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lunes, 20 de junio de 2022

Relatos salvajes. Un gobierno sin rumbo… @dealgunamaneraok...

 Relatos salvajes. Un gobierno sin rumbo… 

“¿Dónde está el piloto?” Pato Bullrich. Dibujo: Pablo Temes.

El escándalo del avión es uno más de los bochornos que jalonan a un oficialismo hundido en choques internos. 

© Escrito por Nelson Castro el sábado 18/06/2022 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de las/os Argentinas/os.


El escándalo del avión venezolano-iraní forma parte de la saga de hechos bochornosos que jalonan el transcurrir de un gobierno sin rumbo y peligrosamente inútil. Es un secreto a voces que el régimen de Irán se vale de todos los medios posibles para acceder a información de inteligencia destinada a combatir a sus enemigos. En esta categoría –la de enemigos– están Israel y Occidente. En el caso de Argentina, la situación es muy especial y delicada. A la línea aérea madre de esta aeronave –Mahan-Air– se la vincula directamente con las fuerzas Quds, poderoso cuerpo de élite y brazo paramilitar de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán, habiendo sido sancionada por el gobierno de los Estados Unidos bajo la acusación de transportar cargamento militar en vuelos civiles. 

Los dos atentados ocurridos en Buenos Aires –el primero contra la embajada de Israel, el 17 de marzo de 1992, y el segundo contra la AMIA, el 18 de julio de 1994– expusieron claramente la vulnerabilidad de nuestro país. Nada es hoy distinto de aquello. Los servicios de inteligencia siguen entretenidos en el bajo fondo de la política vernácula sin ninguna capacidad ni preparación para hacer frente al monumental desafío de transformarse en un instrumento útil para la seguridad de la Nación. En la entrevista que con quien esto escribe tuvo el ministro de Inteligencia del Paraguay, Esteban Aquino, señaló cuatro datos muy importantes que marcan la inoperancia del argentino:

El primer dato es que, habiendo existido un alerta, el avión no solo aterrizó en Córdoba sino que, además, voló desde allí hasta Ezeiza sin que nadie lo detuviera. El segundo dato es que, estando en Ezeiza, el avión intentó en dos ocasiones regresar al Paraguay, lo que fue impedido por el gobierno del presidente Mario Abdo. El tercer dato es que, habiendo tomado conocimiento el servicio de Inteligencia paraguayo de que el avión había sido autorizado a volar desde Ezeiza hacia Montevideo, decidió comunicárselo al gobierno uruguayo quien, entonces, le denegó a la aeronave permiso de ingreso a su territorio. El cuarto dato es que, efectivamente, en Ciudad del Este la tripulación estaba integrada por siete iraníes y no por cinco. Hay que señalar, además, que el gobierno paraguayo hizo cesar en sus funciones a dos funcionarios que autorizaron el aterrizaje y la salida del vuelo y a dos agentes de inteligencia sospechados de operar para el narcotráfico.  

¿Quién se quiere llevar el Gobierno a la mesita de luz?

En su respuesta de manual, Alberto Fernández salió ayer a acusar a la oposición de montar una operación política con el hecho. Es lo único que le queda en su pobre vademécum de recursos defensivos. 

Finalmente el Gobierno tuvo que ceder y aplicar las medidas reclamadas por el FMI para frenar la pérdida de reservas por la demanda de dólares. Hubo modificaciones presupuestarias por decreto y se recalcularon aspectos clave que fueron oficializados el jueves: inflación del 62% (14 puntos más alta que lo acordado con el Fondo en marzo); suba de tasas por parte del Central (del 49% a 52%) y la quita de subsidios a las tarifas de luz y gas mediante un sistema segmentado por ingresos y patrimonio que, de acuerdo a los cálculos del Gobierno llevará a un 10% de los usuarios a pagar la tarifa plena. 

La falta de gasoil sigue siendo un problema para la mayoría de las provincias que ya tuvo consecuencias en el precio al aumentar en promedio un 12% en todo el país. El miércoles, el Gobierno había autorizado la modificación de la cantidad de “corte” con biodiésel subiendo su proporción obligatoria utilizada en la mezcla de combustibles. Una forma de paliar la escasez. La medida venía siendo resistida por los camporistas Federico Basualdo y Agustín Gerez que manejan la política energética del país como un almacén. En ese contexto, la novela de la salida del ex ministro Matías Kulfas llegó a su fin. La previsible decisión del juez federal Daniel Rafecas –siempre útil a las necesidades del kirchnerismo–, puso paños fríos en torno a la discusión de los pliegos de licitación para la construcción del gasoducto. El problema ya no es el gasoducto Néstor Kirchner sino la encerrona en que quedó la Argentina entre el abastecimiento necesario y la salida de dólares para alcanzarlo. La guerra y el contexto internacional impulsó los valores del GNL que hoy cuadruplican lo pagado en 2021. “Ya se llevan gastados más de 3 mil millones en gas importado y aún faltarán otros encargos para que no peligre el abastecimiento”, señala con precisión un ex secretario de Energía. Los albertistas le apuntan al Instituto Patria y a los funcionarios de Energía por la crisis y La Cámpora con CFK a la cabeza acusan al titular del Banco Central, Miguel Pesce, por no detener la sangría de dólares. Son todos contra todos. 

Un fracaso de Cristina

En No Tan Juntos por el Cambio no terminan de entender que la gente está harta de las divisiones y los problemas de cartel. La votación del miércoles en la Cámara de Diputados del proyecto de fomento a las actividades culturales expuso –una vez más– las divisiones. Primero, la oposición alcanzó la unidad con el proyecto de alivio fiscal para monotributistas y autónomos. Pero el tratamiento de la prórroga por 50 años de asignaciones para las industrias culturales desató la discusión. “No nos podemos poner de acuerdo en algo tan simple. Es una barbaridad sostener partidas de dinero por medio siglo cuando hay gente que mañana mismo no tiene para comer. Hay unos cuantos que quieren quedar bien con Dios y con el diablo” –se quejaba un diputado del PRO. Se refería a parte de la UCR y la Coalición Cívica más proclives a avalar la sanción. Para la mayoría, el problema no eran las Bibliotecas Populares ni el fomento de las actividades culturales sino la desmesura temporal y el aval a dependencias de probada inoperancia como la Defensoría del Público, un organismo más parecido a los arcaicos elementos de control del pensamiento y censura de la prensa. Finalmente acordaron abstenerse. Para los duros del PRO fue una posición tibia, incluso alguien se preguntó con sarcasmo en el Salón de Pasos Perdidos “es posible que en nuestra coalición haya gente dispuesta a votar este mamarracho?”. Nada nuevo bajo el sol. Los roces entre radicales y macristas están a la orden del día. ¿Así creen que serán exitosos a la hora de gobernar?


A todo esto, CFK ha decretado que AF no va más. Esto significa que no será su candidato en 2023. Con todo, no es la única. Después del “episodio Kulfas”, alguno de los ministros que se definían como “albertistas”– caso Gabriel Katopodis y Juan Zabaleta–han comenzado una tarea de acercamiento a Máximo Kirchner. No se quieren quedar afuera.


“La política es un acto de equilibrio entre la gente que quiere entrar y aquellos que no quieren salir” (Jacques Benigne Bossuet).




domingo, 9 de mayo de 2021

Turbulencias sin final. Fotos vs. Discursos… @dealgunamaneraok…

Fotos vs. Discursos 

First Worker! Joe Biden. Dibujo: Pablo Temes 

Las imágenes de unidad contradicen las salvajes internas de un gobierno que avanza sin dirección. 

© Escrito por Nelson Castro el sábado 08/05/2021 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.


Los actos a los que acude el Presidente de la Nación y su comitiva tienen por lógica y por seguridad una minuciosa puesta en escena que se debe respetar a raja tabla. “Democracia o partido judicial”, rezaban los carteles dispuestos a lo largo del camino que el presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner recorrieron antes de posar para la foto final del acto del jueves pasado en Ensenada. Era el comienzo de un nuevo ataque contra la Justicia, cuidadosamente diseñado. Nada fue casual en la disposición de cada uno de los presentes. 

 

Una anécdota describe a la perfección cómo se arman estas puestas en escena: corría el año 2012 y en una visita que CFK hizo al Parque Industrial de Pilar para la inauguración de planta de la empresa Fada Pharma, el personal de la custodia presidencial discutía los aspectos relativos a la seguridad con los funcionarios de la casa militar que estaban a cargo del operativo. Un gran mapa del terreno cubría la mesa principal. Todo estaba dispuesto estratégicamente para que la Presidenta no corriera riesgos ni sobresaltos. 

 

Establecidas las precauciones del caso, justo antes de finalizar la reunión reservada a unas pocas personas, una voz irrumpió en escena: “¿Dónde está el lugar reservado para los pibes? -se escuchó preguntar a un joven que parecía ajeno a la discusión. El personal de la Casa Militar lo fulminó con la mirada. Con una mezcla de inconsciencia e impertinencia el joven volvió a preguntar y advirtió: “Somos 100 militantes, decime a donde nos ubicamos porque sino va a haber quilombo. Siempre acompañamos a la jefa” -concluyó. El militar, experto en estrategias de custodia y tácticas defensivas, supo -en ese momento- que su pericia y su experiencia en el terreno importaban poco. No hubo peros, repreguntas ni reparos. En 5 minutos el operativo se modificó y “los pibes para la liberación” lograron un espacio privilegiado en la escena con sus consignas y pancartas. 

 

La Argentina es presa del pasado que siempre vuelve. 

 

“Saquen esta foto, es la foto de la unidad” dijo exaltado el presidente Alberto Fernández. El encuentro que se completó con la presencia de Axel Kicillof, CFK, Máximo Kirchner y Sergio Massa ocurrió en un predio de Ensenada en las casas que presentó el ministro de Hábitat y Vivienda, Jorge Ferraresi, tierra del kirchnerista Mario Secco.

 

“No fue una actitud que le sume como Presidente, lo dejó como rehén de la interna con el ala extrema de la coalición, una vez más. Si bien lo que dijo es cierto, estas cosas lo debilitan. No importa el tono con que las diga. La coalición no se va a romper ni habrá grandes cambios al menos hasta las elecciones pero la cosa está muy tirante”, reconocieron en el entorno del primer mandatario.

 

Movido. 

 

Fue una semana de turbulencias dentro del Frente Contra Todos. 

 

Que el Presidente haya tenido que salir a los gritos a pedir una foto como prueba de unidad, no hace más que confirmar los desencuentros que anidan en el oficialismo. Y no se trata de un hecho aislado. La confirmación de que el vapuleado ministro de Economía Martín Guzmán estará en el viaje presidencial a Europa opera en el mismo sentido. Por la envergadura de la gira, su ausencia habría sido la crónica de una muerte anunciada. Algo muy similar le ocurre al canciller Felipe Solá, que goza de cierta tranquilidad solamente porque en los últimos días no fue protagonista de ninguna situación incómoda. “A Guzmán le tacharon la doble hace rato.

 

El problema es que su falta de cintura política lo llevó a Alberto a forzar un respaldo que tuvo patas cortas”, se quejan en la Rosada masticando bronca. El enojo no es con el joven ministro sino con la crudeza de CFK y su entorno. Un ministro de Economía que no puede disponer de un subsecretario de Energía al que considera incapaz, un Presidente que sale a respaldar a su ministro y una vicepresidenta que los desautoriza a ambos.

 

El resultado es increíble y tira por la borda todos los manuales de educación cívica, estrategia política y hasta los libros de autoayuda: Guzmán sigue en el cargo, Federico Basualdo también y AF se mantiene descolocado y a merced de CFK y Axel Kicillof, que impusieron sus deseos y embarraron la cancha por enésima vez. 

 

La arremetida contra Guzmán no terminó ahí. Su rango de independencia para tomar decisiones se sigue achicando. El tope al aumento de las tarifas que decidió Cristina -y que fue el eje de la disputa con Basualdo-  pegó en la línea de flotación del plan macroeconómico del ministro. Pero pasada la mitad de la semana, el tiro de gracia llegó desde el Senado, espacio de poder que controla la vicepresidenta.

 

Hace 3 semanas informamos en esta columna que el ministro de Economía gozaba de cierto aire respecto a los vencimientos de deuda porque llegaban en su auxilio los fondos que le corresponden a la Argentina -y a otros países- por la emisión de los Derechos Especiales de Giro del FMI. Sin embargo, el bloque oficialista del Senado apretó el gatillo. Sin acompañamiento de Juntos por el Cambio le dio dictamen favorable al proyecto de declaración de Oscar Parrilli, que pide que el desembolso de 4350 millones de dólares del FMI sea usado para “paliar la pandemia” y no para pagar “deuda o intereses”. Como ya todos saben, Parrilli es Cristina. 

 

El viaje de Alberto Fernández a Europa tiene como uno de sus objetivos principales pedir ayuda en la negociación con el FMI en un momento muy particular, dado por la iniciativa de un grupo de setenta legisladores estadounidenses del Partido Demócrata, que presentaron un proyecto de resolución pidiéndole al presidente Joseph Biden que solicite al FMI la suspensión de todos los servicios de la deuda que los países -la Argentina, entre ellos- tienen con el organismo en septiembre y diciembre.

 

Sin embargo, ninguna de estos avatares ayudará si el Gobierno ata su accionar a los objetivos de CFK y sus secuaces. Gobernar creando conflictos y generando enemigos no lleva a ningún lado y hace perder oportunidades. Ya lo decía Séneca, cuando no se sabe a dónde ir, el viento a favor no lleva a ninguna parte.

 

Producción periodística: Santiago Serra. 






domingo, 2 de mayo de 2021

Sin rumbo. Un largo camino... @dealgunamaneraok...

Un largo camino… 

Presidente Alberto Fernández. Dibujo: Pablo Temes.

La segunda ola desnuda la precariedad del país. Sistema de salud colapsado y pocas vacunas. 

© Escrito por Nelson Castro el sábado 01/05/2021 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.

La segunda ola de la pandemia causada por el covid-19 desnuda la precariedad de la Argentina. El sistema de salud aguanta como puede mientras las vacunas siguen en falta. Para esta altura del año se habían prometido cuanto menos más de veinte millones de vacunas. A duras penas, se han conseguido diez millones. La desesperada renegociación por el inóculo abierta con Pfizer demuestra que los pedidos faraónicos que se le atribuían a la empresa farmacéutica –que arrancaban con los glaciares, seguían por la Malvinas, y pasaban por las reservas del Banco Central y llegaban a la soberanía nacional– eran una fantasía más de las tantas que suele acuñar el relato del kirchnerismo. 

 

Lo que sí se sabe es que la compañía que produce la vacuna BNT162B2 –tal su nombre técnico– estuvo dispuesta a otorgarle a la Argentina unos tres millones de dosis. Nada se sabe, en cambio, de la razón por la cual Alberto Fernández no las aceptó. Como ya es conocido, no fue solo Pfizer con la que el Gobierno tuvo una conducta poco comprensible: también se rechazaron las vacunas del programa Covax que distribuye la Organización Mundial de la Salud.

 

En este contexto, tampoco se entiende que recién el jueves la ministra de Salud, Carla Vizzotti, se haya reunido con la encargada de Negocios de los Estados Unidos, MaryKay Carlsson –en los hechos, la embajadora– para destrabar el envío de 900 mil dosis de AstraZeneca que se encuentran en ese país. ¡Qué abundancia de actitudes incomprensibles exhibe el gobierno del Frente de Todos!  

 

En el oficialismo existe por estas horas una mezcla de sensaciones. Por un lado, la incertidumbre por lo que pueda venir y, por el otro, cierto grado de alivio mezclado con triunfalismo luego del anuncio de las nuevas restricciones. ¿Qué es lo que dicen cerca de Alberto Fernández  para justificar este renovado optimismo?

 

“De a poco el Presidente volvió a encontrar el camino. Las medidas anunciadas fueron menos duras de lo esperado en cuanto a nuevas restricciones porque se logró un consenso y un compromiso con todos los actores políticos. Pero fundamentalmente porque hubo resultados”, se escucha decir por los pasillos de la Casa Rosada, desde donde se agrega que  “en estos 15 días aún sin el control de la Ciudad –cosa que resaltaron especialmente– se logró contener la subida de casos. Ahora confiamos en que CABA va a cumplir y va a salir a fiscalizar. De hecho, la reunión de Frederic con Santilli fue excelente”. “Si la Ciudad controla, a la larga ganamos todos”.

 

Hay en ese concepto la idea velada de una rebelión generalizada de las autoridades de la Capital Federal que nunca existió como tal. A eso hay que añadirle la habitual ausencia de autocrítica por lo que ocurre en el Conurbano. Lo que se vive en varias de las localidades de ese territorio indómito es un fenomenal descontrol.

 

En la Provincia aseguran que no hay descontento de parte de Axel Kicillof respecto de la ausencia de medidas más contundentes y que el gobernador sabía que el anuncio no tenía el voltaje de las declaraciones de sus laderos. “Desde el gabinete de provincia de Buenos Aires salieron siempre con los tapones de punta para obligar a la Ciudad a comprometerse. Fue una estrategia conjunta”, dijeron fuentes del gobierno nacional. El propio Kicillof se encargó en la tarde del viernes de ajustar las medidas al molde de su zapato.

 

El jueves por la noche, el Presidente acudió a Ezeiza a recibir en persona las últimas dosis que arribaron de la vacuna china. Semejante acto de populismo se vio agravado por la circulación de un spot publicitario y mensajes coordinados vía Twitter, donde los funcionarios del gobierno nacional utilizaron el hashtag #10MillonesDeVacunas en la red social del pajarito. Una obscenidad que rozó la falta de respeto a los enfermos y víctimas de la pandemia.

 

Entre tanto, la Corte Suprema volvió a postergar su definición en cuanto a la disputa por las clases presenciales. En el Gobierno están convencidos de que el máximo tribunal no tomará una decisión taxativa. “No se va a expedir sobre un tema que tiene que resolver la política o, mejor dicho, creemos que se va a pronunciar en ese sentido”.

 

Con la Ciudad, una herida abierta. AF anunció, casi al final de su mensaje, que enviará al Congreso un proyecto de ley que “me faculte como presidente y que faculte a los gobernadores a tomar restricciones y medidas de cuidado. De este modo estoy ratificando mi vocación de diálogo”. Desde la oposición le respondieron que no le van a conceder facultades extraordinarias para disponer de la libertad de los argentinos o avasallar la autonomía de las provincias o la Ciudad de Buenos Aires. Al ser consultados sobre este punto, desde la Rosada fueron sumamente precisos: “No se avanzará sobre la libertad de ninguna provincia porque los gobernadores tendrán la facultad de administrar las restricciones en función de su semáforo epidemiológico”. ¿Y la Ciudad?  “Dijo gobernadores porque la Ciudad no tiene estatuto de provincia”.

 

Hay en la base de este proyecto una intención velada que, sin embargo, emerge con total claridad: neutralizar a la Justicia en general y a la Corte Suprema en particular. Y eso apunta, políticamente, directamente a Horacio Rodríguez Larreta.

 

En el Gobierno invoca, como fuente de inspiración, a la canciller alemana, Angela Merkel. Esta es una muestra más de la falta de límites del kirchnerismo. Comparar la fortaleza del sistema institucional de Alemania con el de nuestro país es una osadía. Y ni qué hablar de su situación socioeconómica. Si, además, el Presidente tuviera la intención de informarse bien, sabría que el proyecto de Merkel está siendo sometido a una andanada de presentaciones judiciales que lo cuestionan duramente.   


Mientras tanto, el ministro de Economía, Martín Guzmán, quiso echar al subsecretario de Energía, Federico Basualdo, hombre del kirchnerismo duro. La renuncia de Basualdo fue confirmada el viernes por la mañana desde la Casa Rosada, el Ministerio de Economía y la mismísima Secretaría de Energía. Desde entonces, se desató una interna feroz de final abierto. Cristina Fernández de Kirchner manda y Alberto Fernández obedece.

 

Producción periodística: Santiago Serra.