrán la facultad de administrar las restricciones en función de su semáforo epidemiológico”. ¿Y la Ciudad?  “Dijo gobernadores porque la Ciudad no tiene estatuto de provincia”.

 

Hay en la base de este proyecto una intención velada que, sin embargo, emerge con total claridad: neutralizar a la Justicia en general y a la Corte Suprema en particular. Y eso apunta, políticamente, directamente a Horacio Rodríguez Larreta.

 

En el Gobierno invoca, como fuente de inspiración, a la canciller alemana, Angela Merkel. Esta es una muestra más de la falta de límites del kirchnerismo. Comparar la fortaleza del sistema institucional de Alemania con el de nuestro país es una osadía. Y ni qué hablar de su situación socioeconómica. Si, además, el Presidente tuviera la intención de informarse bien, sabría que el proyecto de Merkel está siendo sometido a una andanada de presentaciones judiciales que lo cuestionan duramente.   


Mientras tanto, el ministro de Economía, Martín Guzmán, quiso echar al subsecretario de Energía, Federico Basualdo, hombre del kirchnerismo duro. La renuncia de Basualdo fue confirmada el viernes por la mañana desde la Casa Rosada, el Ministerio de Economía y la mismísima Secretaría de Energía. Desde entonces, se desató una interna feroz de final abierto. Cristina Fernández de Kirchner manda y Alberto Fernández obedece.

 

Producción periodística: Santiago Serra.






 

 

 

domingo, 27 de diciembre de 2020

Seré de derecha entonces… @dealgunamaneraok...

Seré de derecha entonces…


Es ridículo. Pero bien vale que alguna vez hagamos una reflexión sobre el asunto. No para clasificarnos y ponernos una cinta en el pecho, sino para aportar algo a un debate absurdo, arcaico y especialmente inútil. Los orgullos vacíos, los relatos desconectados de la realidad, y los números que explican todo.

© Escrito por Coni Cherep el domingo 27/12/2020 y publicado en https://www.conicherep.com de la Ciudad de Santa Fe, de la Provincia homónima de la República de los Argentinos. 

«Vos sos la derecha» me dice un lector, a raíz de una nota que escribo sobre los debates que deben darse en la oposición santafesina. Eludo la respuesta, obvio. Del mismo modo en que eludo cualquier debate que no me interesa. No respondo agresiones, no leo a colegas agresivos y desenfocados, y elijo- como todos hacemos- leer, escuchar y ver lo que me interesa. Lo que merece mi respeto intelectual. Lo que me agrega algo al infernal debate del destino de la humanidad, en estos tiempos de pandemia y crisis global. 

Hace mucho tiempo que me ofenden las divisiones bipolares. No comprendo cómo, algunos todavía creen que el mundo se divide entre buenos y malos, entre progresistas y conservadores, entre héroes y villanos. 

Tampoco reconozco las clasificaciones ideológicas de la ciencia política decimonónica, ni me planteo al mundo desde los mismos lugares que se los podía plantear un tipo como yo en los años 60, en los 70, en los 80 o en los 90. 

El mundo ha sufrido tal transformación que suponerse en condiciones de analizarlo desde los pobres postulados de izquierdas o derechas, me parece tan pobre, tan insuficiente, tan errado, que me escapo.

Claro que conservo algunos prejuicios y algunas convicciones sobre los idearios sociales. Soy, si alguien pretende definirme por mera curiosidad, un tipo que no encontró todavía ningún sustituto que la democracia como mejor sistema de representación y gobierno. No hay, al menos no está consagrada en ninguna constitución, un sistema que la supere en cuanto a representatividad de la voluntad de las mayorías y las minorías; y tampoco en términos de garantías para los derechos colectivos e individuales. Valoro como supremo el derecho de los hombres y las mujeres a ser libres. No reconozco ningún límite en el ejercicio de la libertad que no sea el delito. Y soy un convencido, de que los delitos que no atentan contra la vida, la libertad, la integridad, la seguridad pública y la propiedad legal de las personas, deben ser regulados con el cuidado de no limitar indebidamente a las libertades.

Soy partidario de la presencia del Estado en la economía. Como regulador de las asimetrías entre ricos y pobres. Soy un ferviente defensor de la Educación pública, de la salud pública y de la necesidad de que el Estado garantice derechos que el mercado por sí mismo no puede garantizar. Hablo del acceso a la vivienda digna, hablo de la cultura, hablo de la calidad del ambiente y de la igualdad en cuanto al acceso a la infraestructura pública. 

Detesto el discurso del mercado puro, tanto como detesto a quienes en el nombre de los intereses del pueblo, arrasan con las libertades elementales de mercado. 

Me considero partidario del capitalismo humanista. No hay otros sistemas económicos que pujen por el desarrollo. Con todos sus excesos y sus deformaciones, que profundizan la ganancia por encima de la vida humana y el hábitat, sigue siendo- hasta ahora- el único sistema que ha garantizado mejores sociedades. Mejores indicadores de distribución, de acceso a lo elemental, y de posibilidades de crecimiento individual y colectivo. 

Lo otro que se probó, supuso y supone, pisotear a la humanidad. Tanto lo que se experimenta en China, en Corea del Norte, en Cuba, en Venezuela, o lo que significó la URSS, implican un nivel de aniquilamiento humano y una eliminación de las expectativas de superación individual, que no admito como precio. Ni siquiera la admito como excusa de una presunta redistribución de la riqueza, que en ninguno de los casos mencionados, se llevó a cabo. En esos países la pobreza crece de manera inversamente proporcional a la concentración del poder en manos de una burocracia repleta de relatos y mística autoritaria. 

Menos aún, me acerco a los modelos monoteístas y a los gobiernos que se definen a partir de leyes sagradas, como el islamismo. Es increíble, pero veo a mujeres reclamando con furia la ley del aborto en nuestro país, pero que defienden a los iraníes en los asuntos internacionales. 

¿Cómo es posible, entonces, que sigamos discutiendo si somos de derecha o de izquierda, en un mundo que no ha obtenido ninguna solución desde ese debate falso? 

¿Maduro y Kim-Jong-un son de izquierda? ¿Angela Merkel es la derecha? ¿En qué categoría ponen a Putin o a Trump? ¿Tengo que preferir liderazgos personalistas, carentes de programas y basados en la promesa de que el líder quiere un mundo mejor? 

Vaya locura. Si tengo que elegir entre Merkel y Maduro, elijo a Merkel. Y en ese caso, claro, seré de derecha.

El estropicio del mundo, ahora interconectado a velocidades lumínicas, no se puede resolver con agendas viejas y calcomanías. No lo resuelve la mística, ni un conjunto de frases armadas sacadas de libros de literatura. Adoro a Galeano, pero era un escritor, no un politólogo. Amo profundamente la obra de Saramago, pero le creo más a Bunge. Lloré a Diego Maradona, pero debimos valorar de la misma manera a Favaloro. 

No se trata de clasificaciones, no. Se trata de entender que al mundo lo van a resolver estadistas, no chantas. Que al mundo lo van a resolver seres responsables que estén pensando en el futuro del mundo, no de sus causas judiciales. Que la ciencia, la cultura, la educación, la inversión en investigaciones que provean soluciones nuevas, son las únicas herramientas fuertes sobre las que debe pararse la política para ofrecer un destino menos oscuro, menos apocalíptico. 

¿Cómo entonces, todavía, hay quienes en el protagonismo de la misma política, se plantean el abordaje a semejante complejidad desde la estupidez de «vos sos la derecha»? ¿De qué me hablan? ¿Cuál fue el último libro de ciencia política o cual fue el último ensayo filosófico que leyeron? ¿En qué etapa del proceso de aprendizaje de la realidad están los militantes que insisten con definir a los ciudadanos que pensamos por nuestra propia cuenta y bajo paradigmas que pensamos todos los días, para arrojar como verdades sagradas, calificativos medievales como «apátridas», «Cipayos», o palabrejas de ese tipo? 

Yo sigo creyendo en la política como única solución para los problemas colectivos. Pero me desentiendo de la tilinguearía de los procesos que sólo quieren llegar al estado, para después no hacer otra cosa que culpar al anterior, y agravar toda la situación. 

Cuando hablamos de «modelos», nos empeñamos en discutir la pintura del auto, y nunca, pensamos en las necesidades de mejorar el motor, de ahorrar combustible, de cambiar los neumáticos, de hacerles los services adecuados, de cuidar el funcionamiento de los frenos. No, nosotros discutimos la pintura del auto, y perdemos nuestro precioso tiempo en levantar banderas con rostros de personas que no transformaron nunca nada. Salvo sus patrimonios personales. 

No se trata de ser de derecha o de izquierda. No se trata de ser o no peronista- una discusión agotada, por la inclasificable naturaleza de Perón y las mil caras del peronismo- no se trata de ser buenos o malos, de estar a favor o en contra de nada ni de nadie, ni de marcar surcos que nos dejan en paz con nuestras «convicciones» nacidas de documentos redactados en reuniones de militancia de facultad, o en unidades básicas o comités… 

La ligereza, la pobreza, la insuficiencia de nuestros debates nos define. No somos ni de derecha, ni de izquierda. Somos una sociedad en crisis sumergida en un mundo en crisis, que cambió mucho más rápido que la capacidad de nuestros dirigentes. 

No es por allá o por acá. No hay destino predeterminado, y el «hombre nuevo» se murió de viejo. 

No pido que no me clasifiquen, claro. Ese es un asunto del que lo hace, no mío. Y yo por suerte, manejo los silenciamientos de la manera más efectiva que puedo, para no intoxicarme aún más. 

Lo que pido, si, es que hagamos un esfuerzo por comprender que somos una sociedad que fracasó en el intento de ser mejores. Que en 1984, cuando asumió Alfonsín, distribuía 800 mil cajas PAN, y que 36 años después, tiene 14 millones de Planes sociales, con más de la mitad de su pueblo bajo la línea de pobreza. Un tercio de este tiempo, fue bajo gobiernos de la supuesta «izquierda peronista, populista», el otro tercio bajo «la derecha peronista», seis bajo coaliciones de «derecha liberal» y sólo seis, bajo un gobierno socialdemócrata. ¿Y la socialdemocracia es la que fracasó? 

Eso no es responsabilidad de la dictadura, sino de las políticas públicas que se llevaron adelante. Y que son adjudicables proporcionalmente a todas las gestiones públicas. Por «derecha» o por «izquierda». 

Si no entendemos eso, si seguimos buscando soluciones en la mística y no en la formación, no tengo dudas de que el futuro será peor. 

Por cómo va el mundo, claro. Pero nuestro país, aún peor.






domingo, 19 de abril de 2020

La mira en Macri. Del infierno a la luz… @dealgunamanera…

Del infierno a la luz...

Vacunate, Ginés González García. Dibujo: Pablo Temes

La propuesta por la deuda es una oportunidad para superar la grieta. Depende de la oposición.

©Escrito por Nelson Castro el sábado 18/04/2020 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.



A medida que los días y las semanas pasan, la dimensión de esta tragedia que conmueve a la humanidad aumenta. Es la expansión imparable del SARS-CoV-2, el nombre técnico que se le ha comenzado a dar al Covid-19, que va generando esta actitud desesperada de los líderes del mundo y también de la ciencia.

Para los jefes de Estado, la pandemia viene significando una estrepitosa cachetada que ha dejado expuesta su ignorancia y su desprecio hacia el universo de la ciencia y del conocimiento. Son muy pocos los que han escapado de eso. Uno de ellos es Barack Obama, que supo escuchar a los especialistas que alertaron hace unos años acerca de la posibilidad de una epidemia generalizada causada por este virus y del peligro que representaba. La otra ha sido Angela Merkel. El resto han exhibido un menoscabo hacia todas esas advertencias que los ha llevado a ignorar las medidas de prevención que, tomadas a tempo, hubieran evitado las muchas muertes que hasta aquí se han lamentado.

Ante esto, queda preguntarse si la lección será aprendida, sobre todo porque la posibilidad de que se repita es uno de los interrogantes del presente y del futuro.

El desafío también abarca a la ciencia. La proliferación de la abundante información que se viene generando semana tras semana sobre el virus y la enfermedad deja expuesta una única certeza: la incertidumbre. Por ello, se multiplican tratamientos –en verdad, son intentos terapéuticos– de resultados poco claros.

Algunos de ellos dan pie a polémicas intensas, como, por ejemplo, la que ocurre en Francia entre el destacado infectólogo Didier Raoult y la mayoría de sus colegas también reconocidos. Raoult insiste en que la hidroxicloroquina está dando resultados muy buenos que curan a enfermos graves, mientras que muchos de sus colegas expresan lo contrario. De hecho, un estudio aparecido en la última semana en la prestigiosísima revista médica The New England Journal of Medicine fue lapidario en cuanto a los resultados negativos que mostró acerca de este tratamiento.

A esto se agregan las discusiones referidas al origen de la pandemia, hecho que da pie a la discusión, a la incógnita y a la fábula. Discusión, incógnita y fábula que pervivirán por un largo tiempo.

 ¿Y por casa cómo andamos? Hasta aquí, la situación en Argentina está bajo control, que no es lo mismo que decir que está dominada. La inquietud de las últimas horas se ha trasladado a los integrantes del equipo de salud. Los casos de médicos y enfermeros afectados por el coronavirus en diferentes hospitales y centros médicos representan un alerta que, además, deja expuesto el problema de la falta de cuidados.

Esa falta de cuidados tiene que ver con la escasez de los materiales necesarios para que el personal de salud trabaje con todos los elementos que exigen los protocolos.

Este es un problema severo que existe no solo en Argentina. Para citar un ejemplo, está lo que viene sucediendo en Nueva York, donde la escasez de los insumos de protección –camisolines, barbijos especiales, botas, antiparras y guantes– ha derivado en gran cantidad de médicos y enfermeros contagiados de la afección.

Esta circunstancia pone de manifiesto otra realidad: la escasez de testeos. En medio de la discusión entre algunos de los especialistas que asesoran al Gobierno sobre la conveniencia o no de hacer más testeos, hay coincidencia en que el personal de salud debe ser testeado. Esto está faltando.

Por si fuera poco, estalló la polémica con los mayores de 70 años. La idea de Horacio Rodríguez Larreta –que apoyó Alberto Fernández– de restringirles el derecho a transitar es, lisa y llanamente, mala. Además de ser a todas luces inconstitucional, genera perjuicios y ningún beneficio. Una cosa es mantener el aislamiento social preventivo para ese grupo etario, y otra, muy distinta, el tener que pedir permiso para salir a la vereda.

El otro interrogante es el conurbano bonaerense. Nadie sabe qué puede pasar allí con la llegada del invierno.

Por los caminos de la política. La semana tuvo un denominador común: la convivencia entre el oficialismo y la oposición. Ello se vio tanto en la reunión del Presidente con los gobernadores del jueves como en el encuentro vía teleconferencia que el viernes mantuvo Alberto Fernández con los líderes parlamentarios de la oposición.

El interrogante a futuro es si esto seguirá así o no. Las crisis son instancias que producen cambios y generan oportunidades. Los cambios que trae aparejados esta pandemia tienen que ver con los hábitos y las conductas sociales. Asistiremos por meses o años a formas diferentes de relacionarnos. Eso va desde el saludo hasta cómo viajar en transporte público.

Del mismo modo, para Argentina, esta crisis representa la oportunidad de superar la grieta. Esto no es una novedad sino un desafío. El tema de la deuda puede ser uno de los rubros que constituya una de esas oportunidades.

Más allá de los aspectos técnicos de la propuesta que les hizo el gobierno argentino a los acreedores privados, será interesante observar cómo se amalgama esto con la oposición. Eso fue algo que no ocurrió en 2015 con el tema de los fondos buitre.

La consecuencia es recordada por todos: al país le fue mal.





sábado, 29 de junio de 2019

La UE y Mercosur logran un acuerdo de libre comercio... @dealgunamanera...

La UE y Mercosur logran un acuerdo de libre comercio “histórico” tras 20 años de negociación…

El presidente francés Emmanuel Macron y el brasileño Jair Bolsonaro, en la cumbre del G-20 (Jacques Witt / AFP)

El presidente brasileño Jair Bolsonaro se felicita por un acuerdo “histórico”.

© Publicado por el viernes 28/06/2019 por el Diario La Vanguardia de la Ciudad de Barcelona, España.


La Unión Europea (UE) y el Mercosur (Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay) lograron este viernes pactar un acuerdo de libre comercio tras veinte años de negociación. El acuerdo ha sido anunciado por representantes de Argentina y Brasil y posteriormente confirmado por el presidente de la Comisión Europea (CE), Jean-Claude Juncker, que lo ha calificado de “histórico”.

“¡El acuerdo comercial con Mercosur hecho! Un momento histórico. En medio de las tensiones comerciales internacionales, estamos enviando una señal potente de que apoyamos el comercio basado en normas”, escribió Juncker en su perfil de la red social Twitter.

Añadió que se trata del “mayor acuerdo comercial” que la UE ha cerrado en su historia y consideró que es un resultado “positivo” para el medio ambiente y los consumidores.


La satisfacción es absoluta entre los dos grandes impulsores del acuerdo, Argentina y Brasil. El Gobierno que encabeza Mauricio Macri indicó en un comunicado que se trata de un “hito para la inserción internacional” de Argentina porque aumentará las exportaciones de las economías regionales y consolida la participación de las empresas del país en cadenas globales, entre otros aspectos. “Es el resultado de un esfuerzo de diálogo, coordinación y entendimiento tanto entre los países miembros del Mercosur, así como entre sus gobiernos y el sector privado, cámaras sectoriales y asociaciones sindicales de cada uno de ellos”, afirmó.


Desde Brasil, el propio presidente Jair Bolsonaro –que que ha calificado de “histórico” el acuerdo a través de su cuenta de Twitter. Bolsonaro, quien se encuentra en Japón para participar de la cumbre del G20 que se está celebrando en la ciudad de Osaka, también sostuvo que el acuerdo comercial “será uno de los más importantes de todos los tiempos” y que resultará en “enormes beneficios” para la economía brasileña.


Por su parte, el Gobierno ha resaltado este viernes el papel “determinante” que ha jugado el jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, para que se haya podido cerrar un acuerdo comercial. Fuentes del Gobierno han confirmado la consecución de ese acuerdo, que han calificado de una “muy buena noticia” tras veinte años de negociaciones. Además, han hecho hincapié en el papel desempeñado por Sánchez para que esas negociaciones hayan fructificado.

En el último Consejo Europeo, celebrado en Bruselas la pasada semana, el presidente del Gobierno impulsó la firma de una carta por parte de siete líderes europeos y dirigida al presidente de la Comisión, Jean Claude Juncker, reclamando que se culminaran esas negociaciones para un acuerdo de comercio con Mercosur. 

La carta promovida por Sánchez fue firmada por él, la canciller alemana, Angela Merkel; el primer ministro portugués, Antonio Costa; el holandés, Mark Rutte; el de la República Checa, Andrej Babis; el letón, Krisjanis Karins; y el sueco Stefan Lofven. En su misiva consideraban que había llegado el momento de cerrar el acuerdo ante la “amenaza del proteccionismo” y otros factores geopolíticos que afectan a las exportaciones.

A principios de mes, Macri y Bolsonaro se reunieron en Buenos Aires y anunciaron que el acuerdo estaba más cerca. “Estamos en la inminencia de firmar un acuerdo”, dijo Bolsonaro, mientras que Macri afirmó que “estamos muy cerca”, en una comparecencia conjunta ante la prensa, sin preguntas. Uno de los líderes más reticentes al acuerdo ha sido el presidente francés Emmanuel Macron, que este mismo jueves rebajaba las expectativas sobre el acuerdo, especialmente si Bolsonaro cumplía su amenaza de retirar Brasil del acuerdo climático de París.

Los ministros de Exteriores del Mercosur han encabezado la negociación desde el miércoles con varios comisarios europeos de los últimos detalles de ese acuerdo y, en paralelo, han trabajado los respectivos equipos técnicos. 


La UE y Mercosur logran un acuerdo comercial tras 20 años de negociaciones. Video: Diario El País de Madrid, España.



domingo, 2 de diciembre de 2018

Cal y Arena... @dealgunamanera...

Cal y arena…

Líderes: Putin, Xi Jinping, May, Merkel, Macron y Trump. Dibujo: Pablo Temes.

Macri sintió cómo el mundo mira expectante el año electoral.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 02/12/2018 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Como nunca, a Mauricio Macri se lo vio llorar al final del muy buen espectáculo que se ofreció en el Teatro Colón para agasajar a los líderes mundiales que participaron de la cumbre del G20.

Seguramente imaginó otra realidad cuando hace unos años se eligió a la Argentina como sede de esta fastuosa reunión. Venía de ganar las elecciones; la economía lucía estable; la inflación parecía controlada y su reelección se daba ya casi como un hecho inexorable. Hoy, en cambio, hay un gobierno mendicante, pidiendo dólares al mundo y con encuestas que le auguran un futuro electoral que, cuando menos, es incierto.

Desde el punto de vista de la organización, el Presidente se anotó un triunfo. Era un triunfo que necesitaba, ante el bochorno que representó la frustrada final entre River y Boca por la Copa Libertadores de América. Como dijo un ex vicecanciller: “Esta semana tuvimos dos G20. Uno –que perdimos– fue el River-Boca; el otro –que ganamos– fue la cumbre de los jefes de Estado en Buenos Aires”.

Desde lo organizativo, la cumbre que paralizó a media Ciudad fue un éxito. Desde lo político, en cambio, no tanto. La personalidad disruptiva de Donald Trump es un factor complicante que aleja la posibilidad de avanzar en acuerdos sólidos entre los países miembros.

Toda la gestualidad del presidente de los Estados Unidos durante las 48 horas que pasó en la Capital Federal nos hablaba de su malhumor. Fueron pocas las ocasiones en las que se lo vio sonreír.

La Argentina quedó en un tironeo de situaciones entre las propuestas chinas de ahondar y tener una presencia más permanente en su relación bilateral con nuestro país versus la relación que el Gobierno mantiene con los Estados Unidos.

Para Macri, la reunión fue una muestra del apoyo que cosecha de parte de los gobiernos de las naciones más poderosos del mundo. No es poca cosa después del negativo e inútil aislamiento al que el kirchnerismo llevó al país. Ese apoyo se hizo significativo y concreto durante los borrascosos meses a lo largo de los cuales hizo eclosión la crisis y dinamitó la economía. Pero, a pesar de lo significativo de esos apoyos, los problemas del G20 y de nuestro país están lejos de haberse solucionado.

Rosas y espinas. 

Lo de Francia fue un ejemplo. La reunión entre Macri y Emmanuel Macron tuvo buena química personal pero, en lo temático, un curso sinuoso. El presidente de Francia apoyó el ingreso de la Argentina al selecto grupo de la OCDE, pero puso peros en relación con las negociaciones y acuerdos entre la Unión Europea y el Mercosur. Eso tuvo una excusa para trabarse en las declaraciones del presidente electo de Brasil, Jair Bolsonaro, quien dijo que no sabía cómo iba a ser la continuidad del Mercosur. Macron, que responde más a los intereses de los productores agrícolas de Francia interesados en que ese acuerdo con el Mercosur nunca llegue, se lo dijo a Macri sin tapujos: "Una vez que sepamos qué va a hacer Bolsonaro en Brasil en relación con el Mercosur, veremos cómo sigue la negociación". De paso, aprovechó para dedicarse por algunos minutos a criticar a Donald Trump, con quien tiene una mala relación después de los desplantes que el presidente de los Estados Unidos le hizo durante la conmemoración del fin de la Primera Guerra Mundial que hubo en París hace unas semanas. 

Por el lado de las ofertas, la Argentina quedó en un tironeo de situaciones entre las propuestas chinas de ahondar y tener una presencia más permanente en su relación bilateral con nuestro país versus la relación que el Gobierno mantiene con los Estados Unidos.

Esa circunstancia, que está muy medida por el pulso a pulso de la amistad de larga data que tiene Macri con Trump, le permitió a la Argentina acceder a créditos que de otra manera no hubiera conseguido y sin los cuales hoy estaría en default. Trump, que salvó del default a la Argentina, no puede hacer por la Argentina lo que la Argentina no hace por sí misma, que es dar previsibilidad desde el punto de vista político. Eso es lo que básicamente marcó la reunión del ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, con un grupo de empresarios extranjeros que le hicieron saber que todos los proyectos están “en el hall” hasta que la dirigencia política vernácula dé un marco de certeza referida a la continuidad de estas políticas económicas. Es muy importante que la Argentina el año que viene empiece a dar muestras concretas de un proyecto neomacrista –sea Macri o sea Vidal– en cartera.

Las centrales nucleares, la terminación de las represas por parte de los chinos y un fuerte programa de apoyo al desarrollo energético estuvieron en el centro de las conversaciones con China. China es el principal productor de equipos de generación de energía eólica y solar. Lo mismo está ocurriendo con la producción de equipamiento para la generación de energía nuclear. Por eso está muy insistente con la idea de instalar una planta nuclear en Argentina. De esto van a hablar Macri y Xi Jin-ping en el desayuno de Estado que tendrán en la mañana de hoy domingo. Este es un tema que produce mucho ruido en Washington. Hubo un acercamiento interesante con España, pero está todo profundamente atravesado por ver si continúa o no el macrismo. Ese es el sesgo de toda esta cumbre, que agarró a la Argentina mal parada.

Pago chico. 

Si bien el Banco Central bajó la tasa de interés, el mercado le mostró que a determinada tasa prefiere comprar dólares. Por eso el tema de cómo aliviar la recesión por la que atraviesa la economía argentina no está terminado. Las palabras que faltan en nuestro presente son productividad, producción, incremento, desarrollo, mejora de los productos. Noviembre y diciembre son dos meses de tremenda caída de la actividad, rubros que caen por encima del 10% - 15%.

El hecho de que Cristina Fernández de Kirchner esté bien en las encuestas no solo inquieta a muchos de cara a un eventual gobierno suyo, sino que perjudica hoy el inicio de 2019, porque se empiezan a tomar decisiones defensivas anticipadas en los primeros días del año próximo. Nadie va a esperar a que la ex presidenta gane la elección para sacar sus dólares. Lo van a hacer mucho antes, si es que sus posibilidades de ganar se afianzan. Es algo que en el Gobierno todos saben.

Producción periodística: Lucía Di Carlo.

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