La mafia de la Aduana: "No se metan con mis
coimeritos de Aeroparque y Ezeiza"...
El libro del periodista Enrique Vázquez, editado por Planeta
Así, “coimeritos”, llama una representante legal de la Aduana a los agentes
que se desempeñan en el Aeroparque Jorge Newbery y en el aeropuerto Ministro
Pistarini de Ezeiza. Esos destinos son un “premio” para que “hagan caja” los
que están por jubilarse. Además, habla de Stiuso, Echegaray y los chinos. Nuevo
adelanto de “Aduana, corrupción y contrabando”, el libro de Enrique Vázquez
editado por Planeta.
© Escrito por Enrique Vázquez el lunes 30/07/2018 y publicado por el Periódico Digital Infobae de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.
Alberto Lotuf entrevista al periodista de investigación y escritor que
presenta su libro "Aduana: corrupción y contrabando".
La abogada
Después de dos semanas de evasivas y hacerse
repetir hasta el cansancio que su nombre permanecería oculto, la Abogada aceptó
hablar. Me citó en un ruidoso barcito de Pueyrredón y Beruti, frente al
Hospital Alemán. Desconfiada, pulcra, teñida de rubio y a punto de jubilarse,
la Abogada defiende a "sus" aduaneros -aunque a veces los llame
cariñosamente "mis coimeritos"– y tiene
una fijación preocupante con "los chinos".
-¿Por qué no te metés con los chinos, en vez
de meterte con la Aduana? – me torea.
Asocio indebidamente la frase con
importadores de nacionalidad china y creo que hasta se me cruza una imagen de
la saga "Duro de matar". Menos mal que después ella misma aclara
las cosas.
Le pido que trace un esquema
de la organización interna de la Aduana: de la Dirección
General dependen directamente 4 subdirecciones: la Legal y Técnica (donde
trabaja ella), la de Control u Operativa (es la que se vincula directamente con
los bienes comercializados), la Metropolitana (que comprende el puerto, Aeroparque
y Ezeiza) y la del Interior, que coordina las 38 aduanas
radicadas fuera de la Capital. La subdirección de Control tiene incumbencia
compartida en el puerto, los depósitos fiscales de Ezeiza y
las zonas francas de Campana y La Plata.
Las aduanas más
importantes del interior son las de Ushuaia, Bahía Blanca, Puerto Madryn y las
ubicadas sobre las hidrovías o ríos de navegación internacional, como la de
Rosario, la de San Martín y la de Corrientes.
Le pregunto qué hace ella, o qué funciones
tiene la subdirección en la que trabaja.
-Nos abocamos a la percepción e
interpretación de las normas que emanan del Congreso o de la propia AFIP.
-Ajá.
-Bueno, tenemos a nuestro cargo las
cuestiones contenciosas, las causas penales, los contratos con marítimas, las
negociaciones colectivas de trabajo, todo lo que tiene que ver con lo jurídico.
-¿Alguna
vez ha denunciado a empleados aduaneros?
-Mil.
-Sin embargo me
dijeron que dentro de la Aduana rige la protección mutua: hoy por ti, mañana
por mí.
-Puede ser que eso ocurra en determinados
niveles operativos, de un modo horizontal y por una cuestión de camaradería mal
entendida, pero nosotros en Legales hacemos permanentemente denuncias. Y contra
los capos, ¿eh?
-O sea que los de
abajo, los que están en contacto con el viajero común, están a salvo.
-No
te metás con mis coimeritos.
-¿Es
cierto que el personal del escalafón más bajo que atiende al público en la
entrega de encomiendas o equipaje no acompañado se niega a recibir ascensos o
promociones?
-Eso es una leyenda negra de la
Aduana, aunque como en todos lados hay gente a la que le gusta
más estar en contacto con el público y otra gente prefiere trabajar tranquila
en una oficina sin tener que pelearse con nadie. Eso pasa también en los
Bancos, por ejemplo. Es cierto que al estar en contacto con miles de personas
que salen o llegan por día es más fácil tentarse o dejarse tentar, pero la
guita grossa está en los contenedores, no en los vuelos de pasajeros.
El contacto que vale es el
de los despachantes, no el del turista. Aunque es
costumbre ya instalada en la Aduana que cuando el personal de Control se está
por jubilar, lo mandan el último año a Ezeiza o Aeroparque para que haga la
diferencia.
-Una especie de
plan de ahorro.
-Más o menos. Pero te insisto en que la
guita grande pasa por el puerto y los depósitos fiscales.
-Escuché hablar de
distintas categorías del personal de control. ¿Me puede explicar qué significa
cada una?
-Sí, por supuesto.
-Guarda.
-El guarda pesa, cuenta y mide.
-Verificador.
-El verificador es un profesional o un
técnico especialista en determinado rubro, que tiene a su cargo constatar la
calidad y determinar el verdadero valor de un producto. Tiene que ser un
experto porque a veces lo que se comercia son sustancias medicinales o tóxicas,
de difícil traslado y manipulación.
-Inspector.
-Esos son los policías aduaneros.
-¿Los policías no
son los de Seguridad Aeroportuaria?
-Esos son otros, que se encargan de la
seguridad, precisamente, de los pasajeros y las instalaciones. Los nuestros
sólo operan en el área de la Aduana y para cuestiones específicas que tienen
que ver con el comercio internacional o la entrada y salida de mercaderías.
Abrevalijas
en Ezeiza
Desde los tiempos de La República de Platón, el dilema sin resolver de una
sociedad perfecta es quién vigila a los vigiladores, quién custodia a
los custodios. Con los policías aduaneros se reproduce el drama de los
policías comunes, llámense metropolitanos, bonaerenses o riojanos: qué
pasa cuando los responsables de prevenir y reprimir el delito se convierten en
sus instigadores y principales protagonistas.
Quise saber si en
el departamento Legal tienen estadísticas de eficacia en la prevención o
intercepción de contrabando.
-No hay
estadísticas, hay cálculos a ojímetro. De vez en cuando desde la Dirección
General bajan informes con supuestos éxitos aduaneros, pero son más para
estimular a los agentes que otra cosa. Yo calculo que frenamos el 1 o
el 2 por ciento del contrabando y lo demás pasa.
-¿Mantenemos toda la estructura de la Aduana para pescar apenas el 1 o
el 2 por ciento de lo que se contrabandea?
-Y sí, fijate que
casi todos los casos conocidos de contrabando son resultado de la reiteración.
Desde la mafia de los contenedores hasta Simonetta Orsini.
-¿Quién?
-La de la joyería,
la socia de la mujer de Gerardo Ferreyra, de Electroingeniería. Acordate que
allanamos el local de ella y otras 10 joyerías.
-No estaba al tanto. ¿Y, qué pasó con Simonetta?
-Cayó porque repitió
20 veces la misma maniobra. Como los otros. En todos los casos los descubrimos
por repetición, cuando ya han entrado 10 contenedores. Por eso calculo que
somos efectivos en un muy reducido porcentaje.
Abrevalijas
en la pista del Aeroparque Newbery
Antes de preguntarle si quería tomar algo más
y despedirnos, le dí con el gusto y le pregunté por los chinos.
-Son los peores
-respondió encantada; evidentemente había estado a la espera de la ocasión. Con
esos no se jode. Mirá, a un pesado como Santanna le cruzaron la camioneta un
par de veces. Y eso que Santanna era el hombre de Stiuso en la Aduana.
-¿De Stiuso o de Echegaray?
-De Stiuso, el que
lo manda a la Aduana es Stiuso, ahí se hace amigo de Echegaray y se mandan
todas las atorrantadas que se les conocen. Pero los chinos ni se fijaron en
todo eso: primero lo apretaron a él, y cuando estuvo detenido la apretaron a la
mujer. Eso es mafia y no macanas.
-¿Son supermercadistas? ¿Comerciantes del Barrio Chino de Belgrano?
Ahí la Abogada me
miró como a un ser inferior. Su explicación no fue muy coherente, tampoco:
-Los chinos no son
chinos. Nosotros les decimos chinos porque
trabajan con chinos: con mercadería que viene de Hong Kong.
Interiormente pedí
perdón por mis fantasías previas al pueblo chino y lamenté que Eduardo Sacheri
se perdiera tanto material para alguna de sus novelas.
-¿Y qué querían los chinos que no son chinos?
-Que les
bajaran un poco las coimas y les habilitaran depósitos fiscales. La
llave para el contrabando grande es tener un depósito fiscal.