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domingo, 30 de mayo de 2021

La sumisión de Alberto… @dealgunamanaeraok...

 La sumisión de Alberto… 


Onda expansiva, Pato Bullrich. Dibujo: Pablo Temes

En una de las frases de más impacto de una entrevista reciente, el Presidente admitió que es sumiso, pero no tanto.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 30/05/2021 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos. 

No soy tan sumiso y ella no pega cuatro gritos”, fue una de las frases de más impacto que dejó la desangelada entrevista que le dio Alberto Fernández al youtuber Pedro Rosemblat. Parece increíble que el Presidente no aprecie el significado de sus palabras ni de lo que representan. A buen entendedor, pocas palabras: AF no dijo que no es sumiso sino que no lo es tanto. El reconocimiento de esta sumisión a Cristina Fernández de Kirchner es un paso más en la permanente actitud de desvalorización de su figura. Hay un componente psicológico de subordinación a la vicepresidenta que sorprende a muchos de los que componen el entorno cercano del jefe de Estado, cuya gestión es blanco de críticas sonoras dentro del oficialismo. 

Algunas de esas críticas se despliegan con bastante crudeza en la mesa de los lunes, encuentro que cada quince días reúne en La Plata a Axel Kicillof, Sergio Massa, Máximo Kirchner con otros dirigentes del oficialismo que pasan, entre otros, por el ministro de Vivienda, Jorge Ferraresi, el ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, el ministro del Interior, Eduardo Wado de Pedro, y el intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde. 

Allí se evalúa la gestión de gobierno y se delinean la táctica y la estrategia con vistas a las elecciones de noviembre. En la apreciación que se hace del funcionamiento del Gobierno los reproches abundan y los elogios escasean. 

De lo que allí se conversa, surgen dos preocupaciones esenciales: la inflación y la falta de vacunas. La vacunación será uno de los instrumentos que el Gobierno utilizará en la campaña electoral. El gobernador te cuida, es una de las frases que se les escucha decir a distintos funcionarios bonaerenses cuando se acercan a los centros de vacunación con afán proselitista. 

En el contexto de escasez de vacunas sobre el pico de la segunda ola, la ausencia de los productos de Pfizer, Moderna y Johnson & Johnson continúa atormentando al Gobierno. Padecimiento alimentado por su propia falta de transparencia y claridad. El jueves por la noche, en el reportaje  que le concedió a Rosemblat, el Presidente sintió la necesidad de hablar de la fallida negociación con Pfizer. 

Es evidente que AF sabe que las explicaciones dadas hasta el momento no convencen y eligió un interlocutor pasivo para instalar su versión sin sufrir sobresaltos: “Las condiciones iniciales me ponían en una situación violenta de exigencias y comprometía al país en cosas que era muy difícil de comprometer”, dijo una vez más sin brindar especificaciones. ¿Cuáles son esas exigencias que a nuestros vecinos no les impidieron acceder a la vacuna? El misterio encuentra sustento en la vaguedad de los argumentos del propio presidente. 

Harto de todo esto, el ex ministro de Salud Ginés González García salió a hablar. “Les ofrecimos algo hasta indigno, una firma de responsabilidad individual, de cada uno de los vacunados, diciendo que no iban a hacer ningún reclamo. Y siempre nos dijeron que no”, dijo en el reportaje por radio Rivadavia el viernes, agregando que “Pfizer consideraba que con la ley vigente no estaba protegido. Se hizo una ley especial, se le agregaron algunas cuestiones, y esto lo tengo por nota, contestado por Pfizer”. 

A la luz de esta declaración, resulta inentendible la decisión de la ministra de Salud, Carla Vizzotti, de no responder a pedidos de acceso a la información pública para aclarar todas las dudas sobre esta controvertida negociación. ¿Qué oculta? 

Cuando Patricia Bullrich pateó el tablero denunciando el pedido de una supuesta coima por parte del Gobierno al laboratorio, la onda expansiva sacudió tanto al oficialismo como a la oposición. Mientras AF y González García se preparan para querellarla y ganar terreno político en la batalla judicial de alto voltaje que se avecina. Desde Juntos por el Cambio también se escuchan críticas hacia la ex ministra de Seguridad. “Patricia se equivocó. No puede demostrar lo que dijo. Es difícil salir a respaldarla. Estamos haciendo equilibrio en una línea muy delgada. 

Para peor, todos saben que la negociación no prosperó porque el Gobierno quería asegurarse una especie de filial local con transferencia de tecnología y un socio amigo que, en los papeles, era imposible de cumplir. Nunca tuvo la intención real de acordar con Pfizer. En eso estamos de acuerdo con Patricia pero lo dijo con demasiada vehemencia”, resaltó una voz autorizada de JXC. Halcones y palomas piensan lo mismo en este punto. Los últimos empiezan a creer que pudo haber una “intención electoralista” en semejante declaración y que se le dio al Gobierno la “oportunidad de victimizarse”. 

Alineados con Venezuela. Luego de la salida del Grupo de Lima en marzo de este año, el Gobierno retiró su apoyo a la demanda que el bloque había presentado contra el régimen de Nicolás Maduro ante la Corte Penal Internacional de La Haya por presuntos crímenes de lesa humanidad cometidos por el gobierno chavista. Fuentes oficiales se preocuparon en aclarar lo que es obvio: “Que la decisión de Argentina no tiene consecuencias en las acciones judiciales que se vienen realizando”. Por supuesto, hay otros países que siguen adelante sosteniendo la investigación. “Hay una intención directa de desandar el camino recorrido por Macri en el tema Venezuela y que tiene a su máximo representante en Donald Trump”, deslizaron desde el Gobierno. El presidente argentino dijo el pasado martes que “el problema de los derechos humanos en Venezuela fue desapareciendo”. Curiosa declaración para explicar una decisión a todas luces equivocada. 

Quien esto escribe estuvo en Venezuela en dos ocasiones en 2019. La persecución política a quien critica al Gobierno, la falta de libertad, el miedo, la falta de justicia y la represión brutal son datos de una realidad que se palpa a cada paso y a cada momento. Son las violaciones a los Derechos Humanos cometidos por el régimen cívico-militar de Nicolás Maduro –una dictadura– lo que Alberto Fernández ha decidido apoyar y defender.






domingo, 7 de marzo de 2021

Tiempo de revanchas… @dealgunamaneraok...

 Tiempo de revanchas… 


Afinando, Alberto Fernández. Dibujo: Pablo Temes

El Presidente, profesor de Derecho, y la vice, una exitosa abogada, cargaron contra el Poder Judicial. 

© Escrito por Nelson Castro el sábado 06/03/2021 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos. 

Más nafta para avivar el fuego. El alegato de Cristina Kirchner en la causa dólar futuro transitó el camino por donde ella se siente más cómoda: una escenificación televisiva adecuadamente producida, el uso del despacho de la presidencia del Senado, una gestualidad ampulosa y un discurso de barricada de fuerte contenido político que le sirvió para invertir los roles y pasar de acusada a acusadora. 

Hizo acordar a los Aló Presidente con que fatigó la cadena de radio y televisión durante sus mandatos. Arremetió contra el Poder Judicial, lo vinculó a operaciones políticas para favorecer la elección de Mauricio Macri, volvió a hablar de lawfare y dejó en claro que usará todo su poder para ir tras ellos. 

Todo apenas 72 horas después de que el presidente Alberto Fernández pronunciara su discurso ante la Asamblea Legislativa con un tono muy similar. “Ella aprovechó la situación y profundizó a su manera algunos de los puntos enunciados por el Presidente. Después salieron los duros a exacerbar los ánimos y no se habló de otra cosa que de supuestos embates a la Justicia”, dicen en Balcarce 50. 

A esta altura de los hechos, ya no es creíble la idea de que el Presidente es una víctima de su vice. Es más, el discurso de Alberto Fernández también estuvo teñido de revanchas personales. “Tenía la necesidad de devolver alguno de los golpes que viene recibiendo de la oposición desde que se desató el escándalo del vacunatorio vip. Fue un mensaje hacia adentro y hacia afuera del Frente de Todos”, señalan en su entorno. 

El Presidente sintió la necesidad de hacer saber que la reforma judicial, que incluye la reforma del Ministerio Público Fiscal, es una idea suya. Pero cuando aparecieron CFK y sus secuaces –Oscar Parrilli siempre está a la cabeza– con sus exabruptos y disparates, esa pretensión se esfumó. Tanto que obligó a la ministra de Justicia, Marcela Losardo –a la que el kirchnerismo quiere echar desde siempre– a aclarar que una comisión bicameral para analizar el comportamiento de los jueces es absolutamente inconstitucional.   

El reto a Parrilli y el silencio de Massa. Mientras ardía la discusión por la constitución y la viabilidad o no de la bicameral para “supervisar” –controlar– la tarea de los jueces, el silencio de Sergio Massa fue una constante. El presidente de la Cámara de Diputados sabe perfectamente que, cuando termine la pirotecnia verbal, deberán recurrir a él para cualquier iniciativa dentro de su ámbito. Dejó que Oscar Parrilli se fuera de boca y esperó su momento. Ese momento llegará este lunes cuando se reúna con el Presidente. Parrilli no solo se metió en terreno de Massa al resaltar que “el Presidente pidió una comisión bicameral que investigue a la Justicia” sino que expresó sin eufemismos los deseos de su jefa. 

En Casa Rosada se sostenía que CFK estaba furiosa con Parrilli a quien retó y mandó callar. Habrá sido un enojo por haberle quitado protagonismo en su proyectado día de furia. Según se explica desde el oficialismo, la razón de ser de la bicameral es llamar a audiencias públicas para transparentar y generar mecanismos de celeridad en la Justicia. 

La idea es colocar allí para que ejerza la presidencia a alguna figura que tenga el consenso de la mayoría. El nombre en el que se piensa por estas horas es el de Graciela Camaño. 

Nada de esto está contemplado en la Constitución Nacional. El profesor de Derecho –¿Es aún profesor o ya no lo es?– Alberto Fernández debería saberlo; la “exitosa abogada” Cristina Fernández de Kirchner, también.   

Mientras tanto los problemas de la gente. En su discurso del lunes el primer mandatario intentó –una vez más– encapsular el escándalo del vacunagate haciendo alusión a su decisión de pedirle la renuncia a Ginés González García. Los hechos, sin embargo, lo desmienten. La realidad vuelve a chocar contra la frialdad del relato. La vacunación en la provincia de Buenos Aires sigue con rumbo incierto y de manera poco profesional. “A mi madre la vacunaron en la escuela situada en las calles 7 y 609 en las afueras de la ciudad de La Plata. 

El operativo era llevado adelante por chicos muy jovencitos de La Cámpora. Todos los vacunados deben permanecer en el lugar unos 30 minutos por precaución luego de ser inoculados. Pero si algo ocurría, no había personal capacitado ni una ambulancia para actuar en caso de emergencia” –se quejó una reconocida médica de la capital provincial–. 

La radiografía en el resto del país no es muy distinta. El último escándalo de vacunados vip sacudió a la política de Tucumán. Está claro que todos saben que no será el último. El subregistro en los asientos de las dosis aplicadas es un problema nacional que facilita el clientelismo y el uso político de un instrumento vital. Esto venía sucediendo desde mucho antes de la pandemia del Coronavirus. Si en los principales hospitales nacionales y provinciales –algunos de renombre internacional– los registros son deficientes se puede deducir fácilmente lo que sucede en los rincones más alejados del país. 

Formosa. Lo que está sucediendo allí es un hito. Llega un día en que el abuso de poder en todas sus formas, tal como lo viene implementando Gildo Insfrán a lo largo de sus más de 25 años al frente de la gobernación, agota la paciencia de la ciudadanía. 

Una anécdota ilustra a la perfección lo que representa en los hechos la barbarie de ese régimen. Quien esto escribe estuvo en Formosa por última vez en 2002. Al llegar al hotel y registrarme, el gerente se apersonó y lo que dijo fue impactante: “Discúlpeme, no puedo alojarlo porque, por orden del gobernador, cuando se aloja un periodista tenemos la obligación de comunicárselo a la jefatura de la policía de la provincia”. Esto –que le sucedió y aún sucede– a varios colegas es la norma. Es decir, la existencia de un Estado policial y persecutorio. Una persecución brutal y violatoria de los Derechos Humanos. 

El lamentable comunicado firmado por el secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla –en el que intenta desviar la responsabilidad de los hechos a los medios de comunicación y a la oposición junto a su desinterés por poner límite a tanta barbarie–, debería ser causa suficiente para que el Presidente le pidiera la renuncia.   

Formosa es la Venezuela de la Argentina. ¿Será la única? 

Producción periodística: Santiago Serra 








 

domingo, 24 de mayo de 2020

Laberintos de la pandemia…@dealgunamanera...

Laberintos de la pandemia…

El tenedor de Bono. Dibujo: Pablo Temes

La iniciativa de la diputada Vallejos produjo espanto en sectores empresarios. El silencio presidencial aumentó la incertidumbre.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 23/05/2020 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.


En la Capital Federal y el conurbano bonaerense hay cuarentena para rato. A la ampliación de ayer hasta el 8 de junio seguirá seguramente otra que se extenderá hasta fin de mes. Los especialistas que asesoran al Presidente han dicho ya que se espera que los casos positivos de coronavirus comiencen a bajar recién hacia la segunda mitad del mes de agosto.

Los números de la última semana acentuaron la centralidad absoluta del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). Pero no solo eso fue lo que generaron esas cifras; también marcaron el comienzo de un enfrentamiento entre los gobiernos de Horacio Rodríguez Larreta y de Axel Kicillof. El dedo acusador partió desde la Provincia de Buenos Aires.

Las diferencias de criterio en el manejo de situaciones tan complejas como las del presente siempre existen y es válido discutir sobre ellas; pero lo que sucedió en estos días fue otra cosa: una acusación al jefe de Gobierno porteño de generar las condiciones para que la pandemia se expanda a ambos lados de la avenida General Paz.

Las cifras muestran que el aumento de casos en CABA es producto del incremento en la cantidad de testeos que se están haciendo, predominantemente en las villas 31, 1-11-14 y 21. Las condiciones de hacinamiento en las que viven sus habitantes hacen de imposible cumplimiento las recomendaciones del aislamiento social preventivo. Es verdad que el gobierno porteño demoró su llegada a esos lugares. Grueso error. Pero hay que decir que lo mismo le cabe al gobierno bonaerense: los testeos en los llamados barrios populares empezaron tarde.

Resulta desconcertante que, ante esta circunstancia, el Presidente y el ministro de Salud de la Nación, Ginés González García, no hayan buscado amalgamar un criterio de trabajo común. Argentina es la nación que tiene una de las cuarentenas más largas del mundo. Eso es consecuencia de la acertada decisión de AF de imponer el aislamiento social preventivo tempranamente.

Ahora, lo que está faltando son las medidas concomitantes para hacer la cuarentena vivible. Y esto es algo que el Presidente minimiza permanentemente. Lo hace con pose de ofendido. Parece que hablar de los efectos colaterales de la pandemia es una apostasía.

Efectos colaterales. Este acápite corresponde a un rubro de creciente impacto psicofísico, socioeconómico, sanitario y político. Ansiedad, depresión, insomnio, irritabilidad y mayor consumo de alcohol son algunas de las consecuencias psíquicas de la cuarentena. Las socioeconómicas –cierre de comercios y fábricas, caída de los salarios e impagos, falta de comida en las zonas marginales– son producto de la brutal caída de la actividad económica.

Las afectaciones médicas tienen que ver con una combinación muy riesgosa en la que se observan situaciones de gente que tiene miedo de concurrir a los hospitales y centros médicos privados y, a su vez, de indicaciones desde esas mismas instituciones para que los pacientes no concurran a la consulta en caso de que los síntomas que experimentan no correspondan a los del coronavirus.

Esto es algo que debe ser modificado de inmediato. He aquí, pues, el desafío: qué hacer para compatibilizar la cuarentena con estos hechos que forman parte de la vida misma. Es propio de esta Argentina atravesada por la grieta pensar este desafío en términos de procuarentena y anticuarentena. La antinomia anula cualquier posibilidad de discusión y de evolución. Esto ha sido ya repetido hasta el cansancio. Por eso es increíble que no se aprenda.

Al borde del default.

La renegociación de la deuda navega por aguas procelosas. El Gobierno está convencido de que está haciendo todo bien. Sus acólitos, también. Cree que la pandemia le juega a su favor. La actitud del gobierno de los Estados Unidos y del Fondo Monetario Internacional de un supuesto apoyo a la Argentina da vuelo a esas ilusiones.

La actitud y la estrategia del ministro de Economía, Martín Guzmán, son objeto de controversias no solo desde sectores opositores e independientes. Se lo critica desde las entrañas del oficialismo por su dogmatismo, al que agrega cierta cuota de soberbia. Sin embargo, su poltrona es intocable. El Presidente lo sostiene con convicción y firmeza.

Muchos de los que conocen al detalle los números y los vericuetos de la negociación sostienen que el Gobierno no lo está haciendo bien. Observan que hay una buena predisposición de los acreedores de antemano que está siendo desaprovechada, circunstancia que achacan a la existencia de restricciones internas políticas dentro del oficialismo que dificultan peligrosamente las gestiones.

La oferta que se hizo es de 46 dólares cada 100, mientras los acreedores reclaman entre 58 y 62 cada 100. No se está tan lejos, a pesar de que esas diferencias representan miles de millones de dólares.

No es ese aspecto de la economía el único en el que reina un estado de confusión. En lo que respecta a lo vernáculo, las cosas no son muy diferentes. El proyecto de la diputada Fernanda Vallejos –apoyada por el ministro de Trabajo, Claudio Moroni– de incorporar la participación del Estado en las empresas que pidieron ayuda al Gobierno es producto de la miopía intelectual que producen los ideologismos. “Espanto” es la palabra que define la reacción que la sola enunciación de esta iniciativa produjo en todos los sectores empresariales.

Algunos ya han hecho saber que, si esto prospera, procederán a cerrar dejando un tendal de gente en la calle. ¿Imagina alguien al Estado manejando las decenas de miles de empresas que han pedido ayuda al Gobierno para poder subsistir? La diputada ha dicho que esto nada tiene que ver con la confiscación. Nadie le cree.

Lo grave no es solo que existan iniciativas como estas sino también el silencio del Presidente, que no hace más que generar mayor incertidumbre acerca del presente y el futuro de Argentina, el país del mañana mejor que nunca llega.





domingo, 19 de abril de 2020

La mira en Macri. Del infierno a la luz… @dealgunamanera…

Del infierno a la luz...

Vacunate, Ginés González García. Dibujo: Pablo Temes

La propuesta por la deuda es una oportunidad para superar la grieta. Depende de la oposición.

©Escrito por Nelson Castro el sábado 18/04/2020 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.



A medida que los días y las semanas pasan, la dimensión de esta tragedia que conmueve a la humanidad aumenta. Es la expansión imparable del SARS-CoV-2, el nombre técnico que se le ha comenzado a dar al Covid-19, que va generando esta actitud desesperada de los líderes del mundo y también de la ciencia.

Para los jefes de Estado, la pandemia viene significando una estrepitosa cachetada que ha dejado expuesta su ignorancia y su desprecio hacia el universo de la ciencia y del conocimiento. Son muy pocos los que han escapado de eso. Uno de ellos es Barack Obama, que supo escuchar a los especialistas que alertaron hace unos años acerca de la posibilidad de una epidemia generalizada causada por este virus y del peligro que representaba. La otra ha sido Angela Merkel. El resto han exhibido un menoscabo hacia todas esas advertencias que los ha llevado a ignorar las medidas de prevención que, tomadas a tempo, hubieran evitado las muchas muertes que hasta aquí se han lamentado.

Ante esto, queda preguntarse si la lección será aprendida, sobre todo porque la posibilidad de que se repita es uno de los interrogantes del presente y del futuro.

El desafío también abarca a la ciencia. La proliferación de la abundante información que se viene generando semana tras semana sobre el virus y la enfermedad deja expuesta una única certeza: la incertidumbre. Por ello, se multiplican tratamientos –en verdad, son intentos terapéuticos– de resultados poco claros.

Algunos de ellos dan pie a polémicas intensas, como, por ejemplo, la que ocurre en Francia entre el destacado infectólogo Didier Raoult y la mayoría de sus colegas también reconocidos. Raoult insiste en que la hidroxicloroquina está dando resultados muy buenos que curan a enfermos graves, mientras que muchos de sus colegas expresan lo contrario. De hecho, un estudio aparecido en la última semana en la prestigiosísima revista médica The New England Journal of Medicine fue lapidario en cuanto a los resultados negativos que mostró acerca de este tratamiento.

A esto se agregan las discusiones referidas al origen de la pandemia, hecho que da pie a la discusión, a la incógnita y a la fábula. Discusión, incógnita y fábula que pervivirán por un largo tiempo.

 ¿Y por casa cómo andamos? Hasta aquí, la situación en Argentina está bajo control, que no es lo mismo que decir que está dominada. La inquietud de las últimas horas se ha trasladado a los integrantes del equipo de salud. Los casos de médicos y enfermeros afectados por el coronavirus en diferentes hospitales y centros médicos representan un alerta que, además, deja expuesto el problema de la falta de cuidados.

Esa falta de cuidados tiene que ver con la escasez de los materiales necesarios para que el personal de salud trabaje con todos los elementos que exigen los protocolos.

Este es un problema severo que existe no solo en Argentina. Para citar un ejemplo, está lo que viene sucediendo en Nueva York, donde la escasez de los insumos de protección –camisolines, barbijos especiales, botas, antiparras y guantes– ha derivado en gran cantidad de médicos y enfermeros contagiados de la afección.

Esta circunstancia pone de manifiesto otra realidad: la escasez de testeos. En medio de la discusión entre algunos de los especialistas que asesoran al Gobierno sobre la conveniencia o no de hacer más testeos, hay coincidencia en que el personal de salud debe ser testeado. Esto está faltando.

Por si fuera poco, estalló la polémica con los mayores de 70 años. La idea de Horacio Rodríguez Larreta –que apoyó Alberto Fernández– de restringirles el derecho a transitar es, lisa y llanamente, mala. Además de ser a todas luces inconstitucional, genera perjuicios y ningún beneficio. Una cosa es mantener el aislamiento social preventivo para ese grupo etario, y otra, muy distinta, el tener que pedir permiso para salir a la vereda.

El otro interrogante es el conurbano bonaerense. Nadie sabe qué puede pasar allí con la llegada del invierno.

Por los caminos de la política. La semana tuvo un denominador común: la convivencia entre el oficialismo y la oposición. Ello se vio tanto en la reunión del Presidente con los gobernadores del jueves como en el encuentro vía teleconferencia que el viernes mantuvo Alberto Fernández con los líderes parlamentarios de la oposición.

El interrogante a futuro es si esto seguirá así o no. Las crisis son instancias que producen cambios y generan oportunidades. Los cambios que trae aparejados esta pandemia tienen que ver con los hábitos y las conductas sociales. Asistiremos por meses o años a formas diferentes de relacionarnos. Eso va desde el saludo hasta cómo viajar en transporte público.

Del mismo modo, para Argentina, esta crisis representa la oportunidad de superar la grieta. Esto no es una novedad sino un desafío. El tema de la deuda puede ser uno de los rubros que constituya una de esas oportunidades.

Más allá de los aspectos técnicos de la propuesta que les hizo el gobierno argentino a los acreedores privados, será interesante observar cómo se amalgama esto con la oposición. Eso fue algo que no ocurrió en 2015 con el tema de los fondos buitre.

La consecuencia es recordada por todos: al país le fue mal.





domingo, 12 de abril de 2020

Cuarentena administrada… @dealgunamanera...

Cuarentena administrada…

Barbijo-Parapente, Ginés González García. Dibujo: Pablo Temes

La población sigue en casa y siguen las internas del Gobierno con ministros que exhiben miradas contrapuestas.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 12/04/2020 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.


Esa fue la denominación que le dio el Presidente a la prolongación de la cuarentena que anunció en la conferencia de prensa del viernes. Al margen de los gráficos que mostró, su exposición fue escasa en anuncios y certezas.

Está claro que la única certeza de la pandemia causada por el coronavirus es la incerteza.

Hasta aquí, la cuarentena instalada por el Presidente viene dando buenos resultados. La proyección del ministro de Salud, Ginés González García, era que para esta época hubiese unos 40 mil casos. Sin embargo, los riesgos están al acecho. El pico de la crisis aún no ha llegado. El temido invierno plantea interrogantes que solo el tiempo y los hechos podrán develar. Al tiempo –ese instrumento mágico del alma, como lo llamaba Borges– nadie lo domina. Quedan los hechos. Y los hechos le presentan al Gobierno dilemas y desafíos.  
La cantidad de testeos que se han realizado hasta ahora es decididamente escasa. Hay tras esto una realidad: hay en estos momentos una disputa feroz a nivel mundial por los kits de testeo. En la puja por la oferta y la demanda, la batalla es dura. Los Estados Unidos y Europa buscan acapararlos casi con desesperación.

De los testeos que están faltando, uno principalísimo es el que corresponde al equipo de salud. Deberían hacérselos a todos ellos por razones obvias: son los más expuestos por estar en la trinchera. La cantidad de médicos fallecidos en Italia lo muestra.  

La falta de testeo hace que solo se los haga a personas que tienen síntomas compatibles con la afección. Esto deja fuera a los asintomáticos, que constituyen un problema creciente en la dispersión de la enfermedad. Este punto es clave. Detectar a los asintomáticos tiene dos consecuencias: una fáctica y otra estadística. La fáctica es que, una vez identificado, el asintomático es puesto en situación de aislamiento para evitar contagios y, además, permite identificar a sus contactos y saber quiénes están infectados o no. Esto ayuda mucho a la reducción de la difusión de la afección. La estadística es que posibilita tener una real idea de la expansión de la enfermedad. No es lo mismo tener 1.975 casos sobre 15 mil testeados que sobre 100 mil.

Nadie sabe cuándo termina esto. La frase propiciada por el Presidente al comienzo de su conferencia de prensa el viernes pasado refleja la incertidumbre de un proceso con consecuencias socioeconómicas devastadoras. Hay una clara disociación entre la firmeza que se muestra en el área sanitaria y lo que está sucediendo en la económica. En la primera –con discusiones y puntos por resolver– hay un rumbo claro. En la segunda, no.

Sobrevuelan ahí miradas diferentes que no logran amalgamarse. Es una falencia que atañe a dos ministros –Martín Guzmán y Matías Kulfas–, al presidente del Banco Central, Miguel Pesce, y al mismísmo gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof.  

Hay cosas que quedan inconclusas, incluyendo la emergencia alimentaria también. La gran preocupación del ámbito empresarial, gubernamental y sindical es hasta cuándo aguanta el Conurbano.

En algunos lugares los paliativos están tardando mucho. Recién a partir de la próxima semana llegarían los Ingresos Familiares de Emergencia. La cuarentena lleva veinte días en que las empresas no han facturado.

Esta crisis se da en el contexto de un escenario de pobreza que crece incesamente.

La falta de manejo político del ministro de Economía obligó al Presidente a salir a respaldarlo ante las quejas de gobernadores e intendentes por la falta  de llegada de fondos.

Sempiterna corrupción. El episodio de los sobreprecios de alimentos sucedido en el Ministerio de Desarrollo Social no debe ser considerado una casualidad, sino que tendría que ser una luz amarilla de alta intensidad para el Presidente. La estructura de su gabinete y de otras áreas de gestión es decididamente mala y lo que pasó con los precios del arroz y del aceite es solo un indicio.

El proceso de designaciones que se utilizó para la cobertura de los cargos de segunda línea de los ministerios y otras áreas fue propio de una bicefalía. 

Alberto Fernández nombró a los ministros y el resto le fue impuesto por Cristina Fernández de Kirchner. Esa estructura le está generando –y le va a generar– muchos problemas tanto a Alberto Fernández como a su gobierno. Quienes conocen la trama de lo que sucede en ese ministerio coinciden en señalar la influencia de Carlos Castagnetto, fue un ladero clave de Alicia Kirchner durante los doce años del kirchnerato.

Hay que hacer, además, algunas preguntas: ¿a quién se le ocurrió el nombramiento como secretario de Articulación de Política Social de Gonzalo Calvo, siendo que ya había tenido que renunciar al cargo de secretario de Seguridad del Municipio de Almirante Brown acusado de pedir coimas? ¿Cómo es que Arroyo aceptó que le impusieran ese nombre que venía con ese antecedente? ¿Quién se lo impuso?

El hecho aumenta de volumen cuando se analiza la empresa a la cual se hizo la compra. Esa empresa, del Grupo L –que no es fabricante de los productos sino intermediaria–, ya había sido denunciada por sobreprecios tanto desde Cambiemos como desde el kirchnerismo.

Un “detalle” más. El escándalo permitió conocer un poco más la proliferación de cargos que existen en el Ministerio de Desarrollo Social.

Repasémoslos:

-Subsecretario de Asistencia Crítica.
-Coordinador de Abordaje Territorial.
-Coordinador de Depósito Metropolitano.
-Director de Emergencia.
-Coordinador de Asistencia Técnica.
-Directora de Asistencia Crítica.
-Directora de Asistencia Institucional.
-Director de Gestión y Asistencia Urgente.
-Director de Ayudas Emergentes.
-Coordinador de Asistencias a Instituciones No Gubernamentales.
-Coordinador de Ayudas Urgentes.
-Director de Talleres Familiares.
-Director Nacional de Articulación Social.
-Director de Asistencias para Situaciones Especiales

Cuando se ve esta proliferación de cargos se entiende a la perfección la indignación de la sociedad con el costo de la política. El Presidente debería enojarse menos y hacer algo para remediarlo.

“Volvimos para ser mejores”, fue su promesa.