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sábado, 4 de marzo de 2023

Desde la Socialdemocracia tenemos que hacernos cargo de nuestras inconsistencias y proponer una nueva utopía… @dealgunamaneraok...

 Desde la Socialdemocracia tenemos que hacernos cargo de nuestras inconsistencias y proponer una nueva utopía… 

“Friday for Future” es una expresión global de participación juvenil reclamando medidas frente a la crisis climática. 


¿Por qué la izquierda democrática ya no enamora tanto a las juventudes? ¿Por qué no canalizan las ideas progresistas a través de los partidos políticos? La vicepresidenta de la Internacional Socialista Joven (IUSY) propone volver a conectar con las preocupaciones, necesidades y aspiraciones de las juventudes.


© Escrito por Agustina Rodríguez Biasone (*) el martes 28/02/2023 y publicado por el Periódico Digital La Vanguardia de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

En todo el mundo las derechas avanzan, es un fenómeno que se manifiesta en distintas geografías, tanto que parece una obviedad decirlo. No es original ni exclusivo de nuestra época, y en cada momento tuvieron sus particularidades. Nos tienen que preocupar en tanto y en cuanto representan una idea del mundo, de la vida y de la sociedad que, a quienes pertenecemos al amplio arco de la izquierda democrática, nos resulta vergonzoso. Frente a ello, recaen sobre nosotros dos tareas inexorables: hacernos cargo de nuestras responsabilidades e inconsistencias y animarnos a proponer una nueva utopía.

En términos objetivos, la desigualdad en todo el mundo alcanza tasas alarmantes, nuestra casa común cada día presenta serios riesgos de fragilidad frente al avance estrepitoso de la degradación del medio ambiente, las condiciones laborales, lejos de evolucionar en un sentido positivo y de conquistas, se tornan cada vez más abusivas y precarias.

Es decir, las generaciones más jóvenes, que no vimos momentos de plenitud del Estado de bienestar, pero que pudimos disfrutar muchas de sus conquistas, somos espectadores de que muchas de las cuestiones que parecían estar definitivamente consolidadas han desaparecido o se encuentran en crisis.

De ahí que tenemos plena conciencia de los supuestos mínimos e irrenunciables que deben garantizar los Estados en orden a derechos sociales, económicos, políticos y culturales, y no podemos consentir que quienes se encuentran al frente de los mismos, bajo una batería de justificaciones, nos digan que los presupuestos no alcanzan, que no es posible reducir inequidades, y que, en el mejor de los casos, se preocupen solamente de mantener un status quo intolerable y creciente.

FALTA DE EXPECTATIVAS SOBRE EL FUTURO.

Las generaciones más jóvenes vivimos en un mundo que no entiende del respeto al tiempo, que no sabe lo que es una pausa. La tecnología nos induce a estar todo el día conectados, a lo líquido, efímero e instantáneo. Pareciera que todo se reduce a un tweet, una foto o a un reel sobre lo que nos sucede. ¿Es realmente lo que comunicamos en redes, lo que nos pasa? Lo que mostramos ocurre porque la monocromía de la sonrisa al calor de los dictados mediáticos, esconde una dictadura del éxito, la ideología que tolera y moldea en base a rostros o experiencias de presunta felicidad. Subirse desde ese mandato, nos da comunidad. Aquí (de manera ubicua) y ahora. El futuro es incierto e inestable por tanto genera incertidumbre, tanto, que es mejor no avanzar. 

Estamos llamados a canalizar nuestra energía y superar la oferta de partidos políticos vetusta, burocráticos, liderados por mayores, especialmente varones, que en nada interpela a las juventudes.

Esta falta de expectativas hacia lo porvenir obtura proyectos de mediano y largo plazo, utopías colectivas, gestas transformadoras. Esta es nuestra gran responsabilidad como socialdemócratas: la ausencia de un claro mensaje esperanzador. No alcanzar la denuncia, la visión de un mundo mejor de realizaciones es nuestra tarea. 

Traigo a Pablo Stefanoni en su libro 
“¿La rebeldía se volvió de derecha?” Cuando nos dice que las derechas le disputan a la izquierda la capacidad de indignarse frente a la realidad y de proponer transformaciones posibles. Esto es así, en parte, porque la izquierda milita una normatividad políticamente correcta, lo que hizo que perdiera su histórica imagen de desobediencia y rebeldía.

Aparecen, entonces, derechas que se ubican por fuera del conservadurismo tradicional y llevan adelante prácticas de cuestionamiento que han sido propia del sentido común del progresismo, resultando por ello mismo disruptivas. 

Es decir, hoy hay derechas que generan tensión al interior de su propio campo porque trabajan temas de justicia social, igualdad de género, ambiente, por nombrar algunos, y que descolocan a las fuerzas que tradicionalmente eran las voces cantantes sobre estos temas.

La derecha está logrando captar a las juventudes inquietas con un mensaje de individualismo y libertad personal, muy diferente a la rigidez de los partidos políticos tradicionales.

El panorama, a las claras, complejiza la capacidad de las izquierdas democráticas de atraer militantes y votantes jóvenes. La derecha está logrando captar a las juventudes con inquietudes por una variedad de razones.

Una posible explicación es que a menudo ofrecen un mensaje de individualismo y libertad personal, que puede ser atractivo para los jóvenes que buscan definir su propia identidad y expresarse de manera única. Sumado a ello, promueven políticas económicas que, bajo las falsas bondades del libre mercado, atraen a quienes buscan oportunidades para emprender y tener éxito individual, tan valorado en escenarios donde lo colectivo no nos conduce a ninguna parte. 

No es justo ni moralmente aceptable que en la era de mayor desarrollo tecnológico y educativo, los y las jóvenes no tengamos derecho (y no obligación) a ser felices, no tengamos derecho al tiempo del disfrute.

Pero no todo es tan desesperanzador, puesto que existen una gran cantidad de jóvenes que luchan por revertir esta situación.

Sobrados ejemplos de ello hay en nuestro país y en el mundo.

Frente a las diferentes crisis del capitalismo, las organizaciones de las juventudes se hicieron presentes en el Occupy de Wall Street, en el hartazgo de Chile que obligó a reformar la Constitución, las movilizaciones contra el golpe en Perú protagonizadas por el movimiento estudiantil, las marchas por el Friday for Future, las organizaciones de mujeres jóvenes por el derecho al aborto y a vidas libres de violencia, y más recientemente, no solo en la Argentina sino en todo el mundo, las manifestaciones por la defensa de la salud pública y sus trabajadores luego de las pandemias.

El listado es innumerable, en cada rincón del mundo hay semillas de libertad, transformación y futuro. Hay juventudes movilizadas jugando un rol central en la denuncia y modificación de las condiciones en las que vivimos y tratando de conformar una agenda que potencie cambios en el tiempo.

OFERTA DE PARTIDOS VETUSTA

Entonces, no es tanto que los jóvenes en su conjunto no se involucran, porque la realidad nos demuestra que si se conmueven y empatizan con situaciones que les duele, o con causas que creen merecen la pena para vivir vidas más plenas y libres. El problema es que aquellos que comparten nuestra mirada del mundo, que defienden causas comúnmente progresistas, no canalizan su activismo vía partidos políticos. 

Ante este escenario, estamos llamados a canalizar nuestra energía y superar la oferta de partidos políticos vetusta, burocráticos, liderados por mayores, especialmente varones, que en nada interpela a las juventudes. Aquí reside el desafío.

Rompamos nuestra burbuja, dejemos los discursos pesimistas y abracemos la idea de que un mundo mejor no solo es posible, sino necesario. Estamos pisando el primer cuarto de siglo, como socialdemócratas debemos aspirar a que la política del siglo XXI se haga cargo de frenar las desigualdades. No es justo ni moralmente aceptable que en la era de mayor desarrollo tecnológico y educativo, los y las jóvenes no tengamos derecho (y no obligación) a ser felices, no tengamos derecho al tiempo del disfrute. Hay que volver a conectar con las preocupaciones, necesidades y aspiraciones de los jóvenes, proponiendo vías de transformación posibles. Y finalmente, hay que hacerlo con la convicción de que se puede, de que nuestra herencia ideológica nos exige poner a la persona en el centro, que nuestra existencia sea humana, sea vivible.

(*) Agustina Rodríguez Biasone. Vice Presidente Internacional Socialista Joven (IUSY). Abogada. Magister en Políticas Públicas. Integrante del Centro de Investigación y Acción Social (CIAS) y la Red de Acción Política (RAP).


   

domingo, 22 de noviembre de 2020

Gente sin Alma… @ dealgunamanera...

Gente sin Alma… 


Por las redes sociales circulan fotos de un cadáver. En medio de la espera y la angustia por Santiago Maldonado, florecen las peores características de la condición humana.  

© Escrito por Roderick Mac Lean (*) el  miércoles 18/10/2017 y publicado por La Vanguardia de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.  

Desalmados, eso somos. Eso pensé cuando me llegaron por primera vez las fotos del cadáver. Aún no sé de quién se trata ni de qué forma murió pero ya tengo mi WhatsApp inundado de imágenes que preferiría no haber visto nunca.  

Quizás fuiste a las marchas pidiendo por saber dónde estaba, debés tener una hipótesis sobre quién lo mató, te debés haber indignado por los días que pasaban, la inacción de los jueces, o la descontrolada verborragia periodística. 

O quizás no. Quizás todo lo contrario, pero no me importa.

 

Las redes sociales con solo un “click” te permiten sentirte protagonista. Pero no los sos.

 

Te propongo un juego. Uno con casi tanto morbo como el que te producen esas fotos.

 

Imaginate que sí sos el protagonista. Pensá por un momento que esa carne putrefacta, envuelta ropas deshilachadas por el agua, es la última imagen de tu hijo, de tu hermano, de tu amigo.

 

Desalmados, eso somos. Eso pensé cuando me llegaron por primera vez las fotos del cadáver. Aún no sé de quién se trata ni de qué forma murió pero ya tengo mi WhatsApp inundado de imágenes que preferiría no haber visto nunca.

 

O peor aún, pensá que sos vos, y que ese cuadro es el último que va a quedar grabado en la cabeza de tu madre, de tu padre, de tus hermanos o de tus amigos.

 

Espero que ya no estés tan seguro de volverlas a pasar, capaz que te arrepentís de haber sucumbido al “reenvío”. Te juro que lo espero. 

 

Si no es así, te hago un último pedido: Por favor a mí no me las reenvíes.

 

(*) RODERICK MAC LEAN. Periodista. Director Provincial de Medios Nacionales. Provincia de Santa Fe.





domingo, 12 de julio de 2020

El presente del futuro: Estado, participación y tecnología… @dealgunamanera...


El presente del futuro: Estado, participación y tecnología…
Las nuevas tecnologías ofrecen numerosos mecanismos para la participación ciudadana y son un factor clave en las transformaciones de la administración pública. Sin embargo, estas innovaciones sin cambios de fondo solo reproducirán las viejas desigualdades.

© Escrito por Santiago Pereyra (*) el  miércoles 24/06/2020 y publicado por el Diario La Vanguardia de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.

En los tiempos actuales, podemos denotar un gran avance de la tecnología en nuestras vidas cotidianas, siendo muy difícil poder adaptarse y poder dimensionar tales cambios. Este frenético avance evidencia ciertos declives que se producen en nuestras sociedades cuando no se pueden ajustar a los nuevos tiempos. Un ejemplo de esto son los problemas en el poder legislativo, cuando las leyes no parecen ser eficaces para reglamentar la dinámica de nuestra actual sociedad. O las dificultades de varias universidades públicas para adaptarse a los nuevos usos de las tecnologías, perdiendo protagonismo en su propio ámbito.

Por ello nos surgen las preguntas: ¿Hasta dónde llegará la tecnología? ¿Qué otros cambios se nos avecinan? Dudas que se encuentran latentes en los sectores de nuestra cultura, como es el ejemplo de varias series y cine de ciencia ficción que colocan estas preguntas en el centro de sus narraciones. Lo seguro es que nos cuesta enormemente pensar nuestra vida sin estos aparatos que nos facilitan nuestra cotidianidad en varios aspectos. En otras palabras, hemos naturalizado totalmente la tecnología. Cuando no tenemos el celular a mano sentimos que nos falta algo, como una extremidad en el cuerpo o como un órgano fantasma.

En consonancia con estos avances es que podemos observar como la tecnología de a poco, casi inadvertidamente, empieza a ganar nuevos espacios en nuestro sistema público. Primeramente, se puede observar en la administración pública el uso creciente de documentos digitales, trámites no presenciales, entre otras actividades. Poniéndolo en pocas palabras, el Estado ha empezado utilizar estas nuevas herramientas, y esto se ha evidenciado hoy en día por el estado de cuarentena y el aislamiento social a raíz de la pandemia.

Estos cambios podríamos decir son los primeros pasos de la adaptación de nuestro Estado. Es importante asumir que estas medidas que nuestro gobierno está tomando no son nada novedosas en relación a otros países en el mundo. De hecho, estos nuevos modos de gobierno ya poseen un nombre: e-gobierno o gobierno electrónico (en inglés e-goverment). Algunas transformaciones de procesos internos más importantes que caracterizan a este modelo son: la administración electrónica o e-administración, y la e-participation.  

Este gobierno electrónico intenta lograr un mayor dinamismo y personalización en la relación entre el Estado y los ciudadanos. La administración comienza a adoptar nuevos mecanismos de interacción, siendo capaz de brindar respuestas a un gran número de personas que, sin necesidad de desplazarse, obtienen lo que buscaban.

Uno de los aspectos más interesantes para analizar es que muchas de las tecnologías usadas y sus modos de implementación son las mismas o similares a aquellas que corresponden al sector privado del comercio electrónico (e-business), mientras que otras son más específicas del funcionamiento del Estado.

Nuestro Estado estaría entrando recién en una de las primeras etapas de esta metamorfosis, es decir la e-administración. Las herramientas que son utilizadas en esta etapa son: portales, ERPS (sistemas de planificación de recursos empresariales), redes sociales, comunidades virtuales o muchas otras (pueden ser pertenecientes o no a internet). Esto es para buscar una mayor practicidad y eficacia en los procesos estatales, en particular en lo que respecta al vínculo con la sociedad.

Este gobierno electrónico intenta lograr un mayor dinamismo y personalización en la relación entre el Estado y los ciudadanos. La administración comienza a adoptar nuevos mecanismos de interacción, siendo capaz de brindar respuestas a un gran número de personas que, sin necesidad de desplazarse, obtienen lo que buscaban. Es importante destacar que esta etapa no constituye solamente una herramienta para acelerar los trámites administrativos, sino que también pretende asegurar la transparencia, la inclusión y nuevos canales de acceso a la información. Este nuevo modo de relacionarse incluye también a los distintos organismos de gobierno, empleados, sus proveedores y otros actores de la sociedad civil.

En tal tipo de gobierno hay un desarrollo de proceso evolutivo, donde en cada una de sus etapas se persiguen distintos objetivos, para los expertos en esta materia es un proceso que consta de cuatro fases. Presencia: esto implica poner en línea la información a las que pueden acceder las empresas y los ciudadanos. Interacciónen esta fase se abren canales de comunicación, por ejemplo correo electrónico, aquí se posibilita una comunicación de los dos sentidos para poder realizar consultas, obtener información y efectuar reclamos. Transacción: aquí se comprende la realización de trámites a modo electrónicos, por ello los gobiernos renovaran sus procedimientos, esto a futuro supondrá un ahorro en costo y una mayor eficiencia. Transformación: esta última fase implica la instalación de un portal integrador de inter-organismos, extensible a todos los servicios disponibles en internet.   


Los diversos modos de interacción que se pueden dar son: gobierno a ciudadano, gobierno a negocios, gobierno a empleados y gobierno a gobierno. Hay dos ejemplos que se podrían dar de esta forma de gobierno. El primero es en Europa: en el año 2002 que se creó el plan eEurope, que fue reformado y actualizado en 2005.

El segundo ejemplo, es un caso en América Latina, más específicamente en Uruguay. Allí, a través del decreto 65/998, artículo 2, se estableció que el expediente electrónico es: “la serie ordenada de documentos públicos registrados por vía informática, tendientes a la formación de la voluntad administrativa, en un asunto determinado”. Y en el artículo 3 de dicho decreto se estableció que el expediente electrónico tendría la misma validez jurídica y probatoria que el expediente tradicional. En contraste, nuestro país inició ese proceso con posterioridad y tiene todavía un largo camino por recorrer.

La etapa que contempla  la participación de los ciudadanos, en el aspecto de su representación ante el gobiernosconoce como e-participation,  pudiéndose definir de la siguiente manera según Ann Macitonsh: «el uso de las tecnologías de la información y la comunicación para ampliar y profundizar la participación política, permitiendo a los ciudadanos conectarse entre sí y con sus representantes electos». Dentro de esta etapa se incluye a todas las partes integradas en el proceso democrático,  no solo las iniciativas gubernamentales que van de arriba hacia abajo, en este sentido podría ser visto como una parte de la e-democracia.

La e-democracia es entendida como el uso de las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación) por parte de los gobiernos en general y con diferentes objetivos. Suele ser impulsada por voluntarios y simpatizantes que suelen estar conectados en línea. Una de las causas de su surgimiento es: “la insatisfacción de los ciudadanos con el funcionamiento del sistema de democracia representativa”, explica Rosa Borge Bravo. Es necesario rescatar que esta concepción de la participación alberga una gran complejidad, ya sea por la gran cantidad de áreas involucradas o los distintos niveles de participación.

Todas estas experiencias intentan aprovechar las principales potencialidades de este sistema, que consisten en poner a disposición de los usuarios una gran cantidad de información, permitir el dialogo y la deliberación entre un número indeterminado de personas sin las restricciones que tienen ese tipo de instancias si requirieran la presencialidad.

Las TIC suelen tener diferentes usos, por lo que se debe reflexionar sobre las distintas lógicas que los diferentes actores sociales le imprimen al uso de estas herramientas. Borge Bravo considera que se puede entender como participación electrónica a toda actividad voluntaria de los ciudadanos encaminada a influenciar en la selección de los gobernantes o en la toma de decisiones públicas que se canaliza por los medios electrónicos o telemáticos. Para continuar con este análisis, es necesario aclarar que existen varios grados de participación.  Uno de los criterios de jerarquizar los diversos niveles de participación fue propuesto por Sherry Arnstein y consiste en cinco categorías: información, comunicación, consulta, deliberación, participación en decisiones y elecciones. En esta última estaría incluida el voto electrónico, que es un modo vinculante de participar mediante procedimientos mediados por la tecnología.

Las formas de participación electrónicas se pueden dividir entonces en dos grandes grupo: por un lado, los sistemas de voto electrónico y, por el otro, las diferentes formas de participación electrónicas mediante internet. Estas dos actividades son muy diferentes en cuanto a su grado de innovación. Dentro del voto electrónico coexisten dos sistemas: los presenciales y los remotos. El primer sistema funciona casi igual que el tradicional ya que se deben desplazar a una escuela a votar (Bélgica, Holanda, Filipinas, etc.), mientras que “el sistema remoto se basa en una red de comunicación que permite enviar el voto desde el lugar que está el votante hasta una urna digital remota”, explica Borge Bravo. Este método, por lo que sabemos, no se ha usado aun en ningún país para una elección de gran escala que abarque todo el territorio nacional.

Hay variadas experiencias de participación electrónicas, estas son impulsadas desde el mundo privado y asociativo, y últimamente también del público. Todas estas experiencias intentan aprovechar las principales potencialidades de este sistema, que consisten en poner a disposición de los usuarios una gran cantidad de información, permitir el dialogo y la deliberación entre un número indeterminado de personas sin las restricciones que tienen ese tipo de instancias si requirieran la presencialidad. Entre esas experiencias, se destaca el caso de Minnesota E-Democracy.

Minnesota E-Democracy: Un ejemplo de participación Electrónica.


Minnesota E-Democracy  está hoy en día dentro de otra organización más grande, cuyo nombre es E-Democracy.org. Se trata de una iniciativa pionera, que continúa funcionando con éxito en la actualidad, que comenzó en 1994 auspiciada por el empresario Steven Clift. Su objetivo fue que, de cara a las elecciones de gobernador, se dieran a conocer mejors los candidatos y, al mismo tiempo, incentivar el debate público. Este proyecto con el paso del tiempo se fue ampliando, llegando a permitir a los ciudadanos estadounidenses puedan debatir sobre propuestas y gestión política con otros conciudadanos o con las autoridades de turno. Actualmente es utilizada para debates nacionales e internacionales, dentro o fuera de periodos electorales.

En esta plataforma, cualquier persona puede crearse un usuario con la única condición de poseer un correo electrónico, aunque por el momento solo está en inglés. Su uso está disponible todo el año, y, una vez registrado como usuario, ya se puede acceder a los documentos para poder debatir. Una vez hecho eso, cada cual puede participar de un foro de discusión o crear uno (pudiendo calificar, tanto la premisa como sus respectivas respuestas), además de poder chatear con otros usuarios o acceder a recursos escritos y audiovisuales (muy similar en este sentido a una red social). En época electoral se permite ver los debates de los candidatos, poder analizarlo en grupo y, también, enviar tu opinión a los oradores.  Es una plataforma sencilla de usar, con una gran tasa de eficiencia, por lo que resulta altamente recomendable.   

Pero, como señala el dicho popular, no todo lo que brilla es oro. No se puede desconocer que este modelo aplicado en la actualidad generaría también sus marginados, los cuales por diversos motivos (físicos o personales) no puedan o no quieran acceder a este medio.

Desafíos para la implementación de un Estado Electrónico.

Pero, como señala el dicho popular, no todo lo que brilla es oro.  No se puede desconocer que este modelo aplicado en la actualidad generaría también sus marginados, los cuales por diversos motivos (físicos o personales) no puedan o no quieran acceder a este medio. Cuestión que ha quedado claro durante esta cuarentena, donde la brecha digital fue una fuente de desigualdades adicionales a las preexistentes, siendo particularmente notorias en el ámbito educativo.

En este camino de cambios, no podemos olvidarnos de las particularidades del Estado y de su función. ¿Cuál es la función del Estado, o al menos una de ellas? Garantizar el derecho de sus ciudadanos. Es por eso que la utilización de las tecnologías tiene que contribuir a una verdadera igualdad social y no a reproducir o profundizar las desigualdades ya existentes. En caso contrario, habrá personas marginadas del sistema, perpetuándose el desnivel social a favor de los privilegiados.  Sin transformaciones en ese sentido, la simple implementación de nuevas tecnologías no garantizaría el derecho de participar como ciudadanos en el gobierno.  

Por ello, para poder desarrollar este modelo de Estado es necesaria una voluntad política.  Recordando que la aplicación de este modelo solo será virtuosa si es guiada por los valores de la democracia, la participación y la igualdad. No podemos ignorar el gran potencial de estas reformas, en especial para vigorizar una democracia cuyos principales enemigos son la desigualdad y la apatía.

(*)Estudiante avanzado de la Licenciatura de Filosofía de la Universidad Nacional de San Juan. (UNSJ)









viernes, 26 de junio de 2020

Fallece Hermes Binner... @dealgunamanera...

Fallece Hermes Binner, ex candidato presidencial socialista argentino…


El político socialista y ex candidato presidencial argentino Hermes Binner falleció este viernes a los 77 años a causa de una neumonía aguda en la ciudad de Casilda, en la central provincia de Santa Fe, informaron a Efe fuentes del Partido Socialista.

© Publicado el viernes 26/06/2020 por el Diario La Vanguardia de la ciudad de Barcelona, República de los Españoles. Fuente: Agencia EFE

Vida y Obra de Hermes Binner

Binner fue gobernador de Santa Fe entre 2007 y 2011, año en que su figura cobró peso nacional como candidato presidencial del Frente Amplio Progresista pero quedó en segundo lugar, lejos de la peronista Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015) que ese año consiguió su reelección.

Tras su derrota en las urnas, en las que recibió cerca de tres millones de votos, el socialismo no volvió a recuperar tal trascendencia a nivel nacional.

Primer Gobernador Socialista en Argentina

El dirigente se formó como médico y a través de su trabajo en la salud pública ingresó en el mundo político, donde su figura fue reconocida por todos los sectores gracias a su perfil sereno y sin escándalos y se convirtió en el primer gobernador socialista de una provincia argentina.

Se destacó por sus gestiones primero como alcalde de la ciudad santafesina de Rosario, la tercera más poblada del país con cerca de un millón de habitantes, y luego al frente de la provincia de Santa Fe, uno de los distritos más ricos de Argentina por su producción agroindustrial y sus puertos para la exportación de granos y derivados sobre el río Paraná.

Binner impulsó un papel activo del Estado al poner en marcha medidas de descentralización y participación ciudadana, la recuperación de la zona ribereña de la denominada "Chicago argentina" y un nuevo modelo de salud pública gratuita.

De médico a candidato presidencial

Binner había nacido el 5 de junio de 1943 en la ciudad santafesina de Rafaela, corazón de la mayor cuenca lechera de Argentina, donde sus abuelos se establecieron tras dejar su natal cantón suizo de Valais.

Militante en el socialismo desde los 18 años, se graduó en 1970 como médico en la Universidad de Rosario, en la que fue secretario de extensión universitaria.

Como médico, trabajó en la década de 1970 en la populosa periferia pobre de Rosario y se especializó en anestesiología, medicina del trabajo y luego en salud pública, formación que le permitió acceder por concurso a altos cargos directivos en hospitales públicos, hasta que en 1989 se convirtió en secretario de Salud Pública de Rosario.

Su primera experiencia electoral fue en 1993, cuando accedió por el voto popular a un escaño en el Legislativo municipal de Rosario, bastión tradicional del peronismo, y dos años después se convirtió en alcalde dos periodos consecutivos (1995-1999 y 1999-2003).

En 2003 compitió sin éxito por la gobernación de Santa Fe, pero dos años más tarde fue elegido diputado nacional como candidato del Frente Progresista, Cívico y Social, una alianza luego deshecha del Partido Socialista, la Unión Cívica Radical y Afirmación para una República Igualitaria, entre otras fuerzas de centro y de centroizquierda.

Como candidato de ese mismo frente, Binner ganó en 2007 las elecciones que le consagraron como el primer gobernador socialista de la historia argentina y que pusieron fin a 24 años consecutivos de gobiernos peronistas en Santa Fe.
Luego de su fallida postulación presidencial en 2011, en 2013 volvió a ocupar una banca en la Cámara de Diputados nacional, su último cargo público.

EFE



martes, 12 de mayo de 2020

Los de afuera son de palo… @dealgunamanera...


Los de afuera son de palo…

La pandemia pone en jaque a la sociedad y, sobre todo, a sus instituciones. Problemas seculares se hacen visibles de forma intempestiva y violenta. Las cárceles, los presos y el estado de derecho en el foco de la tormenta.

© Escrito por Sebastián Giménez (*) el  jueves 07/05/2020 y publicado por el Diario La Vanguardia de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.

Crisis en los penales de la República. La pandemia se puso a interpelar todas las instituciones de eso que se dio en llamar la modernidad, las que estudió el célebre Michel Foucault. La escuela, el hospital, la fábrica y la prisión. En un breve repaso, la escuela se volvió aún más asistencial repartiendo bolsones de comida y la pedagogía sobrevive como puede con los recursos virtuales, de acuerdo al dominio relativo de los mismos en los sectores más vulnerables de la población. Las fábricas cerradas, con una crisis que no sólo es del país sino del mundo: 30 millones de norteamericanos pidieron el subsidio de desempleo. La institución hospitalaria, en la primera línea de batalla frente al enemigo invisible, haciendo lo que se puede con lo que se tiene. Y la prisión, desde luego. La institución que cobró toda su notoriedad cuando tuvo lugar el motín en Villa Devoto.

El Código Penal es tal vez la cara menos simpática de lo que se dio en llamar el contrato social. Se establecen las normas, se tipifican los delitos dignos de sanción, se define la privación de la libertad en caso de corresponder y el volumen de la pena.

Pero el peligro sanitario hace temblar las leyes y los campos interpretativos de la normalidad republicana, pese a lo cual el poder legislativo tarda en retomar su actividad. Las leyes y las normas de organización social también son interpeladas porque las cruza la perpendicular urticante del derecho a la vida y a la salud, lo que pone en juego la pandemia.

La vida de los detenidos es respetada, pero una clausula implícita en el acuerdo social, la letra chica que nadie lee, parece decir que las cárceles deben ser un purgatorio. Un lugar de sufrimiento y expiación de culpa más que de reinserción social.

Y se larga la discusión, y para todo hay una grieta en este país. De un lado, Eugenio Zaffaroni y del otro Felicitas Beccar Varela, por nombrar las personas que atraen tal vez la mayor notoriedad. Garantismo versus un discurso de la conservación del orden constituido, que aquí no ha pasado nada y el coronavirus es una excusa. También hay otros protagonistas. De un lado, Sergio Berni, del otro la Ministra de Seguridad nacional Sabina Frederic, encarnando una discrepancia que no es la primera. Una especie de Restaurador de las Leyes en Provincia y una antropóloga un poco más abierta a otras inquietudes sociales y por eso considerada más flexible. Mano dura y mano blanda.

Dos extremos podría decirse. «Todos los presos son malos», de un lado, y «todos los presos son seres humanos», del otro, en el debate que también se corporiza en los medios de comunicación. La sensación es que un extremo espera la situación del detenido liberado que vuelva inmediatamente a delinquir y el otro anticipa el desarrollo feroz de la peste en el ámbito carcelario, donde desde hace años no se cumplen los objetivos declamados de respeto a los derechos humanos de los detenidos y el objetivo de su resocialización. Lo importante no es quién tiene la razón, sino brindar una respuesta en una situación sanitaria que urge. En encontrar el punto de equilibrio entre el derecho penal y el derecho a la vida y la salubridad, individual y colectiva, está el desafío.

Pero ahí estamos. La pandemia nos agarra con lo que tenemos. Con el Estado que tenemos, con la economía caminando por la cornisa del default y la pobreza extendiéndose. Con los hospitales que tenemos, y las escuelas. Con las cárceles, esos territorios a los que nadie les prestó la menor atención, como una especie de agujeros negros (en el espacio exterior a la sociedad). Nos agarra la pandemia con los respiradores y las tobilleras electrónicas que hay.

Desde hace añares, el acuerdo democrático es que se respeta la vida, no habilitando la pena de muerte. La pena capital, tácita o expresamente avalada en nuestro país, siempre estuvo asociada a procesos de dictadura: los fusilamientos de los anarquistas en la dictadura de Uriburu en 1931; los de 1956 durante la presidencia de Aramburu; los de 1972 en Trelew y las terriblemente extendidas desapariciones forzadas de personas durante la última dictadura militar de 1976. Nos hemos puesto de acuerdo en que la vida vale, y tanto más se exterioriza en la postura actual del gobierno de cuidar la salud relegando a la economía, una dicotomía incómoda e incluso negada por las autoridades, que también se ocupan de aclarar que se ocupan de brindar ayudas monetarias a los sectores perjudicados por la cuarentena.

También, se respeta la vida de los que cometen delitos. El ex Presidente Carlos Menem reclamó la pena de muerte para Seineldín en 1990, jefe del último alzamiento carapintada, pero no tuvo eco, menos mal.


La vida de los detenidos es respetada, pero una clausula implícita en el acuerdo social, la letra chica que nadie lee, parece decir que las cárceles deben ser un purgatorio. Un lugar de sufrimiento y expiación de culpa más que de reinserción social. Y es éste pensamiento, esta letra chica del sentido común colectivo el que entra en cuestión porque el purgatorio es peligroso para la salud del detenido, desde ya. No ahora, desde mucho antes. Pero en este momento la amenaza toma otra encarnadura. Y ahí estalla por el aire, se torna visible en toda su dimensión, entra luz al purgatorio porque los presos rompieron el techo y se hacen ver.

Unos proponen: está bien, que se construyan más cárceles, de esa manera no habría más hacinamiento. Pocos reclaman que haya más justicia, en sentido del valor en sí y también en recursos para ese poder del Estado, que le permita tramitar con una mayor velocidad las causas, porque muchos detenidos lo son sin sentencia firme. Que se hagan más cárceles, insisten. Los buenos contra los malos. O, mejor, recreando la canción Qué ves de Divididos: ¿Qué ves cuando me ves? Una pregunta que los que rompieron el techo de la cárcel le hacen a la sociedad entera.

Y el fantasma que recorre el país de que los van a liberar a todos, corporizándose el peligro en la sociedad. Ellos van a estar libres y vos en cuarentena. Una inversión radical de nuestra cotidianeidad: los que deben estar en cuarentena son ellos. Se dio vuelta el mundo, maldito coronavirus, las certezas naufragaron tanto que pareciera que el mundo anterior a la peste se hundió como la Atlántida en algún lugar misterioso.

Mientras los medios de comunicación cacarean, los jueces reciben la dura interpelación de una pandemia y de los olvidados que treparon y quemaron los techos.

¿Y cómo se arregla ahora esto? Reuniones acá y allá. Tweets aclarando, desmintiendo el éxodo masivo. Cacerolazos y reclamos. ¿Cómo lograr que todo se resuelva “en su medida y armoniosamente”, como diría Perón? Vaya uno a saber. Lo que es claro es que los extremos no contribuyen a dar respuestas. Es un problema de la Justicia, dijo el Presidente Alberto Fernández, y no mintió. No soy amigo de los indultos, aclaró y pateó la pelota a la tribuna.

Y es que cobra plena vigencia ese axioma que dice que la generalización no contribuye a nada. Hay infinitos grises. Detenidos a poco de cumplir su condena, en condiciones de pedir la libertad condicional, con situación de salud que los incluye en los grupos de riesgo frente a la pandemia. Para salir de la entente, no se puede probablemente aplicar una norma general.

El juez y los órganos actuantes son los que cuentan con más información que los opinólogos (el que esto escribe, uno más) desconocemos totalmente para tomar las decisiones más acordes considerando la situación. Caso por caso. Situación por situación. Mientras los medios de comunicación cacarean, los jueces reciben la dura interpelación de una pandemia y de los olvidados que treparon y quemaron los techos. Y son seres humanos intentando aplicar justicia. Y pueden fallar, como recordaba el mentalista Tu Sam.

Pero, si en Argentina durante un mundial de fútbol todos somos directores técnicos e incluso en una pandemia todos les discutimos a los infectólogos, en las causas en que se debe decidir cuestiones delicadas como la libertad o la privación de la misma de una persona, debe respetarse y dejarse actuar a la Justicia. Con el Código Penal en una mano, las Convenciones de Derechos Humanos en la otra, y la información de cada situación
particular que se hace carne en el expediente y la situación vital del detenido. Como dice el dicho popular, zapatero a tus zapatos. Y los de afuera son de palo.

(*) Escritor y trabajador social. Escribió tres libros y ha publicado artículos en distintas revistas como Marfil, Zoom, El Sur, El Estadista y el Economista.