sábado, 12 de abril de 2014

Macri quiere un Subte moderno... ¿Quién miente Macri o Clarín?... De Alguna Manera...


Una formación del subte B se desacopló y pudo haber provocado una tragedia…

Estación Federico Lacroze.

Estaba ingresando a la estación Lacroze. Los vagones se desprendieron y quedó un hueco de más de cinco metros. Varios pasajeros resultaron heridos. Los delegados se quejan de la falta de mantenimiento de los trenes.

Una formación de la línea B de subtes se partió al medio este mediodía y provocó que varios de los pasajeros que viajaban resultaran heridos. El hecho ocurrió cuando el tren estaba ingresando a la estación Federico Lacroze donde, afortunadamente, circula a baja velocidad. "De milagro no fue una tragedia", advirtió el delegado Claudio Dellecarbonara a Clarín.

El incidente se define técnicamente como un desacople de los vagones. Según detalló Dellecarbonara el desprendimiento separó a dos vagones por más de cinco metros y "quedó un hueco en el medio que daba al vacío a las vías".

"La falta de mantenimiento y la falta de inversión se manifiesta en estas cosas. Todos los días tenemos accidentes. Hay que agradecer que ocurrió en ese lugar porque si pasaba en otro trayecto donde la formación va mucho más rápido estábamos hablando de una tragedia", alertó el delegado.

Según informaron, en el momento del desperfecto se vivieron escenas de pánico y los pasajeros tenían miedo de caer a las vías. Se estima que viajaban entre 200 y 300 personas que fueron evacuadas sin inconvenientes. Los heridos, con golpes leves fueron atendidos.

Por su parte, la formación fue "enganchada nuevamente de manera precaria" y trasladada hacia la estación Juan Manuel de Rosas para poder restablecer el servicio habitual de la línea.

© Publicado el Sábado 12/04/2014 por el Diario Clarín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.



La ira de los defraudados por el relato K… De Alguna Manera...


La ira de los defraudados por el relato K…

Daniel Scioli. Declaró el estado de emergencia por la inseguridad en la provincia de Buenos Aires.

Si bien muchos tardaron en entender que “el modelo” se trataba de una estafa, hace un año la mayoría ya cambió de opinión.

Luego de intentar Cristina venderles cosechadoras de cartón y baratijas confeccionadas en el polo industrial La Salada, los angoleños optaron por borrar a la Argentina de su lista de socios comerciales. Felizmente para la señora y sus partidarios, el electorado local resultó ser menos precavido.

Sin pensarlo dos veces, compró el extravagante “modelo de acumulación de matriz diversificada con inclusión social” pregonado por los buhoneros kirchneristas. Le guste o no le guste, tendrá que convivir con esta obra maestra del ingenio populista por muchos años más.

Si bien el grueso de la ciudadanía tardó en entender que se trataba de una estafa, que, como aquella cosechadora de fabricación nacional que según parece sigue pudriéndose en algún galpón africano, el famoso modelo nunca pudo funcionar, hace aproximadamente un año la mayoría cambió de opinión.

Al darse cuenta de que han sido víctimas de un fraude, millones de personas que a su modo habían confiado en las promesas de Cristina se sienten perdidas en un mundo que se les ha vuelto hostil.

Las dificultades enormes que enfrenta el país y que con toda seguridad se agravarán en los meses próximos se deben menos a lo hecho por el gobierno kirchnerista que a lo que no pudo, no quiso o no supo hacer. Desde el día en que el matrimonio patagónico se instaló en la presidencia, se destacaría por su voluntad de archivar los problemas más engorrosos, sobre todo los que podrían suponerles “costos políticos”.

Por lo tanto, los Kirchner se negarían a tomar en serio asuntos molestos como la inflación, la producción de energía, la educación, la salud, el desembarco de narcotraficantes colombianos y mexicanos y, huelga decirlo, la inseguridad.

De más está decir que las deficiencias que más angustia provocan están interconectadas: la inflación alimenta el malestar social, el deterioro educativo incide en la conducta de quienes saben que jamás lograrán abrirse camino en un mundo en que escasean las oportunidades para los analfabetos funcionales, la ferocidad despiadada de los predadores hace que otros se junten espontáneamente para librarse de ellos, de ahí la serie de linchamientos que acaban de producirse.

Las consecuencias de tanta inconsciencia gubernamental, que se haría aún más evidente luego de reemplazar Cristina a su marido en la Casa Rosada, están a la vista. La Argentina se ha convertido en una caldera hirviente que en cualquier momento podría estallar.

El miedo es contagioso. Cuando una sociedad se siente al borde de la anarquía –del “Estado ausente” de la retórica de políticos como Sergio Massa–, afloran los instintos más brutales. Aunque los kirchneristas se llenan la boca hablando de lo fundamental que debería ser el papel del Estado, para ellos y otros populistas es solo una fuente de botín.

Nunca han manifestado el menor interés en mejorar su desempeño, en hacerlo más eficaz. No sorprende pues, que el Estado –o sea, la policía y el sistema judicial–, haya resultado incapaz de impedir que, para citar a Daniel Scioli, la población sufra “el ataque salvaje de una delincuencia cruel”.

Para quienes comparten el punto de vista de los intelectuales orgánicos del kirchnerismo que atribuyen el delito a “la exclusión”, se tratará de la venganza de los hijos desheredados de la madre Cristina. Parecería que ha resultado contraproducente más de un década de “inclusión”, subsidios politizados, clientelismo y propaganda destinada a convencerlos de que seguirán “excluidos” hasta que, por fin, el país haya experimentado una fantasiosa revolución social, moral y económica.

¿Ayudará la emergencia declarada por Scioli? Puede que, combinada con el eventual efecto disuasivo de la “justicia por mano propia”, tenga un impacto positivo. Por lo menos, hará pensar que el gobernador, a diferencia de su jefa que cree que hablar de un problema equivale a provocarlo, entiende que demasiadas personas sospechan que el Gobierno nacional, lejos de querer brindarles la protección que necesitan, simpatiza con los delincuentes por motivos presuntamente ideológicos.

Exageran quienes piensan así, pero sucede que no solo en América latina sino también en muchas otras partes del mundo, demagogos de mentalidad autoritaria saben que el miedo puede ser un aliado muy valioso. Lo aprovechan dando a entender que son los únicos capaces de proteger a los vulnerables contra los presuntamente dispuestos a despojarlos de todo cuanto tienen, hasta de la vida.

Por cierto, Néstor Kirchner y su esposa no necesitaban que teóricos como el jurista nazi Carl Schmidt o el populista británico de origen argentino Ernesto Laclau les enseñaran a hacer del temor a lo ajeno su principio rector. Como tantos caudillos populistas a través de los siglos, desde comienzos de su deslumbrante carrera política, Néstor y Cristina siempre obraron conforme a la vieja consigna maquiavélica: dividir y reinar. Si es que se les ocurrió que a la larga provocar conflictos tendría consecuencias desafortunadas para el país, tal eventualidad no les preocupaba.

Para que la burguesía se sintiera amenazada, a los Kirchner les convenía que bandas de piqueteros, a veces encapuchados, regularmente provocaran trastornos en los puntos neurálgicos de la Capital Federal y otros centros urbanos; servían para disciplinar a la clase media, para advertirle que la alternativa al statu quo sería un “estallido social”, esta pesadilla tradicional de quienes temen que, en cualquier momento, podrían irrumpir desde las zonas más pobres del país hordas de saqueadores sanguinarios resueltos a destruir todo.

Desintoxicar una sociedad que desde hace más de una década está absorbiendo dosis de veneno inyectadas por un gobierno y su guardia pretoriana de militantes que se han especializado en movilizar el rencor no será del todo fácil. Ha surtido efecto la prédica de quienes atribuyen la miseria al egoísmo de un puñado de ricos, de tal manera exonerando a una elite política mayormente populista que en el transcurso de varias generaciones se las ha arreglado para depauperar el país.

La noción de que todas las muchas lacras sociales se deben a la malignidad de personas determinadas, cuando no a una fantasmagórica conspiración planetaria, se ha generalizado tanto que para quienes se sienten víctimas es difícil no reaccionar con rabia frente a una nueva frustración, la enésima, culpando al Gobierno por haberlos defraudado.

Cristina no habrá olvidado que, en 1989, el espectro de la violencia incontrolable procedente del conurbano apuró la salida de un presidente radical de “la casa de Perón” y, nuevamente en 2001, truncó la gestión de otro. Puesto que aquí los ciclos políticos suelen terminar en medio de convulsiones, es natural que se haya sentido nerviosa últimamente.

Con su marido, se dedicó a sembrar vientos; puede que pronto le toque cosechar tempestades y que las alianzas estratégicas con piqueteros, “luchadores sociales” y agrupaciones como Vatayón Militante, la Tupac Amaru de Milagro Sala y otras parecidas no basten como para contenerlas, si es que no optan por cambiar de bando so pretexto de que el Gobierno se ha vendido al “neoliberalismo” y está instrumentando un ajuste ortodoxo.

Los linchamientos recientes, en especial, el que se dio en el barrio de clase media de Palermo, han motivado un sinfín de condenas. Políticos, clérigos, intelectuales progresistas o conservadores y otros se han encargado de asegurarnos que no son salvajes y que por lo tanto, a diferencia de aquellos “vecinos” truculentos, nunca soñarían con moler a palos a un ladrón capturado en el acto o a un sujeto sospechoso, pero es poco probable que cambien mucho sus palabras conmovedoras en tal sentido. Mal que les pese a los populistas, la “justicia popular” siempre ha sido así; los más proclives a castigar con furia a los malhechores se encuentran entre el electorado kirchnerista.

Que este sea el caso plantea un problema conceptual a Cristina y los suyos. No les gusta brindar la impresión de querer “criminalizar” ni la pobreza ni las protestas de quienes se sienten abandonados a su suerte, pero al atribuir la violencia a “la exclusión” confiesan que el sacrosanto modelo dista de ser tan inclusivo como afirman.

Asimismo, descalificar la venganza como algo “prehistórico”, suena un tanto raro en boca de una mandataria cuya gestión se ha desarrollado bajo el signo de la venganza y que con cierta frecuencia ha aprovechado de los medios encadenados para recordarnos que aún quedan algunos que todavía no han recibido el castigo que merecen.

En buena lógica, los kirchneristas deberían de comprender mejor que nadie lo irresistible que puede ser el deseo de vengarse contra los acusados de ser los artífices de las penurias propias y ajenas; fue en base a la voluntad de tantos de desquitarse colectivamente por décadas de frustraciones que el Gobierno construyó el poder brevemente hegemónico que, con rapidez desconcertante, se le está escurriendo de entre las manos.

Hasta hace relativamente poco, la Presidenta lograba manejar el resentimiento autocompasivo que, después de muchos años de decadencia, afecta a amplios sectores sociales, dirigiéndolo contra enemigos locales y foráneos cuidadosamente seleccionados. Ahora, la Presidenta y sus allegados temen ser víctimas de lo que tanto ayudaron a propagar.

© Escrito por Jaime Neilson el Jueves 10/04/2014 y publicado por la Revista Noticias de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Dividir para reinar… De Alguna Manera...

Dividir para reinar…

Revoleando muñecos, Cristina Fernández. Dibujo: Pablo Temes

Cristina y el paro general. Todo lo que hizo el Gobierno para conseguir que la huelga fuera masiva. Contradicción y barbarie.

Combatió a la dictadura y al neoliberalismo menemista codo a codo con Germán Abdala. Es el primer amigo de Lula en la Argentina. Fue secretario general de la Asociación de Trabajadores del Estado durante muchos años y sin embargo vive en un departamento de 52 metros cuadrados y de dos ambientes en Lanús. Se moviliza solo en un Citroën 3CV de 2012 y su celular es un BlackBerry Curve. Su madre, Bocha, siempre le ruega que se cuide porque no tiene pelos en la lengua y va al frente para defender a los trabajadores. Se llama Víctor De Gennaro y tiene autoridad moral para opinar del paro más contundente que se haya hecho contra el kirchnerismo.

El actual diputado nacional me dijo varias cosas que ayudan a pensar:

1) Los paros nacionales siempre son contra la máxima autoridad porque es la responsable de todo lo que ocurre.

2) Hubo un consenso subterráneo que se expresó con millones de trabajadores que dijeron basta a la dificultad para llegar a fin de mes, basta de angustias.

3) Si millones de jubilados ganan $ 2.776 está todo dicho. Yo agrego: en un trimestre la maldita inflación les comió el aumento del semestre que Cristina anunció con bombos y platillos. ¿Más cifras objetivas? El 50% de los trabajadores gana menos de $ 4 mil.

4) Hugo Yasky demostró que la subordinación a un gobierno lo llevó a enfrentar a su clase. Perdió el rumbo por criticar la medida de fuerza.

5) Yo asistí a un congreso de la CUT (Central Unica de Trabajadores) de Brasil donde el propio Lula, que la había fundado pero que era el presidente de todos, les pidió a sus compañeros que defendieran a rajatabla sus intereses frente a las múltiples presiones que tiene un jefe de Estado. Y la CUT no dudó en hacerle paros al mismísimo Lula (De Gennaro dijo esto en respuesta a mi pregunta sobre el comentario de Yasky respecto de que “no se le podía parar a un gobierno que recuperó la vigencia de las paritarias libres”, sin recordar que los docentes de su gremio dejaron sin clases a millones de chicos por 17 días).

6) Nosotros tenemos una central aparte de las CGT porque no compartimos el sindicalismo que vive y piensa como los empresarios (por eso comencé esta columna con una radiografía de la manera austera en la que vive).

7) Respecto del presunto progresismo de los Kirchner dio un ejemplo demoledor: en el año 1997, las 200 empresas más grandes explicaban el 11,6% de la riqueza del país y 104 de ellas eran extranjeras. En 2012, esas mismas corporaciones reunían el 21,2% de las riquezas y 128 no eran nacionales. “Mayor extranjerización y concentración de la riqueza”, dijo, y bromeamos sobre que la fuente, la revista Mercado, no era precisamente un semanario trotskista.

Hubo ridiculeces de todo calibre desde los defensores del Gobierno. Yasky dijo que el paro fue de la Sociedad Rural, como si ese sector tuviera semejante poder de convocatoria y movilización entre la clase obrera. Los más fanáticos reunidos en una solicitada escupieron su pasado combativo y piquetero diciendo que “hay derecho a huelga pero no a extorsión ni chantaje”. Entre los firmantes estaban Milagro Sala y Luis D’Elía, que se cansaron de cortar calles, rutas y de mostrar actitudes violentas. Sólo faltó la rúbrica de Fernando Esteche, que suele acompañar estos liderazgos: el comandante de Quebracho está preso.

Cobarde como todo anónimo, el afiche que hizo el gobierno de Cristina intentó pegar a Luis Barrionuevo con Carlos Menem y Sergio Massa. Como si el riojano no hubiera votado siempre al Frente para la Victoria en el Senado. ¿Se olvidó Jorge Capitanich de que fue menemista? ¿Y Cristina no recuerda a Néstor, su marido, en la inauguración del aeropuerto de El Calafate cuando colocó a Menem a la altura histórica de Perón? ¿O no son ellos los que están en el video que puede verse en YouTube? ¿Eran Fátima Florez y Martín Bilyk con Nito Artaza?

Por eso Hugo Moyano, con picardía de barrio, se hizo un picnic con los voceros K. Le dijo Quico a Coqui (peor fue Barrionuevo, que lo chicaneó asegurando que llegó como King Kong y terminó como la Mona Chita) y después de sacarse fotos con sus nietos, como un buen abuelo, recordó que él luchó contra el menemismo y la dictadura mientras los del Gobierno estaban debajo de la cama.

“La única revolución que hicieron fue la recaudadora”, dijo el jefe cegetista, que le pasó por encima con un camión simbólico a Axel Kicillof: “Vino con chapa de izquierda y fue a rendirse al FMI. ¿Cuál es la derecha?”.

Cristina, Tomada y Carta Abierta quedaron en la foto con Armando Cavalieri y Gerardo Martínez, dos jerarcas sindicales millonarios, capitanes del modelo noventista y vinculados con la dictadura, uno como espía del Batallón 601 de Inteligencia y el propio ministro que vio reaparecer algo que había ocultado prolijamente en su currículum: fue enviado por la dictadura a la OIT.

Cada vez se nota con mayor nitidez que Jorge Fernández Díaz tenía razón cuando escribió que nunca el peronismo les habló sólo a las minorías, como hace esta versión kirchnerista del justicialismo. Tal vez la indiscreción de Cristina en La Plata explique algo más en eso de “divide y reinarás”. Dijo que cuando era chica soñaba con ser princesa o reina. 

A confesión de partes, relevo de pruebas.

© Escrito por Alfredo Leuco el Viernes 11/04/2014 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


viernes, 11 de abril de 2014

Alfredo Alcón, Q.E.P.D. De Alguna Manera…

Alfredo Alcón...
Alfredo Alcón con Leopoldo Torre Nilson en la filmación de la película El Santo de la Espada..
El prestigioso actor Alfredo Alcón murió hoy a los 84 años en su casa tras sufrir una complicación respiratoria, luego de haber permanecido internado desde diciembre hasta febrero en una clínica por una infección intestinal que había demandado una operación, informó su amigo personal Jorge Vitti.
Nacido como Alfredo Félix Alcón Riesco en el barrio porteño de Liniers el 3 de marzo de 1930, el artista pasó con éxito por el teatro, el cine y la televisión.
Como actor de teatro, representó personajes de William Shakespeare, Federico García Lorca, Arthur Miller, Tennessee Williams, Henrik Ibsen, Eugene O’Neill y Samuel Beckett, entre muchos otros.
Alcón había sido intervenido quirúrgicamente en diciembre en el Sanatorio La Trinidad Palermo.
Desde “El amor nunca muere”, de 1955, protagonizó más de cuarenta largometrajes, en los que compartió rodaje con Mirtha Legrand en “La pícara soñadora”, entre otras estrellas.
Con el reconocido director Leopoldo Torre Nilsson, hizo algunos de sus papeles cinematográficos más memorables, como el protagónico de “El santo de la espada”(1970), película basada en la novela de Ricardo Rojas sobre la vida del Libertador José de San Martín.
También con Nilsson, filmó los notables “Martín Fierro” (1968), sobre el poema gauchesco de José Hernández; “La maffia” (1972), “Los siete locos” (1973) -Oso de Plata en el Festival Internacional de Cine de Berlín- y “Boquitas pintadas” (1974) -Concha de Plata y Premio Especial del Jurado en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián-, basadas las dos últimas en las novelas homónimas de Roberto Arlt y Manuel Puig, respectivamente.
Encarnó también uno de los personajes del filme más taquillero de la historia del cine argentino, “Nazareno Cruz y el lobo” (1975), de Leonardo Favio, con un récord de 3,4 millones de espectadores. Alcón obtuvo, entre muchos otros galardones, el Premio al mejor actor en el Festival Internacional de Cine de Cartagena por “Los siete locos”, y el Premio Cóndor de Plata al mejor actor por sus sendos protagónicos en “Los inocentes” y “Martín Fierro”.
Además, en 2005, la Asociación de Cronistas Cinematográficos de la Argentina le otorgó el Premio Cóndor de Plata a la trayectoria.

Biografíahttp://es.wikipedia.org/wiki/Alfredo_Alc%C3%B3n
© Fuente: DYN. Publicado el Viernes 11/04/2014 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

jueves, 10 de abril de 2014

La madre que nos parió... De Alguna Manera...


La madre que nos parió…


Desperté en medio de la noche, sudado y casi a los gritos. Soñé con ella, vestida de negro, con su máscara Lancôme de 3 centímetros de profundidad, que se me acercaba y me decía “Lucca, I´m your mother”. Fue horrible.

Sé que usted me había pedido que, cuando tuviera situaciones difíciles de manejar, la llame sin importar el horario. Tendría que haberme advertido que no lo haga si son las 4,30 de la mañana, pero quédese tranquila, que esta madrugada tuvo la oportunidad de decírmelo con tanto énfasis que me quedó claro.

Le cuento. Todo comenzó cuando fui invitado a la inauguración de la ampliación de las obras en aeroparque. Emocionado, llegué y me encontré con Moria Casán, que desde la causita penal en Paraguay, pasó de bancar a los milicos a ser más kirchnerista que stencil del Nestornauta. Entre el público divisé a dos docentes bonaerenses. Fue fácil identificarlos: estaban junto a Anamá Ferreyra guardándose en las carteras la mayor cantidad de sanguches de miga que podían.

Finalmente, Cris llegó rengueando, acompañada de Rafael Bielsa -avisen a Missing Children que apareció-, Floppy Randazzo, Julio De Vido, el genio del déficit Mariano Recalde, el hobbit Kicillof y Eduardo Eurnekián.

La Presi contó que el Aeroparque Jorge Newbery es muy importante para el país porque ella lo usa mucho desde 1995, que fue privatizado en 1997 -esa parece que no les molesta- y que desde la recuperación económica, creció de la mano de Aerolíneas Argentinas.

Mientras una de las maestras me preguntaba si me iba a comer o no el folleto que me entregaron en la entrada, Cristina le contaba a Eurnekián que él pudo ganar mucha plata gracias a toda la que le pagó Aerolíneas Argentinas por el aumento de las frecuencias de vuelo, no sólo en Aeroparque, sino en todas las demás terminales aeroportuarias que administra el empresario. O sea, todas las del país.


Qué se yo, me resultó raro. Porque lo curioso del asunto, es que Eurnekián concentra el mayor de los monopolios que tiene la Argentina: administra la totalidad de los aeropuertos del Sistema Nacional y su empresita está reconocida como la red de aeropuertos más grande del mundo. Y todo gracias a una concesión hecha durante el segundo mandato de Carlos Menem de un modo un tanto raro, a tal punto que a Jorge Rodríguez -por entonces jefe de Gabinete- lo procesaron por favorecer a Eurnekián. No sé bien con qué, pero doy por sentado que no fue a cambio de caramelos Media Hora.

Y así fue como la Presi enumeró casi todos los aspectos en los que creció Aerolíneas. Y digo casi, porque se le pasó el punto en el que más creció: el déficit.

Luego, contó que “cuando uno llega a Ezeiza o a Aeroparque, se da cuenta que no está en un país de cabotaje, está en un país de nivel internacional”, y que “uno se da cuenta como es el país por dos cosas: la modernidad de las instalaciones y el sistema de autopistas”. Y la modernidad argentina se puede notar por los kilómetros de villas miserias que ofician de bienvenida a lo largo de la Ricchieri. 

Eso sí que es internacional: salir de un aeropuerto y jugar a adivinar si se está en Argentina o en Kenia.

Con la cosmovisión que le permite su vida de multimillonaria terrateniente, la Presi tiró que “las clases medias bajas se pueden permitir viajar en avión”. Intenté analizar el dato, pero justo me interrumpió otra vez la maestra para preguntarme si no me sobraba un sobrecito de mayonesa.

Mal momento el mío, porque justo Cristina empezó a hablar de los alfajores que repartían en los vuelos de Aerolíneas. “Se quejan, pero en los vuelos de cabotaje hoy no te dan nada y, si querés algo, tenés que pagar en efectivo”. Sí, me llamó la atención, dado que en un vuelo de tres horas a Ushuaia, los de LAN me dieron gaseosas, alfajores y tostadas con mermelada y cuando viaje por TAM hace cinco meses, en menos de dos horas y media me enchufaron una bandeja de almuerzo con entrada, plato principal y postre. Le quise comentar a la maestra que me acompañaba pero me dijo, con los ojos cerrados, que no la interrumpiera, que estaba comiendo alfajores por telepatía.

Y mientras la maestra babeaba, la que viaja en el Tango 01 le contaba a los que se mueven por Emirate Airways lo lindo que se viaja por Aerolíneas Argentinas. Y todos aplaudían.

Eso no es todo. Como me quedé con ganas de más, ayer me di una vuelta por Olivos. La primera impresión que me llevé fue que la militancia predica el ajuste con el ejemplo: antes llenaban la Plaza de Mayo, después se juntaban a tomar mate en Parque Lezama, luego pasaron a copar el living de la Rosada, y ahora se conforman con el rincón trasero izquierdo del jardín de invierno de la Quinta de Olivos.

Mientras pensaba si era realmente una buena idea hacer una cadena nacional justo en el horario de Avenida Brasil, entre el público, hallé de infiltrados a tres jubilados echándole mermelada a un pedazo de durlock que sobró de la última reforma. Me dijeron que me quede tranquilo, que todos pensarán que Virginia Lago se extendió demasiado en la presentación.

La idea era hablar de los parques industriales y los fondos destinados a los mismos, aunque muchos sean terrenos baldíos alambrados. Tema de estudio de los años kirchneristas debería ser el caso de Lomas de Zamora; un predio destinado a Parque Industrial que desde 2008 es una villa que va de Camino Negro a Camino de Cintura.


Obsesionada con los alfajores, por segundo día consecutivo la Presi mencionó a ese obscuro objeto de deseo. Se quejó porque el dueño de Fantoche le llevó un mini alfajor y no uno triple, mientras personal de seguridad forcejeaba con los tres jubilados que quisieron abalanzarse sobre el único objeto sólido y legalmente comestible que se hallaba en el lugar.

Ensañada con hablar de cosas que nadie entiende, anunció una nueva línea de créditos para PyMes a siete años, con una tasa anual del 14%, a la cual calificó de negativa, dando por sentado que ni en este año, ni en los próximos tres siglos, hará algo para que la inflación baje.

Luego de que la seguridad notara que uno de los jubilados llamaba a Simón mientras otro prendía un fueguito, los dejaron entrar de vuelta, justo cuando Cristina contaba que en 2003, desde el helicóptero, se veía que en Puerto Madero había sólo uno o dos edificios y que hoy no entra ni uno más. Ahí le falló la visión estratégica, porque desde el helicóptero también puede ver que en la Villa 31 no entra un ladrillo más, y sin embargo, siguen en permanente expansión hacia arriba, en una clara competencia por lograr el rascacielos más representativo de Argentina.

Tal como quien mira por la ventana del bar el desfile de pibes vendiendo estampitas, Cristina toco de costado el tema de la quita de subsidios y nos contó que todos los mortales pasaremos a pagar mucho más de tarifas, menos aquellas empresas a las que les está regalando la guita -según sus propias palabras- para que produzcan alfajores y tornillos. Por si no quedó claro, remarcó que a las industrias no les tocarán un sólo pesito de los subsidios al gas, y todo para que cuando la temperatura baje de los 15 grados, haya que cerrar las fábricas para que la gente pueda prender la estufa.


Como si no estuviéramos al tanto del funcionamiento de El Modelo, la Presi contó que el esfuerzo no lo hace ella, sino los argentinos que pagamos el 21% de IVA. Al borde de las lágrimas dijo que “por ahí muchos no llegan al mínimo no imponible de ganancias”, y lo hizo al día siguiente de que el Indec anunciara que el 75% de los asalariados cobra menos de $6.500 pesos, que el 10% de la población no llega a 9 mil, y que otro 10% hace lo que puede con 1.200 pesos. Le pregunté a unos de los jubilados qué le parecía la apreciación de la mandataria, pero tenía la boca ocupada masticando uno de los potus del salón.

Y ahí pasó lo que nunca me esperé. Ni once años de kirchnerismo ni seis años de discursos de Cristina me prepararon para ese momento. “Yo me siento la madre del país, la madre de todos los Argentinos”, dijo Cristina, dejándome al borde de un accidente cerebro vascular.

No sé cómo tomarlo ¿Me entiende? Me llené de confusiones. Ahora, cada vez que un comentarista me dice hijo de puta siento que no me está faltando el respeto a mí. Es como un golpe al ego. Aparte, cuando me mandan a la de mi madre, no sé si ir Balvanera, a la Rosada, a Olivos o a Calafate.

Si bien ahora entiendo que el patrimonio de Cristina se puede justificar en los 40 millones de regalos que recibe cada tercer domingo de octubre, también me preocupa el tema de la sucesión. No, no estoy pensando en la muerte de nadie, pero uno tiene que ser precavido. ¿Se imagina el quilombo que será una división de bienes entre 40 millones de hermanos?

Después la Presi siguió con lo suyo y recordó que el país era un infierno cuando Néstor asumió en 2003 y que Scioli puede dar fe de ello porque lo acompañó como Vice. Scioli, justo Scioli, que venía de ser el secretario de Turismo del gobierno anterior. ¿Entiende lo difícil que se me hizo digerir el resto del discurso?

Mientras miraba, aturdido, como los tres jubilados se peleaban por el último tallo de lo que alguna vez fue una planta, Cristina contaba que su madre, como jubilada, pudo comprarse dos acondicionadores de aire para soportar el calor de La Plata. Decir que los tres viejos estaban en otra, porque creo que pasaban a mejor vida, que en el caso de ellos, sería literalmente una mejoría.

Si partimos de la base de que la propia madre de la Presidenta le tuvo que hacer juicio al Anses -y lo ganó- creo que no dio el mejor de los ejemplos. O en una de esas, en La Plata la jubilación alcanza para comprar dos acondicionadores de aire, comer todos los días y contar con un helicóptero para tomarse el palo cuando el agua empieza a subir.

Fueron muchas cosas para un mismo día. Hasta ayer, ayudaba a mi vieja a llegar a fin de mes y ahora me encuentro con que mi mamá no es mi mamá, que mi verdadera mamá es terrateniente, hotelera y multimillonaria estatal, y que mi abuela es hincha de Gimnasia ¿Cómo no me voy a despertar de esa manera?

Usted seguro tiene algo para aconsej…si, ya sé que terminó la sesión, pero no me puedo ir así. Miré si esta noche sueño con…¿300 pesos? ¿Qué pasó? Sí, entiendo lo de las tarifas, pero Capitanich acaba de decir que eso no repercute en la infl…sisi, la semana que viene a la misma hora. ¿Me baja a abrir? Bueno, me fijo si está el portero…


Viernes. No cualquiera tiene el lujo de contar con una madre arquitecta egipcia, papisa y exitosa abogada.


© Publicado el Viernes 28/03/2014 por relatodelpresente  de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Todo el contenido publicado es de exclusiva propiedad de la persona que firma, así como las responsabilidades derivadas.